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Cuando dejes de mirar a las dificultades de tu vida como

obstáculos y comienzas a verlas como escalones, subirás


por encima de tus dificultades y ganarás algo de ellas. Te
harán más fuerte y sabio.
Proverbios 24:16
Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse;
Mas los impíos caerán en el mal.
Habacuc 3:17-19
Aunque la higuera no florezca,Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,Y los labrados no den
mantenimiento,Y las ovejas sean quitadas de la majada,Y
no haya vacas en los corrales;
18 Con todo, yo me alegraré en el Señor,Y me gozaré en el
Dios de mi salvación.
19 Dios el Señor es mi fortaleza,El cual hace mis pies
como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar

I. Las pruebas, en sentido general (vv.2-4)


A. La palabra ‘pruebas’ (peirasmój), ‘describe todo tipo de
problemas o tribulaciones que interrumpen una condición
normal de paz, comodidad, gozo y felicidad en la vida de
una persona’ (MacArthur). Son permitidas por Dios a fin de
que descubrir la naturaleza verdadera cada persona.
B. Deben de ser recibidas con gozo. La reacción natural
frente a las pruebas no siempre es de alegría, es por eso que
Santiago nos invita a asumir las pruebas de una manera
totalmente diferente: con gozo. No es un falso gozo que
funcione como un simple escapismo, es un gozo real el que
nos demanda Santiago, en medio de las dificultades de la
vida cristiana[1]. El gozo, y no la desesperación, es la
repuesta cristiana a las vicisitudes de la vida. Pero para eso
es mejor reflexionar en el para qué, puesto que, en las
dificultades que surgen en la vida cristiana, el ¿para qué? es
mucho más importante que el ¿por qué? De eso hablaremos
precisamente a continuación.
C. Son dadas para producir en nosotros paciencia. Las
pruebas tienen un propósito definido. Santiago nos habla
precisamente de este propósito, que no es otra cosa que
desarrollar en nosotros la virtud de la paciencia. La
paciencia ‘es mucho mas que soportar pasivamente o
sumisión quieta’ (Doerksen, 1996, p.17) una circunstancia
difícil. La paciencia tiene que ver con resistir de una manera
proactiva, de manera que la fe no se debilite, sino que, por
el contrario, se fortalezca.
D. Sin embargo su misión (la ‘obra completa’) es proveernos
madurez en la vida cristiana. Santiago no quiere reducirse
solamente a la paciencia, ahora nos habla de la ‘obra
completa’ de las pruebas, como la culminación mayor de las
mismas. El término ´perfectos´ debemos de entenderlo en
términos de la ‘consumación de la integridad y virtud
humana’ (Concordancia Strong), es decir, como una
descripción de la madurez en la vida cristiana. De ninguna
manera se le debe de entender como ausencia de pecado,
puesto que ese o es el sentido bíblico. El segundo
componente de la ‘obra completa’ tiene que ver con el
hecho de ser ‘cabales’, es decir, ‘completos en todas las
partes’ (ibíd.), sin que haya en los creyentes cosas insanas o
pecaminosidad deliberada.

II. La falta de sabiduría (vv.5-7)


Otra dificultad en la vida cristiana es la falta de
sabiduría[2]. Esto a la vez conlleva a muchas
complicaciones: por falta de sabiduría cometemos muchos
errores y agregamos muchos sufrimientos a nuestras vidas.
En torno a la falta de sabiduría, debemos de mencionar lo
siguiente:
A. No todos los creyentes actúan con sabiduría. La sabiduría
no siempre es un asunto automático, los creyentes vamos
haciéndonos sabios en la medida que conocemos más de Dios
y nos disponemos a vivir según su voluntad. Pero a veces es
posible vivir sin estar alineados con la voluntad de Dios y por
eso somos visitados por muchos sufrimientos en nuestra vida
cristiana. Vivir lejos de la voluntad de Dios, es vivir una vida
sin sentido, sin descubrir el propósito para el cual fuimos
creados y traídos al mundo.
B. Pero todos los creyentes pueden pedirla. Santiago
presenta a Dios como la fuente de la sabiduría (‘…pídala a
Dios’), entonces, si notamos que ésta nos falta, podemos ir
directamente a la fuente, con la certeza de que Dios puede
dárnosla. En esto podemos distinguir dos cosas:
1. Dios da sabiduría: (i) abundantemente, pues no escatima
si se la pedimos y, (ii) sin reproche, a diferencia de los seres
humanos, que se muestran incómodos cuando se les pide
algo reiteradamente, Dios no recrimina al que le pide
sabiduría. Por el contrario se muestra solícito en conceder
esa petición.
2. La Palabra garantiza que la recibiremos (‘…y le será
dada’). Si Dios está dispuesto a darnos sabiduría
abundantemente y sin reproche, entonces, los ‘hermanos’
debemos de tener la plena certeza de que la recibiremos.
C. Se debe pedirla con fe (vv.6, 7). De nada sirve ser
consciente de que se tiene falta de sabiduría sino se pide
precisamente sabiduría. De la misma manera, de nada sirve
pedir sino se hace con fe.
1. La duda es la antítesis de la fe. La increencia empieza por
la duda, nuestras dudas ofenden la naturaleza de un Dios
todopoderoso. La duda no solamente es una ‘indecisión
mental’ sino también ‘un conflicto moral interno’
(MacArthur) que nos lleva a la desconfianza.
2. Los que dudan son comparados a ‘la onda del mar’. Puesto
que su falta de fe los coloca entre la creencia y la
increencia. Transitan de un lado a otro sin tener firmeza ni
confianza en lo que se está demandando de Dios. Este tipo
de personas no tienen estabilidad espiritual, sus dudas lo
llevan de un lado a otro, sin poder reposar en la seguridad
de que Dios atiende al que carece de sabiduría.
3. El resultado de la increencia es la no-respuesta del Señor.
Santiago es muy enfático en esta parte. Él escribe, ‘Quien es
así, no crea que va a recibir nada del Señor’ (v.7, DHH). Si
por un lado, Dios está presto a atender una oración sincera y
de fe, por otro lado, se muestra renuente a actuar, cuando
se duda de él.
Aplicación. Estimados hermanos, ¿cuántos problemas en la
vida podríamos evitarnos si tan solamente pidiéramos
sabiduría a Dios para actuar de acuerdo a su voluntad? Las
pruebas producen gozo, pero la falta de sabiduría produce
tristeza, frustración y dolor.

III. La inconstancia (v.8)


A. El peligro de la inconstancia, en la vida cristiana, es otra
de las dificultades que experimentan muchas personas que,
iniciando con gozo su carrera, pronto se extravían de la
verdad (5:19, 20)[3]. La inconstancia entre los creyentes es
un gran reto en la tarea de la iglesia, como comunidad
pastoral. La voluntad de Dios no es la muerte del pecador,
sino que éste se vuelva de su camino (cf. Ez.18:23).
B. Es una característica de aquellos que fluctúan entre dos
tipos de conducta. Santiago trata de este tema a lo largo de
toda su epístola (Cf. 2:4, 9, 10, 26; 4:8). El ‘hombre de
doble ánimo’ es una persona de ‘fidelidad dividida’ (Barclay-
Newman Greek Dictionary), por lo tanto vive una doble vida.
Mas adelante Santiago va a comparar a este tipo de personas
como una fuente de la cual salen agua dulce y amarga
(3:11); salada y dulce (3:12).
C. Dios reprueba al hombre de ‘doble ánimo’ porque en el
fondo es un hipócrita. Esta es una persona ‘que cree en Dios
en ciertas ocasiones pero deja de confiar en Él tan pronto
llegan las pruebas’ (MacArthur). Jesús afirmó que los
hipócritas experimentarán lloro y crujir de dientes
(Mt.24:51; cf. Stgo.4:8-9). El remedio para la hipocresía es la
sabiduría de lo alto (cf. 3:17).
D. Los inconstantes son personas que hoy día piensan una
cosa, y mañana otra. Es una especie de conducta religiosa
bipolar. Un día pueden ser las personas más comprometidas
en la iglesia, y otro, los más pesimistas y desanimados entre
los hermanos.
Aplicación. Quisiera hacerte dos preguntas: (1) ¿Qué tipo de
creyentes nos consideramos: constantes, inconstantes,
hipócritas o sinceros?; (2) ¿qué tipo de creyentes queremos
llegar a ser?
IV. La pobreza (vv.9-11)
Otra dificultad en la vida es sin duda la pobreza. Santiago le
da mucha importancia a este tema en su epístola
(especialmente en 2:1-7 y 5:1-6). Alguna vez el Señor Jesús
mencionó: ‘siempre habrá gente pobre cerca de ustedes…’
(Mt.26:11, BLS). Esto siempre ha sido así. En América Latina,
cerca del 60% de su población viven en un estado de
pobreza. La iglesia evangélica latinoamericana, no es una
iglesia que muestra una ‘opción preferencial por los pobres’,
sino que es la iglesia de los pobres, con los pobres y para los
pobres’. La pobreza es un grave problema pastoral en
nuestras iglesias latinoamericanas, por lo tanto no debemos
de obviar su presencia.
A. El pobre no debe desesperanzarse, sino, gloriarse ‘en su
exaltación’ (v.9). Santiago invita al ‘hermano que es de
humilde condición’ (una forma de designar al pobre en la
literatura judía) a mirar el ‘otro’ cuadro. Aquel que le
notifica acerca de su exaltación futura en el reino de Dios
(cf. Lc.6:20-21)[4]. El hermano pobre nunca debe perder la
esperanza de que recibirá una gran recompensa debido a su
fidelidad, a su sabiduría para vivir la vida cristiana y a su fe
probada en medio de las pruebas. Esta exaltación anticipada
no es un ‘consuelo de tontos’, es la fe puesta en acción, es
la paciencia que espera por la segunda venida (5:8)[5], es la
esperanza de una redención futura, que ocurrirá con
certeza.
B. Las riquezas son temporales (vv.10-11). Santiago
menciona que las riquezas pasarán ‘como la flor de la
hierba’, puesto que una vez salido el sol, ésta se seca y sólo
sirve para ser quemada. Por lo tanto, el hermano pobre no
debe de pensar que su exaltación está en el dinero, sino en
la seguridad de la vida eterna y la recompensa por su
fidelidad.
Si Las riquezas tienen un final y no son eternas, entonces,
los hermanos de humilde condición deben de avocarse a ser
fieles a Dios y esperar con paciencia el día de su exaltación
plena. De nada vale envidiar la riqueza del rico, ni lamentar
su pobreza. Deben resistir la tentación de depender del
dinero, de esa manera recibirán la corona de vida (v.12).

Conclusión
Sin duda, estimados hermanos, las dificultades de la vida y
las pruebas siempre van a acompañarnos. Sin embargo no
debemos de tomar las vicisitudes de una manera negativa ni
lastimera, debemos de alegrarnos por las cosas negativas
que experimentamos. No olvidemos que es mejor enfocarnos
en el para qué en lugar que el por qué. De esa manera
entenderemos que el dolor es una oportunidad para crecer
en la vida cristiana y que tenemos un Dios grande que ha
prometido estar con nosotros cuando pasemos por el valle de
sombra de muerte. Dios está con nosotros en el dolor y nos
ama, ¡no lo dudemos!
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Notas Finales
[1] El llamado de Santiago está en concordancia con la
invocación que hace el apóstol Pedro, a los creyentes, a
alegrarse en medio de las pruebas (ver 1 Pe.1:6).
[2] La sabiduría divina no debe de confundirse con
inteligencia humana ni mucho menos con una categoría o
práctica filosófica. Se trata del ‘entendimiento y las
habilidades prácticas que se requieren para vivir de una
manera que se glorifique a Dios’ (MacArthur). Mas adelante
Santiago va a distinguir dos tipos de sabiduría: (1) una que es
‘terrenal, animal y diabólica’ (3:15); (2) la que desciende de
lo alto (3:17).
[3] ‘Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado
de la verdad y alguno lo hace volver, 20sepa que el que haga
volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte
un alma y cubrirá multitud de pecados’.
[4] ‘Alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:
«Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el
reino de Dios. 21Bienaventurados los que ahora tenéis
hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que
ahora lloráis, porque reiréis’.
[5] ‘Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros
corazones, porque la venida del Señor se acerca’.

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