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“Observar las situaciones educativas” (1988) M. Postic y J.M. de Ketele – Narcea S.A. de Ediciones –
Madrid – pag. 17
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Se discute su condición de método o de técnica, pero más parecería una técnica exploratoria, un primer
acercamiento al campo, más que un método complejo.
También podríamos decir que es una recolección de datos que describen un campo, más o
menos limitado espacial y simbólicamente. Sería, entonces, un momento en el proceso de
producción de conocimiento, el paso previo a la interpretación, a la negociación colectiva
de significados, al cruce con datos de otra naturaleza, en fin, a un proceso constructivo.
Esta recogida implica necesariamente una actividad de codificación para presentarla o
trasmitirla a alguien.
“(la observación) ... tiende a organizar las sensaciones en una síntesis que
las sobrepasa y las transforma integrándolas en una estructura. Las
informaciones recibidas, que varían en calidad según las características de
las capacidades sensoriales del sujeto, son tratadas y elaboradas alrededor de
un núcleo significativo”3.
Pero no puede dejar de señalarse que para mirar necesitamos un sistema previo, aún antes
de mirar un campo de exploración, ya tenemos un cernidor que es nuestro marco teórico,
nuestros compromisos y valoraciones.
Bourdieu diría, “nuestro sistema de percepción, clasificación y valoración”.
Bruner nos aclararía, las actividades perceptivas suponen un proceso de tratamiento de la
información por referencia a esquemas previos y proceden por categorización;
Tal vez en la misma línea, estaría la tesis de las representaciones de Moscovici o la tesis de
la percepción como actividad tendiendo a consolidarse en esquemas de Piaget, o la
explicación de Castoriadis basada en la tesis del imaginario social:
Lo que vemos son conductas, discursos, ambientes, relaciones, espacios, emblemas, etc. Lo
que vemos son presencias, insistencias, ausencias...
En todos los casos, en la Observación, se trata de buscar, suponer, hipotetizar razones a
cerca de la interdependencia de los comportamientos expresos, como diría M. Mead, “la
urdimbre de esta vida”:
por qué hacen lo que hacen?;
qué pretenden?;
qué orienta y regula estas prácticas?;
qué grado de conciencia tienen los sujetos que las hacen?;
qué significado parecen atribuirle a su hacer?;
hay expresiones verbales que acompañan estas prácticas, cuáles?;
qué hipótesis podemos hacer a cerca de esto? etc. etc.
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) M. Postic y J.M. de Ketele (1988) “Observar las situaciones educativas”– Narcea S.A. de Ediciones –
Madrid – pag. 19
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Idem, página 22
Las prácticas suponen un trasfondo de saberes, no siempre conscientes, de razones o
racionalizaciones, de creencias animadas, subjetivizadas. Por tanto para indagar prácticas
habría que hipotetizar sobre estos prólogos que las producen.
En el mejor de los casos, una experiencia de observación podría llevarnos a trabajar sobre
nuestras propia colección de modelos de interpretación, como decía Seymour Papert.
Toda una experiencia epistemológica!!.
Qué cosas buscamos?, en principio diferenciar las prácticas que aparezcan como
significativas y como intrascendentes; las reiteradas por los actores y entre los actores, las
que aparecen como habituales; las intenciones que tendrían (además de los “beneficios”
prácticos que no siempre coinciden con las prácticas) los dichos que acompañan las
prácticas o las reemplazan; la descripción de los espacios, emblemas o marcas hasta los
limites de los espacios (desde graffitis, hasta lemas institucionales pintados en las paredes,
estatuas, banderas, símbolos religiosos, etc. etc.); los desplazamientos, los recorridos de los
actores; los tiempos y sus tratamientos, etc. etc.
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C.Castoriadis (1997) “El avance de la insignificancia” – Editorial Universitaria de Buenos Aires – Páginas
158-159.
El espacio debe ser de clara visibilidad y el tiempo suficiente como para que se desarrollen
algunas prácticas interesante. Por ejemplo, una clase no presenta ese tipo de problemas
porque es un dispositivo que ya tiene marcados sus límites temporales y espaciales (el aula
y la unidad horaria de 40, 45,u 80 minutos).
Pero, por ejemplo, en el caso de un recreo escolar como objeto de observación, tal vez
sería conveniente, en primer lugar hacer una marca espacial donde ocurre este recreo que
no exceda los 20 metros de longitud, (aunque algunas precisiones de hechos y de discursos
se van a perder). En términos de tiempo, y considerando que un recreo transcurre en unos
10 o 15 minutos, se tendría que sumar registros hasta llegar a un material suficientemente
significativo.
Igualmente en el caso de un acto escolar, tal vez habría que ubicar el escenario como
punto central y desde allí hacer cálculos de alcances físicos convenientes y definir cuándo
consideramos iniciado el acto y desde cuando empezamos a hacer los registros. Idénticas
consideraciones se harían si quisiéramos, por ejemplo, registrar los ritos del ingreso
cotidiano a la institución.
Cuando los espacios o los tiempos de observación son muy amplios o extendidos es
conveniente acordar entre dos o tres observadores, parcelas de territorios o tiempos, para
abarcar espacios y tiempos más amplios y recoger material más significativo.
Esta recolección desde varios observadores tiene una ventaja muy apreciada, la
posibilidad de, posteriormente, comparar las notas y trabajar en la línea de la negociación
de sentidos, en la de construir un discurso de hipótesis e interpretación.
Los tiempos deben definirse con cautela, una observación de clase, diaria, durante 10
semanas parece excesivo, dos horas de clases observadas podrían ser insuficiente para
habilitarnos a interpretar. Tal vez, en ese caso el mismo observador puede decidir cuando
tiene suficiente material significativo, cuando se advierte saturado, reiterado y no agrega
nada nuevo.
Nuestra propuesta no es trabajar con protocolos muy estrictos 6, pero tampoco hacer
observaciones del tipo trazo de “brocha gorda”, en los que no aparece nada claramene
distinguido, diferenciado y estimado, mas o menos precisado.
Incluso pretendemos que aparezcan las impresiones del observador, qué calificativos
ha usado, a qué recuerdos y asociaciones remite esta experiencia, lo uqe no vio (como
lapsus) etc. Y esas impresiones deben ser analizadas como tales, como un material
cualitativo que también deberá negociarse, a sabiendas de uqe va nuestra propia historia y
nuestro propio sistema de clasificación comprometido allí.
Es posible que para una intervención del tipo de un AIE cada integrante del equipo diseñe
su propio instrumento de codificación y luego, en el encuentro con los otros colegas,
analicen y comparen el valor de estas categorías, su capacidad de contener y ordenar y
acuerden un instrumento común.
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Refiere a los registros del tipo de cuaderno de campo en etnografía.
Pero puede ocurrir que en una investigación avanzada ya están definidas las categorías para
la recolección de datos y todos los integrantes del equipo deberán usar un mismo protocolo.
Una observación bien registrada es una pequeña pieza intelectual. Veamos estas
“... El espacio es poco funcional, antiguo, triste, oscuro. Parece una reliquia
del pasado, pasado tal vez de esplendor y de gloria, en un presente vetusto.
Un sector nos llama la atención: un salón de actos: oscuro, cerrado, con olor a
humedad y a vejez, con paredes deterioradas. En los pasillos hay vitrinas
enormes con animales embalsamados. “Muchos, viejos, muertos. Es un
ambiente oscuro, tétrico, parece un mausoleo”, escribimos en nuestras notas.
Este sector parece ser representante de un pasado ya enmohecido y difícil de
mantener vivo. La Virgen de la entrada habla de una asociación escuela-
religión católica-tradición, también inscripta en el pasado. Infunde un sentido
de sacralización al ambiente de la entrada.
Hay una biblioteca grande, con muchos volúmenes, a la que los alumnos
concurren. Es una biblioteca de las de antes. Con olor a libros y a madera.
Las salas de preceptores y de Secretaría son amplias, con escritorios de roble
distribuidos en el espacio total, subdiviéndolo. La de profesores, en cambio,
está en una cocina pequeña sin reformar en la que sólo entra una mesa para
ocho o diez personas. Espacio de “cocina en desuso” transformado para otro
uso.
Entramos en las aulas. Hay orden, una cantidad de bando alineados que
parecen rebasar las paredes del aula, no hay casi espacio para frente y pasillos.
En las paredes se mezclan ilustraciones del ciclo de aplicación y algunas
pocas inscripciones de alumnos del secundario.” ....
La escuela da la imagen de una institución que se fijó en el pasado, con una
tradición que se intenta mantener, con espacios que hablan de un tiempo
pretérito glorioso.
El esfuerzo actual es conservar. Es fuerte la sensación de algo que ya no está
presente, de pérdida. Imágenes de “reliquia”, “mausoleo”, “vejez” se suscitan
repetidamente, así como una sensación de pesadumbre melancólica” 7
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Butelman, Ida (1996) “Pensando las instituciones” – Editorial Paidos – Grupos e Instituciones – Páginas81-
82.
“Consideren extraño lo que no lo es. Tomen por inexplicable lo habitual.
Siéntanse perplejos ante lo cotidiano”.
Berthold Brecht
BIBLIOGRAFÍA