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VERTICAL Y
HORIZONTAL EN
EL ÁMBITO
EMPRESARIAL
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ÍNDICE
TEMA 1 - APROXIMACIÓN CONCEPTUAL Y DE
SITUACIÓN
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TEMA 1 - APROXIMACIÓN CONCEPTUAL Y DE SITUACIÓN
La segregación laboral por género es uno de los rasgos más persistentes en los
mercados de trabajo de los países desarrollados. Aunque esta situación disminuyó en
la década de los 80, la tendencia se detiene en los 90, persistiendo actualmente
elevados niveles de segregación laboral entre hombres y mujeres. España ha tenido,
junto a los países del arco mediterráneo, uno de los mayores niveles de segregación,
incrementándose la segregación laboral en la década de los 90 (Cáceres et al. 2004;
Cebrián et al. 2008).
Según la Ley Orgánica 3/2007 de igualdad efectiva de mujeres y hombres, existen dos
tipos de discriminación:
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• Discriminación directa: “Se considera discriminación directa por razón de sexo
la situación en que se encuentra una persona que sea, haya sido o pudiera ser
tratada, en atención a su sexo de manera menos favorable que otra en
situación comparable”. Ejemplos de discriminación directa sería todo trato
desfavorable a las mujeres relacionado con el embarazo y la maternidad, así
como diferencias salariales entre mujeres y hombres cuando realizan un
trabajo equivalente o de igual valor, tal y como queda recogido en el Tratado de
Ámsterdam, de 2 de octubre de 1997.
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que las mujeres son mayoritariamente las que piden reducción de jornada o
excedencias para el cuidado de hijas e hijos.
La segregación laboral
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La segregación horizontal
El caso español, el estudio de Cebrián y Moreno (2008) pone de manifiesto que más
de la mitad de las mujeres ocupadas en España se concentran en cinco ramas del
sector servicios. Respecto a las ocupaciones, casi alrededor de la mitad se concentran
en seis ocupaciones de baja cualificación. En el informe se indica que el fuerte
aumento del empleo femenino ha ido acompañado de un incremento de la
segregación ocupacional, lo que implica la permanencia de estereotipos y de la
consideración de las ocupaciones como “femeninas” o “masculinas”.
La segregación vertical
Morrison (1987;13) planteó la primera definición del techo de cristal como una barrera
que es “tan sutil que se torna transparente, pero que resulta un fuerte impedimento
para que las mujeres puedan moverse dentro de las jerarquías corporativas”. Los
puestos más relevantes deberían estar a su alcance en base a sus conocimientos, a
su esfuerzo y a sus capacidades y habilidades, pero en la realidad se mantenían muy
lejos, realmente inalcanzables para la gran mayoría de las mujeres en puestos de
dirección. Afecta a todo tipo de trabajos ya que “…sea cual sea el sector laboral
analizado, incluidos los más feminizados, la proporción de mujeres disminuye a
medida que se asciende en la jerarquía piramidal, de modo que su presencia
ocupando posiciones de poder y asumiendo responsabilidades laborales es mínima”.
(Sarrió et al., 2002, 56). Pese al aumento exponencial de los niveles de estudios de las
mujeres, la segregación vertical no se modifica (Rubio, 2008).
Uno de los aspectos más novedosos de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para
la Igualdad efectiva de Hombres y Mujeres es, sin duda, el propósito de incidir en el
terreno de la responsabilidad social de las empresas (RSE) desde la perspectiva de
género. El Título VII contempla “el fomento de la presencia equilibrada de mujeres y
hombres en los consejos de administración de las sociedades mercantiles».
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Como se ha podido observar, con independencia de lo que indique Ley Orgánica
3/2007, las mujeres siguen estando presentes en un porcentaje muy inferior al de los
hombres en los consejos de administración.
Contexto europeo
- Existencia de estereotipos.
- Falta de experiencia.
Contexto español
- El “techo de cemento”.
Para Chinchilla et al. (2.005), el “techo de cemento”5 se puede visibilizar desde una
doble vertiente: el rechazo de algunas mujeres a la promoción a puestos directivos
más rígidos y exigentes, en previsión de las dificultades que puedan encontrar para
conciliar su vida personal y laboral; y, por otro lado, una segunda vertiente, que indica
el prematuro abandono de las mujeres de los cargos directivos, la presión que se
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ejerce sobre las mujeres en este tipo de puestos es mucho mayor que la ejercida
sobre sus compañeros varones.
En cuanto a los salarios por actividad económica, la actividad con el mayor salario
medio fue el Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado, con
48.578,65 euros al año. Analizando las diferencias salariales para cada actividad
económica, las mujeres tuvieron un salario inferior al de los varones en todas ellas.
Comparando España con la Unión Europea, cuyos datos pormenorizados solo ofrece
para 2007. Ese año, la diferencia entre los ingresos brutos medios por hora de los
hombres y las mujeres ocupados (gender pay gap) era del 18,1% en la UE-15 y de
17,4% si se tenía en cuenta la media de los 27 Estados. Para 2008 recoge un dato
provisional de Eurostat: 18% de brecha.
La oferta de empleo con bajos salarios es, para muchos autores, una de las
principales causas de la segregación por género (Fuller, 2005; Kmec, 2005). Las
empresas conocen el rechazo, en situaciones económicas normales, que existe entre
los hombres a aceptar ocupaciones con bajos salarios, mientras que las mujeres están
más dispuestas a aceptarlos, al considerarlos una ayuda familiar o un salario suficiente
para el auto mantenimiento de la mujer, nunca un salario suficiente para mantener a
una familia.
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Actualmente son cada vez hay más organizaciones empresariales que tienen
conciencia social, cuyos objetivos no son solo maximizar beneficios y cuya RSC
interna tiene en cuenta una gestión de los Recursos Humanos más equitativa también
en materia de género. La Ley para la igualdad efectiva entre Hombres y Mujeres, es
un punto favorable para que estas organizaciones se responsabilicen de la equidad de
género si cuentan con las facilidades y las flexibilidades apuntadas en la misma
normativa y el apoyo directo de la administración.
Ahora bien, para que estas ventajas teóricas se conviertan en una realidad, es
imprescindible, en primer lugar, que haya un compromiso explícito de la empresa con
la igualdad, incluyéndola en sus valores, y, en segundo lugar, que haya una
coherencia entre los valores y la práctica de las empresas. Es decir, es necesario que
la igualdad entre géneros penetre en la actividad de la empresa.
En España la segregación tanto ocupacional como sectorial es más intensa para las
mujeres que para los hombres y superior entre las personas con mayor nivel
educativo, lo que sugiere que la mejora del nivel de estudios de las mujeres no
necesariamente conduce a una menor segregación ocupacional y a una menor brecha
salarial.
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la norma comunitaria, sean “sistemáticas y planificadas”; que sean evaluables y
evaluadas cada cierto tiempo y que cuenten con recursos suficientes para llevarlas a
la práctica
• Ajustar los salarios de forma que los trabajos del mismo valor estén
compensados para trabajadores y trabajadoras.
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TEMA 2 – BRECHA DE GÉNERO EN COMPETENCIAS
COGNITIVAS
Durante los últimos veinte años la práctica totalidad de las economías avanzadas ha
sido testigo de un proceso de crecimiento en los niveles de igualdad de género en
diferentes ámbitos del mercado laboral. Esta convergencia es particularmente visible
en la mayoría de los países desarrollados en la participación laboral, en las tasas de
empleo, en el número de horas trabajadas e incluso en los salarios.
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los Adultos (PIACC), que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) ha llevado a cabo recientemente.
Esta mejora puede venir de la mano de la disponibilidad de nuevos datos que nos
permitan disponer de medidas más directas sobre la dotación de capital humano de
hombres y mujeres.
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Una ventaja importante de la base de datos PIACC es que ofrece medidas de las
habilidades cognitivas para la población adulta. En este trabajo explotamos estos
indicadores con el objeto de avanzar en el conocimiento de los determinantes de la
brecha laboral de género en el mercado de trabajo en las sociedades avanzadas.
Existen numerosas evidencias empíricas que muestran que las habilidades cognitivas
se asocian positivamente con el éxito de los individuos en el mercado de trabajo, la
participación en la sociedad, y el crecimiento económico (Oreopoulos; y Salvanes,
2011) (Riddell; y Song, 2011) (Hanushek; y Woessmann, 2014) (Hanushek et al.,
2015a) (Hampf, Wiederhold y Woess-mann, 2017).
Sin embargo, la evidencia empírica es casi nula cuando el objetivo es entender cómo
estas habilidades afectan a las diferencias laborales de género. Hasta ahora, solo
Hanushek et al. (2015) y Fortin (2008) han tratado someramente esta relación, aunque
el objetivo último de ambos estudios no es la medición de las brechas de género en
habilidades cognitivas para explicar las diferencias de género en el desempeño del
mercado laboral, sino entender el peso de estas habilidades en la determinación del
salario individual. En ambos trabajos se concluye que estas habilidades cognitivas son
importantes en la determinación de salarios, incluso cuando se controla por
características de los individuos tales como nivel educativo y experiencia laboral.
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educación, la salud y las ciencias sociales mientras que los estudios técnicos son
campos principalmente masculinos. Por tanto, es posible que la persistencia en las
brechas de género en el mercado de trabajo esté relacionada con las brechas de
género en habilidades cognitivas. Es por tanto necesario documentar empíricamente la
existencia y magnitud de las brechas de género en habilidades cognitivas no solo en la
población joven si no también en la población adulta.
Como resumen principal de los resultados encontrados, señalamos que las diferencias
de género en competencias lectoras son insignificantes a la entrada en el mercado
laboral, así como posteriormente. Sin embargo, los hombres muestran habilidades
numéricas superiores a las mujeres en promedio –en torno a un 4% superiores
(alrededor de 7-8 puntos de diferencia en una escala de 500 puntos), brecha que se
incrementa sustancial- mente desde la entrada en el mercado de trabajo (24-29) hasta
el intervalo (30-40)– desde el 2,3% al 4,3%. Además, estas divergencias afectan
sustancialmente a las diferencias de género observadas en la participación en el
mercado laboral.
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cruciales para entender la brecha salarial de género observada. En promedio, las
diferencias en las habilidades numéricas son responsables del 40% de la brecha
salarial observada. Además, este tipo de impacto aumenta con la edad, principalmente
desde el momento de entra- da en el mercado laboral hasta el siguiente intervalo de
edad (30-39).
En este tema podemos concluir que tratamos de estudiar en qué medida contribuyen a
explicar las brechas de género en el desempeño del mercado laboral, en general, y en
la participación laboral y en los salarios por hora en particular. En particular, se
documenta la existencia de diferencias de género en habilidades cognitivas para
posteriormente entender cómo estas diferencias afectan en el desempeño laboral de
hombres y mujeres. Este análisis se realiza para diferentes grupos de edad para
entender cómo esas posibles diferencias afectan en diferentes etapas del ciclo vital y
laboral.
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Estos resultados tienen una enorme trascendencia desde el punto de vista de las
políticas públicas. Sugieren que para erradicar las brechas de género en el mercado
laboral es preciso atacar las diferencias de género en competencias analíticas. El
menor desempeño de las mujeres en estas competencias provoca una autoselección
de estas trabajadoras en áreas de estudio y empleos en sectores con menor potencial
de crecimiento. Todo ello se traduce en una menor participación laboral de las
mujeres, así como un menor salario/hora.
Estas diferencias se originan mucho antes de la entrada al mercado laboral, pues los
test de PISA ya detectan estas brechas en competencias matemáticas a la edad de los
15 años (Joensen; y Nielsen, 2014) (Arora y Pawlowski, 2017). Nuestros resultados
apuntan en la misma dirección puesto que la brecha de género en habilidades
numéricas está presente en los jóvenes menores de 30 años y tienen un papel
importante en la explicación de las brechas de género en el mercado de trabajo.
Es importante conocer hasta qué punto los estereotipos sociales, el sistema educativo
o incluso un posible comportamiento diferenciado de los padres/ madres frente a los
hijos/hijas conlleva estas diferencias de género en competencias matemáticas. Tratar
de erradicarlas es urgente, pues el futuro del mercado laboral pasa por la adquisición
de competencias analíticas para entender y explotar adecuadamente la enorme
cantidad de información que el avance tecnológico está generando. Si las mujeres se
quedan atrás en la adquisición de estas competencias, la brecha de género en el
mercado laboral no hará sino crecer.
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TEMA 3 – SEGREGACIÓN LABORAL EN ESPAÑA
A pesar de ello, la segregación laboral por género se constituye en uno de los rasgos
más persistentes de los mercados de trabajo de los países desarrollados. Aunque esta
situación se redujo durante la década de los 80, la tendencia se detiene en los 90,
persistiendo actualmente elevados niveles de segregación laboral entre hombres y
mujeres (Anker, 1998; Rubery y Fagan, 1993; Rubery, Smtih y Fagan, 1999). En
España la situación es todavía más grave, debido no sólo a sus mayores niveles de
segregación, sino también a que se han producido aumentos de la segregación laboral
por género también en los años 90 (Castaño et al, 1999; Cáceres et al, 2004; Maté et
al, 2002; Cebrián y Moreno, 2008).
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De acuerdo con la teoría económica, varios son los argumentos que intentan explicar
la existencia de segregación laboral en contra de la mujer. La teoría del capital
humano relaciona la segregación con la menor inversión de la mujer en la adquisición
de capital humano. En el contexto de la división del trabajo que se produce en la
familia, la mujer sería más productiva que los hombres en la realización de
determinadas tareas familiares, por lo que se especializaría relativamente en su
desempeño. La mujer anticipa una menor y más intermitente relación con el mercado
de trabajo, por lo que los rendimientos de su inversión son menores, lo que finalmente
conduce a una inversión óptima menor que en el caso de los hombres (Becker, 1965;
Mincer y Polachek, 1974). De esta forma, la segregación no sería sino una solución de
equilibrio, consecuencia de las decisiones familiares de distribución del tiempo.
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medida en que se produce en un contexto de un cambio tecnológico que incrementa la
demanda de trabajo cualificado, con el que las mujeres se identificarían en mayor
medida, y un cambio sectorial donde se sustituyen puestos de trabajo industriales, de
definición tradicionalmente masculina, por otros de servicios, más vinculados con las
mujeres (Blau y Juhn, 2000).
Para conocer la estructura del mercado de trabajo desde una perspectiva de género
utilizaremos tres herramientas complementarias:
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ligadas a la construcción son, salvo excepciones, mayoritariamente masculinas, las
actividades del sector terciario son, salvo excepciones, femeninas.
Las actividades más femeninas, son las de Hogares que emplean personal doméstico,
Actividades de servicios sociales, Actividades industriales de limpieza, Enseñanza
primaria, Actividades diversas de servicios personales, Confección de prendas de
vestir, Comedores colectivos, Actividades sanitarias, Comercio al por menor de
productos farmacéuticos y Comercio al por menos no especializado. Salvo una de
ellas, todas son actividades de servicios.
La diferenciación laboral por género también resulta evidente desde una perspectiva
vertical. Un total de 17 ocupaciones tiene una definición integrada (casi el 14 por
ciento del total). Por el contrario, 60 ocupaciones laborales son masculinas (casi la
mitad, el 48,4 por ciento) en tanto que 47 son femeninas (prácticamente el 38 por
ciento de la estructura ocupacional).
En último término, las ocupaciones que presentan en mayor medida una definición
femenina son las de: Empleados del Hogar; Auxiliares de enfermería; Técnicos de
educación infantil y especial; Personal de limpieza de oficinas; Cuidado de personas;
Enfermeras; Peluqueros belleza; Profesores de educación especial; Profesores infantil
y primaria; Empleados de información y recepcionistas.
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una perspectiva vertical, las mujeres sobre todo desempeñan tareas de cualificación
media o baja en las actividades de los servicios (administrativas, limpieza y cuidado de
personas) y cualificadas en la enseñanza y, en menor medida, en la sanidad.
Por último, el índice de disimilitud de Duncan y Duncan nos dice que, en España, la
segregación laboral por género en España era de 0,464, desde una perspectiva
horizontal, y de 0,576, desde un punto de vista vertical5. La segregación laboral por
género en España es realmente importante, siendo más acusada cuando observamos
la estructura de ocupaciones laborales. Además, esta situación ha aumentado desde
ambas perspectivas. Con datos de 2002, índice de Disimilitud era de 0,454 para los
sectores de actividad y de 0,555 para las ocupaciones laborales, lo que supone un
crecimiento entre 2002 y 2007 del 2,2 por ciento en la segregación horizontal y del 3,8
por ciento en la vertical.
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El comportamiento de las ocupaciones laborales es similar, aunque presenta algunas
diferencias:
b. Las tres cuartas partes del aumento del empleo masculino se ha producido en
ocupaciones masculinas, y casi el 85 por ciento del crecimiento del empleo femenino
se produce en ocupaciones femeninas. Apenas el 5 por ciento del aumento del empleo
de ambos géneros se produce en ocupaciones integradas.
Para explicar la evolución de los índices de disimilitud, es preciso tener en cuenta que
éstos dependen tanto de la forma en que hombres y mujeres se distribuyen a lo largo
de la estructura sectorial y ocupacional del empleo como de la propia estructura
sectorial y ocupacional. De esta forma, es posible que los cambios experimentados en
la segregación se deban a que mujeres y hombres han modificado su presencia en
actividades y ocupaciones o, por el contrario, se relacionen únicamente con los
cambios experimentados por ambas estructuras.
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De esta forma, en el cambio total podemos diferenciar tres efectos:
a. Un efecto composición, que mide la parte del cambio observado que se debe a
que mujeres y hombres han modificado su presencia en las distintas actividades y
ocupaciones laborales.
b. Un efecto distribución, que mide la parte del cambio observado que se debe a
que la estructura del empleo por actividades y por ocupaciones ha cambiado su
estructura de ponderaciones.
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de trabajo que ocupan, averiguando adicionalmente las variables personales y qué
características de los puestos que en mayor medida fundamentan la segregación
laboral por género en España.
Las variables utilizadas para medir las características personales han sido la edad, el
estado civil, el nivel de estudios y la nacionalidad. Las variables relativas al puesto de
trabajo han sido la duración de la jornada laboral, la experiencia laboral potencial
(calculada como el número de años desde que la persona acabó su formación reglada
y definida al cuadrado para evitar la existencia de autocorrelación con la edad), la
experiencia laboral reciente (número de meses en la empresa actual), y una variable
que refleja de forma conjunta la situación profesional y el tipo de contrato para los
asalariados.
En relación con las ramas de carácter femenino, las pautas son similares:
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• La mayor permanencia en la empresa reduce, aunque muy ligeramente, la
probabilidad de mujeres y hombres de trabajar en sectores femeninos,
conduciendo con más frecuencia a actividades integradas.
• El nivel de estudios es una variable significativa. En el caso de las mujeres
tener estudios primarios establece una elevada probabilidad de trabajar en
actividades de carácter femenino frente a integradas. Lo relevante es que
cuanto mayor es el nivel de estudios, mayor es la probabilidad de ubicarse en
un sector integrado.
• Tanto para hombres como para mujeres es más probable que los inmigrantes
se coloquen en ramas de actividad de carácter femenino.
• Tener una jornada laboral completa afecta a la empleabilidad femenina pero no
a la masculina. El trabajo a tiempo completo aleja a las mujeres de las ramas
de actividad preferentemente femeninas, incentivando su ubicación en ramas
integradas.
En definitiva, dos son a nuestro juicio las conclusiones fundamentales que se deducen
del análisis de los determinantes de la segregación horizontal:
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• El nivel de estudios parece desempeñar un papel similar al observado
desde la perspectiva horizontal. Para hombres y mujeres poseer estudios
primarios o secundarios incrementa la probabilidad de trabajar en
ocupaciones masculinas o femeninas, en tanto que haber finalizado los
estudios superiores aumenta la probabilidad de desempeñar una ocupación
laboral de carácter integrado.
• En el caso de los hombres, tener una jornada laboral completa determina
fuertemente su colocación en ocupaciones masculinas. En el caso de las
mujeres, la jornada completa reduce la probabilidad de asignación a
ocupaciones femeninas, dirigiéndose a las de carácter integrado.
Las conclusiones obtenidas desde la perspectiva horizontal se ven reforzadas por los
resultados obtenidos en el análisis vertical. El nivel de estudios de hombres y mujeres
y su relación con la duración de la jornada son las variables fundamentales en la
explicación de las ocupaciones masculinas, femeninas e integradas.
CONCLUSIONES
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tendencias indican claramente la vigencia en el mercado de trabajo español de
factores que perpetúan su profunda segregación laboral por género.
Por último, los modelos multinomiales estimados señalan claramente dos conclusiones
que, a nuestro juicio, revisten una elevada importancia. Por una parte, el nivel de
estudios, y en concreto poseer estudios de nivel superior, se constituye en la variable
más relevante determinando la asignación de hombres y mujeres a ramas de actividad
u ocupaciones laborales de carácter integrado. Se trataría, por tanto, de la
característica laboral que en mayor medida limita la importancia de la segregación
laboral por género en nuestro país. De otra, los segmentos masculino y femenino del
mercado de trabajo encuentran en la duración de la jornada, y probablemente por
tanto en las necesidades y posibilidades de compatibilización de la vida familiar y
profesional, su fundamento más relevante. Mientras que el segmento masculino del
mercado de trabajo es mayoritariamente a tiempo completo, excluyendo en buena
medida el trabajo a tiempo parcial, el segmento femenino se relaciona marcadamente
con este tipo de jornadas de trabajo.
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TEMA 4 – FOMENTO DE LA PRESENCIA EQUILIBRADA DE
MUJERES Y HOMBRES EN LOS CONSEJOS DE
ADMINISTRACIÓN
Hasta la fecha, Noruega, Francia, Italia y Bélgica han introducido un sistema de cuotas
jurídicamente vinculante, que incluye sanciones. Por su parte, Países Bajos y España
también han adoptado medidas legislativas que prevén cuotas en favor del género
menos representado, aunque no se sanciona su incumplimiento. En Dinamarca,
Finlandia, Portugal, Grecia, Austria y Eslovenia sólo se aplican cuotas para la
representación femenina en los consejos de administración de las empresas de
titularidad pública. En los demás Esta- dos, que no han consagrado ninguna medida
obligatoria, se han adoptado acciones de carácter voluntario que promueven la
representación de las mujeres en los puestos superiores de gestión (por ejemplo:
Dinamarca, Alemania, Luxemburgo, Polonia, Suecia y el Reino Unido).
A partir de este contexto, el objeto del presente trabajo consiste en analizar las
diferentes iniciativas legislativas que se han elaborado por parte de la UE y de España
para mejorar la situación de la mujer en la toma de decisiones económicas. Así, en
una primera parte, se realizará un breve estudio del artículo 75 de la Ley Orgánica
3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, que
consagra el principio de presencia equilibrada en los consejos de administración de las
sociedades mercantiles españolas. En segundo lugar, se examinará la reciente
Propuesta de Directiva destinada a mejorar el equilibrio de género entre los
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administradores no ejecutivos de las empresas cotizadas, en la que se establece una
cuota obligatoria del 40% de mujeres en los consejos de administración de las
sociedades cotizadas. Y, por último, se indicarán las diferencias y similitudes más
notables entre ambas disposiciones normativas.
Antecedentes
«Que cuando sea escaso o nulo el número de consejeras, el Consejo explique los
motivos y las iniciativas adoptadas para corregir tal situación; y que, en particular, la
Comisión de nombramientos vele para que al proveerse nuevas vacantes:
Plantea esta recomendación una formulación del modelo comply or explain (cumplir o
explicar) típica de las reglas de Buen Gobierno: se invita, por una parte, a corregir la
escasez de consejeras mediante la eliminación de «sesgos implícitos» en los
procedimientos de selección y la «búsqueda deliberada» de mujeres candidatas y, por
otra, en la medida en que se mantenga la escasez, se exigen explicaciones sobre las
acciones que se han adoptado para su superación.
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El objetivo de esta disposición no es otro que los procesos de selección se articulen de
forma que no exista suposición ninguna de discriminación por género, procurando que
sea la cualificación y la competencia la que determine el ingreso del consejero, sin
distinguir entre hombres y mujeres. Aunque la mayoría de las empresas y
profesionales se mostraron partidarias de la inclusión de esta disposición, algunos
expresaron su disconformidad argumentando, entre otras cosas, que la igualdad de
género es una política pública ajena de los intereses privados de las compañías
cotizadas (Instituto de consejeros Administradores). Por este motivo, los criterios de
eficiencia en los que sustenta la medida pueden lograrse a través de requisitos de
capacitación y habilitación, que no tienen nada que ver con cuestiones de sexo
(Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas).
Antecedentes
b) existencia del mito de que las mujeres con menor frecuencia utilizan estrategias
proactivas o no buscan promocionarse en su carrera profesional
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c) la permanencia de estereotipos de género que tergiversan los verdaderos talentos
de las mujeres líderes y pueden potencialmente minar las contribuciones de dichas a
las organizaciones, así como sus propias opciones de ascenso y
Precisamente, es sobre estas causas que ha venido actuando la UE, por una parte,
fomentado a la autorregulación y, por otra, adoptando una serie de disposiciones
normativas de incentivo para poner remedio a la infrarrepresentación de las mujeres
en la toma de decisiones económicas. Así, a partir de los años 80 comienzan a
producirse una serie de textos jurídicos en los que, además de reconocerse que, en
las democracias, el Estado y la sociedad requieren la participación de todos los
ciudadanos y ciudadanas, se exhorta a los Estados miembros a que promuevan
programas de acción positiva para la integración de la mujer en los sectores político,
económico y social.
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b) Compromiso europeo: Más mujeres en los Órganos Directivos
En esta Resolución se señala que las medidas proactivas adoptadas por el sector
privado con el objetivo de lograr una mayor representación femenina, como las
dirigidas a valorizar los recursos humanos en las empresas con miras a realizar un
mejor seguimiento de la carrera de las mujeres o la creación de redes que impulsen la
participación y la promoción de dichas, han resultado ser insuficientes para
transformar su situación en las empresas, ya que siguen estando infrarrepresentadas
en los órganos de dirección de éstas. En este sentido, se insta a las empresas a
alcanzar el porcentaje crítico de un 30% de mujeres entre los miembros de los órganos
de dirección para 2015 y de un 40% para 2020.
Una vez más, el Parlamento solicita a la Comisión que, ante los pocos avances que se
han alcanzado en el año 2011 en cuanto a la implementación de medidas por parte de
las Empresas y los Estados miembros tendentes a equilibrar la participación de
hombres y mujeres los puestos de responsabilidad de las empresas, se adopten
propuestas legislativas concretas que incluyan la introducción de cuotas a fin de
aumentar la representación femenina en los consejos de administración hasta el 30%
en 2015 y el 40% en 2020, teniendo en cuenta, al mismo tiempo, las
responsabilidades de los Estados y sus peculiaridades económicas, jurídicas,
estructurales y regionales.
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Estados garanticen una participación femenina suficiente –30% o más– en los
procesos de toma de decisión y de dirección a todos los niveles y en todos los
sectores económicos.
Hasta la fecha, tres Estados miembros (Francia31, Italia y Bélgica) han introducido, en
2011, un sistema de cuotas jurídicamente vinculante, que incluye sanciones, siguiendo
el ejemplo de Noruega, país pionero en el ámbito de la adopción de cuotas de
representación de las mujeres. Países Bajos y España también han adoptado medidas
legislativas que prevén cuotas en favor del género menos representado, aunque no se
sanciona su incumplimiento. En Dinamarca, Finlandia, Portugal, Grecia, Austria y
Eslovenia sólo se aplican cuotas para la representación femenina en los consejos de
administración de las empresas de titularidad pública. En los demás Estados, que no
han consagrado ninguna medida obligatoria, se han adoptado acciones de carácter
voluntario que promueven la representación de las mujeres en los puestos superiores
de gestión (por ejemplo: Dinamarca, Alemania, Luxemburgo, Polonia, Suecia y el
Reino Unido).
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nivel de la UE para mejorar el equilibrio de género en los consejos de las empresas
cotiza- das de forma estructural e irreversible.
En este contexto, se propone la adopción de una Directiva, que tiene por objeto
promover la igualdad de género en la toma de decisiones económicas y aprovechar
plenamente la totalidad de candidatos capacitados existente, a fin de alcanzar una
representación de los sexos más equitativa en los consejos de administración de las
empresas, contribuyendo con los objetivos de la Estrategia Europa 2020.
Como se ha evidenciado hasta ahora, el interés por alcanzar la igualdad real y efectiva
entre hombres y mujeres ha sido, desde hace varios años, un objetivo fundamental de
la UE. Una muestra de ello es la Propuesta de Directiva destinada a mejorar el
equilibrio de género entre los administradores no ejecutivos de las empresas cotizadas
y por la que se establecen medidas afines.
Con este texto normativo se pretende avanzar hacia la consecución del equilibrio de
género en los consejos de administración de las mayores empresas de los Estados de
la UE, por considerar que la no utilización de las competencias de las mujeres
altamente capacitadas constituye una pérdida de recursos humanos y, por ende, de
potencial crecimiento económico.
De esta forma, se obliga a las empresas que se encuentren por debajo de este nivel
de representación femenina a realizar nombramientos para estos puestos a través de
un procedimiento de selección basado en un análisis comparativo de las
cualificaciones de cada candidato, aplicando unos criterios preestablecidos, claros,
formulados de forma neutra y carentes de ambigüedades.
Para cumplir dichos objetivos se establece que, en primer lugar, las cuotas deben ser
vinculantes y, en segundo lugar, deben ir acompañadas de un sistema de sanciones
efectivas, proporcionales y disuasorias en caso de incumplimiento, que podrían incluir,
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entre otras, que un órgano judicial pueda imponer multas administrativas o declarar la
nulidad o anulación del nombramiento o la elección de los administradores no
ejecutivos que incumplan las disposiciones nacionales (artículo 6).
La regulación de las cuotas se justifica, toda vez que la práctica de los Estados revela
que el éxito de este tipo de medidas se ha producido, fundamentalmente, en aquellos
países que no han propiciado un modelo de comply or explain, sino que, por el
contrario, han preferido establecer un catálogo de sanciones en caso de
incumplimiento. Así, mientras que en Noruega la participación alcanza el 42%, en
Países Bajos y España, a pesar de haberse adoptado cuotas legislativas, no se ha
visto ningún incremento importante en la participación de las mujeres en los puestos
de dirección, llegando a contar sólo con un 25% y 15%, respectivamente40.
En este punto es necesario dejar claro que, a nuestro juicio, la cuota, en modo alguno,
atenta contra el derecho de igualdad ni produce una segunda discriminación
injustificada porque no se vulnera el criterio más relevante en la selección de puestos
de trabajo, esto es, el mérito. En la Propuesta se consagra expresamente que,
habiendo candidatos de ambos géneros con la misma cualificación se dará prioridad al
candidato del sexo menos representado a menos que una evaluación objetiva, que
tenga en cuenta todos los criterios relativos a la persona, incline la balanza a favor del
candidato del otro género.
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Precisamente, son estas prácticas inadecuadas de contratación para puestos en los
consejos las que contribuyen a perpetuar la selección de miembros con características
similares.
Resulta cuanto menos curioso, el hecho de que se critiquen las cuotas de género
como injerencia a la libertad de empresa, pero se dejen de lado otras cuestiones tanto
o más relevantes en este sentido, como son los diferentes instrumentos jurídicos
europeos que dan paso a la posibilidad de que los trabajadores tengan derecho no
sólo a participar en los consejos de administración, sino a tomar decisiones en las
mismas condiciones que el resto de los miembros.
Con todo, es importante resaltar que las cuotas femeninas no obligan a elegir
personas determinadas, sino a que quien resulte elegido cumpla con ciertos requisitos
que garanticen los diversos intereses y derechos en liza (derecho de información de
socios, derecho de las minorías a ser oídas o, incluso, representadas, etc.).
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Finalmente, se incluye en la Propuesta una obligación a los Estados miembros de
exigir a las empresas cotizadas que faciliten anualmente información a las autoridades
nacionales competentes (dos años después de adoptada la cuota) sobre la
representación de géneros en sus consejos. Cuando la empresa no haya alcanzado el
objetivo, esta información deberá incluir los motivos por los que no se hayan
alcanzado los objetivos o compromisos y una descripción de las medidas que la
empresa ha tomado o tiene intención de tomar en el futuro para cumplir con dichos
(artículo 5).
Esta disposición cobra importancia, toda vez que, en el ámbito empresarial, las
prácticas inadecuadas de contratación para puestos en los consejos de administración
han contribuido a perpetuar la selección de miembros con características similares
(generalmente del sexo masculino), trayendo como consecuencia el mantenimiento de
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barreras estructurales que impiden a las mujeres, en comparación con los varones,
ocupar altos cargos en las empresas.
Por otra parte, a diferencia de lo que ocurre con la LOI que no prevé específicamente
los consejeros que se refiere (cuestión que da a entender que puede alcanzar tanto a
los dominicales, ejecutivos o independientes) la Pro- puesta expresa de manera
inequívoca que sólo se aplicará a los consejeros no ejecutivos, a fin de limitar la
posible afección a la libertad de empresa.
CONCLUSIONES
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obligatoria cuyo incumplimiento conduzca a una serie de sanciones. No es que se
menosprecie el avance que significó la LOI para la consecución de la igualdad real
efectiva entre hombres y mujeres, pero, como hemos señalado, presenta algunas
carencias en cuanto al procedimiento previsto por el legislador para lograr la presencia
equilibrada en los consejos de administración de las empresas.
Junto con estas medidas (tanto a nivel europeo como español) es necesario instaurar
un conjunto de acciones específicas dirigidas tanto a la modificación de la cultura
organizacional como a desarrollar políticas de conciliación de la vida profesional y la
vida familiar. Si únicamente se adoptan las cuotas para promover la contratación o
promoción de mujeres en el ámbito empresarial y, al mismo tiempo, no se inician
acciones en otros sectores, principalmente la educación y formación profesional, en
los que, en la mayo- ría de los casos, nacen las prácticas y comportamientos
discriminatorios, la medida puede convertirse en un remedio insuficiente.
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Este tipo de acciones deben ir forzosamente dirigidas a alcanzar un verdadero cambio
en las mentalidades, actitudes y conductas que incitan la situación de desigualdad, a
fin de situar a todos los miembros de la sociedad (tanto hombres como mujeres) en las
mismas condiciones de participación de aquellos bienes que se consideran escasos.
En la medida en que se quiebren los antiguos modelos de segregación y jerarquía y se
abran oportunidades para todos los grupos y minorías, tendremos una sociedad más
justa y equitativa, en la que las cuotas serán un mecanismo totalmente innecesario,
pero hasta entonces su adopción, a pesar de suscitar gran controversia, ha
demostrado ser precisa y eficaz.
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TEMA 5 – DIFERENCIAS SALARIALES ENTRE HOMBRES Y
MUJERES
1. INTRODUCCIÓN
Analizar la brecha salarial llena cada año los informes que, desde la Secretaría de
Mujer de la Federación de Servicios, elaboramos mostrando muchos de los factores
que afectan en estas diferencias salariales y las consecuencias que tienen en las
mujeres durante la vida laboral, en las prestaciones de jubilación donde las brechas
que existen entre mujeres y hombres son estremecedoras aunque los argumentos que
las justifiquen las quieran normalizar, también en otras prestaciones que reflejan la
brecha existente y las recrudece debido a condiciones laborales más precarias.
El análisis de este año marcado por una situación de crisis sanitaria, económica y
social nos sitúa en un plano en el que una tendencia lenta dirigida a combatir la
desigualdad, puede poner en peligro los avances conseguidos por lo que debemos
insistir en aquellos valores que son imprescindibles para una recuperación con una
defensa del empleo de calidad.
Este texto destaca, entre otras cosas, que el derecho a la igualdad de retribución para
un mismo trabajo o un trabajo de igual valor no está siempre garantizado, pese a estar
consagrado en la legislación; que la negociación colectiva es un activo importante a la
hora de revertir y superar desigualdades entre hombres y mujeres en el mercado
laboral; que, si bien la participación de las mujeres en el mercado laboral ha
aumentado, perduran brechas de género que pueden colocar a las mujeres en
situaciones de vulnerabilidad o precariedad; que las mujeres están infrarrepresentadas
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en los sectores bien remunerados y en los puestos de toma de decisiones y que
ocupan con mayor frecuencia puestos de trabajo para los que están sobre
cualificadas.
Es necesario tener en cuenta que actuar para derribar las barreras estructurales es
una prioridad absoluta y el trabajo sindical interviene directamente a través del
desarrollo de este Real Decreto en el ámbito de las empresas, debiendo señalar que
cinco de cada diez mujeres que trabajan en la empresa privada lo hacen en empresas
de sectores que representa la Federación de Servicios.
Tras un año de pandemia y crisis Covid19, el empleo femenino vuelve a soportar las
terribles consecuencias de otra crisis, esta vez sanitaria, que vuelve a ocasionar
destrucción de empleo en sectores ya de por sí vulnerables por sus condiciones de
trabajo, como por ejemplo la hostelería o el comercio, caracterizados por tasas de
temporalidad y parcialidad superiores a las medias registradas para el conjunto de la
economía española y con más de la mitad de sus puestos de trabajo ocupados por
mujeres.
El año 2020 se cierra con 19,3 millones de personas ocupadas en España. De ellas,
8,9 millones son mujeres (46%) y 10,4 millones son hombres (64%). Las
consecuencias de la crisis sanitaria y de las medidas adoptadas en su gestión, han
dejado sin empleo a casi 284 mil mujeres y cerca de 339 mil hombres.
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privado en España. De ese total, 2,989 millones de personas tenían un contrato
temporal, lo que significa una tasa de temporalidad del 23% (3 puntos menos que un
año antes) y 2,284 millones estaban contratadas a tiempo parcial, situando la tasa de
parcialidad en el 18% (aproximadamente en el mismo nivel del año anterior). Sin
embargo, el empleo femenino sigue teniendo una mayor tasa de temporalidad (24%) y
de parcialidad (30%).
Esta nueva crisis sobre una economía como la de nuestro país, con su principal fuente
de aportación de riqueza al PIB en el sector de los servicios, deja una tasa de paro del
16,13% en la población española, frente a un 13,78% al cierre del ejercicio 2019 y de
nuevo son las mujeres las que acusan de forma más grave la situación de desempleo,
con una tasa de paro femenino del 18,33% (15,55% en 2019) frente a un 14,17% en el
caso de los hombres (12,23% en 2019).
Esta es la situación actual después de haberse perdido más de 472 mil empleos
asalariados al cierre del último trimestre de 2020, fundamentalmente en la hostelería,
donde trabajaban en ese periodo 368mil personas menos que un año antes y de ellas
casi 215mil son ahora mujeres desempleadas.
En cualquier caso, en las diferencias salariales entre mujeres y hombres una de las
cuestiones principales es el tipo de empleo que desempeñan ambos sexos: los
contratos temporales y las jornadas a tiempo parcial hacen que la desigualdad se
incremente. Y aunque en España las altas tasas de temporalidad y parcialidad son un
problema para todas las personas trabajadoras, el empleo temporal y a tiempo parcial,
tiene más incidencia en el caso de las mujeres y esto supone un doble perjuicio para
ellas: además de trabajar menos horas, la remuneración de una hora de trabajo a
tiempo parcial, es inferior a la de una hora de trabajo a tiempo completo.
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inferior a la que reciben los hombres; en concreto un 21,4% inferior, si bien es cierto
que este dato refleja, aunque leve, un nuevo descenso anual de las diferencias
salariales entre hombres y mujeres para avanzar en el camino de la igualdad de
género en el mercado de trabajo. De este modo, la diferencia en términos de ganancia
media anual en el trabajo se sitúa, por primera vez en los últimos diez años, en niveles
ligeramente inferiores a la brecha salarial registrada al inicio de la crisis económica de
2007, tal y como se observa en la siguiente tabla de datos.
En concreto los últimos datos disponibles revelan que entre la población asalariada en
la hostelería y actividades de juegos de azar trabajan un 57% de mujeres, un 54% en
el comercio, un 50% en actividades financieras o un 52% en servicios técnicos.
Pues bien, a pesar de ser la mitad o más del colectivo de personas asalariadas en
estos sectores de actividad, las mujeres perciben una ganancia anual bruta por debajo
de la media, en comercio, hostelería, actividades financieras y de seguros, servicios
técnicos y actividades relacionadas con los servicios de juegos de azar.
Además, la ganancia anual bruta (no solo para las mujeres, sino también para los
hombres), continúa por debajo de la media nacional en las ramas de comercio,
hostelería y para el personal de los servicios de juegos de azar.
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del 18,45% al 21,28%; así como entre las trabajadoras del sector financiero, donde
registra un aumento del 2% y vuelve a ostentar un año más el mayor diferencial de
género en valor absoluto, al superar los 12mil € menos de ganancia anual para las
mujeres del sector respecto a la ganancia que obtienen los hombres.
Estas tasas de empleo a tiempo parcial tienen una interpretación más negativa aún en
el contexto europeo, donde esos empleos resultan involuntarios en aproximadamente
el 22% de los países de la Unión Europea, mientras que en España suponen el 53,6%.
Así, más del 44% de las mujeres trabajadoras a tiempo completo en España, tiene una
ganancia anual media de aproximadamente 20mil €/año, frente a un 36% de los
hombres en esta situación. Por el contrario, solo un 3% de las mujeres percibe más de
6 veces el SMI, frente a un 5% de los hombres en ese escalón retributivo. Además, el
número de personas en el inferior rango de remuneración se ha incrementado de
nuevo en el último ejercicio, pero esta vez menos en el caso de las mujeres que en el
de los hombres, quedando patente que el incremento del SMI afecta positivamente a
casi la mitad de mujeres trabajadoras en España, que se encuentran en el rango más
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bajo de la escala salarial y que pueden ver con este cambio normativo una mejora en
sus condiciones de vida.
Por otra parte, un aspecto más a destacar en la desigualdad salarial entre hombres y
mujeres es la segregación vertical, es decir, el hecho de que la ocupación o puesto de
trabajo también determina que las diferencias sean aún mayores. El “techo de cristal”
hace que la mayor parte de las mujeres sigan empleadas en las ocupaciones con
menores niveles retributivos, además de que tal y como muestran los siguientes datos,
son las ocupaciones en puestos directivos y técnicos las que superan en mucho la
ganancia media anual del conjunto de la economía.
Por tanto, el salario que las mujeres dejan de recibir como consecuencia de su falta de
presencia en los puestos directivos y de mayor responsabilidad, resulta un factor que
agrava aún más la diferencia salarial de género, aunque este diferencial se haya
situado durante el último año, por primera vez en la serie temporal analizada (2008-
2018), levemente por debajo de la media del conjunto: así, mientras que para el global
de ocupaciones la brecha salarial media se estima en un 21,4% en el último año, en el
caso de los puestos directivos es 20,7%.
Sin embargo, todo lo contrario ha ocurrido en los puestos de nivel inferior, donde la
brecha se incrementa hasta el 28,9%. En estas ocupaciones además, esta situación
apenas se ha corregido desde las cifras anteriores a la crisis.
Pero hay que mencionar que la trayectoria de reducción que se venía observando en
la brecha salarial de género para estas ocupaciones técnicas, cambia de tendencia en
el último año, igual que en el caso de los empleos en restauración y comercio, tal y
como muestran los siguientes datos:
Cabe destacar también que el análisis de los conceptos retributivos vuelve a dejar
patente que los diferentes componentes del salario son otro aspecto que genera una
importante brecha salarial de género entre hombres y mujeres en el mercado laboral.
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Los complementos salariales suponen una cuantía del 44% del salario base para los
hombres en el conjunto de actividades de la economía española, pero solo un 39%
para las mujeres. Ese diferencial de 5 puntos de brecha de género, se agrava
especialmente hasta los 12 puntos en actividades como el comercio mayorista, a 11
puntos en servicios de alojamiento en el sector de la hostelería, a 19 puntos en
actividades y servicios auxiliares en finanzas y seguros, o incluso hasta en 23 puntos
en actividades administrativas o en las de juegos de azar, tal y como puede verse en
la siguiente tabla de datos:
Con los últimos datos disponibles del total de 3,96 millones de personas registradas
como desempleadas al terminar enero2021, el 57% son mujeres.
Analizando el mercado de trabajo de forma global, los datos al cierre de 2019 vuelven
a mostrar tres conclusiones que agravan un año más la brecha salarial de género:
• Por una parte, que el desempleo afecta proporcionalmente más a las mujeres
de entre 35 y 44 años, lo cual pone de manifiesto de nuevo la discriminación laboral
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que supone para ellas ejercer su derecho a la maternidad; y también que afecta
menos al colectivo más joven de mujeres entre 16 y 24 años, porque ellas
permanecen más tiempo en el sistema educativo antes de entrar a formar parte del
mercado de trabajo.
• Por otro, que aunque el paro afecta evidentemente en mayor medida a las
personas con bajo nivel de cualificación, las mujeres con estudios medios o superiores
también están afectadas en mayor grado por el desempleo, lo cual muestra su
problemática para acceder a puestos de responsabilidad y alta cualificación.
• Por último, que el paro de larga duración es también mayoritario entre las
mujeres, hecho que ocasionará que no solo en su etapa de vida laboral activa, sino en
la de jubilación, perciban una ganancia menor que los hombres.
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para las mujeres de más de 65 años. El hecho positivo es que esto no ha sucedido así
para los segmentos de población asalariada de entre 25 y 44 años, donde se han
conseguido las mayores reducciones de brecha salarial de género.
La mayor parte de las mujeres pensionistas, un 53% del total, lo son en condición de
jubiladas, mientras que el 35% siguiente es por su condición de viudedad y a esto le
siguen un 8% más en concepto de pensionistas por una incapacidad permanente.
Sin embargo, entre los hombres la mayor parte de los pensionistas, un 81% del total,
reciben una
Si analizamos ahora la cuantía media de las pensiones de jubilación, por ser las de
mayor importancia cuantitativa en el sistema de protección social, queda acreditado
que solo durante los últimos 5 años se ha comenzado a reducir el diferencial entre la
pensión de mujeres y hombres, tras una senda de crecimiento de la desigualdad
acontecida en el periodo de crisis económica 2007-2013. En estos momentos existe
una brecha de género en el importe medio de las pensiones de jubilación del -34%
para las mujeres, cuya pensión media se sitúa en 884,64€ frente a los 1.338,56€ que
perciben los hombres.
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Esta minoración de la diferencia entre hombres y mujeres se ha conseguido en los
últimos 15 años porque la pensión de jubilación media para ellas se ha incrementado
un 84% respecto al 69% que ha crecido la de los hombres.
Para avanzar en el camino de la igualdad, la aprobación del Real Decreto ley 3/2021,
de 2 de febrero, por el que se adoptan medidas para la reducción de la brecha de
género y otras materias en los ámbitos de Seguridad Social y económico, modifica el
complemento de maternidad que hasta ahora se aplicaba en España. De esta forma,
el Gobierno reconoce que la maternidad afecta de forma directa a la brecha salarial de
las mujeres en su vida laboral y este hecho se traslada a las pensiones, como
consecuencia de la discriminación histórica y estructural de las mujeres en el mercado
de trabajo al asumir el rol de cuidadoras de hijos e hijas.
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En consecuencia, las mujeres desempleadas se encuentran en una situación de
mayor vulnerabilidad económica porque el sistema de protección pública no les
garantiza una prestación en igual medida que a los hombres.
3. PROPUESTAS DE ACTUACIÓN
4. CONCLUSIONES
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La crisis sanitaria derivada de la Covid19 rompe con la senda de recuperación
económica iniciada hace unos años tras la crisis económica de 2008 y vuelve dejar
aumentos en la cifra de personas desempleadas al cierre de 2020. En el último año, la
pérdida de empleo sigue castigando más a las mujeres, que registran una tasa de paro
superior en más de 4 puntos a la de los hombres (EPA 4tr2020):
Las mujeres tienen tasas de temporalidad y empleo a tiempo parcial superiores a las
de los hombres, lo que produce que su ganancia salarial sea inferior a la de ellos:
La brecha de género en la vida laboral activa genera también un diferencial del -34%
en las pensiones de jubilación y del -15,5% en la tasa de cobertura de la prestación
por desempleo:
• Pensión media de jubilación entre las mujeres = 885€ (1.339€ en los hombres)
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• Tasa de cobertura femenina en prestación por desempleo = 78,3% (93,8% en
los hombres)
• Las mujeres trabajadoras en comercio, que son el 57% del total del empleo
asalariado en el sector, perciben 17.741€ de ganancia anual media (17.378€
un año antes), lo que supone un -16% sobre la media nacional (-13% un año
antes); es decir, las mujeres en comercio perciben 6.536€ menos que los
hombres (6.452€ un año antes), situándose la brecha salarial de género en el
26,92% (-27,08% un año antes).
Por tanto, ha subido la ganancia para ambos, pero algo más para los hombres en este
sector, lo cual hace que se incremente la brecha. Y además ha subido menos que
para el conjunto de la economía española, con lo cual también se incrementa el
diferencial de este sector respecto al conjunto.
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o Las mujeres trabajadoras del sector financiero, que son el 50% del empleo total
asalariado del sector, perciben 39.662€ de ganancia anual media (38.521€ un año
antes), lo que supone 12.181€ menos que los hombres (11.528€ un año antes),
situándose la brecha salarial de género en el 23,5% (23,03% un año antes).
• Es decir, las mujeres en servicios técnicos han visto mejorar sus condiciones
retributivas en el último año, al reducirse tanto la brecha sectorial respecto a la media
del conjunto de la economía española, como al reducirse el diferencial de ganancia
respecto a los hombres en el sector.
También existe una brecha salarial derivada del tipo de ocupaciones a las que se
dedican las mujeres, de forma que los “techos de cristal” que limitan su participación
en puestos directivos y gerenciales marca diferencias retributivas. Pero en este caso la
evolución ha sido positiva en el último año, aunque aún quede mucho por hacer,
constatándose una diferencia del -20,7% de ganancia media anual para las mujeres
directivas respecto al -22,7% registrado un año antes.
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Por su parte, las ocupaciones técnicas, profesionales y científicas, muestran las
menores brechas de género, (-19,9% y -17,6%, respectivamente) aunque en este caso
la evolución ha sido negativa porque se han acrecentado en el último ejercicio (-9,2% y
-16,5% respectivamente).
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