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Documento TOL20.

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Doctrina

Autores: [”Coquillat Vicente”]


TEXTO:

El auto de procesamiento es un acto jurisdiccional propio del procedimiento ordinario común y que supone la formalización
judicial de la imputación. Se regula en el art. 384 LECRIM, que dispone que:
desde que resultare del sumario algún indicio racional de criminalidad contra determinada persona, se dictará auto
declarándola procesada y mandando que se entiendan con ella las diligencias en la forma y del modo dispuesto en este
título y en los demás de esta Ley
Sobre la evolución conceptual de la imputación en el proceso penal, sobre la formalización de la imputación y sobre la
observancia de las garantías constitucionales en esta materia se ha pronunciado en varias ocasiones el TS, algunas de
cuyas líneas jurisprudenciales básicas se mencionan en la siguiente sentencia:
STS de 7 de diciembre de 1996 (RJA 8925)
Dicho art. 118 supuso una importante modificación en el sistema procesal relativo al trámite de instrucción en el proceso
penal. Hasta ese momento regía el principio inquisitivo lo que permitía al Juez actuar sin que las personas investigadas
como posibles responsables penales tuvieran conocimiento de lo que se tramitaba, hasta que, acordado su procesamiento, o
las medidas de inculpación o encartamiento que la modificación de las normas del procedimiento de urgencia introdujeron
en 1967, era preceptivo notificar tal resolución, permitiéndose desde ese momento que el Juez pudiese autorizar que el
sujeto pasivo del proceso penal tomara conocimiento de lo ya tramitado y actuara en el mismo asistido de abogado
y procurador solicitando e interviniendo en la práctica de diligencias. El procesamiento o las resoluciones sustitutivas
de éste permitían que la fase de instrucción sumarial o de diligencias previas que tenía carácter inquisitivo pudiera
convertirse en una fase procesal contradictoria cuando el procesado o inculpado o encartado se personaba en los autos con
la correspondiente asistencia letrada y el Juez así lo autorizaba (art. 302 en su primitiva redacción), siendo sólo forzosa
la designación de abogado y procurador cuando la causa llegaba a un estado en que era necesario su consejo o tenía que
plantear algún recurso (art. 118 en su anterior redacción)
La Ley 53/1978, de 4 diciembre, que modificó los textos de los arts. 118 y 302 de la LECrim, alteró radicalmente este
sistema haciendo contradictoria la instrucción por regla general desde su inicio, de modo que aquel derecho que sólo
podía tener el sujeto pasivo de la causa desde su procesamiento, inculpación o encartamiento, incluso sometido al criterio
discrecional del Juez, lo tiene ahora desde que se produce la admisión de la denuncia o querella o desde que existe
cualquier actuación procesal de la que resulta la imputación de un delito contra persona o personas determinadas. Nace
así en nuestro Derecho Procesal Penal, en garantía del sujeto pasivo, el concepto de imputación que la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional ha precisado en el sentido de que ha de haber al respecto una actuación del órgano jurisdiccional
encargado de la instrucción, «pues, de lo contrario, las partes acusadoras, públicas o privadas, serían enteramente dueñas
de dirigir la acusación contra cualquier ciudadano, confundiéndose el principio acusatorio con el dispositivo, con sustancial
merma de las garantías de defensa, permitiéndose, en definitiva, que personas inocentes pudieran verse innecesariamente
sometidas a la «penalidad» de la publicidad del juicio oral» (sentencias 186/1990 y 121/1995)Ha de haber un filtro judicial
para la adquisición de la cualidad de sujeto pasivo del proceso penal en este momento en que aparece por primera vez
implicada una persona determinada como posible responsable criminal. A la denuncia, querella u otra actuación procesal
de la que resulte la imputación de un delito ha de acompañar alguna resolución judicial que confiera oficialmente tal
carácter al sujeto contra el que se dirigen. La admisión a trámite de la denuncia o querella, o simplemente la citación
para declarar en calidad de posibles responsables por algún delito cuando los cargos aparecen en cualquier otra diligencia

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sirven para conferir esa cualidad de imputado judicial, lo que desde ese momento obliga al instructor a que ello sea puesto
«inmediatamente» en conocimiento de la persona contra la que se dirige
A) Presupuestos
Para que el auto de procesamiento se dicte es necesaria la existencia de unos hechos de los que se deriven indicios
racionales de criminalidad; debiendo contener el auto la motivación necesaria, suficiente y racional que permita determinar
al procesado, los hechos que lo motivan y los indicios tenidos en cuenta para su adopción. Tendrá que expresarse por
el juez la existencia de unos hechos y su correspondiente relato, los indicios de delito que se aprecian en esos hechos y
la persona o personas determinadas que los hubieran realizado. La carencia de motivación o la existencia de resolución
notoriamente infundada, arbitraria o caprichosa, vulneraría la presunción de inocencia (STC 70/1990, entre otras muchas)
B) Caracteres y consecuencias
Se trata de un auto de carácter provisional, en el que la imputación formulada y formalizada puede ser susceptible de
revisión a lo largo de la investigación, sin perjuicio de la necesaria concreción que ha de recibir en los escritos de calificación
provisional. No implica de suyo la culpabilidad del procesado ni constituye un escrito de acusación, habiendo señalando
en este sentido la jurisprudencia del TS que la pretensión acusatoria no queda fijada en el auto de procesamiento sino en
las conclusiones provisionales, pudiendo procesarse por un determinado delito y acusarse posteriormente por otro (STS
5 de marzo de 1991 (RJA 1757), STS 12 de enero de 1989 (RJA 21) y STS 12 de junio de 1990 (RJA 5279)
Mediante este auto, se coloca al afectado en una situación procesal específica, pues nace a partir de ese momento una
imputación formal concreta que acarrea una serie de consecuencias:
a) La modificación de la LECRIM por la Ley 53/1978, que dio una nueva redacción al art. 118 y permitió al imputado,
cualquiera que fuese el origen de la imputación, tomar conocimiento de las actuaciones e intervenir en el procedimiento,
hizo perder al auto de procesamiento su primitivo en muy buena medida. En efecto, hasta esa fecha el procesado no
adquiría la condición y el status de parte pasiva en el procedimiento, desconocía las actuaciones que se estaban siguiendo
contra él seguramente desde tiempo atrás y no podía ejercer, por tanto, el derecho de defensa. En su concepción originaria,
el auto de procesamiento, como resolución provisional y garantizadora del derecho de defensa había de dictarse al inicio
del procedimiento, una vez que el instructor hubiera asumido la imputación realizada por el particular denunciante o
querellante, por la Policía Judicial en el atestado o por el MF, o se concertara la imputación en las diligencias que se
hubieran practicado abierto el proceso penal. Pues bien, la práctica judicial española se apartó desde el principio de tal
consideración legal y, sin duda por las consecuencias no sólo jurídicas sino también económicas y morales (las medidas
cautelares y la pieza de responsabilidad civil), el auto de procesamiento se dictaba cuando el instructor, casi al final de
su actuación, había conseguido reunir prácticamente todos los elementos que cerraban el círculo alrededor del procesado
y le situaban en el juicio oral sin una posibilidad real de intervenir en la instrucción pretendiendo obtener elementos de
descargo para desvirtuar la acusación
b) El auto de procesamiento deberá ser notificado personalmente al procesado; en el acto de su notificación el juez le
recibirá declaración, a la que se la denomina «indagatoria» y consistirá principalmente en preguntar al procesado que
manifieste si conoce el contenido el auto que se le notifica y si está o no de acuerdo con el mismo. A partir de ese momento
comenzará el plazo de tres días para interponer el recurso
Sobre su naturaleza, significado y derechos que asisten a partir de este momento al procesado, se ha pronunciado en
varias ocasiones el TC
STC 70/1990
El auto de procesamiento, desde la Ley Provisional de Enjuiciamiento Criminal de 1872, aparece como una peculiar
institución del ordenamiento procesal español, incardinada en el que ha venido siendo procedimiento común para el
enjuiciamiento de los delitos, cuya naturaleza ha sido caracterizada por la doctrina como resolución que coloca al afectado
en una situación procesal específica como objeto de una imputación formalizada, esta resolución formal de imputación,
aunque en algún supuesto puede resultar, por consideraciones ajenas al proceso, dañoso y perjudicial para el crédito y
prestigio social del procesado, representa una garantía para el formalmente así inculpado, incluso después de la reforma

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del art. 118 de la LECRIM producida por la Ley 3/1987, de 4 de diciembre, ya que permite un conocimiento previo
de la imputación en fase de instrucción sumarial, posibilita la primera declaración indagatoria (art. 385 LECRIM) y
hace surgir la obligación judicial de proveer de abogado de oficio si el procesado estuviera desistido de dirección letrada
(art. 118.4.º LECRIM), además de conferir al procesado la plenitud de la condición de parte con las consecuencias a ello
inherentes
El procesamiento pues, constituye sólo una resolución judicial de imputación formal y provisional que ha de ser objeto del
correspondiente debate contradictorio y de la ulterior decisión, no implicando la culpabilidad del procesado, ni siquiera
la vinculación de los órganos judiciales, habida cuenta de que tanto el propio instructor como la Audiencia Provincial
pueden dejar sin efecto el procesamiento si desaparecen los indicios que determinaron su adopción
No existe un momento determinado dentro del desarrollo del proceso para dictar el auto de procesamiento ya que los
indicios a los que se refiere el precepto, bien pueden aparecer en el momento inicial (querella que aporta suficientes datos
y que comporta indicios racionales de criminalidad) o con posterioridad una vez practicadas determinadas diligencias.
Como dice la citada sentencia del TC, es provisional, pudiendo revocarse en cualquier momento, bien a petición de las
partes o bien de oficio. El auto de procesamiento lo dicta el juez de instrucción que conoce del asunto, pero puede si
fuera denegado por el juez, la parte que lo hubiera solicitado puede reproducir su petición ante la Audiencia, pudiendo
ésta mandar al juez de instrucción que dicte el auto y procese a determinada personas. En este supuesto tenemos que
tener en cuenta que si el procedimiento llegara a juicio oral, se podría recusar o abstenerse de oficio la Sala que hubiera
mandado dictar el auto a tenor del art. 54.12 LECRIM
C) Recursos
Contra el auto de procesamiento podrá interponerse recurso de reforma dentro de los tres días siguientes al de haber
sido notificada la resolución; junto a éste cabrá interponer el subsidiario de apelación, de modo que si fuera denegada la
reforma el juez de instrucción admitiría la apelación, que podría también interponerse separadamente dentro de los cinco
días siguientes al de la notificación de la reforma y se admitirá siempre en un solo efecto. En el caso que se estimara la
reforma y se revocara el procesamiento, la parte que lo haya solicitado podrá reproducir su solicitud ante la Audiencia
Contra los autos que denieguen el procesamiento se concederá a quien lo haya solicitado recurso de reforma a interponer
dentro de los tres días siguientes a su notificación; si el juez instructor lo reformare y dictare auto de procesamiento,
los procesados podrán recurrir éste en reforma y apelación. No cabe recurso alguno contra la resolución del de reforma
en el caso que sea denegatoria del procesamiento, pero el solicitante lo podrá reproducir ante la Audiencia cuando se
persone ante ella y evacue el traslado del art. 627 LECRIM. El tribunal, al dictar el auto del art. 630 LECRIM (auto de
conclusión), resolverá fundadamente lo que proceda, mandando al juez instructor que lo dicte en el caso de que estime el
procesamiento, pudiendo entonces los procesados interponer recurso de apelación directamente

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