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LA SOCIEDAD EN EL RIO DE LA PLATA A FINES DEL SIGLO XVIII

LOS CONFLICTOS ENTRE LAS POTENCIAS EUROPEAS Y LA REORGANIZACIÓN DEL ESPACIO COLONIAL EN EL MARCO
DE LAS REFORMAS BORBÓNICAS

Hacia el siglo XVII, el comercio internacional era el eje de la economía de las metrópolis europeas. Los estados
coloniales integraron a sus colonias en dicho comercio: como abastecedoras de materias primas y metales preciosos
y como mercados consumidores de mercaderías europeas.
Las metrópolis europeas comenzaron a competir entre ellas para obtener mayores beneficios económicos de sus
colonias. Españoles, ingleses y franceses se embarcaron en guerras y actos de piratería para perjudicar a sus
enemigos y hacerse de botines. Al mismo tiempo, en América, los europeos intentaron impedir que los habitantes de
las colonias desarrollaran actividades comerciales que no estuviesen bajo el control de las metrópolis. Su objetivo
era evitar que las ganancias que generaba el comercio colonial quedaran en manos de una potencia enemiga.
Siguiendo la doctrina mercantilista, cada Estado impuso en sus colonias un monopolio comercial. Es decir, que
cada colonia sólo podía comprar y vender productos de su metrópoli que, además, partían e ingresaban desde unos
pocos puertos europeos y americanos.
El monopolio comercial era lento, ya que la frecuencia y la ruta que seguían los barcos habilitados para comerciar
encarecían enormemente los productos importados de España. Estas condiciones favorecieron el desarrollo del
contrabando, perjudicando a la corona española, ya que gran parte del oro y la plata americanos quedaban en
manos de los contrabandistas debido a que el comercio ¡legal era mucho más barato y rápido que el comercio
español.
La corona española compraba a Inglaterra y a Francia la mayor parte de los productos manufacturados que luego
vendía en América. Esto, sumado al problema del contrabando, hizo que gran parte del oro y la plata que los
españoles extraían de América fuera a parar a las arcas de otras potencias europeas.
La deficiente administración de las colonias, la competencia comercial de las otras metrópolis y el
endeudamiento del Estado, que gastaba mucho más de lo que producía, provocaron una crítica situación en España.
Para resolver esta situación, el rey Carlos III inició un proceso de reformas administrativas que se conocen con el
nombre de Reformas Borbónicas.
El objetivo principal de estas reformas era mejorar la economía española aumentando la recaudación de
impuestos en las colonias, combatiendo el contrabando e incentivando la producción de materias primas necesarias
para España.
Para conseguir estos objetivos, la corona envió a América un nutrido contingente de funcionarios españoles, que
debía controlar la correcta ejecución de las Reformas.
En el siglo XVIII, la corona española tomó conciencia de que los dos Virreinatos existentes, el de Perú y el de
México, eran demasiado extensos y que las autoridades políticas no podían controlar eficientemente todo el
territorio sudamericano desde Lima, la capital de Perú. Como señalábamos anteriormente, la corona estaba
preocupada por las pérdidas que estaba sufriendo debido al contrabando y por las dificultades administrativas. Para
intentar resolver estos problemas, se crearon los Virreinatos del Río de la Plata y el de Nueva Granada, en el norte de
Sudamérica.
La precaria situación económica de las colonias hacia el siglo XVIII era perjudicial para la corona española. Por
este motivo, la metrópoli se dispuso reorganizar las colonias. Junto con la creación de ambos virreinatos, se creó el
Régimen de Intendencias, cuyas autoridades eran elegidas por el rey, entre los residentes de América. Con estas
intendencias se buscaba reorganizar la defensa de los territorios americanos colonizados, administrarlos con mayor
eficacia e impedir los avances militares y comerciales de otras potencias europeas.
En el plano económico, entre las principales reformas realizadas podemos señalar el Reglamento de Libre
Comercio Colonial. Con éste se puso fin al sistema de puertos únicos. Se habilitaron más puertos -tanto en España
como en las colonias- para que comerciaran entre sí. Pero eso no significaba la liberalización del comercio hacia
otros países. De hecho, su objetivo era afianzar el intercambio comercial entre España y América y evitar el
contrabando.
A través de las reformas, se buscó estimular la producción agrícola-ganadera en las colonias, mientras que la
industria
fue promovida en la metrópoli. Con estas medidas se buscaba la complementariedad de la economía americana a
través de la especialización productiva según las características naturales de cada región. Por ejemplo: azúcar en
Cuba, cueros en el Rio de la Plata, cacao en Venezuela.
Hacia finales del siglo XVIII estas medidas políticas, económicas y administrativas dieron lugar al incremento de
las rentas de la Corona. Sus ingresos se triplicaron. Pero la mayor presión tributaria ejercida por las autoridades
coloniales dio lugar a una fuerte oposición por parte de los criollos americanos.
Como hemos señalado las Reformas Borbónicas tenían los siguientes objetivos:

 liberalizar el comercio colonial


 desarrollar la economía de las colonias
 aumentar los ingresos de la corona.

El Virreinato del Río de la Plata estaba formado por los actuales territorios de Argentina, Bolivia, parte de
Paraguay y de Uruguay. Estos vastos territorios presentaban diferencias regionales importantes en cuanto a las
características de su población, su economía y su estructura social.
Hasta mediados del siglo XVIII, la región interior, es decir la comprendida entre Mendoza y Bolivia, era rica en
recursos económicos que le interesaban a España. También tenía una mayor densidad de población que la del Litoral
atlántico.
Esto se debía a que en el interior había más población indígena y a que funcionaba, en la práctica, como una
región vinculada a la economía de Potosí. Su composición étnica era semejante a la del resto de Hispanoamérica. Por
el contrario, los territorios del Litoral -Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos- vivían en una situación
económica precaria y recién lograron mejorarla en el siglo XVIII. Su progreso se debió al incremento del comercio -
legal e ilegal- y al desarrollo de la ganadería. A pesar de ello, seguía siendo más pobre que el interior, tanto en
recursos como en cantidad de población. Esta situación comenzó a cambiar a mediados del siglo.
La ciudad de Buenos Aires fue la que más prosperó debido - entre otras cosas- a su designación como capital del
virreinato.

La situación internacional y el proceso revolucionario en el Río de la Plata

Las Reformas Borbónicas fueron un intento de dar respuesta a la crisis del orden colonial. La sociedad
hispanoamericana fue cambiando y también se modificó el vínculo entre las colonias y España. La situación interna
de las colonias cambió rápidamente debido a los intereses contrapuestos entre la burguesía comercial criolla y los
comerciantes españoles residentes en América.
Aunque las Reformas Borbónicas habían incluido una serie de medidas que hicieron más flexible el sistema del
monopolio comercial, estas acciones fueron insuficientes para resolver las necesidades de los grupos económicos y
sociales de las colonias. El desarrollo económico de las diversas regiones americanas produjo también un
crecimiento del poder económico de los comerciantes criollos. Esta situación provocó tensión entre los intereses de
la corona y los de la burguesía comercial criolla que buscaba mejores condiciones para realizar sus negocios.
En el plano económico internacional, Inglaterra lideraba el proceso de expansión y consolidación del capitalismo.
El capitalismo es un sistema económico y social en el que la propiedad de los medios de producción corresponde
a un grupo reducido (la clase capitalista). Los trabajadores disponen de su fuerza de trabajo y la venden a cambio de
un salario.
La Revolución Industrial extendía sus consecuencias al mundo. Esto implicaba la necesidad de obtener nuevas
fuentes de materias primas y mercados para colocar sus productos industrializados. A la presión comercial del
Imperio Británico se sumaba el descontento de los sectores mercantiles criollos que no estaban directamente
vinculados al circuito comercial monopólico -más bien se mostraban cercanos al librecambio. El librecambio es una
doctrina que sostiene que la actividad económica debe desarrollarse sin la intervención del Estado, basada sobre el
interés individual y la oferta y la demanda. Propone también la libertad de comercio internacional.
Los cambios ideológicos, es decir en el plano de las ideas, también influyeron en las transformaciones que se
estaban desarrollando en las colonias. Las ideas políticas que circularon con la Ilustración, basadas en la soberanía
popular, abrieron perspectivas novedosas para las colonias hispanoamericanas. La independencia norteamericana y
la Revolución Francesa demostraron que el cambio social y político era posible.
En el Río de la Plata, las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 y la invasión de Napoleón a España en 1808 abrieron
paso al inicio de una revolución política que se convirtió muy pronto en una revolución de independencia.
La Revolución de Mayo de 1810 en el Río de la Plata marcó el inicio de un proceso de conflictos y
enfrentamientos entre quienes protagonizaron la Revolución.
Para los protagonistas de la revolución criolla en el Río de la Plata, los objetivos no estaban del todo claros. Es
importante tener presente que la lectura que nosotros hacemos del pasado nos permite comprender la totalidad del
proceso, porque sabemos cómo se inició, cuál fue su desarrollo y qué consecuencias produjo. Pero para quienes
fueron los protagonistas, ese proceso era un continuo presente que estaba en construcción y transformación
permanentes. Podríamos decir que, a medida que se desarrollaban los acontecimientos, los distintos sectores y
grupos políticos involucrados iban otorgando a la revolución diferentes sentidos. La década de 1810 -1820 estuvo
marcada por dos tipos de conflictos: las guerras entre los independentistas y los que pretendían mantener el poder
colonial y por los enfrentamientos entre los representantes de cada una de las regiones que habían formado parte
del antiguo virreinato.

ACTIVIDAD
a. Lee el siguiente texto:

El impacto de las revoluciones burguesas en el mundo

A comienzos del siglo XIX, Europa occidental experimentaba una importante transformación que había
comenzado a manifestarse en los siglos precedentes. Esta transición (del feudalismo al capitalismo) implicó cambios
de orden económico, social, político e ideológico, y sus características y consecuencias se extendieron a lo largo de
ese siglo por el mundo entero. Ese contexto nos permite comprender el escenario mundial en el que se desarrollaron
la revolución, la independencia y las luchas por la construcción de un nuevo orden político una vez que el Río de la
Plata abandonó la relación colonial que mantenía con España.
El tránsito de una economía agraria a una industrial -iniciada por la llamada Revolución Industrial- estuvo
acompañado por una serie de cambios productivos, tecnológicos y demográficos que se aceleraron hacia el último
tercio del siglo XVIII en Inglaterra, y que luego se extendieron al continente europeo.
Las consecuencias de estos cambios fueron extraordinarias: la profundidad de las transformaciones tuvo un
impacto enorme en la vida cotidiana de todo el mundo europeo y de otros continentes con quienes Europa mantenía
relaciones de distinto tipo (comerciales, coloniales, políticas, etc.). De este modo las características sociales,
económicas y culturales del área más dinámica de Europa occidental (Inglaterra y Francia) se impusieron sobre las
regiones colonizadas.
La burguesía fue la clase social que encabezó las transformaciones de la sociedad capitalista, por lo que fue la
principal beneficiada de ese nuevo orden. Ese sector social, que manejaba los resortes económicos de la
industrialización, asumió claramente la dirección del conjunto de la sociedad cuando tomó en sus manos el control
político. Para ello fue necesario que la burguesía terminara con el absolutismo monárquico, desplazara a la nobleza y
estableciera nuevas reglas para ejercer el poder político.
Así como la Revolución Industrial significó el predominio económico burgués, la Revolución Francesa (año 1789) se
constituyó en un símbolo del triunfo político de esa clase y de las ideas liberales que habían comenzado a
desarrollarse con la Ilustración. El liberalismo es una corriente de pensamiento que pone el énfasis en el concepto de
la libertad individual y la iniciativa privada. En el plano político sostiene los principios de igualdad jurídica, soberanía
popular y libertad de expresión y pensamiento. Los ciudadanos son los que eligen autoridades, legitimándolas con su
voto.
A pesar de la resistencia y oposición de los grupos conservadores opuestos al liberalismo, la sociedad francesa se
transformó definitivamente. La expansión militar encabezada por Napoleón Bonaparte a comienzos de siglo XIX,
ayudó a extender el liberalismo por toda Europa.
Napoleón fue derrotado en 1814 por la coalición conformada por Inglaterra, Austria, Rusia y Prusia. Su derrota
marcó un intento por "volver atrás" en el tiempo y desandar las transformaciones y expectativas abiertas con la
revolución francesa.
Las monarquías de la coalición triunfante se reunieron en el Congreso de Viena (año 1814), con el objetivo de
restablecer el equilibrio de poder europeo, que se había perdido con la expansión napoleónica. En dicho Congreso se
firmó el Tratado de la Santa Alianza cuyo objetivo era reinstalar el absolutismo monárquico y el orden aristocrático.
Este proceso se conoce como la Restauración, y sus consecuencias políticas impactaron tanto en Europa como en
América.
Como efecto de la Restauración, Fernando VII -que adhería a las ideas absolutistas y conservadoras- recuperó el
trono español. Esto constituyó una amenaza para la revolución en el Río de la Plata, pues Fernando intentó recuperar
militarmente el control sobre las colonias, lo que implicó un recrudecimiento de las guerras de independencia.
A pesar de sus idas y vueltas, el panorama político europeo no volvió a ser el mismo luego de la Revolución
Francesa. Las nuevas formas de gobierno que se ensayaban en Europa y las nuevas ideas políticas fueron seguidas
con atención por los grupos criollos hispanoamericanos. En Hispanoamérica, los movimientos revolucionarios e
independentistas deben ser ubicados en el contexto de la era napoleónica y de los efectos políticos que produjo la
invasión francesa a la península ibérica.
La resistencia política española a la invasión napoleónica se manifestó a través de la creación de juntas de
gobierno diseminadas en el territorio bajo la dirección de la Junta Central de Sevilla, de la que dependían también las
colonias americanas. Cuando esa Junta cayó en enero de 1810, se extendió por Hispanoamérica una ola de
levantamientos protagonizada por los grupos criollos, que fue la base de los movimientos independentistas.
b. Resuelva las siguientes consignas:
1. Mencióne las transformaciones ocurridas en Europa a partir de las Revoluciones Burguesas.
2. Indique qué fuerzas políticas y militares se opusieron en el continente europeo y a qué sectores
representaba cada una.
3. Explique cómo influyó la expansión napoleónica primero y su derrota después, en la situación del Río
de la Plata.

ACTIVIDAD
a. Lea el siguiente texto:

El impacto de la situación europea en el Río de la Plata.

Al comenzar el período, en 1810, estalló la revolución político-militar. Se produjo en Buenos Aires y desde allí buscó
extenderse al resto del Virreinato, donde encontró grandes dificultades. La unión entre las distintas regiones que
componían el Virreinato era muy débil, ya que su creación en 1776 fue consecuencia de la necesidad del control de
ese territorio por parte de la corona. En esta organización no se tuvieron en cuenta las diferencias económicas,
sociales y culturales de las regiones que fueron unificadas bajo el Virreinato del Río de la Plata. Mientras que la
sociedad del noroeste, más tradicional, estaba fuertemente vinculada al poder colonial altoperuano, la sociedad
porteño era menos tradicional y sus intereses económicos se vinculaban con las propuestas librecambistas inglesas.
En el plano político, la inclusión de este conjunto de territorios en un mismo Estado presentaba diversas dificultades
para construir un nuevo orden político. ¿Qué grupo asumiría el control?, ¿bajo qué sistema? y ¿cuál sería la base de
su legitimidad? Es decir, ¿cómo construir un poder que fuese aceptado por todos? Estas eran algunas de las
preguntas que estuvieron presentes entre los protagonistas de la revolución a partir de ese momento.
Como consecuencia de las dificultades para construir el orden político y administrativo nuevo, la década 1810-1820
estuvo atravesada por los conflictos entre los grupos revolucionarios y aquellos que se resistían a abandonar el
esquema de dominación colonial. Dentro de los revolucionarios existían diferentes concepciones: los moderados y los
que sostenían propuestas de cambios más profundas; quienes proponían un sistema republicano, o quienes
consideraban a la monarquía como una mejor opción.
El problema central de la década de 1810 fue lograr y consolidar la independencia. Este objetivo se alcanzó en 1816 y
el viejo Virreinato no volvió a ser colonia. Pero el problema de la organización política no pudo ser resuelto en este
período. Más allá de importantes intentos, los proyectos de construcción de un gobierno centralizado para las
Provincias Unidas terminaron en fracasos. La década se cerró con la batalla de Cepeda (1820), donde el débil poder
del gobierno central localizado en Buenos Aires cayó ante el avance de las autonomías regionales. Se había logrado
la independencia, pero aún faltaba mucho para la creación de una organización nacional que fuese aceptada y que
tuviese legitimidad para el conjunto de la población.

b. Responda las siguientes consignas:


1. ¿Qué razones dificultaron la organización política de los territorios del antiguo Virreinato del Río de
la Plata a partir de la Revolución de Mayo?
2. Indique qué objetivos revolucionarios se alcanzaron durante la década de 1810 y cuáles quedaron
pendientes.

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