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Umberto Eco

La belleza, según Umberto Eco, es un concepto que ha estado ligado a la historia del arte,
sabiendo que ella no solo reside en la obra artística. La belleza es aquello que nos proporciona
cierto placer, una sensación de atracción y se tiende igualar con la idea de bondad. Por otra parte,
belleza es un concepto muy ligado a la realidad cultural de quien emite un juicio de belleza, por
lo que nos parece bello aquello que históricamente le ha parecido bello a la cultura a la cual se
pertenece. Se espera que sea bello aquello que se muestra armónico, mesurado etc. En
apariencia, belleza y fealdad son conceptos que se implican mutuamente, y por lo general se
considera que la fealdad es la antítesis de la belleza, hasta el punto de que bastaría definir la
primera para saber qué es la segunda. No obstante, las distintas manifestaciones de la fealdad a
través de los siglos son más ricas e imprevisibles de lo que comúnmente se cree. Tanto los
fragmentos antológicos como las extraordinarias ilustraciones de este libro nos llevan, pues, a
recorrer un itinerario sorprendente hecho de pesadillas, terrores y amores de casi tres mil años,
donde los sentimientos de repulsa y de conmovedora compasión se dan la mano, y el rechazo de
la deformidad va acompañado de éxtasis decadentes ante las más seductoras violaciones de todos
los cánones clásicos. Entre demonios, locos, enemigos terribles y presencias perturbadoras, entre
abismos repulsivos y deformidades que rozan lo sublime, navegando entre freaks y fantasmas, se
descubre una vena iconográfica extraordinariamente amplia y a menudo insospechada.
Eco dice de la fealdad que está presente como contraria a la belleza, y se manifiesta en la fealdad
espiritual, la asimetría, la falta de armonía y la deformidad, en un sucederse de lo mezquino,
débil, vil, banal, casual, arbitrario, tosco, repugnante, desmañado, horrendo, insulso, vomitivo,
criminal, espectral, hechicero, satánico, repelente, asqueroso, desagradable, grotesco,
abominable, odioso, indecente, inmundo, sucio, obsceno, espantoso, abyecto, monstruoso,
horripilante, vicioso, terrible, terrorífico, tremendo, repelente, repulsivo, desagradable,
nauseabundo, fétido, innoble, desgraciado, lamentable e indecente. El arte ha sido capaz de que,
en algún momento, un espectador pudiese exclamar «¡Qué hermosa es la fealdad!»

Umberto Eco cree que "la belleza puede ser aburrida y la fealdad es infinita"
Umberto Eco
Lo bello y lo falso son conceptos relativos, pero al escritor italiano Umberto Eco le ha ido
"mucho mejor", desde el punto de vista de las ventas, con su "Historia de la fealdad" que con su
"Historia de la belleza", porque esta última "puede ser aburrida" y "la fealdad es infinita".
Eco, eminente semiólogo, novelista, Premio Príncipe de Asturias y doctor honoris causa por 25
universidades de todo el mundo, ha conversado esta noche sobre estos conceptos con Jorge
Lozano, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, en lo que ha sido sin duda uno de
los actos más importantes del Hay Festival Alhambra y que más público ha congregado. El
auditorio Manuel de Falla estaba lleno a rebosar.
Como dijo Lozano, Eco ha dedicado su vida a "habitar en el mundo de los signos", y en ese
mundo ocupan un lugar importante lo feo y lo falso, tema sobre el que Eco disertó de forma
amena y pedagógica, acompañando sus reflexiones con diapositivas que ilustraban sus
afirmaciones.
El creador de la Escuela de Estudios Humanísticos de Bolonia, la "superescuela", como se la
denomina en Italia, mostró unas cuantas imágenes de Venus, desde la de Willendorf hasta otras
de siglos posteriores, para demostrar que "el concepto de belleza es relativo" y depende de la
época y de las culturas.
Puede que la Venus de Willendorf fuera hermosa en opinión de los artistas de la época, pero la
de Lucas Cranach a Umberto Eco le parece "anoréxica", y hoy día la anorexia puede representar
para algunos "el ideal de belleza".
Lo mismo sucede con el concepto de fealdad, que en el arte se representa a veces "de manera
hermosa".
Eco enseñó la imagen de un perro horrible que ganó el concurso internacional de fealdad, para
ilustrar la distinción entre la fealdad artística y la de la naturaleza.
"La fealdad es siempre un error de sintaxis y por eso es infinita, porque las maneras de construir
una frase de forma correcta son escasas, pero las de hacerlo mal son infinitas", afirmó el autor de
"El nombre de la rosa".
El gran intelectual italiano mostró también un cuadro de una virgen pintado por Adolfo Hitler,
claro ejemplo de lo "kitsch".

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