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LIBRO

DEL AGRADO.
444
4
LIBRO

DEL AGRADO,

IMPRESO POR LA VIRTUD

EN LA IMPRENTA DEL GUSTO,

á la moda , y al ayre del presente siglo.

Obra para toda clase de personas , particu-


larmente para los Señoritos de ambos sexos ,
Petimetres , y Petimetras:

DEDICADO
Á LA MAS AUGUSTA,
EXCELSA , Y MAGESTUOSA

DIOSA CIBELES.

MADRID MDCCLXXXV.
POR D. JOACHÎN IBARRA , Impresor de Cámara de S. M.
Con las licencias necesarias.
1

A LA MAS AUGUSTA,

EXCELS A,

Y MAGESTUOS A

DIOSA CĮBELES.

SEÑORA

Los mas célebres Escrito-

res , que han ilustrado los

siglos , introduxéron la cos-

tumbre de dedicar sus Obras

á las mayores Deidades del


mundo. Los que les succedie-

ron la han autorizado CO-

locando sus tareas á los pies

del Trono , á la sombra de

la Magestad , al amparo de

los Príncipes , baxo del aus-

picio de los Grandes , de los

Ministros , & c . La presen-

te Obra ( mas que ninguna

otra ) exige una proteccion

constante , y duradera , pa-

ra que los insultos de la crí-

tica no la ataquen , y sufọ-

quen. Por esta causa , y la

de que en ella se manifiesta


el vicio de nuestros dias , y

corrige la locura de los jó-

venes á nadie mas que á

vuestras aras , á vuestra

investidura Real , à vuestra

solidez , y constancia corres- ·

ponde esta Dedicatoria. A

vuestros pies la consagro,

para que tenga efectos ma-

ravillosos. Vuestra presen-

cia , circunspeccion , y ma-

gestuoso regio aparato es ad-

mirado de los Nacionales , y

Extrangeros . La causa de

vuestra existencia , é inflexî-


bilidad es superiormente po-

derosa ,para que mi humildad

la exâmine , y sí para que os

rinda , y ofrezca este peque-

ño obsequio ; pues corriendo

de uno en otro siglo al car-

go de vuestra edad tierna el

Imperio de las Aguas lim-

pias , llegará el dia feliz en

que nos lavemos se exter-

mine el vicio , y florezca la

virtud.

Señora.

A V. P.

D. Luis de Eijoecente.
PROLOGO,

-Y ARGUMENTO DE LA OBRA

Este Papel lo reconoció en


principios de Enero de mil

setecientos ochenta y dos un

eruditísimo , y docto Varon,

á quien la modestia , y religio-


sidad del claustro no permite

nombrar : leyólo con gusto ; y

con sinceridad manifestó su

dictámen por escrito , cele-

brando las especies chistosas ,

y sales oportunas , con que se


halla sazonado . Desde este

exâmen á lo menos ( quando

( no algunos años antes ) debió


correr en el Público baxo de

otro título , y en cuerpo me-

nos específico ; pero lo estor-


baron algunas circunstancias ,

y casos inopinados . La inac-

cion dió motivo á que ( obte-

nida ya la licencia del Conse-

jo para su impresion ) otro con

menos exâmen lo publicase in-

completo baxo de su epígrafe

primitivo , y original por


consiguiente hubo necesidad

de ocurrir de nuevo al Conse-

jo para la habilitacion del con

que sale purificado . Tambien

me retraxo á darlo á luz de an-

temano el conocimiento de que

la crítica juiciosa pide mucho


tino mental , y aun verbal , y una
pluma muy ajustada , parâ no

rozarse en puntos importantes ,

que á primera vista no lo pa-

recen. Los de que trataba en

aquella época , y otros que


han ocurrido hasta la presen-

te , exîgian tocarse con la ma-

yor delicadeza posible , y de-

corarlos con el buen gusto,


para no hacer ridícula su in-

vencion , ni fastidiosa la com-

binatoria de ideas en su lectu-

ra. En ella hallará V. bien

ordenados , y divertidos pasa-

ges del dia , pensamientos chis-

tosos , y un conjunto de sales.

graciosas á la moderna , para

regocijar algun rato el ánimo .

Y si V. suelta los diques á


la imaginacion , tocará tam-

bien , que el alto grado de lu- .

xô por seguir las modas nos

arrastra precipitadamente ; pe-

ro que al fin la virtud repri-


me nuestras costumbres , con-

sigue triunfos sobre el vicio ,


y espera completar sus victo-

rias por medio de la aplica-


ción á las artes , y las cien-

cias. Vale.

1
གྱི ཀྱི་འག

རཉྫཱས ཉྩཉྩནས, པརས »པཞི ༢༠༠༦

EL LIBRO DEL AGRADO,

IMPRESO POR LA VIRTUD

EN LA IMPRENTA DEL GUSTO.

Este papel , que la amistad

me hace dar al público , de-

biera imprimirse en caracté-

res verdes ; pero atendiendo

al trabajo que costaria su lec-


tura por lo poco señalado del

color , y que aun en letras ne-

gras le queda bastante verde,


me determina á darle en ne-

gro. En él verás , aunque en


A
2 EL LIBRO

burlas , como se retrata el vi

cio ; y aunque habla con la

Juventud , que es para quien

parece se hizo , te le presen-


to con el buen deseo de que

si te comprehendiese alguno,
lo des de mano , ahogándolo

en la cuna de tu memoria , pa-

ra impedir la turbacion , é in-

quietud de tu reposo , y des-


terrar aquella vehemente in-

clinacion á seguir el torrente

impetuoso del libertinage , pa-


ra no vivir con una concien-

cia asustada.:

La crítica suponen muchos

ser útil , pasados algunos años,

quando la fuerza del disgus

to , que causa , se ha enfriado,


DEL AGRADO . 3

y dado lugar á la verdad pa


ra ser abrazada : otros mas

juiciosos opinan , que si la

prudencia obliga á templar la


demasiada sinceridad , no pue-

de disgustar aquella á quien

la oye ,o ni dañar á quien la

usa esta variacion de dictá-

menes me persuade á conti


nuar el discurso .

Señoritos , el asunto de que

voy á tratar es muy superior

á mis fuerzas , y parecerá atre-


vimiento en mí el empren-

derlo ; pero lo hago con la


esperanza de dar ocasion á

que otro mas capaz explique

mejor que yo estas cosas. Ten,

dré el gusto de ser desapro-


A 2
EL LIBRO
4

bado , con tal que sobre un

punto tan importante haga re-


flexiones mas útiles : vuestra

discrecion no se ofenderá de

que salga á lucir una obra,

que por la conexîon que tie-

ne con las hermosas cintas , y


con los colores mas agrada-

bles , debe necesariamente me-

recer vuestra aceptacion : to-

do lo nuevo agrada . ¡ O , y si

este libro agradara ! Si un glo-

bo para andar por el ayre pue-


de entreteneros : si un descu-

brimiento para penetrar el pro-


fundo seno de los mares y

registrar sus mas ocultas en-

trañas puede divertiros : si un

invento para correr de una


DEL AGRADO. 5

parte á otra por la superficie

de las aguas , sin peligro de

mojarse , ni riesgo de perder-

se , excita vuestra atencion , y


ocupa vuestro discurso : si la

noticia de una cosa tan des-

conocida como la navegacion

eterea , os encanta y embele-

sa ; este pequeño volúmen tie-

ne motivo de esperar seme-

jante honor. No necesita sino

una palabra , tan nueva como

esta , para darle vuelo , y pro-


curarle un crédito maravillo-

so. Los cabriolés han tenido

su estimacion , y la conservan
todavía. Este libro tendrá la

suya , ó será muy desgraciado .

Honrad , Señores , esta obra:


.6 EL LIBROS

dadla nombre , llamadla divi-

na encantadora , alegre hasta

no mas , u otra cosa semejan-


te , y su fortuna es hecha. Po-

drá apostárselas con los Pen-


samientos de Pascal la Pes-

quisa de la verdad los Dis-


cursos de Wanton : la Física

de Descartes , y la de Neu-

ton . Pero ¿ qué digo ? Irá mu-

cho mas léjos , y los obscure-

cerá , y yo tendré la gloria de


haber sabido encontrar un me-

dio de manifestaros el aprecio

que hago de vuestras elegan-

cias , de vuestros pasatiempos ,


y de vuestras nobles ideas.
Es necesario contentar to-

dos los gustos ; y así á esta


DEL AGRADO. 7

primera edicion seguirá otra


decolorade rosa. Sobrado

tiempo há que se imprimen


los libros baxo de una forma

lúgubrepor ventura en un

siglo tan lindo como el nues-


tro se debe escribir con ca-

ráctéres negros , que nos acuer-

dan las tumbas y los entier-

ros ? Dirán que cada obra lle-

va el luto por su Autor. Que

los Filósofos profundos , que

no desarrugan jamas sus caras,



y que como otra Casandra,

vienen á pronosticar las des-

gracias del género humano ,

pinten sus ideas tristes y re-


bunidas con las letras análo-

gas á su enfado , vaya ; pero


8 EL LIBRO

que los Escritores llenos de

gracias , y de elegancial , naci-

dos para alegrar nuestro tiem- 1

po , tiznen su bello humor , y

regocijo con una impresion

toda sombría y melancólica ,

esto no se puede concebir.


Los hombres tienen grande
inclinación á la novedad , por-

que el mayor número se guia


1
por los sentidos : esta es la ra-

zon por que mucho tiempo

ha , que debian los Impreso-


res haber imitado á los Fabri-

cantes de Porcelana , y lo hu-

bieran acertado. ¿ Qué dama


rehusaria comprar un libro
del color de su abanico ? ¿Y

qué Señorito no gustaria de
DEL AGRADO .

un volúmen igual á los tercio-

pelos , y á las telas de la mo-

da ? No hay dificultad en mez-


clar las letras carmesíes con

las de azul celeste , y no pue-

do comprehender por qué es-


ta invencion no ha nacido has-

ta este instante. Conviene ,

pues , que la impresion de un

libro corresponda al mismo

libro ; y que las letras alegres

expriman los alegres pensa-

mientos jamas fué el espiri-


tu tan deliciosamente afecta-

do. ¿ Por qué lo han de ser

los ojos ? Nada hay tan malo

y tan desagradable como pa-

sear la vista por un libro to-


do negro , en medio de una
ΤΟ EL LIBRO :

sala hermoseada con los en-

cantos del dorado , y con los


colores mas vivos . Se compo-

nen hoy las viandas de verde

y de violeta los libros no

son de peor condicion , ellos

alimentan el espíritu , como

la comida el cuerpo ; y así

como los manjares no son bue-


nos si no están bien sazona-

dos , tampoco los pensamien-

tos pueden gustar , si no se


manifiestan de un modo fes-

tivo. Bien creo , que muchos

se reirán de esta idea , y ha-


rán ridículo el Autor , el Li-

bro , y el Impresor ; pero les

advierto , que me he reido


ántes mucho mas de lo que
DEL AGRADO . II

ellos se puedan reir. Conoz

co el siglo , y sé que los lec-


tores de ahora son todos ma-

teriales y conviene intere-


sar sus sentidos. Todos tene

mos complacencia en murmu-

rar de lo que nos violenta ; y


en esto hallamos tambien in-

téres , porque se opone á nues-

tras pasiones. No basta que


un Autor forme buenas ideas,

ni que llene sus escritos de

figuras retóricas , si no sirven

todas á explicar el principal

objeto ; y si todo el conjunto

de la obra no exprime , y de-


clara el asunto de que trata,

disponiendo el entendimiento

para conmoverle por la ex-


12 EL LIBRO

presion , no hará agradables


sus invenciones , ni su com-

posicion.
Las obras á buena cuenta

no son mas excelentes que los


Autores que las componen ; y

nadie ignora , que estos mis-


mos Autores son bien recibi-

dos , aun quando no se pre-


sentan del color de la moda.

A la impresion debe imitar la

enquadernacion . ¿
ૐ Y quál es la
enquadernacion de moda ? To-

do libro tiene al presente su

cercenadura dorada ó á • lo

ménos marmoleada , y la cu-

bierta no puede pretender


otros colores , que el roxo , el

verde , ó el azul. Seria echar


DEL AGRADO . 13

á perder una librería , si sé


introduxesen en ella volúme-

nes enquadernados como se

hacian en los tiempos pasa-

dos. Virgilio no debe pare-

cer ya empergaminado . Se
estiman mucho mas las locu-

ras del joven Lazarillo de Tór-

mes , y de Guzman de Alfa-

rache con pulido infelice , que

las obras de Don Quixote en

badana ó becerro . Aseguro la

venta á todo Impresor , que

sepa renovar los títulos de los

hombres viciosos , y reimpri-

mirlos en pajizo ó pardo mo-

rado : ganará mucho mas que

si tuviera á Bacon , Copérni-

CO Locke , Tolomeo , y
?
14 DEL LIBRO

Neuton. No se juzga ya sinò

por el aforro , y no se pro-

fundiza de otro modo , sino

en quanto parece , que no hay

mas que los sentidos que


obren. Y á la verdad solo

ellos obran realmente , por,

que el alma parece estar su-

primida. Es mas corto de lo


que se cree el número de los

hombres bien instruidos y


convencidos de la verdad.

Muchos son christianos , por-

que el nacimiento los hizo

tales , y así comunmente ol-

vidan hasta los primeros ele-

mentos de la Religion ; apé-

nas conocen más que la su-

perficie y aun se puede de-


DEL AGRADO . 15

cir , no mas que el bulto : úl-

timamente se pueden llamar

christianos , lo mismo que un

turco mahometano , que lo es

sin saber por que : ¿ cómo en

este estado podrémos refutar

los discursos impios , y las

dudas que las conversaciones

producen en el corazon de

algunas personas poco instrui-


das , quando no dedicamos

nuestros pensamientos sino á

dar gusto y deleyte al siglo?

Las obras mas obscuras y hor-

rorosas son las que con mas

ansia se buscan ; y hay innu-


merables personas , que se

honran , y hacen vanidad del

trato y amistad de semejante


16 EL LIBRO

porcion de gentes , y aplau-


den hasta sus burlas ímpias ,

graduándolas comunmente de

prontitudes y agudezas de in-

genio de aquí se sigue , que


los dardos envenenados , que

arrojan estas gentes olvidadas

de Dios , abren heridas mor-

tales en el corazon de innu-

merables personas , y acaban


de apagar la poca fe y creen-

cia de Religion en que vi-


vian. Este modo de comba-

tir el libertinage no podrá

agradar , dexémoslo , y ade-


lantemos nuestra obra , pues

es hora de trabajar.

Dicen que los Chinos tie-


nen un Alfabeto muy singu-
DEL AGRADO 17

lar , que cada letra es una sí-

laba. ¿ No podríamos nosotros

cambiar el nuestro ? Nosotros ,

que en cincuenta años hemos

mudado de vestidos , de mue-

bles , de caractéres , de filo-

sofia , y aun parte de religion,


segun vivimos , no podría-
mos hacer un nuevo alfabe-

to mucho mas pulido que es-

te antiguo , que no significa

nada , que nos enfada , y que

comienza despues de tanto

tiempo por A B C ?

La figura de estas letras es


tan mala , como la pronun-

ciacion ; así yo pensaría po-

ner una amapola en lugar de

la A , y del mismo color


B
18 EL LIBRO

que esta flor , y la llamaria'

con su propio nombre ; de


manera , que todas las flores

fuesen otras tantas letras . ¡Qué

gracia y qué placer ! Se en-


contraria en cada página de
un libro toda la era de un

jardin , y estas flores tendrian

el lugar de la retórica , de que


( si no me engaño ) habemos

perdido la simiente . No debe

haber sino nuevas invencio-

nes , que obliguen de aquí

adelante á los hombres á apli-

carse . Ellos no quieren nada

que se acerque á la antigua


:
práctica sus estudios , así co-

mo sus placeres , no buscan


mas que la variedad . Qual-
DEL AGRADO . 19

quiera que imagina alguna co-


sa , aunque sea el arte de matar

los niños , por preservarles de


9
las viruelas , merece altares

entre nosotros. ¿ Qué deberé

yo , pues , esperar , que pre-

sento hoy una impresion en-

cantadora ? Se podria llamar


esta Obra libro de Primavera ,

así como llaman espada al in-


vierno , y al estío .

Quisiera que en cada aba

nico se pintase un libro , en


donde se escribiesen todos los
extractos de los que al pre-

sente se imprimen. Las Da-

mas , que no tienen tiempo

de leer , . y que aprecian tan-

to hablar en ciencias y lite-


20 EL LIBRO

ratura , habrian hallado el mo-

do de brillar , y de instruir-
se refrescando sus hermosas

caras. Los hacedores de nues-

tro Diccionario debian sexe,

cutar este proyecto : todas las

palabras que ellos amontonan

tendrian mejor figura sobre


las lanzaderas de los coches ,

y sobre los abanicos que en


los volúmenes en quarto . Qui-

siera que cada Obra se pre-

sentase baxo la forma que la


1
caracteriza ; pues nada me ha
ce rabiar tanto , como el ver

un Almanak impreso denda


misma forma y manera que

nuestra historia ; fuera de


que cada animal debe con-
DEL AGRADO . 21

servar su color y su pelo.


Se habla de libros azules,

y dicen que son cuentos : .de


los roxos , y los llaman libros

de mágia , donde suponen es-


critas las malas acciones. Se

dice de una biblioteca ama-

rilla ; y esta significa las Obras

prohibidas. ¿ Pues por qué no


dirán un libro verde ? Y esto

querrá decir producciones á

la moda ; porque ello no se

trata ya sino de convenir en


los términos .

No hay color entre los sie-

te principales de que habla


Neuton mas agradable á la

vista que el verde ; así ve-

mos que la providencia se ha


22 EL LIBRO
I
complacido en repartirle so-
bre toda la tierra ; de mane-

ra , que los árboles y prados


no tienen otro matiz

La primavera , que tiene

los encantos mas poderosos

sobre el corazón del hombre ,

y que se puede llamar la mas


bella estacion del año , no nos

encanta , sino porque reanima


la verdura. Los campos de

Inglaterra y de Italia no ale-

graran la vista del pasagero ,

si no se vieran allí jardines


todos verdes en los meses de

Diciembre y Enero . Los pa-

vos reales no nos parecerian


maravillosos á no estar su

cola sembrada de esmeraldas.


DEL AGRADO. 23

Los papagayos vendrian á ser


tan comunes , como los de-

mas páxaros , sin el color de

su pluma.
El color de rosa es un co-

lor libertino , de que son afec-

tas las muchachas alegres . El


carmesí es un color voluptuo-

so , que caracteriza las perso-

nas de placer ; pero el verde ,


símbolo de la esperanza , pa-

rece el mayorazgo de la mo-


destia. Jamas se ha explicado

este color en favorecer los vi-

cios , ni lisonjear la ambicion,


t
en tanto que el azul , y el ro-

xo sirven de engreir las mu-

geres marchitas por el exce-


so. El violado , de llenar de
Вл
24 EL LIBR
O

un ayre pomposo á los que


están hinchados de soberbia.

El azul de hacer á menudo

los cabestros . El pajizo de se


ñalar los cucos. Diré mas : sé

que el color verde ha tenido

la virtud de corregir los hom-


bres se curó alguna vez en

otros paises el furor de con-

traer deudas por medio de un

gorro verde ; y si esto no obs-

tante se atrevía alguno , per-

dia infaliblemente su crédito,

y no encontraba blanca pres-


tada. Muchos se acuerdan aún

del famoso Abate , que cha-


puzado en una caldera de tin-

te verde , se hizo el objeto de

la curiosidad , y no pensó mas


DEL AGRADO .
25

en cortejar la Tintorera , de

quien era idólatra. Su cabeza,


que parecia una berza le

acordó toda su vida quán


dañoso le fué el ir á ver la

muger de su vecino . Quién


sabe si la memoria de este

suceso bastará para que mu-

chas personas contengan sus


desórdenes .

No creo que hay en el

mundo color tan multiplica

do como el verde él varía

sin fin ; de manera , que en-

tre tantos árboles , y yerbas

que cubren la tierra , no hay


dos verdes que se parezcan .

Por otra parte , este color es


de todas edades , siendo así
26. EL LIBRO

que el roxo , y azul no con-

vienen mas que hasta los qua-

renta años .
Sobre esta razon deberá es-

te libro agradar á todo el

mundo , á los viejos y á los


mozos á los sabios , como á

los atolondrados . ¿ Por qué so-

lo nuestros cazadores de pro-


fesion ( gente por lo ordina-

rio demasiado inconstante )

han tomado el verde por di-

visa ? Porque conviene , que

unos hombres que pasan la

vida baxo de los árboles , sean

del color de sus hojas , para

que así no • espanten los ani-


males con los vestidos de otro

color ; lo que prueba tambien ,


DELAGRADO. 27

que las mismas bestias tienen

simpatía con el verde ; y ves

aquí un nuevo motivo , para

que esta Obra sea agradable á

la mayor parte de nuestros


lectores , pues sin cumpli-

miento estamos de su simili-

tud , con los individuos que

se cazan en los llanos y en

los montes. El mayor núme-

ro de los hombres ( es hecho

çierto ) si no tuvieran los pa-

pillotes , con que adornan sus

cabezas , así como los demas

sus peynados y bucles , se con-


fundirian con el toro , que ru-

mia , y la cabra , que vala;

porque el raciocinio está en

mantillas , esperando llegue el


28 EL LIBRO

tiempo de la aplicacion á las


ciencias y á las artes .

Las modas han dado en to-

dos tiempos motivo para acre-

centar progresivamente la ig
norancia por medio de una
enseñanza grosera.

Por este motivo hallo que


hacen bien en inventarlas, pues

parece no hay otra cosa que


los distinga de los animales,

los
1 quales siempre uniformes ,

se alojan , se alimentan , sil-


ban y gritan de la misma ma

nera. Tambien parece nece ?

sario por peste exemplo dar


despues de tantos libros igual-

mente impresos , una Obra tal

como esta , cuyos caractéres


DELAGRADO . 29

sean de un color alegre. ¡ De

negro, siempre de negro ! Nin-

guna cosa hay mas lúgubre,

ni mas horrible ,
, porque al

diablo jamas se le pinta de


otro color.m

Ah , y quántas veces las


Señoras se habrán puesto pár

lidas á vista de estas letras ,

cuyas sombras exprimen las

mas veces nuestros.pensamien-


tos ! Lecturas tan tristes no

son soportables sino á los ojos


de las aldeanas porque los

ójos finos y delicados no de-


ben mirar sino objetos agra-

dables . La ignorancia de que


lloramos los efectos , no pue-

de tener otro principio ó cau-


30 EL LIBRO

sa , que nuestro modo de im-

primir. Estoy convencido,

que las páginas todas rosas ó


verdes hubieran atraido una

tropa de lectores , y todo el

mundo leeria aun las Obras

mas dificiles , si su color hu-

biera sido alegre .

Todo se ha cambiado en-

tre nosotros , todo se ha per-

feccionado. Así , pues , entre-

tanto que nuestros hábiles cot

cineros nos hacen sazonados

manjares , y los Autores Obras

pulidas , los Impresores góti-


cos han de ser solos á ameni-

zar, así como nuestros padres ,


que no conocieron sino el

buen sentido , y la virtud.


DEL AGRADO . 31

¿ No se quejan todos de que


nada hallan bueno en las Obras

que de nuestros Escritores sé

copian ó se traducen perpe-


tuamente y de al fin
, que

los libros nacen semejantes


unos á otros ? Pues ahora bien:

ya no se quejarán mas á vista

de este . El contiene , sin du-

da , cosa nueva , y nueva de

un gusto singular : si no po-


demos refinar los pensamien-

tos si no somos mas que re-

petidores de frases sonoras y

cadentes , refinemos al ménos


sobre el modo de escribir

nuestras palabras .

¿ Quántos admiradores ten-

dria el grueso Diccionario de


EL LIBRO
32

la Enciclopedia , si cada artí-


culo estuviese distinguido por

su " color , y si todas las letras

de una sola voz tuvieran ca-

da una su adorno , y formase

una palabra magníficamente


esmaltada ? Los hombres se

inmortalizan , y por solo un

entusiasmo de ideas hacen sus

nombres mas durables , que el

de muchos héroes. El menor

de los Impresores , que tenga

ánimo para trazar sobre el pa-


pel esta nueva edicion á la

violeta , sacando sobre el fru-

to de su interes el de corre-

gir el vicio , lograria bien

presto una gloria superior


todas las de los Elcevirios . Al
DEL AGRADO . 33

pronto se reirán de su obra ,

porque esta es la manía ; pe-

ro poco á poco se acostum-


brarán de suerte que no
‫و‬

podrán sufrir una sola palabra


escrita de negroml

El primer señorito , que


tuvo el acuerdo de iponerse

un vestido verde veinte años

ha , fué perseguido en las ter-

tulias , y casi insultado por una


tropa . innumerable . Le llama-

ron papagayo por algunos dias ;

pero bien presto este papaga-

yo hizo otros , y todo el Pue-


blo se vistió de verde en el

corto tiempo de una semana.


Dias ha que he proyecta

do ponerme la bolsa del peló


C
EL LIBRO
34

del mismo color que el ves-

tido , porque aun es de color

negro , al qual quiero decla-

rar la guerra del mismo mo-

do que á nuestra impresion .

¿ Qué podrá suceder ? Seré sil-

bado durante algun tiempo ,

pero mi mutacion será al fin

corriente , luego que cinco ó


seis señoritos de buen tono la

sigan . Ellos harán mi moda

importante y respetable.

¿ Qué valor no fué menes

ter en el principio de este si-

glo para presentarse en pú-


blico las mugeres con un gran
tontillo , que parecian á la

campana grande de una Ca-


tedral ? Y esto no obstante ,
DEL AGRADO . 35

hubo una Martin de la moda,

que despreciando el miedo de

pasar por preñada , fixó solem-

nemente esta novedad .

Ya llegó el tiempo en que


los hombres mudan de cos-

tumbres , como de vestidos ,

y se tiene por mas preciso ,

que un señorito se instruya


para entrar en el mundo á

formar sociedad , y no pare-

cer rústico , que para formar

un buen católico. ( Hagamos.

aquí el retrato de como los

pintan algunos discípulos del

gran mundo. ) Ha de poseer


ciertas reglas generales para

introducirse en las tertulias

sin rubor. Ha de disponer to-


EL LIBRO .
36

da provision para agradar. Es

to requiere , que su gabinete


esté adornado de todas las

menudencias del arte , pues-

tas en una mesita provisional


para peynar al ayre de un

tocador . Poner en ella un pey

ne para cada dia , un grande

espejo , botecitos de cristal y

de Talavera , con diversas po-

madas , particularmente la de

la Mariscala , la Duquesa , Ar-

toa , Franchipana y otras . Ca-

bos de olor , caxas de jabon

blando , con sus cepillos , co-

loretes , pastas én polvos pa-

ra lavarse , bolas de jabon de

yerbas , polvos rubios , negros

y cenicientos , cepillos , es-


DEL AGRADO. 37

ponjas y palillos para limpiar


los dientes , pomada para los

labios salserilla alfileres


,

grandes y chicos , tenacillas


de rizar , cuchillos , tixeras ,

escobillas de cerda y otros mil

enredos puestos con pulcri-

tud . ¡ Qué excelente instruc-

cion para cotejarla con el es-

píritu de doctrina y excelen-

cia á que nos encamina y di-

rige nuestra Religion , supe-

rior á todo el lenguage de la

que siguen los libertinos y li-

cenciosos !

Se ha de poner mucho cui-


dado en observar puntual-

mente ser de los primeros en

seguir la moda. Todos los


38 EL LIBRO.

dias se ha de llamar al Sastre;

y si trae alguna rara inven-

cion , sin detenerse un mo-

mento se hace preciso man-


dar hacer vestido exâctísima-

mente imitado.

No se ha de salir de casa

sin guardar la exâctitud mas

prolixa con el espejo , hasta

que el peynado y el tupé es-


té concluido con la última de-

licadeza. La concurrencia á

los cafés , á los teatros , bay-


les y paseo caracterizan á una

persona de sociedad : se oyen


expresiones brillantes , y pen-

samientos agudos para poder-

los usar á qualquiera hora y


1 quando convenga : se critican
DEL AGRADO. 39

los discursos de los sabios pa-

ra ostentarse hombre de in-

genio se discurre sobre to-


das las ciencias con términos

genéricos , como si se pose-


yesen , ó hubiese en ellas un

conocimiento profundo ; pe-

ro cuidado con no reducir-

se jamas á qüestiones parti-


culares.

No se consiguen estas gran-

des cosas sino por el valor:


P
el miedo lo echa todo por

tierra , y jamas las dexa lle-

gar al estado de perfeccion .


Si se hubiera visto cincuen-

ta años ha escupir en los pa-

ñuelos , todo el mundo se hu-

biera reido hoy nadie dice


40 EL LIBRO I

palabra , ni lo dirán aunque

se haga en los cabezones , sin


que por esto se rediculicen .

¿Quanto ha que se impri-

me y se reimprime sin cesar

la Enciclopedia de los pelu-


queros ? ¡ Obra admirable ! Y

despues de muchos tiempos,


no nos han mostrado los mo-
dos de peynarse , teniendo

casi tantos como dias tiene

el año no obstante que no


se conoció sino uno en mu-

chos siglos. !

.coNo se puede hacer una mo-


da de virtudes , dice un céle-

bre Escritor , porqué en cien


años , quando mas , nace una
docena de sabios , y este nú-
DEL AGRADO . 41

mero no es suficiente para


dar el tono : ha mucho tiem-

po , que las ha despedido el

buen mundo ; de manera que no

se atreven á parecer en socie-

dad se las prende aun en los


parques , y no se les da me-

jor recibo. Esto sí que es

desgracia , que debemos com-

padecer.
Nada es mas fácil , que

el equivocarse sobre el méri-

to de los que son y han sido.


*
Muchas veces los defectos

grandes se hallan acompaña-

dos de grandes méritos , y


esto suele dar ocasion para

seguir con equivocacion á los


Iviciosos , tomando por virtu-
42 EL LIBRO

des sus desórdenes ; pero no

puede haber engaño sobre el

buen gusto de un vestido , so-

bre una cara afeytada con ar-


te , y pulidamente llena de
lunares sobre un diamante

brillante sobre un abanico

afeligranado y de última mo-

da sobre una caxa magnífi-

camente engastada ; y sobre

una pluma al ayre .


Se estableció , que el espí-

ritu no decidiese sobre la ca-

lidad que se debe tener en la

sociedad , porque al fin cada

uno pretende ser mas que su

vecino ; pero un hermoso ves-


tido de una vez quita toda la

disputa ( este se debe ) ; y el


DEL AGRADO . 43

que le tiene ménos galonea-


do calla , ó se retira . Así pa-

rece que los bordados , las jo-

los encaxes , fixan


fixan y de-
yas y
terminan el grado de gloria ,

que cada uno debe gozar en

el mundo por el superficial

modo con que regularmente

miramos las cosas .

Platon queria formar una

sociedad amable , componien-

do una República de sabios ;


pero el buen Platon desvarió.

Luego conoció que el golpe

del vulgo se compone de ig-


norantes , y que el número de

los hombres ilustrados , estu-

diosos y eruditos es muy cor-

to , en comparacion de los ne
44 EL LIBRO

cios , que corren en segui-

miento de sus iguales . No hay

mas que los señoritos , así hom-


bres como mugeres , que
>

puedan derramar agrados , ilus-

trar el espíritu , hermosear el

universo , guarnecer los libros

de alegres frases , criar expre-


siones todas nuevas , imagi-

nar juegos divertidos en-

noblecer las conversaciones,

y elevarse al fin sobre todo

lo vulgar.

Antiguamente hacíamos del

personage Godo , como esta-

tuas de piedra tallada , seme-

jante á estas groseras , que se


ven en los frontispicios de las

antiguas Catedrales ; pero aho


DEL AGRADO. 45

ra somos unos titerillos ale-

gres , que hacemos gestos , que


afectamos una compostura su-

persticiosa , que guiñamos el

ojo , y corremos de tropel á

formar un compuesto de cie-

gos ; que nos echamos pol-

vos , que nos perfumamos , y

que no nos conocemos. ૐ No


¿

es esto mucho mejor ? ¿Todo


hombre de gusto , aunque sea

el mismo señor Aristóteles ,

no aplaudirá esta nueva me-

tamórfosis , explicará estas


empresas , y publicará 3. hasta

las nubes un mérito tan ex-

traordinario ? El hubiera te-

nido sin duda un grande tra-

bajo en desmaterializarnos y
O
46 EL LIBR

desgrasarnos . Esto se ha con-

seguido dichosamente ; pues

ya nos podemos sin temeri-


dad presentar , como los hom-

bres mas sabios , y desafiar á

la posteridad , á ver si pro-

duce una generacion que nos

iguale , que sea tan superfi-

cial , tan debil , tan ligera,

tan semejante y decisiva.

¿ Qué utilidad como esta


de la moda ? Ella ha desem-
barazado en un momento to-

das las artes y ha dado el


,
tono á todas las ciencias : ella

ha desterrado las costumbres


enmohecidas en los trages , y

hace lucir y brillar á los to-

pos. Jamas se ha procedido


DEL AGRADO . 47
.

de tan buena fe . Se suponen

todos los talentos posibles en

las personas que se quieren

adelantar , y no se les pide


otra fianza de su sabiduría , de

su conducta y de su pruden-

cia , que una cabeza bien em-

polvada : que unas vueltas de

encaxes de primera clase : que

unos pañuelos regularmente


bañados en aguas de ámbar,

de admirable , ó de leche vir


:
ginal que algunas nuevas y

pulidas palabras , quando era


menester otras veces mil cer-
tificaciones firmadas y refren

dadas , que atestiguasen haber

vivido un hombre quince ó


veinte años en odio de la so-
48 EL LIBRO

8
ciedad , y gastado el dia y la
noche envuelto en libros de

á folio. ¡ Qué diferencia ! Ale-

grémonos , que ha pasado ya


el tiempo del cautiverio . No

conviene pensar de un modo

triste , ni tener humor me-


lancólico es preciso gozar

del mundo , y dexar á los

viejos , que mediten en opa-

ças ideas , porque ya no pue

den vivir en semejantes ale-


grías. Hoy no se lee sino lo

que se quiere , y esto pare-


ce que basta. La doncella de

Orleans , Teresa la Filósofa ,

la Academia de las Damas ,

Historias galantes y otras , cu-

ya lectura suele estar prohi-


DEL AGRADO. 49

bida. Todas estas obras han

sucedido dichosamente á los

estudios disgustantes , que so-

focaban el hermoso espíritu .

¿ Pero qué es este hermoso es-


píritu ? La resulta de las mis-

mas gracias , la eleccion de

los agrados , la sal volátil , el

gás de nuestra alma . El des-


concierta la razon , persuade

á alistarse baxo las banderas

de los locos , hace callar el

buen sentido , y se burla con

poner un vestido de buen gus-

to , aderezar una comida con


toda la delicadeza imaginable ,

provocar una muger ordina-

ria , y hacerla amable de un

golpe :. sufocar á una hermo-


D
EL LIBRO
50

sa : derramar una mirada des-

compuesta , y sacar partido :


hacerse mérito de la alarga-

dura del dedo meñique de

una pronunciacion trinante :


de una mirada : de una seña

de cabeza de un encogimien-

to de hombros : de un son-

reirse : de una bravata : de

una palabra dicha casualmen-


te : de un tosido indetermina-

do de una exclamacion en

contratiempo , ó de un super-
lativo forzado . Todo hombre

juicioso mira estos absurdos,

y errores como hijos de

una ignorancia grosera . La re-


seña de un buen christiano

está apoyada sobre señales di-


1 DEL AGRADO.
51

vinas : la de un hombre del


"
mundo se funda ( en seguir el

alucinamiento , y desórden.
Es necesario hacer un poe-

ma en ocho dias , un roman-

ce en tres ; conviene para que


la moda sea universal , que se

cambie de gustos , como se

muda de peynados . Así vel


mos todos los dias nuestros be-

llos espíritus hacerse sistemas

de religion debun instante á


otro sin preservar el admi-

rable órden de la providencia

de Dios , cuyas disposiciones


soberanas son incomprehen-

sibles á la limitacion de nues

tra inteligencia , y á la ac-

cion que esta tiene , no obs-


D
EL LIBRO !
32

tante de ser espiritual ; por-

que como Dios , puro espíri-

tu incorporeo , crió , y mo
dificó en tantas clases la ma-

teria del universo , mantiene

constantemente el órden , y
los movimientos .

Quantos de nuestros céle-

bres incrédulos sostienen ím-

piamente , que Dios mira con


abandono las cosas terrenas , y

que despues de esta vida no

hay premio ni castigo : es-


tos desgraciados no consultan

jamas sino á su estómago , y


}
á su digestion , sin detenerse

á averiguar de donde hayan


procedido las gravísimas pre-

ocupaciones , que inducen los


DEL AGRADO .
53

entendimientos de algunos que


se intitulan Filósofos fuera

de los límites de la razon ; de

modo , que no se avergüen-


zan de compararse ellos mis

mos á los propios brutos . Sea

bien , ó mal hecho , muchos


hombres consultan sus cuer-

pos mas seguramente que un


Almanak : acierta el tiempo ,
pero hasta ahora no se ha vis-

to que hagan semejantes con-

sultas
2. para determinar su fe,

ó fixar el grande órden de la

soberana distribucion , sin du-

dar de que Dios lo execute

con : alguna negligencia en

ningun modo , pues esto se-

ria suponer imperfeccion en


EL LIBRO
54

su bondad suprema . Conoz-

co , que el método que sigo


en este discurso , no es el que

se debe para lograr crédito

en el mundo ; pero tambien

conozco , que si escribiese de

diferente manera , seria , des-

aprobado de todos. Prosiga-

mos nuestra idea , y pues ca-


da dia nos dexamos llevar de

nuevos fenómenos , hagamos


útil el Libro del Agrado , pa-

ra que un joven de calidad

pueda presentarse en medio

del buen mundo. Conviene ,

pues , levantarse tarde , y

acostarse tambien tarde : ha-

cerse una regla de no..escu-


char á otro , sino á sí mismo :
DEL AGRADO . 55

no pagar á sus acreedores , y

cobrar lo que le deban : no dar


limosna sino á una muger bien

parecida , por no parecerse


al vulgo llenar la cabeza de

aprehensiones , y pusilanimi-

dades poseer , y aun hacer


mérito de un absoluto liber-

tinage : no tomar consejo si-

no el suyo ; y mirarse como

el primer objeto de pasmo ,


y un centro donde todo debe
acabar . Esto es lo que pasa

en el dia : ¡ oxalá no fuese así!


Todo extremo es vicioso ,

y la gran dificultad está en


saberse mantener en el pun-

to de en medio . Considero ,

que para ensalzar á unos , no


D 4
56 EL LIBRO

es necesario decir mal de

otros ; pero no obstante , por


si la viveza de la expresion

no fuese agradable , me atrevo

á pedir alguna indulgencia.


Es necesario distinguir las

reverencias , segun la calidad

de las personas , y no saludar

nunca ( sino con un ayre de

proteccion ) á todo hombre,

que aunque sea de gran ta-

lento , no trae un buen ves-

tido : si alguno solicita su pro-

teccion , entretenerle con la

esperanza ; y si no precede
alguna demostracion , darle

á entender que es muy pe-


sado .

Es preciso provocar las


DEL AGRADO.
.
57

mas hermosas Damas , no res-

petar ninguna , y perderse


con todas. Para las conversa-

ciones inútiles ( en que no

hay otros conceptos que las


palabras , y en donde tan pres-

to se habla del Imperio de


la China , como de un perro

de caza ; del firmamento , co-

mo de un peynado ) se ha de

elegir alguna , y dedicarse á

cortejarla ; pero sin manifes

tar empeño en su obsequio ,

luego que se conozca que es-

tá inclinada , porque su mis-

ma pasion la precipitará. A

veces es necesario ser infiel,

y hacerse honor de serlo : leer

públicamente , y desgarrar un
58 EL LIBRO

villete amoroso : ponerse á ju

gar , y parecer distraido : le-

vantarse con aspereza para ir


corriendo á casa de un Mi-

nistro , ó á la de una Duque-

sa , con quien supone tener

siempre que hacer , y á ho-


ras señaladas . Conviene ser

un figura de movimiento : no
obrar sino por resortes : no

complacer á otras Damas que


las niñas de sus ojos poner-

se un sortijon de diamantes ,
ó que lo
lo parezcan : pasear suc-
cesivamente dos , ó tres ca-

xas sobre sus manos ; y sacar

tan pronto una muestra In-


glesa , como una de Paris . Es

conveniente tener la primer


DEL # AGRADO .
59

estofa que se fabrique cada

año en Leon , y mirar con

desprecio todo vestido que no

sea nuevo componer á me-

nudo sus encaxes , y saberlos

poner con ostentacion exten-

der un gran pañuelo bañado

en agua de olor , y sonarse

con gracia , y fuerza á un mis-

mo tiempą.
Se ha de tener el coche de

mas moda y el de mejor


barniz : no admitir lacayos si-

no de gran talla , y bella fi-

gura hacerse á veces espań-


toso para con ellos tratarlos

con malas palabras , y siem-

pre con aspereza , para que


tengan respeto : no llamarlos
60 EL LIB
RO

otras veces mas que por se-

ñas preferir siempre los mas


insolentes : tener un cochero ,

que sea como el viento , y


que esté siempre pronto á

atropellar á todos : cortejar


una cómica hacerse un al-

fabeto de los libros de la mo-

da : correr algunas veces á ca-


sa de los Libreros , sin enten-

der los catálogos , ni leerlos

regularmente , á ménos que

halle algun romance obsceno .


Este es el bello espíritu de

la gente de calidad . Alguno


de mis lectores , á vista del
retrato de sus vicios , cono-
cerá el estado de su concien-

cia ; y huyendo del peligro


DEL AGRADO. 61

que lo amenaza , reglará las


circunstancias de su vida , si

piensa en salvarse.

Ya hace tiempos que es

moda hacer burla de un hom-

bre que come carne en


no
:
Viérnes : que se arrodilla de-

lante de Dios , 借 y que va á

Misa á otra cosa que á re-

cibir la bencicion que toma

agua bendita , y que no tie

ne la vista ocupada en mirar


á una , y otra parte , hasta re-

gistrar bien si hay alguna Da-


ma á quien hacer cortesía , ό

con quien entablar conversa-


cion , para no fastidiarse de

estar en la Iglesia , en caso

de no poder ver en ella al-


62 # EL LIBRO

guna muger hermosa á quien

saludar gritar que las Reli-

giones no son mas que una



política que son la polilla de
los Estados , la ruina de los

Imperios , y la carcoma de

los vasallos que lo mismo

es ser turco , que christiano ,

con tal que sea hombre de

bien . Es preciso filosofar al-


gunas veces , y al mismo tiem-

po moralizar : decir que le


cansa la vida que son ver-
daderamente dichosos los que

no tienen nombre , ni digni

dad , y que viven en un rin

con del mundo , ignorados , y


desconocidos . Conviene estar

siempre de negocio : no co-


DEL AGRADO . 63

mer á la mesa sino con mu-

cha priesa , y exâminar con


cuidado las viandas que háy:

quejarse de su estómago : ha-

cer del viejo no beber ape-

nas sino agua ; y al fin ha-


cerse de una certísima salud .

Ha de saber todos los pa

seos , y tener un ayuda de cá-

mara familiar , que cuente sin


falta todo lo que pasa en las

casas que sepa alegrar , y en-


tretener á su amo mientras le

desnuda . Es preciso tener una

toalla en regla : un orden de


visitas : un Kalendario de Cor

te estar debiendo á todo el

mundo , y sobre todo á dos ,


ó tres Sastres . Este daño se
64 EL LIBRO

halla remediado por ahora.

Conviene repetir á menu-

do los nombres de los Gran-

des , y tener siempre estas pa-

labras en la boca : El Minis

tro me ha dicho el Carde-

nal me da mañana de comer:

la Duquesa me espera en
el instante. $ Quando tenga

que hacer un viage , ha de

salir por la tarde escoger el

peor tiempo , y la noche mas


obscura exponer sus gentes

á todas las injurias del tiem-

po reirse de su mal , y con-


tarlo despues como una gran

proeza. Es menester al fin

burlarse de la humanidad : no

mirar mas que por sí : despre-


DEL AGRADO .
65

ciar á quantos halle , y no sa-

ludarlos creer que los cria-


dos son como el limon : no

tratarlos sino con desprecio,

y dexarlos despues , que se


exhalen en malos propósitos ,

é impertinencias con sus ami-


gos ostentarse " y hacer el

erudito , aunque sea con plu-

mas agenas , que así se ador-

nó la corneja de Esopo : apa-

rentar grandeza de ánimo , y


elevacion de carácter , por-

que esto conviene para no


mancharse con el lodo de la

humildad , y baxeza de la

plebe.

Qualquiera que siga estos


consejos , será el hombre del
E
66 EL LIBRO

dia , el hombre festivo , el


hombre en una palabra , co-

mo se les quiere en el mun-


do . Como es del tiempo te-

ner una Biblioteca , la com-

pondrán de una de estas dos


suertes : Obras amatorias , y

de galantería de Damas , y
Caballeros , así en prosa , co-

mo en verso , y buenos ro-

mances para poderlos estudiar:


colocar en ella las novelas de

todas especies , y de todos co-

lores , como son : la Espu

madera al Estrado , la Re-

ligiosa en camisa , el Casca-

bel , c. acomodar despues

todas las piezas de teatro , y


todos los nombres de los ac-
DEL AGRADO . 67

tores. El que no la figura por

este rumbo , sigue el de otra

muy rara invencion de apa-

riencia igual á la que toqué

dias pasados en casa de un

Eclesiástico , que acercándo-


me á exâminar los títulos de

algunas Obras , leí entre otros

los siguientes : Arte de amar:


Arte de encantar : Arte de

atraer Arte de enamorar :

Arte de adivinar , &c . La no-

vedad de los epígrafes movió-

me á tomar uno de ellos pa-

ra ver si los pensamientos cor-

respondian , y no hallé otra


cosa , que unos zoquetes de

madera bien trabajados , que

imitando perfectamente la me
68 EL LIBRO

jor pasta , formaban á la vis-

ta la mas enriquecida Biblio-

teca. A esto ha llegado ya el

prurito de nuestros eruditos ,


guiados de un nuevo invento

Frances. Las mugeres saben

que desde Adan acá han si-


do los hombres demasiado lo-

cos en requebrarlas incen-

sarlas , y mirarlas como otras


tantas divinidades : consulta-

rán con el espejo el modo


de dar á su figura un ayre

amable , y jovial : tendrán cui-

dado de servirse á propósito

del peti - abanico : abrirle , y


cerrarle sin cesar : estregarse

los labios : hacer sonsonete con

él en los dedos , segun las


DEL AGRADO . 69

circunstancias , y dexarle caer

al fin , para conocer la vigi-

lancia , y presteza de los que


la sirven . Será uno de sus ob-

jetos el pintarse como rueda

de coche : ser caprichosas de

tal modo , que no les dure un


mismo humor mas que un

quarto de hora : hacer rabiar

á sus mozas de cámara : tra-

tarlas como á unas mugeres

sujetas á todas las desgracias


del mundo : temer ser infes-

tadas , si á sus concurrencias

admiten á una muger decen-

te de la clase civil , figurán-

dose tener alguna señal de in-

famia , ó acaso pegársele al-

gun mal contagioso : apartar-


E
70 EL LIBRO

se de las tertulias , y visitas


ía
de las menor gerarqu
de á
r t a c i o n
la suya , y hace osten
n-
ia , y desvanecimie
de soberb
r sus perros
to : adora , y pá-
xaros no comer casi nada:
abandonarse á los vapores , y

disponer un órden de enfer-

medades , del mismo modo


que disponen los colores de

sus cintas ; ya de suspiro de

Monja , ya de ayre oprimido ,

de Isabela dormida , de lodo

de Paris , ó de color de polvo


de debaxo de la cama.

Tendrán cuidado de eno-

jarse sin razon , para ver si

son queridas de hacer en

público las discretas las im-


DEL AGRADO.
71

pertinentes : decidir de un mo-


do absoluto sobre las cien-

cias , y los sabios en un tono

seco , y magistral : tratar , y


discurrir sobre las materias

mas altas , y delicadas , ha-


ciéndolas familiares por subli-

mes que sean : ostentar de sa-

bias ; y con la propia autori-

dad , y entereza , que pudie-


ran hablar de hilar , y coser,

hablan de la autoridad de los

Obispos de las máxîmas del

Reyno de la opinion de los

Teólogos. Han dado en la

manía de no responder quan-

do las preguntan , y de pre-

guntar con un ayre de des-

precio el nombre , y las qua-


E 4
72 EL LIBRO

lidades de todos los que no

conocen . Harán un estudio

con arreglo á la galantería , y


seguirán el sistema de leer

continuamente novelas , con

la esperanza de encontrar allí

otros como los amantes que

ellas quieren conocer todas

las modas , y tener vanidad

de ello , como de un méri-


to real , ó como si hubieran

nacido para la moda , siguién-


dola hasta en el morir , por

no morir á la antigua ; pero

es quasi imposible , que quien


vive á la moda , no muera
tambien á la moda : se com-

pondrán un lenguage todo lle-

no de superlativos : hablarán
DEL AGRADO . 73

algunas veces gordo , y siem-


pre gritarán , corriendo como

quando oyen algun trueno , ó

ven alguna araña , que van

á perecer que todo es per-

dido que no hay medio de

repararse ; y al fin que ellas


son muertas . Tendrán cuida-

do últimamente de formar una

religion toda á su modo , que

las permita freqüentar los Sa-

cramentos , y ser altaneras , y

vanas á todo trance que las

permita perder los dias , y

noches en adornarse , y dan-

zar que las permita mirar

con tedio las ocupaciones mas

serias de su obligacion , y de-

dicarse con toda su eficacia , y


74 EL LIBRO

espíritu al negocio del juego ,


y á coger con maña el dine-

ro , segun su laudable costum-

bre ; porque no hay ardid,

sobre el qual no se reflexîo-


ne , ó discurra , para apren-

der el modo de superarle :

que las permita romper en


todo el mundo , burlarse , y

mofarse de las que no están

sumergidas en la corrupcion ;

y por último no tener jamas

otra muger por amiga. Estos ,

y semejantes tratos son los


que practican nuestras Damas

de calidad , y se enojarian mu-


cho de no ser como las acabo

de pintar. ¡ Gran felicidad si

así se practicasen todas las ac


DEL AGRADO.
75

ciones ,que son de nuestra obli-

gacion , ó para con Dios , ó

para con el próximo ! Propo-

ner á nuestras Damas , y Ca-


balleros de calidad los exem-

plos de Jesuchristo , casi se-


ria cosa vergonzosa ; pero ello

es , que las insinuaciones , y

los preceptos del Evangelio ,


en que se nos manda ser hu-

mildes , amar al próximo co-


mo á nosotros mismos , hacer

bien aun á los mayores ene-

migos , aprender de su infini-

ta bondad á ser suaves , y be-

néficos , para muchos son pa-

sages intrincados , que no en-


tienden . Dícese que estos do-

cumentos son para aquellos


76 EL LIBRO

que están fuera del mundo ,

y se dedican á seguir la sen-


da de la perfeccion : que Dios

no quiere confundir las gerar-

quías ; y que aun quando se


debiesen entender por pre-

ceptos universales , es preci-

so adaptarlos á los grados de

las personas , de manera que

las clases logren distincion .


Esto es , Señores , el propug-

náculo de nuestra soberbia .

Yo de buena gana quisiera se


me demostrase en que parte

del Evangelio se halla esta


modificacion . Quiero pregun-

tar á todos los Señoritos del


buen mundo si han renun-

ciado en el Bautismo á las


DEL AGRA DO
77

pompas de Satanas , como lo


ha hecho el mas miserable de

la tierra que me explicasen


que diferencia hace Dios en-
3
tre hombre , y hombre ; y si

el beneficio de la redencion ,

y de ser hijos de Dios , y en


la imposicion de la pena , ό

premio ha dispensado con me-


dida diferente al noble que

al plebeyo , al rico que al po-


bre ? Reconciliémonos con su

misericordia , para que al sa-

lir de estas terrenas ilusiones

no hallemos de tal manera

trocada la escena , que nues-

tros inferiores sean admitidos

á participar del Reyno de los

Cielos , y nosotros quedemos


78 EL LIBRO

en peor condición que los es-

clavos ; pues si reflexîonáse-

mos sobre estas verdades , ase-

guro que la aversion con que

se mira á la clase , inferior , y


todo nuestro desvanecimien-

to , caeria de su fantástica ele-

vacion. Prosigamos nuestra


Obrita.

¿Que gusto no tendrán estas


Señoras á vista de este libro ,

que las servirá de pasatiempo ,

ó fiador , y que despues será


mucho mas honrado , que las

Obras de todos nuestros fa+

-mosos Filósofos , que los ra-

tones comen , y el polvo con-


sume ? No puedo ponderar

quanto me lisonjea mi amor


DEL AGRADO. 79

propio , quando me represen

to en mi Obra verde ( como

en la superficie de un prado)
formar toda la biblioteca de

una Señora , ó de un alegre

Señorito : tener un exâcto no-

biliario , donde estén escritos

los nombres de aquellas He


roinas y de los hombres

grandes , que han ilustrado los

siglos : nombrarlos á menudo ,

y con qualquiera motivo : acos

tumbrarse á fingir un exterior


modesto , que con esto se sa-

be hoy bastante para engañar

á los mas prevenidos ; pues la

bella prosa con el texido de

algunas noticias generales , que

se adquieren leyendo el fron-


80 EL LIBRO

tispicio de algunos libros , dan-

do una ojeada á la tabla de

sus capítulos , hablando con

algunos que los hayan leido,


robándole el pensamiento , y
escuchando unos discursos en

un parage , para venderlos en

otro , sin tener el valor de

una blanca de caudal propio,

á primera vista parecen de un


fondo de literatura exquisita .

Puede ser que todavía me

quede corto porque ¿ quién


sabe si mi libro hará una for-

tuna mas brillante , y mas rá-

pida , ó si vendrá á parar de-

tras del espejo en la bolsa de


hacer nuditos , ó en fin en

todo quanto el espíritu pue-


DELT AGRADO . 81

da inventar , é imaginar ? Ello

nada hay imposible en punto

de modas , y de gusto .

Ve , pues , mi querido li-


bro , por donde la fortuna te

llamare corre el mundo : pa


sa ode mano en mano : unas

veces querido , otras arroja-

do tan pronto tomado , tan

pronto dexado ya elevado ,

ya criticado : hoy roto , y ma-


ñana buscado. Ve , y destier
ra la melancolía de nuestros

Diaristas , que te condenarán

muy seriamente , porque no

eres mas que un jugueton . Si


Séneca con siete millones en

sus cofres se ocupaba en con-

solar las amarguras de su pró-


F
82 DEL LIBROSI

ximo con consejos , ¿ por qué

piensas tener tú ménos fortu


na con solo el título de Libro

del Agrado ? Anda , pues , á


,
reanimar el gusto de la lec
tura entre todos nuestros No-

velistas , que no leen mas que

las Gacetas ; y siendo este un

objeto de compasion , se con-


sideran ensalzados , y excesi-
vamente instruidos con soli-

dez. Ve , y vuelve á animar


la conversacion de nuestras

Damas , que juegan , y no ha-


blan mas. Corre á favorecer

el sueño de los Señoritos , que

no leen sino en la cama y


,

que se duermen siempre en

la primera llana. Anda , y


DEL AGRADO . 83

tranfórmate en papillote para

servir de cubierta á :::: Pero

yo me burlo te abandono

como un hijo expósito , que


viene á ser quanto puede , y
no se conoce la madre .

Site rehusaren ¡ó mi

Obra , único fruto de mi ocio-

sidad , y de mi enfado ! ten-


drás la misma suerte que los

mejores libros. Todos los dias


4
vemos á nuestros Señoritos

(que dan el tono de la Poe

sía , de la Historia , y aun de

la misma Teología ) correr en

tropa á casa de los Libreros


á agarrar codiciosamente los

Neutones , y los Lokes , para

tener el placer , y la gloria


F 2
84 EL LIBRO

de desecharlos . Hablan de la

Historia , y procuran retener

en la memoria: algunas ruinas

de Imperios , conquistas , guer-

ras , y otros trastornos seme-

jantes. Hacen alguna compo


sición de sucesos , y con te-

ner prontos algunos nombres

de los innumerables Reyes ,

Generales , Capitanes , y otros

Personages , que componen es-

ta escena , y llenarse la fan-

tasía de muertes , ruinas , y

estragos , ya se creen instrui-

dos completamente . Cuentan

despues estas irregularidades

con un énfasis , y jactancia ,


como si hubieran concluido

gloriosísimas empresas . Hecha


DEL AGRADO.
85

la narracion de alguna de es-

tas aventuras , los que lo es-


tán escuchando lo rien , y

aplauden. Ellos conocen , y


saben lo que vale , y quieren
con todo esto aferrarse en An-

gola , ó en qualquiera novela

de buena , ó mala calidad .

¿Pero qué digo ? ¿ El Libro

del Agrado puede tener se-

mejante destino ? No necesita


mas que su título , para ser

buscado : con que una Seño-

rita aplauda la invencion , ó

le guste el lenguage , el Li-

bro del Agrado será divino :

no habrá quien le detenga . ¿ Y


qué paso no llevará , si des-

pues de tal ventura le prohi-


86 EL LIBRO

biesen ? Se venderia á peso de

oro . Muchos Escritores céle-

bres , si hubieran salpimenta-

do sus Obras con una sátira,

ó un libertinage , propio á
proscribirlas , lo hubieran lo-

grado perfectamente . Algu-


nos no aciertan á levantar la

mano de la Obra , de que re-

sulta , que el demasiado tra-

bajo , y demasiada lima qui-

tan la gracia á las mismas

Obras , y son contrarias á su

estilo . Es verdad que el en-

tendimiento halla gusto , y

descanso en la lectura , quan-

do concibe sin confusión las

ideas ; pero tampoco tiene du-


da , que un Autor , ó Escri-
DEL AGRADO . 87

tor , que apura por todos la-

dos la materia , disgusta al lec-

tor , mortificando su amor

propio , porque le supone in-


capaz de sacar por sí todas las

conseqüenciás.
Conviene que haya en la
sociedad Obras de toda espe-

cie para instruir , y para cor-

regir : para hacer reir , y pa-


ra hacer llorar. Los mismos

Autores , que por lo ordina-


rio no conocen mas que su

gabinete , y no conversan si-


no con los muertos tienen

necesidad de alegrar sus es-


tudios serios con las recrea

ciones inocentes. ¿
ૐ Y qué son

estas recreaciones , sino mez-


FA
88 EL LIBROTA.

clar lo serio con lo jocoso , y

substituir á una Obra profun-

da , y reflexîva alguna peque-

ña Obra fugitiva ?

Hay trabajo de la mañana ,

de la tarde , y de la noche.

Lo que se escribe por la ma-


ñana es mas castigado : lo que

se imagina despues de comer,


Hleva ordinariamente consigo

él carácter de la alegría , y

de la ligereza ; y lo que se
hace á la noche tiene mas

fuego . Se notan estos tres di-

ferentes géneros de composi-


cion entre todos los Escri-

tores. \

Hay Obras metódicas bri-


llantes , y retozonas . Qualquie-
DEL AGRADO . 89

ra que conoce con perfeccion


el arte de escribir , distingue

no solo la edad del Autor,


sino
por sus producciones

que adivina , por decirlo así,

las horas del dia , en que tal

frase , y tal pensamiento se ha

podido decir , á ménos que

trate con los espíritus de des-


órden , que descomponen to-

da la naturalera , que confun-


den el dia con la noche. , y

aun con todo se percibe mu-


cho . Sin dificultad diré , con

solo la simple lectura de mu-


chas de las Obras de hoy , que

sus Autores no han trabajado

sino por impetuosidad ; y tan

pronto á media noche , como


90 EL LIBRO T

á medio dia. Juzgarán des-

pues de estas nociones , que


el Libro del Agrado me ha

servido de recreo : se me ha-

rá mucho honor ; pero no se

engañarán mas . ¿ No es mejor,


en lugar de irá decir friole-

ras en medio de algunas ne-


cias , y débiles personas , á

quien llaman asambleas , reir


consigo mismo ? Es verdad

que se hace muchas veces uno

cosquillas para hacer venir los

pensamientos ; pero con todo

en mi dictámen este cosqui-

llamiento es preferible á las

gentilezas de la pretendida
sociedad. Yo me hallo mu-

cho mas contento , no rien-


DEL AGRADO. 91

do sino quando se me antoja.

En el mundo es necesario reir,

como bostezar : su Excelencia


la Señora Condesa dice una

simpleza , y se aplaude : su
Excelencia el Señor Duque

hace un anacronismo , y se

celebra ; y todo esto se debe

igualmente aplaudir , y admi-

far. Bien presto habrá gentes

en la sociedad , que harán avi-

şar á las personas , que convi-

den , en qué tiempo se debe

reir , como se advierte el mo-


do de saludar.

Yo quiero ser Excelencia

para mí propio tengo la pre-


caucion de no seguir en mis

risas mas que mi capricho .


EL LIBRO
92

No es muy extraño , que


se puedan hoy dia echar las

cosas á la sana razon , sin pa-

sar por un abstraido . ¿Pero qué

hago ? Yo voy insensiblemen-

te contradiciendo mi libro en

muchas partes , y combatien-

do los principios , que él quie-


re establecer , al mismo tiem-

po que la mañana se acerca,


segun mis observaciones , y

quiero trabajar con mas juicio.


No obstante , este no es mi

designio , y así quiero reir;

pues si pusieron en el núme-


ro de los Filósofos un Demó-

crito , porque no hizo mas

que reir toda su vida ; yo me

lisonjeo , que no me pondrán


DEL AGRADO.
93

en el número de los locos ,

porque ria un quarto de ho-

ra. Sé que hay diferentes ri-


sas y que hay tambien sus

matices en esta parte tan va-

riados , como en ello lo ver-

de. Hay las risas de carcaxa-

da , y denotan lo vulgar . Hay


risas de modestia , y señalan

las Señoritas solteras . Hay las

risas de malignidad , y carac-


terizan á las casamenteras sem-

piternas ( de las que se ha-


llan en cada concurso cinco,

ó seis ) . Hay las risas de agra-

do , y se señalan los Caballe-


ritos , que no pueden dexar

jamas de enseñar sus hermo-

sos dientes. Hay al fin las ri-


.CEL LIBROT
94

sas de pausa , y gravedad , que


denotan los pedantes que :::

¿ Pero adónde voy á parar? Mas


vale dexarlo :::

Este es un arte de reir , y

llorar las Señoritas no cede-

rán esta sciencia por todo el


orbe del mundo su semblan-

te , que se muestra por resor-

tes , que tan pronto llora , co

mo se šerena , y que a veces

rie con un ojos y llora con


*
otro , á su tiempo no puede
faltar á seducir á la gente mo-

za todo el dia con la asechan-

za de una risa , de una mira-

da , y de un gesto. Nadie ha-


ce tanto del comediante en

el mundo , como las caras de


DEL AGRADO.
95

nuestras Damas , ‹ y Petime-

tres ¡O , y como guiñan el

ojo como rechinan los dien-


tes , como se muerden la len-

gua , como arquean las cejas ,

como estiran el cuerpo co-


mo andan á la prusiana y co-
mo echan á docenas las mi-

radas al descuido ! Yo de-

safio al mas diestro arlequin

para que haga otro tanto . Jun-

tad á todo esto un anteojos de

teatro , un sortijon en cada


mano una cifra colgada al

pecho , y será preciso confe-


sar , que una mirada á la mó-

da encierra en sí una multi-

tud de conocimientos , y ma-

ravillas . Esta es la causa por


96 EL LIBRO

que hemos entrado en estos

pormenores. Queremos pro-


veer á muchos que tienen es-

píritu , pero que no tienen los

medios suficientes para hacer-

se útiles. Yo conocí una Da-

ma que no tenia otro méri-

to , que saber estirar su dedo

meñique , y estaba rodeada de

una tropa de admiradores . He

visto un Predicador , que no

tenia talento , y solo sabia me-

near bien el brazo derecho,

y llevaba siempre tras de sí


un grandísimo auditorio . Sé
de un Señor que no tiene

mas habilidad , que la de to-

mar pulidamente tabaco , y

sonarse las narices con pri-


DEL AGRADO .
97

mor , y logra una considera-

cion distinguida . Es necesario


hacerlo todo con gracia , y

concertar todas las entradas,

y salidas , siguiendo el tono

de la buena compañía .

La república de los Peti-

metres no • es ideal , como la

de Platon ella exîste , y sus

estatutos se extienden sobre

todos los pormenores de que

los ojos , la boca , las manos ,

la cabeza , y los pies son sus-

ceptibles .
Mucho tiempo ha que la

juventud tiene maestro de


danza ; però creo , que bien

pronto le tendremos tambien

de hacer gestos : que adiestra-


G
98 EL LIBRO

rán nuestros brazos , como

nuestras piernas que dirigi-

rán nuestras miradas , y nos


enseñarán á sacar todo el par-

tido posible de un guante , de


1
un abanico , de una caxa , y

de un pañuelo. Estos usos se

malogran continuamente en la

sociedad , por no saberlos por

principios. Se nos enseña to-


dos los dias á matarnos , y es-

to no nos causa extrañeza. ¿No


es mas racional el enseñarnos.

á vivir pulidamente , y á ha

cernos amables ? ¿ Por qué no


ha de haber almacenes de vir-

tudes , como los hay de mo,

das ? Por qué no ha de ha-


ber un arsenal de abanicos ,
DEL AGRADO . 99 .

así como le hay de fusiles ? Y


por qué no nos enseña Ranci

á esgrimir con los ojos CO-

mo con la espada ? Apénas son


creibles los buenos descubri-

mientos , que se pueden ha-


llar solamente en los ojos , ca-

paces de atraernos admirado-

res á montones . Ellos hablan

con todas las mugeres del

mundo , y tienen á veces la

desgracia de encontrar una

simple ciudadana , que ni es-

tá bien educada , ni bien adies-


trada . Hace todo su cuerpo

verdaderamente desagradable ,

sin que se pueda comprehen-


der el motivo ; y esto es tan

malo , quanto se halla la so-


G 2
100 € EL LIBRO

ciedad rellena de gente en-

mohecida , que ni tiene mo-


vimiento ni elasticidad , y
,

de la que todos hacen una

gran mofa. En efecto , ¡ quán-


tas veces nos hemos burlado

al ver la necedad de esta gen-

te plebeya en sus marchas , y

en sus miras ! Si cantan , cree-

mos que ahullan : si hablan , se

piensa que riñen si se sue-


nan se puede temer que :::

si saludan , parece que tropie-

zan : si comen , se persuade

uno que devoran . Un simple

hombre de esta clase , ni ha-


bla > ni juega , ni anda con

garbo , ni se suena como un


hombre de espíritu . En suma,
DEL AGRADO . ΙΟΙ

ello es preciso corregir estos

disparates , y acabar de hacer

todo el mundo maravilloso , y

pulido. Ya hay muchos Pue-

blos , que han comenzado á

limpiarse por parecer mas sa-


bios , y otros se hacen ya cos-

quillas para poder reir. Las

gracias del agrado han caido

en cierto pais , y han conse-


guido lo que una lluvia abun-

dante hace sobre los erizos.

Estos animales , á los que no

se les ve ni aun las patas


patas ,, las

descubren quando tropiezan

con alguna cosa . Así se ve

que estas gracias se extienden ,

y se extenderán mas , y mas,

pues todo el mundo quiere ya


G
102 EL LIBRO !

hablar , reir y andar á la

francesa. Quisiera que un Dia-

rio periódico nos anunciara


señaladamente las nuevas mo-

das que corrige nuestro indi-


viduo , llevándolo al último

grado de su perfeccion , y em-


belesamiento ; de tal manera ,

que como buenos christianos,

consultando nuestras concien-

cias ,. pudiésemos vivir arre-

glados á los preceptos divi-


nos , y á la moral de Jesu-
christo , para que quando la

muerte nos confunda á todos,

salgamos del torrente de esta

vida sin peligro de correr

riesgo , ni de tropezar en los

caminos espinosos , que atra-


DEL AGRADO . 1037

viesan el pais de nuestro des-


tierro.

No se habla sino de libros

nuevos , y puede ser que to-

dos estos nos pierdan ; por lo

ménos se pierde quando se

leen un tiempo precioso , que

se debia emplear en la refor-


macion de los villanos usos.

Sin embargo de todo nuestro

refinamiento , en punto á mo-

das , hay todavía muchas co-

sas que suprimir , ó mudar;

porque ( pongo por exemplo)

¿ se han de llevar siempre los


zapatos negros , así como los

sombreros? Este miserable co-

lor está extremosamente ar-

raigado. El gran Bandoma lle-


G4
104 EL LIBRO

vaba en otro tiempo ( al mé-


*
nos ) una cinta de color de

fuego atada á la garganta , y

esto parecia magnífica , y


triunfantemente ; y nosotros

que nos tenemos por gente

de buen gusto , y sin preocu-

paciones , tememos tomar un

nuevo calzado , así como un

peynado.
Los Señores Polacos nos

deberian haber servido de

exemplo . Ellos tienen los gor-


ros de todos colores , y los

borceguíes pajizos , y encar-


nados. ¡ Quánto se ha variado
en el mundo en materia de

llevar el sombrero ! y des-

pues de haberlo usado , tan


DEL AGRADO . 105

presto grande , como peque-


ño ; tan presto bordado , co-

mo ribeteado , con trencillo , ú

galon de oro ; hoy ya no bas-


ta ; es necesario usar sombre-

ros de felpa , y de color. Las

mugeres , de quien nos glo-

riamos ser copia , por satisfa-

cer á sus caprichos , y al ex-


ceso de su luxô ૐ no han te-

nido , y tendrán hasta el fin


del mundo las escofietas va-

riadas , hoy de un color , y

mañana de otro ? ¿ No se lle-

nan las casas de deudas por


observar las modas rigurosa-

mente , sin perdonar aun la

mas leve ? Se puede hacer un


Diccionario de solas las pa-
106 EL LIBRO

labras , que caracterizan los

modos que hay de cubrirse la


cabeza : unas veces en pavo

real , otras en mariposa , y

hoy en globo tan pronto en

beatas , y tan pronto en re-

tozonas ya á la dormida , y

ya al rinoceronte unas ve-


ces en escalera , y otras en

destierro , o despeñadero . Es
muy justo que nuestra cabe-

za , que imagina las modas ,

que las perfecciona , y mul-


tiplica , sea su trono . Esta es

la razon por que se debe ago-


tar sobre ella todo lo que el

arte tenga de mas brillante ,


y mas singular . Dexemos á
los pedantes rellenar la cabe-
DED AGRADO . 107

za de un jóven de todas las

patrañas , y una filosofia que

desazona . de una teología

que duda de una retórica

que adorna de una poesía


que silban : de una historia

que arrebata de un discurso

que adormece ; y hagamos no-


1
sotros una obligacion esencial

de hermosear nuestros tupés :

de empolvar nuestro cabello :


de desembarazar nuestras ore-

jas de remozar nuestra fren-

te , y de engalanar toda la
fisonomía.

¿ No es mucho mejor ver


brillar una cabeza agradable

con un globo que la hermo-

sea , ó con los cabellos bien


108 EL LIBRO

altos , y puestos en simetría ,

que todas estas ideas profun-

das de que se componen los

ૐ No
libros ? ¿ es mejor aban-
donar toda la cabeza al arte

de los Peluqueros , y no re-


servar sino solos los dos de-

dos para la composicion de


una Obra? No es á su meca-

nismo á quien debemos sola-


8
mente casi todas las produc-

ciones de hoy? Ellos mueven

sus diestros dedos , y en po-

cas horas logran limpiar un


centenar de pages , en que

hacen ver su ciencia.

No hay cosa que mas en-

cante , que el ver trabajar un


libro , sin tener ni plan , ni
DEL AGRADO . 109

séquito , ni objeto , ni aun si-


quiera título.

Cierta Dama de calidad

mandó poner sus caballos al

coche , emprendió un largo


viage , y dixo á su familia:
salgamos por tal puerta , sin

saber adonde iba , y sin lle-

vare provision' alguna , ni mas


guardaropa , que el vestido

que tenia puesto . Luego que


tuvo necesidad de mudar oa-

misa , se vió precisada á pa-

rar á comprar tela , y man-

dar hacer una , y así de todo

lo demas. Ved aquí los Au-

tores de hoy. Se levantan , y

dicen sin mas , ni mas : com-

pongamos un libro : toman la


ΙΙΟ EL LIBRO

pluma y el papel , como


nuestra Dama la carroza : cor-

ren sin saber donde van á) pa-


rar , y sin tener mas idea

que la linea que forman una

palabra llama á otra ; y la


fecundidad es áo veces tan

grande , que no es suficiente

un volúmen. Llegan á dos , y


á veces á tres .

¿Que con todo esto se ten-

ga en poco nuestro siglo ? No

puedo dexar de decir , que se


le hace un grande agravio,

Apenas habrá alguno , por es-

tirado que sea , que no hayà


tenido algun tropiezo en su

vida ; pero ya verán quanto


se adelanta si se sigue mi
DEL AGRADO . III

plan. En este caso se escribi-

rá siempre á los empleados


por Hacienda con letras de

oro para hacerlas mas repa-


rables . A las mugeres hermo-
sas con color de rosa : á las

viejas con color de maravi-


lla : á los Prelados.con color

de violado á los Sacerdotes ,

y Monjas con negro : á los


cortesanos con pajizo á los

militares con encarnado : á

los Ministros con azul turquí :

á los Grandes con color de

la banda ; y á los Autores con

verde. Jamas se deberá escri-

bir palabra de verdad , que

no sea con azul celeste , y el


vicio con negro . ¡ Ah ! y co-
II2 EL LIBRO .

mo quando se trata de pin-


tar el vicio , apénas se pue-
den señalar sus dibuxos bas-

tantemente . Este • es el caso

en donde se debia permitir

tiznar una impresion , como

se tiznan las paredes de un


Gáscueño .

Seria muy fácil por este


medio enseñar á leer los ni-

ños y ellos conocerian la

lengua por los colores por

exemplo , la palabra cereza,

escrita siempre en encarna-

do , y la de naranja en paji-
zo , despertarian muchas mas
ideas , porque mi fin no es

aquí otro , que el de agradar.

Quiero ilustrar el género hu-


DEL AGRADO. 113

mano , y convencerle de que


se puede por medio de las

modas arribar á grandes co-

sas , y hacer un nuevo plan

de estudios , que divierta ins-

truyendo . Aquí es donde le-

vantará el grito el buen jui-

cio ; pero dexémosle gritar.


Todos sabemos hoy , que es-

te buen juicio no es mas que

un viejo decrépito , que no

sabe alabar sino el tiempo pa-

sado , y no puede inventarse

algun uso , que quite el ca-


mino trillado . Por eso esta-

mos tan atrasados en todo , y

vemos en cada Pueblo , y en

cada casa pocos adelantamien-

tos en ningun ramo de indus-


H
114 EL LIBRO

tria , porque no se piensa en


otra cosa , que en seguir lo

que un siglo ha executaban

nuestros mayores. Nada hallo

tan parecido al carnero , co-

mo este buen juicio . El no


sigue sino la huella , y salta

por lo regular muy despacio


todas las escaleras que salta-
ron los otros . Si se hubiera

impreso en verde hasta aho-


ra , llamaran locos sin difi-
cultad á todos los que pen-

sasen imprimir en negro . No

obstante , siguiendo el méto-


do que doy , se harán los li-

bros como telas pintadas , y


el entendimiento de nuestros

sabios parecerá que reverde-


DEL AGRADO . 115

ce. Conozco que una aventu-

ra romancesca , de quien no

sé el principio , ni el fin , ha-

ria aquí un episodio admira-

ble ; y verdaderamente son

necesarios algunos lineantes

de esta naturaleza para hacer


este libro aun mas de moda.

¿ Pero de dónde se pueden


sacar estos ? Nuestros roman-

ces lo han dicho todo , y lo

han repetido : lo obsceno , co-

mo lo agradable , se reprodu-

ce sin cesar para divertir los

lectores de hoy. No hay fá-

bulas , ni historias , que no

hayan sido contadas , y recon-


tadas mil veces . Todo el mun-

do debia estar casado des-

H
116 EL LIBRO

pues de que los romances , y


comedias acaban todos las
por

bodas . No hay cosa mas abun-

dante que Escritores , para po-


á
der apostar cosas nuevas

todos los Estatuarios pretéri-

tos , y futuros . No hay café ,

lonja , ó tienda , que no subs-

tituya á una Universidad , se-

gun el enxambre de literatos ,

que concurren á preconizar

su mérito , y á brillar su ta-

lento . Hemos llegado á un

tiempo , que no se puede su-

frir el furor de los ingenios ;

y como la mayor parte no


estamos instruidos , creemos

que deliran , segun el torren-

te con que facilmente arras-


DEL AGRADO . 117

tran las materias , ingiriéndo-


las unas en otras de modo

tal , que todas las artes del

mundo parecen hijos de un


parto , porque la moda es

abundar , y producir .
Creo firmemente que no

faltará alguno , que diga á la


lectura de esta Obra , que el

Autor debia haber deslizado

algun verso por aquí , ó por


allí , porque la moda quiere

rimar : ahora bien , pues ri-


memos.

Carlos Tercero , Monarca Augusto,


De las ciencias ,y las artes fiel Padrino,
Premia la virtud , y el mérito con gusto:
A la industria,y al arado abre camino,
Y castiga el vicio porque es justo.
H 3
118 EL LIBRO

Los que gustan de las cancio-

nes , y la música no lo quer-

rian sin duda así , pero será

para la segunda educacion .

Entónces darémos el nuevo

plan de una cantada , cuyas


notas serán de diferentes co-

lores. Años ha que un Jesui-

ta pretendió hacer un clavi-

cordio de colores , y engañar

á los ojos con los matices ar-


moniosos de la vista. Aun no

conocemos los manantiales de

nuestro ingenio. No hay co-

sa mas incompatible á las bue-


nas ideas , y conocimientos

( por consiguiente á los acier-


tos ) que la buena literatura:

esta la poseemos en tan alto


DEL AGRADO . 119

grado , que influye insensible-


mente sobre nuestras costum-

bres. No tenemos mas que

querer , y podremos executar

las cosas mas superiores . Ya

han creido algunos Alemanes ,

que debe tener una cama mas

de cinco pies para dormir con

comodidad ; y que para des-


cansar no es menester echar-

se entre dos camas de plu-

ma. Ya algunas gentes de


mérito han hallado en el Nor-

te , que les es mejor , y mas

cómodo coger los tizones en-


cendidos con las tenazas , que

no con las manos que es mas


decente sonarse con los * pa-
ñuelos , que con los dedos.

H 4
$120 EL LIBRO

Ya los Italianos han recono-

cido la inutilidad del canda-

do , y que se puede tomar

á la noche otra cosa , que no

sea chocolate . Ya algunos In-

gleses no dan topetadas en


los caminos á los que en-

cuentran ; y conocen , que

para vivir mas cómodamen-

te no es menester colgarse .

Ya algunos Franceses han

confesado , que no es ridícu-

lo aprender las lenguas ex-


trangeras que puede haber
ingenios en otra parte , sin

que sea en Paris ; y que la


impertinencia y el aturdi-
,
miento es comun en todo el

mundo . Ya algunos Españo-


DEL AGRADO . 121

les hacen en un mes lo que

otros Pueblos hacen en vein-

te y quatro horas. Ya algu-


nos Suizos no son tan Sui-

zos. Algunos Holandeses no

fuman , y se disponen á dar-


nos una cincuentena en folio

de las reflexiones que los Bur-


gueses de Amsterdam han he-

cho fumando .

Aunque una Obra sea vo-

luminosa , bien ó mal es-

crita , de importancia , ó fú-

til , no corrige ni las costum-


bres , ni los usos. Por eso el

libro á la moda será leido , y

contra sus favores ( en favor

de la impresion de colores ,

y matices ) continuarán á ser-


122 EL LIBRO

virse de los caractéres ne-

gros. Quisiera que se me ci-

tase alguno , que á sola una


lectura estuviese convencido ;

pero pido un fenómeno. Así

como se resbala sobre el ye-

lo con los patines , se resba-

la sobre las páginas de una


Obra. Pásase del prefacio al

fin con una rapidez maravi-


llosa ; de manera , que se pue-

den leer en un dia á doce-

nas las Obras. Se me ocur-

re un pensamiento , y es , que

así como es moda imprimir

todo quanto pasa por la ca-

beza , se estableciese un jue-

go de libros , como le hay

de naypes , se mezclarian es-


DEL AGRADO. 123

tas dos especies , y se distri-


buirian entre los jugadores

por dos , tres , ó cinco ; y

los naypes que le compusie-


sen deberian ser libritos de á

diez y seis , entre los quales


contendrán , uno en compen-

dio el sistema de Descartes ,

otro el de Copérnico , otro

el de Neuton ; y así de to-


dos los Físicos. Qualquiera que

tuviese á Neuton , ganaria in-

faliblemente . Este seria buen

juego ; pero al contrario el

que tuviese á Gasendo , per-


deria sin duda. Lo mismo ha-
bia de suceder en lo perte-

neciente al juego de la poe-

sía. Se harian naypes de Cor-


124 EL LIBRO

nelio , de Homero , de Ra-

cîn , de Volter , de Crevillon ,

de Virgilio de Piron , de

Rusó , de Greset , y de :::

pero esta última carta será


detestable , en tanto que ten-

ga la virtud de la cometa el

Volter , que por todas las

partes donde parece este nom-

bre , sirve de acabar , y des-


truir.

Se vé , pues , que por las

modas , y por los entreteni-


mientos , aunque parezcan los

mas frívolos se pueden los

hombres ilustrar , y divertir

al mismo tiempo . Por lo mé-


nos fabrican desde su tierna

edad el caso que se debe ha-


DEL AGRADO. 125

cer de los Autores , y el gra-

do de mérito que se les de-

be señalar , y esto basta ; por-

que al fin qualquiera que en


el dia conoce los nombres

de cincuenta , ó sesenta Au-


tores , y los títulos de sus

Obras , tiene derecho de bri

llar en todas partes , de ha-


cer de el maestro de la cien-

cia , y literatura. Se puede

hacer tambien el juego de la

comedia , y este será al que

se entregarán con furor ; por-

que hablarán jugando en lo

que tanto agrada , que es lo


que hace la única diversion

de todas las sociedades , y

en fin en lo que da el bello


126 EL LIBRO •

ayre de los actores , y de las


actrices : el naype gradual se-

rá el color favorito el nay-

pe de predileccion , y el buen
4
séquito será el naype deshe-
cho se cambiarán los colores

de estos juegos , y en lugar de

ver un negro eternamente de

espadas , y bastos , verán un


encarnado de copas , y oros.

Se imprimirán nuestros libri-


tos en violado , en azul , pa-

jizo , y sobre todo en verde.


Este es el medio de que nues

tros naypes antiguos se enve-


de que
jezcan terriblemente ,
florezca el buen gusto , y se

haga el mas noble , y mas


universal entre los pasatiem-
DEL AGRADO . 127

pos que se destierre el pri-


mer nutrimento que se da á

los niños luego que empiezan

á mover las manos , enseñán-


doles á conocer los naypes ,

y que muchos empiezán á sa-


ber jugar antes de saber per-

signarse. O que bellos ele-


mentos de educacion ! Y la

mayor lástima es , que casi


todas las clases de personas ,

sin excepcion de grado , ni


calidad , concurren á seme-

jante bellísima instruccion ;

porque hay Señoritos , que

saben leer muy mal , y escri-

bir peor ; pero en quanto á

jugar los naypes , ninguno hay

ignorante. Todo se sigue , y


128 EL LIBRO

se imita ménos la virtud. Los

gambetos en nuestro suelo


fueron en todos tiempos la
divisa y distintivo de las

gentes mas inferiores de la

Nacion . Nuestros Señoritos ,

y otras muchas personas de


calidad no rehusaban poco ha-

ce presentarse en el público,
ostentando su marcialidad , en

un trage , que en concepto


de los hombres cordatos , so-

lo podria representarlos dis-

tantes de la virtud , y de la
sociedad.

En una época tan feliz co-


mo dichosa se ha manifesta-

do el vicio con semblante ri-

sueño , y acechando la virtud ,


DEL AGRADO. 129

y la aplicacion para comba-

tirlas ; de modo , que si el


Gobierno no se hubiera de-

dicado con desvelo á extir-

parlo , y á contener sus pro-


gresos , influyendo en todo
Ciudadano el amor con que

debe estar animado por el

bien general de la Nacion ,


hubiéramos titubeado , y da-
do al través. Toda esta des-

gracia es un efecto preciso ,


por no dedicarnos á combi-

nar nuestras ideas con las má-

xîmas , y con la virtud del

Príncipe , para desterrar nues-

tras preocupaciones , y dis-

minuir nuestro error. Quisie-

ra que se abandonasen á las

I
130 EL LIBRO

casamenteras octogenarias . Pa-

ra huir de las que nos acon-


sejan conviene renovar el

haz de la tierra : que no haya

cosa , que no se mueva : dis-

currir palabras nuevas : jugar

á juegos nuevos : no comer


sino nuevas viandas : asimis-

mo no escupir sino de un

modo nuevo. ¡ Qué desgracias

no se repartirian por el mun-

do , si se sigue mi plan ! Se
recorrerán los libros como

las cintas entonces ¿ quién

habrá que no lea ? Estoy


creyendo , que aun se ha de
tratar de renovar las enfer-

medades , remozar á los vie-

jos ,
, poner cabello á los cal-
DEL AGRADO. 131

vos , y barbas á los lampiños,

é imaginar otras de quien no


ha habido ni aun idea. Se
hallan los vapores , y los

flatos desde el principio de

este siglo. ¡O , y á quántos


Medicos ha enriquecido esta

linda enfermedad ! Ya ha mu-

cho tiempo que se muere de

perlesía , apoplexía , y tercia-

nas. Esto ya cansa . ¿ Por qué


no se ha de morir de infeli-

cidad , de desesperacion , de

pena , de haber perdido un

perrito , ó de haber quebrado

una magnífica caxa , ú roto


un abanico ? Pero estas son

preocupaciones , é ideas me-

lancólicas es preciso entre-


132 EL LIBRO

garse á las que recrean el

ánimo , y divierten el tiem-


po , que se pasa insensible-

mente . Convendrá sin duda ,


que los remedios muden de

forma y de substancia . El an-


timonio acabó en el siglo pa-

sado , y el mercurio le suc-

cedió . No hay bebida , ó píl-

doras , como se hayan de dar

á las amables Damas , y Se-

ñoritos pulidos , de quien es


la delicadeza excesiva . Los

brevages negros nos meten

miedo , y su gusto causa nau-


sea , y desfallecimiento : siem-

pre el ruibarbo , la quina , el

maná , y sén . ¿ Por ventura

conviene emponzoñar con los


DEL AGRADO . 133

remedios á los que ya lo es-

tán con la enfermedad ? Me

parece que se deberian esco-

ger entre las cosas mas agra-


dables de comida , y bebida

los medicamentos propios á

restablecer la salud : una

emulsion violada ó purpu-

rada , y de un gusto exquisi-

to , alegraria al pobre enfer-


mo , y á veces le volveria la

salud . Deseo que se compon-

gan los remedios de lo mas

delicioso que tiene la natura-


leza , entonces se purgarán

por gusto , en lugar que nues-

tras mugeres no se purgan

sino por enfado , y por va-

riar sus jornadas . ¿ Con qué


I2
134 EL LIBRO

facilidad nos ha introducido.

la moda una Nacion vecina ?:

Los que conocen aun los bue-

nos usos no tienen mas que

una política forzada . No ha-

ya miedo que un Italiano re-

ciba á persona alguna , si es-

tá en bata tiene por mejor

dar con la puerta en las na-

rices del amigo , que recibir-


le sin estar vestido ; ni que

tenga valor de convidar á co-

mer sin cumplimientos . Es


preciso que los Italianos , si

por casualidad convidan , rue-


guen en ceremonia ocho dias

ántes , y saber positivamente

si irán , ó no á comer. Entón-

ces se ve todo el aparato de


DEL AGRADO .
135

un enfadoso ceremonial ; pe-

ro es mas seguro no convidar

jamas.
El Frances por el contra-

rio se presenta en bata : rue-

ga una vez para siempre á


todos los que quieran ir á
comer á su casa ; porque el

Frances quiere vivir , no gas-

tar toda su renta en caballos,

y criados inútiles , sino que

quiere ver siempre en su me-

sa otros platos , que no sean

macarrones , y brócoles .

Se puede esperar que este

espíritu de moda , que quere-


mos confundir en cada uno,

gane bien presto toda la Eu-

ropa. Ya algunas Naciones del


I 4
136 EL LIBRO .

Norte comienzan á hacerse ;

cosquillas para reir , y pro-

nunciar la linda palabra de-

leyte. No se aturden ya tán-


to , ni se mira en casa de los
Alemanes como medio loco

á qualquiera que dice algu-


na palabra retozona. Este uso

es el motivo por que la ma-


yor parte de los hombres ha-

cen figura. No hay obra mas

maravillosa , como hacer de

la nada una cosa importante,

y de un pobre que apénas


sabe hablar
, un hombre de
primer órden en el mundo..
3
Véanse aquí los prodigios que
admiramos todos los dias : véa-

se ahí lo que nos hace supe-


DEL AGRADO . 137

riores á todos los Héroes pa-

sados , presentes , y futuros.


Todo se va nivelando po-

co á poco : ya los Carpinte-


ros , los Herreros , los Sas-

tres , los Ebanistas , los Za-


pateros , los Maestros de Co-

ches , los Cerrajeros , y otros


Menestrales de esta clase se

han puesto de acuerdo , para


que sus aprendices asistan á

la Academia del dibuxo , y

aprendan las proporciones , co-

mo principio infalible de per-

feccion para sus respectivos :

oficios , imponiéndose en la
exâcta imitacion de las for-
mas y del modo con que

deben presentar sus obras á


138 EL LIBRO

nuestra vista , * y saberlas dar:

el ayre que las corresponde.:


Ya nuestras fábricas de

Plata , y Reloxería piensan

proveerse de jóvenes , que se

instruyan , é impongan en el
conocimiento de la Química

experimental , en que se trata

de la plata , y oro , sus com-


binaciones , disoluciones , pro-

ductos , refinamientos , y en-

sayos ; y que al mismo tiem-

po tomen tintura de la uti-

lidad de las máquinas , y


tuercas.

Ya nuestros Peluqueros , á

falta del cabello , que se in-

troducia en el Reyno , han


hallado modo de superar á su
DEL AGRADO. 139

necesidad , substituyendo el

pelo de cabra , y el de raton


en los frontanches , y pelu-
1
cas , proporcionando á su an-

tojo las dimensiones , y colo-

res , que ignoraban hasta aquí,

y poseen hoy por sus expe-

rimentos ; con cuyo adelan->


tamiento ilustrarán con exqui-

sitas notas su Enciclopedia.


Ya nuestros Comerciantes

proyectan viages á la Chinat

con producciones de Vizca-


ya , para traer en retorno há-

biles artífices , que nos lison-

jeen el gusto con la excelen->

cia de las muselinas , estofas,

y- sobrepuestos .
Ya los Mercaderes , cono-
140 EL LIBRO

ciendo nuestro prurito , é in-


clinacion á todo lo de otras

Regiones , nos revenden mu-

chas cositas de gusto , hechas

en nuestro suelo , baxo del

estudioso artificio de que aca-

ba de apearse en la Aduana

el carro volante de Paris , que

las conduce ; cuya bellísima

expresion suponen ser bastan-

te para que paguemos el gé-

nero tres tantos mas de lo que


acaba de satisfacer en su tras-

tienda al mismo artífice.

Ya nuestros paños van ad-


quiriendo emulacion entre los

extrangeros , cuya fortuna de-

bemos á los prisioneros Ingle-


ses , que han explicado en
DEL AGRADO. 141

nuestras Fábricas el arte de

perfeccionar los colores , de

cardar nuestras lanas , y dar


realce á nuestros texidos ; de

manera , que ya se acabó la

necesidad de prodigar este

mecanismo.

Ya los extrangeros , que

venian á hospedarse provisio-


nalmente á nuestra Península ,

y á formar Almacenes de cin-


tas , blonda
s , trenzas , enca-
xes " plumas , botonaduras,

bolsas , pomadas , horquillas ,

alfileres , polvos , abanicos , y

otros melindres de primera

necesidad , paran en la carre-


ra , y suspenden sus pasos,

porque no ignoran que todas


142 EL LIBRO

estas cosas de gran gusto , y

preciso uso se executan pri-


morosamente baxo la direc

cion de las Maestras de nues-

tras Escuelas gratuitas . Y sa-


ben que nuestras Damas de

calidad inclinan sus hijas al


bordado ,, al pun-
encaxe , al bordado
to " y á otras tareas útiles,

que hasta hoy se habian mi-

rado con abandono , é indife-


rencia aun entre las gentes

de la clase inferior. Inclina-

da desde este punto nuestra

juventud al trabajo de toda

menudencia de labor , tocará

las ventajas de su utilidad , y


el Público la de la convenien-

cia en calidad , y precio. A


DEL AGRADO. 143

esta altura de ignorancia , y


en este grado de decadencia

ha tocado nuestro alucina-

miento , y preocupacion ; y

aunque se nota alguna en-


mienda , aún se encuentran

no obstante algunas Damas,


que pagan á la Modista la he

chura de una bata seis , siete,


ú mas veces , reformando la

antigua , por andar siempre

á la moda ; pero esta dolen-


cia tiene fácil remedio en el

primer dia que amanezca Dia-

na tan juiciosa como pere-

grina.

Ya la Cirugía , y la Medi-

cina hacen progresos . La pri-

mera ha adquirido muchos


144 EL LIBRO

grados de ventaja , á pesar de

la aplicacion de los profeso-

res de la segunda. Esta ca-

mina con pasos mas lentos,

sin duda para analizar sus

aciertos , y fixar un órden de

indagacion , y curacion con

ménos variedad de opiniones

sobre las enfermedades , que

las que se han observado has-

ta ahora . Ya es tiempo que


*
se pongan de acuerdo para fi-
xar sus dictámenes aumen-

tar la masa de los conocimien-

tos descubrir algunos er-


› y
rores , generalmente adopta,

dos , para no acabar con la hu-

manidad , y que en recom

pensa de las víctimas , que


DEL AGRADO . 145

han sacrificado , y remitido

al sepulcro , prolonguen quan-

to esté de su parte en los suc-

cesores del género humano

los años de vida , que con sus

brevages , y recetas han qui-

tado á aquellos desgraciados,

que han tenido la fatal suer-


te de no alcanzar á nuestros

dias , sin duda mas dichosos ,

por estos conocimientos , que


los en que vivian los célebres

Sidenhan Boherhave , As-

truc , Wansuwieten , y otros


excelentes Maestros de la Me-

dicina , que adaptaban sus

efectos á la constitucion de

los enfermos , mudando de

método , segun las circunstan-


K
146 EL LIBRO

cias , y períodos del mal .

Ya nuestros Impresarios
han substituido á las comedias

de Calderon , Cervantes , Mo-

reto , Lope de Vega , y otros

pobretes : Las Bodas del gran


Camacho Los Menestrales

de Madrid , con otras piezas

teatrales , y traducciones de

exquisito gusto , y perspecti-


va donde juegan todas las

reglas á la moderna , y se
observan todos los preceptos

del arte , executados por prin-

cipios , conforme los ha pu-


blicado la escuela general de

teatro. Así , pues , los Cómi-


cos mas aplicados pasean las
tablas con perfeccion : fingen
DEL AGRADO. 147

las pasiones que representan;


y executan las acciones de la

misma manera que sienten los


afectos ; de modo que ya no

podemos esperar que nos dis-

gusten con composiciones des-

animadas , y frias .
Tenemos Fabricantes de

galones , Bordadores excelen-

tes , diestro Tiradores de oro ,

Impresores inteligentes y
hábiles Grabadores. Nuestra

fortuna nos valga .

Las tres nobles Artes se

miran sobre un pie aprecia-

ble. La pintura tiene eleccion ,

imitacion , y execucion ; cu-


yas partes , sobre una misma

idea , la distinguen con todas


K.2
148 EL LIBRO

las señales de buena. La ar-

quitectura ha desterrado en-

teramente el goticismo y

ha adoptado buenas máxî-

mas de construccion ; pues

aunque en el siglo diez y


siete se acabó la casta de.

los buenos arquitectos ha


,
vuelto á resucitar en nuestros.

dias .

La ignorancia , y la pre-

ocupacion produce magnifi-


cencias monstruosas , y bor-

ra toda idea de regularidad


en las formas. Esta infeliz

máxîma produxo la de hacer

las estatuas de madera pinta-

da , y dorada para colocarlas


en los retablos , con lo qual
DEL AGRADO . 149

se destruyó , y envileció la

Escultura ; pero nuestra Aca-


demia la restaurará desde mas

allá del tiempo de Apeles , en


གྲྭ་
que adquirió su última per-

feccion , por medio de Lisi-

po , y Praxîteles , que supe-


raron á los demas artífices en

las mayores dificultades en

la proporcion , carácter , be-

lleza , y magestad .

Estas son materias muy de-

licadas para que un discípulo


del eruditísimo Violeta trate

de ellas por princípios , y así


cada maestrito lea por su li-
brito . Vamos á salir del em-

peño , y á continuar nuestro


antiguo derrotero.
150 EL LIBRO

Ya nuestras Españolas ha-


cen de punto de peluca de-

lantales , y pañuelos , redeci-

Hlas de cinta , escofietas , fru-

tas de mano , y otros adornos,

y menudencias , que se com-

praban á los extrangeros : ya

cosen y planchan , sin nece-


sidad de enviar la ropa

Paris,

Ya nuestros Músicos no

corren en posta á Italia á bus-

car el tono , y conocen hemos

tolerado con demasiada pre-

ocupacion la furia de sus ar-

cos , y de sus fuelles : ya se


han propuesto interesar nues-
tros sentidos , imitando al Di-
vino Hayden en la delicade-
DEL AGRADO . 151

za , y melodía ya han con-


*
seguido sin violencia , que el

enfado , el ceño , y la cir-

cunspeccion de nuestras Da-

mas se haya trocado en ama-

bilidad , y buen trato , de tal

modo que con sus arrullos ,


y gorgoritos nos sirven de

embelesamiento , y de encan-

to : ya las Academias , con su


concurrencia y marcialidad
2
se han hecho el mas bello ob-

jeto de nuestra diversion , y

pasatiempo . El sentido del

oido se delėýta con los so-

noros , y dulces trinos : se re-

gocija , y eleva con las canta-

das : participa el alma del de-


leyte de la belleza siendo
,
EL LIBRO
152

este tal vez el único caso en

que el espíritu , y los senti-

dos le gozan igualmente ; y


en los intervalos juegan con

discrecion (al libre comercio)

el entendimiento , y la volun-

tad una copiosa provision de


flores.

Nuestros Cocineros , y Re-

posteros han perfeccionado sus


tareas , y composiciones , y

dado al Público muchos exém-

plares , de que se pueden mez-


clar los helados con las demas

viandas de comida , sin otro

perjuicio , que el de correr al-

guna vez por casualidad la

posta al otro mundo .

Ya los pequeños , los mo-


DEL AGRADO . 153

zos , y medianos , á exemplo

de los grandes , y de los viejos,

piensan separarse de la corrup-


cion , y forman empeño en

sepultar la ociosidad , y el vi-

cio , para que no corra has-

ta el sepulcro . Dios así lo per-


mita.

No nos detengamos por


ahora en el examen de otros

puntos , porque el tiempo cor-

re que vuela , y no podrémos


concluir esta obra antes de

acostarnos.bo '

Me parece que seria opor-


tuno mudar la forma de nues-

tras cartas , que despues de

tanto tiempo se acaban di-

ciendo muy humilde servi-


EL LIBRO
154

dor á mil personas de quien

no querrian ser servidos ,

de lo que debian haberse eno-

jado todas las gentes de es-

píritu . Suprimamos , pues , el

muy humilde servidor , que

se emplea en un Caballero ,

como en un plebeyo , y aca-


bemos las cartas con una con-

clusion que corresponda o al


sugeto. Así se le dirá al hom-

bre de talento soy vuestro

perfecto admirador : á la her-


mosa soy todo de Vm . á

una persona rica : soy vuestro

recibidor , y así á los demas.


Pero dirán qué, locura by
tendrán razon. ? El Libro del

Agrado no corresponderia con


1

DEL AGRADO . 155

su título , si él no predicara

sino ciencia ; porque la moda


parece que es ser loco : se

nos criticará sin duda á mí,

y al Impresor , 2 y esto es de

lo que nos querellamos .

Sentiré mucho que mi

Obra tenga la aprobacion de


nuestros Aristarcos , que no

saben mas que recopilar , sa

quear , morder , y enfadar .


No obstante si dos librillos

periódicos , que son el ma

nantial de los ignorantes to


man la tintura de colores , que

acabamos de indicar , puede

ser que sean leidos de la gen-

te de buen gusto . Quando

quieran adular á un Autor,


156 EL LIBRO

imprimirán su elogio en co-

lor de rosa ; y quando satiri-

zarlo , imprimirán la censura

en negro. Se me figura en es-

te instante , que van á seguir

mi plan , é imitarle no digo


el estilo sino el color de

esta Obra. Ya se preparan los

gazeteros á hacer imprimir

sus novelas de un color que


las caracterice. Así la Gaze-

ta de Inglaterra será color

densangre de toro : la de

Holanda de color de hoja


muerta la de Berlin color

de rosa seca : la de Saxonia

color de azufre : la de Vie-

na color de maravilla : la de

Paris color de mezcla : la de


DEL AGRADO . 157

Lieja color violado la de


Rusia color de union : la de

Turquía color aplomado ; y


la de Roma color de agra-

do . Si todo lacayo viste la


librea que pertenece á su
'5
amo , y todo soldado lleva

el uniforme de su Regimien-

to , ¿ por qué no se han de

dar á conocer las Obras por

alguna señal distintiva á su


Autor ? Esto es muy fá-

cil en promediando los co-


lores : el negro ( supongamos)

se dexará á los Frayles , y

Clérigos : el carmesí á los


Soberanos : el azul á los Mi-

:
nistros el pajizo á los Con-
sejeros de Hacienda : el ver-
EL LIBRO
158

de á todos. Si algunos éne-

migos de la novedad , y de
los bellos usos gritasen con-

tra la nueva impresion que

querémos introducir , les res-

ponderémos , que mucho tiem-

po ha , que se imprime en

letras de oro , y que los li-

bros mas serios , y sagrados


( como son los Misales y

Breviarios ) tienen en casi to-

das las hojas letras encarna-

das. Hemos llegado á un

tiempo , en que nada se re-


husa , ni extraña , en el qual

pueden ser propuestos los pro-


yectos mas extraordinarios . No

me espantaré que á fuerza de


reflexiones se piense algun
DEL AGRADO . 159

dia , que el oro se divide en

macho , y hembra que se

puede acoplar lo uno , y lo

otro ; y que en este caso na-


cerán otros . Será sin duda

muy singular el ver los do-

blones de á ocho parir los

medios doblones , despues de

cierto tiempo . Este es mas

prodigio que la piedra filoso-

fal ¡ y qué sabemos si se po

drá hacer esta prueba ! Esto


sino por
no se perfecciona ,

los experimentos. ૐ Y
¿ quién

puede adivinar si el Libro

del Agrado dará acierto á es-


to ? Yo me contentaré con

que divierta á sus lectores

por la singularidad.
160 EL LIBRO

Es moralmente imposible

al entendimiento humano re-

copilar las diferentes pasio-


nes que afligen á la huma-
nidad. Retratar el vicio que
arrastra á los hombres es tan

dificil > como conocer á los

mismos hombres . El intento

solo de manifestarlo baxo de

un concepto general , pide


mucho tino mental , y aun

verbal , para bosquejarlo con


acierto. Estas reflexiones me

disculparán en lo que haya


faltado , pues mi ánimo se

justifica bastantemente con no

obligar la pluma á entrar en

casos particulares , y otros


pormenores .
DEL AGRADO. 161

La cuna donde se arru-

lla el vicio , y se adormece


la razon , es la ociosidad , ma-

dre comun de todos los de-

litos , y desgracias del hom-


bre. La falta de educacion

desde la edad mas tierna pro-

duce una escasez de princi-

pios comunes á los individuos

del órden público . La igno-

rancia es uno de los prime+

ros eslabones de la cadena,

que aflige á un Estado , por-


que no suelen instruirse los

jóvenes en la dulzura de nues

tra Religion , y de nuestras


?
leyes ; y de aquí nace el que

cada uno no cumpla con sus

obligaciones particulares .
L
162 EL LIBRO

Las reglas comunes per-

judicarian mucho al Estado ,

y perturbarian notablemente

el buen gobierno , si admi-


tiesen excepcion ó distin-
,

ción de clases ; pues esta bas-


taria á substraer de las cien-

cias , de la policía general,

y ordinaria una porcion de

vasallos ; de cuya confusion


resultarian notables inconve-

nientes al órden público , y


al fomento sólido , y progre-

sos de las artes , del comer,

cio , y del bien general de la


Nacion.

La época presente nos li-

sonjea ; y pues hemos llega-

do á un tiempo de felicidad ,
DEL AGRADO . 163

en que el Soberano empeña


su Real munificencia en pro-

mover la aplicacion , y á

este intento erige Escuelas,

funda Hospicios , crea So-


ciedades , establece Semina-

rios y Hospitales , forma

compañías , concede gracias,

y privilegios fomenta el

comercio , las ciencias , y las

artes , premia la industria , y

prodiga rios inmensos de te-


soros en diferentes ramos ,

y en útiles establecimientos ,
correspondamos á sus ama-

bles ideas desterremos el

vicio , y la ociosidad : figu-


rémonos , que nuestra ama- .

da patria se ha hallado has-


L 2
164 EL LIBRO.

ta aquí invadida , y opri→

mida con la guerra , y que

ahora empieza á gustar del


descanso , y de la prospe→

ridad.

Los Magistrados , corres-

pondiendo á la confianza del

Soberano , desempeñan estre→


chamente sus obligaciones pa-

ra restablecer la buena crian-

za , y educacion , é instruir á

la juventud en la convenien-

cia , y obligacion de honrar-


se mutuamente.

Toda ocupacion , y oficio,

sin el qual no puede pasar la

República , interesa demasia-

do , y mas si se cifra en que

sus individuos cumplan exâc


DEL AGRADO . ì65

ta , y fielmente todos sus exer

cicios sin fraude , ni mala-

versacion ; pues esta es cier-

tamente la que en realidad

deshonra, y no la honesta ocu-

pacion. Los hidalgos pobres


no pierden de su estimacion

por ser aplicados , pues sola


la ociosidad es la que con pre-

ferencia debe tener impresa,

y sellada la nota de deshonra.


Manifestemos nuestra apli-

cacion recobremos nuestra

antigua fama , tan emulada en

los quatro ángulos del mun-


do dilatemos con rapidez

nuestras ideas 9 nuestros fru-

tos , y nuestras manufacturas ,

ya que el Monarca nos pro-


166 EL LIBRO DEL AGRADO .

tege , y la discrecion de sus


sabios Ministros nos ampara:

desarraiguemos de una vez


todos los resabios que tanto

nos alejan de la moral chris-


.
tiana , y se oponen á la vir-

tud , y al progreso de las ar-


tes , que si lo conseguimos ,

tendrémos la gloria de que

España sea venerada por la

riqueza de sus ciencias y


respetada por la fuerza de
sus armas.

FIN

DE LA PRIMERA EDUCACION .
166 EL LIBRO DEL AGRADO .

tege , y la discrecion de sus


sabios Ministros nos ampara:

desarraiguemos de una vez


todos los resabios que tanto

nos alejan de la moral chris-

tiana , y t se oponen á la vir

tud , y al progreso de las ar-


tes que si lo conseguimos ,

tendrémos la gloria de que

España sea venerada por la

riqueza de sus ciencias , y


respetada por la fuerza de

sus armas .

FIN

DE LA PRIMERA EDUCACION .

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