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Desarrollo, educación y pobreza en México.......................................................................................2


POBREZA EN MÉXICO.....................................................................................................................2
Desarrollo, educación y pobreza en México
POBREZA EN MÉXICO

Mucho se ha estudiado y debatido en torno al tema de la pobreza, sin embargo, no existe una
teoría económica de consenso, de aquí el interés que se tiene en seguir explorando
las ventajas y desventajas de los distintos enfoques. El presente estudio realiza un análisis de
la pobreza en México utilizando un enfoque multidimensional. Se trata de un enfoque
alternativo a los índices de pobreza unidimensional, dicho enfoque contempla un conjunto
de variables con determinada ponderación. El artículo hace una revisión de distintos
enfoques de medición de la pobreza, establece argumentos teóricos y posteriormente realiza
un análisis de la pobreza en México utilizando el criterio multidimensional.

La pobreza es la no correspondencia entre necesidades y satisfactores. Esta noción de


pobreza la trazan autores de la llamada escuela escandinava, como Manfred Max-Neff,
Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn, quienes plantean elementos de análisis para la
comprensión del bienestar, el desarrollo y la pobreza misma. Ellos parten de una
reevaluación de algunas ideas tradicionales respecto a las necesidades humanas;
consideran que falta una explicación que diferencie las necesidades de los satisfactores
de éstas. Según ellos, las necesidades son pocas, universales y permanentes; lo que
cambia, de acuerdo con las culturas y épocas, son los satisfactores, que son de diversa
índole. Proponen dos taxonomías de necesidades según las categorías axiológicas que
expresan dimensiones diversas para la realización humana: subsistencia, protección,
afecto, entendimiento, participación, creación, identidad, libertad, ocio. Categorías
existenciales que comprenden aspectos de aceptación amplia: estar, hacer, ser y
tener. En tal caso, las necesidades expresan una constante tensión entre carencia y
potencia, donde concebir necesidades sólo como carencia implica una potencialidad
personal y grupal. Incluso pueden configurarse como recursos. La necesidad de
participar es potencial de una efectiva participación, de igual modo que una necesidad
de afecto potencia la posibilidad de dar afecto (Manfred, Elizalde y Hopenhayn, 2001:
81).

Los bienes son los medios por los cuales la persona potencia los satisfactores en
atención a sus necesidades. En este sentido, el concepto usual de pobreza es limitado
porque se refiere solamente a las circunstancias de los individuos ubicados debajo de
un umbral de ingreso determinado. En los hechos, cualquier necesidad humana básica
que no es satisfecha de manera adecuada devela pobreza. Por lo tanto, se propone
hablar de 'pobrezas' en lugar de pobreza. Cada pobreza genera patologías, dado que
desborda límites críticos de duración e intensidad. A manera de ejemplo, la falta de
empleo altera la satisfacción de necesidades fundamentales, provoca crisis familiar y
de identidad, baja autoestima y desprotección (Griffin, 2001: 38).
La pobreza está considerada como la falta de bienestar y autonomía. La Organización
Mundial de la Salud (OMS), en el marco de la teoría de las necesidades básicas (Doyal
y Gough, 1994), plantea que éstas son históricas, universales y objetivas, construidas
socialmente. La salud y la autonomía son los componentes básicos del bienestar, y
denotan necesidades universales. Salud, definida como el estado de total bienestar
físico, mental y social; autonomía, como la capacidad de plantear objetivos y
estrategias convenientes a los intereses propios. Hay variables que impactarán los
grados de autonomía, como los niveles de comprensión que la persona posee de sí
misma, la cultura en que convive y lo que de ella se espera, la capacidad para plantear
alternativas para sí misma, y las oportunidades objetivas que le favorezcan (Álvarez,
2001: 84). La OMS, en su enfoque sectorial, reúne dos elementos: la salud como
experiencia de bienestar físico, mental y social, y la autonomía que expresa la
capacidad de la persona para decidir por sí misma los destinos individuales y sociales;
tiene presente los referentes culturales del bienestar, al tiempo de estimar las
condiciones concordantes con la dignidad humana.

Las cifras de 2022 representan la mayor caída de la pobreza en el país en seis años. En 2016, el
porcentaje de población pobre era del 43,2% (52,2 millones), subió hasta el 43,9% en 2020, con
55,7 millones. (Benítez, 2008)
Escasez de agua

Desde la perspectiva del presente trabajo, el observable central para


aprehender los procesos de construcción territorial y de escasez de agua es un
tipo específico de relaciones sociales, las de confrontación. De acuerdo con Max
Weber, cuando las acciones de un sujeto o un grupo se orientan por el
propósito de imponer su voluntad contra la resistencia de otro u otros, se habla
de relaciones de confrontación. Aquí, el eje de la noción de relación social es la
confrontación, y desde esta propuesta teórico-metodológica es el observable
fundamental en la comprensión del proceso de construcción social de un
territorio y de la escasez de agua. Los ejes analíticos son: la relación entre
construcción territorial y confrontación y entre confrontación y escasez.
Es conveniente aclarar que la posición teórica de este trabajo respecto a la escasez del
agua es antropocéntrica, pues está centrada en la consideración de que dicha
condición se construye con base en el desenvolvimiento de relaciones sociales de
confrontación. Des-de esta perspectiva, es importante entonces no confundir sequía
con escasez; la primera está relacionada con condiciones naturales del medio, tiene un
carácter climatológico, en tanto que la segunda hace referencia a procesos sociales. Es
cuando la insuficiencia o inexistencia de agua, sentida por un sujeto o grupo, no se
origina en un evento de sequía, sino en una distribución inequitativa del recurso agua.
Por lo tanto, puede ocurrir que en un contexto determinado 'sequía' implique' escasez',
ya que un periodo de sequía puede ser un elemento interviniente en el desarrollo de
una situación de escasez, pero ésta no presupone la presencia de una sequía, sino la
desigualdad en el acceso al agua (Kloster 2008, 161-166). Por ello, la escasez no es
una condición natural sino una construcción social, resultante del encajamiento de
acciones de carácter social.1

Ahora bien, desde el enfoque teórico-metodológico que ha orientado este trabajo, la


construcción social de una situación de escasez de agua sólo puede ser aprehendida
considerando el modo cómo se ha construido socialmente el territorio donde se ha
producido y se vive la escasez; por este motivo, el punto de partida es una
conceptualización en torno a los procesos de construcción de construcción social de un
territorio.2

A partir de una propuesta teórica concreta, se observan los territorios como lugares
donde se producen condiciones materiales y sociales de existencia; como ámbitos que
se construyen mediante confrontaciones en las que se involucra el poder (Marín 1995,
67-131). No obstante, existen otras concepciones y perspectivas teóricas de territorio.
Para algunos autores, el concepto alude al espacio material donde ocurren cosas,
donde las personas viven y se reproducen; para ellos es un ámbito dado, no lo
conceptualizan como un espacio que se construye y destruye, como uno procesual,
cambiante, producto de relaciones sociales de poder, esto es, de acciones de
confrontación.

gg
Bibliografía
Benítez, L. S. (Marzo de 2008). Gogle Academico. Obtenido de Scielo:
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1405-74252008000100010&script=sci_arttext

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