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POLITICA DE PLATANAL

Colombia es un país sui generis para muchas


actividades, entre ellas la política.
La política en el país se ha vuelto una suerte
de actividad circense en donde los debates de
tesis y las propuestas se subsumen a
ridiculeces que terminan en detrimento del
pueblo.
En antaño las tesis políticas tenían escenarios
esenciales para su escrutinio: la plaza pública,
el congreso, las asambleas y los concejos;
algunas veces se exponían en los medios de
comunicación con el animo de dar a conocer
lo que ocurría en aquellos lugares y recintos.
El político acicalaba la tesis a defender con un
discurso firme, estructurado, persuasivo, con
técnicas de oratoria y retorica per se, apelando
a su bagaje cultural para convencer a las
masas de que aquello que espetaba era
necesario y era él quien una vez dichas las
palabras se convertía en guía de las masas
para lograr lo que había propuesto bien fuera
en las aulas de tribunos o en las esferas de
poder.
Y era evidente que se cumplía con la tesis que
ora que el político esta destinado a persuadir
al pueblo para lograr lo que a este le
conviniera.
La política era, entonces, un ejercicio culto;
asequible para todos, siempre y cuando se
tuviera cierta cultura y estatura moral; a los
que llamaban políticos brutos por aquel
entonces, los risibles, los analfabetas tenían
estatura y coherencia1 en medio de su
ignorancia.
El proselitismo político se hacía, y de forma
censurable, con las armas de por medio; había
solo dos partidos dominantes y otros de poca
monta que se peleaban el poder. Los
dominantes hacían proselitismo como una
manera de llenar un requisito pues se sabia de
su cierta victoria y los otros participaban bajo
el sino de hacerse contar para llegar a la
burocracia. Sí, la vocación de poder de los
1
El candidato presidencial que prometió pavimentar el río
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partidos políticos ha sido por la burocracia y
los políticos son los que han hecho historia
porque con sus paradojas y todo han sido ellos
quienes construyeron el devenir nacional, con
discursos, oratoria, retorica y voluntad.
Si bien el resultado de esa voluntad no ha sido
el correcto, hubo personas que legaron
resultados sin apelar a circenses parodias,
ridiculizando la dignidad del país.
Hoy, en cambio, los escenarios políticos ya no
son los esenciales, sino escenarios fictos,
fantoches, simulados y virtuales en donde no
se respetan ni si quiera los escenarios reales
(la plaza pública, el congreso, las asambleas y
los concejos) pues con la “democratización”
de los medios de comunicación (redes
sociales, etc.) ya cuanto petimetre lo desee
puede espetar sus dichos y hacer puestas en
escena tan ridículas cuando poco y estúpidas
cuando mucho. Se remplazaron los
escenarios esenciales por estos e incluso se
gobierna a través de estos, como si un
corregimiento, municipio, departamento o
país fuera un ente virtual, junto con sus
gentes, al que se le puede dar “suprimir”
cuando se equivocan.
El político de hoy en día plantea tesis
desestructuradas, no las adorna con estructura,
persuasión, oratoria y retórica, todo lo
contrario: las adorna con amenazas, gritería e
ignorancia pues, los actuales, creen que los
destinatarios son simplones y ramplones a los
que el alarido convence. Se han vuelto guías
enemigos de las masas pues el interés los
posee; hoy se evidencian las corruptelas de las
que tanto gustan para luego pasar por santos
mártires.
La política ya no es un ejercicio culto; sigue
siendo asequible para todos, pero no porque
se tenga cultura y estatura moral sino porque
se grita, se insulta y se señala a los otros;
decirle hoy por hoy a un político bruto es
decir la realidad porque son risibles,
incoherentes y a pesar de sus muchos cartones
son analfabetas titulados.
El proselitismo político, se hace aún con las
armas; pero no es censurable, esa es la nueva
realidad.
Hay pluralidad de partidos políticos, según
algunos, como una expresión de la
democracia y lo cierto es que esa pluralidad lo
que demuestra es el hambre animal, bestial, de
unas mayorías por expoliar al Estado; no por
burocracia, sino para tener una tajada
beneficiosa de los recursos públicos.
Cuando hacen campaña buscan generar una
opinión pública iletrada, una legión de
seguidores que a cuanta pendejada publican o
hacen le dan “me gusta” en las redes
sociales( y es obvio que todo aquello bajo
coacción), no hay forma de llamar a eso
política.
Conclusión: Hoy por hoy hay, en Colombia,
políticos decentes, buenos, estructurados,
como los de antaño, pero estos son minoría.
El resto es una caterva de camorreros
titulados, que cambian de principios sin
sonrojarse, olvidándose de quien los elige.
PD: Hay un candidato a la alcaldía de
Medellín, por cierto entrado en años, que en
un “ataque de dignidad” se reveló contra la
administración actual y comenzó a llamarla
corrupta, derrochona y otros calificativos;
inclusive se reunió con Álvaro Uribe Vélez
tras haberlo criticado de manera mendas y
altanera en diferentes medios de
comunicación y en aulas de clase; algunos
llamaron todo lo que hizo un acto de sensatez
política y eso lo “empodero” en redes y
encuestas.
Pero lo cierto es que lo que este candidato
hizo fue un evidente y sínico “cambio de
principios” pues lo que se le olvido decir fue
que él se lucró del erario público cuando fue
contratista de la alcaldía corrupta y también se
le olvido decir que cuando fue docente tacho
al expresidente con calificativos tan duros que
caían en lo soez.
Quien no es consecuente, no es confiable, le
falta coherencia y peor aún: engaña a la gente
que cree que con griterías y señalamientos
todo cambiará.
Ya veremos si hay quienes lo elijan.

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