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Capítulo 9

Laplanche y Pontalis ofrecen en su Diccionario una definición que desarrolla la que el mismo Freud
diera en 1922 distinguiendo tres órdenes de problemas bajo la misma designación. En primer
lugar, el psicoanálisis se define como un método de investigación que permite evidenciar la
significación inconsciente de actos, palabras y producciones imaginarias (como sueños, fantasías,
delirios) fundándose en las libres asociaciones del sujeto, que permiten construir interpretaciones.

Las definiciones mencionadas cómo resulta ineludible la inclusión en ellas, tanto de los objetos de
conocimiento (específicos) como del método y la teoría, todos ellos es pacíficos de la disciplina en
cuestión. El método psicoanalítico es indisociable del conjunto del psicoanálisis que, a su vez, se dé
fine como método de investigación y como método psicoterapéutico.

Freud existían, entonces, ciertos obstáculos en la medida en que eran reconocidos como un
problema a resolver, creándose las condiciones para no permanecer prisionero en la problemática
ideológica preexistente. Este trabajo en plena frontera del conocimiento no podía realizarse sino
con los "medios de a bordo" tomados del contorno de su época buscándolos en ciencias
constituidas, (como la física y la biología) o sometiendo a crítica las ideas circulantes.

Si tenemos en cuenta el marco de esta visión recurrente desde la ciencia constituida hacia su
prehistoria y el condicionamiento social y psicológico del sujeto Freud podemos seguir
someramente el proceso de los ensayos y correcciones que históricamente debió realizar pero no
para cumplir el proyecto consciente de fundar una ciencia sino para dar respuesta a una demanda,
la de pacientes que exigían "curación" y a una carencia, la de su tiempo, de instrumentos
conceptuales y secundariamente técnicos para ello. Eludimos aquí reconstruir el camino de su
elección profesional.

Freud deja los pacientes neurológicos con escasas perspectivas de mejoría y se inclina al
tratamiento de neuróticos utilizando la hipnosis que, además, le permitía sentirse "halagado por la
fama de conseguir curas milagrosas". Freud no oculta en su Autobiografía de 1925 esta doble
motivación: la de liberarse del sentimiento de impotencia ante las demandas del paciente y la de
procurarse una clientela numerosa.

Charcot Trabajaba como un hábil observador inspeccionando constantemente, sin descanso, la


conducta de los pacientes histéricos. Su metodología era "dejar hablar a los hechos", basada en la
suposición (propia del empirismo positivista) de que de la pura exposición cuidadosa de los hechos
surgiría un conocimiento. Ello permitía, al menos, la obtención de descripciones muy ricas y
además la observación de la aplicación de métodos sugestivos —en los que Charcot era un
maestro consumado— y de sus resultados.

En el servicio de Bernhcim, en Nancy, Freud completó su información sobre la utilización de la


hipnosis. Allí pudo observar además un fenómeno con muchas implicancias, legibles hoy por
recurrencia, para la teoría del inconsciente, el de la sugestión posthipnótica. Si por ejemplo a un
paciente bajo hipnosis se le sugería que cuando saliese del trance realizaría una conducta
extravagante tal como la de circular gateando por la habitación, el sujeto una vez "despertado"
actuaba efectivamente de ese modo diciendo para justificar su conducta que buscaba un objeto
(jue se le habría caído.
Viena, Freud se acerca a Breuer quien tenía experiencia previa en el uso terapéutico de la hipnosis.
Pero en su método había una importante modificación con relación a la escuela de Nancy: Breuer
no hacía sugestiones bajo hipnosis. Partiendo de la concepción de que lo que ocurría con los
pacientes histéricos era una especie de escisión que aislaba grupos de representaciones
desvinculadas del resto de la conciencia ("estados hinnoides") llegaba a la conclusión de que la
situación hipnótica debía ser aprovechada para permitir la expresión espontánea del sujeto y con
ello la emergencia del material escindido, acompañada de una reacción afectiva (la abreacción)
con eliminación de los síntomas originados por la "retención" de esos contenidos.

Breuer había relatado a Freud la forma en que habla conducido en 1882 el tratamiento de una
paciente histérica (el "caso Anna O.") usando la hipnosis en la forma indicada más arriba. Este
aporte de Breuer influyó sobre Freud y es un episodio del proceso que se puede seguir en su
conducta con los otros casos publicados en los historiales clínicos de La histeria y en la
correspondencia de Freud.

Freud va realizando intentos de elaboración teórica para dar respuesta a los fenómenos complejos
que enfrenta en su trabajo clínico. Así desarrolla otras líneas como la del trabajo sobre la
interpretación de los sueños que aparecían en los relatos espontáneos de los pacientes y se aboca
al análisis de sus propias producciones oníricas ("autoanálisis"). Esta jerarquización del sueño
como "acto psíquico completo y significativo" muestra cómo el cambio de perspectiva que va
operando implica destacar en lo que hasta entonces era visto como fenómeno banal, un
problema, un trabajo de esclarecimiento a realizar. Contrapuesto a la vez a con cepciones que
degradan al sueño a mera actualización incoordinada de excitaciones neurofisiológicas y a una
tradición popular que le otorga valor profético global.

El abandono (o mejor, la superación) de la teoría de la seducción nos brinda un ejemplo


significativo de este proceso. Entre 1893 y 1897 Freud sistematiza un hecho clínico que encuentra
reiteradamente en sus pacientes: el relato de haber sido objeto de un acto perverso por parte de
un adulto (con frecuencia el padre del paciente), ocasión en que el sujeto vivió "asustado" la
agresión sexual (o formas intermedias que no llegaron a un atentado sexual manifiesto).

Aunque su libro se refiere a La Interpretación de los sueños Freud apunta en él a objetivos más
amplios. La restricción del tema tiene el carácter de una ejemplificación conveniente de un
método y una teoría que pueden ampliarse a otros aspectos con los que se intervincula,
particularmente los síntomas neuróticos y acontecimientos cotidianos aparentemente banales
como los olvidos, lapsus, etc. Todos ellos quedan señalados pues como los objetos de
conocimiento del psicoanálisis (véase capítulo: Introducción al problema de los métodos en
psicología).

De cualquier otro modo el sueño aparece como el ejemplo privilegiado, como la "vía regia" que
conduce al inconsciente. Que conduce a su formulación como concepto, en el seno de una teoría
científica y que también conduce a su conocimiento en la situación analítica en que aparece y es
individualizado como formación de compromiso en un sujeto determinado. El sueño ofrece la
particularidad de un episodio cuyo relato presenta características que no son las del discurrir
consciente habitual del sujeto, dotado como está de frecuentes rasgos de ilogicidad.
Freud realiza un inventario de las producciones asociativas de los pacientes a partir del relato
literal del texto de los sueños y concluye en la existencia de un material latente tras dicha fachada
manifiesta.

Se trata de un sistema de relaciones entre elementos abstractos, seleccionados y construidos


explícitamente para permitir describir, explicar y aún prever determinados fenómenos. El modelo
del aparato psíquico no es un objeto material (anatómico, por ejemplo) sino un instrumento
conceptual, un objeto formal abstracto, que tiene con la realidad material la relación que
mantiene el conocimiento con el objeto a conocer: son realidades diferentes, ninguna de ellas se
reduce a la otra (eludiendo así los peligros del empirismo y del idealismo metafísico).

De modo que Freud debe postular una instancia censora que somete a crítica la actividad psíquica,
excluyendo de la conciencia ciertos contenidos. Considera entonces en el extremo motor un
sistema, el preconsciente, cuyos "procesos de excitación pueden pasar directamente a la
conciencia siempre que aparezcan cumplidas determinadas condiciones, por ejemplo, la de cierta
intensidad y cierta distribución de aquella función a la que damos el nombre de atención, etc.".

Este conjunto de operaciones y productos se ubica fundamentalmente en el plano de la


abstracción obteniendo resultados que representan el "concreto de pensamiento" del que habla
Marx en su Introducción de 1857- Todos los "objetos" de la elaboración teórica son conceptos,
caracterizados por su abstracción y por la formalización de relaciones invariantes de aspectos o
elementos articulados, objetos formales abstractos.

La primera posibilidad es cuestionable porque no todas las conductas reciben o portan la marca de
los procesos inconscientes, no todas son formaciones de compromiso. En otras palabras, no todas
las formas de comportamiento humano son objeto de conocimiento del psicoanálisis. Una
auténtica extensión de esta disciplina implica una incorporación de nuevos objetos de
conocimiento para los que sea válida la elaboración teórica interior al campo psicoanalítico. Es lo
que Freud realiza en su trabajo El chiste y su relación con el inconsciente.

Podemos intentar otra formulación de lo ya visto diferenciando entre 1] psicoanálisis como


disciplina científica y 2] campos de aplicaciones de los conceptos psicoanalíticos. En el primer caso
se trata de una estructura solidaria de objetos de conocimiento, objetos teóricos y métodos que
dispone de un dispositivo experimental: la situación analítica, en el que pone a prueba la validez
de sus interpretaciones y construcciones. En él se reconocen las formaciones de compromiso y se
desarrollan asociaciones libres a partir de estímulos constituidos por elementos de esas
formaciones. Surge así nuevo material determinado por la situación, el momento de desarrollo de
la relación transferencial y por la red estructural de conexiones de los significantes, que puede ser
elaborado teniendo en cuenta las operaciones lógicas y el arsenal teórico-conceptual específico.
Capítulo 11

No es casual, claro está, que se registre una activa oposición al desplazamiento de problemática
posibilitado por la ruptura epistemológica del psicoanálisis que llevaría a replantear las apariencias
y transparencias de "conciencia" y conducta". Trataremos de demostrar que es en su aspecto
ideológico constitutivo donde debemos detectar esta obturación inconsciente y estructuralmente
determinada. Tanto el conductismo (en todas sus variantes) como la Gestalt han actuado y siguen
funcionando como obstáculos activamente resistentes al conocimiento psicológico que pretenden
servir.

La epistemología de J. Piaget será reubicada en una perspectiva distinta, abriendo una serie de
interrogantes cuya respuesta podrá ser elaborada en trabajos posteriores por quienes se interesen
y encuentren válidos tales cuestionamientos.

Los planteos conductistas son presentados a menudo como revolucionarios. Si debiéramos


preguntarnos ¿en qué consiste esta revolución?, y aún a riesgo de esquematizar podríamos
señalar dos aspectos fundamentales y solidarios: a] un aspecto teórico, que implica la eliminación
de la conciencia y sus derivados del campo de estudio de la psicología; b] una serie de respuestas
técnicas, que constituyen un instrumental apto para producir "cambios deseables" en el
comportamiento de los hombres y ejercer así un control eficaz sobre esos comportamientos.

1. El positivismo: sus características esenciales han sido presentadas en los capítulos 7 y 10 lo


que nos exime de entrar aquí nuevamente en detalles. Tan solo señalaremos la situación
paradójica del proyecto de Watson y sus continuadores: mientras por un lado Augusto
Comte, "brindador" y primer sistematizador del positivismo, dictaminaba la interdicción de
la psicología como ciencia, por el otro, el conductismo tomaba una orientación positivista
para hacer de esta disciplina una "ciencia". Tal paradoja es sólo aparente pues al hacer de
la psicología una "ciencia natural cuya compañera más íntima es la fisiología", según la
expresión de Watson en la frase que hemos elegido como epígrafe, el conductismo, por el
camino de la reducción biología, permanece fiel a la interdicción contiene. En otros
términos, las doctrinas que se basan en la observación
2. El pragmatismo: escuela filosófica nacida en suelo norteamericano y que tuvo en William
James al expositor más convincente. Su divulgación ha conducido a sobre simplificaciones
que la desvirtúan. Así, las expresiones "Es útil porque es verdadero" o "es verdadero
porque es útil" ^ son equiparadas para establecer que el criterio de verdad se define por la
utilidad. Pero se suele eliminar el contexto de esta cita, marco donde la polémica se
inserta. James recurre a esta expresión en el seno de un enfrentamiento entre el
pragmatismo y el racionalismo: para este último la verdad es esencial, eterna, inmutable.
3. El evolucionismo: el impacto de la teoría evolucionista de Darwin repercute en el campo
de la psicología sobre determinando las condiciones que conducirán a la crisis de las
psicologías de la conciencia. Dos aspectos de la teoría evolucionista son fundamentales
para esta "revolución conductista". En primer lugar, al ubicar al hombre como un punto
más en la escala zoológica gobernada por las leyes de la evolución, ofrece al conductismo
el respaldo para reducir la explicación de los fenómenos llamados psicológicos a relaciones
fisiológicas; es decir, justifica la reducción biología de su modo de explicación. En segundo
lugar, le permite importar el concepto de adaptación, cuya legitimidad en el campo de la
biología no nos cabe analizar, pero que al ser ubicado en un campo diferente sin la
reelaboración correspondiente fija implícitamente un objetivo a las "conductas
deseables": el de adaptarse.

La herencia de Watson es reivindicada por los neoconductistas y quizá vaga la pena indagar
qué hay de nuevo en este "neo" que precede a su nombre. En rigor es difícil delimitarlo como
corriente ya que entre sus distintos representantes existen diferencias y disidencias no
saldadas. De hecho, no constituye una "escuela". Bajo la denominación de "neoconductistas"
se reúne a un conjunto importante de investigadores y teorías psicológicas que trabajan y
desempeñan un papel hegemónico en los EE.UU. Entre ellos comparten un método, el método
experimental y aceptan la crítica de Watson a la psicología anterior, aunque se postulan como
"superadores de sus excesos". Nos encontramos pues con una determinación geográfica (los
psicólogos experimentalistas europeos no reivindican para sí el título de neoconductistas), una
metodología y una matriz común que aspiran a superar. Es en el camino de tal superación que
se producen las bifurcaciones y diferencias.

Skinner, lo mismo (jue Watson, aparece como factor irritativo. Su último libro: Beyond
freedom and dignity ha despertado una de las más enconadas polémicas en el ámbito de la
psicología norteamericana. Munido de la tecnología conductista. Skinner llega hasta las
últimas consecuencias atacando arrito liberal de la libertad y la dignidad humana al que
considera patrimonio del pasado. Sostiene el mundo está amenazado por los peligros del
hambre, la superpoblación, la guerra nuclear y la contaminación y no trepida en defender el
uso de las técnicas de manipulación de conductas como único medio seguro de evitar tales
peligros. Por supuesto que Skinner no cuestiona el orden social en que (ales peligros se
inscriben: las estructuras de poder, la posesión privada de los medios de producción, la
competencia por los mercados, etc., no son tocados ni mencionados como causas de tales
peligros.

Los comienzos de la psicología de la Gestalt se ubican contemporáneamente con los del


conductismo. Su aparición en Alemania se produce con la misma pretensión de ser un
movimiento "revolucionario" y es sobre sus condiciones de surgimiento, sus principios
fundamentales y también sobre su significado que trata remos de ubicar nuestra lupa para
develar su sentido en un contexto más amplio. Wertheimer es el iniciador de esta corriente.
Con su estudio; sobre el fenómeno Phi, nombre que dio a la ilusión de movimiento inicia su
enfrentamiento con las posiciones elementalitas vigentes y lanza su ataque contra el estudio
de las sensaciones a las que considera datos inexistentes.

El panorama en que la Gestalt irá a encujar su lugar no se reduce a la psicología atomista de


Wundt y a la influencia del idealismo filosófico. Es necesario tener presentes a otros dos
interlocutores a los que la Gestalt se dirige, aunque con ellos la polémica sea asimétrica:

a] el materialismo: en este aspecto la Gestalt se ubica en el polo opuesto al conductismo. Este


trata de imitar a la física para ver si puede por ese camino obtener iguales logros, la Gestalt se
opone porque ve en tal alternativa un peligro para el mundo de los valores que trata de
salvaguardar.
b] el espiritualismo y el vitalismo: constituyen en conjunto su segundo interlocutor. Habíamos
dicho que la polémica con ambos interlocutores era asimétrica, porque la diferencia de la
Gestalt con el espiritualismo y el vitalismo es de matices y detalles mientras que un abismo
insondable la separa del materialismo. Su desacuerdo con el espiritualismo no afecta a los
planteos sino a las soluciones propuestas.

Así podemos comprender que la Gestalt, más que una corriente psicológica se constituye
como una cosmovisión que reivindica hábitos de cientificidad para asumir la defensa de una
concepción filosófica en peligro, eligiendo dar la batalla en la zona de la ciencia, en la región
propia de la cosmovisión opuesta. Ideología de recambio en el terreno de los valores que llega
a alcanzar índices de eficiencia en la investigación empírica pero que no trasciende el límite del
reconocimiento/desconocimiento propio de la práctica ideológica.

Y terminemos acotando que esta psicología de la Gestalt ha ido resignando progresivamente


empuje, vigencia y trascendencia en el panorama psicológico actual. Perdidosa frente a la
eficacia de las técnicas de inspiración neoconductistas y endeble frente a la robustez teórica y
heurística de la teoría psicoanalítica, fue quedando arrinconada en los vericuetos de los
programas de psicología general y de historia de la psicología donde constituye más un tema
de examen que un motivo de interés.
Capitulo 12

Antes que nada, es preciso repasar la definición que Piaget propone para la "epistemología" y
aclarar qué entiende él bajo la designación "genética" que califica a su epistemología. Esta es
definida así: "el estudio de la constitución de los conocimientos válidos; el término
'constitución' abarca, a un tiempo, las condiciones de accesión y las condiciones propiamente
constitutivas”. Y es "genética" porque hace hincapié en los procesos de formación, de
constitución, de los conocimientos.

1: La psicogénesis: el problema del conocimiento, ¿cómo es posible que el sujeto (S) conozca
al objeto, ha tenido tradicionalmente —y ya se lo ha visto en el capítulo 10— dos respuestas
que, con variaciones de detalles, se han ido alternando a lo largo de la historia del
pensamiento

Pasaremos por alto la descripción de los estadios y la abundante ejemplificación del original
modo de trabajo con que aborda su estudio. Todas las obras de Piaget proveen ejemplos
ilustrativos en este sentido. Mencionaremos esos estadios y trataremos de adentrarnos en su
conceptualización. Los estadios reconocidos son:

a] el período de la inteligencia sensorio-motriz.

b] el período de preparación y organización de las operaciones concretas de clases, relaciones


y números, dividido a su vez en dos subperíodos:

I] el subperíodo de las representaciones preoperatorias

ll] el subperíodo de las operaciones concretas.

c] el período de las operaciones formales.

Las estructuras operatorias que caracterizan a cada estadio no surgen de la nada sino de una
organización anterior. Por esto el problema del pasaje de una estructura a otro remite a la
relación que Piaget plantea entre génesis y estructura;'' toda estructura reconoce una génesis
en una estructura anterior a partir de la cual puede organizarse; no hay estructuras que
tengan existencia a priori.

Esta relación constante entre génesis y estructura no significa que el pasaje pueda darse de
manera arbitraria ya que cada estadio integra al anterior y prepara al siguiente en una
secuencia necesaria e ineluctable. No se trata de ninguna propuesta guiada por un finalismo
teleológico ya que el último estadio no se encuentra prefigurado ni presente en el origen, sino
que aparece como una necesidad que se establece en la construcción progresiva.

El empirismo presupone una modificabilidad indefinida del sujeto a partir de la experiencia y


se ve limitado por el concepto de asimilación. Para que un nuevo objeto pueda ser asimilado
es necesario que exista en el sujeto un esquema de acción capaz de incluir este nuevo objeto.
Pero, además, para asimilar algo nuevo, no sólo se incorpora al objeto de modo pasivo en los
esquemas de acción; también el sujeto debe modificarse en función de las características
particulares del objeto a incorporar.
psicogénesis podemos explicitar los dos postulados orientadores de la obra piagetiana que
ostentan la marca de su historia como científico.

I" Principio: "La estructura puede modificarse por influjo del medio, sin destruirse como
estructura. Todo conocimiento es asimilación de un dato exterior a las estructuras del sujeto."
" Del análisis de las modificaciones que los organismos vivos son capaces de alcanzar en su
adaptación a distintos medios, Piaget infiere que en el plano del conocimiento sucede algo
comparable, aunque subraya que, en este último caso, las modificaciones no son de
naturaleza material, sino funcionales.

2"Principio: "Los factores normativos del pensamiento corresponden biológicamente a una


necesidad de equilibrio por autorregulación. Así, la lógica podría corresponder en el sujeto, a
un proceso de equilibrarían."

2: El método histórico crítico: consiste en un análisis histórico, diacrónico, de la formación de


los conceptos en las distintas ciencias. Este análisis crítico tiene para Piaget algunas
características peculiares que quisiéramos resaltar.

Estos análisis de la formación de los conceptos en las distintas ciencias van acompañados de
una puesta en relación con la formación de las mismas nociones en el desarrollo
psicogenético: el niño elaborará sus conceptos de tiempo y espacio, de movilidad e inercia, de
número, etc., en un orden y con esquemas intelectuales que reproducirían la sucesión de los
progresos registrados en la historia de las ciencias. Esto permitiría develar enigmas de la
historia de las ciencias observando el comportamiento intelectual de los niños y hacer
inferencias sobre la evolución de los procesos cognitivos en los comienzos de la vida a partir
de un estudio histórico crítico de las ciencias.

través de un ejemplo nos permiten dejar planteadas, también aquí, dos preguntas que
orientarán nuestro posterior intento crítico.

1] Lo que Piaget realiza, ¿es realmente una historia crítica de la formación de los conceptos en
las ciencias? ¿o se trata de una incursión en la arqueología de las nociones? Porque al ignorar
la práctica de la ruptura epistemológica no puede diferenciar la ciencia de la ideología
precientífica. En otros términos, nos podríamos preguntar: ¿qué tiene que ver la noción de
"átomo" de los griegos y la noción de "átomo" en el niño con la teoría científica del átomo que
produce la física veinte siglos después? Más aún, podríamos preguntarnos si el realismo
atribuido a los números y a los átomos no ha constituido un obstáculo epistemológico para la
conceptualización correspondiente.

2] Al dejar de lado el análisis de la coyuntura teórica que hace posible en determinado


momento la constitución de una ciencia particular, Piaget reitera, en el plano de la historia de
las ciencias, la misma omisión que ya habíamos registrado en el plano de la psicogénesis. ¿No
significa esto una desestimación del papel de lo social para centrarse de modo excluyente en
la relación entre el sujeto y el objeto? El propio Piaget es consciente de esta presencia de los
factores históricos y culturales en la producción teórica, pero se limita a señalarlos de modo
verbal sin intentar trabajarlos ni mostrar cómo sobre determinan, condicionan y posibilitan los
descubrimientos científicos.
3° La colaboración interdisciplinaria: Es esta la tercera vertiente para la constitución de una
epistemología genética. Consiste en un análisis sincrónico del estado de los conceptos en el
interior de una ciencia y de la relación que ellos guardan con el estado del conocimiento en las
otras ciencias en un momento determinado. Piaget es un ferviente partidario de los estudios
interdisciplinarios y a ellos se encuentra abocado, desde hace años, el Centro de Epistemología
Genética que dirige en Ginebra y al que concurren como invitados caracterizados científicos de
las especialidades más diversas, para investigar los problemas epistemológicos propios de
cada disciplina.

Tras esta exposición de la concepción piagetiana de las ciencias y su interrelación estamos en


condiciones de objetar el que la epistemología genética presuponga la existencia de una
continuadla entre los objetos empíricos y que de allí derive una concepción de la continuidad
epistemológica. Asistimos a una evidente confusión entre el plano de la realidad (ontológico) y
el plano del conocimiento (gnoseológico) que son cuidadosamente diferenciados en una
epistemología descontinuaste.

La dificultad reside en que, hasta donde nosotros conocemos, no hay ninguna crítica de la obra
de Piaget desde esta perspectiva discontinuaste. El reconocimiento obedece a que ha sido
este autor quien suscitó en nosotros muchos interrogantes, de lo que no todos tienen aún
respuesta, y abrió en consecuencia una problemática que debe ser trabajada. Nuestro intento
comienza por explicitar la posición de la que partimos para la crítica (epistemología
discontinuaste) y no pretende, en este caso, llegar a conclusiones tajantes. Nos sentiríamos
satisfechos con sólo formular algunas preguntas válidas y pertinentes para una eventual
discusión futura en el terreno teórico despejado por ellas. Sostenemos que también aquí es
más importante la producción de las preguntas correctas que la elaboración de respuestas
definitivas. Ese es también el campo del intercambio de conocimientos en el que siempre
Piaget se ha ubicado.

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