Está en la página 1de 4

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA CULTURA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LAS ARTES

Analisis de sueños de akira kursawa


UNEARTE en dialogo

Rubén Olivieri
17.483.064

SECCIÓN 3

MENCION: ARTES GRAFICAS

La Guaira, noviembre de 2023


Los sueños de Akira Kurosawa es una película que se compone de ocho
historias que exploran temas como la infancia, la tradición cultural, la relación
con la naturaleza, la culpa, el egoísmo, el amor y la muerte. Cada historia es
un mundo onírico en el que se vivencian las angustias y las esperanzas
humanas. Aunque Kurosawa aseguró no pretender buscar significado a esos
relatos soñados, es casi inevitable dejarse llevar por su fascinación y
reflexionar sobre los aspectos tratados en ellos. La película es una
producción que desafía las convenciones narrativas convencionales que
están en el medio, por el contrario, permite al espectador sumergirse en un
mundo soñador lleno de simbolismo y metáforas. En este ensayo se
profundiza en la estética existencialista de la película y se analizan las
angustias y las esperanzas que se presentan en ella.

Los sueños de Akira Kurosawa son ocho pequeñas fábulas quiméricas, ocho
cuentos japoneses que ponen en perspectiva diversas historias enfocadas en
la advertencia de las consecuencias de la guerra y de la contaminación del
medio ambiente

Aunque también nos muestran la importancia del cuidado de las tradiciones,


de la espiritualidad que otorga el arte, de la necesidad, por ejemplo, de volver
a ser más contemplativos y menos enfocados en eso que la tecnología y la
modernidad llaman lisa y llanamente, progreso.

Quizá el cineasta japonés pudo llamarle también a su obra, “pesadillas”,


porque a partir de espantosas visiones, el director nipón nos recuerda que el
miedo debe recorrer nuestro interior para obligarnos a actuar, para decirnos
que es el momento de replantearnos la vida o decirle adiós. Qué interesante
hubiera sido escuchar a Kurosawa en este annus horribilis.

Entre estas ocho viñetas fantásticas, Kurosawa relata tres pesadillas; una de
ellas es El túnel. Un soldado, oficial del ejército japonés, acude lleno de
espanto a la entrada de un túnel. Por ahí aparecen sus peores pesadillas, su
regimiento marcha pensando que aún vive, pero el joven soldado les
recuerda que están muertos, que él asume la culpa. Su conciencia lo
atormenta. Es la forma en que la guerra marca de por vida a sus
protagonistas.
En la segunda pesadilla, El monte Fujiyama en rojo, narra el colapso de una
central nuclear. Los protagonistas son dos hombres, una mujer y dos niños.
Los tres comienzan a experimentar el infierno. Japón ha quedado devastado
por la explosión de seis reactores de la planta nuclear. Saben que el cáncer,
la leucemia y diversas y espantosas mutaciones terminarán con sus vidas.
Es el horror del progreso.

La tercera pesadilla narrada por Kurosawa, es El monstruo lastimero. Un


holocausto nuclear ha arrasado la tierra y la ha convertido en un espacio
estéril en donde los seres humanos han mutado. Un horrendo cuerno corona
su cabeza para convertirlos en demonios que se retuercen de dolor al caer la
noche. Es la advertencia de la guerra y sus consecuencias.

Kurosawa señala, advierte, plasma en finísimos cuadros una belleza


aterradora: el Monte Fujiyama pintado de rojo, la flor llamada diente de león,
de un tamaño desproporcionadamente gigantesco y la marcha de un grupo
de soldados leales y disciplinados marcado su rostro por el azul de la muerte.

Una visión pesadillesca vuelta realidad por la estupidez humana, pero


advierte que el próximo episodio de imbecilidad puede ser el último. La
naturaleza, el medio ambiente no soportarán más y no encontraremos vuelta
atrás. Todo habrá de concluir, señala Kurosawa

Pero también, el director asiático apela a la esperanza. En sus sueños


imagina y recrea el arte en una de las historias que derrocha un preciosismo
integral profundamente notable.

Es en Cuervos en donde Akira Kurosawa une la pintura de Vincent Van


Gogh, la música de Chopin y la maestría de la narrativa cinematográfica, esa
que permite precisamente y como lo creó Georges Méliés, la posibilidad de
fabricar sueños, los que permiten sonreír, los que permiten a los cinco
sentidos una gozada catártica capaz de generar un patrón de experiencia
estético irrepetible.

En Cuervos, un estudiante de arte acude a un museo para apreciar las


pinturas de Van Gogh (sorprendente interpretación de Martin Scorsese). En
un momento, se desconecta del mundo y penetra en una pintura del artista
holandés. Lo encuentra, charla con él, lo pierde de vista y en su búsqueda,
camina y corre por las obras del malogrado pintor europeo. Las notas de la
música de Chopin encuadran esta frenética y deliciosa experiencia estética.
El arte como tabla de salvación de lo humano.

Retorno a la inocencia

Si Naomi Kawase, la cineasta japonesa y a quien ya abordamos en semanas


pasadas en esta Road Movie, proponía en su obra que la máxima posibilidad
de salvación de lo humano se encontraba en el cuidado de la naturaleza,
Akira Kurosawa lo planteaba mucho antes y en Los sueños nos permite
respirar al proponernos que debemos volver a lo básico, a esa etapa en
donde el ser humano vivía por y para la naturaleza. Kurosawa nos invita a
vivir en la inocencia, a esa edad en donde el espíritu del hombre no estaba
prostituido por el progreso y los avances tecnológicos.

En La aldea de los molinos de agua, Kurosawa incluso hace una dura crítica
a la ciencia y a la adoración que el ser humano le profesa a los inventos del
hombre.

Un viejo sabio le cuenta a un joven que llega a la aldea, las bondades de vivir
lejos de la modernidad y le hace ver el espejismo que representa la ciencia y
el avance de la quizá mal llamada civilización

Dice el anciano: “tratamos de vivir como vivía el hombre antes. Llevando un


estilo de vida natural. Hoy en día, la gente ha olvidado que el ser humano es
parte de la naturaleza, entonces la destruye y no se da cuenta que de ella
depende nuestra vida. Siempre creen que pueden hacer algo mejor. En
especial los científicos, serán inteligentes, pero la mayoría no comprende el
corazón de la naturaleza. Sólo inventan cosas que, al final, terminan
haciendo infeliz a la gente y, sin embargo, están orgullosos de sus inventos y
lo que es peor, la gente también está orgullosa… Creen que los inventos son
un milagro y los adoran”.

El viejo sabio le cuenta entonces al joven que la muerte debe ser celebrada
cuando la vida se ha experimentado con dignidad.

Kurosawa apela entonces a la posibilidad de vivir en un tiempo y en una


época que nos recuerde cómo era antes la existencia. Pero parece ser que,
si Akira aún viviera, se daría cuenta que el ser humano precisamente acude
ya a una generación que no recordará cómo se vivía antes de internet y las
redes sociales.

También podría gustarte