Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Prescindiendo de las escuelas donde hay obreros muy hábiles que aprenden mecánica aplicada y otros que
apenas saben leer, y la inmensa mayoría no entienden lo que leen, supondremos las escuelas de artes y
oficios bien organizadas, y veremos que en ellas se hace, como decíamos, el operario más hábil; pero el
hombre, en sus relaciones industriales y económicas con los demás, sale tan ignorante como entró
Concepción Arenal (1896). La Instrucción del obrero
EDUCACIÓN: No precisamente la llamada formación de las personas, porque nadie tiene el derecho de
formar personas desde fuera; pero tampoco la simple transmisión del conocimiento, en lo que lo muerto y
cosificado ha sido tantas veces subrayado, sino la consecución de una consciencia cabal. ... su idea viene,
además, políticamente exigida... Lo que significa ... que una democracia exige personas emancipadas
Th. Adorno (1969). Educación para la emancipación
El currículum se ha erigido como el gran icono de la educación formal a partir del auge
de la educación obligatoria y universal. Establecer las claves para su comprensión y la
valoración de sus diferentes orientaciones se nos antoja necesario para poder afrontar
cualquier proceso educativo, especialmente orientado hacia el cambio y la reforma
educativa. De hecho, se encuentra en el foco de la arena política educativa. Frente a
aquellos que defienden un currículum centrado en los contenidos, con un fuerte
componente académico, se posicionan los defensores de una perspectiva más centrada
en los procesos y procedimientos. Si bien, en ambos casos se puede decir que queda
fuera una visión más crítica que sitúa el currículum en relación con los procesos
políticos, históricos, sociales y culturales que configuran una sociedad desigual,
excluyente y autoritaria, que pocas veces es puesta en cuestión en estos planteamientos.
La referencia a Concepción Arenal anterior, que nos sitúa más de un siglo atrás, nos
hace ver que nos situamos en un debate histórico que afecta a las concepciones de
sociedad, pero también del sentido mismo de la educación. Frente a la perspectiva de la
enseñanza como instrucción Arenal pone en evidencia su sentido político al apuntar a la
necesidad de dar sentido a los aprendido, en este caso en referencia a la formación de
los obreros. No es suficiente con saber manejar a la perfección las técnicas de su
profesión, sino el sentido económico, político y social de su trabajo, poniendo en
evidencia los conflictos inherentes a su actividad.
Los sistemas educativos actuales se han montado, históricamente, sobre las bases de la
propuesta de modernidad, especialmente a partir de las revoluciones burguesas del siglo
XVIII y la conformación de los nuevos estados-nación emergentes (Diaz y Rivas, 2007;
Pineau, 2001). Esto ha generado un marco institucional que se ha ido consolidando a
medida que triunfaba el modelo liberal y racional tecnocrático de sociedad y la
educación escolar lo hacía suyo, a través de una enseñanza cada vez más regulada, más
estructurada e instrumental. El desarrollo del currículum, como marco pedagógico para
el desarrollo de este modelo, actuó de forma clara en su consolidación, al ofrecer una
legitimación conceptual y procedimental, que marcó el desarrollo de los sistemas
educativos, en todo el mundo, casi desde sus inicios (Fernández, Rivas, Quijano y Leite,
2018).
- El orden es necesario para la realización de las tareas. Para llevar adelante este
modelo, el tercer elemento en liza es la disciplina necesaria para que pueda desarrollarse
de acuerdo con el orden establecido. En tanto que el contenido y las tareas se
caracterizan por la homogeneidad, también en cuanto al ritmo y el tiempo de ejecución,
el silencio, el estar sentados, el control del cuerpo y del movimiento, se presentan como
necesarios. Por tanto, para este sistema es fundamental este control sobre la actividad
del alumnado. Lo cual supone también un modelo de autoridad, de poder y de
relaciones entre docentes y discentes, que establecen condiciones para la construcción
del modelo de ciudadanía.
- Solo es válido aquello que se evalúa. En este orden de cosas, la evaluación, tal como
ha sido reconstruida desde el neoliberalismo como control de calidad de la actividad en
el aula, se convierte en la herramienta política necesaria para garantizar los focos
anteriores, así como para legitimar sus consecuencias, dentro de la ideología
individualista que caracteriza a esta forma de entender la educación.
- Currículum Itinerante (Paraskeva, 2015, 2019). Por su parte, Paraskeva, a partir de los
trabajos del currículum epistemicida de Santos (2019), aborda esta perspectiva, que se
contrapone al currículum cerrado, previamente diseñado, de la escuela. Desde su punto
de vista, la realidad es siempre contextualizada y una teoría curricular tiene que dar voz
y engendrar las diferencias desterritorializando e indagando nuevas formas de pensar y
sentir la educación. El conocimiento no se asienta en una perspectiva particular sino que
circula desde las distintas realidades sociales, políticas, culturales, etc., en un itinerario
complejo, abierto y crítico. Privilegiar la diferencia implica tomar en cuenta lo personal
como central en las relaciones, rompiendo con la lógica hegemónica. Paraskeva lo
plantea como una “falta de respeto” deliberada acerca del canon y una lucha contra la
ortodoxia epistemológica.
- Currículum narrativo (Conle, 2001, 2015). Coincidiendo en parte con Pinar, Conle
plantea el currículum desde una perspectiva narrativa, que parte de la biografía de los
sujetos para construir una comprensión de la realidad, desde el intercambio de
subjetividades que tiene lugar en el espacio educativo. Así, el curriculum se construye
desde las historias, los relatos y los actos narrativos que tienen lugar, colocando en
primera persona este conocimiento construido biográficamente. En este caso lo
narrativo surge de diferentes sujetos, y afronta realidades distintas. El espacio
educativo, por tanto, es un lugar de encuentro de subjetividades, de historias y de
significados que se reconstruyen desde las resonancias. Desde este punto de vista la
enseñanza narrativa está vinculada a la práctica política, y supone un proceso de
inducción a la búsqueda por parte de las personas implicadas, que supone, a su vez, un
cambio moral.
Por último, esta reconstrucción del conocimiento propio cobra sentido desde lo
que llamo conocimiento en acción. La construcción colectiva, dialógica y democrática
implica un cambio de relato, que supone un cambio en la acción de los sujetos en su
realidad; esto es, hablo de la capacidad de transformación del conocimiento así
elaborado, a partir de los principios que se han puesto en juego en el proceso: justicia,
emancipación, equidad, respeto y solidaridad. De este modo el hacer educativo no es
Esta educación disruptiva cambia bastantes de las reglas de juego escolares, por
no decir todas. Los roles de las personas participantes, los saberes que entran en la
cancha, la ubicación espacio temporal, el sentido de la tarea escolar, entre otras, se
construyen y elaboran desde unas lógicas “otras”, encarnadas en la vida y los valores
democráticos. Se rompe la lógica establecida en la institución escolar entre enseñanza y
aprendizaje: lo que los docentes enseñan no es lo mismo a lo que el alumnado aprende.
Si bien es algo sabido, la lógica escolar mantiene este principio en la práctica docente
instituida. Es más, se pone en cuestión el propio acto de enseñar como un proceso
unidireccional, que parte del docente y que desemboca necesariamente en una respuesta
en el alumnado. La ruptura con esta lógica instituida recompone los roles de las
personas participantes, así como sus patrones de hacer y pensar en el aula escolar.
Esto supone pensar el aula, o más bien, el espacio educativo, como un territorio
para habitar, no un lugar por el que pasar. Habitar significa vivir en un lugar,
apropiándote del mismo e incorporándolo a tu existencia. Los y los docentes interpretan
como debe ser el espacio infantil o juvenil, generalmente desde presupuestos
psicológicos o estéticos ideados por los adultos. El aula de secundaria, en la mayoría de
los casos, es un territorio inhóspito, en el que no merece la pena pasar tiempo. Pongo en
cuestión, en este sentido, la propia idea de aula como espacio acotado, cerrado y
controlado, al igual que la forma de usarla. No hay aprendizaje sin contexto.
José Ignacio Rivas-Flores Página 9
La realidad escolar, tanto la física como simbólica, en este sentido, es siempre
un simulacro de aquello que llamamos vivir, pero que pertenece a otro sistema ajeno y
extraño. En este sentido el aprendizaje escolar, en gran medida, es ficcional; es un
“como si”, una construcción en otro espacio y otro tiempo, al que se encuentra el
sentido solo desde consideraciones sociales, políticas, económicas o culturales. La
experiencia está “domesticada” por los parámetros establecidos, por lo que difícilmente
puede convertirse en vida. Sin duda, la evaluación, como ya he comentado al principio
de este escrito, es responsable, en buena medida, en tanto que legitima esta ficción de
aprendizaje otorgándole valor social (Rivas y Leite, 2012; Leite, 2021).
Referencias
Palabras Clave
Currículum, prácticas disruptivas, enseñanza, hacer educativo