Está en la página 1de 22

1

HISTORIA CRÍTICA DEL FUNCIONALISMO

INTEGRANTES:
Laura Cáceres Brendel
Verónica García Vargas
Denisse Guzmán Rojas
Joanna Vargas Godoy

Facultad de Educación y Ciencias Sociales Escuela


de Psicología
Historia y Fundamentos de la Educación

DOCENTE:
Sr. Felipe Moya Gallardo

Septiembre de 2022
2

Contenido

I. INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................3

II. MARCO TEÓRICO.........................................................................................................................5

Funcionalismo.................................................................................................................................5

III. DESARROLLO.......................................................................................................................11

1. Factores políticos y factores económicos..............................................................................11

2. Factores profesionales...........................................................................................................13

3. Factores patriarcales..............................................................................................................16

4. Factores culturales.................................................................................................................18

IV. CONCLUSIONES...................................................................................................................21

V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.......................................................................................23
3

I. INTRODUCCIÓN
Para comprender el Funcionalismo debemos tener presente las interrogantes que sentarán las bases de esta
corriente de pensamiento: ¿Qué son y para qué sirven?, es el cuestionamiento que utilizó el Funcionalismo
en psicología, para desarrollar sus investigaciones sobre los procesos mentales y la aplicación de estos en
la vida de las personas. Lo anterior, relaciona al Funcionalismo con el objetivo de utilidad que el
conocimiento psicológico demandaba a principios del siglo XX. El Funcionalismo tomó distancia de los
estudios metafísicos y filosóficos del ser y la mente, basándose en el empirismo y positivismo para
proponer una manera distinta de conocer los procesos mentales.

Debemos considerar que el Funcionalismo como corriente de pensamiento traspasó las barreras del
conocimiento psicológico, siendo reconocida como una propuesta de explicación social y estructuración
de la sociedad, la cual explicará el desarrollo de las culturas, y su articulación sobre la base de la
adaptación de los hechos.

De acuerdo al autor (Lafuente, 2017, p. 179) el Funcionalismo:

[…] no constituyó una escuela de psicología en sentido estricto porque no tuvo un líder ni una
doctrina sistematizada. Su unidad le venía dada por una determinada manera de entender lo psicológico,
basada en el evolucionismo, y una concepción de la psicología como algo socialmente útil.

Bajo la influencia de William James con su pragmatismo, John Dewey con su enfoque social, y la teoría
de la evolución de Charles Darwin, el Funcionalismo imprimió el sello de una psicología estadounidense
distinta a la que se había desarrollado en Europa, tomando, como eje central, los conceptos de: adaptación,
conciencia, el entorno y la supervivencia.

En el presente trabajo de investigación, se presentarán los fundamentos del Funcionalismo como corriente
psicológica, el contexto en el cual se desarrolló, así como también, sus principales representantes.

Rose (1996) propone un enfoque concreto para hacer una historia crítica de la psicología de la relación
entre lo psicológico, lo gubernamental y lo subjetivo, con el propósito de reflexionar sobre nuestra
naturaleza y nuestros límites y sobre la forma que se estableció lo que hoy conocemos como realidad.
(Rose, 1996)

Desde la premisa del mismo autor, sobre la revisión de la historia de la psicología desde una posición
crítica hacia ella, es que analizaremos al funcionalismo bajo los cincos factores externos que influyen en la
construcción del conocimiento, estos son: políticos, económicos, profesionales, patriarcales y culturales.
4

Nuestro trabajo se enmarca dentro de la revisión de bibliografía y la pertinencia o no de las propuestas de


Rose.

II. MARCO TEÓRICO


Funcionalismo

A partir del siglo XX, en los Estados Unidos, la Psicología encontró en el Funcionalismo, como corriente
epistemológica, la posibilidad de llevar las discusiones filosóficas sobre la mente de las personas
(desarrolladas principalmente en Europa) a un conocimiento cercano a las ciencias naturales. Desde esta
premisa, es que el funcionalismo toma la bandera del empirismo y nutre a esta “nueva forma” de explicar
5

los acontecimientos de las personas a través de la experimentación, traspasando lo teórico y otorgando


practicidad a su desarrollo. (Tortosa, 1998)

La definición del Funcionalismo dentro de la Psicología se debe comprender desde su diferenciación con
el estructuralismo. A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el campo de la Psicología tuvo
como protagonista estas dos corrientes de pensamiento contrapuestas. El estructuralismo, de la mano de
Wundt, propone la explicación de los procesos mentales desde una perspectiva morfológica y elemental de
la mente; el funcionalismo, por su parte, considera los procesos mentales en la medida que estos cumplen
con una función en las personas para desarrollarse en su entorno: “¿qué hace la mente? y ¿cómo lo hace?
proponían la idea de mente como aglomerado, pero no de elementos o estructuras sino de actividades,
operaciones o funciones que permitieran afrontar con éxito situaciones del mundo real”. (Tortosa, 1998, p.
275)

Dicho lo anterior, nos encontramos con una primera definición de lo que será el funcionalismo y cuáles
son sus lineamientos:
El núcleo de esta teoría, aquella idea común a sus diferentes manifestaciones, es la comprensión
de los estados mentales a modo de intermediarios con un rol causal específico [...] Un estado mental
particular es, consecuentemente, un estado mental de cierto tipo según el rol causal o la función que
desempeñe dentro del sistema del cual forma parte. Esto quiere decir que los estados mentales no son
causalmente neutrales y que tienen como naturaleza [...] una función definida. (Villena, 2017 p. 129)
Podemos agregar también, que:

“El funcionalismo entiende la mente desde una dimensión funcional, es decir, como una capacidad
de adaptación al medio ambiente, de esta forma se estudia la conciencia como capacidad selectiva para lo
útil por lo que acepta todos los procedimientos metodológicos con tal que sirvan para algo”. (Villena,
2017, p. 28)
Siguiendo la descripción anterior del funcionalismo, encontraremos los conceptos de mente, adaptación y
conciencia, las que formarán parte de las principales características de esta corriente y que describiremos
más adelante. A su vez, desde la perspectiva de Tortosa, el funcionalismo es la disciplina o modelo de
investigación que dará relevancia a los procesos mentales en la medida que estos arrojen utilidad a los
individuos en su adaptación con el ambiente y la supervivencia en este. (Tortosa, 1998)

‘Que sirva para algo’ no es una frase simple ni agregada en la definición del funcionalismo, sino que
forma parte importante de la estructura de esta corriente psicológica. En este sentido, el funcionalismo se
nutrirá del pragmatismo como lineamiento principal de los métodos utilizados para obtener los resultados
6

que expliquen la formación de los procesos mentales. Desde la perspectiva de Brennan (1999), el
pragmatismo “creó una atmósfera intelectual en la que no se estudia tanto lo que la persona hace, sino
cómo lo hace”. (p. 192)

Esta actitud tomada del funcionalismo le permitió un enfoque utilitario a su propuesta de conocer los
procesos mentales, introduciendo el para qué como eje de estudio, validando las consecuencias de los
estudios realizados en la medida que respondieron a esta interrogante. James, uno de los exponentes del
funcionalismo:
[…] si una teoría impone un efecto provechoso y satisfactorio en la organización de la experiencia
se merece por lo menos una aceptación provisional. Este punto acepta el ángulo subjetivo y utilitario de la
experiencia individual por ejemplo si alguien sostiene una creencia religiosa que encuentra crucial y
tranquilizadora para él se trata de una creencia verdadera. (Brennan, 1999, p. 194)
En esta misma línea, Tortosa (1998) describe la filosofía pragmática de James como “el valor de las ideas
no está en sí mismas, sino en su función”. (p. 205)

Desde la perspectiva empírica, el funcionalismo, al igual que la mayoría de las corrientes psicológicas
europeas desarrolladas en la segunda mitad del siglo XIX, buscaban demostrar sus conclusiones a partir de
los métodos utilizados para la generación de conocimiento en las ciencias naturales. En Estados Unidos, el
fortalecimiento de las universidades y la fundación de laboratorios experimentales, le permitieron a esta
naciente corriente psicológica aplicar métodos de investigación variados y, sobre todo, experimentar con
los procesos mentales. (Brennan, 1999)

De la mano del empirismo, el funcionalismo también debe su estructura a la influencia teórica del
darwinismo y la teoría de la evolución (Lin Ching, 2002). De esta teoría, la nueva corriente
epistemológica adoptará los planteamientos sobre los conceptos de adaptación y supervivencia, así como
también la selección natural. Brennan (1999) plantea al respecto que: “la psicología funcional valoraba la
importancia de la adaptación tanto de la especie como del individuo a las presiones del entorno” (p. 188).
Del mismo modo, Daza (2006) presenta al funcionalismo desarrollado por James así:
Tiene una idea clásica de la psicología como «ciencia de la vida mental», pero el carácter práctico
americano y el pragmatismo teórico le dan un tamiz biológico y adaptativo. No le interesa lo que la
consciencia contiene, sino lo que hace. La consciencia es la encargada de llevar la acción al éxito, y es
debido a su eficacia por lo que resulta adaptativa. (p. 34)
7

En definitiva, los procesos mentales se irán configurando en las personas en la medida que estos resuelven
el contacto con el medio externo o entorno, adaptando o configurando las funciones de la mente, las cuales
se presentarán o no con el fin de sobrevivir y enfrentar el entorno hostil, ambiguo y cambiante en el que
las personas, todas, nos relacionamos.
La psicología no está reñida con la biología y ambas coinciden en que el hombre debe ser
considerado en su adaptación al ambiente. Igualmente, el científico inglés Charles Darwin había planteado
en la misma época su teoría de la evolución biológica según la cual sólo logran la supervivencia los
individuos cuyas características individuales les habían permitido una mejor adaptación; así similarmente
el funcionalismo promueve instrumentar al individuo en sus necesidades. (Lin Ching, 2002, p. 9)

Otro de los aspectos relevantes del funcionalismo en sus propuestas, es lo que se entenderá por conciencia.
Esta es entendida, según nos explica Tortosa, como un río o torrente de flujo continuo, donde la atención
será el intermediario de las acciones mentales, es decir, elegir, filtrar, combinar, separar o rechazar los
estímulos del entorno, permitiendo la cognición del ambiente a través de la racionalización. (Tortosa,
1998)

Cabe destacar que la conciencia, desde la perspectiva de William James, es personal más que social,
entendiéndose como la personalidad del individuo. Lo relevante de este aspecto es que a través de la
comprensión de la conciencia podremos entender la personalidad individualista de las personas y el
contexto en cual se pudo desarrollar en Estados Unidos (Tortosa, 1998). Al respecto se puede agregar que
la concepción de conciencia permitirá comprender lo que los funcionalistas querían introducir como
conocimiento del desarrollo de las personas en su vida: “La importancia que James da al sustrato corporal,
por ejemplo, con la «teoría motora de la consciencia», guarda un fino equilibrio con su voluntad de
afirmar la libertad del hombre basándose en la capacidad de elección de la consciencia” (Daza, 2006, p.
34).

Otro exponente del funcionalismo es John Dewey, el cual, desde la perspectiva de Brennan, se concentrará
en el cambio social desde la educación para el individuo y la sociedad. Dewey, citado por Brennan (1999),
aplicaba la comprensión de los procesos mentales a través de la función que estos demostraban para
realizar su ideal social. Pareciera ser que lo descrito anteriormente no está dentro del marco de ‘lo
psicológico’, sin embargo, el ideal social o cambio social para Dewey se basaba en su explicación de las
sensaciones:
[…] más en concreto lo que se precisa es que consideremos el estímulo sensorial, conexiones
centrales y respuestas motoras no como entidades completas y distintas en sí mismas sino como divisiones
8

de trabajo, factores de funcionamiento integrados dentro de la totalidad concreta singular ahora llamada
arco reflejo. (Brennan, 1999, p. 272)

Se infiere, entonces, que el proceso mental de reaccionar ante un estímulo no está disgregado en
elementos, sino que tiene existencia en la medida que se les considera como un todo, por lo tanto, la vía de
trasmisión nerviosa es solo una parte del conocimiento en los procesos mentales y que por tanto su
aplicabilidad y exposición en escenarios, como la escuela, provocaría los efectos deseados (Niebles,
2005).

Una historia crítica de la psicología: Propuesta de Nikolas Rose, 1996

El desafío es realizar una revisión del funcionalismo sobre la base de la perspectiva de historia crítica que
nos propone el autor sobre la Psicología: “una historia crítica es la que nos llama a reflexionar sobre
nuestra naturaleza y nuestros límites sobre las condiciones en las que se estableció lo que entendemos por
verdad y por realidad”. (Rose, 1996, p 1)

Uno de los argumentos que utiliza este autor para realizar esta propuesta, es que la revisión histórica de
cualquier práctica guarda una conciencia de representación e intervención. A su vez, la historia de ‘algo´
es la representación de una realidad y que, por tanto, se debe tener en cuenta al momento de revisar.
(Rose, 1996)
Por otra parte, hace referencia a las ‘historias recurrentes´ como antecedente que lo escrito o conocido
como historia no tiene su origen en el momento exacto de su registro, sino que es la acumulación de
historias pasadas que van validando de una u otra manera el motivo de registro presente. Así se construye
o habían construido la mayoría de las historias de los saberes, sin embargo, luego de 1960, el mismo autor
menciona (Rose, 1996, p.3): “esa historia fue cuestionada en varios frentes”. Comenta, además, que se da
inicio a una ´nueva historia´ social, donde “el propio conocimiento científico debe ser entendido en su
contexto social, político e institucional y en términos de la organización de comunidades científicas.”

La nueva revisión historiográfica buscaba realizar una revisión en sentido opuesto al progreso, la
ilustración y neutralidad de las ciencias psicológicas con su historia autorizada para demostrar que la
construcción de aquellos relatos no buscaba darnos a conocer el pasado, sino que legitimar su presente.
(Rose, 1996)
Con este diagnóstico realizado por el autor, la propuesta de estudio que nos presenta sobre la historia
crítica de la psicología, se enfocará en analizar “el desarrollo de las disciplinas, no en términos del poder
9

innovador del genio o del poder correctivo de la experimentación científica sino, más bien, en términos de
transformaciones externas al conocimiento científico”. (Rose, 1996, p. 3)

Por lo anterior, se proponen cinco ejes de revisión historiográfica, los que se entenderán como factores
externos de estudio: económicos, profesionales, políticos, culturales y patriarcales.

En consecuencia, su intención, con la aplicación de esta evaluación crítica de los saberes psicológicos y su
transcurso en el tiempo, nos invita a reflexionar sobre la relación entre conocimiento y sociedad,
específicamente entre verdad y poder, escudriñando en el conocimiento de lo psicológico con lo subjetivo.
Una vez realizado el análisis con los cinco factores externos, se deben tener algunas consideraciones para
mantener la legitimidad del argumento. El autor plantea que desde el siglo XIX el estudio psicológico
debe ser comprendido como los planes y programas para formar, regular y administrar el yo. (Rose, 1996)

Así nos acerca a otros aspectos a considerar, como la ´fenomenotécnica’, donde el objeto de estudio se
construye. Esto en oposición a lo que se había realizado antes como una racionalización de la experiencia.
Por otra parte, al momento de encontrarse con ´lo verdadero’, esto se debe cuestionar para mantener los
márgenes absolutos alejados de lo que se ha alcanzado a conocer. La metodología para acercarse a ´lo
verdadero´, sería para el autor la disciplinarización de la psicología con la estadística y la
experimentación, instaurando la interacción recíproca entre lo teórico y lo técnico. (Rose, 1996)

Finalmente, plantea que una revisión crítica de la historia de la psicología lleva a tener en cuenta que, el
conocimiento historiográfico de cómo se desarrolló y desarrolla la psicología, es decir, el objeto de
estudio, así como las conclusiones a las que llegan los teóricos que la trabajan, permite tener una visión
más amplia a partir del siglo XIX, acerca de lo que la Psicología como disciplina, puede entregar. Así:
“alteró la manera en la que es posible pensar acerca de las personas, las leyes y los valores que gobiernan
las acciones y la conducta de los demás y de hecho la de nosotros mismos”. (Rose, 1996, p. 19)

Lo anterior, dejará expuestas a las personas y permitirá que lo psicológico abra las puertas a una relación
recíproca de cambios e intervenciones de los sujetos.
10

III. DESARROLLO

A continuación, se realizará un análisis y reflexión crítica de la corriente de pensamiento Funcionalista


que emerge durante los siglos XIX y XX, delimitando los factores externos, que le dieron formas al saber
psicológico y científico durante esta época, estos son: factores políticos, factores económicos, factores
profesionales, factores culturales y factores patriarcales. (Rose, 1996)

1. Factores políticos y factores económicos

Para la construcción de este análisis se observará en conjunto cómo influyeron los factores políticos y
económicos de la época, por considerar que están interconectados y que no se pueden comprender por
separado.

Desde la propuesta de Rose, los factores económicos “vinculan el desarrollo de las ciencias psicológicas
en el siglo XIX con las exigencias de la producción capitalista, la construcción y la regulación del
mercado del trabajo, y la preservación de la propiedad y la autoridad de los ricos [...]”. (Rose, 1996, p.3)
11

Por otra parte, respecto a los factores políticos, el mismo autor, señala que estos: “vinculan el desarrollo
de las ciencias psicológicas con las transformaciones en el aparato del estado y en las instituciones de
control social, tales como el hospicio y la prisión”.

Para ello es indispensable entender el contexto en el que surge el Funcionalismo. Hacia fines del siglo
XIX y principios del siglo XX, en Estados Unidos se estaba viviendo grandes cambios en su
configuración interna como nación: la forma de vida, el sistema económico y la situación política
propiciaba grandes transformaciones. El desarrollo del capitalismo, como sistema económico, provocó un
cambio de mentalidad y el reordenamiento de los vínculos de producción, donde la migración campo-
ciudad se hizo presente. Daza señala que: “Las grandes concentraciones de capital se agigantan debido al
inexistente control del Estado en este sentido. Es conocida la política de estos años respecto a la economía
como de «dejar hacer», el no intervencionismo estatal en los negocios”. (Daza, 2006, p. 36)

La transformación económica de Estados Unidos provocó que el Estado no pudiese dar respuesta de
bienestar a la población, cada vez más creciente en las ciudades. De este modo, las propuestas políticas
que se presentaron a principio de 1900 en Norteamérica, se dividieron entre un orden más conservador y
tradicionalista, y otro más moderno y concentrado en lo fabril, bajo la consigna de ‘reforma, eficacia y
progreso’. (Daza, 2006, p. 36)

Bajo aquella realidad norteamericana, el funcionalismo emergió debido a que “[…] había un sentimiento
idealista y entusiasta de determinación y justicia los estadounidenses tenían pues en ellos mismos una fe y
una confianza abrumadoras” (Brennan, 1999, p. 190). A su vez, Tortosa (1998) señala que: “[…] la nueva
psicología se vio muy impulsada por el afán progresista que buscaba el desarrollo de un orden social y
político apropiados a las nuevas condiciones del país”. (p. 256)

Dicho lo anterior, nos aventuramos a concluir que el surgimiento del funcionalismo en Estados Unidos se
puede analizar desde dos perspectivas; la primera, se comprende la necesidad de control social que el
Estado requería para llevar a cabo su proyecto de modernización; y la segunda, la propia mentalidad de los
nuevos científicos del campo de la psicología inmersos en la personalidad progresista que Estados Unidos
estaba desarrollando para esa época.

De esto último, entenderemos la fundación de APA - American Psychological Association- en 1892, y el


fin social al que se volcaron los padres fundadores del funcionalismo, donde el más destacado será John
Dewey (Daza, 2006). De igual forma, Brennan contextualiza el desarrollo del funcionalismo:
12

La psicología llegó a los Estados Unidos a tiempo de coincidir con la ampliación y la


revitalización tanto de las universidades como de todo el país. Mientras que los académicos europeos
conservadores habían recibido la nueva ciencia con escepticismo, los estadounidenses reaccionaron con
una aceptación mayor, simplemente porque era nueva. La psicología como disciplina independiente se
benefició de esa atmósfera y consiguió una identidad y una estabilidad sin parangón en Europa. (Brennan,
1999)

Proponemos enseguida que John Dewey será el representante del Funcionalismo que más relación tendrá
con el contexto político y económico de Norteamérica. Al revisar su libro: Democracia y Educación, se
puede conocer cuál es el rol que le atribuye al conocimiento psicológico y su injerencia en la sociedad.
Sobre qué es lo que se traspasa al momento de educar:

Cómo lo que se quiere es una transformación de la cualidad de la experiencia hasta que participen
los intereses, propósitos o ideas corrientes en el grupo social el problema no es evidentemente el de una
mera formación física […] las creencias y aspiraciones no se pueden extraer e insertar físicamente. ¿Cómo
se han de comunicar? pues dada la imposibilidad del contagio directo o inculcación literal nuestro
problema es descubrir el método por el cual el joven asimila el punto de vista del viejo o los viejos
conforman a los jóvenes según sus propios puntos de vista”. (Dewey, 1916, p. 21)

Luego propone que ‘lo bueno’ de las comunidades se debe comparar con ‘lo malo’ y desde allí proponer
cambios que permitan la reorganización social. (Dewey, 1916)

De acuerdo a lo descrito más arriba, sin duda el funcionalismo traspasó su campo de estudio e influencia y
recurrió a los saberes psicológicos para instaurar en Estados Unidos un discurso legitimante para los
cambios que se estaban desarrollando: “la psicología proporcionaba una base sobre la que apoyar esa
necesidad política de estabilidad social, sin la cual la construcción de la nación estadounidense —basada
en la democracia— parecía imposible”. (Lafuente, et al, 2017, p 184)

Desde la perspectiva de Nikolas Rose, el funcionalismo encuentra cabida en Estados Unidos no solo por
sus aportes epistemológicos sobre los individuos y sus procesos mentales, sino que además aporta con
bases científicas a las propuestas políticas y económicas sobre el comportamiento de las personas
influyendo profundamente en una de las herramientas más primordiales de la sociedad como es la
educación. Incluso, señala Daza (2006):

Para entonces y para la posteridad, las bases e intereses de la psicología ya serían «demasiado
americanos», y nuestro recorrido por las condiciones que forjaron gran parte de lo que hoy llamamos
13

psicología oficial se dará por concluido en 1900, cuando John Dewey —que por otro lado en América no
es nada sospechoso de conservador— lea, en su alocución presidencial ante la APA, las bases explícitas
de un programa de control social para la nueva ciencia. (p. 37)

2. Factores profesionales

Entre los últimos años del siglo XIX, y comienzos del siglo XX, surge un debate entre dos grandes ideas
psicológicas que prometían ámbitos y concepciones de estudio diferentes, pero que detonan un desenlace
clave para la definición de posteriores corrientes de base cognitiva, que fortalecieron la psicología como
campo y ciencia de estudio reconocida.

Por un lado, Wilhelm Wundt, psicólogo alemán fundador del estructuralismo, que fue considerado ‘padre
de la psicología’, no solo por su desarrollo teórico frente al estudio del pensamiento, sino por su
diversidad de metodologías desarrolladas, espacios de investigación y difusión en las universidades
europeas, considerado el primer psicólogo experimental, y quien desarrollara su propia visión de ‘método
introspectivo’, con el fin de generar conocimiento exacto de las estructuras que componen la mente
humana. (Tortosa, 1998)

Wundt defendió que la psicología debía: “describir los componentes de la conciencia en términos de sus
elementos básicos, describir las combinaciones de estos elementos y explicar su relación con el sistema
nervioso”. (Brennan, 1999, p. 168)

Por otra parte, William James, psicólogo y filósofo norteamericano, representante del funcionalismo, basa
sus propuestas científicas en el pragmatismo y teoría evolucionista de Charles Darwin; admite un rechazo
al estructuralismo, puesto que: “se centró en el estudio de los procesos mentales y su utilidad o propósito
en el continuo esfuerzo de los organismos vivos por adaptarse a un entorno complejo, ambiguo y
cambiante”. (Tortosa, 1998, p. 262)

Dicho lo anterior, podemos decir que nace, entonces, una distinción entre la psicología estructural y
psicología funcional, siendo esta última –de acuerdo a la bibliografía consultada- la que logra mayor éxito
y aportes científicos hacia el desarrollo de la psicología como ciencia.

Rose plantea que los factores profesionales están relacionados a “la adopción de diferentes teorías,
explicaciones y técnicas con el choque de intereses cognitivos y profesionales, y con la extensión del
poder profesional mediante la autoridad que proviene de reivindicar la disciplina como parte de la ciencia”
(Rose, 1996, p.3).
14

En este sentido, la psicología estadounidense se sitúa fuertemente hacia una concepción más funcional que
estructural del pensamiento. Es importante mencionar que el funcionalismo surgido en Estados Unidos era
concordante con la mentalidad que se vivía en esa época, puesto que los norteamericanos buscaban una
psicología con un conocimiento puramente práctico, donde cualquier nuevo concepto y descubrimiento
que se obtuviera, debía delimitarse en un ¿para qué nos sirve? Así lo declara Boring, citado por Brennan:

[…] no era tanto que los psicólogos del funcionalismo hicieran experimentos diferentes a los de
los estructuralistas, eran más bien los motivos que perseguían unos y otros lo que los distinguía. Los
funcionalistas querían saber cómo opera la mente y para qué sirve, no solamente conocer los contenidos y
estructuras que participan en los procesos mentales (Brennan, 1999).

Así se mantuvo por años la pugna científica e intelectual entre pensadores estructuralistas y funcionalistas.
Sin embargo, transcurrido el tiempo, termina derrumbándose por completo el modelo rígido de Wundt,
pues defendió su propuesta de conocimiento en un contexto estrictamente académico, hermético y bajo
lineamientos exclusivamente teóricos. Greenwood (2009) lo confirma al mencionar que:

[…] la modalidad de la psicología estructural de Titchener mantuvo un dominio intelectual a lo


largo de las primeras décadas del siglo XX, pero fue progresivamente relegada al ámbito de la universidad
de Cornell y, con el tiempo, fue desplazada por las psicologías funcionalista y conductista. (p 291)

Queda en evidencia que la propuesta de Tichenner no fue aceptada en Estados Unidos, de acuerdo a lo que
concluye Brennan, respecto al estructuralismo: “tanto su objeto restringido como su ambigua metodología
llevaron a que la psicología estructural fuera cuestionada como el marco teórico definitivo de la nueva
ciencia” (Brennan, 1999, p. 180). Así vemos cómo, desde el análisis de los factores profesionales de
Rose, el estructuralismo no ganó la batalla de los saberes, ya que sus objetivos no estaban sincronizados
con los desafíos de la época.

Es importante señalar que el movimiento funcionalista estadounidense tuvo una trayectoria relativamente
corta, puesto que no logra transformarse y establecerse como un modelo formal, como los posteriores a las
corrientes de la Gestalt, el Conductismo y el Psicoanálisis; sin embargo, preparó el camino para su
redefinición en términos de planteamiento conductista, que pronto dominó la disciplina en los Estados
Unidos (Brennan, 1999). Al respecto, Tortosa confirma lo anteriormente señalado al mencionar que: “la
dominante orientación funcionalista sería desplazada por la corriente conductualista, tan radical y agresiva
en algunos de sus proponentes”. (Tortosa, 1998, p. 263)
15

Podemos concluir que fue un periodo de consolidación del conocimiento funcionalista en la prevalencia
del dominio científico. Sin embargo, Greenwood (2009), alude a que “la gran divergencia de intereses
diferentes causó divisiones dentro del campo en las décadas siguientes, las cuales son a veces
caracterizadas como el periodo en que las ‘escuelas’ de psicología entraron en competencia”. (p. 291)

A su vez, el Funcionalismo fue considerado (Brennan, 1999, pág. 188) una: “etapa de transición entre el
estructuralismo y el conductismo”. Por lo que, prontamente se evidencian nuevas posiciones profesionales
y puntos de vistas, que le dan fuerza al conductismo como corriente psicológica, y que define su propósito
de estudio, a diferencia de los funcionalistas, en la observación de la conducta (Tortosa, 1998).

El mismo autor, cita a Watson, donde afirma que:

[…] la dirección apropiada para el progreso de la psicología no está en el estudio de la consciencia


interior. De hecho, consideró como pseudoproblema toda la noción de un estado mental inmaterial de la
consciencia, y en cambio señaló la conducta abierta y observable como el único objeto de la verdadera
ciencia de la psicología”. (Brennan, 1999, p. 247)

Durante este periodo del funcionalismo y el conductismo, Tortosa (1998) señala que: “es un periodo de
acopio de ideas, extrañas alianzas y creación de infraestructuras para la docencia e investigación” (p. 253).
Enfatizando este último punto, podemos concluir que esta diversidad de escuelas de pensamiento, fueron
resultado del periodo de crecimiento académico y social que vivía Estados Unidos, entregando las bases a
futuros aportes de la psicología.

Desde el análisis del factor profesional en el estudio de la historia de la psicología, “las reivindicaciones
respecto de cuáles son los intereses y a quienes corresponden, originan alianzas, y constituyen, los grupos,
las comunidades, la fuerza en cuestión, sean sus integrantes industriales, obreros de fábricas o
profesionales de la psicología” (Rose, 1996, p.4). Así se reafirma la tesis en la que los factores
profesionales en el desarrollo del funcionalismo y su pugna con el estructuralismo, como también su
disgregación en el posterior conductismo, expresa la validación del campo profesional en la medida que se
cumplen los intereses que traspasan los ámbitos meramente académicos.

3. Factores patriarcales

La Historia de la Psicología incluye posturas críticas que señalan la notoria ausencia de aportes de mujeres
en cómo se narra su evolución, evidenciando sesgos de poder y género en el discurso dominante. Esta
discriminación hacia las mujeres ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad y no fue la
excepción dentro de la Psicología.
16

Para cuestionar el enfoque, se tomará como referencia lo que entiende Rose por los temas patriarcales:
“vincularon el surgimiento de las psicociencias con la domesticación femenina y el aislamiento de esposas
e hijas en los confines claustrofóbicos y patógenos de la familia nuclear, característicos del siglo XIX”.
(Rose, 1996, p. 3)

Siguiendo al mismo autor: “Una vez más, la tarea de una historia crítica es invertir las líneas de
investigación para analizar precisamente cómo ese proceso se llevó a cabo y a través de cuáles prácticas se
conformó y se diferenció el género”. (Rose, 1996, p. 6)

Hoy en día, pese a los grandes avances en materia de género, este sigue siendo un tema vigente y
profundamente doloroso para aquellas mujeres que destacaron en diferentes ámbitos científicos, sociales y
políticos, pero que no fueron reconocidas y valoradas en su tiempo -y a tiempo- en la época que les
correspondiera.

Tres grandes mujeres vanguardistas, se destacaron en el desarrollo de la Psicología Funcional de los


Estados Unidos a comienzos del siglo XX, donde no estuvieron ausentes factores patriarcales en su
quehacer, a saber (Brennan, 1999):

1. Mary Whiton Calkins (1863-1930):

Se destacó por su contribución a la psicología del yo; planteamiento interesante que le ofreció una
alternativa al surgimiento del conductismo. Su carrera representó la variedad de intereses eclécticos que
refleja el espíritu funcional de la psicología en los EE.UU. Fue la primera presidenta electa de la
Asociación Psicológica Estadounidense, y también, la primera mujer en la presidencia de la Sociedad
Filosófica Estadounidense.

A pesar de lo anterior, no logró doctorarse en Harvard, debido a no estar en una universidad mixta, y su
colegio para mujeres no brindaba doctorados.

2. Christine Ladd - Franklin (1847-1930):

Logró ingresar a la Universidad Johns Hopkins después de vencer una resistencia por el solo hecho de ser
mujer. Tuvo un nombramiento honorífico por la Universidad de Columbia, gracias a sus numerosas
publicaciones. Varios años más tarde, pudo recibir su doctorado, pues su universidad no entregaba ese
grado a mujeres. En 1887, recibió el doctorado honoris causa en Vassar.
17

Defendió de manera importante los derechos de las mujeres, militando activamente en las sociedades
femeninas.

3. Margaret Floy Washburn (1871-1939):

Esta destacada mujer se tituló en Vassar y fue la primera que recibió un doctorado en psicología en los
Estados Unidos. Fue fundadora de la psicología animal en el año 1908, escribió el libro ‘La Mente
Animal’ en el que trató de apreciar los estados conscientes manifestados en el comportamiento
observable.

Se destacó, también, por sus contribuciones e investigaciones en la academia, siendo elegida presidenta de
la Asociación Estadounidense de Psicología. Fue la primera psicóloga y la segunda científica admitida en
la Academia Nacional de Ciencias.

Cada una de estas mujeres anteriormente señaladas, ratifican lo mencionado por el factor patriarcal, al
haber luchado por ocupar un lugar en el ambiente académico profesional pese a encontrarse en una época
cultural patriarcal en el que el reconocimiento de lo intelectual y profesional solo era campo de lo
masculino. Rose señala, que “[…] las prácticas divisorias organizadas en torno al género no atribuyen tan
automáticamente el rol de víctimas de la historia y el rol de orquestadores y beneficiarios del dominio a
los hombres”. (Rose, 1996, p 5)

Como se puede observar, el tema central de este factor, es que históricamente las mujeres han sido
invisibilizadas, teniendo que enfrentarse a prácticas y estructuras excluyentes, participando de actividades
subvaloradas y negando el reconocimiento y el lugar que les corresponde por el hecho de ser persona. Tal
como menciona Brennan:

Sin embargo, los logros de las mujeres en todas las áreas, incluida la Psicología, solía exigir
grandes sacrificios, entre los que se contaban abandonar la seguridad de un hogar y una familia para
conseguir una educación competitiva, permanecer solteras, alcanzar la independencia económica y
probarse de continuo en revisiones dominadas por los hombres. (Brennan, J. 1999, p 205)

Desde la visión pragmática del Funcionalismo, cuyos objetivos son los resultados y no el proceso, y frente
a un contexto particular social y cultural de los Estados Unidos, el cual se presentaba como el país de las
oportunidades, donde también se destaca el desarrollo de actividades intelectuales, y la emergencia de
universidades, se propició un escenario favorable para la participación activa de mujeres en la Psicología.
Esta participación no estuvo exenta de renuncias para aquellas que fueron pioneras en la investigación,
académicamente y en el desarrollo de la Psicología que conocemos actualmente.
18

No es casual que una de las principales características del funcionalismo sea su carácter adaptativo, y que
de una u otra forma la participación de las mujeres, tuvo que adaptarse a un medio sociocultural misógino.

4. Factores culturales

Con el nacimiento de la psicología, los factores culturales reflejan la incomodidad del sujeto y cómo se
van desmoronando las creencias individuales y colectivas. Rose señala:

[…] se refiere a que los temas culturales suelen ver el surgimiento de la psicología como un
ejemplo de un malestar social más amplio: la decadencia de los valores espirituales y comunitarios, las
relaciones modificadas de lo público y lo privado y la tiranía de la intimidad, el auge del narcisismo en los
individuos y en las culturas. (Rose, 1996, p. 3)

El contexto histórico norteamericano, en el que nace el funcionalismo, atravesado por hitos históricos
como la Guerra Civil, las migraciones, el movimiento industrial, el racismo, entre otros, le confieren un
carácter particular a esta sociedad que comienza a tener gran influencia en el resto del continente. Lo
anterior nos da cuenta de las fisuras o tensiones que fueron modificando la personalidad norteamericana, y
que Brennan (1999) también reconocerá en ese periodo: “El espíritu de superioridad moral y económica
se mostraba también en los medios académicos”. (p.190)

Siguiendo el planteamiento del autor:

[…] la psicología no sería vista en términos de creencias y significados culturales, si no que


ocuparía un lugar dentro de una genealogía de ‘tecnologías de subjetivación’, o sea, las racionalidades
prácticas que los seres humanos se aplicaron a sí mismos y a otros en nombre de la autodisciplina, el
autodominio, la belleza, la gracia, la virtud o la felicidad. (Rose, 1997, p.5)

El funcionalismo, en consecuencia, también será coherente con esta perspectiva.

Durante este periodo la sociedad estadounidense se venía interesando por el aspecto aplicativo del
conocimiento, donde la educación comienza a progresar poco a poco, siendo promovida por John Dewey,
quien: “veía la educación como la clave para el mejoramiento individual y de la sociedad” (Brennan,
1999, p. 201).

Estados Unidos se ocupó, en este sentido, de establecer centros de educación profesional y postgrado en
varias universidades, pudiendo obtener doctorados, sin tener que salir de sus fronteras, lo cual significaba
generar conocimiento local, y, por ende, fortalecer el campo científico. “El funcionalismo eclosionó en un
19

momento en que la estadounidense experimentaba un proceso de cambio acelerado. Se trataba de un


proceso de modernización […]” (Lafuente, et al, 2017, p.182).

En definitiva, lo que anteriormente nos plantea Rose como factor cultural a revisar en la historia de la
psicología, también lo indica Daza:

[…] aparte de este ambiente académico, el terreno americano está socialmente abonado con otras
dos influencias antiintelectualistas: la religión evangelista y la imparable industria, regida por una nueva
clase dominante, el hombre de negocios frío y racional, amante de lo práctico, que pone por encima de
todo sus propias metas (Daza, 2006, p 30).

Nos queda especular sobre quién da origen a quien en la personalidad norteamericana: si el funcionalismo
con su pragmatismo epistemológico alimentó a la escuela como formadora de una nueva sociedad, o si
fueron los hitos históricos los que guiaron a esta corriente psicológica establecer su objeto de estudio.
20

IV. CONCLUSIONES

La propuesta de Nikolas Rose, sobre la revisión de una historia crítica de la psicología, aporta al
conocimiento de la construcción de la disciplina desde una perspectiva revisionista y atingente con el
contexto en el que se desarrolla.

Los factores externos a los que se refiere el autor, permitieron que el estudio de la historia de la
psicología, no se concentre solo en su objeto de estudio, sino más bien en el rol que adquirió bajo la
variable de su época.

Desde la perspectiva planteada, se puede comprender el desarrollo y difusión del funcionalismo, a partir
del contexto sociopolítico y económico de Estados Unidos a principios del siglo XX, como un país que
buscaba consolidarse como nación y también como influyente internacionalmente.

Al revisar el aspecto profesional, la disputa que se dio entre el estructuralismo importado de Europa y el
funcionalismo desarrollado desde su origen en Estados Unidos, debe su explicación al campo de estudio y
a la discusión del objeto de estudio de la disciplina psicológica. El pragmatismo, como columna vertebral
del funcionalismo, permitió que su método tomara ventaja con respecto al estructuralismo, volcando y
abriendo la discusión al para qué como interrogante, y donde el estructuralismo no pudo dar respuesta.

Considerando el factor cultural, se destaca la importancia de la generación del conocimiento como método
de progreso, la eclosión de las escuelas en Estados Unidos se expandió con el fin de moldear a la
sociedad, interviniendo directamente los métodos educativos a través de las propuestas de Dewey.

A su vez, desde lo patriarcal, el funcionalismo, al igual que la mayoría de las disciplinas científicas de ese
tiempo y el de ahora, no permitió de manera fluida la incorporación de mujeres científicas en sus
propuestas. Si bien pudimos conocer a destacadas mujeres, estas tuvieron que sortear grandes desafíos
para exponer sus ideas. El pragmatismo del que estaba inmerso el funcionalismo permitió que esto
ocurriera en la medida en que los resultados de aquellos estudios femeninos pudieran tributar en favor de
las propuestas realizadas por esta corriente.

Es importante señalar que, para el autor mencionado, los factores políticos y económicos están
interconectados y no se pueden comprender el uno sin el otro. Definitivamente, al estudiar la contingencia
estadounidense, no cabe duda que el funcionalismo dotó al discurso progresista de la época de los
21

argumentos necesarios y las bases científicas para intervenir la educación, la cual forjará los ciudadanos
funcionales al proyecto político-económico del mencionado país.

V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
22

 American Psychological Association (2022). Guía normas APA. 7ª edición. Recuperado de

https://normas-apa.org

 Brennan, J. (1999). Historia y sistemas de la psicología. Quinta edición. Pearson Educación.

Daza, Ó. (2006) El paradigma del control social en los orígenes de la psicología en

Antipsychologicum

(pp. 157-176). J. Romero, R. Vásquez. Virus Editorial.

 Dewey, J. (1916) Democracia y educación: una introducción a la filosofía de la educación. 6ª

Edición, Ediciones Morata. Traducido por Lorenzo Luzuriaga.

 Greendwood, J. (2006) Historia de la psicología: un enfoque conductual. 1ª edición, MC GRAW-

HILL Interamericana Editores S.A de C.V.

 Lafuente, E., Loredo, J., Castro, J., Pizarroso, N. (2017) Historia de la Psicología. Universidad

Nacional de Educación a distancia. Edición digital. www.uned.es/publicaciones.

 Lin Ching, R. (2002). Psicología Forense Principios Fundamentales. Editor Euned.

 Niebles, E. (2005). La educación como agente del cambio social en John Dewey. Historia Caribe,

núm. 10, pp. 25-33, Universidad del Atlántico Colombia.

 Tortosa, F. (1998). Una historia de la psicología moderna. MC GRAW-HILL.

 Rose, N. (1996). Una historia crítica de psicología. Cambridge University Press.

 Villena, D. (2017) ¿Qué es el funcionalismo? Letras [online]. Vol.88, n.127, pp.129-155. ISSN

2071-5072.

También podría gustarte