Está en la página 1de 14

UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA

CAMPUS DE MADRID

FACULTAD DE TEOLOGÍA
SECCIÓ N DE TEOLOGÍA PASTORAL

Trabajo final:
“Los jóvenes y la Palabra de Dios”
Sobre el Antiguo Testamento en la pastoral con jóvenes

Asignatura: Antiguo Testamento: La Palabra que hace vivir


Alumno: Santiago Obiglio
Profesor: Lorenzo de Santos Martín

Madrid – 2022
1 INTRODUCCIÓN

¿La Palabra de Dios está haciendo vivir a los jó venes? ¿Qué piensan los jó venes del
Antiguo Testamento? ¿Có mo lo entienden? ¿Qué dificultades encuentran? ¿Dios sigue
hablá ndoles en él?

La Sagrada Escritura, la Biblia, es uno de los modos privilegiados a través del cual
Dios habló y sigue hablando con sus hijos. Por ella se dio y se sigue dando a conocer. En
ella se guardan, se atesoran, cantidad de historias de amor entre un Dios que busca a su
criatura, y nosotros, que lo buscamos a É l.

Antes la dificultad podía ser material, cuando las personas no tenían acceso a estos
textos, o no sabían leer ni leerlos. Y sin embargo hoy, sabiendo leer, teniendo los textos
por todas partes, a un clic de distancia, o casi en cada hogar, cristiano al menos; la
distancia -y la ignorancia- de la Palabra de Dios, del Antiguo Testamento sobre todo,
sigue limitando esta comunicació n, este encuentro, entre los jó venes con el Señ or.
Puede encontrar Dios infinitas maneras de comunicarse con sus jó venes, pero no hay
duda de que su Palabra es un camino privilegiado. ¿Có mo reconectar, có mo reabrir este
camino?

Las siguientes pá ginas intentan entrar reflexiva y pastoralmente en esta cuestió n,


en torno al Antiguo Testamento -dada la materia específica- y los jó venes. El desafío es
tan grande como interesante. Si bien abundan los intentos de revalorizar la Escritura en
la pastoral juvenil, la experiencia me dice que los esfuerzos suelen enfocarse en el
Nuevo Testamento, en los Evangelios especialmente, dada la prioridad de la figura de
Jesú s y la menor dificultad que pueden implicar estos textos.

En este contexto pastoral, la consideració n del Antiguo Testamento se vuelve tan


vá lida como necesaria, reconociendo desde ello cuá nto entusiasma, personal y
pastoralmente, la cuestió n.

Afirmaba el Papa Francisco en Christus vivit:

“Muchos jó venes son capaces de aprender a gustar del silencio y de la


intimidad con Dios. También han crecido los grupos que se reú nen a adorar al
Santísimo o a orar con la Palabra de Dios. No hay que menospreciar a los jó venes
como si fueran incapaces de abrirse a propuestas contemplativas. Só lo hace falta
encontrar los estilos y las modalidades adecuadas para ayudarlos a iniciarse en esta
experiencia de tan alto valor.”1

1
Christus Vivit 224.
2
Eso intento en las siguientes pá ginas: animar un acercamiento, en estilos y
modalidades, entre el Antiguo Testamento y la pastoral con jó venes.

Lo propongo desde una fundamentació n teoló gico-pastoral, concentrada en la


primera parte. Seguida del estudio del texto bíblico de la vocació n de Jeremías, como
ejemplo de concreció n, y termino con algunas sugerencias conclusivas para continuar
este bello desafío de iniciar pastoralmente a los jó venes en el encuentro de Dios a través
del Antiguo Testamento.

2 LA PALABRA DE DIOS, EL ANTIGUO TESTAMENTO Y LOS JÓVENES

Creo que ya no es tan necesario justificar la centralidad de la Palabra de Dios para


la vida de la Iglesia y para la nueva evangelizació n en nuestros tiempos. Si en otro
momento se dudó o se había perdido esta certeza, hace ya muchas décadas, desde
tiempos del Concilio Vaticano II, podemos afirmar que la Escritura recobró todo su valor
y su centralidad en nuestra vida de fe. Aun así, hace falta mucho todavía para concretar
esta centralidad en nuestra vida pastoral.

“Toda la evangelizació n está fundada sobre ella [la Palabra de Dios],


escuchada, meditada, vivida, celebrada y testimoniada. Las Sagradas Escrituras
son fuente de la evangelizació n. Por lo tanto, hace falta formarse continuamente
en la escucha de la Palabra. La Iglesia no evangeliza si no se deja continuamente
evangelizar. Es indispensable que la Palabra de Dios sea cada vez má s el corazó n
de toda actividad eclesial”. 2

Dentro de ese proceso, el Antiguo Testamento presenta dificultades especiales.


Dediquemos el siguiente apartado a enunciar algunas de ellas, buscando y ensayando
para las mismas algunas pistas de posibilidad.

Frente a las dificultades del lenguaje, el impacto de la narración. Creo que no


só lo los jó venes sino todas las personas sin estudios específicamente bíblicos reconocen
la complejidad de los textos del Antiguo Testamento, impedidos de alcanzar su
comprensió n, cuanto menos el gusto por sus pá ginas. El mismo documento conciliar
sobre la Divina Revelació n revelaba en aquel momento algunas de estas dificultades,
aunque reafirmando el valor de sus textos:

“La economía del Antiguo Testamento estaba ordenada, sobre todo, para
preparar, anunciar proféticamente y significar con diversas figuras la venida de
Cristo redentor universal y la del Reino Mesiá nico. Mas los libros del Antiguo
Testamento manifiestan a todos el conocimiento de Dios y del hombre, y las

2
Evangelii Gaudium 174.
3
formas de obrar de Dios justo y misericordioso con los hombres, segú n la
condició n del género humano en los tiempos que precedieron a la salvació n
establecida por Cristo. Estos libros, aunque contengan también algunas cosas
imperfectas y adaptadas a sus tiempos, demuestran, sin embargo, la verdadera
pedagogía divina.”3

Se admite claramente la dependencia de los textos a la cultura y el lenguaje de sus


tiempos (lo cual vale para toda la Sagrada Escritura), y má s aun se explicita también la
“imperfecció n” de lo revelado, por las contradicciones o ambigü edades que podemos
encontrar entre muchos de sus libros, pero también por la ausencia de la plenitud y
perfecció n de la Revelació n que es el mismo Jesucristo.

Allí la importancia de iniciar a los jó venes en la posibilidad de una lectura orante de


la Palabra de Dios; en la apertura al Dios que nos habla a través de las Escrituras. Lo
cual no niega el intento y la responsabilidad en buscar comprender su significado literal,
pero animará a una experiencia de escucha que es má s profunda, y que trasciende la
comprensió n total, exegética, del texto.

Si bien afirmamos las dificultades lingü ísticas y teoló gicas del Antiguo Testamento,
hemos de reconocer la intensidad y belleza de muchas de sus narraciones. Este estilo
narrativo es especialmente significativo en nuestros tiempos, por la conexió n emocional
que pueden despertar las historias en su lector. De allí que esta cualidad sea una fuerte
potencialidad de los textos del Antiguo Testamento.

Con bellas palabras lo expresa Mercedes Navarro en esta anécdota de su infancia:

“La escuchaba de labios de mi padre y de mi madre y les pedía, una vez y


otra, que me la volvieran a contar: las historias de David y de Goliat y, en especial,
la historia de José y sus hermanos. (…) La fuerza inmensa de los relatos. Las
transformaciones por los relatos y su influencia en la vida… Luego los volvía a
escuchar en las clases de religió n y algunos domingos iba por las tardes con las
niñ as de mi clase a verlos en diapositivas, mientras una de las religiosas nos leía
el texto correspondiente. Me fascinaban. No eran tiempos de vídeos ni de
montajes sofisticados. Pero eran historias igualmente. Estimulaban mi fantasía.
Las volvía a repasar a solas y las comentaba con mis hermanas y con mi
hermano. Me alimentaban como la comida y me gustaban como el chocolate.
Quería ser como los héroes. Los héroes de mi infancia eran, en su gran mayoría,
los héroes de la Historia Sagrada.”4

3
Dei Verbum 15.
4
M. NAVARRO, Las 7 palabras de Mercedes Navarro, Madrid 1996, 34.

4
Lo confirman numerosas películas y series de televisió n y cine inspiradas en
historias bíblicas: sus historias son atractivas, emocionantes, inspiradoras. De allí el
valor en acercar los textos del Antiguo Testamento a los jó venes, intentando sobrevolar
las dificultades sintá cticas para encontrarnos con su verdadero mensaje.

Frente al distanciamiento eclesial, el sendero de la escucha comunitaria de la


Palabra. Hago menció n de esta dificultad porque la encuentro generadora de un círculo
vicioso. El Sínodo sobre los jó venes enuncia valientemente algunas de sus causas:

“El Sínodo es consciente de que un nú mero consistente de jó venes, por


razones muy distintas, no piden nada a la Iglesia porque no la consideran
significativa para su existencia. Algunos, incluso, piden expresamente que se les
deje en paz, ya que sienten su presencia como molesta y hasta irritante. Esta
petició n con frecuencia no nace de un desprecio acrítico e impulsivo, sino que
hunde sus raíces en razones serias y comprensibles: los escá ndalos sexuales y
econó micos; la falta de preparació n de los ministros ordenados que no saben
captar adecuadamente la sensibilidad de los jó venes; el poco cuidado en la
preparació n de la homilía y en la explicació n de la Palabra de Dios; el papel
pasivo asignado a los jó venes dentro de la comunidad cristiana; la dificultad de la
Iglesia para dar razó n de sus posiciones doctrinales y éticas a la sociedad
contemporá nea.”5

Llama la atenció n el reclamo dirigido a la Iglesia de explicar con mayor cuidado la


Palabra de Dios. Y, reconociendo una mayor dificultad en los textos del Antiguo
Testamento podríamos afirmar que el reclamo se vuelve también mayor en referencia a
ellos.

Creo que se genera una potenciació n negativa en este distanciamiento: mientras los
jó venes se alejan de la Iglesia porque la Iglesia no explica la Palabra, los jó venes se
alejan de la Palabra, por alejarse cada vez má s de la Iglesia. Y este distanciamiento de la
Palabra es tomar también distancia de esa voz de Dios que los busca en la Escritura.

En medio de esta situació n, encuentro sugerente el sendero de la escucha


comunitaria de la Palabra, el cual creo puede permitir al joven reacercarse a la
Escritura, por la fuerza de una nueva perspectiva, nuevas técnicas y modalidades en
medio de un ambiente afectuoso -tan centrales son los vínculos sociales en la
adolescencia y juventud. A su vez, esta lectura comunitaria puede acortar distancias con

5
Documento Final de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos "Los
jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional", Roma 2018, 53. En adelante: DF.
5
la Iglesia con la experiencia fraterna de los pequeñ os grupos de oració n, que se vuelven
rostro nuevo y concreto de la comunidad eclesial.

Propongo aquí las cuatro claves, inspiradas en las primeras comunidades cristianas,
que brinda el libro “La Biblia en grupo – Doce itinerarios para una lectura creyente”:
leer el texto bíblico en profundidad, y desde él iluminar la propia vida; contemplar la
vida y referirse a textos bíblicos que nos ayuden a comprenderla; leer la Palabra en el
seno de la comunidad, permitiendo que el Espíritu Santo y los hermanos -los cercanos,
los expertos, etc.- nos ayuden a descubrir su hondo significado; finalmente, comprender
la Escritura -y la propia vida- bajo la clave de la vida de Jesú s y especialmente de su
Resurrecció n. 6

Frente a la disociación de la Palabra y la vida, el sendero de la escuela de


discernimiento. Por ú ltimo, menciono esta dificultad de sentido. En muchos casos la
cuestió n es que los textos, tan distantes cultural y lingü ísticamente, como decíamos, de
la vida actual de los jó venes, encuentran grandes impedimentos para identificarse con
sus historias, enseñ anzas y personajes.

Quienes intentan adentrarse en la oració n con la Biblia encuentran confuso y


desconcertante el contraste entre el Dios transmitido por el Antiguo Testamento -
encontrado en muchos casos como violento, vengativo, celoso y castigador- y el rostro
tierno, paciente y misericordioso que evidencia el mismo Jesú s y los demá s escritos del
Nuevo Testamento. Es cierto que encontramos también ejemplos de la ternura de Dios
en el Antiguo Testamento, y ciertos rasgos de su dureza en el Nuevo, pero aun así es
honesto admitir la dificultad de la cuestió n, explicitada en los estilos y conceptos
expresados en cada Testamento.

Claro está que la resolució n no está en renunciar a la Biblia en la pastoral juvenil, ni


en recortarla, ni en evitar el Antiguo Testamento para simplificar la cuestió n. Allí
encuentro abierto el sendero de la escuela del discernimiento y la lectura espiritual.
Iniciar y acompañ ar a los jó venes, como mencioná bamos anteriormente, en un estilo de
comprensió n de sus vidas y de la misma Palabra de Dios, en diá logo mutuo.

El Sínodo sobre la Palabra de Dios ilumina la cuestió n:

“El Sínodo ha prestado una atenció n particular al anuncio de la Palabra


divina a las nuevas generaciones. Los jó venes son ya desde ahora miembros
activos de la Iglesia y representan su futuro. En ellos encontramos a menudo una
apertura espontá nea a la escucha de la Palabra de Dios y un deseo sincero de
conocer a Jesú s. En efecto, en la edad de la juventud, surgen de modo
6
Cf. S. GUIJARRO (dir.), La Biblia en grupo, Navarra 1997, 14.
6
incontenible y sincero preguntas sobre el sentido de la propia vida y sobre qué
direcció n dar a la propia existencia. A estos interrogantes, só lo Dios sabe dar una
respuesta verdadera. Esta atenció n al mundo juvenil implica la valentía de un
anuncio claro; hemos de ayudar a los jó venes a que adquieran confianza y
familiaridad con la Sagrada Escritura, para que sea como una brú jula que indica
la vía a seguir.”7

Es decir, esa bú squeda de orientació n, propia del tiempo juvenil, puede servirnos
para introducirlos en el aprendizaje del discernimiento, encontrando la guía que se
necesita en la Palabra de Dios. Esto, como afirmá bamos, es parte de una escuela, implica
una educació n en la fe mediante la cual ir conociendo y confrontando el proceso, pero
podemos estar con ello ofreciéndole a los jó venes una herramienta que les sirva en esta
etapa especialmente, y luego a lo largo de todas sus vidas.

Confirmados por el Papa Francisco, proponemos el clá sico ejercicio de la lectio


divina como sendero de integració n de la vida y la Palabra:

“Hay una forma concreta de escuchar lo que el Señ or nos quiere decir en su
Palabra y de dejarnos transformar por el Espíritu. Es lo que llamamos «lectio
divina». Consiste en la lectura de la Palabra de Dios en un momento de oració n
para permitirle que nos ilumine y nos renueve.”8

Este reconocido modo de oració n, bellamente recuperado en los ú ltimos tiempos


aunque muy antiguo en su origen, que consiste en cuatro momentos sucesivos para
dialogar con la Escritura. Aunque los enfoques dependen en los autores o las corrientes
de espiritualidad, se trata de: la lectura -lectio- por la cual encontrarse con el texto real,
la meditació n -metitatio- por la cual profundizar su significado mediante la reflexió n, la
oració n -oratio- por la cual dialogar con Dios desde lo reflexionado, y al final la
contemplació n -contemplatio- a través de la cual descansar en Dios, admirarlo, unirse
con É l, dejando que lo escuchado y dialogado transforme, ya sin discursos sino pasiva,
contemplativamente, la propia vida. Este ú ltimo paso tiene también otras maneras de
comprenderse, o en algunos casos es seguido por la missio, que anima al orante a
anunciar y comprometerse servicialmente desde el fruto de lo rezado.

Con todo, constatamos razonablemente la distancia que puede haber hoy en día
entre los jó venes y el Antiguo Testamento, pero reconocemos de igual manera cuá ntos
senderos abiertos y oportunidades tenemos a disposició n.
7
Verbum Domini 104.
8
Evangelii Gaudium 152.
7
Quisiera desarrollar, en el siguiente apartado, un ejemplo de lectura creyente y
pastoral del Antiguo Testamento, desde el cual evidenciar, tanto en forma como en
contenido, lo mucho que hay disponible para el encuentro entre Dios y los jó venes.

3 LA VOCACIÓN DE JEREMÍAS, EL JOVEN PROFETA

Elijo el relato de la vocació n del profeta Jeremías, Jer 1, 4-10, para la lectura
reflexiva. La selecció n del texto representa desde sí una opció n pastoral; así como
mencioná bamos que las primeras comunidades cristianas iluminaban sus realidades
desde la Palabra, intentaré buscar algunas luces acerca de la relació n entre los jó venes y
la Palabra (en el Antiguo Testamento) desde este texto del joven profeta. Y lo haré
intercalando algunas de las pistas que nos da el método de la lectio divina, evidenciando
prá cticamente esta propuesta teó rica en sus primeros pasos -lectura, meditació n y
oració n.

Lectura – Lectio. Luego de invocar al Espíritu, en una atmó sfera creyente, que así
es como se escucha la Palabra, comenzamos encontrá ndonos con el texto. Leemos cada
una de sus palabras, detenidamente:

4 La palabra del Señor llegó a mí en estos términos: 5 «Antes de formarte en


el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había
consagrado, te había constituido profeta para las naciones».
6 Yo respondí: «¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado
joven».
7 El Señor me dijo: «No digas: «Soy demasiado joven», porque tú irás adonde
yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. 8 No temas delante de ellos, porque yo
estoy contigo para librarte –oráculo del Señor –».
9 El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis palabras
en tu boca. 10 Yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos,
para arrancar y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar».9

La lectio debe sostenerse un tiempo; repasarse el texto. Reconocemos en la lectura


palabras o frases que se repiten y pueden llamar la atenció n –“antes”, “yo”, “soy
demasiado joven”; vemos que no es tanto un relato de acciones, ni un discurso
explicativo, ni legislativo, ni la descripció n de un mito, sino má s bien el registro de una
vivencia de oració n… Descubrimos diferentes momentos en la narració n: el de la
palabra que dirige el Señ or, la respuesta del profeta, seguida por la correspondiente
respuesta de Dios, el gesto del Señ or y por ú ltimo nuevamente otras palabras de Dios.

9
El texto está tomado de la versió n bíblica del Libro del Pueblo de Dios.
8
Meditación – Meditatio. Nos dedicamos luego a meditar el texto, a reflexionar
sobre él. Podemos buscar primero la ayuda de expertos, estudiando un poco la figura de
Jeremías, y su contexto. Acudimos al libro de P. Andiñ ach sobre la Teología del Antiguo
Testamento –“El Dios que está ”10

El ministerio de Jeremías va del 627 al 587 a.C., y su profecía se destaca por estar
íntimamente expresada desde sus vivencias personales. Se cree que es una obra
literaria que preparada por escrito directamente, má s que un relato luego registrado.
Eso sitú a el relato a cierta distancia de la realidad histó rica, aunque de ningú n modo se
niegue, y con una intencionalidad específica de ser leída, dá ndole al lector un lugar
activo frente a dicha obra.

El texto elegido pertenece a un género particular llamado “relatos de vocació n”.


Comparado a otros, resulta mucho má s cotidiano, sin extravagancias. Comienza con una
experiencia de ser encontrado por la “palabra de Dios” que va hacia Jeremías,
anunciá ndole su elecció n y llamada.

La referencia a la elecció n antes de su misma gestació n sugiere “que hay un plan de


Dios para la humanidad y para cada ser humano que es incluso anterior a su propia
existencia”11. Pareciera también haber cierta repetició n en aquella elecció n: “antes de
formarte te conocía”, “antes de que salieras del seno te había consagrado”; lo cual
enfatiza la decisió n de Dios de escogerlo.

También interesa la expresió n “profeta de las naciones” que probablemente


significa un ministerio má s allá de Israel, también dirigido al contexto internacional. Por
aquellos tiempos era permanente la tensió n entre Asiria en Mesopotamia y Egipto en el
sur, entre quienes se encontraba conflictivamente Israel, tanto geográ fica como
políticamente. Esto abrirá , asimismo, la concepció n teoló gica de un Dios que va má s allá
del pueblo de Israel. También la misió n, encomendada al final del relato, volverá sobre
esta cuestió n enviá ndolo “sobre las naciones y los reinos”.

La respuesta insegura de Jeremías contrasta con esa certeza doblemente


confirmada del Dios que lo elige y, por fuera del relato, con la respuesta vocacional de
Isaías que declara inmediatamente su disponibilidad. Es su juventud y la dificultad de
hablar lo que fundamenta su inseguridad. A nosotros nos resultará de especial
importancia esta referencia a su “juventud”. Por otra parte, la dificultad de expresió n se
asemeja a la aludida por Moisés, tartamudo. Andiñ ach explica con claridad el significado
teoló gico de las tres situaciones:

10
P. R. ANDIÑ ACH, “El Dios que está. Teología del Antiguo Testamento”, Estella 2014, 239-250.
11
Ibíd., 240.
9
“Mientras que en el caso de Isaías se trata de purificar su boca de los pecados
y en el de Moisés de responder a una dificultad física en su habla, en el caso de
Jeremías se trata de capacitar a quien siente que no tiene condiciones para la
tarea.”12

Ademá s es significativa la simbología aludida al habla, las palabras y la boca, ya que


será la profecía la vocació n encomendada. ¿Qué significará entonces “arrancar, derribar,
perder, demoler, edificar y plantar”, si se trata de profetizar?

“Su acció n aparece demoliendo todo discurso acomodaticio que eludiera la


responsabilidad en la historia, pero los hechos no le dieron la oportunidad de
construir la sociedad que pregonaba en su vocació n y programa. Quizá s tener en
cuenta esto nos puede conducir a interpretar que sus orá culos de salvació n
fueron considerados una promesa (…).”13

Comprendemos así que la vocació n profética encomendaba implicaría la denuncia


de la corrupció n moral y religiosa de Judá , invitando a la conversió n del corazó n al
Señ or.

Todo esto será posible por la asistencia fiel del Dios que lo eligió y lo llama: “Yo
estoy contigo, yo pongo mis palabras en tu boca, yo te establezco en este día”. Esto
confirma, ademá s, que la misió n no se apoya en las cualidades del profeta elegido sino
que es pura gracia de Dios, como afirma el Diccionario del profetismo bíblico14.

Desde aquí, habiendo recibido ayuda para reflexionar sobre los significados
concretos y contextuados del relato, ahondamos preguntá ndonos qué nos dice sobre los
jó venes de hoy y la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento.

Podemos ir descubriendo algunas pistas e intuiciones: que Dios toma la iniciativa, y


que sorprende en la juventud; que Dios que tiene planes para todos; que Dios habla má s
allá del pueblo de Israel… y que envía má s allá . Esto vale tanto para los jó venes que van
viviendo profundamente su fe como para quienes se encuentran alejados. Ya vemos
có mo también a ellos se quiere dirigir Dios, sorprenderlos, salir a su encuentro y
revelarles un plan, una elecció n, descubrirles una dignidad sagrada, y una consagració n
-una llamada sagrada.

El texto puede resultar fuertemente sugerente para la etapa vocacional en la que se


encuentra todo adolescente-joven:

12
Ibíd., 242.
13
Ibíd., 242-243.
14
J. L. BARRIOCANAL, “Vocació n” en Diccionario del profetismo bíblico, Burgos 2008, 780.
10
“Aquellos relatos son un espejo en el que se reconoce todo el que se siente
vocacionado: la presencia divina, su misió n, el diá logo, la duda, la resistencia, el
abandono, la confianza, la asistencia del Señ or…”15

La Escritura puede así servir de reflejo dó nde los jó venes puedan animarse a
plantear, cuestionar, discernir y decidir su vocació n. Lo afirmado por el Sínodo de
jó venes sobre la vocació n de Samuel podría leerse perfectamente desde la vocació n de
Jeremías:

“El relato (…) permite darse cuenta de cuá les son los rasgos fundamentales
del discernimiento: la escucha y el reconocimiento de la iniciativa divina, una
experiencia personal, una comprensió n progresiva, un acompañ amiento paciente
y respetuoso del misterio en acto, una destinació n comunitaria. La vocació n no se
impone a Samuel como un destino que debe padecer; es una propuesta de amor,
un envío misionero en una historia cotidiana de confianza recíproca.”16

Intentemos, a continuació n, algunas sugerencias para la oració n con este texto


bíblico.

Oración – Oratio. Sugiero muy brevemente algunas pistas de oració n,


reconociendo que no es el enfoque principal de dicho trabajo aunque sí un modo de
continuar su aplicació n pastoral.

Tal vez una buena manera de afianzar la cercanía de los jó venes a este texto del
Antiguo Testamento será invitá ndolos a actualizar, desde ellos, un relato semejante. La
oració n podría consistir, por ejemplo, en entrar ellos en la escena e imaginar có mo se
sienten al recibir la palabra del Señ or, que llega hacia ellos expresá ndoles toda su
predilecció n, su conocimiento, su consagració n, desde el inicio de sus historias. Qué
respuesta se despierta en ellos, de disponibilidad o de objeciones, y cuá les son
concretamente. Có mo los asiste Dios en esas dificultades, reconociendo que así lo hizo
con Jeremías, abrazando su inseguridad y confirmá ndolo con sus gestos y palabras.
Finalmente, có mo creen ellos que puede expresarse su vocació n, a qué creen que los va
llamando o invitando Dios en estos tiempos, en su contexto, sea de modo concreto o sea
simbó licamente, cuyo significado se sigue encontrando en el tiempo…

Quiero terminar refiriéndome mínimamente a los ú ltimos momentos de la lectura


creyente. Porque la contemplación -contemplatio- orientada hacia la persona de Jesú s,
disponible a su presencia, desde el vínculo personal y amoroso con É l, es la que brinda
la experiencia de ese Dios fiel que los profetas intuyeron a la distancia, pero que

15
Ibíd., 780.
16
DF 77.
11
nosotros reconocemos en su persona. Y finalmente, la misión -missio- con la cual,
explícita o implícitamente, termina todo encuentro con la Palabra y a la cual mueve todo
auténtico llamado vocacional.

4 CONCLUSIONES
“El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás?”
Gn 3, 9

Al iniciar este trabajo, me proponía ensayar un camino para acortar distancias


entre la pastoral juvenil y el Antiguo Testamento, buscando reconectar a los jó venes con
estas pá ginas de la Palabra de Dios. Espero que las pistas reflexionadas puedan
colaborar en tan interesante misió n.

Tal vez la primera conclusió n que reconozco aquel mismo punto de partida de
reconocer y aceptar dicha distancia, nombrando, explicitando el desafío de buscar una
mayor inclusió n de la Sagrada Escritura, del Antiguo Testamento en este caso, en
nuestra actividad pastoral con jó venes. Porque, dadas las dificultades expuestas, entre
muchas otras, el riesgo puede ser el de evitar la dificultad, buscando reemplazar la
Palabra por textos má s contemporá neos, má s simples, menos conflictivos. Y sin
embargo, hemos de convencernos de que la Escritura es irremplazable, de que Dios
sigue hablando hoy de un modo muy especial y privilegiado a través de sus textos y de
que los jó venes siguen también abiertos y sensibles a ello, aunque necesiten en su
mayoría iniciació n y acompañ amiento para lograrlo.

Junto a las dificultades evidenciadas, reconocíamos numerosos senderos cargados


de posibilidad para dicha reconexió n. Resalto aquella característica especialmente
significativa para los adolescentes y jó venes que es el la fuerte relevancia de los vínculos
comunitarios, las amistades y la pertenencia, y la justa potenciació n que esta cualidad
puede encontrar en la oració n comunitaria, sobre todo de pequeñ os grupos.
Mencioná bamos el círculo vicioso entre la distancia eclesial y la distancia a la Palabra;
hemos de destacar también aquel círculo virtuoso que puede darse en aquellos
pequeñ os grupos de creyentes, que desde una vinculació n fraterna y amigable con sus
coetá neos pueden recomponer su experiencia de fe y eclesial, a partir de la escucha de
la Escritura. Y vale aclarar que no se trata de grupos de una lectio al estilo moná stico,
con toda la solemnidad que ello puede sugerir, sino má s bien una lectura “popular” de la
Palabra, que conserva en su esencia el poner en diá logo la vida y la Escritura, sin
aquellas formas algunas veces má s elitistas de oració n; así, lo afirmado por Verbum Dei
sobre el Evangelio lo extendemos a toda la Palabra de Dios:

12
“Para ello, necesitan testigos y maestros, que caminen con ellos y los lleven a
amar y a comunicar a su vez el Evangelio, especialmente a sus coetá neos,
convirtiéndose ellos mismos en auténticos y creíbles anunciadores.”17

Finalmente, el texto de Jeremías se vuelve un claro ejemplo y concreció n de có mo


estos textos tienen aú n tanto para hablar a los jó venes de hoy. Y no se trata de pensar
solamente en los jó venes comprometidos en nuestras comunidades; como
reconocíamos en dicho texto, la Palabra de Dios quiere dirigirse a todos, todavía con
má s ardor está buscando a los alejados. La fe puede también despertarse desde un
contacto directo con su Palabra, o desde el testimonio de dichas narraciones -
bú squedas, encuentros y desencuentros- entre Dios y su criatura.

“La fe nos abre el camino y acompañ a nuestros pasos a lo largo de la historia.


Por eso, si queremos entender lo que es la fe, tenemos que narrar su recorrido, el
camino de los hombres creyentes, cuyo testimonio encontramos en primer lugar
en el Antiguo Testamento.”18

La vocació n de Jeremías, y otros innumerables relatos, personajes y símbolos que


sobreabundan en el Antiguo Testamento, esperan cargados de la voz de Dios. É l sigue
buscando a sus jó venes en nuestros días –“¿Dónde estás?”- para amarlos, salvarlos y
enviarlos en misió n. Sigamos nosotros intentando ser sus altavoces.

17
Verbum Domini 104.
18
Lumen fidei 8.
13
5 BIBLIOGRAFÍA

ANDIÑ ACH, P. R., “El Dios que está. Teología del Antiguo Testamento”, Editorial Verbo
Divino, Estella 2014.

BARRIOCANAL (dir.), J. L., “Vocació n” en Diccionario del profetismo bíblico, Editorial


Monte Carmelo, Burgos 2008.

BENEDICTO XVI, Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini, Roma 2010.

CONCILIO ECUMÉ NICO VATICANO II, Constitución dogmática Dei Verbum, Roma 1965.

Documento Final de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos "Los
jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional", Roma 2018.

FRANCISCO, Carta Encíclica Lumen Fidei, Roma 2013.

FRANCISCO, Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, Roma 2019.

FRANCISCO, Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, Roma 2019.

GUIJARRO, S. (dir), La Biblia en grupo, Editorial Verbo Divino, Navarra 1997.

NAVARRO, M., Las 7 palabras de Mercedes Navarro, PPC, Madrid 1996.

14

También podría gustarte