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LOS LITERATOS

DE OGAÑO .

CARTA ESCRITA Á UN PRINCIPIANTE EN

LA CARRERA DE LAS LETRAS.

POR

Don Ramon Soler


,

CON LICENCIA: MADRID.

Imprenta que fue de Fuentenebro.


Noviembre de 1833.
ADVERTENCIA.

La favorable acogida que

han obtenido del público 'mis

primeros folletos ó cartas del

Galan primerizo , y mas seña-

ladamente la Gramática parda

que acabo de publicar , me ha

movido á continuar escribiendo

alguno que otro papel por el

mismo estilo , los que no sé si

tendrán por ventura tan hon-

rosa suerte. Uno de ellos es la


4

presente carta , en que me pro-

puse desde luego atacar los vi-

cios capitales de que adolecen

muchos de los que escriben para

el público.

No soy el primero cierta-

mente que tal objeto se haya

propuesto ; pero ni los Erudi-

tos á la violeta de Cadalso , ni

la carta de Paracuellos , ni la

Derrota de los pedantes de Mo-

ratin , ni otros cien papeles que

se han publicado en distintas

épocas , pero con el propio fin,

han podido conseguir tan loable


objeto , cual es purgar la repú

blica literaria de tantos zánga-

nos como la inficionan. Al con-

trario , sea por haberse olvida→

do aquellas saludables máximas,

sea por el transcurso del tiem-

po , sea en fin por la tendencia

del espíritu del siglo ; lo cierto

es que de pocos años á esta par-

te se ha aumentado tan estraor-

dinariamente el furioso prurito

de escribir, que un quidam cual-

quiera , sin estudios , sin talento

y sin otro mérito que una levisi

ma tinta de un mal francés, osa


6

ya apellidarse traductor , y con

cuatro plagios y cuatro refor-

mas quiere hombrear con tal

orgullo , como si fuera , segun

vulgarmente se dice , el emporio

del saber.

No habiendo , pues , logrado

desterrar tales abusos los sa-

bios escritores que he citado y

me han precedido en la mate-

ria , poco ó nada puedo yo es-

perar con la publicacion de es-

ta carta ; pero á lo menos , ira-

se aficionando la gente á este

género de crítica : verán algu-


7

nos ingenios la senda que ha

de seguirse para esterminar , si

posible fuese , esta plaga litera-

ria ; y el público acaso logrará

verse desembarazado de tantos

anuncios pomposos , de tantas

publicaciones insulsas , de tan-

tas copias y traducciones con

que diariamente se le molesta y

se le engaña.

No es la empresa tan dificil

como parece. Cervantes, el in-

mortal Cervantes , consiguió des-

de luego abolir todos los libros

de caballería y sus fabulosas


8

preocupaciones; puès empeze-

mos nosotros á perseguir con

ardor á los pedantes y malos

traductores , y ya que toscamen-

te marco yo algunas de las mu-

chas sendas ó caminos por don

de pueda conseguirse , otro mas

hábil y afortunado tenga la

gloria de concluir y llevar á ca-

bo tamaña empresa.
LOS LITERATOS

DE OGAÑO.

Sea enhorabuena , amigo Epi-


fanio, sea cien veces enhorabue-
na de haberte dedicado á la ilus-

tre profesion en que sobresalen


los ingenios y se inmortalizan
los hombres. Mil veces dichoso

tú si puedes y sabes no malo-


grar las felices disposiciones de
que te hallas dotado , y llegas
algun dia á merecer el aprecio
de tus contemporáneos y la ad-
miracion de la posteridad . Mas
¡ ay de mí! ¡ qué dos cosas tan

diversas y tan diferentes entre


10
sí! Prescindiendo del largo in-

tervalo que ha de separarlas,


rara vez han hermanado ni aun

antes ni despues del medio si-


glo , ó de las dos generaciones

que han de mediar entre ellas.


Si no nos engaña la historia,
veo que los hombres eminentes

que nos sirven de guia en tan


espinosa carrera fueron zaheri-

dos , menospreciados y oscure-


cidos por sus contemporáneos;
veo que la cualidad de sobresa-
lir entre los demás ingenios

atrajo á unos prisiones y en-


carcelamientos , á otros gran-

des persecuciones , y á la ma-


yor parte los redujo poco me-
nos que á la mendicidad ; veo
que esas grandes obras, esas fe-
licísimas producciones del ta-
11
lento humano , que atestiguan

á lo que puede llegar el hom-

bre, fueron al tiempo de salir


á luz mofadas y escarnecidas ;

veo á la maligna petulancia al-


zar osadamente el grito y des-
acreditar en público al que tra-

ta de ser útil á sus semejantes;

veo por donde quiera oprimi-


nos y anonadados los hombres

de mas saber ; en una palabra,


veo tanto... pero mas vale do-
blar la hoja sobre este enojoso
preámbulo , y baste en suma el

recordarte aquella sentencia de


un gran filósofo : "La fortuna
de un hombre comun se gra-
dúa por el número de sus ami-
gos , y el mérito de un literato

por el de sus enemigos. "


Pues como iba diciendo , yo
edo menos de celebrar tu
on en medio de los ries-

que vas á verte expuesto:


no tu genio es taciturno
losofado ; como se muy

que tú no eres de esos


tanes fanfarrones que an-

dan á conocer por escri-


en las tertulias y en los

que en la república de
ras , ni tienes atrevimien-
a presentarte en las salas

poderosos mendigando el
y la proteccion que mu-
autores quieren que ten-
us obras antes de haber
ido la sancion del voto pú→

por todos estos comos y


es , me es forzoso exten→
e algun tanto en esta car-
el loable fin de hacerte
13
ciertas prevenciones que hoy en
dia son necesarias , para que al

tiempo de escribir vayas ha-


ciendo un buen lugar á tus pro-
ducciones ; y no como antaño
que los escritos eran los que
honraban y daban á conocer á
(sus autores.

Es verdad que la halagüeña


perspectiva que ofrece este nue-
vo arte de escribir tiene bastan-

te atractivo y oropel ; y que de

tanto como en este siglo se ca-


carea , es en resolucion mas el

ruido que las nueces : es verdad

tambien que el público, siempre


recto é imparcial , mira muchas
obras con frialdad , que los sa-
bios las desdeñan , y que la pos

teridad .... probablemente no lle-

garán á ella. Pero tú no te ar-


edres por ninguno de estos me-
indres , y arrójate en la arena
on la marcial impavidez que
e acostumbra : mas hemos de

omar nosotros de la moda que


a moda de nosotros , y así des-
cha toda la aprension que pu-

ieran sugerirte mis rancias


bservaciones. Los goces y los
ienes se necesitan mientras du-

a la vida ; y lo demás es qui-


nera de algunos espíritus té-
ricos montados enteramente á

a antigua. ¿ No es verdad que


nuerto tú , ya no te importa
que la posteridad admire ó des-
recie tus obras , ni que te lle-

e de oprobios ó de elogios ?
Además de todo eso, yo quiero

uponer lo peor que pueda supo-


erse , que el público mire con
15
desagrado tus obras, sin aten-
der á si se engendraron entre
alfombras y brocados , ni á si
han nacido con toda la gran-

deza posible , ni á si tienen ó no


padrinos de alto coturno , ni á
si están patrocinadas por la ex-

celencia mas alta y eminente:


todo esto es una patarata. A tí
lo que te importa es tener siem-

pre buenos Mecenas , hacer pa-


pel entre quienes debes hacer-
le , comer y beber en la mesa
de los magnates á fuer de li-
terato y á merced de tus escri-

tos , ocupar un lugar muy pre-


eminente en la corte , y por úl-

timo , saberte dar el tono y la


importancia que debe tener un
hombre de letras. Asi se llaman
en el dia los escritores.
esto que no eres ninguno
s autorzuelos de aldea , no
s desdecir en nada de los

is ingenios cortesanos , y
le procurar sobre todo ad-

rte muy buenas relaciones:


elaciones son las que hacen

à corte á los hombres , no


lento ni los buenos estu-

Para conseguirlo has de


untual asistente , puntua-
0 ་ al café del Principe. Allí
sá docenas los redactores
eriódicos: allí conocerás á
nombres de fama , cuyos

bres solos y por sí solos,


an época en la literatura

iglo diez y nueve : allí es-


arás largas y porfiadas dis-
nes sobre la pureza del
na (mejor diré sobre su im-
17

puro engrandecimiento ) sobre


la nomenclatura moderna , Ꭹ
y
sobre los puntos mas dificiles
del arte de escribir ; allí te per-
feccionarás , si no has olvidado
lo que aprendiste , en el divino

arte de la poesía ; allí oirás á


cada momento epígramas , le-
trillas y sonetos ; allí aprende-

rás á censurar y comentar to-


das las piezas dramáticas pre-
sentes, pretéritas y futuras ; allí
se juzga y sentencia todo cuan-
to ve la luz pública ; allí y pre-
cisamente allí existe el foco de
la nueva literatura.
En cuanto al vestir has de

gastar cada dia de la semana

un nuevo y distinto trage. No


porque el hábito haga al mon-
ge , sino porque los hombres de
2
valor en las letras no de-
levar dos dias seguidos un
o vestido , ni gastar un
echo el año pasado sin po-
á la moda del presente , ni
de oler á la esencia de ro-

á la fleur d'orange.... ¡ voto


zahar se llama propiamen-
castellano . Tienes que ir

do , atusado y rizado to-


os dias por Mouchez ó Pe-
llevar las botas como es-
echarte el lente á la cara

ue veas á cualquiera ma-


ta , saludar por su nombre
os los personajes que en-
res , aunque no te conoz-

i te hayan visto en su vi-


sear y andar con una gra-
1 y afectacion verdadera-
e noble , llevar la cabeza
19
bien alta y erguida mirando á
todos lados , y no estar agacha-

do , cabizbajo y distraido como

solian ir siempre los filósofos


de antaño ; y en una palabra ,
sonar los diges y dengues del
reloj y de la cadena , y darte tal
aire de importancia , que á la
legua seas conocido por quien
eres y debes ser.

¿Quién es ese señor tan gra-


ve y tan elegante , preguntarán
todas las damiselas y figurines

de la corte? ¡ Oh ! ... responderá


inmediatamente el mozo del ca-

fé, ó cualquiera de los badula-


ques que te vean con harta fre-

cuencia , ese es el señor don Epi-


fanio de Hinestrosa y Quinco-
ces : es la cabeza mejor ordena-
da que produjo este siglo. Su
*
re el Baron de Filadelfia, y
buelo el Condestable de Sier-

lanca , le dieron la educacion

fina y esmerada que puede


e al señorito mas mimado
en nacido. Entiende ó me-
habla siete idiomas entre vi-
y muertos , es un retórico á

erveille (es decir , charla á


mil maravillas) , ha cursado
ica en la escuela italiana , es
rimer dilettanti de nuestras

as , toca tres instrumentos,

a divinamente , es un esce-
e repentista ; y ahora se va á
par en traducir (de traducir
en decir los nuevos traduc-

s ) una novela que piensa


car á la señora condesita de

nte espina , que es la dama


filantrópica de la corte.
21
Si examinas poco á poco to-
'das y cada una de estas circuns-

tancias , ya te veo perplejo é in-


deciso sin saber si yo hablo de
burlas ó de veras. Lo primero
que vas á hacerme ver es la len-

gua, no es decir que la tuya es-


té puerca ó limpia , ó amarilla

ó colérica , sino que me dirás


que vale mas conocer á fondo y

por principios la lengua propia


y nativa , la que usaron nuestros
abuelos y usan todas las gentes,
que no chapurrear esa gerigon-
za gallico-dilettanti que solo en-
tienden los allegados á la gente

cómica , ó mejor á las primas do-


nas. Me dirás que Garcilaso ,
Góngora , Mariana , y moder-
namente el dificilmente fácil

Moratin , jamás usaron los sua-


ni las toaletas , ni la grip,
inguno de esos bastardos

blos con que gentes adve-


zas en la literatura quie-
desquiciar y mudar el gra-
copioso idioma castellano

erza de sugerir en él tan a-


ero y postizo vocabulario.
lirás que tú tienes á mucha

a el ser purista y otras tan-


cosas , que era menester lle-
un volúmen de dudas y re-

ciones en este solo punto,


• ¿qué quieres que yo te di-
Estamos en Madrid , entra-
ya en el segundo tercio del

avilloso siglo diez y nueve,


necesario vivir á la moda,

ar chapurrado , agradar á
Hamas (aunque sean segun-
y pasar la vida alegremen-
23

te. Lo demas déjalo correr...

En seguida vas á pegar tajos


y reveses á las nueve décimas

partes de todo lo dicho ; pues


que ciertamente ni el asistir á

las óperas , ni el ser dilettanti,


ni hablar italiano , ni cantar,
ni bailar , ni nada de eso hace

falta para poder escribir en es-


pañol para el público. A esto
diria yo que no pensabas tan
mal ; pero no me atrevo por no
atraerme inmediatamente toda

la ojeriza de la pandilla litero-


cantante que probablemente
juzgará con su acostumbrada
imparcialidad esta carta mis-
ma , y sobre todo tú hazte car-
go que no vale nada la refle-

xion y los argumentos cuando


hemos de someternos á la mo¬
nico y verdadero juez en

las materias. Y sino , di-

por qué no gastas coleta,


5 , chupa bordada , espa-
calzon corto , medias de se-
zapatos con grandes he-
? porque chocarias á los

e todo el mundo , y se bur-

y te mofarian , y pensa-
que estábamos en tiempo
naval ; pues la misma a-
ion debes hacer para to-

uel que escriba , imprima


lique cualquiera cosa que
adre á la mira , gusto y
er de nuestros escritores

os y elegantes , no nuevos
antes escritores.

es no digo nada del pri-


paso ó el primer ensayo
entrar en el santuario de
25

las letras , y pertenecer al gre-


mio de los escritores , que es la
traduccion francesa. Ya sé que
tú conoces toda la dificultad del

bien traducir, y que las traduc-


ciones, esto es , aquellas única-
mente que son del todo útiles
para el adelanto de las ciencias

ó para la ilustracion general,


están reservadas y deben reser-

varse para el último período de


la edad , pues que con los sazo-
nados frutos que da el otoño del
saber , pueden mas fácilmente

los escritores presentar traduc-


ciones propias , fieles y dignas
de ocupar el lado de las inimi-

tables producciones de nuestros


autores clásicos. Por lo mismo

ya te veo venir, y seguramente



te diria que tienes mucha ra-
pero sábete que la señora

1, si es que no ha muerto,
estar jubilada mucho tiem-
ice , y acaso decrépita é in-

para alternar con noso-


Hace ya mas de medio si-
ue en la guia de vecinos y
teros que escribió el céle-
cuanto malogrado coronel
so , se hallaba la razon au-
y sin ejercicio , habiendo
o algun tiempo en la calle
Cabeza ; con que segun los
ornos y vicisitudes que des-

tonces acá hemos sufrido,

e inferirse que la tal seño-


aya desaparecido entera-

e de la corte ; y asi nunca


oyes en la razon que que,
muy mal.
lviendo á las traducciones,
27

y creo que acabarás de conven-


certe, yo conozco varios sugetos
que tienen fama y nombre de li-

teratos, cuyos nombres han lu-


cido en letras muy gordas por

todas las esquinas de Madrid , y


á quienes se tiene, conoce y re-
verencia por autores graves y
escritores profundos ; pues mi-

ra , si se examina el largo ca-


tálogo de todas sus obras , y se
desmenuzan y analizan todas
sus tareas , no se hallará mas
original que el prólogo ó la ad-

vertencia puesta al frente de al-

guna de sus traducciones , y en


la mayor parte de las que han
publicado , ni aun ese pequeño
trabajo han querido tomarse.
Otra cosa: ¿ has aprendido
bailar la mazurca ó el galop?
de que no entiendas lo que
ero decirte ; pero yo me es-
aré lo mejor que pueda. No
tan olvidadizo que no me

erde de que aprendiste á bai-


de todo en el seminario don-

e educaron tus padres ; mas


os ocho ó diez años que han

scurrido desde que saliste


colegio , será ya tan rancio
nodo de bailar , que no po-

s dar golpe ni hacer furor


e los literatos modernos . De

siguiente ya te falta un re-

sito, y no de los menos esen-


es para reussir , esto es , salir
a en la dificilísima empresa

escribir para el público. No


cante , tú no te desanimes
nada de eso. Los nuevos

bres que acabas de oir , y


29

que tendrás sin duda por tur-


cos ó cosacos , son los de unos
bailes de última moda ; y aun-

que son tan ásperos y oscuros,


su ejecucion bailante creo no es
tan dificil ni desagradable. Me

parece que en muy pocas lec-


ciones puedes aprender á dar
carreras muy largas como las
de caballos , y sin mas arte que

el de coger las manos á la pare-

jita y apretárselas muy suave y


dulcemente.

No sé si llevarás á mal tan-

tos episodios que acaso te pare-


cerán agenos de las instruccio-

nes para un escritor , mas yo


escribo come al tiempo en

que estamos ; y prosiguiendo en


mi verdadero propósito , conti-
nuaremos deletreando la carti-
de un literato de ogaño. Ya
ve es tan espinosa y peliagu-
la carrera que has elegido,
e tengo por imposible no se
e olvide algo de lo decible , por
ucho que se alargue mi carta.
on tantas las teclas que hay
le tocar ! ... Digo, pues , que has
è tener toda la circunspeccion
ɔsible para criticar los defec-

os y los abusos , sin tocar un


pice á las personas en quienes
s vieres. Puede decirse siem-

re el pecado y no el pecador;
de este modo no te granjea-
is la animadversion con que
eneralmente suelen cargar la

ayor parte de nuestros perio-


stas, á trueque de decir sar¬

smos y desvergüenzas á todo


mundo. Mas con todo , tú no
31

trates de singularizarte : vale


mas que sigas la corriente, y
antes te des á conocer por la
maligna acritud que por la pru-
dente moderacion . ¿Por qué no

has de mojar tu pluma en la


mortífera hiel de moda , que es

la mejor tinta del mundo ? No


seas bobo ; haz tú lo que hacen
los demás, y de este modo abre-

vias con tercio y quinto el lar-


go y pesadísimo viaje del tem-
plo de la fama.

Nunca dejes de confundir la


sana crítica con la detractora
mordacidad . Es verdad que son

armas algo parecidas entre sí,


aunque sus efectos son muy di-

ferentes ; pero de esto no se hace


ya ningun caso : mejor se zahie-
re que se critica , y mas fácil es
creditar que corregir. No
res jamás en los resultados
puedan tener dos extremos
opuestos y contrarios ; y tus

itos deben respirar siempre


la animosidad , toda la acri-

y todo el veneno de que sean


eptibles hasta encarnizarte
as personalidades del adver-
D. Esta es la crítica de mo-

No hagas ni por pienso abs-


cion de ninguna de sus pro-
ades físicas ni de sus cuali-

es sociales ; nunca te circuns-


as á la parte literaria ni al
to en cuestion . En la lucha
raria deben salir á relucir
as las * faltas de los contrin-

tes al público le interesa


que nada saber si son gor-
ó flacos , altos ó pequeños,
33
tuertos ó derechos , feos ó boni-
tos , y todas las demás cosillas
que puedan decirse de ocultis.
Ya sabes por experiencia pro-

pia la suma sencillez con que


ahora se nos presentan todas
las ciencias , hasta las mas abs-

tractas y dificultosas ; y los co-


nocimientos humanos son sin

disputa alguna deudores de es-

te gran beneficio al poderoso


influjo del espíritu del siglo. Po-
drias muy bien aprovecharte de
los resplandores de esta luz sin

que sus rayos te quemasen ; pe-


ro nunca tengas esa aprension.
Si se meditasen mucho los pe-
ligros del mar , nadie se embar-

caria asi que no medites tú


tampoco sobre el laberinto de
las disputas modernas . Vale mas
3
te resuelvas á todo atrevi-

ente ; trastorna , tergiversa


terpreta á tu modo aun las

posiciones mas respetables y


cuestiones mas delicadas ; y
do evento sosten con la ma-
tenacidad los absurdos mas

os con tal que sean moder-

scribiendo constantemente
todo este tino y discrecion,

nposible que en muy pocos


es no trepes y te encuentres

o mas alto del templo de la


ria. No serás envidiado , ni

rnecido , ni calumniado por


contemporáneos , como re-
armente sucedió y ha suce-
o á nuestros mayores inge-
5; y cuenta que no hay me-
es armas que las que meten
35
mas ruido: á saber , los baldo-
nes y las injurias. Haciéndolo

así, tus obras , tales como sean ,

llegarán al instante á merecer,


si no la aceptacion del público,
al menos el aplauso de tanto
corifeo literario , y el lauro in-
marcescible de verse apoyadas y

defendidas por la ignorancia.


Esta señora tiene un fallo tan

irrecusable que jamás hubo de


él apelacion alguna.
Iba á encargarte la modestia

como el mejor y principal ador-


no de un literato ; pero esta vir-
tud que ha llegado á escasear
hasta en el bello sexo , con mu-
cha mas razon habrá desertado
enteramente de la banda lite-

raria. ¿Y qué adelantarias tú


con ser modesto? Quedarte muy
*
en la carrera que vas á
nder. No señor , no. La

a y la desfachatez son las


deras prendas que deben
erizar á un hombre que
re está hablando al pú-

y si no , herrar ó quitar
co. Quiero decir , ó se tie-

lo el valor y toda la im-


ez necesaria para salir ade-
ó se zambulle uno en un

■ y deja morir inéditas sus


cciones en la eterna oscu-
del olvido .

oniendo , pues , que nada


o sea capaz de arredrarte,.
ego como seas autor de-

irar con gran desden é in-


ncia á todos los que ten-
desgracia de no hallarse
al caso. Una cosa es el ta-
37

lento y otra la ignorancia. Es

verdad que habrá muchos , ig-


norantes que tengan talento y
habilidad para lucirse ; y tam-
bien no pocos majaderos que
hayan conseguido la borla de

doctores. Tú segun tu educa-


cion literaria y tu despejo na-

tural no perteneces á unos ni


á otros , y puedes seguramente
hacer mucho mas papel que

ninguno de ellos. En fin , en

caso de duda arrímate siempre


al sol que mas calienta. En otro
tiempo se apreciaban los hom-
bres que mas teson tenian en
sostener la verdad ; en el dia
solo campean los que se desdi-
cen y contradicen con mas fa-
eilidad que beberse una botella
de cerveza,
Cuando en el café ó cualquie-

otra concurrencia os junteis


rios autores de esa misma ra-

, verás como ninguno nece-


a que otro le alabe ; y si crees
pie juntillas todo cuanto di-
n, los Sénecas , los Platones y
5 Horacios , caso de volver al

undo , se quedarian corridos


avergonzados en vuestra re-
nion. Háblese de lo que se ha-

e, de todo entienden y todo


saben : ellos interpretan y es-

ican las leyes , lo mismo que


nos Licurgos ; ellos desenvuel-

en y analizan toda la historia


atural con mas desembarazo

e el mismo Buffon ; ellos es-


driñan y demuestran las cien-

as exactas mejor que pudiera


acerlo el inmortal Newton , ó
39
el incomparable Leibustz ; para
ellos la física es un juguete , la

química un puro recreo , la his-


toria cosa de muy poco momen-
to , los idiomas antiguos... ¡ eh !
dicho se está , vejeces y tonte-

rías ; los modernos pasatiempo,


la retórica nimiedades , la poe-

sía... Oh , amigo , la poesía es la

menos ultrajada de boca , y la


mas profanada por escrito. El

poeta nace , señor , y el orador


se hace: esto dicen y repiten los
oradores, ú aradores del dia ; pe-

ro ¿ qué sirve nacer sin hacer ?


Por mas poeta que nazca cual-
quiera, ni por mas rica que sea
su vena, ¿ podrá hacer buenos

versos , si no ha aprendido á sa-


ber distinguir lo bueno de lo
malo?
ero tú llegarás tambien á
tuarte insensiblemente á

tono magistral y decisivo;


no , mal andas. Si empiezas
ar los melindres , y dices que
al cosa no entiendes , ó que
as estudiado esta ciencia , ó
no has profundizado tal ó

materia , ya no puedes al-


ar con nuestros escritores ,
sistir á sus reuniones , ni
en sus concurrencias . Te

arán cándido , pacato , ino-


e , pobre hombre. ¿ Y sabes

ien lo que quiere decir po-


hombre ? pues mira , no es

nismo que hombre pobre.


n hombre pobre cualquie-
e favorece ; y como no falta
ca un roto para un desco-
, hasta encuentra muger
41

con quien casarse y hacer la

fortuna ; pero un pobre hom-


bre...cien leguas huyen de él
todas las mugeres .

Pobre de tí, digo yo, si no te


impregnas inmediatamente en
los halagueños miasmas de la
tan comun omniesciencia ; po-
bre de tí , si no te revistes de

toda la autoridad necesaria pa-


ra no dejar á vida ningun libro,
ni ningun autor sano , ni obra
i
alguna absuelta. Has de poner
faltas al Quijote , diciendo que á
su autor le sucedió algo de aque-
llo alicuando bonus dormitat Ho-
merus : has de murmurar de Ma-

riana , diciendo que escribió , no


forjó, una porcion de patrañas;
has de ridiculizar á Melendez,

diciendo que tiene parajes al-


curos ; á Moratin que es-
5 siempre con mucho amor
o ; y descendiendo á los es-
res todos juntos ó separa-
In solidum y per se, no repa
n cometer anacronismos.

ne vale y luce que te oigan


ar mucho de todos ellos;

el vulgo no los conoce , ni


porta tampoco saber si Cer-
es conoció á Cadalso , ni si

omedias de Lope y de Mo-


- se escribieron al mismo
po.
mbi has de aco
en stu
m-
te á hab mal de tod
lar o
llo que pub los dem ;
lic ás
an
si pon falt á Mar
es as ian
a
Cer , con men tra
van o s -
tes
pod ech por tier to-
rás ar ra
O que se pub y escr
lic ibe
a
43

por escritores al presente vivos


ý sanos. Mas en este punto de-
bo hacerte una advertencia que
no debes echar en saco roto;
porque hay en esta parte cierto

utrum , ó cierto intringulis , que


merece por sí y ante sí un dis-

tingo como un templo.


Si la obra nueva ó reciente

lleva el propio nombre de su


autor , tienes ya un motivo bas-

tante poderoso para criticarle


zaherirle sin el menor temor
y
de Dios. ¿ Saben ustedes , dirás,
que ha dado á luz don Liborio

tal obrita ?--Quién ? te dirá don


Agapito , ¿ ese mequetrefe que
de todo habla y de nada entien-

de ? —Sí , sí , responderá viva-


mente don Sinforiano , ya le
conozco ; ese es un verdadero
Ho-autor. Ha empezado á
bir sin saber el griego , ni
estudiado las súmulas ni

arbara celarem , sin poder

un silogismo , ni argüir
in , ni...- Pues ,་ señores , les

rumpirás tú con gran dig-


, yo he leido ese folleto
detenidamente , y allí no
entro lenguaje , ni gramá-
ni invencion , y sí solo se

gan cuatro pasajes muy


zurcidos que el autor ha
do de este y del otro ; y

que ustedes lo sepan , la


or parte de las ideas son

las de un cajon de libros


venia de Francia , y cuyo

o murió el año pasado en


arentena del cólera , le-
olos por manda á ese bo-
45
tarate que tanto hace rechinar

las prensas de Burgos y de


Amarita .

Si la obra es anónima , tan-

to mejor, la crítica es mucho


mas extensa ; pues como no se
conoce la persona para descar-
gar en ella todo el furor lite-

rario , es menester descargarle


en todos aquellos que se sospe-

che sean sus autores : lo princi-


pal es que estos queden desacre
ditados , aunque la obra en ri-
gor no se analice ; ni importa
tampoco hablar de ella , con tal
que se meneen bien los huesos

á sus presuntos escritores. En

este caso, luego que hayais ya

juntado la pandilla , empezarás


á decir como con indiferencia:

Sí , la obra no es del todo mala;


o el autor debe ser un gran

moño que anda á vueltas


- las antiguallas de la mo-
tia.- Me han dicho , asi ha-
rá don Gumersindo , que es

a Amadeo , aquel que in ilio


pore escribia algunos artícu-
para la Crónica científica y -
raria , y compuso algunos
Letos á... vamos , aquel que
J
to ruido metia sin sustan-

el año 19. - No señor , no


T nada de eso, responderá el
y
hibarado don Manolito , es

jóven que está todas las no


s en la Fontana , gran ju-
lor de villar, excelente cor-
inte, asistente diario al pra-

á la parada de palacio , y
-Si ese , dirás tú inmedia-

nente , no sabe ni aun dele-


47
trear; si no tiene mas literatu-
ra que la que ha aprendido en

el Palais-Royal y en las Tulle-


rías esta primavera ; y ahora se
ha encajado sus gafitas azules,
elípticas y pequeñas , guarneci-
das de concha ( puede que sea
asta ) porque son á la dernier

en aquellas tierras ; de modo y


manera que con ellas aparenta
ser muy corto de vista , afecta
bastante la pronunciacion , to-
dos le tienen por un non plus

ultra , y en suma... Pues se-


ñor , ninguno de ustedes ha
dado en el hito de la dificul

tad , responderá muy pausada→


mente el flemático don Leon-

cio ; esa obrita es original del


señor Roger Cornelio , poeta

estrafalario, chabacano escritor.


estos de tres al cuarto, que

e siempre en guardilla , vis-


i lo antiguo , come potajes,
a muy serio, anda cabizba-

tiene mal humor , habla

apre solo , y parece...


e parece á tí, digo yo aho-
que en una obra anónima

hay materia suficiente para


r murmurando siete dias

eros con sus noches , ma-


gadas y tardes , de todos los

pres presentes , ausentes y


tentes en todos los rinco-
del universo ? ¿Te parece á

ue no hay tela cortada pa-


acar á relucir hasta la mas

ueña falta de todo aquel


tiene la desgracia de caer
la férula de algunos de
nuevos escritores que mas
49

que críticos parecen urracas y

papagayos? Ahí es un granito


de anís. Aprende , pues , tú,
querido Epifanio , aprende ; que
en las obras anónimas es don-
de mas luce la crítica habilidad

de un sabio literato de ogaño.

Vamos , y ¿no te vanaglorías


'
de dedicarte á tan útiles ta-

reas? ¿ Piensas tú que además


de esta agradable chismogra-
fía , no tiene un literato mil y

mil motivos para envanecerse

y con razon ? ¿ Qué mas gus-


to que ver continuamente tu

nombre en grandes letras de


molde por las calles , plazas y
librerías ? ¿ Qué mayor satis-
faccion que la de verte ala-
bado por los periodistas , sea

en la trompeta literaria , o en
4
letin bibliográfico , ó en
ublicaciones nuevas , ó en

mercio de libros ? ¿ Qué


gloria para tí que saber
tu nombre de boca en bo-

or todas las tertulias , por


las concurrencias , por
las tiendas de la calle de
ontera Ꭹ librerías de la

arretas ? ¿Qué mayor des-


que ir de tiempo en tiem-
de cuando en cuando que

enos afrancesado ) á casa

brero , y coger limpias de


o y de paja las multiplica-
pesetas que ganan los au-
? Sábete que hay algunos
tan poca conciencia , que
un libro que les sale á dos
s llevan diez y doce, amen
encuadernacion . Vamos
51
si es mucho , mejor carrera no

podias haber elegido .


Yo , repito , te doy mil enho-
rabuenas por tu acertada elec-
cion. No sé lo que pensarás de
mi larga carta , ni si te arre-
drarán los peligros , ni si te a-
batirá tu natural modestia , ni
si mudarás de intencion á vis-
ta de tanto como te he dicho

en tan poco tiempo ; pero crée-


me en conciencia , que todavia
no he empezado. Tantas y ta-
les son las consecuencias que
puede y debe esperar ó temer
el que se pone á escribir para
el público .
En efecto , nada hemos ha-
blado de tu venalidad ó inve-
nalidad . Puede ser que pienses
á vista de esta expresion que
*
iteratos de ogaño son co-

as georgianas , que tenien -


uen palmito merecen un
o mucho mas subido para

rrallo del gran señor. Mas


or cierto , hijo mio , nada

so. Algunos literatos sue-


enderse á los libreros ; y

os... aquí se va complican-


nucho la cuestion. El re-

do de estos trabajos ó ta-


venales y mercenarias , es
pre quedar desunidos los
resarios , desairados ó poco
dos los autores , y engaña-

- descontento el público , á
n en estas medias empre-

suele dársele generalmente


por liebre.

omo el ejercicio de escritor


s ningun canonicato ni ma-
53
yorazgo en que pueda uno dar-
se la vida de un prebendado ó
de un corregidor , se anda siem-
pre lambicando á ver cómo , por
dónde y de qué manera se ha
de salir adelante. Mira qué car-

rera tan triste quieres elegir , si


la consideras bajo este aspecto ;
y así es que si te decides de to-

das veras por ella , y no tienes


ninguna otra renta , habrás de

ajustarte con un impresor-li-


brero ó librero - impresor , que
todo es una cosa misma. Este
tal por la gran cantidad de seis
ú ocho reales diarios , te querrá

tener todas las veinte y cuatro


horas del dia bajo su férula , sin
darte tiempo ni aun para com-
poner una miserabilísima déci-

ma. Ya se vé, un hombre que


tan bien pagado, y que no

sita ya mas para pasar la

de un patriarca , trabaja
hogadamente , con muchísi-

gusto , y produciendo á su
acio cien mil primores ca-
ia.

o es esto lo peor , pues aun-


malas , tendriamos siempre
lucciones legítimas y natu-
s de un hombre de letras,
quiera que sea el grado de
rudicion ; pero el diantre
ve siempre á los escritores

mpresarios para que quie-


además dar direccion á las

as , y marcar , y señalar y
ar los puntos y comas , por
le ha de llevarse el agua al

ino. ¿d Y qué te parece á tí


es lo que resulta de este
55
cruzamiento de razas , y de es-
ta rara miscelánea de ingenios ?
Qué ha de resultar sino abor-
tos indecentes , malos engen-

dros , producciones bastardas , y


libros tan malos , en una pala+
bra , que son indignos de dar-
se al público , y de venderse á

ningun precio.
Otras veces se hace grande
empresa , como por ejemplo , la
traduccion de novelas de Sir

Walter Scott ó cosa semejante ;


y para esta grande obra se ne-

cesita nada menos que toda la


cooperacion , todo el zelo , y to-
da la sabiduría de una socie-

dad de literatos. Bajo una som-


bra tan grata y tan espaciosa ,
ཙྭ á merced de tan respetable é
ilustrado concurso , ¿ cómo no
de esperarse una traduccion

composicion brillante , flui-

castiza y elegante ? Pues ni


esas : la sociedad de litera-

con toda su profundidad y


durez no queda exenta del
era epidémico y contagioso
e aqueja á la mayor parte
los traductores. Atraido el

olico con esa pomposidad y


erabundancia de colabora-

es , y deslumbrado con esa


iosísima batería literaria , a-
e como moscas á la miel á
cribirse á las librerías : estas

ndes empresas son siempre


suscricion ; pero á los muy

ɔs tomos se descubre toda

ilaza de la tramoya : la gen-


e cansa , los suscritores se

ran , y retirados estos , se


57

lleva el diablo la empresa , los


empresarios y los colaborado-
res.

Sí, amigo mio ; si por tu des-


gracia llegas á hacerte venal,

de cualquier modo que sea , te


aconsejo desde luego , ó mejor,
te suplico por el amor de Dios,
no prostituyas la literatura. Es

verdad que esta señora al fin y


al cabo es hembra , y con eso
está todo dicho ; pero de tal ca-
laña, que suele venderse muy
módicamente á cualquiera li-
brero ó impresor. Ya se vé es-
tos son hombres como los de-

más , y uno da dos , otro da


cinco , y otro da veinte. He

aquí por qué yo te encargo


muy particularmente que tu
pluma tal como sea , no des--
da jamás , ni aun entre sue-

á la mezquina y mal-
da suerte de traducir * el
co á veinte reales , ó es-
r folletos á doblon , ó aco-

arse por seis reales dia-


todos los dias. No pien-

que me equivoco en decir


os todos los dias
9 pues
an ser diarios sin los do-

gos y fiestas de guardar,


ves que de este modo no
enteramente diarios.

aye, pues, querido Epifa-


huye por lo mas sagra-
que hay entre los hom-
de esos infernales ajus-

que si tu suerte es tan


que necesites ser litera-
para poder comer , vale
desde luego que tomes
59

otra ocupación cualquiera , pues


á simple y lego escribiente que
te pusieras, te tendria muchí→
sima mas cuenta. Pero tú me
parece no te hallas en un ca-

so tan desesperado , y querrás


ser de los literatos de mas fa-

ma y de mas moda , que ca-


carean por las plazas y por
las calles. Siendo así , con un

epigrama cualquiera , un mal


articulillo que des una vez al
año para los periodistas te bas-
ta y te sobra , y no necesitas
nada mas para tener toda la
fama y toda la gloria de un li-

terato de ogaño.

Por último , iba á hablarte


de propiedad de obras , de hur-
tos , de plagios , de refundi-

ciones , de compendios , de ex
actos y de otra infinidad de

vechuchos de gran valor que


ncierra la literatura en su par-

e económica y legislativa ; pe-


o Dios me libre y me defien-

a de entrar nunca jamás en


emejantes honduras : fuera de

ue seria ya una terquísima


esadez alargar mas esta que

mpezó carta y acaba libro.


A Dios , Epifanio mio , cuí-
ate sobre todo , y guarda es-

rictamente las reglas médico-


igiénicas para preservarte del

ólera. Esta es , querido , la des-


edida de moda ; y con ella y

asta otro dia , queda muy tu-


de corazon

Pamon Soler.
Esta y las demás obras del autor se hallarán
en las librerías siguientes:
Viuda de Paz , frente á las covachuelas.
Rodriguez , calle de Carretas.
Gonzalez , frente á los Gremios.

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