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Revista Internacional de Educación para la Justicia Social, 2020, 9(3e), 181-198.

https://doi.org/10.15366/riejs2020.9.3.010

Manifiesto en Tiempos de Pandemia: Por una Educación


Crítica, Intergeneracional, Sostenible y Comunitaria
A Manifest in a Time of Pandemic: For a Communitarian,
Sustainable, Intergenerational and Critical Education

Edgar Iglesias
Javier González-Patiño
José Luis Lalueza
Moisés Esteban-Guitart

El texto en referencia pone de manifiesto los cambios educativos que habrán de surgir ante un escenario
tan complejo que enfrentamos como especie humana, inmersa en una emergente y urgente necesidad de
transformaciones de carácter económico, político, social y por supuesto educativo; dirige la miradas
hacia la imperiosa necesidad de visualizar e imaginar de manera critico-reflexiva el sentido que ha de
cobrar la educación post-pandemia, es decir, cómo habrá de mejorarse y transformarse el proceso
educativo a fin de contribuir a la mejora social y personal que posibilite el reforzamiento de todas
nuestras fragilidades y oportunidades que hoy han quedado al descubierto, lo que antes era posible, hoy
es necesario.

Este texto consta de 3 partes, la primera fererida a la educación que antes era posible hoy es una
necesidad. En ella, los autores visualizan que, el derecho a la educación como garantía constitucional, hoy
se encuentra sistemáticamente comprometido y las amenazas en el aumento a las cifras del rezago
educativo y las carencias sociales que comprometen con mayor severidad desproporcional a los sectores
de la población más desfavorecidos, son sólo algunos de los impactos que nos deja la pandemia.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible que plantea la ONU como el marco idóneo para afrontar los
desafíos de la sociedades actuales son visualizados por los autores como ambiciosos y probablemente
inconsistentes dentro de un mundo globalizado, poner fin a la pobreza mundial es en primer lugar uno de
los objetivos más amenazados con incrementarse en lugar de disminuirse en esta pandemia donde
particularmente las desigualdades sociales han hecho visibles las grandes brechas existentes en relación al
equipamiento tecnológico al que pueden tener acceso el porcentaje promedio de la población y las
posibilidades de conexión que se complica en un sector de la población que ve mermados sus ingresos
económicos, lo habitacional, familias numerosas en espacios insuficientes que no representes la invasión a
la intimidad y que más bien contribuye a la invasión e incomodidad para el proceso educativo; la parte
educativa en referencia al poco capital cultural que prevalece en muchas familias, principalmente en los
contextos sociales complejos; así como también la parte lingüística, son sólo algunos de los grandes retos
que el Covid-19 le plantea a nuestro sistema educativo.

Para los autores, reconocer a la familia y hogar como un contexto socializador y potencializador de
recursos y aprendizajes dará a la educación, el carácter de intergeneracional, donde las generaciones
inmersas en ella se construyan mutuamente y colaboren en los procesos de aprendizajes. Sin embargo,
esa visión romántica de los autores puede verse ampliamente contrarrestada por la realidad económica
que en contextos de crisis como la actual obliga a los niños y adolescentes a incursionar en el plano
laboral a fin de solventar las necesidades prioritarias. Tener presente, además, que en tiempos de
pandemia, el aumento en la violencia domestica y de género ha crecido ampliamente (CONEVAL 2021).
Mas no por eso es de negarse la necesidad de retomar las relaciones humanas como la base del proceso
pedagógico para construir sociedades democráticas en pro de la colectividad como instrumento para la
creciente crisis de valores.
En relación a la conectividad que por estar en una nueva era digital se asumió como parte de nuestra
realidad y que sin embargo al transitar la educación a un modelo de enseñanza virtual, no fue
considerado el acceso desigual a las tecnologías de la información. En efecto, el acceso universal al
internet se ha constituido como una imperiosa necesidad; una necesidad que propicie y fomente la visión
crítica de lo que lo virtual y tecnológico ofrece.

Referente al apartado 2 del texto en cuanto a la relación existente entre desarrollo humano y educación,
los autores plantean la existencia de tres sesgos que comúnmente hemos entendido por aprendizaje y
educación. El primero es el sesgo cognitivo del aprendizaje con gran énfasis en lo intelectual-conceptual
que constituye aprendizaje con poco significado y en detrimento de lo que Pestalozzi (1746-1827)
conceptualiza como la visión orgánica y pedagógica de las 3 dimensiones (cabeza, corazón y manos). El
segundo sesgo es el discurso mayoritario que ha dado a la escuela esa responsabilidad exclusiva para
desarrollar el proceso de enseñanza aprendizaje. El tercero es el sesgo temporal del acto educativo que
constituye a los niños, niñas, adolecentes y jóvenes como destinatarios exclusivos de la enseñanza,
generando según los autores, la exclusión del contacto intergeneracional.

En contrapropuesta a estos sesgos, los autores proponen dos principios que debieran tenerse en cuenta
para la educación post-covid, tales principios hacen referencia a la visualización y entendimiento del
aprendizaje como un proceso sostenido e inacabado donde el aprendiz participa activamente y para que
pueda surgir el aprendizaje profundo deben participar las manos, el corazón y la razón que dran un
sentido y valor personal para beneficio social. Un segundo principio es en relación a tiempos y espacios
educativos expandidos e interconectados, tal principio hace referencia a que a pesar de que el aprendizaje
esta presente a lo largo y ancho de nuestra vida no significa que por ello esté conectado a los intereses,
identidades y experiencias de aprendizaje de los aprendices, para ello se propone en primer lugar el
diseño de practicas educativas que fomenten procesos de aprendizaje profundo con sentido y
valor personal; y una segunda que dichas prácticas reconozcan, legitimen y utilicen los recursos, saberes
y destrezas de los distintos agentes comunitarios, esta última es a mi parecer la mejor aproximación al
recate de las antiguas generaciones de oro, aquellas que con sus sabios conocimientos pueden acercar a
las actuales sociedades liquidas, la formalidad de una escuela integral donde toda la comunidad que la
conforma participa en pro de la colectividad asumiéndose como parte del problema y de la solución.

En el tercer y ultimo apartado los autores a modo de conclusión realizan una propuesta sobre la manera
posible en la que habrá de articularse y llevar a cabo la mejora y transformación educativa, en él, los
autores consideran necesario, primeramente, reconceptualizar el propio concepto de aprendizaje en
dirección, reflexionar sobre la practica y valores de la enseñanza en pro de la construcción de personas
críticas con capacidad de contribuir al desarrollo y supervivencia de nuestra especie y como sugerencias
para la intervención y actuación educativa a fin de contribuir a la transformación, considerar los
siguientes planteamientos:

Una educación crítica y socialmente comprometida que sea capaz de saber, razonar, asumir
responsabilidades, buscar soluciones o alternativas a lo problemas de su entorno y para ellos es necesario
que la enseñanza gire en torno al aprendiz, abordando cuestiones que den respuesta a las necesidades y
demandas reales de su entorno comunitario y par beneficio de la colectividad, donde el intercambio,
cuidado y cooperación mutua forme parte de la actuación y práctica.

Una educación intergeneracional que permita fortalecer esos vínculos interpersonales entre los miembros
de una misma comunidad puesto que si el aprendizaje es social es por demás necesario en estos tiempos
aprender de las experiencias que puede aportar el contexto cercano.

Una educación personalizada en el sentido de que sean los intereses de los alumnos los que generen las
oportunidades para los aprendizajes con sentido. Una educación compartida y conectada que como se
menciono anteriormente debe tener la capacidad de construir un conocimiento crítico que posibilite el
uso de los medios digitales sociales para convertirlos en progreso.

Y una ultima que a mi parecer es la más urgente si de supervivencia hablamos; educación para la
sustentabilidad ambiental, identitaria y cultural. Los autores visualizan a la escuela como el proyecto
democrático, inclusivo y sostenible que ha de contribuir a la comprensión y sensibilidad frente al colapso
ecológico que permita identificarnos como especie más allá de las culturas e ideologías, pero que sin
embargo contribuya a la transformación de ambas. Creo firmemente en la necesidad de cuidar la
naturaleza como una condición indispensable para la supervivencia, promover comunidades protectoras
de los recursos naturales, el respeto por la vida natural (animal y vegetal) y la preservación de las
especies que son amenazadas por la voracidad del neocapitalismo.

En conclusión, la lectura de este texto, aporta innumerables motivos de reflexión sobre la incertidumbre
de lo que estos y los futuros tiempos nos deparan no solo en el contexto educativo, sino como especie
humana. Como lo plantean los autores, la escuela no puede ser responsable y “vacuna” frente a los
problemas mundiales, pero definitivamente si puede propiciar, fomentar y revisar críticamente los estilos
de vida dañinos hacia concepciones criticas de especies más responsables e inteligentes basadas en la
cooperación colectiva. Hemos sido cómplices silenciosos de un sistema de simulación que poco ha
contribuido a la reflexión y mantener la esperanza pedagógica de los grandes cambios que pueden
producirse desde y para la educación. Hoy el cambio y transformación en los paradigmas educativos y
sociales se han vuelto una urgente necesidad humana. Y de acuerdo con el texto ha llegado el momento de
que la nueva educación potencialice la construcción de sociedades políticas cultas, pensantes y críticas de
su realidad.

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