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empresas
Equipo 2
Gabriella Montserrat Herrera Cazares
Ulises Roel Escobedo Luna
Cristian Giovani Corona Cadena
Miguel Ángel Pérez Rómulo
Víctor Rodrigo Vera Paez
Clases y tipos de empresas
¿Qué es una empresa?
Las empresas son organizaciones que combinan los factores de producción (tierra, trabajo y capital)
para producir bienes y servicios económicos, es decir, crean valor y riqueza. Esto lo hacen
demandando trabajo de las familias por un salario, capital por unos intereses y tierra por una renta.
Su motivación es maximizar su utilidad (ganancias económicas) con la actividad económica que la
empresa desempeña.
Las empresas son diferentes de las sociedades comerciales, por lo que no se debe confundir ambos
conceptos. Mientras la sociedad comercial es un contrato que genera un sujeto de derecho, la
empresa surge como el medio para lograr los objetivos de esta organización. Incluso una sociedad
comercial puede ser dueña de muchas empresas. La sociedad comercial es más un concepto
jurídico, mientras que la empresa es económico o de mercado.
Toda empresa tiene un nombre o razón social que la identifica tanto interna como
externamente.
Las empresas pueden ser constituidas como sociedades de personas, de responsabilidad
limitada, compañías anónimas u otras formas de asociación o formas jurídicas, las cuales
podrán variar de acuerdo con el ordenamiento legal del país donde se desempeñen.
Existe siempre un motivo, un fundamento y ciertas metas por las cuales se crea una
empresa, llamadas misión y visión.
Las organizaciones deben contar con una estrategia empresarial que se refleje en el
conjunto integrado de planes y acciones ideadas para que la misma tenga ventajas sobre sus
competidores y así optimice su utilidad.
La cultura organizacional es el aglutinante social o normativo que mantiene unida a una
empresa. Esta expresa los valores o ideales sociales y las creencias que los miembros de la
entidad llegan a compartir, manifestadas en elementos simbólicos como mitos, rituales,
historias, leyendas y un lenguaje especializado.
Las empresas pueden organizarse bajo esquemas verticales u horizontales representados en
organigramas. Una entidad con estructura organizativa vertical es aquella donde existe una
distribución del poder bien definido y una línea de mando de arriba hacia abajo, es decir
piramidal. En las estructuras horizontales, la empresa le otorga a los empleados una mayor
capacidad para tomar decisiones sin depender de la aprobación ejecutiva, por lo que la
forma de la organización tiende a ser plana.
Las organizaciones empresariales despliegan diferentes funciones, tales como producción,
dirección, gestión de Recursos Humanos, comercialización, administración y finanzas.
En las empresas se busca armonizar los numerosos y divergentes intereses que giran
alrededor de las mismas, así como accionistas, directivos, trabajadores y consumidores.
Poseen factores internos y externos que impactan sobre la gestión y el desempeño de sus
objetivos.
Tipos de empresas
Las empresas que se clasifican de acuerdo con el sector económico de la producción son:
PYMES: hace referencia a pequeñas y medianas empresas, aquellas que tienen entre 1 y 250
trabajadores. Entre estas podemos encontrar:
Las empresas que se clasifican con base a las actividades que desarrollan son:
Las empresas que se clasifican por el origen del capital son de:
Empresas públicas: aquellas cuyo capital proviene de empresas en manos del Estado.
Empresas privadas: cuando los socios de la empresa son particulares.
Empresas mixtas: organizaciones que combinan en su estructura accionaria capital de
origen público y privado.
Las empresas que se clasifican según su relación o vínculos con otras empresas son:
A diferencia de una entidad o empresario individual, una sociedad parte de la existencia o acuerdo
entre más de dos personas, con un capital acordado en función de los objetivos o actividad
económica que se le quiera dar a la empresa. Tiene que haber un consenso contractual, definiendo
técnicamente las obligaciones y derechos de cada uno de los socios.
Una sociedad puede centrarse en una actividad con beneficios y objetivos dispares, ser una sociedad
mercantil o una sociedad cooperativa. En el caso de la última, su función es de carácter consultivo y
de apoyo a otras empresas, sobre todo para mejorar el rendimiento de estas.
Tal y como hemos visto en la introducción, las empresas pueden adoptar diferentes tipos de
sociedades mercantiles. Repasaremos las 5 más comunes de manera genérica.
Sociedad Anónima: La Sociedad Anónima es el tipo de empresa más común dentro del
sistema fiscal español. Se puede formar por un único titular, con una aportación no inferior
a 60.000 euros (un importe inferior inhabilita el estatus de anónima), dividido en acciones
aportadas por diferentes socios. Además, la S.A. supone un desembolso del 25% del capital
total para que se haga efectiva su creación. La constitución de una sociedad anónima está
condicionada al otorgamiento de escritura pública ante un notario y su correspondiente
Registro Mercantil. El capital aportado se divide en acciones aportadas por los socios, que
se pueden realizar en metálico, derechos o bienes.
Sociedad de Responsabilidad Limitada: La sociedad de responsabilidad limitada tiene un
capital inicial dividido en participaciones indivisibles, acumulables y, lo que es más
importante, a partes iguales entre los socios. Nadie puede tener más o menos participación
que los demás. El importe para su constitución no puede ser inferior a 3.000 euros y tiene
que ser desembolsada dicha cantidad ipso facto. Los socios tienen derecho a participar en
los repartos de los beneficios, así como del patrimonio resultante del mismo (excedente).
Los socios tienen derecho a tomar decisiones ejecutivas, así como formar parte de la Junta
Administrativa, que es la encargada de deliberar acciones y acuerdos.
Sociedad Laboral: Es una de las sociedades comerciales menos comunes en la actualidad.
Tiene un carácter democrático y de transparencia envidiable. En la sociedad laboral el
capital puede ser aportado por los trabajadores directamente, hecho que crea un vínculo más
directo entre la responsabilidad de los empleados y los recursos disponibles con su manejo,
evitando la malversación. Igualmente, puede haber un socio que no sea trabajador. En esta
sociedad no puede haber un nombre de socios constituyentes inferior a tres, con un capital
no inferior a 60.000 euros en el caso de una S.A.L, o 30.000 euros en el caso de una S.L.L.,
donde también debe ser desembolsado un porcentaje de al menos 25% del total del capital
en el momento de su constitución.
Sociedad Colectiva: Los socios son gestores directos, responden personalmente a las
deudas sociales y lo hacen de manera ilimitada y solidaria. Además, estos socios pueden
aportar su influencia en forma de capital y fuerza de trabajo al mismo tiempo. La curiosidad
en este caso, es que el nombre de la empresa debe contener los nombres de todos los
miembros o, por el contrario, debe añadirse el concepto “y compañía” o “cía”
respectivamente. La sociedad colectiva debe contar con no menos de dos individuos, el
capital aportado por cada uno de ellos puede ser en dinero fiduciario, derechos o
directamente créditos. Los socios tienen derecho a la gestión directa de la empresa,
monitorización y control de la administración y contabilidad.
Sociedad Cooperativa: Dentro del mundo de las empresas, este sería el modelo que todo
empleado desearía. Esta sociedad se diferencia claramente de las anteriores por tener un
carácter más horizontal y participativo de los socios. De hecho, la sociedad cooperativa es
una asociación de personas físicas o jurídicas que buscan desarrollar una actividad
económica de interés común. Las ventajas de esta sociedad son que el capital es variable y
no se necesita ni un mínimo ni un máximo para su constitución, la gestión de la misma es
democrática, todos los socios poseen los mismos derechos y estos se pueden dar de alta o
baja voluntariamente y cuando lo deseen.
Según la legislación nacional hay varios tipos de empresas en México. México es la segunda
economía más grande en Latinoamérica y está creciendo a niveles asombrosos.
En años recientes, un alto número de industrias competitivas han prosperado y han dado al mercado
mexicano una más variada, dinámica e interesante plataforma para la inversión extranjera como
nunca antes. Un mercado nuevo que ha experimentado particular éxito en recientes años es el
surgimiento de nuevos mercados tales como la producción de equipo médico y de dispositivos. En
el 2016, la industria es avalada por ProMexico, la agencia gubernamental responsable de fortalecer
la inversión extranjera, por más de USD $ 13 billones. Ese mismo reporte señala un ahorro de más
de 20% cuando es comparado a la fabricación en los Estados Unidos.
Los factores esenciales para la Stock Corporation y más popular estructura empresarial en México
son:
Una S. de R.L. es bastante accesible para las PYMES con un deposito inicial para formar la
empresa de solo MXN $3,000 (aproximadamente USD $160)
Otra ventaja es que los impuestos son pagados por medio de la devolución de impuestos de
las personas miembros, en vez de como empresa colectiva.
Las personas pueden disfrutar de una protección significativa de sus activos, y solo son
“responsables” de sus propias acciones en la empresa, como lo sugiere su el nombre.
La tercera mayor estructura de empresa es la SAS, la cual está reflejada en otras jurisdicciones
Latinoamericanas tales como Argentina y Colombia. Es un relativo nuevo concepto que fue
anunciado en el 2016 como parte de las reformas a la Ley General de Empresas Mercantiles. La
ventaja de esta estructura es clara y firme por la misma razón que esta estructura fue introducida.
México está haciendo pasos significativos para abrir su mercado para la inversión extranjera, y ha
hecho muchas reformas para diferentes partes de la legislación comercial para simplificar y alentar
las operaciones extranjeras. La SAS es un perfecto ejemplo de ello.
Este tipo de sociedad se encuentra regulada además de la Ley del Mercado de Valores, en lo no
previsto por esta, por la Ley General de Sociedades Mercantiles.
El objetivo es promover la inversión de las empresas en México. Además de este tipo de sociedad,
la legislación mexicana también contempla a las sociedades anónimas bursátiles que cotizan en la
Bolsa Mexicana de Valores.
Las mayorías de empresas en México son de sociedad anónima de capital variable y Sociedad de
responsabilidad limitada de capital variable.