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GENERALIDADES
En la mayoría de los casos, un problema de corrosión no puede ser resuelto fácilmente mediante la
sustitución del material que se corroe por otro más noble y resistente debido a dificultades de orden
económico y técnico.
El orden de prioridades que debe satisfacer un material para su empleo en cualquier tipo de
estructuras y, en particular, en las plantas químicas.
Los factores económicos son los determinantes de la elección, debe tener en cuenta también los
factores técnicos y debe basarse en ambos para justificar dicha elección.
Así como la corrosión se presenta en diversas formas, también existen numerosos métodos para
combatirla. Las técnicas de protección generalmente se ordenan basándose en las características de las
reacciones que se desea neutralizar.
La reacción de corrosión es de carácter heterogéneo y, en su forma más simple, puede
esquematizarse en una fase metálica reactiva, un medio agresivo que puede ser sólido, líquido o gaseoso, y
una interfase donde tiene lugar la reacción (figura 1).
De acuerdo con esta caracterización de la reacción de corrosión, los métodos de protección se pueden
clasificar en:
A estos tres grupos podrían agregarse aquellas medidas que disminuyen la posibilidad de ataque
corrosivo mediante un diseño realizado con mayor criterio.
Las medidas a tomar sobre el metal están fuertemente relacionadas con los aspectos metalúrgicos,
y se basan fundamentalmente en adiciones que modifican el comportamiento del metal base. Aquellas que
se toman sobre el medio agresivo consisten en eliminar los componentes corrosivos del mismo.
Finalmente, las medidas sobre la interfase incluyen aspectos muy diversos que van desde la
formación de nuevas interfases (pintado, plaqueado, metalizado) hasta la modificación del potencial de
electrodo por métodos electroquímicos, pasando por el agregado de ciertas sustancias en pequeñas
cantidades al medio agresivo, pero que actúan en la interfase y son conocidas como inhibidores.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
EJEMPLOS:
• Sellar las juntas o hacerlas lo suficiente separadas para el libre desagüe para evitar la corrosión por
cavidades. Esta ocurre cuando agua y contaminantes corrosivos se mantienen atrapados en espacios
vacíos y hay cloruros presentes en el ambiente.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Las medidas que pueden aplicarse sobre un determinado metal base están orientadas en dos direcciones:
Es de recordar que no existen las aleaciones resistentes a la corrosión. Sólo existen aleaciones
resistentes a ciertas formas de corrosión. Por esto al hablar de aleaciones resistentes a la corrosión debe
tenerse presente el tipo de corrosión y el medio al que se refiere.
Por accidente.
Por tanteo.
Por desarrollo teórico.
Por accidente: Este método no puede ser considerado con seriedad, aunque se debe reconocer que el
número de descubrimientos tecnológicos y científicos logrados por accidente es muy grande y bien
conocidos. En realidad, la gran cantidad de aleantes actualmente disponibles, no se generaron como
resultado del intento de combatir la corrosión, sino para mejorar las propiedades físicas o mecánicas tales
como dureza, ductilidad, resistencia a la fatiga, etc.; el excelente comportamiento de alguna de ellas surgió
por azar. (Ejemplos: caso del acero inoxidable, o de la mejora accidental de la resistencia a la corrosión en
el uso del manganeso en aceros, ya que este forma MnS que es inerte a la corrosión; y el FeS es un buen
conductor electrónico y actúa como buen cátodo, acelerando la corrosión del acero, por lo que al formarse
MnS hay menos porcentaje de S para formar FeS).
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Por tanteo: El desarrollo de aleaciones resistentes por este método es bastante frecuente, este método ha
tenido sus éxitos y sus fracasos, pero en la mayoría de los casos el esfuerzo invertido es muy superior a los
resultados obtenidos.
El mismo consiste en recorrer la tabla periódica hasta dar con una composición que posea el
comportamiento deseado.
(Ejemplo: Búsqueda de aleaciones resistentes para reactores nucleares de potencia, en la que una
condición fundamental de la aleación es que tenga una baja sección de captura a los neutrones. Esto
restringe el número de materiales utilizables, siendo los metales de menor sección de captura el Be, Mg, Si,
Zr y Al. En este sentido se puede decir que la aleación que se desarrollo con mejores resultados fue el
ZIRCALOY (aleación de Zr con Fe, Cr y a veces Ni) que posee adecuada resistencia mecánica y contra la
corrosión)
Referido al hierro, se han publicado numerosos trabajos sobre el efecto de diferentes aleantes en el
comportamiento de aleaciones ferrosas, observándose que cada elemento actúa en forma diferente. Se ha
comprobado que principalmente el Cr, Ni y Mo en general aumentan la tendencia a pasivarse del hierro, se
ha encontrado que es el cromo el que modifica favorablemente el mayor número de estos factores en
soluciones de ácido sulfúrico
La pasividad puede también estar favorecida por el aumento de la eficiencia del proceso catódico,
se utilizaron aleantes que aumentan la eficiencia de la reacción catódica; se observo que la adición de
aleantes nobles en el acero inoxidable ferrítico Fe – 27% de Cr era capaz de desplazar el potencial de
corrosión hasta la zona de pasividad. Así pues, un acero inoxidable ferrítico Fe - 27% de Cr en ácido
sulfúrico al 20% se corroe apreciablemente, pero la adición de 0,1% de platino reduce la corrosión en 10
veces y la adición de 0,2% de Pt casi 100 veces(figura 7)
Lo esencial de las adiciones orientadas a favorecer la pasividad es que deben ser capaces de
modificar las propiedades de la capa de óxido pasivante. Para ello, debe tenerse en cuenta las
características de los semiconductores (tipo N o P) de los óxidos del metal base y hacer que el agente
aleante, al poseer una valencia diferente, cambie sustancialmente la conductividad iónica y electrónica del
óxido puro para reducir así el número de vacancias. De esta forma, las propiedades protectoras de la
película se incrementan notablemente. Un ejemplo de este comportamiento es el agregado de Ni al Cu
(cuproníqueles).
Finalmente, cabe mencionar la importancia de los tratamientos térmicos que incrementan la
resistencia de los materiales eliminando tensiones, homogeneizando la composición y evitando la
segregación, origen de ataque intergranular.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
INHIBIDORES
Un inhibidor es una sustancia que detiene o desacelera una reacción química. En consecuencia, un
inhibidor es una sustancia que agregada al medio agresivo (generalmente en bajas concentraciones)
disminuye la velocidad de corrosión del metal en contacto con dicho medio.
El efecto de los inhibidores se manifiesta como una modificación de las características de la
interfase pero, las condiciones de trabajo, los sistemas donde se los emplea, la composición, el mecanismo
por el cual desarrollan la inhibición, etc., son tan diversas que no hay una coincidencia total en cuanto a la
selección de las propiedades que se utilice como referencia para su clasificación
Para usar los inhibidores en forma eficaz, el ingeniero que esté a cargo debe ser capaz de
identificar los casos prácticos que pueden ser resueltos por los inhibidores, de considerar factores como,
costos involucrados, compatibilidad con el proceso técnico que se desarrolla en el sistema, evitar efectos
desfavorables como la formación de espuma, decrecimiento de la actividad catalítica, deterioro de las
condiciones de transferencia calórica, etc.
Para alcanzar estos objetivos se estima que el análisis sistemático del comportamiento de los
inhibidores debe basarse en los mecanismos de operación.
Mecanismo de la inhibición:
Teniendo presente el carácter electroquímico de la corrosión acuosa, podrá afirmarse que es
factible lograr una reducción de la velocidad de corrosión mediante alguna de las tres técnicas siguientes:
INHIBICIÓN ANÓDICA: La misma se caracteriza por una polarización de la reacción parcial anódica
con reducción de la corriente de corrosión y desplazamiento del potencial hacia valores más
positivos (figura N° 8). El tipo de inhibidores más común de este grupo es el denominado pasivante, que es
capaz de desplazar el potencial de corrosión hasta la zona de pasividad del metal (figura N° 9). La
dosificación de los mismos es importantísima, pues si se emplea en cantidades insuficientes puede dar
origen a ataque localizado intenso. En estos casos, la medición del potencial del metal es una buena
manera de determinar si el inhibidor está actuando en forma efectiva. Las propiedades que dificultan la
inhibición son aquellas que tienden a destruir la pasividad, es decir, elevadas temperaturas, concentración
elevada de sales, especialmente Cl-, pH bajos y concentración de O2 baja.
INHIBICIÓN CATÓDICA: Se caracteriza por un aumento de la polarización de la reacción catódica con
disminución de la corriente de corrosión y desplazamiento del potencial hacia valores más
negativos (figura N° 10). Se produce como consecuencia de dos efectos posibles: la disminución de la
velocidad de la reacción catódica en sí, o la restricción del suministro de especies reducibles en el cátodo
debido a la precipitación selectiva sobre esas áreas.
INHIBICIÓN MIXTA: El inhibidor modifica ambas curvas simultáneamente y, en tal caso, la inhibición se
denomina mixta, siendo el desplazamiento del potencial de corrosión será pequeño o nulo. El sentido de
desplazamiento dependerá de la relación de intensidad de los efectos catódico y anódico (figura N° 11).
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
TIPOS DE INHIBIDORES:
Clasificando los inhibidores por su modo de actuar tenemos cinco tipos de inhibidores a saber:
Pasivadores.
Catódicos.
Orgánicos
Inductores de precipitados
De fase vapor
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Inhibidores pasivadores:
Son inhibidores típicamente anódicos. En general, son los más efectivos pues pueden llegar a
detener la corrosión casi completamente. Sin embargo, son los más peligrosos porque en determinadas
circunstancias pueden acelerar notablemente la corrosión.
Existen dos clases de inhibidores pasivadores: aquellos que pueden pasivar al metal (en la
mayoría de los casos es acero en ausencia de oxígeno) como los aniones oxidantes cromato, nitrito y
nitrato, y aquellos que requieren la presencia de oxígeno como los aniones no oxidantes fosfato, molibdato y
tungstato.
El mecanismo de inhibición parece ser el resultado de una combinación de adsorción y formación
de óxido. Inicialmente, el inhibidor se adsorbe actuando como despolarizador catódico de manera de
permitir la circulación de altas densidades de corriente que, superando la corriente crítica de pasividad,
permite alcanzar a todos los puntos anódicos el estado pasivo. En ese estado pasivo se desarrolla un óxido
protector que, a veces, contiene óxidos del anión pasivante.
Es importante emplear concentraciones adecuadas de inhibidor. Si las concentraciones no
alcanzan los valores mínimos, los pasivadores se comportan como activos despolarizantes e incrementan la
velocidad de corrosión en zonas localizadas, particularmente las que están en contacto con el líquido en
reposo (zonas muertas de circulación, hendiduras, grietas, etc.). La concentración a emplear está en función
de la composición de la solución (factores que incrementan la corriente de pasividad tales como el descenso
del pH, presencia de Cl-, etc) y de las condiciones de trabajo, especialmente temperatura y suministro de
oxígeno. (Figura 9).
Existen otras sustancias que facilitan indirectamente la pasivación del hierro (y también de otros
metales) generando condiciones más favorables para la adsorción del oxígeno. Estos inhibidores
pasivadores requieren de presencia de oxígeno pues es ésta la sustancia realmente pasivante. Son en
general compuestos alcalinos como el NaOH, Na3PO4, nSiO2.Na2 y Na2B4O7, o casi neutros como los
Na2MoO4, Na2WO4, benzoato de sodio y polifosfatos de fórmula general (NaPO3)n.
Todos estos compuestos favorecen la adsorción de oxígeno desplazando las moléculas de agua y
los átomos de H adsorbidos sobre el metal. El efecto pasivante se halla reforzado por la capacidad de
precipitación de compuestos fuertemente insolubles tales como silicato y fosfato de hierro. Las cantidades
son usualmente bajas, por ejemplo, 0.01% de benzoato de sodio.
En estas situaciones, se puede observar claramente el doble papel que juega el oxígeno en los
procesos de corrosión. A bajas concentraciones de oxígeno o bien en medios estáticos donde el suministro
es dificultoso, la velocidad de corrosión resulta proporcional a la cantidad de oxígeno disuelto. Sin embargo,
si esta cantidad aumenta apreciablemente o su suministro a la superficie de reacción está favorecido por
una buena agitación, la superficie puede pasivarse (más fácilmente con ayuda de los inhibidores
pasivadores no oxidantes) y la velocidad de corrosión disminuir a valores casi despreciables.
Basado en su comportamiento pasivante, es de esperar que este tipo de inhibidores sea
particularmente efectivo en los metales de transición que presentan el fenómeno de pasividad.
Inhibidores Catódicos:
Los procesos catódicos de inhibición se clasifican en tres categorías:
a) Venenos catódicos: Son sustancias que interfieren con las reacciones catódicas,
particularmente la de reducción de hidrógeno. Algunos venenos, tales como los sulfuros y
seleniuros, se adsorben sobre la superficie pero otros son realmente reducidos y depositados en
forma de capa metálica sobre las zonas catódicas, citándose entre ellos al arsénico, el bismuto y el
antimonio. Todos ellos presentan una elevada sobretensión de descarga de hidrógeno por lo que
esta reacción se ve fuertemente polarizada. La principal desventaja es que, al inhibir la etapa de
recombinación de los átomos de hidrógeno gaseoso, favorecen la fragilidad por hidrógeno.
b) Precipitados catódicos: Están constituidos básicamente por carbonato de calcio y magnesio,
los cuales precipitan de aguas naturales por un simple ajuste de pH. Resulta uno de los
métodos más sencillo y económico de inhibición. El ajuste del pH o la eliminación del anhídrido
carbónico en exceso deben ser correctos para favorecer la formación de un depósito más bien duro
y suave (como la cáscara de huevo). Un exceso de pH provocará la generación de precipitados
porosos en forma de lodos sin poder protector. El valor correcto de pH depende de la composición
del agua natural y está relacionado con el conocido índice de LANGELIER, el cual expresa la
tendencia a depositar CaCO3 de un agua natural. De lo enunciado anteriormente, se puede
observar que la aplicación de estos inhibidores está limitada a aguas naturales.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Inhibidores orgánicos:
Se caracterizan por ser de carácter mixto, es decir, capaces de inhibir la reacción catódica y
anódica simultáneamente. El mecanismo de inhibición puede atribuirse a la formación de una capa
adsorbida de probablemente no más de una monocapa de espesor, la cual bloquea el desarrollo de las
reacciones.
Tienen uso preferencial en medio ácido. El proceso no es simplemente de adsorción física sino
que se configuran verdaderas uniones químicas del tipo covalente entre las moléculas de inhibidor y el
metal (adsorción química). El requisito común para que las sustancias orgánicas actúen como inhibidores
es que presenten uno o más grupos fuertemente polares. La estructura de la molécula afecta la eficiencia
de inhibición a través de su tamaño, orientación, forma (efecto esférico) y carga eléctrica (fortaleza de
enlace).
Teniendo en cuenta la condición fuertemente polar de la molécula de inhibidor, su adsorción
dependerá del potencial del electrodo y particularmente de su polaridad, es decir, según el potencial de
corrosión esté ubicado a uno u otro lado del potencial de carga cero (máximo electrocapilar). En tal sentido,
se suele hablar de inhibidores orgánicos catiónicos o aniónicos, según se adsorban preferencialmente
cuando el metal se encuentre cargado negativa o positivamente respecto a la solución.
Una de las mayores ventajas que poseen es su persistencia, es decir, continúan inhibiendo la
corrosión aún después de haber dejado de inyectar inhibidor al medio agresivo.
Su empleo más corriente es en el decapado ácido de metales, ya sea para eliminar las
incrustaciones de óxido luego del laminado en caliente o bien en la preparación de superficies para
posteriores procesos técnicos (pintado, recubrimientos metálicos, etc.).
Inhibidores de precipitación:
Son sustancias que precipitan formando de compuestos insolubles, desarrollando capas
gruesas de productos de corrosión observables casi siempre a simple vista
Dentro de este grupo se incluyen los silicatos y los polifosfatos. Tienen la ventaja de no ser tóxicos
(como el nitrito por ejemplo), pero su efectividad depende de la composición del agua y requiere un
cuidadoso control para asegurar un máximo de eficiencia.
Donde:
S.I
Vcorr : Velocidad de corrosión sin inhibidor.
I
Vcorr : Velocidad de corrosión con inhibidor.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Respecto a sus aplicaciones se debe tener en cuenta los efectos adversos que podría provocar
su utilización sobre el proceso que se desarrolla en dicho sistema, podemos mencionar:
formación de espumas y emulsiones que puede evitarse si es necesario mediante un
antiespumante (o desemulsionante) o el reemplazo por otro que no provoque espuma en ese medio
taponamiento de alguna tubería por incrustaciones desprendidas por el efecto inhibidor.
creación de nuevos problemas de corrosión asociados, especialmente, a la selectividad de
algunos inhibidores. Es el caso de las aminas que protegen muy bien al acero pero atacan
severamente al cobre y sus aleaciones (para evitar estos problemas es necesario conocer a fondo
los distintos componentes metálicos del sistema y estudiar la compatibilidad del inhibidor con cada
uno de ellos.
efectos tóxicos, particularmente en plantas de suministro de agua potable, de procesamiento de
alimentos, de fabricación de hielo, etc.
disminución del coeficiente de transferencia de calor para lo cual se debe evitar la formación de
depósitos excesivamente gruesos de fosfatos, silicatos y sulfatos, los cuales son difíciles de eliminar
químicamente.
Los materiales y métodos empleados en los recubrimientos son numerosos y diversos. Sin
embargo, no existe un recubrimiento perfecto, dado que ningún material es tan inherentemente estable
como para resistir ataques del medio agresivo en forma permanente ni es posible obtenerlo totalmente libre
de imperfecciones. Entonces, la selección de un recubrimiento es el resultado del balance entre la máxima
protección que ofrece y su costo.
Los mecanismos por los cuales los recubrimientos son capaces de proteger una estructura
metálica son los siguientes:
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Los recubrimientos nobles implican el uso de materiales como el níquel, cobre, plata, oro o cromo,
que son más nobles que el acero (el metal base más corriente) en la escala de potenciales
electroquímicos. A través de los poros y grietas del recubrimiento se produce un ataque intenso del
material base (figura Nº 12) dada la favorable relación de áreas.
Por ello, estos recubrimientos deben tener el menor número de poros posible de
manera de evitar o al menos restringir al máximo el contacto con el medio ambiente. Ello se logra en
general aumentando el espesor o aplicando una serie de capas. Se emplea principalmente para
combatir la corrosión atmosférica.
Los recubrimientos de sacrificio operan generando una protección electroquímica dada la
favorable disposición de la celda galvánica generada entre el metal base y el metal del
recubrimiento. En consecuencia, el grado de porosidad del recubrimiento no es de gran importancia.
Sin embargo, cuanto mayor sea el espesor del depósito, mayor será su duración.
La magnitud y distribución del ataque que sufrirá el recubrimiento dependerá básicamente
de la conductividad del electrolito. Los recubrimientos más difundidos de este tipo son el
galvanizado (depósito de Zn) empleado para proteger alambres y chapas de hierro y el estañado
(depósito de Sn) empleado en la protección interna de latas de alimentos, jugos frutales, etc.).
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
A través de su condición de inercia química y virtual impenetrabilidad del agua y del oxígeno.
Aprovechando el carácter inhibidor de las capas, la técnica consiste en formar sobre la superficie
un precipitado muy adherente e insoluble que pasiva al material.
Recubrimientos orgánicos:
Son los que corrientemente se denominan pinturas, las cuales forman el más importante de todos
los métodos para prevenir la corrosión ya que involucra alrededor de la mitad de los costos totales
mundiales correspondientes a medidas anticorrosivas.
Podría definirse a la pintura como una sustancia de determinada composición que en forma líquida
se aplica sobre una superficie en forma de película para luego endurecer y entregar un recubrimiento sólido.
El término se restringe a composiciones que dan filmes opacos y que usualmente se los colorea mediante el
agregado de pigmentos. Los denominados barnices y lacas no poseen pigmentos sino sustancias resinosas
y se diferencian en el modo de endurecimiento. Los barnices lo hacen por absorción de oxígeno y
polimerización mientras que las lacas por simple evaporación.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Puede asegurarse que ponen en práctica todos los mecanismos de acción de los recubrimientos:
Los requerimientos que debe satisfacer una buena pintura son los siguientes:
a) Proveer una buena barrera para el pasaje de gases. En la actualidad, todas las pinturas son más o
menos permeables al agua y el oxígeno, pero su performance puede mejorarse mediante varias
aplicaciones sucesivas que sellan perfectamente los poros o defectos.
b) Inhibir la corrosión. Este aspecto es considerado actualmente como la propiedad más importante de una
pintura para asegurar una buena protección. En consecuencia, los pigmentos agregados a la denominada
capa de imprimación (la primera que se aplica) deben ser inhibidores de corrosión efectivos. De esta forma,
el agua que inevitablemente atraviesa la película, al disolver cierta cantidad de pigmento se hace menos
corrosiva. La solubilidad de los pigmentos debe ser adecuada para asegurar una buena concentración de
inhibidor pero no excesiva como para que se separe de la pintura por lavado y sea eliminado de la
superficie. Los pigmentos que se han mostrado muy efectivos son: el plomo rojo (Pb3O4) y el cromato de
4= 4=
zinc amarillo (ZnCrO4). Su efecto se atribuye a la acción pasivante del PbO y del CrO . También se ha
propuesto el molibdato de zinc de color blanco, el cual es, aparentemente, menos tóxico que los cromatos.
Las pinturas pigmentadas con polvo de Zn o Al tienen un efecto protector similar al de los recubrimientos
metálicos de sacrifico. El pigmento de constituir más del 90% del peso de la pintura seca para asegurar un
buen contacto eléctrico.
c) Asegurar una vida útil prolongada a bajo costo. La velocidad de deterioro de una pintura depende de las
características de la atmósfera a la que estará expuesta. En general, resultan perjudiciales los efectos de
lluvia, de la luz solar (en especial la luz ultravioleta) y la contaminación atmosférica.
CONCLUSION
En general, existen muchos tipos de recubrimientos disponibles para una dada situación práctica.
Cada tipo presenta ventajas e inconvenientes que exigen que la selección la realice personal
experimentado. Así mismo, se debe remarcar que otros aspectos influyen en el comportamiento práctico de
un recubrimiento de manera similar a la calidad y propiedades específicas del mismo. Resulta calor que:
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
PROTECCION ANÓDICA
La protección anódica consiste en la polarización de la pieza metálica hasta un potencial fijo más
positivo que el de equilibrio metal/disolución. En estas condiciones, la velocidad de corrosión debería
incrementarse notablemente pero, en ciertos casos (es decir, para ciertos materiales), se observa que esta
velocidad es prácticamente cero.
La explicación se encuentra en el hecho de que al aumentar el potencial aplicado a la pieza, se
forma una capa superficial de óxidos metálicos que “impermeabilizan” al metal masivo frente al medio
agresivo en el que se encuentra.
La curva de polarización del material que debe ser protegido puede usarse para decidir si es más
conveniente una polarización anódica o catódica. Si el sistema presenta una región pasiva claramente
distinguible se puede proteger anódicamente (analizar curvas de polarización anódica).
Para que un metal esté protegido su potencial debe desplazarse a valores positivos hasta la zona
de pasivación.
Es imprescindible no exceder el potencial de transición entre las zonas pasiva y transpasiva o de
descarga de oxígeno, por lo que normalmente se usa un potenciostato que hace a la vez de fuente de
corriente, este opera reaccionando frente a una modificación en la diferencia de potencial prefijada entre el
material y un electrodo de referencia mediante el envío de corriente a través de un cátodo auxiliar, su
objetivo es mantener el potencial de la estructura en la zona de pasividad
Características destacadas:
La fuente de corriente debe proporcionar corrientes altas para que ocurra el proceso de pasivación,
mientras que sólo se requiere una pequeña corriente para mantener la protección
No precisa un tratamiento superficial del material
La aplicabilidad de la protección anódica depende de la posibilidad de desarrollar una película
pasivante.
Una pequeña falla en la película en el sistema de protección puede acarrear gravísimas
consecuencias.
PROTECCION CATÓDICA
Es una de las técnicas más importantes aplicadas al control de la corrosión. El principio básico,
consiste en la polarización de la pieza metálica hasta un valor mínimo de potencial negativo recomendado.
Podemos decir que la protección catódica consiste en convertir en cátodo toda la superficie metálica
a proteger, consiguiendo que por toda ella circule corriente continua.
Mediante el empleo de una fuente de poder y un ánodo inerte auxiliar, equivalente a una celda
electrolítica (Corriente impresa).
Mediante la conexión directa con un material mucho más activo (menos noble) que haga de
ánodo frente al material a proteger, equivalente a una celda galvánica en cortocircuito (ánodos de
sacrificio)
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
donde Eea y Eeb, ba y bc, i0a y i0b, ia y ib son los valores de potencial de equilibrio, pendientes de Tafel,
densidad de corriente de intercambio y densidad de corriente correspondiente al potencial E de las
reacciones supuestas lo suficientemente alejadas de sus potenciales de equilibrio.
Las reacciones se producen simultáneamente sobre el material, de manera que se alcanza una
condición de balance donde las densidades de corriente catódica y anódica se igualan entre sí, definiendo
así una densidad de corriente de corrosión “icorr”, que es la medida con que se corroe el material a un
potencial mixto de corrosión “Ecorr”. Es necesario considerar que se asume corrosión uniforme por lo
que las reacciones anódica y catódica tienen la misma área disponible.
En forma estricta, el balance eléctrico establece que ia.Aa = ic.Ac , donde Aa y Ac son las áreas
anódica y catódica respectivamente.
El principio de la protección catódica desde el punto de vista cinético se muestra claramente en la
figura, ya que al polarizar el metal en sentido negativo desde su potencial de corrosión hasta provocar
un cambio i (sobrepotencial) se produce una desaceleración de la reacción anódica que disminuye desde
icorr hasta la i´a y, simultáneamente, una aceleración de la reacción catódica hasta i´c. La diferencia entre
ambas será la corriente aplicada “iap” que circulará por el circuito eléctrico construido a los efectos de
permitir la polarización catódica del material a proteger.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
CORRIENTE IMPRESA: Mediante el empleo de una fuente de poder y un ánodo inerte auxiliar,
equivalente a una celda electrolítica.
Se ha ideado este sistema mediante el cual el flujo de corriente requerido, se origina en una fuente
de corriente generadora continua regulable o, simplemente se hace uso de los rectificadores, que
alimentados por corriente alterna ofrecen una corriente eléctrica continua apta para la protección de la
estructura.
La corriente externa disponible es impresa en el circuito constituido por la estructura a proteger y la
cama anódica. La dispersión de la corriente eléctrica en el electrólito se efectúa mediante la ayuda de
ánodos inertes cuyas características y aplicación dependen del electrólito.
El terminal positivo de la fuente debe siempre estar conectado a la cama de ánodo, a fin de forzar la
descarga de corriente de protección para la estructura.
Este tipo de sistema trae consigo el beneficio de que los materiales a usar en la cama de ánodos se
consumen a velocidades menores, pudiendo descargar mayores cantidades de corriente y mantener una
vida más amplia.
En virtud de que todo elemento metálico conectado o en contacto con el terminal positivo de la
fuente e inmerso en el electrólito es un punto de drenaje de corriente forzada y por lo tanto de corrosión, es
necesario el mayor cuidado en las instalaciones y la exigencia de la mejor calidad en los aislamientos de
cables de interconexión
Chatarra de hierro: Son económicos, pueden ser utilizados en terrenos de resistividad elevada y es
aconsejable se rodee de un relleno artificial constituido por carbón de coque. El
consumo medio de estos lechos de dispersión de corriente es de 9 Kg/Am*Año
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Titanio-Platinado: Este material está especialmente indicado para instalaciones de agua de mar,
aunque sea perfectamente utilizado en agua dulce o incluso en suelo. Su
característica más relevante es que a pequeños voltajes (12 V), se pueden sacar
intensidades de corriente elevada, siendo su desgaste es apenas perceptible. En
agua de mar tiene, sin embargo, limitaciones en la tensión a aplicar, que nunca
puede pasar de 12 V, ya que ha tensiones más elevadas podrían ocasionar el
despegue de la capa de óxido de titanio y, por lo tanto la deterioración del ánodo.
En aguas dulce que no tengan cloruro pueden actuar estos ánodos a tensiones
de 40-50 V.
ANODO GALVANICO: Mediante la conexión directa con un material mucho más activo (menos noble)
que haga de ánodo frente al material a proteger, equivalente a una celda galvánica en cortocircuito (ánodos
de sacrificio)
Se fundamenta en el mismo principio de la corrosión galvánica, en la que un metal más activo es
anódico con respecto a otro más noble, corroyéndose el metal anódico.
En la protección catódica con ánodo galvánico, se utilizan metales fuertemente anódicos
conectados a material a proteger, dando origen al sacrificio de dichos metales por corrosión, descargando
suficiente corriente, para la protección de la tubería.
La diferencia de potencial existente entre el metal anódico y el metal a proteger, es de bajo valor
porque este sistema se usa para pequeños requerimentos de corriente, pequeñas estructuras y en medio de
baja resistividad.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Entre el material y el medio conozco o mido el Ecorr o Icorr, asi conozco el c a aplicar o la iap. Con
esos datos elijo un ánodo más conveniente respecto al Eanodico contra el material del tubo, calculo
superficie del material para saber la densidad de corriente a aplicar con el anodo; en función de eso y
del tiempo de duración o aplicación o vida del anodo, dimensiono el ánodo (masa, superficie,
geometría, cantidad de ánodos aplicados, etc)
Tipos de ánodos
Considerando que el flujo de corriente se origina en la diferencia de potencial existente entre el
metal a proteger y el ánodo, éste último deberá ocupar una posición más elevada en la tabla de potencias
(serie electroquímica o serie galvánica).
Los ánodos galvánicos que con mayor frecuencia se utilizan en la protección catódica son: Magnesio, Zinc,
Aluminio y sus respectivas aleaciones.
Magnesio: Los ánodos de Magnesio tienen un alto potencial con respecto al hierro y están libres de
pasivación. Están diseñados para obtener el máximo rendimiento posible, en su función de
protección catódica. Los ánodos de Magnesio son apropiados para oleoductos, pozos,
tanques de almacenamiento de agua, incluso para cualquier estructura que requiera
protección catódica temporal. Se utilizan en estructuras metálicas enterradas en suelo de baja
resistividad hasta 3000 ohmio-cm. Generalmente esta aleado con 6%Al, 3% de Zn y 0.2% de
Mn, de forma de evitar la formación de películas pasivantes en la superficie.
Zinc: Para estructura metálica inmersas en agua de mar o en suelo con resistividad eléctrica de
hasta 1000 ohm-cm.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Aluminio: Para estructuras inmersas en agua de mar, su empleo como anodo de sacrificio es
reciente, donde los elementos que tiene como aleante, limitan su pasivación anódica
Relleno Backfill
Para mejorar las condiciones de operación de los ánodos en sistemas enterrados, se utilizan
algunos rellenos entre ellos el de Backfill especialmente con ánodos de Zinc y Magnesio, estos productos
químicos rodean completamente el ánodo produciendo algunos beneficios como:
- Promover mayor eficiencia;
- Desgaste homogéneo del ánodo;
- Evita efectos negativos de los elementos del suelo sobre el ánodo;
- Absorben humedad del suelo manteniendo dicha humedad permanente.
La composición típica del Backfill para ánodos galvánicos está constituida por yeso (CaSO4),
bentonita, sulfato de sodio, y la resistividad de la mezcla varía entre 50 a 250 ohm-cm.
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Ambos circuitos contienen un instrumento para medir la corriente que circula entre los electrodos
(iap); un electrodo de referencia para medir el potencial de la estructura con un voltímetro V. La estructura
que se corroe se asume que es un tanque o cañería enterrada. De esta forma, el material resulta protegido
CATÓDICAMENTE. El grado de protección alcanzado depende de la magnitud de la polarización
catódica (c) y de la pendiente de Tafel anódica (ba). En el esquema se alcanza un 99% de protección
(figura N° 14).
Idealmente, si se polariza catódicamente hasta el potencial de equilibrio del metal (Eea), la
velocidad de corrosión se anulará, pues en ese punto se iguala la disolución del metal con su
deposición. Alcanzar ese potencial es pues el criterio fundamental de la protección catódica. Sin embargo,
dicho valor es muy difícil de conocer ya que no puede obtenerse de tablas para casos de electrolitos tan
complejos como un suelo o el agua de mar, ni tampoco puede ser medido experimentalmente porque
siempre habrá presente ciertas cantidades de sustancias oxidantes que definirán un potencial mixto de
corrosión.
Basados en múltiples experiencias efectuadas sobre diferentes terrenos, varios especialistas fijaron
como valor recomendable para el potencial de una estructura de hierro totalmente protegida, un valor de –
0.850V vs. el electrodo de referencia de Cu/CuSO4 (solución saturada) que tiene un potencial en la escala
de hidrógeno de +0.300V. Este electrodo de referencia es muy conveniente para trabajos en el terreno pues
es aceptablemente reversible y muy resistente.
También se ha recomendado un valor de –0.930V para el potencial de protección. La falta de coincidencia
es justamente debida a la imposibilidad de determinar un valor teórico óptimo para todas las situaciones y
aplicaciones posibles.
Es importante mencionar que los otros materiales de uso corriente que pueden ser protegidos
catódicamente, tienen sus propios valores de potencial de protección recomendados.
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
Figura 18: Protección catódica con distintas pendientes anódicas, con reducción de O 2.
En la práctica, existen ciertos factores que modifican algunas de las observaciones realizadas.
Así por ejemplo, la reacción catódica más frecuente en suelos y aguas de pH neutro es la
reducción del oxígeno disuelto y éste puede alcanzar fácilmente las condiciones de corriente límite
difusional, por lo que el incremento de la corriente aplicada no se produce aunque se mantiene la condición
de distintos sobrepotenciales para distintas pendientes anódicas de Tafel, es decir se produce una
disminución de los requerimientos de corriente. (figura XX)
Consecuencias similares produce la acumulación de álcali y la posterior precipitación de diversos
productos sobre el material en forma de incrustaciones protectoras. Por ello, es frecuente encontrar en
la práctica que la corriente necesaria para llevar el potencial de la estructura al valor previsto (por ejemplo, -
850mV) en el momento de la instalación del sistema de protección, provoca un aumento de la polarización a
medida que transcurre el tiempo, debido a la disminución de los requerimientos de corriente por la
formación de corrientes protectoras.
En consecuencia, es necesario efectuar ajustes periódicos para impedir un exceso de
polarización denominado sobreprotección, que puede resultar peligroso y debe evitarse porque puede
producir efectos desfavorables:
Otro aspecto importante es la caída óhmica de potencial en el electrolito, la cual impide que las
curvas de polarización de las reacciones respectivas se corten en un punto permaneciendo separadas en
un valor igual al de la caída óhmica, de manera que los potenciales de las zonas anódica y catódica serán
diferentes. Este aspecto está asociado a la corrosión de estructuras de tamaño apreciable, donde las
características del electrolito pueden cambiar de una zona a la otra y definir áreas catódicas y anódicas bien
diferenciadas. En esos casos, la velocidad de corrosión es menor. En general, puede decirse que a
medida que la resistencia total del circuito electroquímico de corrosión vaya aumentando, la
velocidad de corrosión irá disminuyendo.
Sin embargo, el problema de la resistencia en el electrolito, afecta también a los sistemas de
protección catódica, principalmente al método que emplea ánodos de sacrificio para lograr la
polarización. En este caso la corriente que circula por el circuito de protección dependerá de la resistencia
total del circuito y puede llegarse a una situación en que la corriente que fluye no sea suficiente para lograr
una protección aceptable
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PROTECCION CONTRA LA CORROSION
En resumen, los factores que ayudan a seleccionar uno u otro de los sistemas de protección
catódica son los siguientes:
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