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Introducción

Uno de los lugares donde los niños y jóvenes pasan la mayor parte de su tiempo y de su vida es la
escuela; es en la escuela, hoy y siempre, donde se reproducen los estereotipos construidos
socialmente, ya que se buscan diferencias absurdas dentro de la comunidad escolar por una u otra
razón. Aunque sabemos que todos somos diferentes y que cada persona o grupo social tiene una
identidad particular, esto no significa que una persona sea más grande o más pequeña que otra.

Desarrollo
Por desgracia, la discriminación en la educación tiene consecuencias preocupantes, ya que
quienes la sufren acaban perdiendo la confianza en sí mismos y, por tanto, en su capacidad para
rendir en la escuela. Este proceso se agrava cuando la mayor parte de su energía no se dirige al
aprendizaje, sino a defenderse de un entorno hostil, lo que les hace vulnerables al absentismo
escolar, al fracaso y al abandono de los estudios.

Pero, ¿qué es la discriminación, por qué discriminamos y cuál debe ser el papel de la escuela?

La Ley Federal para la Prevención y Eliminación de la Discriminación (1993) define la


discriminación como "toda distinción, exclusión o restricción por motivos de origen racial o
étnico, sexo, edad, discapacidad, situación social o económica, estado de salud, embarazo,
lengua, religión, creencias, preferencia sexual, estado civil o cualquier otro motivo que tenga por
efecto impedir o anular el reconocimiento o la realización de los derechos humanos y la auténtica
igualdad de oportunidades".

Ser diferente nunca debería ser un problema, el problema es que si eres quien eres, te pondrán
trabas o te darán menos oportunidades. Esto es discriminación. Discriminamos porque la
sociedad cree tener un modelo de persona ideal, los que propagan este estereotipo evidente son
principalmente los medios de comunicación, y esta publicidad crea un modelo de imagen
corporal hegemó0nico, y cualquiera que se desvíe de este modelo ya es objeto de burla.

No sólo discriminamos por la apariencia, sino también por los prejuicios y la desinformación. La
discriminación como práctica social debe combatirse ante todo en las escuelas.

Es importante que en todas las escuelas, como primer paso, podamos comprender y ver quiénes
somos, para poder entender las razones de las diferencias y aceptarnos a nosotros mismos y a los
demás por lo que somos para evitar estas prácticas discriminatorias.

Este es el quid de la cuestión: "entender para entender" para convivir mejor. Cuando personas
diferentes se conocen, surge la comprensión.

Las escuelas no deberían sentarse a esperar más y más víctimas de la discriminación que, en el
peor de los casos, ya no encontrarán sentido a sus vidas y decidirán suicidarse debido a la
constante interferencia de sus propios compañeros o incluso de los profesores. Como en uno de
los muchos casos recogidos por los medios de comunicación: "Damaris, de 12 años, se ahorcó
con un pañuelo en su casa de San Martín de Porres porque sus compañeros y profesores la
discriminaban por ser provinciana.

Es muy desagradable enterarse de cosas como ésta, y aunque estos problemas se dan en las
escuelas, son los propios centros educativos el lugar más adecuado para trabajar para acabar con
la discriminación. También podemos trabajar en el análisis de los textos escolares, lo que se
puede ver a través de ellos, lo que se muestra y lo que no se muestra, para ver si lo que hay se
corresponde con nuestra realidad. Fíjate también en las actitudes presentes en los juegos, ¿están
completamente segregados y qué es lo que consideramos un juego de chicas o un juego de
chicos? La discriminación también se basa en el género.

Otro tipo de discriminación se produce a menudo en las escuelas: cuando una chica está
embarazada, se la excluye para que las demás "no sigan su ejemplo". Esto sólo sería una solución
fácil, pero no es la más coherente; es un acto de discriminación contra las mujeres embarazadas
en la propia escuela. Para evitarlo, deben organizarse charlas sobre protección y educación
sexual.

La timidez también es reconocida por la cultura escolar. En algunos casos, los profesores
desprecian a los alumnos callados, tímidos o menos atentos. El sujeto afectado pierde la
confianza, como en todos los casos de discriminación ……

Las diferencias socioeconómicas también son evidentes en las escuelas, donde los alumnos más
pobres son segregados o discriminados por sus compañeros. Tomemos un ejemplo de la escuela.

"Una persona fue degradada, parecía ser la más tranquila y la más pobre (llevaba la ropa más
gastada). El grupo la aceptó como una más, pero no le dio prioridad. Todos corren y ella siempre
se queda atrás, tratando de unirse al grupo.

Cada manifestación de la discriminación muestra un valor que está realmente presente en la


cultura escolar: la fuerza física, la vigilancia, las características raciales no andinas o no negras, la
posesión de símbolos de estatus -la moda, por ejemplo-, las palabras rizadas, las disposiciones
agresivas. Pero también son las señas de identidad de un mandato cultural autoritario e intolerante
en el que no se tolera la diferencia. No sólo exigen un determinado tipo de comportamiento, sino
que victimizan a quienes no lo cumplen.

En la cultura escolar existente, los alumnos no son los únicos actores. No se trata de una cuestión
de pares, sino de toda la escuela -profesores, autoridades educativas- en su conjunto. Es una
cuestión de cooperación, de lucha contra la violencia en las escuelas, de promoción del derecho a
la igualdad y a la no discriminación a través de la educación.

En cuanto a los que actúan de forma discriminatoria, no deben ser excluidos, tal vez deban ser
castigados por un tiempo, pero no excluidos porque queremos la inclusión, estos niños necesitan
un tipo de atención diferente porque trasladan a la escuela los patrones que han aprendido en
casa.
Para evitar estos comportamientos discriminatorios, es importante que los profesores desarrollen
actitudes positivas hacia sus alumnos, como el respeto y la valoración de las diferencias de las
personas y la búsqueda de un trato igualitario y justo para los alumnos, independientemente de su
color, características físicas, origen étnico o cultural o condición social.

conclusión
Promover la aceptación de cada persona por parte de los alumnos y el respeto por las diferencias
individuales y culturales, colocándolos en situaciones de la vida real y haciéndolos identificar y
evaluar por sí mismos, relacionando el racismo y la discriminación con sus propias experiencias y
sentimientos, puede ayudar a mejorar la situación.

Luchar contra la discriminación y apoyar a las personas discriminadas es el mejor enfoque de los
derechos humanos. Al fin y al cabo, éste es el objetivo último de la educación contra la
discriminación.

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