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HISTORIA DE

ESPAÑA
2º BACHILLERATO
Departamento de Geografía e Historia
Hª de España – Estándares de aprendizaje

BLOQUE I – LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS


PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE
LA MONARQUÍA VISIGODA (711).
BQ1.E1. Explica las diferencias entre la economía
y la organización social del Paleolítico y el
Neolítico, y las causas del cambio.
- De una economía depredadora (recolección,
carroñeo, caza, pesca) a una economía
productiva (agricultura, ganadería, artesanías).
- Evolución del instrumental: materiales (lítico,
óseo) y técnicas (de la piedra tallada a la
pulimentada).
- Organización social: del nomadismo a la
sedentarización, división del trabajo,
jerarquización.
- Causas del cambio: ecológicas, técnicas,
sociales.
La Península Ibérica, como encrucijada entre África y
Europa, fue lugar de asentamiento de comunidades
humanas desde tiempos remotos. La Prehistoria se
divide en tres etapas: Paleolítico, Epipaleolítico (o
Mesolítico) y Neolítico.
El Paleolítico fue la etapa más prolongada, marcada por la sucesión de glaciaciones, desde
hace aproximadamente 2 millones de años hasta el 10.000 a.C. El clima era, por tanto, más frío y
lluvioso que en la actualidad y abundaba una fauna de grandes herbívoros (bisontes, uros,
caballos, ciervos, renos, etc.). La economía era depredadora, basada en la caza y la recolección,
lo que requería grupos humanos pequeños que pudieran moverse en grandes espacios. Su
tecnología era bastante rudimentaria con utensilios elaborados frecuentemente en piedra tallada.
En consecuencia, la forma de vida era nómada, pues había que seguir a la caza, con
asentamientos estacionales junto a ríos y cuevas. Es presumible que no existieran, en los propios
grupos, diferencias sociales de importancia, ya que su pequeño tamaño y la necesidad de
cooperación para la caza reforzarían la cohesión interna y la igualdad entre sus miembros. Las
únicas divisiones sociales debían estar causadas por las diferencias de género. Los yacimientos
más importantes del Paleolítico superior aparecieron en la cornisa cantábrica (Morín, Altamira, Tito
Bustillo, etc.) y en el área mediterránea (Parpalló, Mallaetes, L’Arbreda, etc.).

Hacia el 10.000 a.C., finalizó la última glaciación (Würm) y se inició la fase climática actual. Los
hielos permanentes se retiraron hacia el norte y en la Península Ibérica el clima se hizo más cálido
y seco. Este cambio dio paso al Mesolítico o Epipaleolítico (dependiendo si primaban los rasgos
neolíticos o paleolíticos). Al desaparecer los grandes herbívoros de clima frío (salvo en zonas
montañosas), la forma de vida depredadora resultaba cada vez más difícil para una población en
aumento.
El crecimiento de la población y la disminución de la caza, obligaron a pasar de una economía
depredadora a otra de producción, basada en la domesticación de plantas y animales (agricultura
y ganadería). Este proceso se enmarca en el Neolítico (5.000 – 2500 a.C.) donde se desarrollan
también herramientas pulimentadas, la cerámica y los tejidos. La gran ventaja de la agricultura es
que permite producir más cantidad de alimentos por unidad de superficie y, por tanto, posibilita el
mantenimiento de poblaciones más densas y en crecimiento. Sin embargo, tiene también sus
inconvenientes, pues requiere invertir más esfuerzo y tiempo de trabajo y proporciona una dieta
más pobre. La agricultura condujo a la sedentarización. Aparece ahora una división social del
trabajo – jefes, sacerdotes, guerreros, agricultores, pastores – que originó diferencias de riqueza y
de poder entre sus miembros. La sedentarización favoreció la generación de excedentes de
producción y, por tanto, la aparición de la propiedad privada y la diferenciación social.

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BQ1.E7. Identifica las diferencias entre una imagen de pintura cantábrica y otra de pintura
levantina.
- Cronología, ubicación, técnicas, iconografía.
- Interpretación del arte prehistórico.
Las primeras manifestaciones artísticas de la P. Ibérica aparecieron durante el Paleolítico
Superior (40.000- 30.000 a.C.). Estas muestras de pintura rupestre son obra del Homo sapiens y
se concentran en el suroeste de Francia y en la región cantábrica (la cueva de Altamira en
Cantabria constituye uno de sus máximos exponentes). Los motivos predominantes de la pintura
cantábrica son animales, entre los que sobresalen los grandes herbívoros, como bisontes,
ciervos, etc.; elementos humanos, a menudo marcados atributos sexuales o manos; y signos
abstractos de difícil interpretación. Las principales características técnicas y formales de estas
pinturas son las siguientes:
 La representación naturalista de los animales, cuya perfección es sorprendente.
 El empleo abundante del color, con preferencia del ocre y el negro.
 El aprovechamiento de los entrantes y salientes de la pared para dotar de volumen a las
figuras.
 La ausencia de composición: no se representan escenas, sino figuras aisladas o
independientes entre sí, a menudo superpuestas y siempre desordenadas.
El significado de estas obras es controvertido y se han elaborado diferentes teorías, aunque es
muy difícil demostrar la validez de alguna de ellas. La más clásica y tradicional es la que considera
la realización de estas pinturas como parte de un ritual mágico, cuyo objetivo sería propiciar la
fertilidad y la caza de los animales representados.

Fragmento de la
llamada “gran sala de
los polícromos”
perteneciente a la
Cueva de Altamira. En
ella se pueden apreciar
las características de la
pintura parietal
cantábrica: naturalismo,
colores intensos rojo y
negro, etc.

La pintura levantina se desarrolló durante el periodo del Epipaleolítico y el Neolítico (entre el


10.000 y el 3000 a.C.) y se localiza en cuevas y abrigos de la región levantino-mediterránea
(Albarracín en Teruel, Cogull en Lérida, Valltorta en Castellón, ...). Muchas de estas pinturas no se
encuentran en cuevas, sino al aire libre, en abrigos u oquedades de acantilados, lo que
demuestra unas condiciones climáticas más favorables. Los temas predominantes son: escenas
de caza, luchas de guerreros, danzas rituales de mujeres en torno a un jefe, recolección de la
miel, etc. con un claro sentido narrativo. M s d st tas a s las características técnicas y
formales: figuras esquemáticas, utilización muy escasa de los colores, y composiciones narrativas
que describen una actividad.
Ejemplos de pintura parietal
levantina. La imagen de la
izquierda corresponde a la
cueva de Valtorta (Castellón)
y la de la izquierda a la cueva
de Morella (Alicante). En
ambos casos se pueden
apreciar las características de
este estilo artístico:
esquematismo, composición
narrativa, etc.

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BQ1.E2. Explica el diferente nivel de desarrollo de las áreas celta e ibérica en vísperas de la
conquista romana en relación con la influencia recibida de los indoeuropeos, el reino de
Tartessos y los colonizadores fenicios y griegos.
- La aparición de la metalurgia y la minería metálica: materiales (cobre, bronce,
hierro) y técnicas.
- Los pueblos prerromanos del área celta: poblados fortificados en altura, sociedad
tribal, economía agropecuaria, metalurgia del hierro, campos de urnas, influencia
indoeuropea o céltica, pueblos.
- El área ibérica: ciudades-estado, jerarquización social, moneda, escritura, contactos
mediterráneos.
- El reino de Tartessos y las colonizaciones fenicias y griegas: urbanización, poder
político centralizado, moneda, escritura.
Entre los siglos IX-VIII a.C. tiene lugar la llegada a las costas levantinas de fenicios, griegos y
púnicos (pueblos colonizadores), así como entrada por los pasos pirenaicos de pueblos
indoeuropeos. De la interacción de estos grupos surgen en la primera mitad del Iº milenio a.C. dos
grandes áreas culturales en la Península Ibérica:

a) La celta o indoeuropea (norte, centro y oeste) comprendía la Meseta y el norte peninsular.


Era una cultura poco desarrollada, no conocían la escritura y practicaban una agricultura de
subsistencia (incluso pillaje), aunque eran buenos metalúrgicos del hierro. Se agrupaban en
tribus, los rangos sociales se basaban en la edad y el prestigio militar y habitaban en
poblados fortificados (castros) situados en zonas elevadas. También se puede incluir en esta
área a los llamados celtíberos, de la zona centro-oriental de la meseta, pueblos indígenas que se
habían fusionado con los invasores celtas y que habían asumido su cultura.

Castro de
Coaña (Asturias)
e imagen ideal
de un grupo de
guerreros
astures en la
época de las
guerras astur-
romanas (fines
del siglo I a.C.)

«Todas las tribus de la montaña viven de manera sencilla, beben agua y


duermen sobre el suelo desnudo. Los hombres llevan el pelo largo, como
las mujeres; durante la pelea se lo atan con un frontal. Comen preferente
carne de cabra; a su dios de la guerra le sacrifican un macho cabrío y
asimismo los prisioneros con sus caballos. (..:). Dos tercios del año viven
de bellotas, que se secan, machacan, muelen y convierten en pan, a fin
de tener provisiones. También tienen cerveza. Les falta vino; pero si
alguna vez logran poseerlo, lo beben pronto, organizando para ello una
fiesta del clan. En lugar de aceite usan manteca. Para comer se sientan
en un banco adosado a la pared, según edad y rango; (…). Cuando están
embriagados bailan una danza en círculo, al son de la flauta o el cuerno,
durante la cual saltan y se arrodillan. Su vestido consiste, por lo general,
en una capa negra, sobre la que duermen en el suelo; pero las mujeres
gustan de trajes abigarrados. En lugar de monedas usan objetos de
cambio o rudas piezas de plata. Los condenados a muerte son
despeñados de lo alto de las rocas, y al parricida lo apedrean delante de
la frontera del país. Tienen una sola mujer, como los griegos. A los
enfermos los colocan junto a un camino, por si pasa alguien que entienda
la enfermedad. (..). Esta es la vida de las tribus montañesas, entre las
que comprendo (…): los galaicos, astures, cántabros, hasta los vascones
y los Pirineos.»

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Estrabón, Geografía, siglo I a.C..

b) La ibérica desarrollada en el este y el sur peninsular, estaba más evolucionada como


consecuencia de su contacto con los pueblos colonizadores mediterráneos, que establecieron
asentamientos comerciales a lo largo de la costa mediterránea y del Golfo de Cádiz (siglo IX-III
a.C) difundiendo en estas áreas el uso de la escritura, la moneda, técnicas artesanales y diversas
expresiones artísticas orientales. La economía íbera era agraria, aunque aquí los intercambios
comerciales fueron más intensos y se basaban en la explotación minera, lo que generó una
jerarquía social basada en el control de la riqueza por una pequeña casta de guerreros y
sacerdotes. La población se organizaba en poblados fortificados (ciudades-estado) que
presentaban cierta planificación y eran dirigidos por reyezuelos o consejos de ancianos.
También se han encontrado santuarios alejados de los núcleos de población, con gran cantidad
de f guras de br ce, barr c c d p edra, destaca d sus “damas” (Elche, Baza,…).

En la imagen derecha,
poblado íbero de Azaila
(Teruel). A la izquierda
representación de ideal de
un grupo de íberos del siglo
III a.C.

"Fueron los focenses los primeros de los griegos que emprendieron largas
navegaciones. Ellos fueron los descubridores del mar Adriático, del Tirreno,
de Iberia y de Tartessos. No navegaban en navíos redondos, sino en
embarcaciones de cinco filas de remos. Llegados a Tartessos se hicieron
muy amigos del rey de los tartesios. Era éste Argantonio, quien reinó sobre
Tartessos ochenta años y vivió en su totalidad ciento veinte. Los focenses
se hicieron tan amigos de este rey que les invitó en primer lugar a
abandonar Jonia y a habitar en la zona de su territorio que quisieran. Luego,
como no lograba convencer en esto a los focenses, informado por ellos de
los progresos de los persas, les dio dinero para rodear su ciudad de una
muralla".
Heródoto, Historia (siglo V a.C).

Por influencia de los pueblos colonizadores, fundamentalmente, los fenicios, aparece entre los
siglos IX y VII a.C, en el suroeste de la actual Andalucía el pr mer “Estad ” de la pe í sula
Ibérica, el reino de Tartessos con una cultura urbana y comercial desarrollada y una estructura
política monárquica (Argantonio). Las fuentes griegas denominan con el término Tartessos a un
río (posiblemente el Guadalquivir), a un extenso territorio situado al sur de la Península, y a una
ciudad que, si existió, no ha sido localizada. En esos mismos textos afirman que sus leyes
estaban escritas en verso y que sus habitantes eran
muy longevos lo que, de acuerdo con la mentalidad
griega, eran signos de civilización. Por otra parte,
Tartessos gozaba en el mundo antiguo de una gran
fama de prosperidad (Carambolo), basada en sus
grandes riquezas agrícolas, ganaderas y minerales,
así como en su activo comercio, que llegaba hasta las
islas Británicas. El origen de esta monarquía es
incierto en su cronología – hacia el 750 a.C.
probablemente –, como también lo son las causas de
su extinción. A partir del siglo V a.C. desaparecen las

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referencias a Tartessos como reino, y los textos empiezan a denominar a la zona Turdetania.

Conceptos de interés con respecto a la Iberia prerromana:


 Indoeuropeos: Término utilizado para designar el origen común de casi todas las lenguas
europeas modernas que proceden de la región de las estepas euroasiáticas. Por extensión,
se denominan indoeuropeos a los diversos pueblos originarios de esas estepas que
protagonizaron masivos movimientos de población hacia el sur de Europa, Próximo Oriente,
Irán y la India. Su presencia en la Península Ibérica se puede constatar al menos desde
finales del segundo milenio. A partir del siglo VIII a.C. penetraron a través de los Pirineos
nuevas oleadas – en esta ocasión de celtas procedentes de Europa central y occidental –
que se asentaron sobre todo en el interior y el oeste peninsular. Por eso, se denomina a esta
zona área celta. Estos nuevos pobladores conocían la metalurgia e introdujeron el hierro. Sin
embargo, su economía y su organización social y política estaban poco evolucionadas.
 Colonizadores fenicios: Pueblo mercantil muy desarrollado procedente del actual Líbano
que estableció enclaves comerciales por todo el sur del Mediterráneo. La colonia más antigua
que fundaron en la Península fue Gadir (Cádiz), cuyo origen parece remontarse como máximo
al año 800 a.C., según los testimonios arqueológicos, y no al 1100 a.C., como se desprendía
de las fuentes literarias. A esta fundación siguieron otras en la costa andaluza, como Malaka
(Málaga), Sexi (Almuñécar) o Abdera (Adra).
 Colonizadores griegos: Pueblo asentado en la vertiente septentrional del Mediterráneo. La
fundación de Massalia (Marsella, en el sur de Francia) sirvió de punto de partida para el
establecimiento de colonias en la costa catalana, como Rhode (Rosas) y Emporion
(Ampurias, fundada hacia el 600 a.C.).
 Colonizadores cartagineses o púnicos: Herederos de los fenicios, aparecieron en los
siglos VII a III a.C. (Ibiza, Cartago Nova o Cartagena, Baria en Almería...). Todas estas
colonizaciones incorporaron el área de la costa mediterránea y del sur peninsular al devenir
histórico del mundo Mediterráneo, un mundo orientalizante.
Todos los colonizadores mediterráneos se asentaron en el I milenio a.C. en el sur y este de la
Península, estableciendo colonias desde donde desarrollaron el comercio de metales (cobre,
estaño, plata, oro) y otras mercancías. Gracias a su influencia, se desarrollaron en el territorio
la urbanización, estructuras políticas centralizadas, el uso de la moneda y la escritura.

BQ1.E5. Dibuja un mapa esquemático de la península ibérica y delimita en él las áreas


ibérica y celta.

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BQ1.E3. Define el concepto de romanización y describe los medios empleados para llevarla
a cabo.
- Etapas de la conquista romana de la Península Ibérica. Proceso de aculturación
posterior. Integración de élites locales.
- Medios: Lengua latina, Derecho romano, organización socioeconómica,
organización administrativa (municipios y provincias), creencias y costumbres.
Por romanización se entiende el proceso de asimilación de la cultura y las formas de vida
romanas por parte de los pueblos conquistados. Este proceso (iniciado a finales del siglo III a.C.)
tuvo dos fases: la conquista militar y la integración de los pueblos hispanos en el Imperio. Sin
embargo, este fenómeno de aculturación no fue homogéneo, sino que fue más breve y eficaz
cuanto mayor era el grado de urbanización y desarrollo de los territorios conquistados. Así, cabría
destacar tres situaciones:
 Una implantación profunda en el área ibérica, debido a su mayor urbanización y desarrollo.
 Una romanización desigual en el centro y el oeste.
 Una aculturación deficiente en el área celta, la zona más atrasada y la última en
conquistarse (guerras astur-cántabras de Augusto de finales del siglo I a.C.).

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En cualquier caso, los romanos se sirvieron en todas partes de unos mismos cauces para
alcanzar sus objetivos:
o La extensión de la vida urbana. En el sur y Levante aprovecharon la amplia red de
ciudades preexistente y se limitaron a transformar sus órganos de gobierno autónomos en
órganos dependientes de la administración general romana. En cambio, en el resto de la
Península se crearon nuevas ciudades, según el modelo romano, para romper las
primitivas formas indígenas de organización económica, social y política.
o El papel del ejército. El ejército fue uno de los más importantes vehículos de difusión de
la civilización romana. Se reclutaron tropas auxiliares entre los pueblos indígenas, lo que
facilitaba su contacto con los romanos, y además, al término del servicio militar, podían
obtener el privilegio de la ciudadanía romana y recibir lotes de tierra. A veces junto a los
campamentos se formaron canabae – núcleos urbanos habitados por mercaderes,
soldados licenciados, mujeres e hijos de soldados, etc. –, que se convirtieron con el tiempo
en municipios romanos. Es el caso, por ejemplo, de León, cuyo nombre deriva de la Legio
VII Gemina.
o La fundación de colonias. El asentamiento de ciudadanos romanos en colonias de nueva
creación o en tierras confiscadas a los indígenas también extendió el modelo de vida
romano. Generalmente se trataba de soldados veteranos, a los que se entregaba tierras en
pago por su servicio militar. Mérida (Emerita Augusta), por ejemplo, fue fundada por orden
del emperador Augusto para asentar a los veteranos de las guerras cántabras.
o La concesión de la ciudadanía a los indígenas. La obtención del título de ciudadano
romano suponía gozar de numerosos derechos y privilegios, por lo que se utilizaba su
concesión como reclamo para imponer la dominación romana. Fue un proceso progresivo
que se inició con la aristocracia indígena, para asegurarse su apoyo y colaboración.

Con esta romanización la población indígena asimiló los modos de vida romanos en diversas
facetas:
 Latinización: expansión del latín y eliminación de las lenguas ibéricas e indoeuropeas, lo
que supuso la unificación lingüística de la Península.
 Creación de estructuras político-administrativas romanas: provincias, gobernadores,
ciudades, municipios,…

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 Principios de derecho romano, red viaria, grandes infraestructuras, toponimia y


onomástica nuevas. La amplia red viaria de calzadas construida (Vía Augusta, Vía de la
Plata...) y las obras de infraestructura complementarias (puentes, como los de Córdoba y
Alcántara, puertos) vertebraron la Península.
 Idea de ciudadanía y nuevo orden social romano (los ordines) basada en la riqueza y el
estatus político libre o dependiente (libres –cuya minoría rica era el grupo dominante:
se ad res, caballer s…-, libertos y esclavos).
 Asimilación de la cultura romana, con nuevos sistemas religiosos (incluido, ya muy
tardíamente, siglo III de nuestra era, el cristianismo) y potente influencia artística. Las
ciudades peninsulares se configuraron según el modelo de la propia Roma e incorporaron
por ello construcciones características de la vida urbana romana: termas y baños,
alcantarillado, teatros (Mérida, Itálica), anfiteatros, templos, basílicas, acueductos
(Segovia, Mérida), foros, arcos de triunfo, circos, murallas (Lugo, Coria).

Por todo ello, Hispania terminó por ser una de las provincias más romanizadas del imperio. Así lo
muestra la aparición de importantes personalidades romanas originarias de Hispania: escritores
(el filósofo Séneca, el poeta Lucano, etc.), senadores, gobernadores provinciales, altos
funcionarios, tribunos militares, emperadores (Trajano, Adriano, Teodosio). En suma, las elites
hispanas se integraron pronto en el sistema romano. Hispania fue así una parte del universo
romano occidental. Tras el derrumbe del Imperio, el cristianismo (religión permitida con el
emperador Constantino) se convirtió en la principal salvaguarda de las esencias de la cultura
latina y en la fundamental impulsora de la romanización de las tribus bárbaras.

BQ1.E4. Resume las características de la monarquía visigoda y explica por qué alcanzó
tanto poder la Iglesia y la nobleza.
- Del colapso del Imperio Romano a la consolidación del reino de los visigodos.
- Monarquía hereditaria, control político de la Península, capitalidad en Toledo,
unificación jurídica (Liber Iudiciorum), debilidad fiscal, crisis sucesorias.
- La nobleza: poder local, capacidad económica, poder militar, feudalización.
- La Iglesia: cristianización, unificación religiosa (arrianismo vs. catolicismo),
vinculación a la nobleza, poder económico y social, influencia política.
A lo largo de los siglos IV y V tuvieron lugar las "grandes invasiones” protagonizadas por los
pueblos bárbaros que irrumpieron en el Imperio romano, acelerando de esa forma su caída y
dando lugar a los reinos bárbaros (francos en la Galia, anglos y sajones en Britania o visigodos en
Hispania).

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A principios del siglo V Hispania, es invadida y repartida por una federación de pueblos bárbaros
(alanos, suevos y vándalos). El Imperio Romano recurre a los visigodos, con quienes pacta una
alianza militar (foedus) para expulsar a los invasores. El acuerdo supuso la creación de un reino
visigodo al norte de los Pirineos (Reino de Tolosa) y el restablecimiento parcial del control imperial
en Hispania, con la excepción fue el área noroeste (Reino suevo). No obstante, a mediados del
siglo V el Imperio Romano Occidental, acosado por numerosos pueblos bárbaros, comienza a
desintegrarse hasta desaparecer en el 476, Hispania a partir de ese momento pasa estar
controlada por los visigodos desde Tolosa hasta que su expulsión de la Galia por los francos
provoca el traslado de la capital a Toledo.

Durante todo el tiempo de presencia visigoda en Hispania, éstos tuvieron que hacer frente a estos
graves problemas:
 La difícil convivencia entre las comunidades hispanorromana (mayoritaria) y germana tanto
por motivos religiosos (catolicismo frente a arrianismo) y una legislación discriminatoria
(derecho romano frente a derecho consuetudinario).
 La intensificación del colapso económico iniciado en el Bajo Imperio con una economía
cerrada basada en el latifundismo, el colonato (relaciones de tipo personal muy próximas al
feudalismo) y la ruralización.
 El carácter electivo de la monarquía, que dependía del creciente poder de la nobleza en
instituciones como el Aula Regia o el Officium Palatinum.
 La necesidad de reunificar la Península Ibérica. En un principio existían tres territorios que
escapaban al control de los visigodos: el noroeste, en poder de los suevos; el norte,
territorio independiente de los vascones; y el sur, bajo el dominio del Imperio Bizantino,
que había ocupado la zona en tiempos del emperador Justiniano (554).

Para solventar la falta de unidad religiosa, Recaredo, en el III Concilio de Toledo (589), se
convirtió al catolicismo, más como medida política que religiosa, consiguiendo el apoyo tanto de
la aristocracia hispanorromana como de la cada vez más poderosa Iglesia. A partir de ese
momento los Concilios de Toledo (asambleas eclesiásticas) integraron al rey, a la nobleza y la
Iglesia y tuvieron carácter de asamblea legislativa, por lo que se convocaron cada vez que había
un asunto importante que afectaba a la monarquía. Tanto la Iglesia como la nobleza, grandes
terratenientes, trabajarán conjuntamente para evitar el establecimiento de una monarquía fuerte y
centralizada que pudiese limitar su poder.
“En el año 586, muerto Leovigildo fue coronado rey su hijo Recaredo. Estaba
dotado de gran respeto a la religión y era muy distinto de su padre en costumbres,
pues el padre era irreligioso y muy inclinado a la guerra; el hijo era piadoso y
partidario de la paz. Desde el comienzo de su reinado, Recaredo se convirtió a la fe
católica. Seguidamente reunió un sínodo de obispos de las diferentes provincias
para condenar la herejía arriana. A este Concilio asistió el propio religiosísimo
príncipe.”
Isidoro de Sevilla, "Historia de los Godos, vándalos y suevos" (h 625)

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Para unificar a las poblaciones desde el punto de vista social y jurídico, se produjo la unificación
jurídica de Recesvinto en el 654, con la recopilación de toda la legislación previa en el Liber
Iudicorum o Fuero Juzgo, y su posterior aplicación para ambas poblaciones. Los únicos que
quedaron discriminados y que sufrieron numerosas disposiciones represivas durante todo el
período fueron los judíos.
Asimismo, con el tiempo todos los territorios fueron dominados: Leovigildo (571 – 586) aisló a
los vascones y acabó con el reino suevo de Galicia, y Suintila (621 – 631) expulsó a los bizantinos
y sometió por completo a los vascones, por lo que la monarquía visigoda, a partir del siglo VII, se
convirtió en el primer Estado independiente que integraba toda la Península Ibérica. Sin embargo,
se trataba de un reino débil donde la Corona se veía constantemente amenazada por las distintas
ambiciones políticas, rivalidades sucesorias e incluso guerras entre bandos nobiliarios, siendo
precisamente una disputa sucesoria la que permitiría la irrupción de los musulmanes en el 711.

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BQ1.E6. Representa una línea del tiempo desde el 250 a.C. hasta el 711 d.C., situando en
ella los principales acontecimientos históricos.
BLOQUE II – LA EDAD MEDIA: TRES CULTURAS Y UN
MAPA POLÍTICO EN CONSTANTE CAMBIO (711-1474).
BQ2.E8. Explica las causas de la
invasión musulmana y de su
rápida ocupación en la península.
- Expansionismo islámico,
desde Arabia a la Península
Ibérica.
- Crisis interna del reino
visigodo: conflicto sucesorio,
crisis económica, rebelión
nobiliaria.
- Modos de ocupación:
capitulaciones y pactos;
conquista militar.
Las causas de la invasión
musulmana en la Península se
deben a la confluencia de dos procesos simultáneos: el movimiento expansionista del Islam
desde mediados del siglo VII y la crisis de la monarquía visigoda.
Los árabes musulmanes, alentados por la idea de la "guerra santa", iniciaron en el siglo VII una
fulgurante expansión por el Oriente Medio y el norte de África, llegando hasta el Atlántico. Musa
(el gobernador del norte de África) y Tariq (jefe militar), decidieron trasladar las tropas
musulmanas al sur peninsular.
Éstos aprovecharon la situación de crisis del Reino Visigodo, tanto por el excesivo poder de la
Iglesia y la nobleza como por su carácter electivo. En ese entonces, la Península sufría una serie
de hambrunas, sequías y pestes que
provocaron el descontento del campesinado,
explotado con los excesivos impuestos.
Así, a la muerte del rey Witiza, se inicia una
guerra civil entre los distintos candidatos al
trono: don Rodrigo (el favorito de la nobleza)
y Agila (el hijo del difunto monarca). Este
último solicita ayuda a las tropas
musulmanas del norte de África
(compuestas por árabes y bereberes) que,
lideradas por Tariq, cruzan el estrecho de
Gibraltar en el año 711 iniciando la
conquista de la Península Ibérica. En el 711
derrotan en la batalla de Guadalete al último
rey visigodo, Rodrigo. Animados por aquel
éxito, los invasores decidieron proseguir el
avance por las tierras hispanas, primero en
dirección a Toledo, posteriormente hacia Zaragoza. En apenas tres años (711-714), los
musulmanes lograron conquistar la mayor parte del reino visigodo sin apenas resistencia. Solo las
regiones montañosas de las zonas cantábrica y pirenaica escaparon a su control ya que diversos
nobles godos (Casio, Teodomiro) decidieron pactar. Los motivos que llevaron a esta rápida
expansión se encuentran en el gran potencial económico del territorio (a nivel agrícola y minero) y
el respet y t lera c a de l s c qu stad res hac a las “ge tes de l br ” dimmíes (cristianos y

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judíos)1. Las escasas fuentes disponibles nos hacen pensar que la conquista y ocupación se
realizó mediante dos sistemas, según el grado de resistencia de sus pobladores: la rendición
incondicional, que conllevaba que todos los derechos y tierras fueran repartidas entre los
conquistadores; o la rendición pactada o capitulación, con la que se les respetaban todos sus
derechos y sus tierras a cambio del pago de los tributos correspondientes. Este fue,
probablemente, el procedimiento más habitual.
Por otra parte, los musulmanes que se establecieron en Al Ándalus (denominación árabe para el
espacio peninsular sujeto al poder musulmán), pertenecía a dos grupos étnicos: árabes que
procedían de la península Arábiga (se asentaron en las tierras más fértiles del valle del
Guadalquivir y del Ebro y poseían grandes latifundios y bereberes que procedían del norte de
África (se asentaron en las altas tierras de la Meseta y en los flancos de las sierras y se dedicaban
al pastoreo).
El desigual reparto de la tierra provocó conflictos entre ambas étnicas como el ocurrido en el 741.

BQ2.E9. Representa una línea del tiempo desde el año 711 hasta 1474, situando en una fila los
principales acontecimientos relativos a Al Ándalus y en otra los relativos a los Reinos Cristianos.

BQ2. E10. Describe la evolución política de Al Ándalus.


- Emirato: ocupación del territorio, variedad étnica, evolución hacia la independencia
de Bagdad.
- Califato de Córdoba: control político del Califa, centralización fiscal, poder militar,
islamización.
- Reinos de Taifas: fragmentación política, etapas almorávides y almohades,
retroceso militar, parias.
- Reino nazarí de Granada: prosperidad económica, debilidad militar, tributación,
conquista.
Los musulmanes acabaron con el reino visigodo, denominando a la nueva conquista con el
nombre de Al-Ándalus. Podemos diferenciar las siguientes etapas:
1. Siglos VIII-X: primacía y esplendor.
Emirato dependiente de Damasco (711-756). La península fue una provincia más del Califato y el
territorio estaba gobernado por un emir que actuaba como delegado del Califa. Durante este
periodo tuvo lugar una fuerte inestabilidad política (como la revuelta bereber del 741) y se
establecieron los límites del avance islámico hacia el norte tras las derrotas de Covadonga (722) y
Poiters (732).
Emirato independiente (756-929). A mediados del siglo VIII, las convulsiones políticas del Califato
de Damasco acabaron entronizando a una nueva dinastía, los Abasidas quienes exterminaron a
casi todos los Omeyas salvo a Abd-Al-Rahmán I, quien escapa Al-Ándalus donde contaba con
partidarios y establece una dinastía independiente del Califa de Bagdad, (nueva capital) dando
paso a una nueva etapa en la evolución política de Al Ándalus. Así, la familia Omeya consolidará
su poder musulmán en Al-Ándalus, en paralelo se producirá una fuerte islamización, pero también
fuertes tensiones sociales y religiosas (conflictos con mozárabes y muladíes).
Califato de Córdoba (929-1031). En el año 929, Abd-Al-Rahmán III se considera lo
suficientemente fuerte como para proclamarse Califa (máxima autoridad en lo político y en lo
religioso, el emir tenía sólo poder político). Esta fue la etapa de mayor centralización y esplendor
cultural de los musulmanes en España construyéndose la Mezquita de Córdoba o el Palacio de
Medina Azahara) y militar con las campañas de Almanzor (como el saqueo de Santiago de
Compostela). Muerto Almanzor (1002) comenzará el periodo de disgregación política de Al-
Ándalus, que acabaría en 1031 fragmentándose en varios estados independientes.
2. Siglos XI-XIII: disgregación política y pérdidas territoriales.
Los primeros reinos de Taifas (1031-1090). Las taifas eran estados independientes (Zaragoza,
Valencia, Toledo, Sevilla, Granada... ). La compleja historia de esta etapa se podría resumir en
perpetua búsqueda de supervivencia de las Taifas, inferiores militarmente a los cristianos, a través
del pago de las parias (una tasa) para evitar su conquista. La toma de Toledo, a fines del siglo XI,
1
Ambas confesiones podrían mantener sus costumbres y su culto a cambio de una serie de impuestos.
Este hecho fue especialmente favorable para los judíos puesto que ponía fin a la persecución de la que eran
objeto en el mundo visigodo.

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por Alfonso VI de León causó una
profunda conmoción en los musulmanes
hispanos que, ante el empuje cristiano,
pidieron ayuda a sus correligionarios del
norte de África dando lugar a una nueva
etapa basada en la unificación almorávide.
Los Almorávides (1095-1146) eran
musulmanes de reciente conversión e
ideario integrista que entorno a la zona del
Magreb habían formado un gran imperio.
Los almorávides acabaron sometiendo a
su poder a todos los reinos de taifas y
lograron frenar temporalmente a los
cristianos. No obstante la falta de una
sucesión estable provocó el fin del Imperio
almorávide en 1146 y una nueva
fragmentación de Al-Ándalus en pequeños
estados (segundos reinos de Taifas, 1146-
1175), favoreciendo otra vez el avance de
los cristianos.
Los Almohades (1146-1232). Nuevamente
el avance cristiano motiva la llamada a los
musulmanes del norte de África; esta vez
son los almohades quienes unifican al-
Ándalus y lo convierten en una provincia de su imperio. Pero su declive vendrá marcado por la
derrota que casi todos los reyes cristianos peninsulares les infligen en las Navas de Tolosa en
1212, quedando las puertas del valle del Guadalquivir abiertas para los cristianos.
3. Siglos XIII – XV: el repliegue definitivo
El Reino Nazarí de Granada (1237-1492). El último reino musulmán peninsular será el Reino de
Granada gobernado por la dinastía de los nazaríes que se mantendrá independiente desde 1235
hasta 1492, pero sometido al pago de un tributo al reino de Castilla y reconocimiento de vasallaje
al rey castellano (prosperidad económica y debilidad militar). Finalmente será conquistado por los
Reyes Católicos tras una guerra de conquista de 10 años (1482-1492), que concluyó con la
incorporación de Granada a al Corona de Castilla.

BQ2.E11. Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los
musulmanes en Al Ándalus.
- Cambios económicos: nuevos cultivos y técnicas agrícolas, desarrollo de artesanía,
fortaleza del comercio interior y de larga distancia, moneda, urbanización.
- Transformaciones sociales: diversidad étnica, religiosa y social: árabes, bereberes,
hispanogodos, judíos, esclavos.
- Cambios culturales: religión islámica, lengua árabe, desarrollo científico, literario y
artístico.
En el ámbito económico, se fomentó la agricultura, la ciudad, la artesanía y el comercio exterior.
En la agricultura los musulmanes impulsaron la práctica del regadío, con novedades tan
significativas como la noria, al tiempo que difundieron nuevos cultivos como los cítricos, el arroz, el
algodón o el azafrán, siendo la agricultura la base económica e incrementándose la producción.
Las ciudades se revitalizaron y ocuparon un papel económico fundamental como centros de
consumo y comercio (Córdoba, Sevilla, Granada). La producción de manufacturas se desarrolló
fuertemente, en especial la producción textil, en la que destacaron los brocados cordobeses o los
tejidos de Zaragoza. En cuanto al comercio, se vio favorecido por la acuñación de dos tipos de
monedas, el dinar de oro y el dirhem de plata, y por la densa red viaria heredada de tiempos
romanos. El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, pero Al-Ándalus mantuvo
también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa
cristiana.

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En lo social, aunque la mayor parte de la población de Al-Ándalus vivía en el medio rural, las
ciudades tuvieron una gran importancia. Se trata de una sociedad basada en una jerarquía étnica
y religiosa. En la cúspide estaba la aristocracia musulmana o jassa, formada por familias de origen
árabe, quienes poseían grandes dominios territoriales y ocupaban los altos puestos en la
administración. Bajo esta minoría se encontraban los bereberes del norte de África que se
encontraban en una situación de inferioridad con respecto a los primeros que provocó importantes
revueltas. Sin embargo, el grueso de la sociedad de Al-Andalus descendía de antiguos cristianos
convertidos al Islam (muladíes) en su mayoría campesinos, aunque en las ciudades era
importante la presencia de artesanos y comerciantes. Asimismo, cabe destacar importantes
minorías religiosas formadas por judíos y los mozárabes (cristianos bajo poder musulmán), ambos
grupos eran tolerados por las autoridades islámica en base a la ley coránica y pagaban unos
impuestos especiales. Finalmente, cabría destacar la existencia de esclavos (en muchos casos
prisioneros de guerra) cuyo tratamiento era mucho más caritativo que en épocas precedentes y en
muchos casos llegaban incluso a ser manumitidos.
En cuanto a la cultura, Al-Ándalus sufrió un cambio fundamental caracterizado por la
incorporación de una nueva religión monoteísta al territorio: la religión musulmana. Asimismo,
mantuvo un estrecho contacto con el resto del mundo musulmán, sobre todo a partir del siglo IX,
lo que le permitió participar en la amplia recopilación de textos literarios, filosóficos y científicos
que los estudiosos islámicos fueron recogiendo, tanto del mundo griego como del persa y del
indio. La creación literaria alcanzó un gran desarrollo, dejando la lengua árabe una fuerte marca
en la lengua castellana (más de 4.000 arabismos: sinónimos como aceituna, naranja, arroz,
albañ l, ases …, t pó m s e “Guad” –río- Guadalqu v r…). En filosofía destaca Averroes
(conocido ante todo por sus comentarios a la obra de Aristóteles). Pero, sin duda, la cultura
andalusí destacó sobre todo en el terreno científico: matemáticas, medicina, astronomía y
agronomía. En el arte, destaca el arte hispanomusulmán, marcado por la doctrina religiosa. La
representación de imágenes en los edificios religiosos estaba prohibida (era un arte anicónico) por
lo que aumentó el interés por los motivos geométricos (mocárabes, atauriques, lacerías, arcos
polilobulados), con materiales pobres (madera, ladrillo) con gran decoración exterior. Los edificios
más importantes son la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada.

BQ2.E12. Describe las grandes etapas y las causas generales que conducen al mapa
político de la Península Ibérica al final de la Edad Media.
- La formación de los núcleos cristianos al corte y su proyección meridional: ocupación
de espacios marginales, ideología y reconquista.
- La Corona de Castilla y la Corona de Aragón: formación y expansión.
- El reino de Navarra y el Reino de Portugal.
El proceso de formación de los reinos cristianos península fue largo, abarcando siete siglos (711-
1492). Se ut l za el térm “Reconquista” para hacer refere te a esta ép ca, b s came te se
trató del avance de norte a sur de los reinos cristianos a costa del poder musulmán y supuso la
reorganización de las nuevas tierras (repoblación). Se suelen distinguir varias etapas:

1. Primera etapa (siglos VIII-X)


Los primeros núcleos cristianos de oposición al poder andalusí surgen en la Cordillera Cantábrica
y Pirineos, se trata de zonas débilmente romanizadas e intermitentemente controladas por los
visigodos. Vivieron una existencia precaria y su avance hacia el sur fue muy lento.

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El Reino Astur-leonés en la Cantábrica, comienza a partir de Pelayo y la batalla de Covadonga


(722). Entre el 755 y el
791 se sucedieron una
serie de reyes en la
monarquía asturiana que
trasladaron la capital a
Pravia, pero la coronación
como rey de Alfonso II
(791-842) consolidó la
frontera frente al Islam y
trasladó la capital del
reino a Oviedo. El último
gran monarca astur es
Alfonso III (866-891) que
consolida la idea de la
monarquía asturiana como heredera de los reyes godos y se plantea la guerra contra los
musulmanes como Reconquista, es decir, como una lucha consciente de recuperación de un
territorio perdido. La
frontera de Asturias
se establece en el
Duero con
importantes
repoblaciones. Con
el sucesor de
Alfonso III, García I
(910-914) la capital
del reino se
trasladará a León
(914).
En los Pirineos, a
principios del siglo

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IX se desarrollan tres núcleos cristianos entre el Imperio Franco y Al-Ándalus. En la zona
occidental el reino de Navarra/Pamplona (830); en la central los condados aragoneses (817,
Aragón, Sobarbe y Ribagorza), muy pronto unidos dinásticamente a Navarra; y en el área oriental
la Marca Hispánica, controlada por el Imperio Franco2, donde surgirán una serie de condados,
siendo el más importante el de Barcelona. Éste contará a finales del siglo IX con una dinastía
propia (Wifredo el Velloso, Casa de Barcelona) y se declarará independiente de los francos en el
987. Débiles militarmente buscaban intermitente el apoyo de los asturianos, árabes o francos.
En todos ellos se va a iniciar desde muy temprano un proceso de feudalización que tenderá a
poner el control de las rentas en manos de una minoría nobiliaria guerrera o eclesiástica. El
condado de Vardulia alcanzará la independencia de León con Fernán González en el siglo X
(situado entre los reinos de León y Navarra) y a partir del siglo XIII se convertirá en el reino de
Castilla, que encabezará la reconquista.

2. Segunda etapa (siglo XI y primera mitad del XII)


El fin del Califato y la aparición de los débiles reinos de taifas permitió a León y Castilla rebasar
el Sistema Central y ocupar la cuenca del Tajo (conquista de Toledo en el 1085), mientras que
Aragón y Barcelona llegan al curso del Ebro (conquista de Zaragoza 1118 y Tarragona). En este
período, Aragón convertido en reino, se separa de Navarra y mediante una unión dinástica
(matrimonio de Petronila de Aragón con Ramón Berenguer IV, 1150) se vincula con los Condados
Catalanes, naciendo la Corona de Aragón como una amalgama de reinos. Castilla, como ya se
ha referenciado, adquiere rango de reino y se unirá intermitentemente a León y surge Portugal,
separado de León, como reino independiente (1139).

3. Tercera etapa (segunda mitad del siglo XII a primera mitad del XIII)
Eliminado el peligro almorávide, Castilla-León consiguió dominar el valle del Guadiana y de los
pasos de Sierra Morena (mapa año 1200), uniéndose como un solo reino en el 1230 con
Fernando III (unión dinástica definitiva de los reinos y nacimiento de la Corona de Castilla). El
éxito militar cristiano en la Navas de Tolosa (1212) frente a los almohades permitió en pocos años
la rápida ocupación del valle del Guadalquivir (Córdoba, Sevilla) por la Corona de Castilla; y de
Valencia y las Baleares por la Corona de Aragón. Navarra encerrada entre Aragón y Castilla
queda regida hasta principios del siglo XVI por una serie de dinastías de origen francés (Evreux,
Foix...) y Portugal culmina su reconquista y comienza a expandirse hacia el Atlántico.

2
En este ámbito cabe destacar la derrota de Carlomagno en Roncesvalles en el 778 contra los vascones.

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Al final de la Edad Media, la península estaba repartida en cuatro reinos cristianos: Castilla,
Aragón, Navarra y Portugal y uno musulmán, el reino de Granada.

BQ2.E13. Explica el origen de las cortes en los Reinos Cristianos y sus principales
funciones.
- Poder regio vs. instituciones representativas: nobleza, clero, oligarquías urbanas.
- Ámbito territorial: Cortes generales de la Corona (Castilla, Aragón) o de sus territorios
(Aragón, Valencia). Generalidades.
- Funciones variables en los distintos reinos función consultiva, juramento de
herederos, aprobación de levas militares impuestos, capacidad normativa.
Todos los reinos cristianos de la península Ibérica estaban articulados como monarquías, con un
rey que era asistido en sus funciones por distintas organizaciones de gobierno. Al menos en
teoría, estos monarcas se suponía que contaban con poderes supremos debido a su designación
divina y al carácter patrimonial del territorio. Sin embargo, el poder de estos monarcas no era el
mismo en todos los reinos puesto que, si bien en Castilla (sobre todo desde el siglo XIII)
gobernaban de forma autoritaria, en los distintos reinos de la Corona de Aragón se mantenían
unas potentes estructuras feudales donde el rey debía recurrir a la realización de pactos con las
instituciones representativas del reino.
Surgen de esta forma las Cortes, la denominación de las instituciones parlamentarias propias de
cada uno de los reinos cristianos peninsulares medievales y del Antiguo Régimen en España y
Portugal. Su origen se encuentra en la Curia Regia, organismo de tipo consultivo integrado por los
nobles, altos dignatarios eclesiásticos y oficiales de la casa del rey. A partir de los siglos XII y XIII,
las necesidades ec óm cas de l s m arcas fuerza a la c rp rac ó del puebl lla , “el
c m ” (qu e es pagaba l s mpuest s), represe tad s p r las l garquías urba as burguesía.
Las primeras Cortes de la historia se realizaron en el año 1188 en León, aunque la composición y
las funciones eran distintas en cada territorio. Desde el punto de vista territorial, cabría distinguir
entre las Cortes generales de la Corona (como en Castilla) y las Cortes de cada reino o territorio
de la Corona (Aragón, Cataluña, Valencia). Todas las Cortes contaban con unas funciones
genéricas, como la consultiva (aconsejar al monarca), el reconocimiento al rey y al heredero al
trono, la aprobación de levas o la concesión de subsidios (fondos para la Corona). En Aragón

estas Cortes contaban con funciones adicionales como la reparación de agravios o la iniciativa
legislativa. Este hecho se debía al mantenimiento de unas estructuras feudales muy fuertes que
provocaban el debilitamiento del poder de unos reyes que no podían presidir todos los reinos de
los que se componía su Corona, por lo que se vieron forzados a permitir la creación de
delegaciones permanentes de las Cortes con amplia capacidad de actuación, como las
Diputaciones o las Generalidades.

BQ2. E14. Compara la organización política de la Corona de Castilla, la de la Corona de


Aragón y el Reino de Navarra al final de la Edad Media.
- Poder regio basando en la herencia, la fidelidad de los señores y la legitimación
religiosa. Desarrollo de órganos judiciales, hacendísticos y gubernativos. Centralismo
vs. pactismo. Tendencia burocrática y autoritaria.
- Consejos como instituciones de poder local; funciones de administración y gobierno.
Oligarquías.

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- Instituciones intermedias de alcance diverso: generalidades, veguerías,
adelantamientos.
Los reinos presentan una estructura política parecida basada en la monarquía, las Cortes y los
municipios, aunque cada reino posee sus propias características.
En la Corona de Castilla, tradicionalmente el monarca gozaba de poderes extensos: facultad de
declarar la guerra, poder legislativo y judicial. Además, el derecho romano sirvió para consolidar
su figura al asentar su autoridad sobre todo el reino en base a una serie de códigos legales
(Ordenamiento de Alcalá, 1348). Su acción de gobierno se apoyaba en el Consejo Real (centro de
las decisiones políticas), la Audiencia o Chancillería Real (órgano supremo de Justicia) y las
Cortes, convocadas regularmente pero con un papel consultivo y fiscal. El contrapoder al rey era
la poderosa nobleza castellana que durante el siglo XIV y XV, aprovechando crisis dinásticas o
minorías de Edad, logró grandes concesiones en forma de tierras y derechos señoriales de los
monarcas de la Dinastía Trastámara. La administración municipal fue perdiendo su autonomía y
privilegios (fueros) a favor de los delegados de la autoridad real, los corregidores.

En la Corona de Aragón, la situación era mucho más compleja debido a su estructura política:
una amalgama de reinos y condados con instituciones, leyes y Cortes diferenciadas
territorialmente (Aragón, Cataluña, Valencia), a los que el monarca juraba mantener sus derechos
y privilegios (fueros) antes de tomar posesión del cargo (monarquía pactista). El poder real estaba
además limitado por las Cortes que disponían de iniciativa legislativa, Diputaciones (Generalitat)
que frenaban el poder real y la justicia (en mano del Justicia Mayor). Cada territorio tenía un
lugarteniente o gobernador (como el virrey en Mallorca) que representaba la autoridad real en su
ausencia. La administración local estaba formada por Concejos controladas por las oligarquías
urbanas, destacando el Consejo de Ciento en el caso de Barcelona.
En el Reino de Navarra, como en la Corona de Aragón, prevaleció la doctrina pactista y las
prerrogativas de las Cortes impidieron el fortalecimiento del poder de la monarquía. En cuanto a
las instituciones de la administración estatal, seguían en parte el modelo castellano y en parte el

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aragonés. El rey era asesora por el Consejo Real y existían unas Cortes que limitaban la acción
del monarca, al obligarlo a jurar los fueros navarros antes de aceptarlo y reparar los agravios.

BQ2. E15. Comenta el ámbito territorial y características de cada sistema de repoblación,


así como sus causas y consecuencias.
- Concepto de repoblación: conquista militar, reorganización del poblamiento,
redistribución de la propiedad.
- Sistemas: presuras de comunidades de campesinos libres, repoblación concejil con
comunidades urbanas de caballeros, repartimientos como repoblación señorial que
genera latifundios.
Tradicionalmente se ha denominado Reconquista (idea de Sánchez Albornoz), al proceso de
ocupación militar y de espíritu de cruzada en la expansión territorial de los reinos cristianos.
Actualmente se emplea el término de expansión, entendido como un proceso más heterogéneo,
en el que participaban factores de crecimiento económico y demográfico, así como causas
políticas. Además, de forma paralela tiene lugar el proceso de Repoblación: la ocupación efectiva
y su puesta en explotación económica de los territorios conquistados. La causa de la repoblación
fue el avance de los reinos cristianos hacia el sur, acompañado por la ocupación y la organización
de las tierras arrebatadas a los musulmanes. Repoblar significa tanto volver a poblar tierras
desocupadas como organizar y administrar territorios incorporados a los nuevos reinos cristianos
durante la Reconquista. Todo ello se dio en diversas fases:
 La primera fase de la repoblación (siglos IX-X) llevó las fronteras hasta el Duero y el norte
el Ebro, por el método de pressura en las tierras occidentales y aprisio en las catalanas.
Las tierras –de propiedad real– eran ocupadas por repobladores que podían ser
campesinos libres a título individual, en grupo o también podía ser un noble, un obispo o
un monasterio. El simple hecho de roturar y delimitar las tierras ocupadas era suficiente
para que el rey reconociera la propiedad efectiva del suelo. De esta forma surgieron un
gran número de Alodios –propiedades libres– en Asturias y León, Castilla, Navarra, Aragón
y en los Condados Catalanes.
 La segunda fase (siglos XI y XII), del sur del Duero hasta el Tajo, fue por el procedimiento
llamado repoblación concejil, que consistía en la creación de núcleos de población
fuertes capaces de atender a su propia defensa; surgieron así grandes municipios, cuya
situación y límites eran previamente fijados por los reyes o condes, que dotaban a cada
uno de ellos de un Fuero o Carta Puebla en la que se especificaban los deberes y
derechos de quienes acudieran a repoblarlos, así como los límites del Alfoz –término
municipal–. En lo que se refiere el Valle del Ebro, el sistema de repoblación también fue el
municipal o concejil. En el caso de los grandes núcleos de población como Tudela,
Zaragoza o Tortosa, los cristianos se instalaron repartiéndose las casas del interior de
cada núcleo y obligando a los musulmanes que no quisieran exiliarse a instalarse en los
arrabales.
 La tercera fase (primera mitad del siglo XIII) fue llevada a cabo por las Órdenes Militares.
Las zonas afectadas por esta repoblación fueron el valle del Guadiana (La Mancha y
Extremadura), en el sector occidental, y la provincia de Teruel y el norte de Castellón, en el
oriental. Se trataba de zonas extensas y poco pobladas en cuya conquista habían
destacado las Órdenes Militares. Estas recibieron grandes extensiones de tierra que
dividieron en encomiendas, al frente de las cuales se situaba a un caballero de la Orden
con cargo de comendador.
 La última fase (segunda mitad del siglo XIII) es la denominada como repoblación por
repartimientos. Este sistema se aplicó en el valle del Guadalquivir y en el litoral levantino
de Castellón a Murcia. Tras la ocupación de una ciudad con sus territorios circundantes,
los oficiales reales hacían inventario de los bienes y los repartían entre quienes había
participado en la conquista, dividiéndolos en lotes (donadíos). A los numerosos
pobladores musulmanes se les permitió permanecer como colonos, pero muchos
prefirieron huir a Granada o África.

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La Repoblación fue de trascendental importancia pues de la forma en que se llevó a cabo,
derivará una buena parte de la estructura de la propiedad agraria en España en los siglos
posteriores. Frente a los minifundios del norte, se extienden los latifundios en el sur.

BQ2. E16. Explica el origen y características del régimen señorial y la sociedad estamental
en el ámbito cristiano.
- Régimen señorial: relaciones feudo-vasalláticas, señorío territorial y jurisdiccional.
- Jerarquización social basada en el nacimiento, la posesión de la tierra y el
privilegio. Nobleza y clero como grupos privilegiados. Pueblo llano como mayoría
dominada. Sanción eclesiástica a la desigualdad. Minorías.

El régimen señorial o feudal fue la forma característica de control y explotación de la tierra


durante la Edad Media y Moderna. La debilidad de las monarquías medievales, faltas de
instrumentos coercitivos y recursos económicos para afirmar su poder en una época muy insegura
–invasiones y revueltas continuas-, hizo posible la formación de grandes dominios territoriales por
parte de la nobleza (gran parte cedidos por monarcas para logar su apoyo y convertidos
posteriormente en propiedad hereditaria) o el clero (conseguido por donaciones piadosas). Las
relaciones de vasallaje consisten en la entrega de lotes de tierras (feudo) por parte del monarca
a una serie de personajes (miembros de la nobleza o el clero) a cambio de consilium y auxilium
(consejo y ayuda). Esta cesión, además de la propiedad de la tierra (señorío territorial) incluían
también una serie de funciones públicas y derechos propios del rey (como el derecho a ejercer
justicia, cobrar impuestos o establecer monopolios) que dieron lugar a los señoríos
jurisdiccionales. Los campesinos libres, por lo general, buscando protección, fueron cayendo en
lazos de servidumbre con los señores nobles y eclesiásticos. A cambio de su protección debían
trabajar las tierras (a las que algunos estaban adscritos), pagar una renta (bien en especie -parte
de la cosecha- o en dinero), cumplir con las exigencias de sus señores feudales (como por
ejemplo el pago de ciertos tributos o el diezmo) y entregar días de trabajo o corveas.

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De esta forma, la división social en el Medievo cristiano se basaba en una división tripartita,
definida por la función esencial que cada grupo o estamento desempeñaba para el conjunto de la
comunidad: el clero (oratores), encargado de velar por la salvación de las almas;
la nobleza (bellatores), cuyo cometido era la defensa de la comunidad; y el estado
llano (labratores), al que correspondía trabajar para el mantenimiento de todos (y pagar los
impuestos). Este reparto de funciones se justificaba como plasmación en este mundo de la
voluntad divina de armonía social.

Los privilegiados
La nobleza disfrutaba de un estatuto legal privilegiado que la eximía de pagar impuestos y gozaba
de privilegios jurídicos, como disponer de tribunales propios. Por su distinta riqueza se distinguían
una alta nobleza o ricos-hombres, en Castilla, y, barones en la Corona de Aragón y Navarra. La
baja nobleza estaba formada por caballeros o infanzones (hidalgos). La alta nobleza terminó por
controlar amplios dominios territoriales, en los que, además de las rentas que percibían, gozaban
de poder jurisdiccional.
El clero acaparaba una gran parte de la riqueza territorial, del fisco (a través del diezmo) y de los
señoríos jurisdiccionales. Además, tenía los mismos privilegios que la nobleza. Había un clero
secular (obispos, sacerdotes, arzobispos, etc.) y clero regular (monjes), que era el que vivía
sometido a una regla monástica. Socialmente se distinguía el alto clero, generalmente reclutado
en las filas de la nobleza, y el bajo clero, más próximo al pueblo.

Los no privilegiados (el Estado Llano)


Los campesinos representaban entre el 80 y el 90 % de la población de los reinos cristianos. Se
diferenciaban por su distinta relación con la tierra en: pequeños propietarios libres, colonos y
siervos, pero todos estaban controlados por un señor noble o eclesiástico. La burguesía es el
nombre genérico con que se conoce a la clase social que apareció en las ciudades y cuya
característica fundamental era su libertad frente a la jurisdicción señorial. En Castilla tuvo poca
importancia porque las ciudades, en su mayoría, eran agrícolas-ganaderas. En Cataluña, por el
contrario, apareció una numerosa burguesía formada por comerciantes y artesanos. Finalmente,
cabe destacar las minorías marginadas, grupos de carácter étnico y/o religioso como judíos o
mudéjares (musulmanes), los conversos de origen musulmán (moriscos) y sobre todo judío
(judeoconversos).

BLOQUE III – LA

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FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU
EXPANSIÓN MUNDIAL (1474 – 1700)
Los Reyes Católicos suponen la transición en España entre la Edad Media y la Edad Moderna.
Durante su reinado (1474 – 1504), se sentaron las bases del Estado moderno, se culminó la
Reconquista y se expandieron las fronteras con el descubrimiento del continente americano.
La llegada de Carlos I supuso la instauración de la dinastía Habsburgo (los Austrias) y España se
convertiría en la gran potencia hegemónica de Europa. Sin embargo, durante el siglo XVII se inicia
un progresivo declive demográfico, económico y político que relegará al reino a un segundo plano.

BQ3.E17. Define el concepto “unión dinástica” aplicado a Castilla y Aragón en tiempos de


los Reyes Católicos y describe las características del nuevo Estado.
- Unión dinástica vs. mantenimiento de instituciones distintas entre Castilla y Aragón.
- Instituciones del Estado moderno. Consejos, Hacienda, Audiencias. Declive de las
Cortes, control sobre nobleza y clero.
- Instrumentos del nuevo Estado: ejército, burocracia, diplomacia, corregimientos,
Hermandad.
a. La Unión Dinástica:
Se denomina "Unión Dinástica" a la unión política de las coronas de Aragón y Castilla como
consecuencia del matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, unión en la que
ambos reinos se unifican políticamente bajo una misma dinastía (Trastámara) pero conservan sus
propias leyes e instituciones. En 1469 tuvo lugar el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de
Aragón, pertenecientes a las familias reinantes en Castilla y Aragón, donde reinaban diferentes
ramas de la dinastía Trastámara. Tras morir Enrique IV de Castilla en 1474, estalló la guerra civil
e tre la presu ta h ja del rey, Jua a “la Beltra eja” ap yada p r P rtugal (así c mo parte de la
nobleza y el clero), y la hermanastra de Enrique, Isabel apoyada por Aragón. El conflicto culminó
con la batalla de Toro de 1476, a la que siguió el tratado de paz de Alcaçovas en 1479 (con
Portugal) que reconocía a Isabel como reina. Ese mismo año de 1479, Fernando I era coronado
rey de Aragón. Culminaba la unión dinástica entre los dos reinos más poderosos de la península.
Ambos reinos presentaban, además, notables diferencias puesto que Castilla superaba a Aragón
en territorio, riqueza y población; contaba con una organización comercial potente y en auge;

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constituía un Estado unificado; y su monarquía no estaba sometida al control de las Cortes. Este
hecho supondrá que los RRCC basen su monarquía en la primacía de Castilla sobre Aragón.

b. Las características del nuevo Estado:


Los Reyes Católicos durante todo su reinado aumentaron el poder de la monarquía. Isabel y
Fernando pusieron fin al conflicto entre poder nobiliario y poder real que había caracterizado a
la Baja Edad Media potenciando una nobleza cortesana dependiente del favor real (sustituyendo
su influencia política por privilegios económicos – mayorazgo, Leyes de Toro 1505 –), y la Iglesia
también fue subordinada a la Corona al controlar los reyes el acceso a los principales puestos
religiosos (pase regio). Las Cortes castellanas perdieron representatividad y se limitaron a ser
convocadas por la Corona para obtener nuevos ingresos.
Se reforzaron y ampliaron las atribuciones de las instituciones del gobierno central (consejos
dirigidos por juristas de nombramiento real, audiencias que garantizaban la preeminencia de la
justicia real, Hacienda más eficaz) y se crearon otras nuevas: ejército permanente, cuerpo de
funcionarios al servicio de la Corona; Tribunal de la Inquisición para garantizar la uniformidad
religiosa; y un servicio diplomático estable en los principales reinos europeos clave para la
política exterior de los Reyes Católicos (aislamiento de Francia mediante alianzas dinásticas con
Inglaterra: Catalina-Enrique VIII y Austria: Juana-Felipe el Hermoso y entendimiento con Portugal:
enlaces de Isabel y María con Manuel II).
El poder real también se impuso en el ámbito local con la generalización de los corregidores.
Delegados del poder de los monarcas en villas y ciudades, presidían los ayuntamientos y tenían
funciones judiciales y policiales. La creación de un cuerpo de orden público, la Santa Hermandad
garantizó la paz en las zonas rurales.
Estas medidas afectaron fundamentalmente a Castilla, en la Corona de Aragón, debido a su
tradición política "pactista" el poder monárquico tuvo más limitaciones. Sin embargo, en la Corona
de Aragón pudieron resolver de forma definitiva el conflicto de los payeses de remença catalanes
mediante la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1485).

BQ3.E18. Explica las causas y consecuencias de los hechos más relevantes de 1492.
- Conquista del reino nazarí. Debilidad interna. Fin del dominio musulmán en la
Península Ibérica. Guerras de Granada. Conversiones y problema morisco.
- Expulsión de los judíos. Intolerancia religiosa, pérdida de población cualificada,
problema converso.
- Primer viaje de Colón. Búsqueda de rutas comerciales a Oriente. Mejoras técnicas en
la navegación. Conquista y colonización de territorios americanos.
En 1492 confluyen tres importantes acontecimientos que se han convertidos en hitos
fundacionales de la Edad Moderna española: la conquista del reino musulmán de Granada, la
expulsión de los judíos de España y el descubrimiento de América.
Durante la Edad Media existía en la península una gran pluralidad religiosa: cristianos,
musulmanes y judíos, aunque sometidos a fuertes tensiones (persecuciones antisemitas). Los
Reyes Católicos entendían que para consolidar su poder debían establecer la unidad religiosa

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Hª de España – Estándares de aprendizaje
católica en todos sus dominios. Su objetivo era acabar con la influencia judía y musulmana y, para
ello, actuaron en dos frentes:
a) La conquista, en enero de 1492, del Reino de Granada que puso fin al último estado
islámico en la península. A pesar de estar considerados como vasallos de Castilla, la guerra
se desencadenó entre 1482 (toma de Zahara en 1481) y 1492 consistiendo en golpes de
mano y sitios continuados desde 1489. Entre los factores para la victoria cristiana destacaron:
la participación nobiliaria, la Santa Hermandad y la debilidad del propio Reino Nazarí (dividido
en dos bandos nobiliarios liderados por el Zagal y Boabdil). Tras la capitulación de Granada,
el 2 de enero de 1492, la Corona de Castilla incorporó 500.000 de nuevos habitantes, más
rentas y dominios. Los nuevos súbditos siguieron practicando la religión musulmana aunque
en teoría se les impuso el cristianismo (moriscos). Tras la toma de Granada, se intentó atraer
a los mudéjares al cristianismo (aunque sus escasos resultados provocaron los bautismos
forzosos del cardenal Cisneros desde 1502) y se pretendió también una expansión hacia el
Magreb para contener los ataques de turcos y berberiscos (Melilla, Orán, Bugía o Trípoli).
b) En 1478 los RRCC crearon el Tribunal de la Santa Inquisición, que perseguía las
desviaciones de la fe. Así, su actuación se dirigió fundamentalmente contra judíos convertidos
al catolicismo (marranos) pero que se sospechaban que practicaban su antigua religión en
secreto (judaizantes). Consecuencia de esta política de fanatismo religioso fue la expulsión
en 1492 de todos los judíos de España, con la intención de que se convirtiesen y pudiesen
ser susceptibles de una investigación por parte de la Inquisición. Las consecuencias de estas
políticas religiosas antisemitas fueron muy negativas, tanto a nivel demográfico (50.000
exiliados) como económico, pues una parte significativa de los judíos tenían una importante
cualificación profesional (artesanos, profesiones liberales, comerciantes). Las autoridades
político-religiosas continuaron durante toda la Edad Moderna (siglos XV-XVIII) manteniendo
una actitud intolerante hasta la expulsión de los moriscos en 1609. Los enemigos religiosos
serán desde entonces los cristianos protestantes, así como intelectuales críticos (ilustrados
del siglo XVIII).

El año 1492 supuso también el inició de la expansión atlántica española con el descubrimiento
de América. La causa principal fue la rivalidad con Portugal en el Atlántico, lo que impulsó la
b squeda rutas alter at vas hac a las I d as (“ruta de la espec as”) al estar m p l zada p r l s
portuguesas la circunvalación de África hasta la India. Tras las Capitulaciones de Santa Fe (17 de
abril de 1492), el navegante Cristóbal Colón logró que su propuesta de navegación hacia el Oeste
fuera aprobada por los Reyes Católicos. Ello fue posible por los avances en las técnicas de
navegación (astrolabio, brújula, carabela, etc.) y a los vientos alisios, que hicieron viable el viaje.
Isabel le dio el visto bueno porque no tenía nada que perder y sí que ganar: riquezas de lo
descubierto y cristianizar a la población que hallasen.
El almirante partió del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492 con una nao y dos carabelas que,
tras repostar en Canarias, llegarían a Guanahaní (en las Bahamas) el 12 de octubre del mismo
año. Colón erró bastante en sus cálculos de las dimensiones de nuestro planeta, pero tuvo la
suerte de encontrarse con un insospechado continente en su viaje hacia las Indias:
Sábado, 13 de octubre.
"Tan pronto como amaneció, vimos llegar a la playa muchos hombres,
jóvenes y de elevada estatura. Los hombres y las mujeres estaban desnudos
(…). Estaban bien hechos, hermosos de cuerpo y agradables de cara. (…).
Se acercaron a mi navío en piraguas hechas con troncos de árbol,
semejantes a largas canoas y todo de una pieza. Para remo tenían una
especie de pala de panadero, pero de la que se servían perfectamente [...].
Vinieron a ofrecernos papagayos, ovillos de hilo de algodón, lanzas y muchas
otras cosas. A cambio les dábamos pequeñas cuentas de vidrio, cascabeles y
otros objetos. (...). Yo observaba con mucha atención para asegurarme si
tenían oro y me di cuenta de que varios llevaban un pequeño aro en un
agujero que se hacen en la nariz. Llegué a saber por medio de signos que
torneando su isla y navegando hacia el sur encontraríamos un lugar cuyo rey
tenía grandes vasos de oro y una gran cantidad de este metal."
Martes, 23 de octubre. «Quisiera hoy partir para la isla de Cuba, que
creo que debe de ser Cipango [Japón], según las señas que da esta gente de

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su grandeza y riqueza. No quiero detenerme más aquí, pues veo que aquí no
hay oro. Y, pues es cuestión de andar adonde haya trato grande, no hay
razón para detenerse sino seguir y ver mucha tierra hasta topar con la que
sea provechosa, aunque a mi entender ésta sea muy rica en especias.»
Diario de a bordo de Cristóbal Colón
Las consecuencias fueron trascendentes para España: incorporación de nuevas tierras, nuevos
súbditos, emigración de españoles a América, mestizaje racial, nuevos productos (tabaco, patata,
maíz), llegada con el tiempo de metales preciosos que promoverá la economía europea....
Colón realizaría tres viajes más y moriría convencido de haber llegado cerca de las costas
orientales de Asia mientras también se realizaban los denominados viajes menores. Este
descubrimiento hizo necesario establecer los límites de la expansión entre España y Portugal con
distintos tratados:
- Tratado Alcaçovas-Trujillo (1479), anterior a la conquista, que reconoce los derechos castellanos
sobre Canarias y la costa africana frente a las mismas (el resto pasó bajo control portugués).
- Cuatro Bulas papales, entre las que destaca la Inter Caetera de 1493 donde Alejandro VI
reconocía los derechos de los reyes de Castilla sobre las tierras descubiertas.
- Tratado de Tordesillas (1494) que establecía el límite a 370 leguas al oeste de Cabo Verde (lo
que posibilita la ocupación de Brasil).

BQ3.E19. Compara los imperios territoriales de Carlos I y el de Felipe II, y explica los
diferentes problemas que acarrearon.
- Carlos I: herencias europeas y proyecto imperial; reacciones internas
(Comunidades y Germanías); luteranismo y guerras de religión; guerra contra los
turcos; colonización americana.
- Felipe II: pérdidas territoriales en Europa, incorporación de Portugal y sus colonias,
extensión planetaria. Guerras en Europa y bancarrotas. Conflictos internos.
A) El Imperio de Carlos I de
España y V de Alemania (1516-
1556) se formó por una enorme
herencia no premeditada, debido
a una brillante política
matrimonial iniciada por los
Reyes Católicos con el objetivo
de aislar a Francia.
 De su abuelo paterno
Maximiliano de
Habsburgo, recibió
Austria, además del
derecho a ser elegido
como emperador.
 De su abuela paterna,
María de Borgoña, recibió
Flandes y el Franco
Condado.
 De su abuelo materno, Fernando el Católico recibió la Corona de Aragón, que incluía
además sus dominios italianos de Sicilia, Cerdeña y Nápoles.
 De su abuela materna, Isabel la Católica recibió la Corona de Castilla, Navarra y los
dominios americanos.
Además, durante su gobierno crecieron enormemente los dominios americanos, se conquistó
Milán y fue coronado emperador del Sacro Imperio (1519). Esta herencia motivó el sueño de
Carlos V de recrear el Imperio Universal Cristiano: todos los monarcas de Europa unidos por
una sola fe y un solo emperador en lucha contra los turcos. Sin embargo, esta pretensión fue
imposible de llevar a la práctica, pues, Carlos V no consiguió ni la unidad política ni la religiosa.

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- Problemas externos:
Carlos V mantuvo guerras contra Francia.
En 1525, Carlos V venció en la Batalla de
Pavía a Francisco I, lo cual le permitió
ocupar Milán. A la vez, el emperador
consiguió frenar la expansión turca que
amenazaba Viena. Probablemente el
conflicto más grave, por sus repercusiones,
fue el conflicto religioso en Alemania. En
1517, Lutero inició su Reforma y pronto fue
apoyado por algunos príncipes alemanes
que veían en ello una manera de desafiar el
poder autoritario de los Habsburgo en el
Imperio. En principio, Carlos V intentó una
solución de compromiso con Lutero, pero la
vía negociada fracasó; los gastos de los conflictos contra luteranos y franceses le obligaron a
llegar a un acuerdo con los protestantes: la Paz de Augsburgo (1555). Esta paz dividía el Imperio
en dos zonas, la católica y la protestante, y exigía que todos los súbditos tuvieran la religión de su
rey o príncipe. El emperador enfermo y deprimido decidió en 1556 abdicar y dividir sus
posesiones entre las dos ramas de la familia: la vienesa que recibiría los derechos al título imperial
alemán y los territorios centroeuropeos –Austria, Bohemia y Hungría- y la española (Felipe II) con
las posesiones europeas -España, territorios italianos y en los Países Bajos- y americanas.
- Conflictos internos:
Tras la muerte de Fernando el Católico, Carlos de Gante, su nieto, fue nombrado rey de Castilla y
Aragón (Carlos I). Llegó en 1517 a España, sin hablar el idioma, acompañado de sus consejeros
flamencos, a los que dio importantes cargos, provocando el descontento de la baja nobleza y
las ciudades. Con la muerte del su abuelo Maximiliano, emperador de Alemania, los intereses
políticos y económicos peninsulares quedaron supeditados a la política de Carlos I y a sus
intentos de conseguir el título imperial (mayor carga impositiva), que consiguió en 1519. Esta
situación, junto con el autoritarismo del monarca, provocó el malestar de la población, que
degeneró en revueltas en 1520 con la sublevación de las Comunidades castellanas. Esta
revuelta tuvo un origen urbano, pero pronto se propagó al campo. Los líderes de los comuneros
fueron Bravo, Padilla y Maldonado, que reclamaban una mayor participación de los concejos en el
gobierno del reino. Los comuneros fueron derrotados en la batalla de Villalar en 1521.
Por estas mismas fechas tuvo lugar en el reino de Valencia la rebelión de
las Germanías (agermanats, clases populares), que se extendió más tarde a Mallorca. Estas
revueltas tenían un marcado carácter antiseñorial y de oposición a la oligarquía urbana. Los
rebeldes fueron derrotados tras dos años de luchas, en 1522.

B) Felipe II siguió en su política exterior pretendía afirmar la hegemonía española en el mundo y


garantizar la defensa del catolicismo, amenazado al por el crecimiento del Protestantismo
(Luteranismo, Calvinismo, etc.). Gobernó un imperio más extenso que el de Carlos I, integrado por
los reinos y territorios de Castilla,
Aragón, Navarra, el Franco-
Condado, los Países Bajos, Sicilia,
Cerdeña, Milán, Nápoles, Orán,
Túnez, toda la América descubierta
y Filipinas. A estos vastos territorios
se le unió Portugal y su imperio
afroasiático en 1580 tras extinguirse
la línea dinástica portuguesa. A
diferencia de su padre, asentó su
Corte en Madrid, poniendo fin a la
tradicional Corte itinerante, y se rodeó
de consejeros castellanos en su
mayoría, lo que dotó a su monarquía
de un carácter más hispánico.

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- Tensiones internacionales:
Con Felipe II (1556-1598) la hegemonía española llega a su apogeo. El compromiso más
importante de la política heredada fue el de poner fin a la guerra contra Francia. En la Batalla de
San Quintín de 1558, derrotó a los franceses, por la paz de Cateau-Cambrasis (1559) Francia
aceptó la primacía de España, centrándose en sus graves problemas internos (guerras religiosas
católicos-protestantes) en los que Felipe II intervendría activamente.
Hacia 1570, la ofensiva turca en el
Mediterráneo se hizo especialmente
virulenta. Venecia, España y el
Papado formaron la Liga Santa,
comandada por Don Juan de
Austria, quien derrotó a los turcos
en la Batalla de Lepanto (1571). La
victoria de Lepanto frenó el avance
turco en el Mediterráneo.
El Conflicto más importante al que
se enfrentó Felipe II estalló en 1568
en sus dominios de los Países
Bajos, sus causas son económicas
y políticas, aunque las más graves
fueron las religiosas: el norte
calvinista se enfrentó al sur católico,
y Felipe II luchó por la uniformidad
religiosa católica. La guerra se enquistó y se internacionalizó con la participación de potencias
protestantes, destacando Inglaterra, que dirigida por Isabel I desafiaba el poder marítimo de
España en el Atlántico y el monopolio del comercio con América. Este doble desafío provocó la
respuesta militar de Felipe II: la Armada Invencible (1588), que fracasó en su intento de invadir
Inglaterra. Esta derrota supuso la pérdida de la hegemonía marítima española en el Atlántico y
alivió la presión a la que estaban sometidos los holandeses.
En 1580, a la muerte del último rey de la casa de Avis, Felipe II reclamó la corona portuguesa
alegando derechos sucesorios preferentes (como hijo de Isabel de Portugal), aunque contó con el
apoyo de parte de la nobleza y el clero portugués, tuvo que imponerse militarmente para vencer la
oposición de otros candidatos (los tercios del duque de Alba en las Cortes de Tomar). Con la
c rp rac ó de P rtugal, se alca zó la “Unión Ibérica”, pues t d s terr t r s pe sulares
quedaron bajo un mismo soberano.
En la década de los 90 se reactiva el enfrentamiento con Francia con la muerte de Enrique III en
1589. Felipe II propondrá como monarca a Isabel Clara Eugenia frente al candidato protestante
Enrique de Borbón. La conversión al catolicismo de este último en 1593 permitirá su coronación
como Enrique IV y el fin del conflicto con el Tratado de Vervins de 1598.
- Conflictos internos:
En cuanto a su política interior, el principal problema al que tuvo que enfrentarse fue a la
sublevación de los moriscos de las Alpujarras en Granada (1568-71) causada por su política
de imposición forzosa del catolicismo y la prohibición de sus costumbres, la revuelta fue sofocada
con dureza por don Juan de Austria y en 1609 se decretaría su expulsión.
En 1591 se produce una revuelta de la nobleza aragonesa (Alteraciones de Aragón) contra el
autoritarismo de Felipe II, el detonante fue el intento de apresar a Antonio Pérez, un “corrupto”
secretario del rey de origen aragonés que se había puesto bajo protección del Justicia Mayor de
Aragón para evitar ser juzgado en Castilla (privilegio de manifestación). El Justicia y otros nobles
aragoneses denunciaron las injerencias de la Corona y se sublevaron en Zaragoza organizando
un pequeño ejército, Felipe II actuó con rapidez y aplastó la revuelta. Los fueros aragoneses
fueron recortados y el Justicia ejecutado.
El enorme costo provocado por el mantenimiento de un imperio planetario supuso sucesivas
devaluaciones monetarias (plata y vellón), así como tres bancarrotas (1557, 1575 y 1596).
Asimismo, la defensa del catolicismo frente a la amenaza protestante provocó el cierre de
fronteras, la prohibición de cursar estudios en el extranjero y la elaboración del Índice de libros
prohibidos (lo que supuso un atraso para todo el territorio hispánico).

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BQ3.E20. Analiza la política respecto a
América en el siglo XVI y sus consecuencias
para España, Europa y la población
americana.
- Colonización americana: explotación
económica en haciendas y minas; nuevas
instituciones en la Península (Consejo de
Indias, Casa de Contratación) y las colonias
(V rre at s, Aud e c as…); Leyes de
Indias.
- España y Europa: afluencia de metales
preciosos, demanda de manufacturas
europeas, revolución de los precios, crisis
de las artesanías castellanas, emigración a
las colonias, empobrecimiento de Castilla,
nuevos alimentos.
- Las poblaciones americanas:
sometimiento, epidemias, cristianización,
castellanización, mestizaje.
La conquista del Nuevo Mundo se había iniciado
con los viajes de Colón. A partir de ese
momento, se inició la sistemática conquista
del territorio continental. Hernán Cortés dominó
el Imperio azteca, que se extendía por el
altiplano mejicano (1522), y posteriormente se
conquistaría el Imperio maya (1543). Francisco
Pizarro conquistó, a partir de 1532, el Imperio Inca (actuales Perú, Ecuador y Bolivia).
Dominada ya una gran parte del continente, la explotación se sistematizó y se organizó. Los
primeros repartos, el sistema de encomiendas, provocaron la explotación del trabajo indígena en
formas casi esclavistas. Los monarcas intentaron evitarlo (leyes de Burgos -1513- y Leyes
Nuevas -1542- ), sobre todo tras las denuncias de algunos religiosos (Antonio Montesinos,
Bartolomé de Las Casas).
Desde el punto de vista económico se organizó la producción con mano de obra indígena,
mediante dos instituciones:
1. El sistema de repartimiento de indios o encomienda, que entregaba a los nuevos colonos
grupos de indígenas para que trabajasen para ellos a cambio de "protección, subsistencia
y enseñanza religiosa".
2. El sistema de "mitas", que suponían prestaciones gratuitas de trabajo por parte de los
indígenas, sobre todo para la explotación de minas.

Para la población indígena, la conquista española supuso también el sometimiento a una fuerza
extranjera que impuso sus propias costumbres y cultura. A la progresiva castellanización, se une
también la cristianización de los indios y la imposición de un sistema de castas donde destacaba
la minoría conquistadores (chapetones). El descenso de población derivado de la conquista y la

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Hª de España – Estándares de aprendizaje
llegada de epidemias procedentes de Europa provocó la importación de esclavos negros de África
como fuerza de trabajo (sobre todo en el Caribe) y también dio lugar a un profundo mestizaje.

Las nuevas tierras conquistadas (las Indias) fueron incorporadas a Castilla y se crearon una serie
de instituciones encargadas de organizar los intercambios con América y su administración:
 El Consejo de Indias era el órgano máximo de decisión en los asuntos americanos y tenía
su sede en España, al igual que la Casa de Contratación de Sevilla que regulaba toda la
actividad económica con América.
 En los territorios coloniales se crearon varias unidades administrativas territoriales: los
virreinatos, como el de Nueva España (1535) o el del Perú (1543), con gran autonomía
política y a cargo de un virrey; las audiencias y las gobernaciones, similares en estructura y
funciones a las audiencias y corregimientos, localizados en las principales ciudades.

Los españoles salieron beneficiados de manera general.


Trajeron a Europa nuevos productos como el maíz, el
tabaco, el tomate o la patata, sobre los que España contaba
con el monopolio comercial centralizado en la Casa de
Contratación Desde Sevilla partía en la flota de Indias
(Sistema de flotas y galeones - grupos de barcos mercantes
armados y escoltados por barcos de guerra para defenderse
de los ataques de corsarios y piratas) hasta los puertos
centroamericanos, y regresaba después a Sevilla con
mercancías americanas, oro y plata. Además, obtuvieron
metales preciosos (Zacatecas, Potosí de las que la Corona
obtenía el Quinto Real) que inundaron el mercado monetario
de Europa, aumentando la cantidad de dinero en circulación,
lo que conllevó de inmediato una espectacular subida de los precios; si tenemos en cuenta que
ese oro no se repartió entre todos los sectores sociales y que la subida de precios sí, podemos
deducir las dificultades que ocasionó para los sectores más desfavorecidos. La llegada del oro
estimuló la demanda de más productos al haber más dinero disponible (acuñación masiva);
además, al poblarse América con españoles y transformarse también los indígenas al modo de
vida europeo, se demandaron más productos manufacturados y, al aumentar la demanda, se
produjo también una espectacular subida de los precios, porque la oferta no creció en la misma
proporción.

BQ3.E22. Explica los principales proyectos de reforma del Conde Duque de Olivares.
- La figura del valido: poder político basado en la confianza regia, ajeno a las
instituciones. El declive y los arbitristas.
- La Unión de Armas. Problemas militares, concentración de las cargas en Castilla,
proyecto de ejército permanente, financiado por todos los territorios de la
monarquía.
- Las reformas económicas: sucesión de bancarrotas, fomento de las manufacturas,
supresión de aduanas, reformas fiscales y monetarias.
La monarquía hispánica de los Austrias estaba organizado de forma polisinodial puesto que el
gobierno se ejercía a través de sínodos o Consejos con una relativa autonomía en cada territorio.
El sistema ideado por los Austrias Mayores (Carlos I y Felipe II) se organizaba en el Consejo de
Estado, los Consejos territoriales y los Consejos técnicos (Inquisición, Hacienda, Guerra, etc.).
Asimismo, cada territorio contaba con su propio virrey, Cortes y Audiencias por lo que el monarca
tan sólo podía gobernar de forma más o menos autoritaria en Castilla (que cargaba con todo el
peso de la fiscalidad y el reclutamiento militar). Estas exigencias económicas derivadas del
mantenimiento de un Imperio fueron provocando una incipiente crisis económica que se vio
caracterizada por las continuas bancarrotas, devaluaciones de la moneda y crisis del sector
manufacturero. Con la llegada de los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) se
populariza la práctica del valimiento, según la cual el monarca delega las funciones de gobierno
en un hombre de confianza o valido, puesto que recayó en muchos casos en arribistas
interesados que recurrieron a la corrupción y el favoritismo para incrementar su poder.

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Hª de España – Estándares de aprendizaje
El más famoso de todos sería Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares, valido
de Felipe IV que pretendería recuperar el prestigio y esplendor perdidos con Felipe III a la vez que
buscaba fortalecer la monarquía. Con su Gran Memorial de 1624 planteó una incipiente
unificación de los reinos. Tanto la Red de Erarios (que preveía que todos los súbditos aportasen
capital al Estado en función de su riqueza) como la Unión de Armas (que intentó crear un ejército
permanente de 140.000 hombres) pretendían aliviar el coste del Imperio e igualar la contribución
de todos los reinos a su mantenimiento.
Tenga Vuestra Majestad por el negocio más importante de su Monarquía el hacerse
rey de España; quiero decir, Señor, que no se contente Vuestra Majestad con ser rey
de Portugal, de Aragón, de Valencia, conde Barcelona, sino que trabaje y piense con
consejo maduro y secreto por reducir estos reinos de que se compone España al
estilo y leyes de Castilla, sin ninguna diferencia en todo aquello que mira a dividir
límites, puertos secos, el poder celebrar Cortes en Castilla, Aragón y Portugal, en la
parte que quisiera (...) que si Vuestra Majestad lo alcanza será el príncipe más
poderoso de este mundo.
Gran memorial del CONDE-DUQUE DE OLIVARES
El objetivo final de Olivares era
convertir la monarquía
compuesta de los Austrias
(amalgama de diversos
estados, reinos con sus propias
leyes e instituciones) en una
monarquía absolutista unificada
bajo unas mismas leyes e
instituciones, siguiendo el
modelo de las de Castilla.
Estos proyectos de Olivares
fracasaron porque los territorios
de la Corona de Aragón,
especialmente Cataluña, que
podían salir perjudicados los
boicotearon. Además, el mando
de Olivares estuvo condicionado por guerras continuas (Holanda, Francia y Alemania) que
obligaban a aplazar unas reformas que requerían tiempo y paz para su realización.

BQ3.E23. Analiza las causas de la guerra de los Treinta Años, y sus consecuencias para la
monarquía hispánica y para Europa.
- Causas: conflicto religioso entre protestantes y católicos, competencia por la
hegemonía europea.
- Consecuencias: Independencia de las Provincias Unidas (Reino de Holanda),
pérdida de hegemonía europea española en beneficio de Francia, crisis de la
Monarquía Hispánica.
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) estalló en Alemania como un conflicto político-
religioso entre los protestantes del norte apoyados por daneses, holandeses y suecos y los
católicos del sur, liderados por los
Habsburgo austríacos. España se vio
pronto mezclada en este conflicto
(1621) por su defensa del catolicismo
y del Imperio, así como por la
proximidad de este conflicto con los
Países Bajos a la guerra.
Si bien el inicio de la contienda contó
con una serie de éxitos para los
españoles, como Breda (1624) o
Nordlingen (1634). En 1635, el conflicto
se intensificó cuando estalló la guerra
contra Francia que, aunque era

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Hª de España – Estándares de aprendizaje
católica, apoyó al bando protestante con el objetivo de acabar con la hegemonía española en
Europa. El enfrentamiento contra tantos enemigos (y los conflictos internos de 1640) llevaron a
España al agotamiento, de tal modo que empezó a cosechar derrotas (Batalla de Las Dunas,
Batalla de Rocroi, 1643).
En el Tratado de Westfalia (1648) termina la Guerra de los Treinta Años y los protestantes salen
victoriosos. España se ve obligada a reconocer la independencia de Holanda (Provincias Unidas).
Supone el fin de la hegemonía española y un nuevo equilibrio europeo con Francia, Inglaterra y
Holanda como nuevas potencias. España continuó la guerra en solitario contra Francia hasta
la Paz de los Pirineos (1659), que confirmó el declive de la monarquía hispánica y supuso la
cesión a Francia del Rosellón y la Cerdaña en los Pirineos orientales así como el matrimonio entre
Luis XIV y la infanta María Luisa (lo que en última instancia permitiría la llegada de los Borbones al
trono español).

BQ3.E24. Compara y comenta las rebeliones de Cataluña y Portugal de 1640.


- Austrias Menores, autoritarismo castellano, reformas del conde-duque de Olivares,
descontento ante cargas fiscales y levas militares.
- Cataluña: guerra con Francia, sublevación de los segadores, ocupación de
Barcelona.
- Portugal: desprotección del comercio azucarero, proclamación del duque de
Braganza como rey, independencia de Portugal en 1668.
Las continuas guerras derivadas del mantenimiento de la hegemonía de la Monarquía Hispánica
durante el gobierno de los Austrias Menores provocaron el agotamiento de Castilla (debido al
autoritarismo que el monarca podía desarrollar en este reino) puesto que ésta cargaba con la
mayor carga fiscal y militar. El proyecto de reforma del conde-duque de Olivares pretendía
minimizar estas diferencias en favor de medidas unificadoras y centralizadoras. Sin embargo, la
Guerra de los Treinta Años provocó el aplazamiento de las reformas del valido y el incremento de
los impuestos (también se recurrió a la venta de cargos públicos y a la conversión de tierras de
realengo en señoríos). Esta situación ahondó aún más la crisis política, social y económica del
siglo XVII donde la alta nobleza recelaba del autoritarismo del valido, las clases populares se
encontraban ahogadas frente a la carga impositiva y los territorios periféricos se resistían a las
pretensiones unitarias y centralistas.
Así, en 1640 estallaron rebeliones en la mayor parte de los territorios periféricos del Imperio,
contando con dos escenarios principales: Cataluña y Portugal.
El fracaso de Olivares para que las instituciones catala as aceptara la “U ó de Armas” le
impidió mandar tropas a Cataluña (1640 – 1652) al estallar la guerra con Francia. La presencia de
tropas castellanas precipitó el estallido de revueltas entre el campesinado catalán. Finalmente, el
día del Corpus Christi de 1640 (Corpus de Sangre), grupos de campesinos (segadors) atacaron
Barcelona, asesinaron al virrey y precipitaron la huida de las autoridades. Ante el avance de
tropas castellanas, los rebeldes aceptaron la soberanía de Francia, aunque el dominio francés
(absolutista) generó descontentos que fueron aprovechados por Felipe IV para recuperar Cataluña
en 1652 a cambio del mantenimiento de sus fueros.
Aprovechando la crisis catalana, en diciembre de 1640 se inició la rebelión en Portugal. La falta
de ayuda castellana ante los ataques holandeses contra las posesiones portuguesas en América y
Asia, y la presencia de castellanos en el gobierno del reino, provocó que las clases dirigentes
lusas dejaran de ver ventajas
en su unión a la Corona
española. La rebelión,
organizada en torno a la
dinastía de los Braganza
(Juan IV), se extendió
rápidamente. El apoyo de
Francia e Inglaterra,
ansiosas de debilitar a
España, llevó a que
finalmente, Mariana de
Austria (regente de Carlos II)
acabara reconociendo la

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Hª de España – Estándares de aprendizaje
independencia de Portugal en 1668.
BQ3.E25. Explica los principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo
XVII, y sus consecuencias.
- Crisis más aguda en la Corona de Castilla
- Crisis económica: influencia de oro y plata americanos, revolución de los precios,
descenso demográfico, crisis de las artesanías, crisis de La Mesta, bancarrota, presión
fiscal.
- Aspectos demográficos: epidemias, levas militares, emigración americana,
desp blad s, expuls ó de l s m r sc s,…
- Consecuencias: presión fiscal, declive político y militar, mentalidad nobiliaria,
arbitrismo.

El siglo XVII, aproximadamente hasta 1680, fue un período de recesión en toda Europa (salvo
Inglaterra y Holanda) que se manifestó especialmente a través de un profundo descenso
demográfico y un fuerte agotamiento económico.
El retroceso demográfico (modelo demográfico antiguo) para España estuvo causado
principalmente por una sucesión de pestes y hambrunas debidas a malas cosechas y agravado
por las guerras, la emigración a América, la dedicación a la vida religiosa de un gran número de
personas, y, sobre todo, la expulsión de casi 300.000 moriscos. La crisis golpeó con más fuerza a
Castilla (cuya población había descendido en un 25%) que a los reinos periféricos, ya que la
población de Aragón descendió entre un 15% y un 20%, y más al interior que a la periferia.
La crisis económica fue generalizada tanto en la agricultura como en la artesanía, por el
descenso demográfico, la mala política fiscal (endeudamiento de la Corona, devaluación de la
moneda y bancarrotas) y la competencia de la artesanía del norte de Europa. La crisis económica
se manifestó en el hundimiento de la producción agraria, la disminución de la ganadería bovina, la
crisis de la industria textil catalana (incapaz de competir con Europa) y el acaparamiento del
comercio americano por extranjeros. Además, el contrabando inglés, holandés, y francés hundió el
monopolio comercial con América.
La crisis tuvo relevantes consecuencias sociales, afectando a todas las capas sociales:
 La nobleza vio, por una parte, como aumentaban significativamente sus integrantes debido
a las ventas de títulos nobiliarios a las que recurrió la Corona para aumentar sus ingresos
y, por otra, como disminuían sus rentas por la crisis agraria, viéndose obligada a
endeudarse para poder mantener su lujoso tren de vida.
 Una parte reseñable de la escasa burguesía abandonó los negocios e invirtió sus
beneficios en tierras, señoríos, rentas fijas -como los títulos de deuda pública- y en la
compra de títulos nobiliarios. Era una manera de asegurar su patrimonio en una época de
crisis económica, aunque también influyó algo la mentalidad nobiliaria, antiburguesa y
rentista imperante en la sociedad española desde la expulsión de los judíos.
 El campesinado, en especial el de Castilla, fue el sector social más afectado por la crisis
económica y la intensa presión fiscal de la Corona. Muchos campesinos perdieron sus
tierras al endeudarse y no poder devolver los préstamos, lo que los obligó a emigrar
incrementando así la cuota de impuestos que correspondía a los que se quedaban. El
incremento del bandolerismo en el campo fue una consecuencia de esta miseria
económica.
 Las ciudades, convertidas en refugio de campesinos inmigrados arruinados, muchos de los
cuales acabaron integrando el colectivo de pícaros y mendigos, se convirtieron en un foco
de pobreza, cuyo ambiente fue perfectamente reflejado en la literatura y el arte de nuestro
Siglo de Oro.
La salida de la crisis comienza a partir de 1680, siendo esa recuperación mucho más temprana en
la periferia que en el centro, de modo que el peso demográfico y económico reforzó a las zonas
litorales mientras el interior se debilitaba.

BQ1.E21. Representa una línea del tiempo desde el 1474 hasta el 1700, situando en ella los
principales acontecimientos históricos.

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Hª de España – Estándares de aprendizaje

SOBRE LA LEYENDA NEGRA

A comienzos del siglo XX, Julián Juderías publicó el libro clásico sobre la leyenda negra,
u a expres ó que habría de te er u e rme ec e la cultura h spa a (…). E su p ó , d cha
leyenda estaba constituida por relatos fantásticos y falsos, escritos por extranjeros y dedicados a
denigrar la historia de España y el carácter de los españoles. Ambos serían el epígono del
fanatismo, la intolerancia, la crueldad y la ignorancia, frente al espíritu libre, el pragmatismo y las
innovaciones de otros pueblos.
El reconocido historiador francés Joseph Pérez (Ariège, 1931) aborda ahora la cuestión
(…). Su tes s pr c pal -admitida hoy de forma general- es que la leyenda negra fue una reacción
contra la hegemonía y el enorme poder de España en el siglo XVI, no muy distinta a la que han
suscitado históricamente otros imperios a la fuerza actual del antiamericanismo. El propio autor
aporta el ejemplo de las reacciones en la Italia de la Baja Edad Media frente al expansionismo de
la corona de Aragón.
Pero la leyenda negra antiespañola tiene una segunda parte, posterior a la supremacía
hispana, en la que, para los países protestantes del norte de Europa, España pasó a ser sinónimo
del atraso, la decadencia, la incultura, el fanatismo religioso y la incapacidad de progreso. Pérez lo
explica como una reacción contra el mundo latino y católico, bien representado por España a
causa de la enorme importancia cultural y lingüística del mundo hispano. Hay también un tercer
elemento, tal vez el más característico, consistente en que una parte de los españoles -todavía
hoy- han interiorizado los sentimientos de inferioridad y de culpa procedentes de la leyenda negra,
con el consiguiente rechazo e incapacidad para asimilar la propia historia.
El l br de J seph Pérez (…) trata de c trastar las af rmac es de la leye da (Fel pe II el
demonio del sur, la Inquisición, la matanza de Indios en América...) con sus propias
contradicciones; como por ejemplo la de una Europa ampliamente antisemita -incluidos Erasmo de
Rotterdam y Martin Lutero-, que exaltó a España por la expulsión de los judíos, previamente
expulsados de otros muchos lugares; o la de un Felipe II, no menos intolerante que otros
s bera s de su ép ca, (…).
Pérez señala el hecho curioso de que, aunque la mayoría de los historiadores -españoles y
extranjeros- rechazan actualmente las interpretaciones de la leyenda negra, no hayan logrado
convencer a una parte de los periodistas, cineastas, artistas y gentes del gran público.
https://www.elcultural.com/revista/letras/La-leyenda-negra/26517

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BLOQUE IV – ESPAÑA EN LA ÓRBITA FRANCESA: EL


REFORMISMO DE LOS PRIMEROS BORBONES
(1700 – 1788)
Este bloque comprende el estudio de los tres primeros monarcas de la dinastía de los Borbones,
quienes iniciarían una serie de transformaciones que cambiarían drásticamente el funcionamiento
del Estado español y sus relaciones internacionales. Desde mediados del siglo XVIII empezarán a
sentirse también los primeros influjos del optimismo y la fe en el progreso del pensamiento
ilustrado, estimulando una serie de reformas que contradecirán los principios del Antiguo
Régimen.

BQ4.E26. Explica las causas de la Guerra de Sucesión Española y la composición de los


bandos en el conflicto.
- Causas: crisis dinástica a la muerte de Carlos II, conflicto civil y europeo por la
sucesión.
- Competencia entre la dinastía francesa de Borbón y la austriaca de Habsburgo,
coaliciones internacionales.
- Conflicto civil que opone a grupos sociales y territorios, y entre dos concepciones de
Estado: centralista y pactista.
En 1700 fallece sin descendencia el último de los Austrias, Carlos II. Deja como heredero de la
corona española a Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV, como Felipe V (1700-1746). En
principio, las potencias europeas aceptaron el testamento porque prohibía la unión de las coronas
francesa y española, e impedía la hegemonía francesa en Europa. Sin embargo, Luis XIV
mantuvo los derechos de sucesión de Felipe al trono francés y adoptó algunas actitudes
expansionistas que ponían en peligro el equilibrio europeo (ocupación de Flandes).
Ante ello, el emperador austriaco, Leopoldo I, que también tenía derechos sucesorios por vía
familiar a la corona española, formó una alianza con Inglaterra, Holanda y la mayoría de los

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príncipes alemanes contra Francia y España (la Gran Alianza de la Haya). Ello da lugar a la
llamada Guerra de Sucesión (1701-1713). En 1703 Leopoldo renunció a sus derechos a la
Corona de España a favor de su hijo el archiduque Carlos. Esta guerra no sólo fue un conflicto
europeo por la hegemonía, sino también una guerra civil que enfrentó, dentro de España, a los
partidarios del modelo pactista de los Austrias, basado en la unión de varias coronas y reinos que
mantenían sus propias instituciones, con los partidarios del absolutismo centralista de tipo francés.
Los primeros apoyaron la candidatura austriaca del archiduque Carlos; los segundos fueron
partidarios del coronado Felipe V. En los reinos de la Corona de Aragón fueron mayoritarios los
que se inclinaban por el archiduque; en la de Castilla, ocurrió lo contrario, aunque no hubo
unanimidad, pues destacadas familias de la nobleza no aceptaron el modelo francés.

BQ4.E27. Representa una línea del tiempo desde 1700 hasta 1788, situando en ella los
principales acontecimientos históricos.

BQ4.E28. Detalla las características del nuevo orden europeo surgido tras la Paz de Utrecht
y el papel de España en él.
- Tratados de paz tras la guerra de Sucesión: Utrecht y Rastatt
- Nuevo equilibrio europeo: fin de la hegemonía española en Europa, protagonismo de
Francia en el continente e Inglaterra en el mar.
- Situación de España: cesiones comerciales a Inglaterra en América hispana,
instauración de la dinastía borbónica, supeditación a la política francesa, Pactos de
Familia, pérdidas territoriales.
En 1711, la contienda entra en una nueva fase a raíz de la elección imperial del archiduque Carlos
de Austria, lo que planteaba una nueva amenaza al reparto de poder europeo por la formación de
un gran bloque hispano-alemán como en los tiempos de Carlos I. Por ello, Inglaterra presionó para
finalizar la guerra y se iniciaron unas largas negociaciones que condujeron a la Paz de Utrecht de
1713. Austria permaneció fuera de
esta paz, ya que no deseaba
renunciar al trono español,
continuando la guerra hasta 1714
y firmándose después la paz de
Rastatt.
Estos tratados de Utrecht (1713)
y Rastatt (1714) pretendían crear
un nuevo mapa de Europa
basado en el equilibrio, sobre
todo entre Francia, como potencia
continental, e Inglaterra, como
potencia marítima, aunque

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también supone el fin del imperio europeo español.
En ellos, se reconocía a Felipe V como rey de España, renunciando él al cualquier derecho de
sucesión al trono francés. España perdía todos sus dominios en Italia y los Países Bajos:
cedía Milán, Nápoles, Cerdeña, Flandes y Luxemburgo a Austria; Sicilia a Saboya; y Gibraltar y
Menorca a Inglaterra. También hubo de hacer concesiones a Inglaterra en relación al comercio
inglés con América (navío de permiso y asiento de negros). En ese nuevo contexto internacional,
España pierde el rango de gran potencia a la vez que su imperio americano queda amenazado
por el expansionismo inglés.
Esta circunstancia, unida a los lazos familiares de la nueva dinastía con Francia, determina una
serie de alianzas con ese Estado que, además, es el rival de Inglaterra en Europa (revisionismo
de Utrecht). Con el objetivo de recuperar el rango internacional perdido y de proteger a las
colonias americanas de la expansión inglesa, los Borbones españoles establecen una alianza con
los Borbones franceses. Son los denominados pactos de familia, que dan lugar a
enfrentamientos bélicos con Inglaterra y permitirán recuperar parte de la influencia perdida en
Italia (control del Ducado de Parma y el Reino de Nápoles-Sicilia, donde se establecen borbones
españoles) así como la isla de Menorca (1783).

BQ4.E29. Define qué fueron los Decretos de Nueva Planta y explica su importancia en la
configuración del nuevo Estado borbónico.
- Decretos de Nueva Planta como expresión del absolutismo borbónico.
- Supresión de leyes e instituciones de la Corona de Aragón; castellanización;
reformas fiscales. Mantenimiento de los Fueros de Navarra y Provincias Vascas.
- Centralización de inspiración francesa. Consejos vs. Secretarías de Estado y del
Despacho; Capitanías Generales y Reales Audiencias.
“Considerando haber perdido los reinos de Aragón y Valencia y todos sus
habitantes por la rebelión que cometieron, faltando enteramente así al
juramento de fidelidad que me hicieron como a su legítimo Rey y Señor,
todos los fueros, privilegios, exenciones y libertades que gozaban y que con
tan liberal mano se les habían concedido, sí por mi como por los señores
reyes mis predecesores, en esta monarquía se añade ahora la del derecho
de conquista (…) y considerando también que uno de los principales tributos
de la soberanía es la imposición y derogación de las leyes (…) He juzgado
por conveniente, sí por esto como por mi deseo de reducir todos mis reinos
a la uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y tribunales,
gobernándose igualmente por las leyes de Castilla, tan loables y plausibles
en todo el universo, abolir y derogar enteramente (…) todos los referidos
fueros y privilegios, prácticas y costumbres hasta aquí observadas en los
referidos reinos de Aragón y Valencia, siendo mi voluntad que éstos se
reduzcan a las leyes de Castilla (…)”
Buen Retiro, a 29 de junio de 1707

Con la llegada de los Borbones, se inicia la implantación del modelo absolutista y centralista
francés, paralelamente a la aplicación de una política reformista de tipo ilustrado. En la
implantación del modelo centralista fueron fundamentales los "Decretos de Nueva Planta", que
reducían las leyes e instituciones de los reinos de la Corona de Aragón a las de Castilla. Estos
Decretos de Nueva Planta, justificados p r el “derecho de conquista” de l s terr t r s que
apoyaron al otro candidato durante la guerra, se aplicaron a lo largo de la misma en los dos reinos
vencidos de la Corona de Aragón: Aragón y Valencia, en 1707. Tras la guerra, y sin mencionar el
derecho de conquista, se promulgan los decretos para Mallorca (1715) y Cataluña (1716). Estos
decretos suprimen los fueros, leyes propias y Cortes de los respectivos reinos e introducen un
nuevo sistema fiscal común, además de imponer la administración borbónica. Así, el virrey es
sustituido por un Capitán General al frente de una Audiencia, y las Cortes particulares, los
organismos forales y las Diputaciones son suprimidas. Sólo País Vasco y Navarra conservaron
sus fueros como premio por su lealtad a Felipe V.
A esta homogeneización jurídica e institucional que ponía fin al sistema polisinodial de los
Austrias, se une la decadencia de los Consejos y las Juntas en favor de las Secretarías de
Estado y de Despacho, dirigidas por personajes elegidos personalmente por el rey. En el ámbito

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territorial, se establecieron las Intendencias, divisiones administrativas que emulaban el modelo
francés para intentar controlar de forma centralizada todo el territorio. Se reforma de la Hacienda
Real mediante la implantación de un fondo común único en el que se reunían todos los recursos
del Estado y en el que se centralizaban los gastos. La implantación de este sistema exigía una
evaluación previa de la riqueza y de los niveles de ingresos de cadazona, para lo cual se realizó el
Catastro de Ensenada en 1750.

BQ4.E30. Explica la política industrial de la monarquía y las medidas adoptadas respecto al


comercio con América.
- Reformas para paliar la decadencia económica de Castilla: legislación, promoción de
manufacturas para sectores estratégicos y productos de lujo; proteccionismo. Impacto
limitado.
- Comercio americano: de las flotas a las compañías comerciales, liberalización de
puertos, decretos de libre comercio.
Desde el punto de vista económico, el siglo XVII había
sido un siglo de profunda crisis para el territorio español
por lo que la llegada de la nueva dinastía de los
Borbones vio el impulso de una serie de reformas
encaminadas a paliar la decadencia de Castilla.
En cuanto a la Industria, ésta siguió siendo sobre todo
artesanal y controlada por los gremios que mantenían
técnicas tradicionales y estaban orientadas a un
comercio de tipo local o regional. Sin embargo, a lo largo
del siglo, con el aumento de la demanda, surgieron en
algunas regiones otras formas de producción industrial,
como la industria doméstica (domestic system/putting
out system), que adquirió gran desarrollo en sectores como la ferrería vasca o el textil y la seda
catalana. En ella, los comerciantes proporcionaban la materia prima y los utensilios necesarios a
los campesinos-artesanos, que recibían un pago por su trabajo una vez elaborado el producto.
También apareció la manufactura, entendida como acumulación de capital y mano de obra en un
sólo edificio, pero sin llegar a utilizar máquinas automáticas. Cabe destacar las de capital estatal,
como las denominadas Manufacturas Reales, que fueron una muestra de la iniciativa reformista
ilustrada para fabricar bienes que no producía la iniciativa privada, como objetos de lujo para las
clases altas o armamento para el Estado. En general, las iniciativas ilustradas estuvieron influidas
por el mercantilismo, con medidas fiscales y proteccionistas, como la prohibición de importar
tejido o de exportar materias primas. Este hecho provocó que su impacto fuese muy limitado.
Cabe destacar también la adopción de otras medidas ilustradas como la declaración de la
honorabilidad de todos los oficios, que buscaba acabar con la condición de trabajo vil e infamante
al oficio manual y establecer algunas disposiciones para reformar los gremios. También se
fomentó la construcción naval en los astilleros reales (Cádiz, Ferrol, Cartagena) y se potenció una
enseñanza técnica a través de la creación de escuelas de artes y oficios. Sin embargo, el
comercio interior siguió siendo muy escaso debido a la reducida capacidad de compra del
campesinado español, a la deficiente red de comunicaciones y a la escasez de medios de
transporte terrestre.

En América, hubo cambios en la administración colonial americana. Durante la primera mitad del
siglo XVIII, se inicia un cambio en la política de los Borbones hacia América puesto que el
gobierno de Madrid decidió incrementar la explotación colonial para que las colonias fueran
más rentables. Para ello, se promovieron, con escaso éxito, las Compañías de Comercio3
(siguiendo el modelo inglés y holandés); se decretó la introducción de navíos de registro (barcos
que podían comerciar al margen de la Flota de Indias que se suprime en 1735); y se creó el
Virreinato de Nueva Granada. Durante el reinado de Carlos III la Corona trató de incrementar el
control administrativo de la metrópoli sobre las Indias: se excluyó de la administración a los
criollos, se creó un nuevo virreinato (el del Río de la Plata en 1776) y se estableció el cargo de

3
Compañía de Filipinas, La Habana, Caracas y Barcelona, que traían productos coloniales y enviaban
manufacturas a América.

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Intendente para reforzar el control de los territorios americanos. Los decretos de 1765 y 1778
autorizaron el libre comercio directo de los puertos peninsulares con los americanos y
suprimieron definitivamente el monopolio del puerto de Cádiz. Esto fue un gran estímulo para la
industria y el comercio de otras zonas de España, en especial para Cataluña. Sin embargo, la
producción manufacturera o industrial española siguió siendo escasa para cubrir la demanda del
extenso mercado americano, por los que las manufacturas extranjeras siguieron predominando en
las exportaciones a América.

BQ4.E31. Especifica las causas del despegue económico de Cataluña en el siglo XVIII.
- Aumento demográfico y desarrollo agrícola.
- Producción industrial de tejidos de algodón; mecanización; mercado colonial
americano.
Cataluña representaba, dentro del conjunto de la economía española, un caso particular debido al
despegue espectacular que tiene lugar en este siglo y que la convierte en la zona más dinámica y
avanzada de España.
La causa de este despegue radica en la especial situación del campo catalán donde, desde
tiempos de Fernando el Católico (Sentencia Arbitraria de Guadalupe, 1486), los campesinos se
habían beneficiado de contratos perpetuos o a muy largo plazo a cambio de una renta fija (censos
enfitéuticos). Con el paso del tiempo, dicha renta se había convertido en una cantidad simbólica
que convertía al campesinado en propietario de hecho de la tierra que trabajaba y contaba con
ce t v s para c rp rar mej ras e ella ( vac ó téc ca, uev s cult v s, ab s,…). El
campesinado, al orientar su producción al mercado, disponía de mayores ingresos que
incrementaban la demanda de manufacturas.
Así, se desarrolló la producción fabril que se aplicó a los tejidos de algodón estampados
(indianas), orientados fundamentalmente a la venta en el mercado colonial. En las dos últimas
décadas del siglo se introdujo la mecanización con la llegada de máquinas de hilar inglesas.
Además, también se vio favorecida por la política proteccionista de la Corona, que prohibió la
importación de ciertos productos extranjeros como las telas de Asia.
La prueba más patente del despegue catalán fue el salto demográfico único en su historia, pues
Cataluña pasó de 400.000 habitantes en 1717 a más de 800.000 en 1787, es decir, duplicó la
población en setenta años. Entre las causas, se pueden destacar: el progreso agrícola desde
finales del XVII, que permitió salir del marco del autoconsumo; el inicio de la producción de
indianas desde 1730 y la liberalización del comercio con América desde fines del XVIII, todo ello
en el marco de la política reformista de los Borbones.

BQ4.E32. Comenta las ideas fundamentales de la Ilustración y define el concepto de


despotismo ilustrado.
- Ilustración como ideología de las élites para transformar la sociedad y la economía;
ideales de razón, progreso y felicidad.
- Despotismo ilustrado: vertiente política de la Ilustración que pretende aplicar las
reformas desde arriba. Proyectos de reforma agraria. Estímulos a la artesanía y el
comercio. Obras públicas. Banca. Impacto limitado.
La Ilustración, fue un movimiento intelectual europeo del siglo XVIII, se basó en la
preponderancia de la razón, el espíritu crítico y en la idea de progreso científico y técnico como
medio de alcanzar la felicidad, frente a la tradición y el inmovilismo.
“No es una sola, señor mío, la causa de los cortísimos progresos españoles
en las facultades expresadas, sino muchas. La primera es el corto alcance de
nuestros profesores. (…). Basta nombrar la nueva filosofía, para conmover a
éstos el estómago. Apenas pueden oír sin mofa y carcajada el nombre de
Descartes y si les preguntan qué dijo Descartes, o que opiniones nuevas
propuso al mundo, no saben ni tienen qué responder. La segunda causa es la
preocupación que reina en España contra toda novedad. Dicen muchos, que
basta en las doctrinas el título de nuevas para reprobarlas, porque las
novedades en punto de doctrina son sospechosas".
Fray Benito J. FEIJOO: Cartas eruditas, 1760
La difusión en España de las ideas ilustradas fue lenta y difícil debido al tradicionalismo de la
sociedad española, el conservadurismo de los medios intelectuales universitarios y a la

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Hª de España – Estándares de aprendizaje
intolerancia de la Iglesia católica. No obstante, surgió una pequeña, pero activa minoría de
intelectuales que reflejó en sus escritos las preocupaciones ilustradas. Criticaron las
supersticiones de la cultura popular, el desprestigio de las actividades artesanales y mercantiles
en una sociedad movida por el sentido del honor y la hidalguía, la desigual distribución de la
propiedad y los privilegios abusivos de la Iglesia y la nobleza. Fueron figuras como Feijóo,
Cadalso, Campomanes, Jovellanos, Aranda, Floridablanca, Olavide... quienes, aun sin formar
un grupo homogéneo, coincidieron en el interés por la ciencia, el espíritu crítico y el ideal de
progreso para España.

Cargos públicos que emprendieron


reformas ilustradas durante el reinado
de Carlos III

La Ilustración en España recurrió a diversos canales, como la prensa y las Academias, fundadas
a lo largo del siglo a imitación del modelo francés: Real Academia Española de la Lengua,
Academia de la Historia o la Academia de Bellas Artes de San Fernando. No obstante, fueron
las “Sociedades Económicas de Amigos del País" el símbolo más importante del esfuerzo por
propagar el espíritu ilustrado.

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, algunos monarcas absolutistas trataron de aplicar
programas reformistas inspirados en ideas de la Ilustración, pero sin renunciar a su poder absoluto
(“t d para el puebl per s el puebl ”) da d lugar al Despotismo Ilustrado.
“Sé que el régimen que hay ahora es el que nunca hubo […]. Vemos
romper montañas para hacer más tratables los caminos. Vemos abrir
acequias, engrosar el comercio con la formación de varias compañías,
establecer escuelas de náutica, formar una insigne de cirugía […] y spaña
tuvo algunos buenos reyes, pero nunca tuvo nivel igual de ministros.”
Feijoo, Cartas eruditas, 1750
En España, el máximo exponente de esta corriente fue Carlos III (1759-1788) quien contó con un
grupo de ministros reformistas a su servicio (Aranda, Campomanes, Floridablanca) centrado sobre
todo en el desarrollo económico del país, así sus objetivos se dirigieron hacia la agricultura que
estaba muy atrasada. Todos los proyectos del período denunciaban las enormes propiedades
amortizadas (mayorazgos de la nobleza o manos muertas de la Iglesia) y afirmaban que el
acceso del campesinado a la propiedad de la tierra era una condición necesaria para el progreso
del país, pero las realizaciones no fueron más allá debido a las resistencia de los grupos
privilegiados a algunos repartimientos de tierras en Extremadura, el intento de crear explotaciones
agrarias modernas en Sierra Morena y algunas obras de regadío. En esta misma línea, se
mantuvo una política regalista que llevaría a la expulsión de los jesuitas en 1767 (tras el motín de
Esquilache un año antes). Los ministros ilustrados aprobaron medidas para fomentar el
desarrollo de la Industria. Se rompió el monopolio de los gremios; se establecieron, con escaso
éxito económico, las Reales Fábricas, y otras medidas que afectaban a la industria y al comercio
(como la creación del Banco Nacional de San Carlos). Además, también se iniciará una reforma

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de la ciudad de Madrid, caracterizada por el empedrado y alumnado de sus calles (Carlos III está
c s derad c m el “mej r alcalde de Madr d”); y se prete der u a mej ra de la enseñanza.

ARBOL GENEALÓGICO DE LOS PRETENDIENTES AL TRONO ESPAÑOL

ARBOL GENEALÓGICO DE LOS BORBONES ESPAÑOLES (1700-1808)

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LUIS I
(1724)

FERNANDO VI
(1746-1759)

CARLOS III
(1759-1788)

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