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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 1543/2014

Sucre, 1 de agosto de 2014


SALA PRIMERA ESPECIALIZADA
Magistrado Relator: Dr. Macario Lahor Cortez Chávez
Acción de amparo constitucional
Expediente:               05094-2013-11-AAC
Departamento:          Santa Cruz
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
El accionante denuncia que las autoridades judiciales demandadas, vulneraron
sus derechos al debido proceso, al acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva,
a la defensa y a la “seguridad jurídica”, al considerar que, en los documentos que
dieron origen a la acción penal en su contra, fueron consignados datos y
declaraciones falsas que generaron defectos absolutos no susceptibles de
convalidación; por consiguiente, interpuso incidente de exclusión probatoria de
aquellos elementos de juicio que fueron obtenidos de forma ilícita, pidiendo la
nulidad de los mismos; sin embargo, la Jueza demandada rechazó la pretensión,
argumentando que dichos aspectos deben ser debatidos en audiencia de juicio
oral. Interpuso recurso de apelación incidental contra dicha determinación, que  los
Vocales demandados declararon improcedente, señalando que las actas
cuestionadas fueron debidamente elaboradas y la aprehensión no requiere de
ninguna autorización u orden ante la comisión flagrante de un delito.
Con carácter previo, el Tribunal Constitucional Plurinacional, debe cumplir la tarea
de examinar los aspectos de procedencia de la presente acción para luego
establecer si es viable o no ingresar al análisis de fondo. En consecuencia,
corresponde en revisión verificar si tales extremos son evidentes, a fin de
conceder o denegar la tutela impetrada.
III.1. El derecho a la defensa como elemento configurador del debido
proceso
        
         El respeto de las garantías mínimas del justiciable constituye condición de
validez de toda decisión judicial, de manera que un fallo será justo si las
autoridades jurisdiccionales encargadas de impartir justicia, garantizan al
encausado proponer sus pretensiones, escuchar las mismas y considerarlas en la
decisión a adoptar, aspectos que contribuirán en la materialización del valor de la
justicia, de ahí que el derecho al debido proceso, a partir de la vigencia y respeto
de sus diferentes componentes, constituye la máxima expresión de las garantías
reconocidas a favor de todo justiciable, cuya observancia es de orden público y de
carácter obligatorio.
         La jurisdicción constitucional ha prestado singular importancia al estudio del
debido proceso; así, la SCP 1093/2012 de 5 de septiembre, que reiteró los
entendimientos de la SC 0160/2010-R de 17 de mayo, entendió por el mismo
como: “'…el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, en el que
sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales
aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar; es decir,
comprende el conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias
procesales, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante
cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar esos derechos
reconocidos por la Constitución Política del Estado así como los Convenios y
Tratados Internacionales'”.
         También es importante resaltar que, con el régimen constitucional vigente, el
debido proceso debe ser percibido desde una triple dimensión, como: “…un
principio, un derecho y una garantía, lo que implica que la naturaleza del debido
proceso está reconocida por la misma Constitución en su triple dimensión: como
derecho fundamental de los justiciables, como un principio procesal y como una
garantía de la administración de justicia…” (SC 0068/2010-R de 3 de mayo de
2010).
         A partir de la interpretación de los arts. 115 y 116 de la Ley Fundamental, 8
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José de
Costa Rica” y 14 del PIDCP, es posible identificar los elementos que configuran el
debido proceso; así, la jurisprudencia constitucional, con sustento en las normas
citadas precedentemente, ha podido individualizar los componentes del debido
proceso, sosteniendo que: “De acuerdo a lo establecido por la Constitución
Política del Estado y los Pactos Internacionales, se puede establecer el siguiente
contenido de la garantía del debido proceso: a) Derecho a la defensa; b) Derecho
al juez natural; c) Derecho a ser asistido por un traductor o intérprete; d) Derecho
a un proceso público; e) Derecho a la conclusión del proceso dentro de un plazo
razonable; f) Derecho a recurrir; g) Derecho a la legalidad de la prueba; h)
Derecho a la igualdad procesal de las partes; i) Derecho a no declarar contra sí
mismo y a no confesarse culpable; j) Derecho a la congruencia entre acusación y
condena; k) La garantía del non bis in idem; l) Derecho a la valoración razonable
de la prueba; ll) Derecho a la comunicación previa de la acusación; m) Concesión
al inculpado del tiempo y los medios para su defensa; n) Derecho a la
comunicación privada con su defensor; y, o) Derecho a que el Estado le otorgue
un defensor proporcionado por el Estado cuando el imputado no tuviere medios o
no nombrare un defensor particular” (SC 1057/2011-R de 1 de julio).
Según el detalle anterior, el derecho a la defensa constituye el componente vital
del debido proceso y se encuentra instituido en el art. 115.II de la CPE, que
prescribe: “El Estado garantiza el derecho al debido proceso, a la defensa y a una
justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin dilaciones”; asimismo,
el art. 119.II de la Ley Fundamental, prescribe: “Toda persona tiene derecho
inviolable a la defensa”.
El entonces Tribunal Constitucional, mediante SC 1490/2004-R de 14 de
septiembre, a tiempo de abordar el derecho a la defensa, que resulta ser
coherente con los preceptos constitucionales antes señaladas, señaló que el
mismo comprende: “…potestad inviolable del individuo a ser escuchado en juicio
presentando las pruebas que estime convenientes en su descargo, haciendo uso
efectivo de los recursos que la ley le franquea. Asimismo, implica la observancia
del conjunto de requisitos de cada instancia procesal en las mismas condiciones
con quien lo procesa, a fin de que las personas puedan defenderse
adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda
afectar sus derechos”.
El actual Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de la SCP 0832/2012 de
20 de agosto, reiteró la comprensión doctrinal contenida en la            SC
1842/2003-R de 12 de diciembre, entendimiento que identificó dos connotaciones
en el ejercicio del derecho a la defensa, señalando que: “'…La primera, es el
derecho que tienen las personas, cuando se encuentran sometidas a un proceso
con formalidades específicas, a tener una persona idónea que pueda patrocinarle
y defenderle oportunamente, mientras que la segunda, es el derecho que
precautela a las personas para que en los procesos que se les inicia, tengan
conocimiento y acceso de los actuados e impugnen los mismos en igualdad de
condiciones conforme a procedimiento preestablecido y por ello mismo es
inviolable por las personas o autoridad que impidan o restrinjan su ejercicio…'”;
razonamiento que fue reiterado en la SC 1053/2010-R de 23 de agosto.
Conforme a los entendimientos jurisprudenciales glosados en líneas precedentes,
es viable concluir que el derecho a la defensa constituye la principal garantía del
debido proceso, la que debe ser comprendida como la facultad de toda persona en
el ámbito del proceso judicial o administrativo, de ser asistido por una defensa
técnica que sea idónea y de su propia elección, de ser oída por la autoridad
encargada de impartir justicia, de hacer prevalecer sus pretensiones y razones, de
controvertir, de objetar y oponerse a las pruebas que cursan en su contra, de pedir
la realización de actos procesales que considere sean favorables a él, de
impugnar las decisiones asumidas, de hacer uso de los recursos establecidos en
la norma y de participar activamente en cada acto procesal. La vigencia y
observancia de estos aspectos tiene por objeto contrarrestar las arbitrariedades de
las autoridades encargadas en materializar el poder sancionador del Estado, en la
medida que el justiciable encuentre un fallo justo sustentado en la verdad; por lo
tanto, el derecho a la defensa es inviolable, irrenunciable y de orden público, de
modo que su trasgresión impide fundar cualquier condena en contra del acusado.
III.3.La solicitud de exclusión probatoria como expresión del ejercicio del
derecho a la defensa amplia e irrestricta
         Entre otros aspectos, el ejercicio del derecho a la defensa se trasluce en el
uso de los diferentes institutos de carácter procesal instituidos en el Código de
Procedimiento Penal; así, las excepciones e incidentes configuran mecanismos de
defensa del imputado que permiten oponerse al poder sancionador del Estado,
durante la sustanciación del proceso penal.
         El régimen procesal actual estatuye la etapa intermedia que comprende los
actos procesales que atingen a la fase comprendida entre el fin de la etapa
preparatoria y la realización del juicio propiamente dicho; en efecto, la audiencia
conclusiva -implementada mediante la Ley de modificaciones al sistema penal
normativo- comprendida como un acto procesal propio de la referida etapa
procesal, emerge a la conclusión de la etapa preparatoria de acuerdo a la
adopción de uno de los presupuestos establecidos en el      art. 323 del CPP. Así,
ante la eventualidad de la presentación de una decisión incriminatoria por parte del
representante del Ministerio Público o acusador particular, este acto procesal tiene
por finalidad determinar si la acusación tiene los suficientes elementos que
permitan avanzar hacia una siguiente etapa procesal; es decir, constituye un filtro
destinado a verificar si, el pliego acusatorio es claro y completo en cuanto se
refiere a los hechos; si la calificación típica es adecuada; y, la admisibilidad y la
pertinencia de los medios probatorios a ser producidos en juicio oral; por lo tanto,
definitivamente implica un control formal y material de la acusación; además, el
acto procesal objeto de estudio, tiene por objeto permitir que el juicio se realice sin
ningún tipo de incidentes, obstáculos o impedimentos, haciendo que el juez o
tribunal que conocerá el juicio, enfoque su concentración exclusivamente al fondo
del proceso; por otro lado, también le es favorable a las partes para que afronten
el juicio oral en condiciones de plena igualdad, respetando el contradictorio, los
derechos a la defensa y el debido proceso.
         Entonces, partiendo del ejercicio del derecho a la defensa, es de gran
importancia para el Tribunal Constitucional Plurinacional, analizar los alcances de
la norma procesal contenida en el art. 325 inc. d) del CPP, cuyo texto señala:
“(Audiencia Conclusiva). Presentado el requerimiento conclusivo en el caso de
los numerales 1) y 2) del Artículo 323 de este Código, el juez, dentro de las
veinticuatro (24) horas siguientes, convocará a las partes a una audiencia oral y
pública que deberá realizarse en un plazo no menor de seis (6) ni mayor de veinte
(20) días, computables a partir de la notificación con la convocatoria.
         Notificada la convocatoria, las partes tendrán un plazo común de cinco (5)
días para examinar el requerimiento conclusivo, las actuaciones y evidencias
reunidas en la investigación y para ofrecer los medios de prueba necesarios.
         En la audiencia las partes podrán:
         (…)
d) Plantear incidentes de exclusión probatoria u observaciones a la admisibilidad
de la prueba, a cuyo efecto las partes deberán presentar la prueba documental y
material ofrecida en la acusación…”.
La norma procesal de referencia permite comprender que, las peticiones de
exclusión probatoria, formuladas en la modalidad de incidentes, deben ser
planteadas en la audiencia conclusiva, lo cual tiene consecuencia y coherencia
con los propósitos de ésta, de acuerdo a la consideración del párrafo anterior. Así,
una interpretación literal del precepto normativo analizado precedentemente,
permitiría concluir que, la oportunidad o el momento procesal propicio para pedir la
exclusión probatoria sería únicamente la audiencia conclusiva, más no así en las
otras etapas del proceso penal. Sin embargo, esta jurisdicción ha sostenido
reiteradamente que, todo el cúmulo de normas infraconstitucionales deben ser
interpretadas y comprendidas desde y conforme a la Constitución Política del
Estado y a la luz de las normas del bloque constitucionalidad, entre ellas, los
preceptos de orden internacional en materia de derechos humanos que de mejor
manera garanticen el ejercicio de los derechos y garantías establecidas a favor de
los justiciables. En ese sentido, es preciso recalcar que, las solicitudes de
exclusión probatoria constituyen una clara manifestación del ejercicio del derecho
a la defensa que asiste al encausado, en ese cometido es menester reiterar que,
el art. 115.II de la CPE, consagra y garantiza el derecho a la defensa y, el art. 119.
II, resalta el carácter inviolable del mismo; por otro lado, el art. 5 del CPP, en
armonía con los preceptos constitucionales señalados, prescribe: “…El imputado
podrá ejercer todos los derechos y garantías que la Constitución, las
Convenciones y los Tratados internacionales vigentes y este Código le
reconozcan, desde el primer acto del proceso hasta su finalización” (las
negrillas es nuestro).
Pues bien, si la exclusión probatoria configura una de las expresiones del ejercicio
del derecho a la defensa, su planteamiento no debe estar sujeto a ningún tipo de
limitación, menos a restricciones formalistas, pudiendo ser ejercida desde el
primer acto procesal. En ese sentido, el art. 325 inc. d) del CPP, no debe merecer
una interpretación restrictiva y menos limitativa para el ejercicio de las garantías
determinadas a favor del justiciable, sino que debe ser comprendida de manera
amplia y favorable al encausado; en consecuencia, las peticiones de exclusión
probatoria pueden ser formuladas luego de iniciada la acción penal, durante las
etapas preliminar, preparatoria, intermedia -concretamente en la audiencia
conclusiva-, tan pronto como se hubieran advertido la ilicitud de los actos, sin
necesidad de esperar hasta una fase exclusiva del proceso penal; asimismo, al
estar sometido al régimen de los incidentes, las resoluciones que resuelven la
exclusión probatoria son susceptibles de impugnación en la vía incidental, aún si
se hubiera planteado en audiencia conclusiva, conforme la           SCP 0560/2014
de 10 de marzo.
De otro lado, en el marco de las consideraciones vertidas precedentemente,
corresponde recordar que, si la norma procesal estipula que las peticiones de
exclusión probatoria deben ser tramitadas en la vía incidental, el Tribunal
Constitucional Plurinacional, en las SSCCPP 2235/2012 y 0847/2014 han
dispuesto que la parte in fine del art. 315 del CPP, no implica que el planteamiento
de las excepciones e incidentes sean reducidas a una sola oportunidad, sino que,
en aras de una defensa amplia e irrestricta, es plenamente factible formular uno o
más incidentes o excepciones sobre un mismo objeto, a condición que no tengan
carácter dilatorio. Entonces, si bien es cierto que la audiencia conclusiva persigue
la finalidad de llevar la causa a juicio oral sin ningún tipo de obstáculos, la misma
tampoco constituye limitación o restricción al ejercicio del derecho a la defensa,
pudiendo las partes formular sus exclusiones probatorias; en efecto, lo que no está
permitido es, que el encausado, imbuido de un ánimo de dilatar la secuencia
normal del proceso, insista en la pretensión de la exclusión probatoria pese a
existir una decisión de fondo sobre dicho aspecto; es decir, si pese a existir un
pronunciamiento de fondo sobre la solicitud de exclusión probatoria, el encausado
hace uso abusivo de petición de exclusión probatoria, dejando de lado las
condiciones establecidas en los fallos constitucionales citados precedentemente.
III.4.Sobre la sustracción de materia en acciones de amparo constitucional
         La acción de amparo constitucional tiene por objeto tutelar los derechos
fundamentales y garantías constitucionales reconocidos y garantizados en la
Norma Suprema, contra toda acción y omisión que restrinja, suprima o amenace
de restricción o supresión a los mismos. En ese contexto, la presente garantía
jurisdiccional pretende neutralizar las acciones u omisiones ilegales; sin embargo,
si durante la tramitación de esta acción de defensa, la conducta lesiva de los
derechos o garantías dejó de tener eficacia, se produce lo que se denomina la
sustracción de materia, lo que no necesariamente implica que este Tribunal se
abstraiga de cumplir su labor destinada a la protección de los derechos
fundamentales y garantías constituciones, a través del análisis de los hechos
denunciados, a los efectos de sentar los precedentes necesarios, para evitar que
en el futuro se sigan incurriendo en conductas lesivas de derechos, para su
protección en una dimensión objetiva.
         Al respecto, este Tribunal Constitucional Plurinacional, en la SCP 0629/2014
de 25 de marzo, sin necesidad de efectuar una modulación sobre el entendimiento
de la “…cesación de los efectos del acto reclamado…”, con el supuesto fáctico en
el que se activó la acción de amparo constitucional, no obstante que el proceso
penal se encontraba archivado, como consecuencia de la emisión de rechazo de
actuaciones policiales y querella, sostuvo que: “…cabe considerar que, la
situación aludida precedentemente, no puede dar lugar a la abstracción de la
resolución de los hechos impugnados en la demanda tutelar del accionante, los
que según alegó, vulneraban sus derechos fundamentales en el momento de su
interposición, circunstancias que si bien fueron superadas por los fallos
posteriores emitidos por el Ministerio Público, merecen un pronunciamiento por
parte de esta jurisdicción de constitucionalidad, aunque deba abstenerse de
impartir orden alguna en el caso de evidenciarse la efectiva restricción de los
mismos, al carecer ya ésta de efecto. Lo afirmado, responde al hecho que no
puede permitirse o confirmarse, acciones o conductas, reñidas contra el orden
público constitucional, que ciertamente transgredieron derechos fundamentales o
garantías constitucionales. Razones por las que -se insiste- pese a que el proceso
penal que motivó la formulación de la presente garantía constitucional, se halla
archivado a la fecha, en mérito a las previsiones contenidas en los arts. 301.3 y
304 inc. 1) del CPP, último que prevé que el fiscal, podrá mediante resolución
fundamentada, rechazar la denuncia, querella o actuaciones policiales, cuando:
'Resulte que el hecho no existió, que no está tipificado como delito o que el
imputado no ha participado en él'; este Tribunal ingresará al estudio de fondo de la
problemática en cuestión, a objeto de determinar si evidentemente se produjo la
vulneración de los derechos invocados por el accionante”.
III.5. Análisis en el caso concreto
Previo a realizar el análisis del caso concreto, corresponde precisar que, de la
minuciosa revisión de los antecedentes cursantes en el legajo procesal, se
evidencia la existencia del acuerdo entre el accionante y el representante del
Ministerio Público, expresando la voluntad de aquél de someterse a procedimiento
abreviado; consiguientemente, los actos denunciados de ilegales, dejaron de tener
vigencia, como consecuencia de la sustanciación de dicho procedimiento; sin
embargo, en virtud a los argumentos y la jurisprudencia constitucional glosada en
el Fundamento Jurídico III.4 de la presente Sentencia, esta Sala del Tribunal
Constitucional Plurinacional, considera importante ingresar a análisis de los
hechos denunciados, a objeto de establecer si existió o no la lesión de los
derechos fundamentales que se denuncia.
 
Entonces, establecido los alcances de la acción de amparo constitucional,
corresponde definir si en el caso objeto de análisis concurren aspectos que
impiden ingresar al análisis de fondo de la problemática planteada; en efecto, el
Tribunal de garantías denegó la tutela, fundamentando que el accionante
incumplió su deber de observar el principio de subsidiariedad, ya que las
solicitudes de exclusión probatoria debieron ser planteadas en audiencia
conclusiva y, por otro lado, que esa misma petición ya fue debatida y resuelta en
audiencia de medidas cautelares y, posteriormente a través los incidentes
planteados con el mismo propósito.
En virtud a los entendimientos desarrollados en esta Sentencia, el planteamiento
de la exclusión probatoria es la expresión del ejercicio del derecho a la defensa,
cuya activación no está limitada exclusivamente a una determinada etapa
procesal; es decir, al justiciable le asiste la facultad de promover dicha pretensión
desde el primer momento en que estuviere iniciada la acción penal, lo que da lugar
a comprender que la audiencia conclusiva no es el único momento procesal para
dicho cometido; en efecto, al estar formulado el incidente de exclusión probatoria,
las autoridades jurisdiccionales deben emitir una resolución de fondo
determinando la exclusión o aceptación del elemento probatorio. En ese sentido,
asumir el criterio de que la exclusión probatoria debe ser planteada únicamente en
la etapa intermedia, implica un razonamiento restrictivo y lesivo del derecho a la
defensa; por lo tanto, el Tribunal de garantías, al haber denegado la tutela, con el
argumento de que el accionante no agotó los mecanismos ordinarios establecidos
en la norma procesal, obró incorrectamente, ya que al estar planteada la
pretensión del accionante debió efectuar el control constitucional de los actos
denunciados de ilegales y no remitir a otro momento procesal, por lo que este
Tribunal, asume que en el caso particular, no existe óbice alguno que impida
considerar los puntos denunciados por el accionante, habida cuenta que la
audiencia conclusiva no es el único momento procesal para formular las
solicitudes de exclusión probatoria.
Ahora bien, conforme a la problemática planteada, es menester examinar los actos
denunciados por el accionante, labor que debe ser cumplida de manera separada
en relación a las autoridades demandadas:
III.5.1. Respecto a la Jueza Octava de Instrucción en lo Penal
El accionante sostiene que la acción penal iniciada en su contra se fundó en el
acta de acción directa y requisa personal, pese que en dichos actuados fueron
consignados datos falsos; por consiguiente, planteó incidente de exclusión
probatoria, mismo que fue declarado improcedente. Entonces, de la revisión de los
antecedentes cursantes en el legajo procesal se tiene que, Ronny Daniel Vidal
Quevedo, junto a otros imputados, por memorial presentado el 17 de agosto de
2011, plantearon incidente de exclusión probatoria, pidiendo la nulidad de las
actas de acción directa, requisa personal e imputación formal; consiguientemente,
la autoridad judicial mediante Auto 239/2011 de 28 de septiembre, lo declaró
improcedente, argumentando que, de acuerdo a lo establecido por el art. 355 del
CPP, las pruebas literales deben ser leídas y exhibidas en audiencia de juicio oral,
momento en que las partes podrán objetar las mismas, haciendo uso de la
previsión legal contenida en el art. 172 del mismo Código; es decir, a criterio de la
aludida autoridad judicial, sería ése el momento procesal para decidir si una
prueba merece crédito o no, de manera que en esa etapa, los imputados
fácilmente pueden cuestionar la correcta aplicación de la lógica, la ciencia, la
experiencia y cuestionar el proceso de valoración; además, determinó que las
actas cuestionadas fueron debidamente elaboradas por los funcionarios policiales
intervinientes y; por otro lado, sostuvo que en audiencia de aplicación de medidas
cautelares ya fue debatido los mismos aspectos, existiendo el respectivo
pronunciamiento en relación al incidente planteado.
En principio, este Tribunal asume que la Resolución objeto de análisis estableció
que el momento procesal apropiado para objetar las pruebas es la audiencia de
juicio oral; asimismo, se comprendió que la problemática analizada ya fue resuelta
en audiencia de aplicación de medidas cautelares. En ese sentido, los argumentos
examinados claramente configuran razones que conducen a la improcedencia del
incidente, sin ingresar a fondo; sin embargo y, al mismo tiempo, la misma
autoridad judicial dedicó una amplia explicación referida a la nulidad de los actos
procesales, para luego concluir que pese a las observaciones del imputado, las
actas cuestionadas fueron elaboradas de manera correcta por los funcionarios
intervinientes, sin precisar las razones del por qué estaban llenadas
apropiadamente, validando de esa manera los aludidos documentos. Este
razonamiento, por un lado, es incoherente con la secuencia lógica argumentativa y
la parte dispositiva de la Resolución analizada, ya que de asumirse la audiencia de
juicio oral como la fase procesal apropiada para cuestionar las pruebas y, de
existir un pronunciamiento judicial sobre el aspecto denunciado, no cabía razón
alguna para analizar el fondo; es decir, definir si los documentos cuestionados
eran válidos o no, en efecto, dicha incongruencia, constituye una vulneración al
debido proceso; pero además, en coherencia con los Fundamentos Jurídicos
desarrollados en la presente Sentencia, la posibilidad de plantear los incidentes no
se reduce a una sola oportunidad, lo cual posibilita a los justiciables acudir a la
autoridad judicial las veces que considere necesaria a efectos de ejercer su
derecho a la defensa, con la condición de que sus pretensiones no constituyan
actos tendientes a dilatar el proceso, conforme se tiene establecido en las
Sentencias Constitucionales Plurinacionales 2235/2012 y 0847/2014; por otro
lado, los incidentes de exclusión probatoria, fácilmente pueden ser activadas en
las diferentes etapas de la etapa preparatoria; por lo tanto, el entendimiento
asumido por la autoridad judicial demandada, constituye un criterio restrictivo del
derecho a la defensa, por haber reducido la posibilidad de cuestionar la validez de
las pruebas a la fase del juicio oral exclusivamente; puesto en virtud a los
razonamientos asumidos en la presente Sentencia, el ejercicio del derecho a la
defensa es amplio e irrestricto y, las peticiones de exclusión probatoria claramente
configuran el ejercicio del mismo; por lo tanto, la Jueza demandada debió
determinar si el incidente que fue promovido a tiempo de celebrar la audiencia de
aplicación de medidas cautelares, tuvo como consecuencia una resolución de
fondo y, partir de ello definir si correspondía ingresar a fondo en el nuevo incidente
planteado; así, ante la existencia de motivos suficientes que habilitaban considerar
la petición del accionante, debió pronunciar una determinación clara, precisa y
congruente, definiendo si los documentos o actuados cuestionados correspondían
ser excluidos o admitidos en el proceso; por consiguiente, la decisión judicial
objeto de análisis conculca el derecho al debido proceso lo que amerita conceder
la tutela a efectos de garantizar la vigencia del derecho a la defensa.
III.5.2. Con relación a los Vocales codemandados
Se debe precisar que, interpuesta la apelación incidental contra la Resolución
analizada precedentemente, la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de
Justicia de Santa Cruz, dictó el Auto de Vista 10 de 27 de enero de 2012,
declarando admisible e improcedente el recurso de apelación incidental.
El argumento principal de los Vocales demandados radicó principalmente en
establecer los alcances de la nulidad de los actos procesales, para luego señalar
que las actas cuestionadas por los recurrentes fueron debidamente elaboradas por
los efectivos policiales intervinientes, indicando que la aprehensión puede ser
ordenada por el fiscal, practicada por la Policía y particulares, conforme a las
previsiones legales contenidas en la norma adjetiva penal.
Las autoridades demandadas sostuvieron que, en el Código de Procedimiento
Penal, no existe previsión expresa para “…que los incidentes por defectos
absolutos deba ser resuelta y considerada de forma obligatoria en audiencia
conclusiva…” (sic); sin embargo, la misma Sala señaló que la oportunidad para
realizar el saneamiento procesal es la audiencia conclusiva, conforme al    art. 325
del CPP; y, por otro lado, también determinó que las actas estaban correctamente
elaboradas por los efectivos policiales intervinientes.
El hecho de establecer la correcta elaboración de las actas, constituye argumento
que atinge al fondo del incidente planteado; sin embargo, los Vocales
demandados comprendieron que los incidentes por defectos absolutos no deben
ser resueltos exclusivamente en audiencia conclusiva, incurrieron en franca
contradicción al sostener que el saneamiento procesal se debe realizar
exclusivamente en dicha etapa; de acuerdo a lo establecido en los Fundamentos
Jurídicos precedentemente desarrollados, las solicitudes de exclusión probatoria,
no necesariamente merecen ser tratados en una determinada etapa procesal, sino
que, a los fines de garantizar el derecho a la defensa del justiciable, es factible
solicitar su exclusión inclusive en las etapas previas a la fase intermedia. En el
caso particular, las autoridades demandadas establecieron que la pretensión del
accionante, por su vinculación con el saneamiento procesal, deben ser tratados en
audiencia conclusiva, razonamiento que restringe el ejercicio del derecho a la
defensa amplia e irrestricta. No obstante de lo anterior, determinaron que las actas
cuestionadas fueron correctamente elaboradas por los funcionarios policiales
interventores; empero, no señalaron de manera clara y precisa las razones
suficientes para declarar la validez de las mismas, ya que el sólo hecho de estar
elaborado por el funcionario policial interviniente, no implica que se haya cumplido
las exigencias previstas para declarar la validez de las actas cuestionadas, sino
que, debe existir una argumentación suficiente, fundada en la Ley Fundamental y
las normas atinentes al caso, aspecto este que se extraña en la Resolución
examinada; por lo tanto, los Vocales demandados también vulneraron el debido
proceso y el derecho a la defensa.
Por todo lo expuesto, el Tribunal de garantías al haber denegado la tutela
impetrada, no efectuó una correcta compulsa de los antecedentes del caso, la
jurisprudencia y las normas aplicables al mismo.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en
virtud a la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el        art.
12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve:
REVOCAR la Resolución 33 de 17 de septiembre de 2013, cursante de              fs.
192 vta. a 194 vta., pronunciada por la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz; y, en consecuencia, CONCEDER la
tutela solicitada, sin disponerse ninguna orden, en virtud al estado en que se
encuentra el proceso penal que ha motivado la presente acción.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional
Plurinacional.
No interviene el Magistrado, Tata Gualberto Cusi Mamani por encontrarse con
baja médica; razón por la cual se habilitó al Magistrado suplente Dr. Macario Lahor
Cortez Chávez.
Fdo. Dr. Macario Lahor Cortez Chávez
MAGISTRADO
Fdo. Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
MAGISTRADO

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