Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Siguiendo algunas ideas planteadas por Ana Freud diremos que la experiencia de
observación es a la vez una práctica fascinante y decepcionadora., fascinante
porque implica asomarse a un mundo desconocido y misterioso que uno espera
encontrar lleno de maravillas. Y al mismo tiempo es una tarea decepcionadora
porque al comienzo las observaciones son pobres y limitadas, y el observador
puede creer que ya ha observado todo y que su cuota está cubierta1.
Entendemos que su planteo esconde a la vez una paradoja, ya que a medida que
transcurre el tiempo, el observador comprometido con su quehacer puede correrse
de esa fascinación y/o decepción, pasando a vivenciar, lo que la autora llamará:
“experiencia intranquilizadora…es cuando el principiante vislumbra que apenas
ha comenzado a correr el primer velo y tiene la penosa impresión que nunca
llegará a adquirir la destreza suficiente que le permita comprender que quieren
decir realmente las señales que recibe, y como responder a ellas” . La paradoja
está en que, una vez que se ha adquirido la técnica, eso mismo que intranquiliza es
lo que promueve a seguir, a descubrir y descubrirnos, a conocer con mayor
profundidad al otro y a nosotros mismos.
Esto es lo que hace valiosa a la herramienta. Los invitamos a comenzar a correr
los velos.
1
Cita hecha por Julia Prieto en La observación directa de la conducta como procedimiento
didáctico para la capacitación del personal de los Jardines Maternales”
2
Octava Poesía vertical Ed C. Lohlé
La vista es un sentido que lo ejercitamos todos los días, sin embargo el acto de
observar nos remite a otra acción.
Observamos con los ojos, con los oídos, etc., pero con el cerebro alerta para
criticar lo que creemos haber visto, oído, olido, etc.3
Entre las posibles acepciones del vocablo “observar” podríamos citar:
a) guardar, vigilar
b) examinar atentamente
c) respetar, cumplir
Si tratamos de llevar estos sentidos a la tarea de observar desde un campo científi-
co, podríamos decir que observar en el sentido “guardar” tiene que ver con la
instancia de registro material, es decir con lo que se guarda de lo observado, por
ejemplo las notas, los registros, crónicas, etc. El hecho mismo de registrar ya
implica un “guardar con vigilancia” para que lo observado no se pierda.
Si tomamos como referencia el sentido de “examinar atentamente” vemos que allí
se pone en acto “una mirada y una escucha que potencian la intención y la
direccionalidad…una mirada que no contempla sino que indaga”4
Como tercera acepción, el sentido de “respetar” estaría mas ligado a la ley, el
orden y el cumplimiento de las normas, “Cuando hablamos de observar no nos
referimos a esta acción, pero en todo acto de observación de un objeto de estudio
está presente el respeto y el cuidado. Se cumple con requisitos prescriptos,
estandarizados, ordenadores. Se respeta en lo particular lo que la ética permite, y
en lo general lo que la moral ordena”5
Desde el campo de las ciencias sociales, los cientistas nos dicen que observar es
dirigir la atención de nuestros sentidos para penetrar en las experiencias de otros -
“in situ”-, sean estos personas, grupos o instituciones. Así observar no es un acto
mecánico, por el contrario requiere nuestra voluntad y conciencia respecto de la
relación que establecemos con aquello que atrae nuestra atención. Al respecto nos
son de utilidad las ideas de Eulalia Bosch, crítica de arte, curadora de numerosas
muestras y docente. En su libro El placer de Mirar, preocupada por cómo se
desarrolla y se aprende la disposición y habilidad para apreciar las obras de arte,
señala que mirar implica “establecer un puente entre lo que sabemos y lo que nos
sorprende”. Compara el acto de mirar con un filtro cuyas mallas pueden estar más
o menos cerradas, pero siempre están sostenidas por la orientación de los
conocimientos, del interés y de los deseos del que mira.
Es una forma de ensanchar nuestro espacio interior de forma que pueda albergar
sensaciones nuevas.
3
Pardinas, F.pag 89
4
Ficha D. Calmels. La observación. Mosaicos.. 1993
5
idem anterior
Un recorrido por los elementos que comporta la observación en cuanto
método de recolección de información:
Como vemos, cuando se trata de decodificar lo que vemos, la perspectiva del que
mira se nos impone. En otras palabras, toda mirada tiene un componente
narcisista notable (Bosh). Por eso cuando hablamos de observación rigurosa, de
observación como técnica y estrategia para recolectar información y hacer algo
con ella, se recomienda:
- la participación de otras miradas como paliativo de la arbitrariedad
de la subjetividad del observador.
- incluir otras herramientas de recolección de información como las
entrevistas, encuestas, documentos, y luego cruzar la información
obtenida.
- análisis más profundos y progresivos intentando conectar aquello
que se ve con marcos teóricos que sirvan para descifrar la realidad.
“Es necesario considerar si nuestra interpretación concuerda con lo
que se sabe y piensa en el mundo científico actual (Geertz, 1973).
No porque sea rechazable la discrepancia o la novedad sino
porque, en caso de existir, adquiriría una significación diferente.”
(Santos, 1990)
Este último aspecto está vinculado al hecho de que la observación rigurosa debe
darse en interacción con el pensamiento, esto implica que mientras se procede a
observar intervienen hipótesis sobre la base de los conocimientos disponibles.
Esta retroalimentación entre pensar y observar optimiza ambas actividades, de
manera que mejoramos la observación si disponemos de importantes esquemas de
pensamiento y esto a su vez favorece los alcances de la observación.
Observar al niño
La observación, entre otros fines, nos permite conocer e indagar acerca del niño
que tenemos encomendado cuidar y educar. Hablamos de conocer a cada niño, su
comportamiento habitual y no sólo sus manifestaciones extraordinarias. Qué le
agrada, qué le disgusta, con quien prefiere vincularse y de qué modo, cómo
reacciona ante la novedad, cómo se calma ante alguna preocupación, etc.
Conocer al niño. Conocer a Julián, a Ana, a Matías... nos permite pensar y trabajar
con “la diferencia”. Trabajamos con sujetos en grupo. Nunca deberíamos olvidar
que aunque los niños respondan al grito: “Sala Verde venga acá”, Julián viene
inmediatamente, Ana se toma su tiempo, y Matías necesita que lo vengan a
buscar.
Cuanto más sepamos de ese niño, más ajustadas serán las respuestas que
podremos brindar frente a sus necesidades, acompañando su curiosidad,
proponiéndole desafíos gratificantes, ayudándolo a transitar las angustias y
dificultades con las que se encuentra.
No hay respuestas únicas ni prefijadas, solo conociendo en profundidad al niño,
podemos articular aquello que es adecuado y satisfactorio para cada niño.
"(...)el conocimiento preciso de aquello de lo que el niño es capaz en cada estadio
de su evolución, para preservar una parte cada vez más importante de su equilibrio
y su unidad, puede sernos de una ayuda preciosa para reasegurarnos mejor en la
tarea en la que estamos implicados. Lo que se pone en riesgo es su sensación de
seguridad, su calma y las condiciones de un verdadero diálogo tónico postural"
Por otra parte observar a cada niño en particular nos permite recoger información
para intercambiar con los padres y con los otros adultos y maestros que estén o
estarán en contacto con el niño. Cuando los niños permanecen muchas horas en la
institución y al cuidado de diferentes adultos, observar y registrar lo observado se
torna en una herramienta indispensable, para garantizar la continuidad en los
cuidados y el trato. Por ejemplo: La maestra de la mañana registra lo siguiente
acerca de uno de sus niños: Facundo (26 meses) suele enojarse mucho cuando
algo no le gusta, se tira al piso y golpea enérgicamente el suelo son sus manos y
sus pies. Si se lo trata de agarrar para que se detenga y escuche lo que se le dice en
ese momento pareciera irritarse más. Lo hace más enérgicamente. Si se espera y
se le ofrece luego alguna otra actividad o juego puede cambiar de actitud y está
mas disponible para escuchar algún comentario sobre lo sucedido.
Esta observación permite conocer y comprender a todo el personal que interactúa
con Facundo formas de manifestarse del niño y elaborar estrategias en conjunto
coherentes y acordes a criterios compartidos de intervención.
Es oportuno a esta altura del escrito, considerar que, al intentar conocer mas al
niño, nunca lo observamos desde un punto de vista “ingenuo” ni desprovistos de
“saberes” acerca del niño en cuestión.
Con esto queremos decir cuando estamos con los niños en la Jardin resuenan en
nosotros muchas otra miradas como:
La que recogimos en la entevista con los padres, quienes en su
descripción acerca de “quien es y que le gusta” fulanito de tal, nos
“pintaron” el niño que es para ellos.
la de la maestra del año anterior que nos dirá “que es un dulce” o “un
terremoto”,
la de otros padres que lo conocen y que intentanto aportar a su
conocimiento nos dirán “fulanito es muy pegado a su mamá” o “¡como es
el primero…lo miman tanto!” ,
la de la cultura que marca cuales son los niños “tranquilos” los “lentos”,
los “inquietos” los”curiosos” , etc
la de los libros que estudiamos y nos hablaban de los niños de esa edad
la de nuestra experiencia cotidiana
nuestra biografia escolar
y nuestra historia individual
Con esto queremos decir que para “ver y conocer” mejor a cada niño tenemos que
trabajar mucho sobre nuestros marcos de referencia. Dice Kamala Di Tella “ para
ser un buen observador hay que poder observar y mirar con atención. Antes de
inferir diagnósticos, actuar o recomendar, hay que aprender a mirar repetidas
veces y con atención constante. Es necesario tener una preparación mental para
poder limitarse a observar estrictamente.”6
Este trabajo, duro por cierto, permitirá a quien decide encararlo de este modo, leer
en forma mas “objetiva” desde una mirada benevolente y no cuestionadora ni
prejuiciosa.
Una mirada que analice luego de observar, en lugar de que “busque” lo que quiere
encontrar, así podrá ver como decíamos antes que: Ana se toma su tiempo, y
Matías necesita que lo vengan a buscar, en lugar de pensar que Ana es lenta o
Matías un caprichoso.
6
Di Tella, Kamala La observación del vínculo.
ACERCA DE LA TÉCNICA PROPIAMENTE DICHA
El registro
Pensando junto con la maestra que realizó el registro, comenzamos a ver que nos
preguntaríamos si centramos la mirada en Violeta, asi surge:.
¿qué cosas nos dice Violeta sin palabras?
¿por qué se aferra a la madre?
¿por qué observa todo?
¿qué le pasa, que piensa cuando ve partir a su mamá?
¿qué pasó que Violeta se baja sola de la falda de la madre cuando antes no se
podia despegar?
Dado que tiene 30 meses ¿Porque no llora y/o no habla o protesta para mostrar su
descontento o su resistencia, y solo se aferra?
Luego, cuando centramos las miradas en la madre nos surgen otras dudas:
¿qué siente o piensa su madre cuando la nena se aprieta fuertemente contra ella?
¿cómo recibe la madre el aferramiento de Violeta?
¿¿por qué no se mueve cuando dice “me tengo que ir”?
Análisis de la Observación: Violeta nos muestra que necesita “del cuerpo presen-
te” de su mamá. Se aferra a ella porque solo ese contacto “cuerpo a cuerpo”
parece darle confianza. Esta es para nosotras una conducta esperable en un bebé
mas pequeño, donde el contacto corporal funciona como una envoltura protectora,
garante de un sostén físico y emocional.
Violeta no llora ni habla, y cuando lo hace es en un tono muy bajo. Todos estos
indicadores nos hablan de algun tipo de dificultad para expresar su descontento
con los recursos que ya posee.
No obstante la maestra rescata “la atención exacerbada” por medio de la mirada.
Esto nos muestra un recurso favorable, ya que no se trataría de una mirada
“controladora” que nos estaría hablando de angustia, sino que es una “mirada
exploratoria” que parecería funcionar como una búsqueda atenta de Violeta,
mirando “todo” para tratar de descubrir ese mundo nuevo de la sala de Jardin.
¿cómo inferimos esto? Siguiendo la secuencia de las conductas inmediatas de
Violeta, ya que cuando la maestra “acoge” a la madre con la nena y les ofrece una
silla, ambas se distienden, ambas son sostenidas y la nena se “puede ir” del cuerpo
de su madre hacia otros objetos y situaciones de su interés.
La mamá de Violeta también nos dice mucho con su conducta no verbal. Usa la
palabra pero no la acompaña con la acción, dice “me tengo que ir” y se queda
estática en el lugar, mostrándole al observador su dificultad para llevar a cabo la
acción que enuncia su palabra. Parecería que el aferramiento de su hija la paraliza.
Por otra parte la maestra, conectada empáticamente con esta díada, ofrece
contención y cuidado para ambas. ¿por qué inferimos esto? Porque se acerca a una
distancia óptima sin invadir. Porque entendemos que reconoce la modalidad
vincular entre ambas. y la necesidad del contacto cuerpo a cuerpo por un ratito
mas, les acerca una silla, un apoyo para las dos. Mas tarde ofrece a la madre la
posibilidad de irse en presencia de la niña, y en ese momento se sienta “al lado”
de Violeta y le ofrece hacer “algo juntas”. Comienza a mediar la palabra para
Violeta con un tenue “si”. Hacen “juntas”, porque hay dos personas separadas, ese
lugar es el que comienza a reconocer la maestra con su acción y su palabra.
Este tipo de análisis le permite al maestro reconocerse involucrado en el vínculo y
conocer mas acerca de las diferentes modalidades en que cada niño resuelve
situaciones difíciles, pudiendo así anticiparse, sostenerlos y respetarlos
También abre la posibilidad de contener a la madre sin cuestionarla,
acompañándola. Por esto decimos que la observación puede ser utilizada como
una herramienta para acciones de prevención ya que al comprender lo acontecido
desde la singularidad del vínculo, se puede actuar en consecuencia. Concluimos
que, cuando la maestra entiende la particular interacción entre Violeta, su madre y
ella, advierte el éxito del planteo mas pedagógico (vamos a hacer algo juntas…)
apoyado sobre la base de un desarrollo emocional saludable.
Observar al grupo
Es común dedicar un tiempo al iniciar las clases a hacer un diagnóstico del grupo
que tenemos encomendado. Observamos y delineamos un perfil que, en algunos
casos encarpetamos como parte de los rituales del ser docente, y en otros lo usa-
mos para pensar y delinear objetivos para la sala.
Consideramos la importancia de observar a nuestro grupo mas allá de la necesidad
del perfil real inicial. Trabajar con un grupo y sobre todo de edades pequeñas que
recién asoman a la vida grupal tiene sus particularidades.
¿Qué nos dicen nuestros informantes privilegiados de la vida en grupo?
Una maestra comparte este registro manifestando asombro y alegría por haber
captado por primera vez esta escena en su grupo.
“Es una sala de 15 niños, casi todos tienen entre 18 meses y dos años. En un
extremo de la sala y pendiendo de un estante se ve una cortina hecha con tiras de
telas de colores. Tres nenes se encuentran atrás escondidos, se miran entre ellos y
se ríen. Esperan, (sus caras parecen de expectación, como esperando que alguien
los venga a buscar). Espían por entre las vetas que dejan los flecos. Uno se
asoma y vuelve a entrar rápidamente. Una nena y un nene se acercan y corren la
cortina abruptamente, se ríen. Los tres nenes corren a esconderse detrás del
placard. Allí hay un espejo en el se ven reflejados, ríen estrepitosamente. Al ser
nuevamente encontrados por sus compañeros vuelven al escondite inicial. Al cabo
de un ratito son ocho los nenes implicados directamente en el juego de correrse y
esconderse, tres observan a la distancia, se rien. Otros cuatro, sin prestar
atención al resto del grupo, merodean cercanos a la maestra que limpia las
mesas luego de una actividad, la miran, le hablan articulando alguna que otra
palabra, uno de ellos la sigue paso a paso por todo el salón.”
Estas preguntas nos invitan a mirar con más detenimiento y al mismo tiempo a
pensar junto a la maestra en las interacciones de estos pequeños que comienzan a
desarrollar un incipiente sentido de pertenencia grupal.
Si intentamos dar algún sentido posible a esta escena, por ejemplo desde autores
que expliquen el desarrollo socioemocional podríamos decir que varios nenes de
este grupo están comenzando a probar el grado de entonamiento de los afectos
(Stern,1996) con sus compañeros y que están experimentando estados
emocionales internos compartibles con otros seres. Por otro lado pareciera que
algunos están hipotetizando acerca de las intenciones de los otros, ¡los otros
también tienen mente!. Se puede ver que hay una búsqueda en esos chiquitos que
se esconden y esperan a ser encontrados o perseguidos por sus compañeros.
Podría pensarse que hay algunos nenes que están más preocupados en la cercanía
corporal con su maestra, que con los otros niños. Es posible que aún necesiten el
“sostén” y la presencia segurizante del adulto para entrar en contacto con otros.
Si nos detenemos en los chiquitos que miran: ¡Cuántas formas de participar
diferentes! Estos nenes se estarán perdiendo algo? Esta modalidad de
participación les impide sentirse parte de este grupo?
Como vimos, la observación es un interesante recurso para conocer coyunturas
grupales y de este modo anticipar situaciones, preveer posibles intervenciones,
etc. Es bueno resaltar que, aunque podamos saber algo mas acerca de sus intereses
espontáneos, no quiere decir que planifiquemos sólo con esto, ya que el docente
trabaja con unos objetivos y expectativas vinculadas a la política educativa, a la
función del nivel, a un proyecto institucional, etc.
Observar la tarea
“La crítica es un interrogar a los fenómenos y las
relaciones, en la búsqueda de sus leyes internas, de su esencia.
Ese interrogar descorre el velo de la familiaridad
y supera el seudo conocimiento.
Introduce una distancia adecuada entre el hecho y el sujeto,
que se transforma así en sujeto cognoscente.
Incluye la conciencia y la reflexión allí
donde había mecanismos de acción irreflexiva
y representación acrítica.”7
7
Quiroga, Ana en Psicología de la vida cotidiana
Las miradas se centran en ellas.
¿Cuáles fueron sus intervenciones? ¿Qué facilitaron? ¿Habrá alguna mejor manera
de actuar? En función de qué marcos teóricos y de qué objetivos? Preguntas,
respuestas, dudas...
Pero entonces... ¿qué es intervenir?. ¿Cuántas formas diferentes de intervenir hay?
¿Qué promueven /que obturan desde el punto de vista del desarrollo emocional,
motriz e intelectual de un nene?
¿Qué enseñan estas maestras más allá de lo explícito?
Pero entonces... ¿cuándo intervenir más activamente, cuándo correrse del centro y
observar?
¿Qué verbalizan las maestras? ¿Porqué la voz de las maestras se escucha tanto,
todo el tiempo?
¿Porqué la música pareciera estar indiscriminada del ambiente? ¿Cumplía alguna
función la música en esa actividad?
¿Qué podemos decir de la intervención en la disputa de esos dos nenes?¿Fue
acertada? En qué sentido?
¿Con qué habrá tenido que ver que los chicos estuvieron tan cautivados por la
propuesta? La semana pasada no ocurrió lo mismo...¿Qué varió en relación a las
condiciones?
8
Jaqueline Rebain en “Las implicancias del observador”
escuela. Al ingresar un colega a observar, se pone en juego la privacidad de lo que
ocurre en los salones y esto nos remite por lo menos a la discusión de las
prácticas como cuestiones individuales y privadas o como preocupación pública y
colectiva. Este puede ser un problema no solo a la hora de observar a un
compañero, sino a la hora de analizar el registro de lo observado, ya que muchas
veces las prácticas de los otros parecieran ser terrenos que no tendrían porqué
concernirnos.
Mirar con detención no es fácil, no basta con abrir los ojos y dejarnos llevar para
conocer lo que tenemos delante. Tampoco es fácil pasar de las exclamaciones
iniciales, y de las sensaciones, a la comprensión.
Por un lado, observar es una habilidad que se desarrolla y se ejercita: “esperá,
esperá, describinos la escena”, nos decía pacientemente una profesora, una y otra
vez mientras hacía espacio en el centro de la ronda para trazar unas líneas
imaginarias en el suelo y ayudarnos a todas a ubicarnos espacialmente en el
escenario en que había estado nuestra compañera. Nosotras, aprendices de
observadoras, comenzábamos a leer nuestros registros más que incompletos o
desenfocados o dispersos o poblados de subjetividades y prejuicios...
Por otro lado, para que realmente nos sea de utilidad en el sentido de obtener algo
mas de lo que extraeríamos con solo percibir, es necesario “saber”.
Se sabe que las personas que tienen mayor cultura visual pueden percibir gamas
de hasta 200 colores. ¿Qué increíble, no?
Entonces, aparece la paradoja, “se ve” cuando “se conoce” y “se comprende algo
más de la realidad” cuando “se ve”.
Finalmente, esperamos haber repartido invitaciones a todos para la realización de
esta práctica. Y ya en el terreno de la subjetividad mas pura nos gustaría decir que
el hecho de “parar” para mirar es un gran gesto, es el despertar de una actitud de
interrogación, de respeto por el otro, por uno mismo y por nuestra práctica.
i
Concepto de E. Pichon Riviere, extraído de “Psicología de la conducta”, José Bleger, Ed.
Paidós, 1987.