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A estas alturas, todos saben que restablecer la confianza en las instituciones está en el centro de la agenda
política de los gobiernos de América Latina. Más del 80% de los ciudadanos de la región cree que sus
funcionarios electos son corruptos. A medida que la población de la región se vuelve cada vez más
urbanizada, más conectada y más de clase media, el nivel de tolerancia hacia los “viejos métodos” de hacer
política y negocios va desapareciendo.
Lo que quizá no todo el mundo sepa es que, en medio de este clamor popular, los gobiernos de la región
están adoptando medidas concretas. Este año la Cumbre de las Américas asumió el Compromiso de Lima,
que consiste en 57 medidas específicas para disminuir la corrupción, fortalecer la gobernanza democrática y
consolidar el Estado de Derecho en nuestra región. Al mismo tiempo, los principales actores del sector privado
de la región se reunieron en la Tercera Cumbre Empresarial de las Américas y formularon una Acción para el
crecimiento con el fin de fortalecer las asociaciones público-privadas en materia de transparencia e integridad.
“En 2017, un tercio de los latinoamericanos pagaron un soborno para poder acceder a un servicio público
básico como la salud o el documento de identidad”
Los costos de la burocracia son particularmente gravosos en una región que ha sido testigo de una
desaceleración económica y actualmente se encuentra sometida a la presión fiscal. La burocracia dificulta los
trámites a los propietarios de negocios para registrar sus empresas, obtener permisos de construcción y pagar
impuestos. Según el Foro Económico Mundial, junto con la corrupción, la burocracia es el mayor problema
para los empresarios cuando se trata de hacer negocios. en este contexto, los sobornos administrativos
aparecen como un mal remedio.
Los sobornos administrativos para acelerar los procedimientos constituyen un impuesto oculto
especialmente dañino para los pobres. Por ejemplo, en México, mientras que en 2010 los hogares
con un ingreso promedio gastaban el 14% en sobornos administrativos, la cifra ascendía a un 33%
para los hogares con un ingreso mínimo, según Transparencia Mexicana.
Para analizar las causas del laberinto burocrático, el Banco Interamericano de Desarrollo llevó a cabo una
encuesta en 18 países de América Latina. Su reciente informe sobre los trámites burocráticos identifica tres
grandes causas:
1. Los trámites burocráticos han proliferado a un ritmo asombroso. Hay un gran número de
procedimientos administrativos para los servicios transaccionales: 4.535 en Perú, 3.757 en Chile, 2.708
en México y 2.545 en Colombia. En promedio, un ciudadano típico de América Latina lleva a cabo cinco
servicios transaccionales al año y dedica un promedio de 5,4 horas a cada uno. Sin embargo, hay
diferencias importantes entre los países, en términos del tiempo promedio destinado a cada
procedimiento: 11,3 horas en Bolivia; 8,6 en Perú; 7,4 en Colombia; 6,9 en México y 2,2 en Chile.
2. Los procedimientos burocráticos son demasiado complejos. La mayoría de los procedimientos
requiere más de una interacción con el organismo público responsable. De hecho, la complejidad
regulatoria en la región tiene una puntuación de 3,5 en una escala de 0 a 5, en comparación con un 1,9
en los países de la OCDE. Tan solo hay un puñado de procedimientos a los que se puede tener acceso
y realizar en línea.
3. Cumplir con los procedimientos burocráticos es caro. Por ejemplo, a las pequeñas empresas
cumplir con las obligaciones tributarias les cuesta el 7,6% de los ingresos de sus ventas. El costo para
los ciudadanos es incluso mayor como porcentaje del ingreso. En México los gobiernos estatal y federal
llevan a cabo 400 millones de procedimientos administrativos y gastan un promedio de US$9 por
trámite, lo que equivale a un total de US$3600 millones. Si estos procedimientos se pudieran llevar
adelante en línea, el costo disminuiría en un 95%, lo que ahorraría el equivalente al 25% del
presupuesto federal para educación.
Digitalización: El primer paso para reducir la burocracia estatal es poner fin a los trámites y los procesos
manuales. Numerosos países están promoviendo el gobierno electrónico a través de portales de servicios
informáticos integrados como México, Chile, Uruguay y, más recientemente, Perú. Con su iniciativa Un Chile
sin papeleos, Chile se ha comprometido a ofrecer los procedimientos administrativos a través de telefonía
celular para 2025. Desde 2007 Uruguay cuenta con un organismo regulatorio para impulsar la transformación
digital y desde este año forma parte de Digital 7, un grupo selecto de países avanzados en materia de
gobierno digital.
Simplificación: Digitalizar el sector público no es suficiente; también hay que simplificarlo. A finales de
2016, Perú aprobó un “paquete de simplificación administrativa”. El mismo año, Brasil adoptó una estrategia
de gobierno electrónico que afinó en 2018 como parte de una estrategia para digitalizar el país. Argentina
creó el Ministerio de Modernización y desde finales de 2017 ha adoptado un ambicioso plan para modernizar
la burocracia, que incluye la introducción de la identidad digital, las notificaciones oficiales electrónicas, el
principio de silencio administrativo, la plataforma “Mi Argentina” y una ventanilla única para el comercio
exterior. Se espera que estas medidas generen ahorros equivalentes al 1% del PIB.
Innovación: Varios países de la región están recurriendo a innovaciones tecnológicas como la minería de
datos y la analítica avanzada para rediseñar procedimientos administrativos. En 2013 Ecuador lanzó la
iniciativa tramiton.to, que recibió más de 6.000 reclamos ciudadanos y condujo a la simplificación de 44
procedimientos. En Perú, la iniciativa www.dimetutraba.pe del Ministerio de Producción contribuyó a identificar
1.124 barreras burocráticas para las empresas privadas. Numerosas administraciones nacionales y
municipales también están creando laboratorios de innovación que utilizan inteligencia abierta y de
macrodatos (big data) para mejorar los servicios públicos.
En América Latina el desmantelamiento del laberinto burocrático es una tarea urgente para mejorar la
competitividad económica y, lo que es aún más importante, reestablecer la confianza en las instituciones. Los
sobornos administrativos pueden ser una forma silenciosa de corrupción, pero paradójicamente es de lo que
habla todo el mundo.
Desde la psicología de las organizaciones, se han planteado múltiples
teorías acerca de la organización del trabajo en las empresas. Hoy
conoceremos una de ellas, la teoría de la burocracia de Weber.
Weber establece las condiciones para que una persona con poder
justifique su legitimidad; además, explica cómo los sujetos sobre los
que se ejerce tal poder son sometidos a él.
Además de legitimar el poder, para que sea posible el ejercicio del poder
es necesario cierto grado de organización administrativa. La
organización administrativa de tipo burocrático planteada por Weber
proporcionará el más alto grado de eficacia en el trabajo y la
organización. El objetivo de tal organización será resolver los
problemas de la sociedad, y por extensión los de la empresa.
1. Sociedad tradicional
Destacan el patriarcado y la herencia (por ejemplo la familia).
2. Sociedad carismática
Destacan características místicas, arbitrarias y personalistas (por
ejemplo los partidos políticos).
Autoridad tradicional.
Autoridad carismática.
Autoridad legal, racional o burocrática, propia de su teoría.
2. Impersonalidad
Todas las reglas, decisiones y cuestiones administrativas se formularán
y registrarán por escrito.
3. Jerarquía de la autoridad
La legislación comentada se compone de una serie de reglas abstractas
y establecidas de forma racional e intencional.
Por otro lado, el sujeto que obedece a la autoridad lo hace porque así lo
determinan las leyes, y no tanto por obedecer a la voluntad del jefe.
4. Profesionalización y racionalidad
Cada profesional será seleccionado por su grado de preparación y
especialización en la materia.
Los cargos se organizan de forma jerárquica; así, cada cargo está bajo
el control y supervisión de un cargo superior. Cada sujeto será
responsable de sus decisiones y acciones, así como de las de sus
subordinados.
6. Determinación de reglas
Las reglas y las normas rigen la conducta de los trabajadores. Cada una
de ellas se aplica a cada caso y situación en concreto de forma
coherente.
Efectos de la burocracia
Weber plantea una serie de efectos surgidos a partir de su organización
burocrática: por un lado, la organización burocrática ayudará a prever el
comportamiento humano, y por el otro, facilitará la estandarización del
desempeño de los trabajadores.
Ejemplo: una empresa que fabrica mesas será eficaz si sus tres empleados
consiguen alcanzar cada día el mínimo de productos establecidos; en
cambio, será eficiente si logra este límite diario con solo dos trabajadores.