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Laplanche y Pontalis ofrecen en su Diccionario una definición que desarrolla la que el mismo Freud
diera en 1922 distinguiendo tres órdenes de problemas bajo la misma designación. En primer
lugar, el psicoanálisis se define como un método de investigación que permite evidenciar la
significación inconsciente de actos, palabras y producciones imaginarias (como sueños, fantasías,
delirios) fundándose en las libres asociaciones del sujeto, que permiten construir interpretaciones.
Las definiciones mencionadas cómo resulta ineludible la inclusión en ellas, tanto de los objetos de
conocimiento (específicos) como del método y la teoría, todos ellos es pacíficos de la disciplina en
cuestión. El método psicoanalítico es indisociable del conjunto del psicoanálisis que, a su vez, se dé
fine como método de investigación y como método psicoterapéutico.
Freud existían, entonces, ciertos obstáculos en la medida en que eran reconocidos como un
problema a resolver, creándose las condiciones para no permanecer prisionero en la problemática
ideológica preexistente. Este trabajo en plena frontera del conocimiento no podía realizarse sino
con los "medios de a bordo" tomados del contorno de su época buscándolos en ciencias
constituidas, (como la física y la biología) o sometiendo a crítica las ideas circulantes.
Si tenemos en cuenta el marco de esta visión recurrente desde la ciencia constituida hacia su
prehistoria y el condicionamiento social y psicológico del sujeto Freud podemos seguir
someramente el proceso de los ensayos y correcciones que históricamente debió realizar pero no
para cumplir el proyecto consciente de fundar una ciencia sino para dar respuesta a una demanda,
la de pacientes que exigían "curación" y a una carencia, la de su tiempo, de instrumentos
conceptuales y secundariamente técnicos para ello. Eludimos aquí reconstruir el camino de su
elección profesional.
Freud deja los pacientes neurológicos con escasas perspectivas de mejoría y se inclina al
tratamiento de neuróticos utilizando la hipnosis que, además, le permitía sentirse "halagado por la
fama de conseguir curas milagrosas". Freud no oculta en su Autobiografía de 1925 esta doble
motivación: la de liberarse del sentimiento de impotencia ante las demandas del paciente y la de
procurarse una clientela numerosa.
Breuer había relatado a Freud la forma en que habla conducido en 1882 el tratamiento de una
paciente histérica (el "caso Anna O.") usando la hipnosis en la forma indicada más arriba. Este
aporte de Breuer influyó sobre Freud y es un episodio del proceso que se puede seguir en su
conducta con los otros casos publicados en los historiales clínicos de La histeria y en la
correspondencia de Freud.
Freud va realizando intentos de elaboración teórica para dar respuesta a los fenómenos complejos
que enfrenta en su trabajo clínico. Así desarrolla otras líneas como la del trabajo sobre la
interpretación de los sueños que aparecían en los relatos espontáneos de los pacientes y se aboca
al análisis de sus propias producciones oníricas ("autoanálisis"). Esta jerarquización del sueño
como "acto psíquico completo y significativo" muestra cómo el cambio de perspectiva que va
operando implica destacar en lo que hasta entonces era visto como fenómeno banal, un
problema, un trabajo de esclarecimiento a realizar. Contrapuesto a la vez a con cepciones que
degradan al sueño a mera actualización incoordinada de excitaciones neurofisiológicas y a una
tradición popular que le otorga valor profético global.
Aunque su libro se refiere a La Interpretación de los sueños Freud apunta en él a objetivos más
amplios. La restricción del tema tiene el carácter de una ejemplificación conveniente de un
método y una teoría que pueden ampliarse a otros aspectos con los que se intervincula,
particularmente los síntomas neuróticos y acontecimientos cotidianos aparentemente banales
como los olvidos, lapsus, etc. Todos ellos quedan señalados pues como los objetos de
conocimiento del psicoanálisis (véase capítulo: Introducción al problema de los métodos en
psicología).
De cualquier otro modo el sueño aparece como el ejemplo privilegiado, como la "vía regia" que
conduce al inconsciente. Que conduce a su formulación como concepto, en el seno de una teoría
científica y que también conduce a su conocimiento en la situación analítica en que aparece y es
individualizado como formación de compromiso en un sujeto determinado. El sueño ofrece la
particularidad de un episodio cuyo relato presenta características que no son las del discurrir
consciente habitual del sujeto, dotado como está de frecuentes rasgos de ilogicidad.
Freud realiza un inventario de las producciones asociativas de los pacientes a partir del relato
literal del texto de los sueños y concluye en la existencia de un material latente tras dicha fachada
manifiesta.
De modo que Freud debe postular una instancia censora que somete a crítica la actividad psíquica,
excluyendo de la conciencia ciertos contenidos. Considera entonces en el extremo motor un
sistema, el preconsciente, cuyos "procesos de excitación pueden pasar directamente a la
conciencia siempre que aparezcan cumplidas determinadas condiciones, por ejemplo, la de cierta
intensidad y cierta distribución de aquella función a la que damos el nombre de atención, etc.".
La primera posibilidad es cuestionable porque no todas las conductas reciben o portan la marca de
los procesos inconscientes, no todas son formaciones de compromiso. En otras palabras, no todas
las formas de comportamiento humano son objeto de conocimiento del psicoanálisis. Una
auténtica extensión de esta disciplina implica una incorporación de nuevos objetos de
conocimiento para los que sea válida la elaboración teórica interior al campo psicoanalítico. Es lo
que Freud realiza en su trabajo El chiste y su relación con el inconsciente.
No es casual, claro está, que se registre una activa oposición al desplazamiento de problemática
posibilitado por la ruptura epistemológica del psicoanálisis que llevaría a replantear las apariencias
y transparencias de "conciencia" y conducta". Trataremos de demostrar que es en su aspecto
ideológico constitutivo donde debemos detectar esta obturación inconsciente y estructuralmente
determinada. Tanto el conductismo (en todas sus variantes) como la Gestalt han actuado y siguen
funcionando como obstáculos activamente resistentes al conocimiento psicológico que pretenden
servir.
La epistemología de J. Piaget será reubicada en una perspectiva distinta, abriendo una serie de
interrogantes cuya respuesta podrá ser elaborada en trabajos posteriores por quienes se interesen
y encuentren válidos tales cuestionamientos.
La herencia de Watson es reivindicada por los neoconductistas y quizá vaga la pena indagar
qué hay de nuevo en este "neo" que precede a su nombre. En rigor es difícil delimitarlo como
corriente ya que entre sus distintos representantes existen diferencias y disidencias no
saldadas. De hecho, no constituye una "escuela". Bajo la denominación de "neoconductistas"
se reúne a un conjunto importante de investigadores y teorías psicológicas que trabajan y
desempeñan un papel hegemónico en los EE.UU. Entre ellos comparten un método, el método
experimental y aceptan la crítica de Watson a la psicología anterior, aunque se postulan como
"superadores de sus excesos". Nos encontramos pues con una determinación geográfica (los
psicólogos experimentalistas europeos no reivindican para sí el título de neoconductistas), una
metodología y una matriz común que aspiran a superar. Es en el camino de tal superación que
se producen las bifurcaciones y diferencias.
Skinner, lo mismo (jue Watson, aparece como factor irritativo. Su último libro: Beyond
freedom and dignity ha despertado una de las más enconadas polémicas en el ámbito de la
psicología norteamericana. Munido de la tecnología conductista. Skinner llega hasta las
últimas consecuencias atacando arrito liberal de la libertad y la dignidad humana al que
considera patrimonio del pasado. Sostiene el mundo está amenazado por los peligros del
hambre, la superpoblación, la guerra nuclear y la contaminación y no trepida en defender el
uso de las técnicas de manipulación de conductas como único medio seguro de evitar tales
peligros. Por supuesto que Skinner no cuestiona el orden social en que (ales peligros se
inscriben: las estructuras de poder, la posesión privada de los medios de producción, la
competencia por los mercados, etc., no son tocados ni mencionados como causas de tales
peligros.
Así podemos comprender que la Gestalt, más que una corriente psicológica se constituye
como una cosmovisión que reivindica hábitos de cientificidad para asumir la defensa de una
concepción filosófica en peligro, eligiendo dar la batalla en la zona de la ciencia, en la región
propia de la cosmovisión opuesta. Ideología de recambio en el terreno de los valores que llega
a alcanzar índices de eficiencia en la investigación empírica pero que no trasciende el límite del
reconocimiento/desconocimiento propio de la práctica ideológica.
Antes que nada, es preciso repasar la definición que Piaget propone para la "epistemología" y
aclarar qué entiende él bajo la designación "genética" que califica a su epistemología. Esta es
definida así: "el estudio de la constitución de los conocimientos válidos; el término
'constitución' abarca, a un tiempo, las condiciones de accesión y las condiciones propiamente
constitutivas”. Y es "genética" porque hace hincapié en los procesos de formación, de
constitución, de los conocimientos.
1: La psicogénesis: el problema del conocimiento, ¿cómo es posible que el sujeto (S) conozca
al objeto, ha tenido tradicionalmente —y ya se lo ha visto en el capítulo 10— dos respuestas
que, con variaciones de detalles, se han ido alternando a lo largo de la historia del
pensamiento
Pasaremos por alto la descripción de los estadios y la abundante ejemplificación del original
modo de trabajo con que aborda su estudio. Todas las obras de Piaget proveen ejemplos
ilustrativos en este sentido. Mencionaremos esos estadios y trataremos de adentrarnos en su
conceptualización. Los estadios reconocidos son:
Las estructuras operatorias que caracterizan a cada estadio no surgen de la nada sino de una
organización anterior. Por esto el problema del pasaje de una estructura a otro remite a la
relación que Piaget plantea entre génesis y estructura;'' toda estructura reconoce una génesis
en una estructura anterior a partir de la cual puede organizarse; no hay estructuras que
tengan existencia a priori.
Esta relación constante entre génesis y estructura no significa que el pasaje pueda darse de
manera arbitraria ya que cada estadio integra al anterior y prepara al siguiente en una
secuencia necesaria e ineluctable. No se trata de ninguna propuesta guiada por un finalismo
teleológico ya que el último estadio no se encuentra prefigurado ni presente en el origen, sino
que aparece como una necesidad que se establece en la construcción progresiva.
I" Principio: "La estructura puede modificarse por influjo del medio, sin destruirse como
estructura. Todo conocimiento es asimilación de un dato exterior a las estructuras del sujeto."
" Del análisis de las modificaciones que los organismos vivos son capaces de alcanzar en su
adaptación a distintos medios, Piaget infiere que en el plano del conocimiento sucede algo
comparable, aunque subraya que, en este último caso, las modificaciones no son de
naturaleza material, sino funcionales.
Estos análisis de la formación de los conceptos en las distintas ciencias van acompañados de
una puesta en relación con la formación de las mismas nociones en el desarrollo
psicogenético: el niño elaborará sus conceptos de tiempo y espacio, de movilidad e inercia, de
número, etc., en un orden y con esquemas intelectuales que reproducirían la sucesión de los
progresos registrados en la historia de las ciencias. Esto permitiría develar enigmas de la
historia de las ciencias observando el comportamiento intelectual de los niños y hacer
inferencias sobre la evolución de los procesos cognitivos en los comienzos de la vida a partir
de un estudio histórico crítico de las ciencias.
través de un ejemplo nos permiten dejar planteadas, también aquí, dos preguntas que
orientarán nuestro posterior intento crítico.
1] Lo que Piaget realiza, ¿es realmente una historia crítica de la formación de los conceptos en
las ciencias? ¿o se trata de una incursión en la arqueología de las nociones? Porque al ignorar
la práctica de la ruptura epistemológica no puede diferenciar la ciencia de la ideología
precientífica. En otros términos, nos podríamos preguntar: ¿qué tiene que ver la noción de
"átomo" de los griegos y la noción de "átomo" en el niño con la teoría científica del átomo que
produce la física veinte siglos después? Más aún, podríamos preguntarnos si el realismo
atribuido a los números y a los átomos no ha constituido un obstáculo epistemológico para la
conceptualización correspondiente.
La dificultad reside en que, hasta donde nosotros conocemos, no hay ninguna crítica de la obra
de Piaget desde esta perspectiva discontinuaste. El reconocimiento obedece a que ha sido
este autor quien suscitó en nosotros muchos interrogantes, de lo que no todos tienen aún
respuesta, y abrió en consecuencia una problemática que debe ser trabajada. Nuestro intento
comienza por explicitar la posición de la que partimos para la crítica (epistemología
discontinuaste) y no pretende, en este caso, llegar a conclusiones tajantes. Nos sentiríamos
satisfechos con sólo formular algunas preguntas válidas y pertinentes para una eventual
discusión futura en el terreno teórico despejado por ellas. Sostenemos que también aquí es
más importante la producción de las preguntas correctas que la elaboración de respuestas
definitivas. Ese es también el campo del intercambio de conocimientos en el que siempre
Piaget se ha ubicado.