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POLÍTICA CAMBIARIA
la política cambiaria de intervención para evitar una apreciación brusca de la moneda debido
al aumento de exportaciones de recursos naturales. Se argumenta que esta política es
justificada, ya que los beneficios son altos y los costos son limitados. Se destaca la importancia
de combinar la política cambiaria con otras medidas para fomentar la inversión y la
productividad en la economía. Se menciona que un tipo de cambio subvaluado puede tener
efectos positivos en el crecimiento económico, aunque no se proporciona una explicación
detallada de cómo ocurre esto. Se resalta que el Perú ha acumulado reservas para evitar una
apreciación excesiva de su moneda y se analizan los beneficios y costos de la intervención en el
tipo de cambio. En resumen, el texto aborda temas como la apreciación cambiaria, el papel del
sector no extractivo, los efectos asimétricos del tipo de cambio en el crecimiento económico y
la política de acumulación de reservas internacionales para limitar la apreciación.
POLÍTICA FISCAL
La política fiscal peruana podría mejorarse en, por lo menos, dos dimensiones relevantes. Por
un lado, aumentando la eficiencia en el funcionamiento del sector público y en la calidad del
gasto, y, de otro, una vez mejorada la eficiencia del gasto, estableciendo una regla fiscal que
permita hacer apuestas mayores en asignación de recursos, respetando la restricción fiscal
entre estos dos periodos de tiempo.
Mejorando la eficiencia del gasto permitiría crear dos vías, mediante las cuales aumentarían la
probabilidad del desarrollo del país, estas son la reducción del costo del funcionamiento del
Estado y la menor presión para la redistribución de los recursos del Estado. Una regla fiscal
apropiada debería tener, a su vez, dos objetivos. Primero, limitar la tendencia procíclica de la
política fiscal y, así, aminorar la volatilidad de los ciclos económicos. Segundo, determinar el
nivel de gasto público óptimo considerando, por un lado, las carencias en capital físico y
humano en el país.
Regla fiscal
En la última década, el país ha experimentado déficits fiscales pequeños o superávits, lo que ha
llevado a una disminución de la relación deuda a producto en más de 25 puntos porcentuales.
Sin embargo, es importante que el país profundice en la discusión sobre la implementación de
una regla fiscal contracíclica. Esta regla tendría dos objetivos principales. En primer lugar,
determinar el equilibrio fiscal óptimo para evitar un gasto público excesivo o insuficiente. La
falta de acuerdo en cuanto al gasto público genera presiones sectoriales excesivas y desvía la
atención de los ministros de Economía hacia la gestión financiera en lugar de enfocarse en la
economía en general. En segundo lugar, la regla fiscal contracíclica buscaría eliminar la
prociclicalidad de la política fiscal, que tiende a exacerbar los ciclos económicos al gastar más
en momentos de altos ingresos fiscales y menos en momentos de bajos ingresos. Esta regla
ayudaría a suavizar los ciclos económicos y evitaría la tendencia común de muchos países a
seguir políticas fiscales procíclicas. Además, la implementación de una regla fiscal contracíclica
abordaría las fallas de economía política que llevan a un gasto excesivo durante los booms
temporales de ingresos y a un bajo ahorro en países ricos en recursos naturales no renovables.
En resumen, una regla fiscal contracíclica permitiría restringir el gasto agregado y centrar la
discusión en cómo asignar dicho gasto de manera eficiente.
La Ley de Responsabilidad y Transparencia Fiscal en Perú establece topes al gasto público, pero
tiene limitaciones y ha sido incumplida en varias ocasiones. Fue promulgada en 1999 y
reemplazada en 2003. La ley establece que el déficit del sector público no financiero no puede
superar el 1% del PBI, pero se pueden suspender sus aplicaciones en situaciones de crisis o
emergencia. El crecimiento del gasto corriente no financiero no debe exceder el 4%, mientras
que el gasto en inversión pública no tiene límites. Además, se creó el Fondo de Estabilización
Fiscal. Sin embargo, la ley presenta distorsiones y permite excepciones imprecisas, lo que la
hace discrecional y procíclica. Ha habido incumplimientos y cambios que han dejado margen a
la discrecionalidad. Para mejorarla, es necesario establecer un balance fiscal objetivo de
mediano plazo y considerar la inversión en sectores clave. El Perú ya ha ahorrado lo suficiente
y la deuda pública es baja. Un déficit fiscal del 1% sería sostenible y no afectaría la credibilidad
del país. Es importante mantener un alto crecimiento y tener proyectos aprobados y
jerarquizados para ajustar el gasto público según las necesidades macroeconómicas.
Provisión de infraestructura
La inversión pública en infraestructura genera complementariedades en la economía peruana.
Sin embargo, se observa un rezago en infraestructura debido a la debilidad burocrática,
incluyendo la falta de capacidad técnica, la falta de coordinación entre regiones y el malgasto
en el sector público. Estos factores limitan los recursos disponibles para la inversión en
infraestructura y dificultan el desarrollo económico en el país.
Competencia
La competencia en las industrias es esencial para el correcto funcionamiento de la economía,
ya que determina la asignación eficiente de recursos y afecta variables como la inversión, la
organización empresarial, la innovación y los ingresos. Sin embargo, muchos mercados
presentan competencia imperfecta, lo cual requiere de políticas de competencia para corregir
estas deficiencias. En economías emergentes como la peruana, las industrias tienden a ser
altamente concentradas debido a factores como el tamaño de la demanda y el acceso
diferenciado a insumos esenciales. La falta de competencia puede generar problemas como la
colusión tácita entre las empresas, restricciones de capacidad, barreras a la entrada y debilidad
institucional. Estos desafíos estructurales dificultan la implementación de políticas de
competencia eficaces en el corto y mediano plazo. A pesar de ello, se ha demostrado que
aumentar los niveles de competencia puede generar importantes beneficios para la sociedad.
Para fortalecer las políticas de competencia, se sugieren tres medidas fundamentales. En
primer lugar, se debe desarrollar un sistema de información que permita evaluar el
desempeño de las industrias en aspectos como precios, productividad, inversión, innovación y
distribución. En segundo lugar, es necesario contar con profesionales especializados que
puedan realizar un análisis detallado del funcionamiento de los mercados y fortalecer la
capacidad de prescripción. Por último, se debe reforzar la capacidad sancionadora para
garantizar el cumplimiento de las normas de competencia. Sin estas medidas, sería difícil
realizar un diagnóstico preciso de los mercados y aplicar políticas efectivas de competencia.
Además, no se podrían implementar estrategias de control de estructuras y fusiones, lo cual
limitaría aún más la eficacia de las políticas. Es importante postergar estas discusiones hasta
contar con los medios necesarios, ya que la implementación precipitada de medidas
correctivas podría generar problemas mayores