Por Manuel Selén Oliveros, Román Ortiz, Ezequiel Huamani
Llallire Víctor y Xan Wang ¿Por qué obedecemos? ¿El castigo es el único fundamento para obedecer la cuarentena? ¿Podríamos pensar en otros fundamentos para la obediencia?
Obedezco las restricciones sanitarias porque, a través de la experiencia de mi papá, me di
cuenta de la cantidad de personas que fallecen en la Argentina a causa del Covid. Él pertenece al personal de salud, como enfermero en el hospital Durand, por lo cual conoce muy bien las cifras de los pacientes que acuden y por otro lado, también se dedica seguir la situación en diversos hospitales por su trabajo de sindicalista. A mi me parece que el castigo no es el único fundamento, ya que también está el hecho de tener empatía por los demás, por aquellos que más necesitan la atención médica y los demás recursos indispensables para combatir el virus, ya que desde mi experiencia y punto de vista, aquellas personas que tuvieron la suerte de no tener un ser querido que contrajera el virus no toman conciencia de lo importante que significan estos recursos valiosos que escasean a medida que los casos positivos aumentan. Otros fundamentos que tengo son las ocasiones en las que no obedecí las normas, las consecuencias que tuve que afrontar y las veces que me he enfermado gravemente de algo. Todo esto me hace querer acatar las normas por miedo, obligación y deseo propio. El castigo no es el único fundamento, pero es el único medio por el que las personas acatan las restricciones. Esto lo puedo decir gracias a que desde mi experiencia, yo diría que la mayoría de las personas no se preocupan por la gravedad del virus hasta que una persona cercana y/o querida se contagia del mismo. Si no se da el caso, por lo general la mayoría de las personas van por la calle sin barbijo, sin distanciamiento, no se lavan las manos regularmente, etc, es decir, no cumplen con las medidas preventivas. Sin embargo, cuando se infectan, ahí es cuando comienzan a tomar conciencia de la gravedad del asunto; en ese momento recién se dan cuenta que su vida está en riesgo y que dependen de los recursos más importantes en este momento, como son los respiradores artificiales, camas, atención médica profesional y seria, etc. Tengo varios casos de mi familia que me ocurrieron desde hace un año, como la muerte de mi abuelo la mañana del 24 de diciembre o la de varios tíos de Perú que apenas había conocido hace 2 años. En cualquiera de los casos, carecieron de la mayoría de recursos antes mencionados, como atención médica profesional y seria, respiradores artificiales y con suerte conseguimos camas para ellos, pero lamentablemente murieron por la mala atención.