Está en la página 1de 21

1

REPÚBLICA DE COLOMBIA

JUZGADO QUINTO ADMINISTRATIVO DEL CIRCUITO DE ARMENIA

Armenia (Quindío), siete (7) de noviembre de dos mil veintitrés (2023).

ACCIÓN CONSTITUCIONAL – TUTELA


PROCESO 63-001-33-33-005-2023-00155-00
PROCESOS 63001233300020230008300
ACUMULADOS 63001233300020230008400
DIEGO FELIPE URREA VANEGAS
ACCIONANTES LUIS ALBERTO VARGAS BALLEN
LUIS ALBERTO RINCON QUINTERO
CORPORACION AUTONOMA REGIONAL DEL QUINDIO -
ACCIONADOS CRQ-
MIEMBROS DEL CONSEJO DIRECTIVO DE LA CRQ
VINCULADOS ASPIRANTES ADMITIDOS AL CARGO DE DIRECTOR DE
LA CRQ
ASUNTO FALLO DE PRIMERA INSTANCIA
TEMA PRESUNTA VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES AL DEBIDO PROCESO / ACCESO A
CARGOS PÚBLICOS / ELEGIR Y SER ELEGIDO POR EL
NO TRÁMITE DE UNAS RECUSACIONES PRESENTADAS
EN CONTRA DE ALGUNOS MIEMBROS DEL CONSEJO
DIRECTIVO EN EL CONTEXTO DE LA ELECCIÓN DEL
DIRECTOR DE LA CRQ.

Agotado el trámite de primera instancia, previsto en el Decreto 2591 de 1991, para la


acción de tutela, se procede a resolver conforme a los siguientes:

I. ANTECEDENTES.
1.1. DEMANDA.

1.1.1. Los señores DIEGO FELIPE URREA VANEGAS, LUIS ALBERTO VARGAS
BALLEN y LUIS ALBERTO RINCON QUINTERO en ejercicio de la acción
constitucional de que trata el artículo 86 del Estatuto Superior, solicita a la
administración de justicia se tutelen sus derechos fundamentales al DEBIDO
PROCESO, ELEGIR Y SER ELEGIDO1 y ACCESO A CARGOS PÚBLICOS, los que
señala son objeto de vulneración por parte del Consejo Directivo de la
CORPORACION AUTONOMA REGIONAL DEL QUINDIO -CRQ-.

1.1.2. De la demanda y sus anexos, advierte el Despacho que las pretensiones se


erigen sobre los siguientes hechos:

 Mediante acuerdo No. 010 del 8 de agosto de 2023 el Consejo Directivo de la


CRQ adoptó el procedimiento interno para la elección del director general de
la entidad para el periodo 2024-2027.

 Fueron radicados ante el Consejo Directivo de la entidad accionada varios


oficios contentivos de recusaciones sobre la totalidad de los miembros del
Consejo de la CRQ., estando, por lo tanto, “recusado el quorum decisorio
(mayorías absolutas), haciendo imposible atender el asunto en la misma
corporación, debiendo ser remitido a la Procuraduría conforme lo establecido
por el artículo 12 de la Ley 1437 de 2011. Sin embargo, en contravía de este
mandato legal y las advertencias formuladas por la Procuraduría General de
la Nación se decidió “no atender las recusaciones, ni trasladar por
competencia a la procuraduría para que sean atendidas por esta en virtud de

1
Conforme se solicitó en la demanda y en virtud del principio IURA NOVIT CURIA
2

la transparencia, sino que archivaron los mismos consejeros recusados y


decidieron continuar con el proceso de elección de Director General”

 El Consejo Directivo de la CRQ tiene previsto celebrar la elección de director


el día 25 de octubre de 2023, aún sin resolver las recusaciones debidamente
presentadas por la Ciudadanía, circunstancia que permite las reglas fijadas
dentro del proceso de elección conforme al principio de transparencia.

1.2. ARGUMENTOS DE OPOSICIÓN E INTERVENCION DE VINCULADOS.

1.2.1. La CORPORACION AUTONOMA REGIONAL DEL QUINDIO -CRQ- por medio


de apoderado judicial, se opone a las pretensiones de la demanda, señalando que la
entidad siempre ha acatado las garantías legas y constitucionales, entre ellos el
debido proceso, dado que no solo ha puesto a consideración del Consejo Directo las
recusaciones presentadas al proceso de elección del Director General, sino que
también, estableció el procedimiento para dicha elección, en un término prudencial.
Garantizando también, el derecho de contradicción, y a obtener respuestas de fondo
y oportunas a las diversas peticiones presentadas.

Pregona la improcedencia de la tutela, explicando que, al ser una acción subsidiaria,


no puede ser utilizada por particulares que, para hacer efectivos sus derechos,
cuenten con otros mecanismos ordinarios, como lo puede ser, en el caso concreto, el
medio de control de nulidad y restablecimiento del derecho. Aunado a que, el
legislador previo la figura de medida cautelar, cuyo objeto es garantizar la efectividad
de la sentencia; tornándose este medio idóneo para que el accionante pueda
salvaguardar sus derechos de forma integral.

Así mismo, refiere que el actor no demuestra la existencia de un perjuicio


irremediable, ni la imposibilidad de obtener un amparo integral de sus derechos a
través del medio de control ordinario, o inclusive, con posterioridad a la elección, por
medio de la acción electoral.

Explica que, ante la ausencia de regulación del procedimiento para la elección del
Director General de las Corporaciones Autónomas Regionales, el Consejo de Estado
ha precisado que esa facultad radica en el respectivo Consejo Directivo.

1.2.1.1. Solicitud de practica de prueba.

Solicita se decrete la siguiente prueba:

 Se oficie a la Procuraduría Regional de Instrucción del Quindío para que “(…)


certifique al Juez Constitucional el tema o el objeto de la acción preventiva
número E-2023-606344 de la cual se refiere el Oficio PRQ Nro 0883 del 19 de
octubre de 2023 (allegado por el demandante como prueba); lo anterior en
aras de evidenciar que no existe preventiva alguna sobre el objeto puesto en
conocimiento del Despacho, que es una de las presuntas anomalías que
esgrimió el actor, y además, la inducción a error por parte del accionante al
estrado judicial.”

Al respecto es importante señalar que la pretensión sobre la cual recae la presente


acción constitucional, conforme se señaló en el auto del 26 de octubre pasado, es la
no resolución por parte del Consejo Directivo de la CRQ de unas recusaciones
presentadas contra algunos miembros de este. Es por lo que en esta providencia se
entrará a decidir solo respecto a la posible violación al derecho fundamental al debido
proceso por parte de la CRQ al no ordenarse por parte del Consejo Directivo la
remisión de dichas recusaciones conforme a lo señalado en el artículo 12 del CPACA.,
por lo que la prueba solicitada no resulta pertinente. Por lo que se NIEGA.

1.2.2. Los miembros del Consejo Directivo de la CRQ, CARLOS EFRÉN


GRANADA MADRID, ANA YULIETH DIAZ UBAQUE, JAIME MARÍN ARCE,
JHON ELVIS VERA SUAREZ, JHON JAIRO PACHECO ROZO, JUAN
CAMILO PINZÓN CUERVO, LUZ MELINA SIAGAMA NAMUNDIA, VIVIANA
ÁLVAREZ ROJAS y JOSÉ VICENTE YOUNG CARDONA, también
3

manifiestan su oposición a la solicitud de amparo, alegando que las


actuaciones adelantadas en el marco del proceso de elección del Director
General de la Corporación se encuentran ajustadas al procedimiento definidos
por el acuerdo No. 010 del 08 de agosto de 2023, y a los criterios fijados por
la Procuraduría General de la Nación.

Replican lo expuesto por la CRQ, en cuanto a la competencia del Consejo


Directivo de esas Corporaciones para regular el trámite de elección de su
Director General.

Expresan que para resolver las recusaciones presentadas por Luis Alberto
Vargas Ballen y Claudia Milena Gómez Ocampo, se tuvo en cuenta la postura
fijada por la Procuraduría General de la Nación sobre dicha figura procesal en
el marco de los procesos de elección de Directores Generales de la CAR,
contenida en la resolución del 23 de enero de 2020, radicado IUS 2020-009018
// lUC D-2020-1446839, en la cual varió su doctrina frente al tópico, y
estableció tres requisitos sine qua non para la procedencia de las
recusaciones, a saber: (i) que sea presentada dentro del plazo legal, (ii) que el
solicitante tenga la calidad de demandante, interviniente o que se trate del
Ministerio Publico y (iii) que este justificada; precisando el ente de control que,
el derecho a recusar no es absoluto, sino relativo, dado que concierne
únicamente a quien tiene interés directo en el proceso, como por ejemplo, los
candidatos y consejeros. Por lo que, en sesión extraordinaria del 23 de octubre
pasado, con una votación de 10 contra 3, el Consejo Directivo resolvió no
imprimirle tramite a las referidas recusaciones, considerando la falta de
legitimación en la causa por activa de los recusantes.

Indican que, si bien el libelista predica la afectación de su derecho fundamental


al debido proceso administrativo con base en la falta de publicidad de las
decisiones, no precisa cuales son las actuaciones dejadas de divulgar a los
interesados. Agregando que, todas las etapas y constancias han sido
publicadas en la página web de la Corporación, tal como lo prescribe el artículo
2 del acuerdo No. 010 del 08 de agosto de los corrientes.

Finalizan sosteniendo que, contrario a los esgrimido por el actor, no se ha


vulnerado el principio democrático por impedir la participación ciudadana en la
convocatoria, como quiera que, en cumplimiento del tantas veces citado
acuerdo No. 10, el proceso de elección inicio con la publicación de un aviso de
convocatoria dirigido a las personas interesadas en el cargo del Director
General, de siguiente manera:

1. Publicación en la página web.

2. Publicación en un diario de amplia circulación regional (La Crónica del


Quindío)

3. En un lugar visible de la sede principal y las subsedes de la


Corporación.

1.2.3. El señor Gobernador del Departamento del Quindío, Dr. ROBERTO JAIRO
JARAMILLO CÁRDENAS, en su calidad de miembro del Consejo Directivo de la
CRQ, se opone a las pretensiones de la demanda, afirmando que, de acuerdo con el
memorando No. 17 del 14 de septiembre del año en curso, expedido por el Procurador
Delegado con Funciones Mixtas III para Asuntos Ambientales, Minero Energéticos y
Agrarios; a las recusaciones presentadas en las CAR se les aplica lo dispuesto en el
artículo 12 del CPA y CA, dada la falta de norma expresa que regule dicho tópico.

Manifiesta que, en consonancia con lo anterior, en sesión extraordinaria del Órgano


que preside, llevada a cabo el 23 de este mes, se discutió la procedencia de la
recusación formulada por el señor VARGAS BALLEN, concluyendo, 10 votos contra
3, que no era procedente su trámite, habida cuenta la falta de interés directo del
4

recusante en la elección del Director General de la Corporación, atendiendo el criterio


establecido por la Procuraduría General de la Nación en la resolución No. IUS 2020-
009018 // lUC D-2020-1446839.

Sin embargo, aclara que su delegado ante el Consejo Directivo votó en contra,
argumentando que la recusación debía ser remitida a la Procuraduría General de la
Nación, tal como lo dispone el citado artículo 12 de la ley 1437 de 2011. Por lo que
solicita que se tutele el derecho subjetivo al debido proceso del actor, y se ordene al
mencionado Órgano que tramite la plurimencionada recusación en los términos del
artículo 12 ibidem.

1.2.4. La PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA, por conducto de la delegada del


Departamento Administrativo de la Presidencia - DAPRE, alega la acción es
improcedente por cuanto es el Consejo Directivo de la CRQ como cuerpo colegido, el
llamado a atender los reclamos de los accionantes, pues poseen una autonomía
administrativa, patrimonio propio y personería jurídica, que la erigen como entidades
independientes de la Presidencia de la Republica.

De otro lado, reposa en el expediente solicitud de la señora Mónica Paola Bolívar


Forero2, actuando en calidad de delegada del presidente de la república ante el
consejo directivo de la CRQ., solicitando se le dé traslado de la demanda, ignorando
que el Despacho ya surtió el traslado a la Presidencia de la República, entidad que
ya se pronunció como se anotó en líneas anteriores; por lo que la solicitud se niega.

1.2.5. Concepto del Ministerio Publico. La Dra. KARIME CHAVEZ NIÑO, en su


calidad de Procuradora 97 Judicial I Administrativa, emite concepto en el presente
asunto afirmando que les asiste razón a los accionantes Diego Felipe Urrea, Luis
Alberto Vargas Ballen y Luis Alberto rincón Quintero, solicitando se ampare su
derecho fundamental al debido proceso.

Como argumento afirma que, las recusaciones presentadas, en especial la del señor
Luis Alberto Vargas Ballen, afecta el quorum decisorio dentro de la corporación por lo
que luego de señalar jurisprudencia del Consejo de Estado y en especial las reglas
fijadas por el máximo Tribunal, concluye que se debió remitir a la Procuraduría
General de la Nación la respectiva recusación para efectos de que sea este ente de
control el que decida lo pertinente.

II- CONSIDERACIONES DEL DESPACHO

2.1- ASPECTOS DE EFICACIA Y VALIDEZ

 Se encuentra satisfecho el presupuesto de competencia y legitimación en la


causa por activa y pasiva, conforme a las premisas decantadas al admitir el
trámite.

 Así mismo, acredita con suficiencia, el cumplimiento del requisito de notificación


del auto admisorio a las autoridades accionadas.

Consecuentemente y no advirtiendo irregularidad que afecte de invalidez la actuación


surtida, el proceso se encuentra en estado de proferir sentencia de mérito.

2.2- ASPECTOS PROBATORIOS

La comunidad probatoria es en su integridad de carácter documental, y corresponde


a la arrimada con la demanda y su contestación, de la cual se refuta eficacia, a pesar
de obrar en copia simple, atendido que, en sede de tutela, y por razón de su carácter
sumario, breve y perentorio, se tornan inaplicables las disposiciones contenidas en el
artículo 244 del C.G.P.; máxime cuando de conformidad con el artículo 246 Ibidem la
copias tienen el mismo valor del original.

Finiquitando se tienen como relevantes los siguientes medios de prueba útiles,


visibles en el archivo digital SAMAI/202300155:

2
Archivo digital SAMAI 202300155/059SolicitudTraslado
5

1. Copia de aviso de convocatoria para optar al cargo de director general de la


Corporación Autónoma Regional del Quindío para el periodo institucional
2024-2027.3

2. Copia de acuerdo No. 010 del 08 de agosto de 2023 mediante la cual se


adopta el procedimiento interno para la designación o elección del director
general de la CRQ y anexo.4

3. Pantallazo de constancia de radicación ante el consejo directivo de la CRQ


vía correo electrónico del 17 de octubre de 2023, sobre recusación presentada
por Claudia Milena Gómez contra el consejo directivo de la CRQ para la
elección del director general.5

4. Copia de lista de aspirantes al cargo de director general de la corporación


autónoma regional del Quindío – periodo 2024 - 20276

5. Copia digital del expediente administrativo presentado por la CRQ.7

Comunidad probatoria en contexto de la que derivan las siguientes premisas fácticas.

 Mediante acuerdo No. 010 del 8 de agosto de 2023 el Consejo Directivo de la


CRQ adoptó el procedimiento interno para la elección del director general de
la entidad para el periodo 2024-2027.

 LUIS ALBERTO VARGAS BALLEN y CLAUDIA MILENA GÓMEZ, radicaron


dos oficios contentivos de recusaciones contra los integrantes del Consejo
Directivo de la entidad, uno presentado ante la Procuraduría General de la
Nación, quien lo remite posteriormente a la CRQ y un segundo presentado
directamente ante el consejo directivo. Recusaciones que fueron rechazadas
por el consejo directivo de la CRQ bajo el argumento de no estar legitimadas
quienes la presentan para interponerlas.

 El Consejo Directivo de la CRQ tenía previsto celebrar la elección de director


el día 25 de octubre de 2023, sin embargo, por decisión de este Despacho se
ordenó la suspensión temporal del cronograma señalado.

 Estudiadas las recusaciones presentadas por el señor LUIS ALBERTO


VARGAS BALLEN y la señora CLAUDIA MILENA GÓMEZ, se observa que no
cumplen con los requisitos previstos por el CONSEJO DE ESTADO para su
tramite conforme a lo señalado en el articulo 12 del CPACA., por lo cual era
pertinente su rechazo, por las razones expuestas en la presente providencia.

3.3. PROBLEMA JURÍDICO

Atendiendo a los argumentos que soportan la demanda y los hechos probados,


emergen consecuentemente como problema jurídico:

¿Los demandantes se encuentran legitimados en la causa por activa para la


defensa, vía tutela, de los derechos de aquellas personas que presentaron
recusaciones contra los miembros del Consejo Directivo de la CRQ?

En caso de que así sea,

¿Procede la acción de tutela para garantizar los derechos fundamentales al


debido proceso y acceso a cargos públicos en el marco de la elección del
director de la CRQ, cuando, además, no se alega un perjuicio irremediable?

En caso afirmativo,

3
004Anexos, pag.1-4
4
004Anexos, pag.5-13
5
004Anexos, pag.15-18
6
004Anexos, pag.21-23
7
Archivo digital SAMAI 202300155/25_MemorialWeb_Anexos(.pdf) NroActua 12(.pdf) NroActua 12
6

¿Se vulneran los derechos fundamentales al debido proceso y acceso a cargos


públicos, cuando la entidad se abstiene de resolver y/o tramitar las
recusaciones presentadas contra algunos miembros del consejo directivo de
esa Corporación conforme a lo señalado en el artículo 12 del CPACA?

TESIS DEL DESPACHO.

(i) De conformidad con la doctrina constitucional si bien la acción de tutela,


dado su carácter residual y subsidiario no es, por regla general, procedente
frente a procedimientos administrativos o la protección al debido proceso en
concursos de mérito, debido a que existe otro mecanismo judiciales ante la
jurisdicción de lo contencioso administrativo para pretender la protección de
los derechos fundamentales; de manera excepcional, cuando dichos medios
ordinarios de defensa no resulten efectivos o idóneos para evitar un perjuicio
irremediable al titular del derecho resulta adecuada la acción como mecanismo
transitorio.

Deberá entonces el juez constitucional determinar la eficacia e idoneidad del


otro medio de defensa judicial y tener en cuenta la inminencia y gravedad del
perjuicio irremediable al que se encuentra sometido el actor.

(ii) Así las cosas, en el asunto bajo estudio no se encuentra probado por parte
de los accionantes la existencia de un perjuicio irremediable; por lo que no
puede obviarse el principio de subsidiariedad que rige en el trámite tutelar, pues
existiendo otros medios adecuados de defensa, a ellos se debe acudir primero
previo a hacerlo ante el juez constitucional, pues no se puede pretender que el
juez constitucional, a modo de tercera instancia, revise el acierto o desacierto
de todas las actuaciones de la administración o que se pronuncie sobre hechos
presuntamente constitutivos de vicios al interior de esta.

En consecuencia, se declarará improcedente la presente acción.

4. ASPECTOS SUSTANCIALES.

A fin de resolver los interrogantes planteados, el Juzgado abordará la siguiente


temática: (i) Características generales de la acción de tutela. (ii) De la
legitimación en la causa por activa y la agencia oficiosa en la acción de tutela.
(iii) El carácter residual y subsidiario de la acción de tutela y su procedencia
excepcional para controvertir actos administrativos en el marco de un proceso
electoral. (iv) Del perjuicio irremediable. (v) El medio de control de Nulidad
electoral. (vi) Naturaleza Jurídica de las Corporaciones Autónomas Regionales
y Desarrollo Sostenible / Del Director General y Consejo Directivo de las CAR y
(vii) Caso concreto.

En fundamento de la precedente conclusión se tienen las siguientes premisas


normativas:

5. Características generales de la acción de tutela.

5.1. La acción de tutela es un mecanismo procesal de rango constitucional, destinado


al amparo inmediato de los derechos constitucionales fundamentales, en todo evento
en que resulten afectados o en situación de riesgo, y se caracteriza por su preferencia,
sumariedad y subsidiariedad.

Establece el artículo 86 superior:

“Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo
momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o
por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública.
7

La protección consistirá en una orden para que aquel respecto de quien se


solicita la tutela, actúe o se abstenga de hacerlo. El fallo, que será de inmediato
cumplimiento, podrá impugnarse ante el juez competente y, en todo caso, éste lo
remitirá a la Corte Constitucional para su eventual revisión.

Esta acción sólo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de


defensa judicial, salvo que aquélla se utilice como mecanismo transitorio para evitar
un perjuicio irremediable.

En ningún caso podrán transcurrir más de diez días entre la solicitud de tutela y su
resolución.

(…)”

En virtud de lo anterior, se tiene que la prosperidad de la pretensión de amparo


constitucional exige como presupuesto sustancial, la actualidad en la situación de
amenaza o vulneración a derecho fundamental, y deviene improcedente cuando al
momento de proferir el fallo ha cesado el evento constitutivo de afectación a derecho
fundamental.

5.2. Es así como la Corte Constitucional redefinió los alcances del artículo 26 del
Decreto 2591 de 1991, conforme al cual:

“Si estando en curso la tutela, se dictare resolución administrativo o judicial, que


revoque detenga o suspenda la actuación impugnada, se declarará fundada la
solicitud únicamente para efectos de indemnización y de costas, si fueren
procedentes”.

Para estructurar en contexto de este, la teoría del hecho superado, bajo la


consideración que la citada disposición, apunta a desestimar la solicitud de amparo
cuando cese la conducta desconocedora de derechos fundamentales, lo cual no debe
restringirse a los eventos en que la suspensión derive de la expedición de una
resolución administrativa o judicial, sino también a las demás actuaciones que
pudieran tener el mismo efecto.

6.3. De la legitimación en la causa por activa y la agencia oficiosa en la acción


de tutela.

6.3.1. La acción de tutela carece de formalidad cuando se trata de invocar ante el juez
constitucional el amparo a los derechos fundamentales propios y presuntamente
vulnerados. Sin embargo, las circunstancias varían en determinados casos, como
cuando se actúa a nombre de otro o cuando al accionante no fue a quien se le vulneró
los derechos alegados, pues en ese evento concurren ciertas exigencias
indispensables que se demandan para habilitar su accionar.

6.3.2. Al respecto, el artículo 10 de Decreto 2591 de 1991 precisa:

10.-Legitimidad e interés. La acción de tutela podrá ser ejercida, en todo momento


y lugar, por cualquiera persona vulnerada o amenazada en uno de sus derechos
fundamentales, quien actuará por sí misma o a través de representante. Los
poderes se presumirán auténticos.

También se pueden agenciar derechos ajenos cuando el titular de los mismos no


esté en condiciones de promover su propia defensa. Cuando tal circunstancia
ocurra, deberá manifestarse en la solicitud.

También podrán ejercerla el Defensor del Pueblo y los personeros municipales.

De la lectura de la norma en cita se puede establecer: (i) si se presenta la acción


mediante apoderado judicial, se debe demostrar que éste actúa por mandato, (ii) que
la norma legítima para iniciar la acción de amparo, solamente a la “persona
vulnerada o amenazada en uno de sus derechos fundamentales” y, (iii) en el
evento que se actúe como agente oficioso, además de manifestar tal circunstancia en
la solicitud, debe acreditarse la indefensión del titular de las garantías cuya tutela se
demanda.

En Sentencia T-106 de 2023, la Corte Constitucional, respecto a este tema precisó:


8

30. Legitimación por activa. El artículo 86 de la Constitución dispone que la acción


de tutela puede ser instaurada por la persona directamente afectada o por quien actúe
en su nombre. En desarrollo de este mandato, el artículo 10 del Decreto Ley 2591 de
1991 prevé que la persona puede actuar “por sí misma o a través de representante”.
Asimismo, agrega que (a) se podrán agenciar derechos cuando su titular no esté en
condiciones de promover su propia defensa, caso en el cual deberá manifestarse en
la solicitud; y (b) también se podrá ejercer el amparo a través del Defensor del Pueblo
o de los personeros municipales.

(…)

32. En el asunto bajo examen, esta Sala de Revisión advierte que no se acreditan
los requisitos del apoderamiento judicial. Frente al apoderamiento en materia de
tutela, la jurisprudencia de esta corporación ha señalado que (i) es un acto jurídico
formal, por lo cual debe realizarse por escrito; (ii) se concreta en un documento
llamado poder que se presume auténtico (esto significa que no exige presentación
personal); (iii) debe ser un poder especial, o si se quiere específico y particular para
promover la acción de tutela; (iv) el poder conferido para la promoción o para la
defensa de los intereses en un determinado proceso no se entiende otorgado para
instaurar procesos diferentes, así los hechos que le den fundamento a estos tengan
origen en el proceso inicial; y (v) el destinatario del acto de apoderamiento solo puede
ser un profesional del derecho habilitado con tarjeta profesional[40].

33. Asimismo, esta corporación ha resaltado que el principal efecto del apoderamiento,
“es el de perfeccionar la legitimación en la causa por activa, por lo cual el juez de
tutela estará en la obligación, después de constatar sus elementos, de proceder a
pronunciarse de fondo sobre los hechos y las pretensiones relacionadas en el escrito
de acción respectivo”[41]. De otra parte, la Corte ha interpretado que el cumplimiento
del requisito de legitimación en la causa por activa “tiene como objetivo asegurar el
acceso a la administración de justicia y, en consecuencia, no busca imponer barreras
excesivas más allá de lo razonable”[42]. Por ello, se ha admitido la legitimación en
casos en los cuales (a) no obraba acreditación de la condición profesional del
apoderado, pero se constató que quien presentó el amparo era un abogado [43]; o
cuando (b) no se contaba con poder especial por este profesional, pero en sede de
revisión se ratificó la intención del titular de los derechos de presentar la acción de
tutela[44].

34. En la reciente sentencia SU-388 de 2022, la Corte se pronunció sobre la materia


y fijó la siguiente regla de unificación: “cuando el titular de los derechos fundamentales
exprese de manera inequívoca interés en la presentación de la acción de tutela en las
actuaciones dentro del proceso, inclusive en sede de revisión, se tendrá por acreditado
el requisito de legitimación en la causa por activa[,] a pesar de que esta haya sido
interpuesta originalmente por el apoderado general de una persona natural”. En
aquella oportunidad no se contaba con un poder especial conferido a un abogado, sin
embargo, en el trámite de la acción de tutela, el directamente afectado con la actuación
de la autoridad judicial accionada manifestó su interés al presentar el recurso de
impugnación y en su intervención de respuesta a un auto de pruebas en sede de
revisión.

En Sentencia SU-081 de 2020, en el mismo sentido se afirmó:

En desarrollo del citado mandato superior, el Decreto 2591 de 1991, en el artículo 10,
define a los titulares de la acción, esto es, a quienes tienen legitimación en la causa por
activa[390], señalando que la tutela se puede impetrar por cualquier persona, (i) ya sea en
forma directa (el interesado por sí mismo); (ii) por intermedio de un representante legal
(caso de los menores de edad y personas jurídicas); (iii) mediante apoderado judicial
(abogado titulado con poder judicial o mandato expreso); (iv) a través de agente oficioso
(cuando el titular del derecho no esté en condiciones de promover su propia defensa); o
por conducto (v) del Defensor del Pueblo o de los personeros municipales (facultados
para intervenir en representación de terceras personas, siempre que el titular de los
derechos haya autorizado expresamente su mediación o se adviertan situaciones de
desamparo e indefensión)[391]. La disposición en cita es del siguiente tenor:

“Artículo 10. Legitimidad e interés. La acción de tutela podrá ser ejercida, en todo
momento y lugar, por cualquiera persona vulnerada o amenazada en uno de sus
derechos fundamentales, quien actuará por sí misma o a través de representante. Los
poderes se presumirán auténticos.

También se pueden agenciar derechos ajenos cuando el titular de los mismos no esté
en condiciones de promover su defensa. Cuando tal circunstancia ocurra, deberá
manifestarse en la solicitud.
9

También podrán ejercerla el Defensor del Pueblo y los personeros municipales”.

Por lo tanto, para el Despacho es claro que estará legitimado en la causa por activa toda
persona que demuestre por cualquier medio que, la actuación de la autoridad le está
vulnerando un derecho fundamental que se encuentra en su entorno y es objeto de
protección. Acudiendo sea de forma directa o mediante apoderado debidamente
constituido, estableciéndose además que si en virtud a su estado de indefensión lo
representa un agente oficioso esta situación debe estar plenamente demostrada.

7. El carácter residual y subsidiario de la acción de tutela y su procedencia


excepcional para controvertir actos administrativos en el marco de un proceso
electoral.

7.1. El artículo 86 de la Constitución Política, así como el numeral 1 del artículo 6 del
decreto 2591, establecen que la acción de tutela es improcedente cuando quien la
ejerce tenga a su alcance otros recursos o medios de defensa judiciales para la
protección de sus derechos, salvo que se utilice como un mecanismo transitorio para
evitar un perjuicio irremediable.

7.2. Al respecto, la Corte Constitucional ha destacado la necesidad de que los medios


de defensa ordinarios de que dispone el tutelante, sean idóneos y aptos para la
protección de los derechos conculcados o para sortear la producción del perjuicio
irremediable:

“(…)

Así, no es suficiente que el juez constitucional afirme que es improcedente la protección


que se le solicita, ante la simple existencia de otros medios de defensa judicial, pues
está obligado a evaluar si la lesión del derecho fundamental que se dice vulnerado o
amenazado, podría obtener igual o mayor protección a la que él prodigaría, si el
afectado hace uso de los mecanismos ordinarios, y, si su puesta en ejecución, no
degeneraría en una lesión mayor de los derechos del afectado, a la que ya ha recibido,
o que podría recibir.

Estas razones, sucintamente expuestas, entre otras, han llevado a establecer en la


jurisprudencia de esta Corporación, que el otro medio de defensa judicial debe ser
siempre analizado por el juez constitucional, a efectos de determinar su eficacia en
relación con el amparo que él, en ejercicio de su atribución constitucional, podría
otorgar. Al efecto, pueden consultarse, entre otras, las sentencias T-100 de 1994, T-01
de 1997 y T-351 de 1997.” 8

Por tanto, atendido el carácter subsidiario, residual y supletorio de la acción de tutela,


a esta solo podrá recurrirse cuando en el ordenamiento jurídico no existieren otros
medios de defensa judicial que en forma eficaz garanticen la protección de los
derechos fundamentales; ante su existencia, este mecanismo resulta improcedente,
salvo que;

“(…)

(i) los mecanismos y recursos ordinarios de defensa no son suficientemente


idóneos y eficaces para garantizar la protección de los derechos presuntamente
vulnerados o amenazados; (ii) se requiere el amparo constitucional como
mecanismo transitorio, pues, de lo contrario, el actor se vería frente a la
ocurrencia inminente de un perjuicio irremediable frente a sus derechos
fundamentales; y, (iii) el titular de los derechos fundamentales amenazados o
vulnerados es sujeto de especial protección constitucional9.”

7.3. En relación con los concursos de méritos, la Corte Constitucional ha reiterado


que, en principio, la acción de tutela no procede para controvertir actos administrativos
que reglamenten o ejecuten un proceso de concurso de méritos10. Sin embargo, dicha

8
Sentencia T-384 de 1998.
9
Sentencia T-177 de 2011.
10
Ver entre otras sentencias de la Corte Constitucional, las sentencias SU 458/93, MP: Jorge Arango Mejía, donde la
Corte declaró la improcedencia de la acción de tutela para controvertir los actos de ejecución del concurso de méritos
de la rama judicial cuando el actor no había hecho uso de ellos; T-315/98, MP: Eduardo Cifuentes Muñoz, donde la
Corte luego de examinar la procedencia de la acción de tutela como mecanismo judicial transitorio, encontró que no
era posible inscribir al actor en la carrera judicial por cuanto el proceso de selección utilizado en su caso no constituía
10

posición fue morigerada posteriormente, estableciendo dos excepciones a dicha regla


general, así: (i) aquellos casos en que el actor no cuenta con un mecanismo distinto
a la acción de tutela, para defender eficazmente sus derechos; y, (ii) cuando es
posible afirmar que, de no darse la orden de amparo, podrían resultar
irremediablemente afectados los derechos fundamentales de la persona que
interpone la acción11.

Al respecto ha señalado:

“35. Subsidiariedad: De conformidad con los artículos 86 de la Constitución, 6 del


Decreto 2591 de 1991 y la jurisprudencia constitucional, la acción de tutela es (i)
improcedente si existe un mecanismo de defensa judicial idóneo y eficaz para resolver
el problema jurídico sometido a decisión y no existe el riesgo de que opere un perjuicio
irremediable respecto de los derechos alegados. A esta regla general, se suman dos
hipótesis específicas, conforme a las cuales: (ii) el amparo es procedente de forma
definitiva, si no existen medios judiciales de protección que sean idóneos y eficaces
para resolver el asunto sometido a consideración del juez; y, (iii) la acción de tutela es
procedente de manera transitoria cuando se interpone para evitar la consumación
de un perjuicio irremediable a un derecho fundamental. En este caso, la protección
se extenderá hasta tanto se produzca una decisión definitiva por parte del juez ordinario.

36. Respecto de la procedencia de la acción de tutela para controvertir actos


administrativos en el marco de concursos de méritos, la Corte ha reiterado que el juez
constitucional debe determinar cuál es la naturaleza de la actuación que presuntamente
transgredió los derechos, con el fin de determinar si existe o no un mecanismo judicial
idóneo y eficaz para resolver el problema planteado. Por lo anterior, es importante
establecer en qué etapa se encuentra el proceso de selección, para definir si existen
actos administrativos de carácter general o de carácter particular y concreto que puedan
ser objeto de verificación por parte de la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo,
a través de los medios de control de nulidad o de nulidad y restablecimiento del derecho,
dependiendo de cada caso.

37. En desarrollo de lo anterior, este tribunal ha sostenido que, por regla general, la
acción de tutela no es el mecanismo judicial de protección previsto para controvertir los
actos proferidos en el marco de un concurso de méritos, cuando estos son susceptibles
de ser demandados ante la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo. Tal
circunstancia es particularmente relevante, cuando el proceso de selección ha concluido
con la elaboración y firmeza de la lista de elegibles.

43. En conclusión, la acción de tutela no es, por regla general, el mecanismo judicial
dispuesto para resolver las controversias que se derivan del trámite de los concursos
de méritos, cuando ya se han dictado actos administrativos susceptibles de control por
parte del juez de lo contencioso administrativo, en especial, cuando ya existe una lista
de elegibles. Sin embargo, el juez de tutela deberá valorar si, atendiendo a las
circunstancias del caso concreto, los medios de control ante la jurisdicción de lo
contencioso administrativo son eficaces para resolver el problema jurídico propuesto,
atendiendo a las subreglas mencionadas (ver supra, núm.42).”12 (Negrilla y subrayado
fuera de texto)

7.4. Así mismo, la Guardiana de la Carta Política se ha referido a la improcedencia


que por regla general opera frente a la acción constitucional contra actos
administrativos proferidos al interior de un proceso electoral, por considerar que el
medio judicial idóneo para cuestionar las irregularidades en este tipo de trámites, es
la acción electoral.

Así, por ejemplo, en la sentencia T-123 de 2007, dicha Corporación consideró lo


siguiente:

“Cabe señalar que la eficacia de la acción electoral está relacionada además con la
regulación legal del respectivo proceso, el cual se encuentra estructurado a partir de un
principio de celeridad (plazo de caducidad de 20 días, términos reducidos e
improrrogables para tramitar el proceso y dictar sentencia, etc.), que se complementa
con la posibilidad de solicitar la suspensión provisional del acto de elección cuando
existe violación directa de la Constitución o la ley (art. 230 C.C.A.). Como señaló esta

un concurso de méritos como el ordenado por la Ley 270 de 1996; T-1198/01, MP: Marco Gerardo Monroy Cabra,
que declaró la improcedencia de la acción de tutela para controvertir los actos administrativos dentro del proceso de
selección en la Aeronáutica Civil, ni tampoco existía un perjuicio irremediable, pues los accionantes no cumplían con
los requisitos mínimos exigidos para participar en el concurso.
11
Sentencias T-599 y T-600, ambas de 2002.
12
Sentencia T-151 de 2022.
11

Corporación al referirse al término de caducidad de la acción, la brevedad de dicho


plazo se justifica por la necesidad de: (i) dar certeza “a actos que, como los que declaran
una elección o hacen un nombramiento, no pueden quedar suspendidos
indefinidamente en el tiempo, so pena de vulnerar los derechos reconocidos por la
propia Carta Política a los aspirantes a ocupar un cargo o a los funcionarios ya electos
(artículo 40 inciso 1 y numeral 1)”; y (ii) proteger “las garantías de la comunidad,
expresadas en la aspiración a gozar de un sistema administrativo, legislativo y judicial -
i.e. un orden político- estables, en clara concordancia con el principio de seguridad
jurídica.”

Por tanto, para la Corte resulta claro que la acción electoral permite controlar
jurídicamente la validez de las elecciones, así como los actos previos o de trámite
(como los de inscripción de candidatos) y las calidades constitucionales y legales del
candidato elegido y que dichos mecanismos están al alcance de las comunidades
indígenas como titulares de un derecho de participación derivado de la Constitución y
la Ley. (Negrilla y subrayado fuera de texto)

Conforme a lo expuesto, frente al proceso electoral la tutela conserva su carácter


residual y subsidiario, pues por regla general será improcedente para dejar sin efecto
actos de elección[18], dada la existencia de un medio jurisdiccional público y abierto para
controvertir y defender su legalidad, según el interés que el demandante tenga en la
protección del derecho a elegir o ser elegido, en la pureza del sufragio o en la legalidad
abstracta de los actos administrativos. Como se señaló en la Sentencia T-510 de
2006[19], el proceso electoral será el llamado a agotar la jurisdicción del Estado en esa
materia, “pues la sentencia que allí se pronuncie no sólo definirá situaciones concretas
e individuales de elegidos y aspirantes, sino que dará seguridad a la ciudadanía sobre
la conformación del poder público y la continuidad de las instituciones democráticas.”

Respecto de la referencia hecha por el juez de segunda instancia a la Sentencia T-778


de 2005, como fundamento de la procedencia de la acción de tutela frente a los actos
de inscripción en materia electoral, en la medida que no existirían mecanismos de
defensa judicial y el candidato estaría expuesto a un perjuicio irremediable, es preciso
señalar que en el caso revisado en aquélla oportunidad y en otros posteriores que se
han basado en esa misma sentencia [20], la procedencia excepcional de la acción de
tutela estuvo fundada en que los accionantes eran personas elegidas por voto popular
y así lo había declarado la autoridad electoral, no obstante lo cual, por circunstancias
posteriores al acto de elección, veían afectada la posibilidad de ejercer su cargo, caso
en el cual la acción de tutela era viable, bajo ciertas circunstancias, como mecanismo
transitorio (no definitivo ni sustitutivo), mientras finalizaba el proceso correspondiente
ante la jurisdicción contencioso administrativa. [21] No se trataba por tanto de la discusión
de los actos de inscripción (como actos de trámite), sino de la efectividad misma del
acto que declarada la elección del candidato vencedor.

Por tanto, debe puntualizarse que del referido fallo no puede derivarse una regla general
de procedibilidad de la acción de tutela contra los actos electorales (definitivos o de
trámite), más aún si se tiene en cuenta que las sentencias de tutela no tienen efectos
generales sino inter partes.”

Para luego, en la sentencia T-232 de 2014, reiteró que:

“(…)

«[E]n este primer aspecto concluyó que la acción de nulidad electoral prevé la
oportunidad de dejar sin efectos los actos de trámite, pero atacando directamente
el acto definitivo y, siendo ello así, la acción de tutela conserva su carácter residual y
subsidiario, pues por regla general, sería improcedente para dejar sin efectos actos de
elección.

Frente al segundo punto, referido la posibilidad de ejercer control sobre los actos de
trámite a través de la acción de tutela, la sentencia destacó la jurisprudencia de la Corte,
señalando que ello es posible de manera excepcional en los siguientes eventos:

“...la acción de tutela contra actos de trámite sólo procede con carácter
excepcional cuando el Estado ha actuado con prescindencia de todo referente
legal y ha incurrido en una vía de hecho que impide al afectado contar con las
garantías mínimas del debido proceso administrativo. Así, “la procedencia
excepcional de la acción de tutela contra actos administrativos de trámite” sólo es
posible cuando el respectivo acto tiene la potencialidad de definir una situación
especial y sustancial dentro de la actuación y ha “sido fruto de una actuación
abiertamente irrazonable o desproporcionada por parte del funcionario, con lo
cual vulnera las garantías establecidas en la Constitución”.
12

En estos eventos, la acción de tutela actúa como mecanismo definitivo sobre el acto
de trámite, para encauzar el procedimiento administrativo en curso y permitir al
afectado el ejercicio de las garantías del debido proceso, pero sin interferir en el
sentido de la decisión definitiva que deba adoptar la Administración y sin sustituir,
por tanto, el control posterior de legalidad que corresponde ejercer a la jurisdicción
contenciosa administrativa”.

Con fundamento en lo anterior, la Corte confirmó la decisión de segunda instancia que


había negado el amparo, pues, al igual que el ad quem, consideró que la acción de
tutela había sido interpuesta tiempo después de la fecha en que vencía el plazo para la
inscripción de candidatos, demostrándose con ello que no había un interés real por parte
del accionante en evitar un perjuicio irremediable, mucho más si se tiene en cuenta que
el amparo fue solicitado cuando se conocía el resultado de las elecciones, razón que
también sirvió para señalar que se contaba con otro mecanismo de protección judicial,
como la acción de nulidad electoral.

En conclusión, cuando se trata de actos de trámite debe verificarse si el mismo


es abiertamente lesivo de los derechos fundamentales del actor, en tanto puede
que se esté ante la ocurrencia de un perjuicio irremediable. Cuando ello no es así,
y la inconformidad se presenta con posterioridad a la elección, lo procedente no es la
tutela, teniendo en cuenta que mediante la acción de nulidad electoral se puede atacar
el acto definitivo de elección, siendo este el medio idóneo para tal fin, y a través del cual
también se busca dejar sin efecto los actos de trámite como el de inscripción»”. (Negrilla
y subrayado fuera de texto)

8. Del perjuicio irremediable.

8.1. De acuerdo con lo anterior resulta necesario determinar las características que
se le ha otorgado a la acepción “perjuicio irremediable”. Sobre el particular ha
señalado la Corte13:

“Subsidiariedad.

27. La acción de tutela solo procede ante la ausencia de otro mecanismo de defensa
judicial en el ordenamiento jurídico que permita la resolución de las pretensiones. En
ese sentido, el carácter residual tiene como objeto preservar el reparto de competencias
atribuidas a las autoridades judiciales por la Constitución y la ley, con fundamento en
los principios de autonomía e independencia judicial. Sin embargo, la jurisprudencia de
esta Corte ha sostenido que el requisito de subsidiariedad debe ser analizado en cada
caso en particular, a fin de comprobar que, aun existiendo otro mecanismo de defensa,
no se esté ante una de las siguientes posibilidades: (i) el mecanismo no es idóneo o
eficaz en la protección de los derechos; (ii) un perjuicio irremediable, evento en el cual
la acción procede excepcionalmente; y (iii) que se trate de personas que requieran
especial protección constitucional.

Inexistencia del perjuicio irremediable.

32. El artículo 8 del Decreto 2591 de 1991 dispone que “aun cuando el afectado
disponga de otro medio de defensa judicial, la acción de tutela procederá cuando se
utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable” (subraya por
fuera de texto). La jurisprudencia de esta Corte ha definido el perjuicio irremediable
como “el riesgo de consumación de un daño o afectación cierta, negativa, jurídica
o fáctica, a los derechos fundamentales, que debe ser invocada por el juez
constitucional, dada la alta probabilidad de su ocurrencia”. En ese sentido, la
jurisprudencia constitucional ha indicado que “si la Constitución Política no consagrase
el carácter subsidiario de la acción de tutela, se vaciarían de contenido lo mecanismos
de defensa judicial dispuestos por el ordenamiento jurídico”.

33. Ahora bien, para determinar la existencia de un perjuicio irremediable, que pueda
superar el requisito de subsidiariedad, la Corte Constitucional ha establecido que (i) el
perjuicio debe ser inminente, es decir, no basta con que exista una mera posibilidad de
que se produzca el daño; (ii) el perjuicio que se cause sea grave, lo que implicaría, en
consecuencia, un daño de gran intensidad sobre la persona afectada; (iii) las medidas
que se requieran para evitar la configuración sean urgentes; y (iv) la acción es
impostergable, es decir, en caso de aplazarse la misma sea ineficaz por
inoportuna.” (Negrilla y subrayado fuera de texto)

13
Sentencia T-003 de 2022.
13

8.2. En el mismo sentido se pronunció en otra oportunidad la guardadora de la Carta


sobre la procedencia de la acción cuando es empleada como mecanismo transitorio
para evitar un perjuicio irremediable 14:

“3.3.4. Finalmente, el artículo 86 de la Constitución Política señala que la acción de


amparo solo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial, salvo que se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable. Esto significa que la acción de tutela tiene un carácter residual o
subsidiario, por virtud del cual “procede de manera excepcional para el amparo de los
derechos fundamentales vulnerados, por cuanto se parte del supuesto de que en un
Estado Social de Derecho existen mecanismos judiciales ordinarios para asegurar su
protección”. El carácter residual obedece a la necesidad de preservar el reparto de
competencias atribuido por la Constitución Política y la ley a las diferentes autoridades
judiciales, lo cual se sustenta en los principios de independencia y autonomía de la
actividad jurisdiccional.

Dentro de este contexto, por regla general, la acción de tutela no procede contra los
actos administrativos dictados dentro de un concurso de méritos, por cuanto el afectado
puede acudir a los medios de defensa disponibles en la Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo para el efecto. Incluso, con la expedición de la Ley 1437 de 2011, los
demandantes pueden solicitar la adopción de medidas cautelares de todo tipo
(preventivas, conservativas, anticipadas o de suspensión) cuyo contenido de protección
es amplio y admiten su concurrencia dependiendo del caso (según la ley: “el juez o
magistrado ponente podrá decretar una o varias” al mismo tiempo), con lo cual se
pretende garantizar el acceso material y efectivo a la administración de justicia. Esta
circunstancia debe ser objeto de análisis en el estudio de procedencia de la acción de
tutela.

Ahora bien, desde una perspectiva general, la Corte ha sostenido que, pese a la
existencia de las vías de reclamación en lo contencioso administrativo, existen dos
hipótesis que permiten la procedencia excepcional de la acción de tutela. La primera,
se presenta cuando existe el riesgo de ocurrencia de un perjuicio irremediable, causal
que tiene plena legitimación a partir del contenido mismo del artículo 86 del Texto
Superior y, por virtud de la cual, se le ha reconocido su carácter de mecanismo
subsidiario de defensa judicial. Y, la segunda, cuando el medio existente no brinda los
elementos pertinentes de idoneidad y eficacia para resolver la controversia, a partir de
la naturaleza de la disputa, de los hechos del caso y de su impacto respecto de derechos
o garantías constitucionales.

8.3. De acuerdo con lo dicho en los anteriores extractos jurisprudenciales, se colige


que: (i) cuando el o la afectada dispone de otro medio de defensa judicial, puede
acudir a la tutela para la defensa de sus derechos siempre y cuando la utilice para
evitar un perjuicio irremediable; (ii) el actor tiene la carga de la prueba – siquiera
sumaria- de la existencia de un perjuicio irremediable; (iii) no se podrá exigir la
existencia de perjuicio irremediable cuando el tipo de reclamo que se formula permita
presumir la afectación gravosa de derechos fundamentales, invirtiendo la carga de la
prueba; y (iv) corresponde entonces al actor exponer las razones por las cuales está
sufriendo un perjuicio irremediable o porqué el medio judicial ordinario no resulta
eficaz para proteger sus derechos fundamentales.

8.4. Con todo, debe agregarse que para el Órgano de Cierre de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, no cualquier efecto adverso proveniente de una
actuación administrativa o judicial implica per se la configuración de un perjuicio
irremediable, en la medida en que estas decisiones, por virtud de la Constitución y la
ley, están revesitas de juridicidad y legalidad, siendo necesario, en cada caso
particular, verificar que el riesgo sea cierto y real, y provenga de la afectación o puesta
en peligro de derechos fundamentales, el que, de llegarse a producir, no tendría
ninguna forma de reparación auténtica:

“De otra parte, de la lectura integral del libelo inicial, se encuentra que el accionante
manifiesta que se está frente a la ocurrencia cierta e inminente de un perjuicio
irremediable que justifica la intervención del juez de tutela, toda vez que considera que
otro medio judicial dilataría en hasta 3 años el curso natural de la lista de elegibles
correspondiente al cargo para el cual se inscribió, situación que no solo lo perjudicaría
a él sino también a los demás concursantes que se encuentran en la referida lista. Sin
embargo, la Sala no advierte la ocurrencia de un perjuicio irremediable como lo afirma
el actor. Recuérdese que, conforme a la orientación de la Corte Constitucional, «la
valoración del perjuicio irremediable exige que concurran los siguientes elementos: en

14
Sentencia T-340 de 2020.
14

primer lugar, que sea cierto, es decir, que existan fundamentos empíricos acerca de su
probable ocurrencia; en segundo lugar, debe ser inminente, o sea, que esté próximo a
suceder; en tercer lugar, que su prevención o mitigación sea urgente para evitar la
consumación del daño».

Con todo, hay que decir que el perjuicio irremediable que hace procedente la acción de
tutela como mecanismo transitorio de protección no debe verse solamente desde la
perspectiva de las consecuencias nocivas, adversas, perjudiciales, dañinas, que suelen
producir las decisiones judiciales o las de la administración. Esas decisiones están
revestidas de juridicidad o legalidad y, por ende, en principio, las consecuencias
perjudiciales de quienes las sufren no son ilegítimas o ilícitas.

Por mencionar solo algunos ejemplos, el acto que dispone el retiro del servicio o que
declara insubsistente un nombramiento implica que el funcionario no pueda continuar
recibiendo la remuneración, que pierda el trabajo; la sanción disciplinaria de inhabilidad
traerá como consecuencia que el funcionario no pueda ejercer cargos públicos por cierto
tiempo, el auto que declara la caducidad de la acción deriva en la terminación del
proceso e impide el estudio de fondo de las pretensiones de la demanda.

En fin, son variados los casos que sirven para demostrar que no por resultar perjudicial
la decisión tomada por la autoridad judicial o administrativa deba asumirse que existe
un perjuicio irremediable que deba evitarse mediante una solicitud de amparo. De lo
contrario, todas las providencias judiciales o actos administrativos que establecen
situaciones desfavorables tendrían que ser suspendidos por vía de tutela.

Como ya se dijo, el perjuicio irremediable es un riesgo cierto y real de daños


provenientes de la amenaza o violación de derechos fundamentales, riesgo que de
llegarse a producir no tendría ninguna forma de reparación auténtica, esto es, diferente
a la mera indemnización del perjuicio. Por ende, es necesaria la intervención urgente
e inmediata del juez de tutela, pero siempre que ese perjuicio se note sin
justificación, es decir, que provenga de acciones manifiestamente contrarias a la
Constitución o a la ley, al punto de ser atentados a los derechos fundamentales,
situación que, a simple vista, no se presenta en este caso.”15 (Negrilla y subrayado
fuera de texto)

9. El medio de control de Nulidad electoral

9.1. En el ordenamiento procesal existe el medio de control de nulidad electoral de


competencia de la jurisdicción de lo contencioso administrativo. Encontrándose
previsto en el artículo 139 de la Ley 1437 de 2011 –Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo–, en los siguientes términos:

(…)

ARTÍCULO 139. NULIDAD ELECTORAL. Cualquier persona podrá pedir la nulidad


de los actos de elección por voto popular o por cuerpos electorales, así como de
los actos de nombramiento que expidan las entidades y autoridades públicas de
todo orden. Igualmente podrá pedir la nulidad de los actos de llamamiento para
proveer vacantes en las corporaciones públicas.

En elecciones por voto popular, las decisiones adoptadas por las autoridades
electorales que resuelvan sobre reclamaciones o irregularidades respecto de la
votación o de los escrutinios, deberán demandarse junto con el acto que declara la
elección. El demandante deberá precisar en qué etapas o registros electorales se
presentan las irregularidades o vicios que inciden en el acto de elección.

En todo caso, las decisiones de naturaleza electoral no serán susceptibles de ser


controvertidas mediante la utilización de los mecanismos para proteger los derechos
e intereses colectivos regulados en la Ley 472 de 1998.

De acuerdo con la citada norma, los únicos actos susceptibles de impugnarse por vía
de la acción electoral son: i) los actos de elección por voto popular; ii) los de elección
por cuerpos electorales; iii) los actos de nombramiento que expidan las
entidades y autoridades públicas de todo orden; y, iv) los actos de llamamiento a
proveer vacantes en las corporaciones públicas.

15
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección A. Sentencia del 08 de
noviembre de 2021. Consejera Ponente: María Adriana Marín. Rad: 11001-03-15-000-2021-06517-00.
15

Por lo tanto, aquellos actos administrativos de contenido electoral, como lo son


los actos de convocatoria, el que establece las reglas que deben tenerse en
cuenta en el proceso de elección, entre otros, que no materializan la voluntad
del elector, sino una decisión de la administración, escapan del conocimiento
del contencioso electoral.

9.2. La Corte Constitucional se ha pronunciado en varias oportunidades sobre la


naturaleza y alcance de este medio de control. Así, en Sentencia SU 050 de 2018
manifestó:

(…)

La jurisprudencia de la Corte Constitucional se ha pronunciado en varias


oportunidades sobre el carácter constitucional de este medio de control. Ha dicho que
se trata de una acción pública especial de legalidad y de impugnación de un acto
administrativo de elección o de nombramiento, a la que puede acudir cualquier
ciudadano dentro de los términos establecidos en la ley, con el fin de discutir ante la
jurisdicción contenciosa administrativa la legalidad del acto de elección, la protección
del sufragio y el respeto por la voluntad del elector. Ha señalado que el objeto principal
de la acción de nulidad electoral es determinar a la mayor brevedad la legalidad y
conformidad con la Constitución de los actos de elección por voto popular o por
cuerpos electorales (…). Ha resaltado su carácter público en la medida que
cualquier persona puede solicitar la nulidad de los actos electorales bajo la
lógica que quien actúa representa el interés general para esclarecer la forma en
que se realizó una elección y si la misma observó los lineamientos fijados en la
Constitución y la ley. De igual forma ha resaltado la brevedad con la que opera la
caducidad de la acción, de 20 a 30 días, en concordancia con el mandato establecido
en el artículo 264 de la Constitución que señala el término de un año para decidir la
acción de nulidad electoral, sin perjuicio de los casos que se tramitan en procesos de
única instancia cuyo término para decidir no puede exceder los 6 meses.

Ello significa que el juez solo debe confrontar la disposición que se dice vulnerada
con el acto de elección o designación, para determinar si el mismo se aviene o no a
los supuestos exigidos por la disposición que se dice desconocida, juicio meramente
objetivo que protege la voluntad popular del electorado o del cuerpo colegiado.

9.3. Sobre las principales características de este medio de control, la Corte


Constitucional, en línea con la jurisprudencia del Consejo de Estado, ha destacado
las siguientes:

“a) Se trata de una acción pública que puede ser ejercida por el Ministerio Público o
por cualquier otro ciudadano que quiera discutir la legalidad del acto de la elección.

“b) Tiene la finalidad de proteger las condiciones de elección y elegibilidad


establecidas por la ley, por lo que sus objetivos son tres: (i) garantizar la
constitucionalidad y la legalidad de la función administrativa; (ii) salvaguardar la
independencia y eficacia del voto y el uso adecuado del poder administrativo en la
designación de servidores públicos; (iii) preservar la validez de los actos
administrativos que regulan aspectos de contenido electoral con el fin de materializar
el principio de democracia participativa como base del Estado Social de Derecho.

“c) El principio pro actione es propio de este medio de control, lo que quiere decir que
las normas procesales son instrumentos o medios para la materialización del derecho
sustancial.

“d) La nulidad electoral se origina en la violación de las disposiciones que


regulan los procesos y decisiones electorales y el régimen de inhabilidades e
incompatibilidades que existe para los ciudadanos elegidos por votación popular
para ocupar cargos públicos.

“e) Las pretensiones en la acción de nulidad electoral solo están dirigidas a los
siguientes asuntos: (i) restaurar el orden jurídico abstracto vulnerado por un acto ilegal
o inconstitucional, es decir, aquellas que busquen dejar sin ningún efecto jurídico la
regulación electoral, la elección o nombramiento irregulares; (ii) retrotraer la situación
abstracta anterior a la elección o nombramiento irregulares; y (iii) sanear la
irregularidad que constato el acto inválido.

“f) La acción deja sin efectos un acto administrativo de contenido electoral,


previa invocación, sustentación y prueba del hecho alegado que debe encontrar
16

tipificación en una de las causales de nulidad del acto acusado, dispuestas por
la ley.

“g) Por ser una acción de nulidad la sentencia tendrá efectos erga omnes, es decir
generales, por lo que incluye incluso, desde el punto de vista electoral, a todos
aquellos que pudiendo haber participado en el proceso, se marginaron
voluntariamente del mismo o no concurrieron a él.”16

9.4. Por lo tanto, el medio de control de Nulidad electoral surge como el mecanismo
idóneo para garantizar la legalidad no solo del acto de elección en sí mismo, sino el
procedimiento que se efectuó y que llevó a esa elección, donde está inmerso ese control
de la actuación conforme a las disposiciones que regulan los procesos y decisiones
electorales y el régimen de inhabilidades e incompatibilidades, por lo tanto, conforme
lo señala el Alto Tribunal Constitucional, cualquier persona puede solicitar la nulidad
de los actos electorales bajo la lógica que quien actúa representa el interés general
para esclarecer la forma en que se realizó una elección y si la misma observó los
lineamientos fijados en la Constitución y la ley.

10. Naturaleza Jurídica de las Corporaciones Autónomas Regionales y Desarrollo


Sostenible / Del Director General y Consejo Directivo de las CAR.

10.1. La Corte Constitucional en auto No. 047 del 3 de marzo de 2010, respecto a la
naturaleza jurídica de las CAR afirmó:

(…)

7.- Recuérdese que hasta hace poco tiempo existió, al interior de esta Corporación,
una divergencia de criterios en torno al tema de la naturaleza jurídica de las CAR pues
existían pronunciamientos en varios sentidos, tanto en sentencias de
constitucionalidad como con ocasión de la resolución de los conflictos de competencia.
A esa situación se hizo referencia en el auto 089A de 2009 en los siguientes términos:

“(…) en algunas oportunidades, [la Corte Constitucional] ha señalado que las CAR
tienen una naturaleza jurídica especial o sui generis pues (i) no pertenecen al sector
central de la administración ya que, por mandato de la Constitución, son organismos
autónomos (artículo 150 numeral 7)[6], (ii) no son entidades del sector descentralizado
por servicios porque no están adscritas ni vinculadas a ningún ente del sector
central[7] y (iii) no son entidades territoriales debido a que no están incluidas en el
artículo 286 de la Constitución que las menciona de forma taxativa y, además, pueden
abarcar una zona geográfica mayor a la de una entidad territorial[8]. De este modo, ha
determinado que son entidades administrativas del orden nacional (…)

En otras ocasiones, ha indicado que las CAR son entidades descentralizadas por
servicios[9], así no estén adscritas o vinculadas a entidad alguna. Concretamente
señaló: La existencia de corporaciones autónomas regionales dentro de nuestro
régimen constitucional, obedece, lo mismo que la de las entidades territoriales, al
concepto de descentralización. Es sabido que la Constitución consagra varias formas
de descentralización, entre ellas la que se fundamenta en la división territorial del
Estado, y la que ha sido llamada descentralización por servicios, que implica la
existencia de personas jurídicas dotadas de autonomía jurídica, patrimonial y
financiera, articuladas jurídica y funcionalmente con el Estado, a las cuales se les
asigna por la ley unos poderes jurídicos específicos o facultades para la gestión de
ciertas competencias. Dentro de esta última modalidad de descentralización se
comprenden, según el art. 150-7, diferentes organismos, como los establecimientos
públicos, las corporaciones autónomas regionales, las empresas industriales y
comerciales del Estado y las sociedades de economía mixta, que se instituyen como
una respuesta a la necesidad de cumplir distintas formas de gestión de la actividad
estatal y de específicos cometidos, algunos tradicionales, otros novedosos, pero
necesarios para el logro de las finalidades propias del Estado Social de
Derecho”[10] (subrayado original).

En vista de lo anterior, la Sala Plena de la Corporación decidió, en el auto 089A de


2009, unificar su posición acogiendo la primera de las opciones descritas “por ser la
que más se ajusta al texto constitucional (…) [ya que] no es posible sostener que las
CAR son entidades descentralizadas por servicios pues éstas están siempre adscritas
o vinculadas a una entidad del sector central, lo cual no sucede en este caso por la
autonomía que el artículo 150, numeral 7, de la Constitución expresamente ha dado a
las CAR. En este sentido, las CAR son entidades públicas del orden nacional”
(subrayado original).

16
Corte Constitucional, Sentencia C-474 de 2020.
17

10.2. Por lo tanto, no existe Duda para el Despacho que las Corporaciones Autónomas
Regionales son entidades administrativas del orden Nacional, con plena autonomía
administrativa, patrimonial y personería jurídica propia.

10.3. Del Director General y Consejo Directivo de las CAR.

10.3.1. Al respecto señala el Decreto 1076 de 2015 en su articulo 2.2.8.4.1.20.

ARTÍCULO 2.2.8.4.1.20. Del director general. El director general es el representante


legal de la corporación y su primera autoridad ejecutiva. El director general no es
agente de los miembros del consejo directivo y actuará en el nivel regional con
autonomía técnica consultando la política nacional. Atenderá las orientaciones y
directrices de los entes territoriales, de los representantes de la comunidad y el sector
privado que sean dados a través de los órganos de dirección.

Conforme a la misma norma, se determina que tiene la calidad de empleado público,


sujeto al régimen previsto en la Ley 99 de 1993 y Decreto 1076 de 2015, como también
en lo que sea compatible con las disposiciones aplicables a los servidores públicos del
orden nacional.

10.3.2. Su elección y nombramiento está en cabeza del consejo directivo, por un período
de cuatro (4) años y su escogencia se efectuará conforme a lo dispuesto en la Ley 99
de 1993, modificada por la ley 1263 de 2008, que al respecto señala:

(…)

ARTÍCULO 28. Del Director General. (Modificado por el art. 1 de la Ley 1263 de 2008);
(Derogado por el art. 4. Ley 1263 de 2008). El Director General será el representante
legal de la Corporación y su primera autoridad ejecutiva. Será designado por el
Consejo Directivo para un período de cuatro (4) años, contados a partir del 1 de enero
de 2012, y podrá ser reelegido por una sola vez.

(…)

PARÁGRAFO 2. El proceso de elección de los Directores de las Corporaciones


Autónomas Regionales o de Desarrollo Sostenible, deberá realizarlo el Consejo
Directivo en el trimestre inmediatamente anterior al inicio del período institucional
respectivo.

Igualmente, señala el artículo 2.2.8.4.1.22 de la ley 1076 de 2015 que al director general
se le aplicará el régimen de inhabilidades e incompatibilidades previsto en la ley y
adicionalmente, se deberán verificar las inhabilidades dispuestas por los estatutos de la
respectiva corporación.
10.3.3. Ahora bien, frente a las inhabilidades de los miembros del Consejo Directivo de
una Corporación Autónoma Regional, el Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio
Civil, emitió concepto, en el cual se indicó:17

“Por ello no es aplicable el régimen de inhabilidades e incompatibilidades previsto para


los miembros de los consejos o juntas directivas de las entidades descentralizadas en
el decreto ley 128 de 1.976 y tampoco el previsto en la Ley 489 de 1998 -que regula
el ejercicio de la función administrativa, determina la estructura y define los principios
y reglas básicas de la organización y funcionamiento de la administración pública-,
pues su artículo 40 dispone que las corporaciones autónomas regionales, como
entidad de régimen especial otorgado por la Constitución Política, se someten a las
disposiciones que para ellas establezcan las respectivas leyes, de tal manera que en
armonía con los artículos 6°, 124 y 150.7 constitucionales, solamente las disposiciones
con tal jerarquía legislativa en materia de prohibiciones, inhabilidades e
incompatibilidades, resultan aplicables a los miembros de los consejos directivos de
las corporaciones autónomas regionales.

Como consecuencia de la inaplicación del artículo 19 del decreto 1768 de 1.994 y ante
la imposibilidad de extender el régimen de inhabilidades e incompatibilidades a los
miembros de tales consejos directivos, pues su previsión es taxativa y su aplicación
restrictiva, debe acudirse al régimen general propio de los servidores públicos y de los
particulares que cumplen funciones públicas, así como a los especiales establecidos
por el legislador en consideración al cargo en razón del cual pertenecen al Consejo.

17
CONSEJO DE ESTADO. Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto con Radicación 1366 de fecha 18 octubre de
2001. Consejero Ponente, Ricardo H. Monroy Church.
18

Respecto de los regímenes ordinarios se explican, los contenidos en el estatuto


general de contratación de la administración pública, establecido no por la naturaleza
o forma de organización de la entidad pública, sino por la actividad estatal que ésta
ejerce, así como el correspondiente a cada uno de los miembros de los consejos
directivos de las corporaciones autónomas regionales, atendiendo la calidad de
servidores públicos o de particulares que cumplen funciones públicas (leyes 80 de
1.993, 190 y 200 de 1.995).

(...)

10.3.4. Por lo tanto y conforme a lo señalado por el Máximo Tribunal Contencioso


Administrativo, al estudiarse la posible inhabilidad o incompatibilidad de un integrante
del consejo directivo de las CAR debe acudirse al régimen general propio de los
servidores públicos y de los particulares que cumplen funciones públicas, así como a la
normatividad especial establecida por el legislador en consideración a la entidad que
representen ante el Consejo Directivo.

11. CASO CONCRETO.

11.1. A través del trámite de la referencia, los accionantes pretenden se tutelen los
derechos fundamentales al DEBIDO PROCESO, ELEGIR Y SER ELEGIDO y
ACCESO A CARGOS PUBLICOS presentándose tres acciones constitucionales,
todas están encaminadas a un mismo punto, a saber, la suspensión del cronograma
diseñado para la elección del director general de la Corporación Autónoma Regional
del Quindío -CRQ- por violación al derecho fundamental al debido proceso, por no
haberse resuelto de fondo unas solicitudes de recusación, siendo el trámite pertinente
el enviarse a la Procuraduría General de la Nación conforme a lo señalado en el
artículo 12 del CPACA.

En virtud de ello, atendiendo a lo dispuesto por el artículo 2.2.3.1.3.3. del Decreto


1069 de 2015, adicionado por el artículo 1 del Decreto 1834 de 2015, mediante auto
del 26 de octubre de los presentes, el Despacho ordenó la acumulación de los
procesos distinguidos con los radicados 63001233300020230008300 y
63001233300020230008400 al proceso con radicación 63-001-33-33-005-2023-
00155-00.

11.2. En ese contexto, siendo que en el presente asunto se están atacando


actuaciones desarrolladas dentro de un proceso electoral, donde se tiene como
objetivo la elección del Director General de la CRQ, por el Consejo Directivo como
cuerpo colegial, deviene necesario constatar, antes de entrarse en el estudio de fondo
del asunto, dos situaciones: i). Legitimación en la causa por activa y (ii) la procedencia
de la acción incoada a la luz del principio de subsidiariedad y la Jurisprudencia que
sobre el tópico ha producido la Corte Constitucional,

11.3. Legitimación en la causa por activa.

Como se expuso, la Corte Constitucional ha dejado claro que quien presente acción
de tutela debe tener interés directo en lo pretendido, por lo que, la acción de tutela
solo podrá ser ejercida por aquella persona a la que se le haya vulnerado o
amenazado sus derechos fundamentales, quien actuará por sí misma o a través de
representante.

Para el caso, al buscarse mediante la presente acción que el Consejo Directivo de la


Corporación accionada dé tramite a las recusaciones presentadas, se tiene, en
principio, que solo estarían legitimados para presentar la respectiva acción (i) aquellas
personas que demostraron haber solicitado dicha recusación ante el ente colegiado
o ante la Procuraduría y estas no hayan sido resueltas y, (ii) aquellos participantes
que pueden ver vulnerados sus derechos ante la supuesta omisión del Consejo
Directivo en darle tramite a las recusaciones, lo que podría, eventualmente, afectar
de nulidad el trámite del concurso donde están participando y esperan ser elegidos.

Bajo la anterior perspectiva, siendo participante del concurso los accionantes DIEGO
FELIPE URREA VANEGAS y LUIS ALBERTO RINCÓN QUINTERO tendrían interés
directo en las pretensiones solicitadas, al igual que el señor LUIS ALBERTO VARGAS
19

BALLEN quien fuera el que presentara la recusación contra todos los miembros del
Consejo Directivo. Por lo que se concluye que existe legitimación por activa por parte
de las personas que acuden al presente medio constitucional.

11.4. Procedencia de la acción constitucional / Subsidiaridad.

Según se ha expresado en este proveído, la acción de tutela por regla general es


improcedente cuando quien la ejerce tiene a su alcance otros recursos o medios de
defensa judiciales para la protección de sus derechos, de ahí que el articulo 86 de la
Constitución establece que la acción de tutela “(…) sólo procederá cuando el afectado
no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que aquella se utilice como
mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable”; es decir, el amparo
constitucional solo procede cuando el accionante ha hecho uso de todos los
recursos ordinarios que el sistema judicial dispone para conjurar la situación que
amenaza o lesiona sus derechos, de tal forma, que se evite el uso de la acción de
tutela de manera alterna o concomitante a los mecanismos ordinarios.

Dicho requisito, no solo cobija el agotamiento de los recursos ordinarios y demás


actuaciones ante la jurisdicción, sino también, la activación y agotamiento de la
actuación administrativa frente a las entidades que, en consideración de la parte
accionante, se encuentra violando sus derechos fundamentales. Situación que reviste
mayor importancia cuando lo que se pretende con la acción constitucional es
constatar la validez o legalidad de un acto o actuación administrativo.

No obstante, lo anterior, la jurisprudencia constitucional ha determinado que esta


regla no es absoluta, pues se flexibiliza dependiendo de la eficacia e idoneidad del
medio ordinario para evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable. En efecto, la
Corte ha manifestado que el medio ordinario: “ha de tener una efectividad igual o
superior a la de la acción de tutela para lograr efectiva y concretamente que la
protección sea inmediata. La idoneidad del medio judicial puede determinarse, (…),
examinando el objeto de la opción judicial alternativa y el resultado previsible de
acudir a ese otro medio de defensa judicial.”18

En este sentido, la flexibilización del requisito de subsidiariedad de la acciones de


tutela, entraña cuatro requisitos a saber: i) que se trate de sujetos de especial
protección constitucional, ii) que la falta de pago de una prestación o su disminución,
genere un alto grado de afectación de los derechos fundamentales, en particular del
derecho al mínimo vital, iii) que el accionante haya desplegado la actividad
administrativa y judicial, y iv) que se acredite siquiera sumariamente, las
razones por las cuales el medio judicial ordinario es ineficaz para lograr la
protección inmediata de los derechos fundamentales presuntamente afectados.

En efecto, siendo la tutela un mecanismo de protección excepcional en algunos


casos, su prosperidad se encuentra ligada a la observancia de “ciertos y rigurosos
requisitos de procedibilidad”19, lo cuales implican una carga para el actor, no sólo en
su planteamiento, sino también en su demostración, como lo ha expuesto la propia
Corte Constitucional20

Por lo tanto, concluye este Despacho que, existiendo otros medios adecuados de
defensa, a ellos primero se debe acudir previo a hacerlo ante el juez constitucional,
pues no se puede pretender que el juez constitucional, a modo de tercera instancia,
revise el acierto o desacierto de todas las actuaciones de la administración o que se
pronuncie sobre hechos presuntamente constitutivos de vicios al interior de esta.

11.5. Descendiendo al caso concreto, se tiene que la inconformidad de los


accionantes consiste en que luego de presentarse recusaciones contra los
integrantes del Consejo Directivo de la CRQ, no se le dio el trámite pertinente
señalado en el artículo 12 del CPACA.

Frente a este punto, destaca el Juzgado que la parte actora cuenta con otro
mecanismo de defensa como lo es el medio de control de nulidad electoral, acción
que, como se vio en esta providencia, resulta ser un medio inidóneo y eficaz para
18
Corte Constitucional, sentencia SU-355 de 2015
19
Corte Constitucional, sentencia C-590 de 2005 y T-332 de 2006
20
Ibidem
20

controvertir actos administrativos electorales, especialmente el de nombramiento o


elección, según lo ha manifestado la Guardiana del Estatuto Superior:

“Cabe señalar que la eficacia de la acción electoral está relacionada además con la
regulación legal del respectivo proceso, el cual se encuentra estructurado a partir de un
principio de celeridad (plazo de caducidad de 20 días, términos reducidos e
improrrogables para tramitar el proceso y dictar sentencia, etc.), que se complementa
con la posibilidad de solicitar la suspensión provisional del acto de elección cuando
existe violación directa de la Constitución o la ley (art. 230 C.C.A.).”

De igual forma, el Despacho no pasa por alto que, en el proceso electoral donde se
pretende elegir al Director de la CRQ, la elección no se ha producido, pues dicha
actuación fue suspendida por el Juzgado al decretarse la medida provisional
solicitada, hasta tanto no se estudiara de fondo el asunto. Sin embargo, como se
anotó, no se puede pretender que, el juez constitucional, a modo de tercera instancia,
revise el acierto o desacierto de todas las actuaciones de la administración o que se
pronuncie sobre hechos presuntamente constitutivos de vicios al interior de esta.

11.6. Se destaca que, obran en el plenario en archivo digital SAMAI


202300155/025_MemorialWeb_Anexos(.pdf) NroActua 12, pag. 1-3, memorial donde
Claudia Milena Gómez Ocampo, recusa a algunos miembros del Consejo Directivo.
Como también memorial en archivo digital SAMAI
202300155/025_MemorialWeb_Anexos(.pdf) NroActua 12, pag.153, donde el
accionante Luis Alberto Vargas Ballen, recusa a todos los integrantes del cuerpo
colegiado encargado de elegir al director general de la CRQ. Recusaciones a las
cuales la entidad accionada dio respuesta rechazándolos con fundamento en circular
proferida por la Procuraduría General de la Nación, alegando como causal la falta de
legitimación de quienes recusaron.

11.7. En el anterior panorama, se pregunta el Despacho si ¿existe un perjuicio


irremediable, la ocurrencia de un daño inminente en la actuación de la CRQ que
permita darle vía libre al estudio de fondo del asunto mediante la presente
acción constitucional?

Para dar respuesta a la anterior pregunta se entrar a escudriñar si en el presente


asunto se acredita la existencia de un perjuicio irremediable que habilite la
intervención transitoria del Juez Constitucional, para lo cual es necesario que la parte
demandante haya probado, aunque sea de manera sumaria, la existencia de este
perjuicio, resaltando que cuando del reclamo formulado en el libelo introductorio se
infiera la afectación gravosa a derechos fundamentales, no será exigible la referida
prueba. A lo que debe agregarse que, no cualquier efecto adverso proveniente de una
actuación administrativa o judicial implica per se la configuración de un perjuicio
irremediable, en la medida en que estas decisiones, por virtud de la Constitución y la
ley, están revesitas de juridicidad y legalidad, siendo necesario, en cada caso
particular, verificar que el riesgo sea cierto y real, y provenga de la afectación o puesta
en peligro de derechos fundamentales, dado que en voces del Honorable Consejo de
Estado “[E]s necesaria la intervención urgente e inmediata del juez de tutela, pero
siempre que ese perjuicio se note sin justificación, es decir, que provenga de
acciones manifiestamente contrarias a la Constitución o a la ley, al punto de ser
atentados a los derechos fundamentales”

Conclusión a la que también arribó la Corporación encargada de la guarda de nuestra


Constitución Política, al considerar que “...la acción de tutela contra actos de trámite
sólo procede con carácter excepcional cuando el Estado ha actuado con
prescindencia de todo referente legal y ha incurrido en una vía de hecho que
impide al afectado contar con las garantías mínimas del debido proceso
administrativo. Así, “la procedencia excepcional de la acción de tutela contra actos
administrativos de trámite” sólo es posible cuando el respectivo acto tiene la
potencialidad de definir una situación especial y sustancial dentro de la actuación y
ha “sido fruto de una actuación abiertamente irrazonable o desproporcionada
por parte del funcionario, con lo cual vulnera las garantías establecidas en la
Constitución”.

11.8. Así pues, al examinarse los elementos de prueba obrantes en el plenario, no


evidencia este Fallador la afectación flagrante de las garantías fundamentales de los
solicitantes, como quiera que el Consejo Directivo de la CRQ, dio respuesta a las
21

solicitudes de los accionantes, la cual no necesariamente debía ser positiva. Siendo


del resorte de la Jurisdicción Contenciosa Administrativa, mediante el uso del medio
de control de nulidad electoral, -luego de darse la elección del Director de la
Corporación- determinar si dicha respuesta se ajustó o no a la normatividad legal y
darle las consecuencias respectivas, que puede ser el de ratificar la elección o
declarar su nulidad.

Por lo tanto, el entrarse a estudiar de fondo lo solicitado sin existir prueba de la


existencia de un perjuicio irremediable, se estaría invadiendo la esfera del Juez
ordinario.

12. DECISIÓN.

En contexto de las anteriores consideraciones, el Juzgado declarara improcedente la


acción de tutela presentada por los accionantes, en contra de la CORPORACIÓN
AUTÓNOMA REGIONAL DEL QUINDÍO – CRQ, tramite al que también bien fueron
vinculados los miembros del Consejo Directivo y participantes de la convocatoria.

En mérito de lo expuesto.

EL JUZGADO QUINTO ADMINISTRATIVO DEL CIRCUITO DE ARMENIA,


administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad
de la ley,

FALLA.

PRIMERO: DECLARAR IMPROCEDENTE la solicitud de amparo constitucional


presentada por los señores DIEGO FELIPE URREA VANEGAS, LUIS ALBERTO
VARGAS BALLEN y LUIS ALBERTO RINCON QUINTERO, conforme a las razones
aducidas en la parte motiva de esta Sentencia.

SEGUNDO. REVÓQUESE la MEDIDA PROVISIONAL ordenada en auto del pasado


24 de octubre.

TERCERO: NOTIFÍQUESE a los interesados en los términos del artículo 30 del


Decreto 2591 de 1991.

CUARTO: La presente decisión podrá ser impugnada dentro de los tres (3) días
siguientes a su notificación (Art. 31 Decreto 2591 de 1991). Si esta providencia no
fuere impugnada en tiempo oportuno, remítase el expediente a la Corte Constitucional
para su eventual revisión y una vez regrese a este despacho, archívese las
diligencias, previas las anotaciones correspondientes en el programa informático
"SAMAI".

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE.

FERNANDO SOLÓRZANO DUARTE


Juez

«Este documento fue firmado electrónicamente. Usted puede consultar la providencia oficial
con el número de radicación en https://samairj.consejodeestado.gov.co»

MVR

También podría gustarte