La escuela es productora de subjetividad, produce sujetos. La escuela es una institución pública
formadora de subjetividad, de identidad. Por eso es una institución fuerte, nos deja marcas y huellas. Función simbólica del maestro en la escuela. El efecto maestro es reivindicar las características de los alumnos. Una escuela que supere las barreras propias de las prácticas de la discriminación. Muchas veces, en casos de exclusión, la escuela se convierte en el único espacio de formación de lazos sociales. La escuela construye ese lazo donde ahí exclusión material y simbólica. La escuela ayuda a lidiar con el sufrimiento social. Entiende la violencia como dolor social. La violencia es siempre una relación. Hay que dejar de hablar de alumnos violentos. Hay que hablar de dinámicas sociales y escolares que tienen que ver con estos procesos de inferiorización del otro. Son las situaciones y el modo de relación las que nos permiten entender la violencia. No existe el alumno violento. Existen relaciones donde se expresan a través de la violencia estos vínculos y estas formas de interacción. Hasta la década de los 90 se hablaba de alumnos indisciplinados, no de alumnos violentos. Se dejó de pensar a los jóvenes como indisciplinados sino como violentos. Se los mira como potenciales delincuentes. En lugar de protegerlos porque son los que más sufren la exclusión, hay un proceso de criminalización y judicialización de los jóvenes. Distingue dos formas de violencia: física o corporal y la simbólica. El castigo físico no educa. El cuerpo de los niños y los jóvenes les pertenece a ellos y no nos pertenece a los adultos. Cuando la sociedad legitima un comportamiento no se lo ve como violencia (por ejemplo el docente golpeando a un estudiante). La violencia simbólica son las prácticas de humillación en la escuela.