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D O C - 14/05/2005

DE PRUEBAS A BENDICIONES:
UNA MENTE SUMISA
Santiago 1:4, 9-11

Intro.: El ser humano es por naturaleza inconforme y por este


hecho, permite amarguras en su corazón que le llevan a negar
a Dios y la eficacia de su plan en nosotros; la inconformidad
está muy conectada con la inmadurez.
Muchos menosprecian la pobreza como prueba al pensar que
las riquezas son duraderas y al mismo tiempo, un medio por el
cual podemos lograr felicidad (1 Ti. 6:6-10).

I. UNA MENTE SUMISA CON LO QUE TIENES (1:4)

A. De la paciencia a la madurez.

1. “Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre


que está en los cielos es perfecto” (Mt. 5:48).
2. Dios prueba nuestra fe, y el resultado es la
paciencia.
3. La madurez es la meta de Dios cuando nos dice:
“Mas tenga la paciencia su obra completa...”.

B. De la madurez a la conformidad.

1. La paciencia nos ayuda a aceptar nuestra condición


actual, para que seamos maduros.
2. Un cristiano maduro se sabe completo solo con
Cristo, cualquiera que sea su situación (Fil. 4:10-
13 y Col. 2:9-10).
3. ¿Depende en la situación en que nos encontremos?
En absoluto.

II. UNA MENTE SUMISA SIENDO DE HUMILDE


CONDICION (1:9).

A. La condición humilde y el creyente maduro.

1. El problema de los hermanos que estaban en la


dispersión y padecían (según ellos por el hecho de
que eran pobres), era que pensaban que ellos eran
los únicos que padecían, por ser precisamente de
humilde condición.
2. En su inmadurez, está situación los llevaba a la
inconformidad y no les permitía ver las
bendiciones de Dios en sus vidas, ya que ellos
entendían que lo único que resolvería su problema
eran las riquezas.
3. Estos hermanos no entendían que precisamente en
su condición, ellos debían de gloriarse, porque
ellos tenían el ejemplo de Cristo (2 Co. 8:9 y 6:10-
13). Las riquezas de Cristo lo exaltan.

B. El gran peligro al ser probados en esta condición.

1. “Vanidad y palabra mentirosa aparta de mi; no me


des pobreza ni riquezas; mantenme del pan
necesario, no sea que me sacie y te niegue, y diga:
¿Quién es Jehová? o que siendo pobre hurte y
blasfeme el nombre de mi Dios” (Pro. 30:8-9).
2. Debemos orar de este modo para que Dios nos
provea siempre de lo necesario (Pro. 15:27 y 23:4-
5).
3. La actitud del pobre debe ser de sumisión al deseo
de Dios; si no, caerá (1 Ti. 6:6-10).

C. La actitud madura, produce gozo y testimonio.

1. La actitud madura del pobre será manifestada en la


medida en que se goce en la gloria de Cristo, quien
le asegura que nada ha de faltarle (He. 13:5-6).
2. Su sumisión le llevará a pasar la prueba con gozo;
y esto será de gran testimonio a los demás.

III. UNA MENTE SUMISA SIENDO DE ABUNDANTE


CONDICION (1:10-11).

A. El rico y su actitud madura.

1. A los ricos se les demanda a gloriarse en su


humillación por el simple hecho de que las
riquezas que podamos poseer, frente a las riquezas
recibidas en Cristo, se hacen polvo.
2. La razón por la cual el de abundante condición
debe humillarse: “Porque el pasará como la flor de
la hierba” (Stg. 1:11). En el vs. 11 amplía la razón
de su humillación: “Porque cuando sale el sol con
calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y
perece su hermosa apariencia; así también se
marchitará el rico en todas sus empresas.”
3. El creyente rico que ha alcanzado la madurez tiene
que entender que sus riquezas no son un fin en sí
mismo, sino otro medio más por el cual él puede
agradar a Dios.

B. El peligro del rico en su riqueza.


1. El rico debe transformar su mente, la cual es de
manera natural “prepotente” por su aparente
seguridad en las riquezas, hacia una MENTE
SUMISA con la cual entienda que frente a la
grandeza de Dios, sus riquezas son NADA.
2. El rico, de acuerdo a la palabra, tiende a
OLVIDAR A DIOS., “...cuídate de no olvidarte de
Jehová...” (Dt. 6:10-12).
3. El rico que no es sumiso ante Dios con sus
riquezas nunca las podrá disfrutar, a menos que no
se someta a Dios y pueda gloriarse en su
HUMILLACION (Ec. 5:10-17 y 6:2).

C. Las riquezas como prueba.

1. Es una realidad el hecho de que las riquezas son


buscadas por el hombre con el fin de aumentar su
posición en la sociedad en que vive, y es esta la
razón por la cual las riquezas se convierten en
prueba para el cristiano (1 Ti. 6:17).
2. Esta es la gran prueba del que posee riquezas, la
tendencia a la altivez y su inclinación a poner su
esperanza en sus posesiones y a auto engañarse,
pensando que confía en Dios.

Dios requiere por medio de la paciencia, que seamos hallados


en él perfectos y cabales, entendiendo que con lo que
poseemos, sea mucho o sea poco, tenemos lo suficiente.

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