Está en la página 1de 6

ERITROCITOS (GLÓBULOS ROJOS)

Más del 99% de los elementos formes de la sangre son eritrocitos o glóbulos rojos (GR).
Contienen hemoglobina, un pigmento transportador de oxígeno responsable del color rojo de la
sangre completa.

Anatomía de los eritrocitos

Al microscopio, los GR tienen el aspecto de discos bicóncavos con un diámetro medio de


aproximadamente 8 um. La forma flexible y bicóncava permite a los GR pasar a través de
capilares estrechos que pueden tener un diámetro de sólo 3 um. La estructura de los eritrocitos
maduros es bastante sencilla. Carecen de núcleo y de otras organelas y no pueden reproducirse ni
llevar a cabo actividades metabólicas extensas. La membrana plasmática encierra hemoglobina, la
cual es sintetizada antes de la pérdida del núcleo y constituye cerca del 33% del peso celular. La
hemoglobina se encuentra disuelta en el citosol. Los valores normales de hemoglobina oscilan
desde 14 a 20 g/100 ml de sangre en los niños, de 12 a 15 g/100 ml en las mujeres adultas y
de 14 a 16,5 g/100 ml en varones adultos. Como veremos más adelante, ciertas proteínas
(antígenos) de la superficie de los eritrocitos son responsables de los diversos grupos sanguíneos.
Algunos ejemplos son los grupos ABO y Rh.

Fisiología de los eritrocitos


A medida que la sangre circula a través de los pulmones, la hemoglobina localizada en el interior
de los eritrocitos se combina con oxígeno para formar oxihemoglobina. Una molécula de
hemoglobina está formada por una proteína denominada globina, compuesta de cuatro cadenas
polipeptídicas (dos cadenas alfa y dos cadenas beta), y por cuatro moléculas de un pigmento no
proteico denominado hem. Cada hem contiene un ion hierro (Fe2+) que puede combinarse de
forma reversible con una molécula de oxígeno. El oxígeno se transporta en este estado a otros
tejidos del organismo. En los tejidos, la reacción hierro-oxígeno revierte. La hemoglobina libera
oxígeno, el cual difunde al líquido intersticial y desde allí al interior de las células.

Los eritrocitos están muy especializados para su función de transporte de oxígeno. Cada
eritrocito contiene aproximadamente 280 millones de moléculas de hemoglobina. Dado que los GR
no poseen núcleo, todo el espacio interno está disponible para el transporte de oxígeno. Además,
debido a que carecen de mitocondrias y que generan ATP por vía anaeróbica (sin oxígeno), los
GR no consumen el oxígeno que transportan. Incluso la forma de un GR facilita su función. Un
disco bicóncavo tiene un área de superficie mucho mayor por volumen que, por ejemplo, una
esfera o un cubo. Esta forma le confiere dos ventajas. En primer lugar, existe una gran área de
superficie para la difusión de moléculas de gas hacia el interior o el exterior del GR. En segundo
lugar, el disco bicóncavo es muy flexible, lo cual permite a los GR circular por capilares estrechos.

Un grave trastorno conocido como anemia de células falciformes (ACF) se debe a un defecto
genético resultado de la sustitución de dos de los 574 aminoácidos de la hemoglobina. La
sustitución del aminoácido polar glutamato por el aminoácido no polar Valina, responsable en gran
medida la solubilidad de la hemoglobina desoxigenada en el agua. Cuando esta hemoglobina
anormal se expone a una concentración baja de oxígeno, forma cristales que deforman los GR en
una forma característica de hoz. Los GR falciformes son más rígidos y pueden quedar atrapados
en los capilares pequeños.

La hemoglobina también transporta cerca del 23% del dióxido de carbono total, un producto de
desecho del metabolismo. La sangre que circula por los capilares tisulares recoge dióxido de car-
bono, parte del cual se combina con aminoácidos del elemento globina de la hemoglobina
formando carbaminohemoglobina. Este complejo es transportado hasta los pulmones, donde se
libera el dióxido de carbono y posteriormente se exhala.
APLICACION CLINICA
ERITROCITEMIA INDUCIDA (DOPAJE POR SANGRE)
En los últimos años muchos atletas han sido tentados a experimentar la eritrocitema inducida por sangre
(dopaje por sangre). Se aíslan los eritrocitos del organismo, se almacenan por un mes aproximadamente y a
continuación se vuelven a reinyectar unos días antes de la competencia atlética. Dado que la distribución de
oxígeno al músculo es un factor limitante del rendimiento muscular y que los eritrocitos transportan oxígeno,
se supone que el aumento de la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre podría aumentar el
rendimiento muscular. En un importante estudio se ha demostrado que la eritrocitemia inducida mejora el
rendimiento atlético en las pruebas de resistencia. Sin embargo, esta práctica es peligrosa debido a que
aumenta la carga de trabajo del corazón. Al aumentar el número de GR también aumenta la viscosidad de la
sangre, lo cual dificulta el bombeo de sangre por parte del corazón. Además, el Comité Olímpico
Internacional considera este procedimiento fraudulento.

Vida total y número de eritrocitos


Los eritrocitos sólo viven aproximadamente 120 días debido al desgaste de sus membranas
plasmáticas deslizarse a través de los capilares sanguíneos. Al no poseer núcleo ni otras organe-
las, los GR no pueden sintetizar nuevos componentes para reemplazar aquéllos dañados. Así, la
membrana plasmática se hace más frágil con el tiempo y aumenta la posibilidad de que se rompa,
especialmente al circular deformándose por los estrechos canales del bazo. Los eritrocitos
desgastados son retirados de la circulación y destruidos por macrófagos fagocíticos en el bazo y
en el hígado, reciclándose los productos de su descomposición.

Un varón sano tiene unos 5,4 millones de eritrocitos por milímetro cúbico (mm 3) de sangre, y una
mujer sana unos 4,8 millones. (Existen cerca de 50 mm3 en una gota de sangre.) Los varones
presentan un valor mayor debido a que tienen niveles de testosterona más elevados, la cual
estimula la síntesis de eritropoyetina. Para mantener las cantidades normales de eritrocitos, las
células maduras recién formadas deben entrar en la circulación a la increíble velocidad de al
menos 2 millones por segundo. Este ritmo asegura un equilibrio constante entre la producción y la
destrucción de GR.

Después de la fagocitosis de los GR por los macrófagos, la hemoglobina se recicla. La porción


globina de la hemoglobina es escindida del hem y descompuesta en aminoácidos que pueden
volver a utilizarse para la síntesis de proteínas. La porción hem se descompone en: 1) hierro, que
se asocia a proteínas formando ferritina o hemosiderina, y 2) bilirrubina, un pigmento que no
contiene hierro. La ferritina y la hemosiderina son formas de almacenamiento del hierro localizadas
principalmente en las fibras musculares, los hepatocitos y los macrófagos del bazo y el hígado.
Tras la liberación a partir de un lugar de almacenamiento o de su absorción en el tracto
gastrointestinal, el hierro se une a una betaglobulina plasmática, la transferrina. En esta forma
llega hasta la médula ósea, donde los precursores eritrocíticos lo captan por endocitosis mediada
por receptores, para su utilización en la producción de nuevas moléculas de hemoglobina. La
porción no férrica del hem se transforma en biliverdina, un pigmento de color verde, y
posteriormente en bilirrubina. La bilirrubina pasa a la sangre y es secretada por los hepatocitos en
la bilis. Esta es transportada desde el hígado hasta el intestino delgado. Las bacterias presentes
en el intestino grueso transforman la bilirrubina en urobilinógeno. Parte del urobilinógeno formado
es absorbido de nuevo hacia la sangre, posteriormente transformado en urobilina (amarilla) y
excretado en la orina. La mayor parte del urobilinógeno se elimina en las heces en forma de
estercobilina, un pigmento marrón que le da a las heces su color característico.
Producción de eritrocitos
El proceso de formación de eritrocitos recibe el nombre de eritropoyesis. Se inicia en la médula
ósea roja con un proeritroblasto. El proeritroblasto (rubriblasto) da origen a un eritroblasto
basófilo (prorrubricito), que se desarrolla dando lugar al eritroblasto policromatófilo
(rubricito), la primera célula de la secuencia que comienza a sintetizar hemoglobina. El
eritroblasto policromatófilo se transforma posteriormente en eritroblasto acidófilo
(metarrubricito), en el que la síntesis de hemoglobina es máxima. En el siguiente estadio, el
eritroblasto acidófilo expulsa el núcleo y se transforma en reticulocito. La pérdida del núcleo
permite la indentación del centro de la célula, adquiriendo ésta la forma bicóncava. Los
reticulocitos contienen aproximadamente un 34% de hemoglobina y conservan algunas
mitocondrias, ribosomas y parte del retículo endoplásmico. Pasan de la médula ósea a la
circulación sanguínea deslizándose entre las células endoteliales de los capilares sanguíneos.
Normalmente evolucionan a eritrocitos o glóbulos rojos maduros uno o dos días después de su
liberación de la médula ósea. (Un glóbulo rojo nucleado encontrado en la médula ósea, pero que
rara vez se encuentra en la sangre, recibe el nombre de normoblasto.)
Normalmente, la eritropoyesis y la destrucción de eritrocitos se desarrollan al mismo ritmo. Si la
capacidad de transporte de oxígeno de la sangre fracasa debido a que la eritropoyesis no se
corresponde con la destrucción de GR, un sistema de retroalimentación negativa acelera la
producción de eritrocitos. La condición controlada es la tasa de aporte de oxígeno a los tejidos. El
aporte de oxígeno puede fracasar debido a anemia, una reducción del número normal de GR o de
la cantidad de hemoglobina, o a trastornos circulatorios que reducen el flujo de sangre a los
tejidos. También puede desarrollarse un déficit de oxígeno celular, conocido como hipoxia, si no
llega suficiente oxígeno a la sangre, por ejemplo cuando no se inspira suficiente oxígeno. Esta
situación suele producirse a grandes alturas, donde el aire contiene menos oxígeno. Con
independencia de la causa, la hipoxia estimula la aceleración de la liberación de la hormona
eritropoyetina por los riñones. Esta hormona circula por la sangre hasta la médula ósea roja,
donde acelera la transformación de proeritroblastos en reticulocitos.

Existen muchas causas de anemia; algunas de ellas son el déficit de hierro, el déficit de ciertos
aminoácidos y el déficit de vitamina B 12. El hierro es necesario para la porción hem de la molécula
de hemoglobina. Los aminoácidos son necesarios para la porción proteica o globina. La vitamina
B12 ayuda a la médula ósea roja a producir eritrocitos. Esta vitamina se obtiene de la carne,
especialmente del hígado, pero no puede ser absorbida por la mucosa del intestino delgado sin la
ayuda de otra sustancia, el factor intrínseco (FI), sintetizado por las células parietales de la
mucosa gástrica. El factor intrínseco facilita la absorción de vitamina B, 2 (factor extrínseco). Una
vez absorbida se almacena en el hígado.

APLICACIÓN CLÍNICA

RECUENTO DE RETICULOCITOS Y HEMATÓCRITO


La velocidad de la eritropoyesis se determina por el recuento de reticulocitos. Normalmente, algo menos
del 1% de los GR más viejos son sustituidos por reticulocitos recién formados cada día. Posteriormente, el
reticulocito tarda uno o dos días en transformarse en GR maduro.

Por consiguiente, los reticulocitos constituyen el 0,5-1,5% de todos los GR de una muestra de sangre. Un
recuento reticulocítico bajo en una persona que padece anemia podría ser indicativo de una cierta
incapacidad de la médula ósea para responder, quizá debido a un déficit nutricional, un déficit de factor
intrínseco o una leucemia.

Un recuento reticulocítico elevado podría indicar una buena respuesta medular a una pérdida previa de
sangre o a un tratamiento con hierro en una persona que presenta un déficit de hierro.

El hematócrito (Hto) es el porcentaje de eritrocitos de la sangre. Un hematócrito de 40 significa que el 40%


del volumen de la sangre está formado por GR. Esta prueba se utiliza para diagnosticar las anemias y
policitemias (porcentaje anormalmente elevado de GR) y los estados de hidratación anormal. El rango
normal del hematócrito en las mujeres varía desde el 38 al 46% (promedio, 42); en los varones oscila desde
el 40 al 54% (promedio, 47). Un descenso significativo del hematócrito constituye una anemia. La sangre
policitémica puede tener un hematócrito del 65% o mayor.

No es infrecuente que los atletas presenten un hematócrito superior al normal, y el hematócrito promedio
habitual de las personas que viven en terrenos de carácter montañoso es mayor que el de las que viven a
nivel del mar debido a sus niveles más elevados de eritropoyetina.

También podría gustarte