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El cerebro del TDAH

Afecta al menos al 5% de la población escolar causando dificultades para dirigir y mantener la


atención en una tarea, excesiva inquietud motriz y a menudo también impulsividad.

Todo esto dificulta el buen desempeño académico y trastorna la dinámica familiar.

Quien lo padece sufre por incomprensión y porque se siente fracasar, es muy frecuente
que su autoestima esté muy baja.
el neurodesarrollo es un proceso muy complejo, podemos dividirlo en etapas. En cada una de
ellas primero se adquiere la habilidad de percibir el entorno para darle un sentido y después la
capacidad de dar una respuesta a eso que sucede en el entorno. Es decir, y a groso modo,
primero se completa el desarrollo de nuestras habilidades sensitivas –percepción– y luego el de
nuestras reacciones –movimiento–.

Vamos que, cuando se adquiere una nueva habilidad: caminar, hablar, hacer sumas…, hay
cambios en la anatomía cerebral, y existe una correlación entre los cambios anatómicos y la
habilidad adquirida.

La corteza cerebral deja de aumentar su volumen cuando se alcanza la adolescencia. En ese


momento los circuitos básicos y fundamentales ya se han formado, ahora toca remodelarlos,
afinarlos y estabilizarlos, lo que anatómicamente se corresponde con un adelgazamiento de la
corteza cerebral.

Trastornos del neurodesarrollo


Cuando un niño muestra un retraso en la adquisición de sus habilidades, o una
incapacidad o variación importante de las mismas, aparecen las dificultades. Esto
supone que también habrá alteraciones en la maduración de su cerebro, entendida la
maduración como evolución anatómica.

Podemos decir que hay problemas de neurodesarrollo que se manifiestan como


un retraso en el patrón del neurodesarrollo. Las adquisiciones aparecen más tarde, pero
aparecen. Mientras que en otros problemas lo que hay es un patrón alterado,
adquisiciones que no aparecen nunca o que lo hacen de manera anómala y alterada.

la presencia de un retraso puede favorecer la aparición de un trastorno y al revés.

¿Qué es el TDAH?
El trastorno por déficit de atención hiperactividad –TDAH–, también conocido como
trastorno por hiperactividad, es un trastorno del neurodesarrollo que persiste en la
edad adulta.

Tres síntomas nucleares definen el trastorno:

 dificultad para mantener la atención en una tarea –déficit de atención–


 incapacidad para contener una respuesta inapropiada –impulsividad–
 movimiento excesivo para la edad y situación en que se encuentra –hiperactividad–

Pueden presentarse todos por igual o puede predominar la inatención o


la hiperactividad-impulsividad.

. La clave de su conducta es que, aunque pueda parecerlo,

«no se comporta así a propósito»

Trastorno por Déficit de Atención-Hiperactividad


En los niños con TDAH el patrón de neurodesarrollo, el orden en el que se adquieren las
habilidades, es el mismo que en los niños sin dificultades.

Los niños con TDAH presentan peculiaridades en el funcionamiento de las capacidades


que se llevan a cabo en las áreas prefrontales. Así, les suele resultar muy difícil
organizar la información y resumirla, tanto al adquirirla como al explicarla.
Lo entienden muy bien, pero lo explican fatal.

En todos los niños, con o sin TDAH, primero hay un engrosamiento de las áreas
corticales que gestionan la información sensorial y motora y luego aumentan de espesor
las áreas de gestión más sofisticada, en las que confluye y se mezcla información de
distinta naturaleza –las áreas de asociación–. La diferencia es que en los niños con
TDAH este engrosamiento está retrasado una media de aproximadamente 3 años.

Esto quiere decir que mientras en la mayoría de niños sin TDAH la corteza cerebral
alcanza el 50% de su grosor máximo hacia los 7 años y medio, en los niños con TDAH
esto no sucede hasta los 10 años y medio.

Este retraso es más evidente en las regiones prefrontales, las encargadas del control de las
funciones cognitivas necesarias para mantener la atención y una correcta planificación motora.
Justamente las dificultades que se observan en los niños con TDAH.
Pautas para niños con TDA-H
Además de intentar comprender su proceso mental en cada momento particular, en
todas las ocasiones procura:

 Ser claro y constante. Normas lo más fijas, cortas y fáciles de comprender


posible.
 Las cosas de una en una. Cuando le pidas algo, procura no encadenar recados o
tareas, es fácil que olvide las primeras de la lista y ambos os sentiréis frustrados.
 Aprender jugando. Jugar, como otras actividades agradables y relajantes,
permite al niño aprender normas complejas de conducta que facilitan el
autocontrol. Limitar el número compañeros de juego y de juguetes disminuirá la
sobreexcitación y hará el juego más placentero.
 Decirle lo que hace bien, no sólo lo que hace mal. Elogia las conductas que
quieras reforzar e ignora o reconduce las que consideres inadecuadas.
 Tenga espacio para calmarse. Es bastante frecuente que el niño con TDAH
Cuando su comportamiento sea inaceptable, son especialmente útiles
los períodos de “tiempo fuera”, apartarlo de la situación conflictiva y permitir
que se calme en un aparte. Cuando esté Así más tarde a las explicaciones sobre
lo inadecuado de su conducta.
 Divide y vencerás. Ante tareas complejas o largas o que el niño tiene dificultad
para completar, es de gran ayuda dividirlas en varias tareas de menor duración y
complejidad.

Ayúdale a organizar su tiempo, su espacio y la información que debe


manejar.
 Tiempo. Es bueno que los horarios sean estables, esperables y por escrito, para
facilitar su cumplimiento.
 Espacio. Lo más organizado posible. Intentar mantener las cosas en orden, con
aquello de «un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio».
 Información. Que se acostumbre a usar agendas y libretas de notas que
faciliten la organización de sus tareas y a hacerse cargo de sus responsabilidades
y obligaciones.

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