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ANÁLISIS DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS DE CESARE BECCARIA

PRESENTADO POR: CLAUDIA HELENA LOZANO TAPIERO


MATERIA: CRIMINOLOGIA
DOCENTE: MONICA

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA AUTONOMA DE COLOMBIA (FUAC)


FECHA 26 DE AGOSTO 2023
AÑO 2023
BOGOTÁ D.C
ANÁLISIS DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS DE CESARE BECCARIA

Es una obra escrita por el filósofo y criminólogo italiano Cesare Beccaria,


publicada por primera vez en 1764. El libro es considerado una obra fundamental
en la historia de la criminología y la filosofía del derecho penal, ya que aborda de
manera crítica y racional los aspectos más importantes de la justicia penal de la
época y propone reformas basadas en principios de humanidad, proporcionalidad
y racionalidad.

Crítica al sistema penal de la época: Beccaria censura fuertemente el sistema


penal de su tiempo, que estaba caracterizado por la arbitrariedad, la tortura y las
penas crueles e inhumanas. Sostenía que el sistema era injusto, ineficiente y
contrario a los principios de racionalidad y humanidad.

Beccaria argumenta la utilidad, que las leyes penales deben ser establecidas
únicamente para proteger los derechos naturales de los individuos y para
mantener el orden social. Las leyes deben ser claras, comprensibles y
proporcionales al delito cometido y sostiene que la prevención del delito es el
objetivo principal del sistema penal. Para lograrlo, las penas deben ser
proporcionales al daño causado y al delito cometido. Critica las penas excesivas y
la falta de proporción entre el delito y la pena en el sistema legal de su época.
Beccaria, aboga por el derecho de todo acusado a un juicio justo y rápido.
También hace critica la tortura y los métodos coercitivos utilizados para obtener
confesiones, argumentando que estos métodos no solo son inhumanos sino
también ineficaces, ya que a menudo llevan a la confesión de crímenes que no se
han cometido.

Beccaria es conocido por su fuerte oposición a la pena de muerte. Sostiene que es


injusta e ineficaz como medio de prevención del delito. Argumenta que existen
otras formas de castigo que son más útiles para disuadir a los criminales y
proteger a la sociedad.

El veía el sistema legal como las leyes penales deben ser claras, accesibles y
conocidas por todos los ciudadanos. Esto evita la arbitrariedad y promueve la
confianza en el sistema judicial. El autor hace critica, a la corrupción en el sistema
judicial y la influencia de factores externos en los juicios. Aboga por la
imparcialidad y la justicia en la administración de la ley.

A lo largo del libro, el autor propone una serie de reformas en el sistema penal y
judicial, con el objetivo de crear un sistema más justo, humano y efectivo para
prevenir el delito.
Universidad Central del Ecuador
Facultad de Jurisprudencia, Ciencias Políticas y Sociales
Carrera de Derecho
Nombre: Mateo Logacho O.
Paralelo: 3er semestre “A”.
Asignatura: Derecho penal 1.
Docente: Dr. Mauricio Pacheco.
Fecha: 30/09/2019.
Tema:
Análisis del Tratado de los delitos y de las penas de Cesare
Beccaria.
El Derecho penal, se ha ido conformando por un sinnúmero de teorías y posturas
a lo largo de los tiempos. Beccaria forma parte de este proceso de desarrollo, no
obstante, Beccaria no solo conforma un postulado acerca del Derecho penal y su
teorización, pues, este trasciende mucho más allá de un postulado corriente, ya
que
este vislumbra varios principios que en la actualidad rigen Derecho penal y aun
mas,
también ahonda en materia de derechos humanos.
Resulta interesante, analizar que las interpretaciones y postulados de Beccaria,
pues estaban muy adelantados a la época, pues este escribió y se meditó durante
una época en dónde la monarquía estaba llegando a su fin. Sin duda, parte de
este
contexto se vio plasmado en su obra, recurriendo a ejemplos que sin el debido
estudio histórico es muy complejo en cuanto a su entendimiento.
Ahora bien, Beccaria inicia su libro develando el principio de todo, el principio de
porqué y para qué fueron creadas la penas, además de dar una amplia explicación
de la teoría del Estado, ya que a la época de la escritura de este se
tenía el
pensamiento renacentista y estatista, pero aún no había visto plasmado
en las
revoluciones. Así que, Beccaria recurre al origen de las penas dentro de un Estado
conformado como tal.

El sistema de justicia penal y la evolución de la teoría y práctica jurídica desde los


tiempos de Beccaria hasta la actualidad. El autor destaca la importancia y otros
juristas en la construcción del ordenamiento jurídico, particularmente en el ámbito
del Derecho Penal, y cómo sus ideas humanitarias influyeron en la humanización
de la pena. Beccaria comienza destacando la idea de que toda pena que no se
derive de una necesidad absoluta es tiránica que cualquier acto de autoridad entre
individuos que no esté basado en una necesidad absoluta es también tiránico y
presenta este concepto como el fundamento del derecho del soberano a castigar
los delitos, basado en la necesidad de proteger la salud pública y la seguridad de
la sociedad que la base para el derecho del soberano a castigar delitos radica en
la necesidad de defender la salud pública contra las usurpaciones particulares. A
medida que la población humana creció, las primeras uniones se formaron por
necesidad, lo que llevó a la formación de sociedades y la transferencia del estado
de guerra del individuo a las naciones.
Resalta que las penas deben ser proporcionales y necesarias para mantener
unidos los intereses de los individuos en la sociedad. Afirma que las penas que
exceden la necesidad de mantener este vínculo son injustas y abusivas. Además,
señala que el término "derecho" no se contradice con la "fuerza"; el derecho es
una forma de concebir cómo los hombres interactúan en sociedad.

Con base de las penas legales y legisladores solo las leyes pueden decretar las
penas por delitos y que esta autoridad debe recaer en el legislador que representa
a la sociedad unida por el contrato social como los magistrados no deben
aumentar las penas establecidas bajo el pretexto de celo o bien público. Además,
enfatiza la importancia de la interpretación de las leyes y argumenta que la
autoridad para interpretar las leyes penales no debe residir en los jueces
criminales, sino en el soberano y sugiere que la interpretación de las leyes penales
debe ser llevada a cabo de manera rigurosa y lógica. Advierte contra la práctica de
consultar el "espíritu de la ley", argumentando que esto puede conducir a
incertidumbre y arbitrariedad en la aplicación de la justicia. Propone que el
intérprete legítimo de las leyes es el soberano, ya que representa la voluntad de
todos los miembros de la sociedad. Abordo temas de la oscuridad de las leyes, la
relación entre delitos y penas, y la importancia de una distribución proporcional de
las penas como la oscuridad de las Leyes el autor, comienza señalando que la
interpretación de las leyes es problemática cuando estas son oscuras o ambiguas
de la oscuridad en las leyes conlleva a la necesidad de interpretación y, por lo
tanto, al riesgo de que las decisiones sean influenciadas por unos pocos
individuos que entienden la lengua en la que están escritas. Esto puede dejar al
pueblo en la incertidumbre acerca de la suerte de su libertad o sus derechos, lo
que lleva a la dependencia y desigualdad.

Las leyes deben ser un monumento fijo y duradero del pacto social, de manera
que resistan el paso del tiempo y las pasiones humanas. La existencia de leyes
escritas y accesibles al público a través de la imprenta ha disminuido la cantidad
de delitos y la crueldad en Europa.
El autor sostiene que la gravedad de las penas debe estar en proporción a la
gravedad de los delitos. Argumenta que es imposible prevenir todos los delitos,
pero se debe buscar una relación equilibrada entre los estímulos que llevan a
cometer delitos y los motivos para evitarlos. Sugiere que una escala de penas
debe existir para reflejar los distintos grados de ofensa y el propone que los delitos
varían en gravedad desde aquellos que destruyen la sociedad hasta los que
afectan a sus miembros individuales. De manera similar, las penas deben graduar
desde las más severas hasta las menos duras. Sin embargo, reconoce que es
difícil establecer una escala perfectamente geométrica debido a la complejidad de
las acciones humanas. Manifiesta que la falta de límites claros entre delitos y
comportamientos no delictivos ha generado confusión en la moral y en la
legislación. La incertidumbre en los límites de lo que constituye un delito ha
llevado a leyes contradictorias y a la fluctuación de términos como "virtud" y "vicio"
a lo largo del tiempo.

Por consiguiente, Becarria trata temas relacionados con la graduación de las


penas, el concepto de honor y su relación con la sociedad.

Hace una crítica varios enfoques erróneos para medir la gravedad de los delitos.
Argumenta que la verdadera medida de los delitos es el daño causado a la nación
y a la sociedad en general. Contradice la idea de que la intención del delincuente
debería ser la medida, ya que esta intención puede variar según las circunstancias
y las emociones cambiantes. Señala también que la intención de cometer un delito
puede ser influida por la percepción actual de los objetos y la disposición mental
previa. Dado que estas variables varían en cada individuo y en diferentes
momentos, no se puede establecer una única intención como medida. El autor
considera que los delitos que atentan contra la seguridad individual de los
ciudadanos son graves y deben ser castigados. Incluso los delitos cometidos por
personas de alto rango, como magistrados y gobernantes, son importantes, ya que
su influencia puede destruir la idea de justicia y obligación.
Beccaria analiza el concepto de honor y su contradicción con las leyes civiles que
protegen los derechos del cuerpo y la propiedad de los ciudadanos. Afirma que el
honor es una idea compleja y multifacética, susceptible de ser influenciada por las
pasiones y la opinión de la sociedad. Explica cómo el honor surge de la necesidad
de obtener bienes y evitar males a través de la interacción con otros que el
concepto de honor se vuelve más relevante en sociedades en las que existen
grados de libertad política y dependencia. En regímenes de libertad extrema o en
situaciones de dependencia extrema, el honor puede perder importancia o
confundirse con otras ideas debido a la falta de necesidad de la consideración de
otros.

La necesidad de los argumentos de Beccaria comienza hablando sobre delitos


que afectan la tranquilidad pública y la paz de los ciudadanos, como los disturbios
en los caminos, los sermones fanáticos y las acciones que excitan las pasiones
populares. Destaca la importancia de mantener la paz en la sociedad y cómo
ciertas acciones pueden perturbarla. El autor discute cómo la autoridad publica
puede prevenir la agitación de las pasiones populares a través de medios como
mantener la iluminación pública durante la noche, establecer guardias en la ciudad
y permitir discursos religiosos en templos protegidos. Porque contra de la
arbitrariedad en la aplicación de la ley. Sostiene que cada ciudadano debe saber
cuándo es culpable o inocente, y que las leyes deben ser claras y accesibles para
todos. Advierte que la falta de claridad en las leyes puede abrir la puerta a la
tiranía.

Beccaria plantea preguntas sobre las penas adecuadas para los delitos y
cuestiona la utilidad y la necesidad de la pena de muerte y los tormentos. También
aborda la importancia de evitar los delitos y cómo las penas pueden influir en las
costumbres de la sociedad. discute la importancia de la credibilidad de los testigos
en los juicios. Enfatiza que cualquier persona racional puede ser testigo y que la
credibilidad de un testigo disminuye si tiene un interés personal en el resultado del
juicio por el explora las diferentes formas de pruebas y juicios esta es la
importancia de presentar pruebas sólidas y cómo la certeza moral en la prueba es
esencial para condenar a alguien por un delito. También habla sobre la
importancia de la imparcialidad en los juicios y cómo la opinión pública puede
influir en la justicia.
En general, este fragmento presenta la perspectiva de Beccaria sobre la justicia
penal y la importancia de un sistema legal equitativo y claro para garantizar la
tranquilidad pública y la protección de los derechos de los ciudadanos. Su enfoque
en la claridad de las leyes, la prevención de las pasiones populares y la justicia
imparcial sigue siendo relevante en la discusión sobre el sistema legal en la
actualidad.

La razón por la crítica del autor de las acusaciones secretas que son evidentes
pero ocultas, considerándolas perjudiciales para la sociedad. Afirma que esta
práctica convierte a las personas en falsas y desconfiadas, ya que cualquiera
puede sospechar que alguien más es un delator o enemigo. Argumenta que esta
costumbre lleva a las personas a ocultar sus propias opiniones y a vivir en la
incertidumbre y la amargura, lo que debilita la tranquilidad y la seguridad en la
sociedad. El autor a través de una preocupación y llegar a un análisis de que
acusaciones secretas debiliten la moral y la integridad de los individuos. Si las
personas viven en un estado de desconfianza y ocultamiento, se vuelven falsas y
dobles en su comportamiento. Esto a su vez podría afectar la calidad de los
ciudadanos que se convierten en soldados y magistrados.
El autor hace su cuestionamiento de la lógica detrás de acusaciones y penas
secretas en relación con la salud pública y la seguridad del gobierno llega a
analizar que, si los gobernantes ven a todos los ciudadanos como posibles
enemigos, se crea un ambiente de temor y sospecha en la sociedad. Beccaria
sugiere que el temor a la calumnia está armado con el secreto, lo que puede
usarse como una herramienta de tiranía. El siempre hace una crítica fuertemente
del uso de la tortura en los procesos judiciales. Afirma que la tortura es cruel y
cuestiona su eficacia para obtener la verdad. Argumenta que el dolor extremo
puede hacer que los inocentes confiesen delitos que no han cometido solo para
escapar del tormento. También plantea que la tortura contradice el principio de la
presunción de inocencia hasta que se demuestre lo contrario porque, aplicar
tortura antes de la sentencia del juez va en contra de los derechos individuales sí,
es arriesgado torturar a inocentes porque puede llevar a condenas erróneas y a
tratar peor al inocente que al reo, lo que va en contra de la justicia.

Duramente las acusaciones secretas y la tortura en el sistema de justicia, que son


métodos ineficaces y perjudiciales que no solo pueden llevar a condenas injustas,
sino que también debilitan la moral y la confianza en la sociedad. Su enfoque
principalmente es en la necesidad de un sistema de justicia más humano y basado
en principios de justicia y equidad. En los fragmentos siguientes, Beccaria critica
varios aspectos del sistema penal de su tiempo, centrándose en cómo las penas
deberían estar relacionadas con los delitos cometidos no tiene sentido ir en contra
de las penas excesivas y desproporcionadas, a favor de la prontitud de la pena
después del delito, y discute cuestiones relacionadas con la nobleza y el castigo
de los criminales. A raíz de un enfoque se fue destacando un período en el que la
mayoría de las penas eran pecuniarias (monetarias) de los delitos eran una fuente
de ingresos para los gobernantes y que aquellos encargados de defender la
seguridad pública tenían interés en ver que se cometieran delitos. Critica esta
dinámica, que convierte el sistema penal en un conflicto entre el fisco (el Estado) y
el acusado, más que en un asunto público. El autor discute la importancia de la
confesión en los procedimientos penales. Menciona que, en su tiempo, la
confesión del delincuente era crucial y que se utilizaban métodos de tortura para
obtenerla. Llego a criticar la falta de indagación y pruebas objetivas en los
procedimientos penales y cómo la confesión a menudo se obtiene bajo coacción y
tortura.

No entendía por qué las penas deben ser rápidas y cercanas al momento del
delito. si en razón que la prontitud refuerza la conexión en la mente del reo entre el
delito y la pena. Menciona que la demora en la aplicación de la pena debilita esta
conexión y que la anticipación del castigo es más efectiva que el castigo mismo.
Siempre defendió, la idea de igualdad ante la ley y sugiere que las penas deben
ser las mismas para nobles y plebeyos que cualquier distinción en las penas entre
estas clases sociales sería injusta y que la ley debe ser imparcial.
Beccaria distingue entre hurtos sin violencia y hurtos con violencia. Propone que
los hurtos violentos deben tener penas mixtas que combinen castigos corporales y
serviles, mientras que los hurtos no violentos pueden ser castigados con penas
pecuniarias o de trabajo.

Su influencia en la reforma del sistema penal y en la promoción de principios de


justicia y humanidad en la administración de la justicia penal ha sido duradera y
significativa. El autor discute varios aspectos relacionados con las penas y la
justicia penal. Con la Infamia y Penas Contrarias al honor Beccaria comienza
hablando sobre la importancia de castigar las injurias personales y los actos que
atentan contra el honor. Afirma también que estas acciones deben ser castigadas
con la "infamia", una desaprobación pública que priva al infractor de su estatus
social y confianza en la comunidad que la infamia debe ser coherente tanto con la
ley como con las normas morales y sociales de la época si la efectividad de una
pena no depende tanto de su crueldad como de su certeza. Sostiene que las
penas crueles no necesariamente son más disuasorias, sino que la certeza de
castigo es lo que realmente disuade a los individuos de cometer delitos. En lugar
de centrarse en la crueldad de las penas, Beccaria sugiere que el sistema de
justicia debe garantizar la aplicación constante de las leyes. Del porque la
importancia de mantener una proporción justa entre el delito cometido y la pena
impuesta. Argumenta que la crueldad excesiva de las penas puede llevar a
situaciones en las que no haya una pena adecuada para delitos particularmente
graves, lo que podría llevar a la impunidad. En lugar de recurrir a torturas y penas
crueles, Beccaria aboga por la proporcionalidad.
Pero para el autor las penas no necesitan ser extremadamente crueles para ser
efectivas. Más bien, debe haber una relación entre la gravedad del delito y la
gravedad de la pena, y la certeza del castigo es más importante que su crueldad.
Argumenta que las penas crueles pueden llevar a la impunidad y a una mayor
brutalidad por parte de los infractores. Beccaria hacia una fuerte crítica, al enfoque
en el "espíritu de familia" en detrimento de las virtudes republicanas. Sugiere que
la sociedad debería estar más centrada en los valores republicanos y en una
comprensión amplia de la comunidad, en lugar de fomentar la sumisión a la
familia. Beccaria aboga por una visión más amplia de la responsabilidad
ciudadana.

En general, Beccaria aboga por una reforma del sistema penal basada en la
proporcionalidad de las penas, la certeza del castigo y una comprensión más
amplia de la justicia y la virtud ciudadana. Sus ideas influyeron en la evolución del
derecho penal y en la búsqueda de sistemas penales más racionales y humanos.
Este tratado es una obra fundamental en la historia del pensamiento jurídico y
penal. Beccaria comienza cuestionando la efectividad y justicia de la pena de
muerte como una forma de castigo en la sociedad. Él argumenta que la pena de
muerte no puede ser considerada un derecho, ya que la vida no puede ser
propiedad de otros individuos. Él critica la noción de que la pena de muerte pueda
mejorar la moralidad de las personas y plantea que, en cambio, la muerte como
castigo solo refleja la guerra de la nación contra un ciudadano.

Beccaria presentaba, dos situaciones en las que podría considerarse necesaria la


pena de muerte: cuando un individuo represente una amenaza a la seguridad de
la nación o cuando su muerte sea el único medio para evitar que otros cometan
crímenes. Sin embargo, arenga que, en una sociedad organizada y tranquila,
donde el gobierno es estable y las leyes son respetadas, la necesidad de la pena
de muerte es cuestionable. Si la pena de muerte no es tan efectiva como se podría
pensar en disuadir a las personas de cometer crímenes. En cambio, argumenta
que penas continuas y moderadas tienen un impacto más profundo y duradero en
la conciencia de las personas, haciendo que la idea de la muerte pierda su poder
disuasorio.
Teniendo en cuenta esta crítica de la naturaleza de la prisión en su tiempo,
señalando que las personas son encarceladas a menudo sin pruebas sólidas y
que la detención previa al juicio debería basarse en pruebas concretas y ser
menos infamante para los acusados. Critica el sistema judicial de su época, donde
la prisión era más un castigo que una medida de seguridad, y aboga por un
sistema más justo y humano.

El siguiente texto, aborda diversos aspectos relacionados con la legislación penal


y la justicia, reflexionando sobre la necesidad de equilibrar la aplicación de penas
con los principios de humanidad y proporcionalidad Justificación de la brevedad en
los procesos: Beccaria considera que a favor de conceder al reo el tiempo
necesario para justificarse, pero destaca la importancia de no retrasar
excesivamente el proceso para evitar que la pena se vuelva ineficaz como freno
para los delitos. Se menciona que el amor a la humanidad no debe interferir con la
prontitud de la pena, ya que los peligros de la inocencia aumentan debido a
defectos en la legislación.

Respecto a la fijación de plazos para la defensa y las pruebas: Beccaria sostiene


que las leyes deben establecer plazos tanto para la defensa del reo como para la
presentación de pruebas.
No se debe quedar a discreción del juez determinar cuánto tiempo se necesita
para probar un delito. Además, se plantea que delitos atroces no deberían
prescribir en caso de fuga del acusado, mientras que delitos menores y no bien
probados podrían estar sujetos a prescripción.

División de delitos en dos categorías: El autor distingue entre delitos atroces y


delitos menores. Argumenta que la probabilidad de los delitos es inversamente
proporcional a su gravedad. Por lo tanto, propone disminuir el tiempo de examen y
aumentar el tiempo de prescripción para delitos atroces, y hacer lo contrario para
delitos menores.
Delitos de prueba difícil: Beccaria reflexiona sobre cómo la dificultad en probar
ciertos delitos, como el adulterio, puede llevar a la aplicación de penas injustas. Se
critica el uso de presunciones y semi-pruebas en estos casos y se aboga por la
importancia de basar las penas en pruebas sólidas.
El autor entra en debate por la pena para el suicidio, argumentando que la libertad
personal no debería ser restringida por ley y que la pena en este caso es inútil y
tiránica. También se cuestiona si es útil retener a los ciudadanos en un país por la
fuerza y cómo el bienestar relativo de los ciudadanos puede influir en su sentido
de pertenencia. En general, el texto de Beccaria reflexiona sobre la justicia penal
desde una perspectiva humanista y racional, abogando por la proporcionalidad de
las penas, la protección de los derechos individuales y la consideración de las
circunstancias sociales en la elaboración de leyes.

Beccaria comienza discutiendo la cuestión del contrabando y las penas que se


imponen a quienes lo cometen. Argumenta que las penas no deben ser
infamantes, ya que cometer un delito como el contrabando no lleva
automáticamente a la infamia pública. Además, advierte que aplicar penas
excesivas o desproporcionadas a delitos menores puede socavar la importancia
de la infamia en los delitos más graves del porque el delito de contrabando y la ley
Beccaria implica que, el delito de contrabando surge debido a la propia ley, ya
que, al aumentar los impuestos sobre ciertos bienes, aumenta la tentación de
cometer contrabando para evadir esos impuestos. Propone que las penas deben
ser proporcionales y que reducir los impuestos sería más eficaz para prevenir el
contrabando y discute cómo se debe tratar a los deudores en quiebra. Argumenta
que los deudores inocentes que han sufrido circunstancias adversas no deberían
ser tratados como criminales. Aboga por penas que permitan a los deudores
trabajar para pagar sus deudas en lugar de encarcelarlos. El cuestiona la utilidad
de los asilos y la práctica de las naciones de entregarse mutuamente a los reos.
Sostiene que los asilos pueden promover la impunidad y que la entrega de reos
entre naciones puede ser discutible en función de cómo evolucione la justicia y las
leyes.
Beccaria criticaba, el uso de la tortura como método para obtener confesiones.
Sostiene que la tortura es ineficaz para obtener la verdad y puede llevar a que las
personas confiesen falsamente solo para escapar del dolor, pero también defendía
la proporcionalidad entre el delito y la pena. Argumenta que la pena debe
ajustarse a la gravedad del delito y que las penas excesivas no son efectivas para
disuadir el crimen porque las restricciones formales en el proceso legal que
podrían impedir la búsqueda de la verdad. Cuestiona la práctica de considerar
nula la deposición de un reo ya condenado y aboga por la posibilidad de revisar un
caso si surgen nuevas pruebas. En esta sección del tratado, Beccaria se enfoca
en discutir diversos aspectos relacionados con la prevención de los delitos y la
administración de justicia. Como comienza destacando la importancia de prevenir
los delitos en lugar de simplemente castigarlos. Sugiere que la prevención es más
efectiva que la represión y propone varios medios para lograrlo. Como Evitando la
necesidad de que las penas sean proporcionales a la gravedad del delito.
Argumenta que las penas crueles y excesivas no son efectivas y pueden incluso
fomentar más crímenes en lugar de disuadirlos el sugiere que las leyes deben ser
claras, simples y comprensibles para todos. Esto no solo facilita el cumplimiento
de las leyes, sino que también evita la confusión y la interpretación errónea. Si las
leyes que prohíben acciones indiferentes o pequeñas infracciones, ya que
considera que estas leyes solo generan más delitos al convertir en delincuentes a
personas que no tenían intenciones criminales.
El autor estacaba la importancia de la educación y la promoción del conocimiento
en la sociedad. Argumenta que la educación y las luces son fundamentales para
prevenir delitos al aumentar la conciencia y la comprensión de las personas sobre
las consecuencias de sus acciones que recompensar la virtud es un medio
efectivo para prevenir los delitos se podía reconocer y recompensar las acciones
virtuosas puede incentivar comportamientos positivos en la sociedad. En
conclusión, como Beccaria establecía una serie de tratados en un sistema de
justicia bien diseñado. Sin embargo, enfatiza que estas cualidades deben estar
presentes en las leyes mismas y no solo en los juicios particulares. La importancia
de la prevención de delitos a través de medios como penas justas, claridad en las
leyes, educación, recompensas a la virtud y una administración de justicia bien
equilibrada. Beccaria busca una perspectiva más racional y humana en la justicia
penal, enfocándose en evitar la crueldad y en crear un sistema que promueva la
seguridad y el bienestar de la sociedad en su conjunto.

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