Está en la página 1de 5

La adoración que vale

Dios y Hombre

Texto bíblico: Juan 12:1-11


Tema: La adoración de María y la nuestra

Introducción
En el capítulo anterior vimos la resurrección de Lázaro. Parece que ya ha pasado
un tiempo y ahora Juan nos sitúa poco antes de la última pascua de Jesús «Seis
días antes de la pascua». En el capítulo 12 Jesús va nuevamente a Betania.
Parece que tras los acontecimientos del capítulo anterior ocurridos en Betania,
Jesús se fue a otro lado y ya en el siguiente capítulo lo vemos nuevamente en
Betania reunido con Lázaro y sus hermanas Marta y María. Estos le preparan
una cena a Jesús y a sus discípulos en gratitud por haber levantado de entre los
muertos a Lázaro. Estando reunidos «María tomó una libra de perfume de nardo
puro» esto es, como 300gr. La NTV y NVI lo traducen como “casi medio litro”.
El nardo era una planta que crece en regiones de la india. Era una hierba
aromática de la cual se extraía el perfume. Hendriksen comenta que debido a
que provenía de una región tan remota y tenía que transportarse en camello por
muchos kilómetros de terreno peligroso este perfume costaba mucho. De hecho,
Judas Iscariote en el vs. 5 dice en tono de reproche que este perfume se podría
haber vendido por un precio de 300 denarios. Este es el equivalente a casi un
año de trabajo. Una gran suma de dinero. No se sabe cómo María adquirió tan
costoso perfume, pero sí podemos imaginar la devoción de esta hacia Jesús que
no dudó de derramarlo sobre él. Era una costumbre lavar los pies de los
invitados como una expresión de hospitalidad. Sobre todo porque las personas
recorrían largos trechos de puro camino de tierra y sus pies se ensuciaban. Era
una muestra de hospitalidad lavar sus pies y ungirles la cabeza con aceite. Jesús
estaba como invitado en casa de Lázaro y sus hermanas. Era lógico que se le
hiciera esta muestra de afecto. No obstante, el ungimiento de Jesús tenía un
enfoque diferente. Ahora, aquí no solo vemos un acto de hospitalidad, sino una
expresión de adoración por parte de María quien claramente reconocía a Jesús
como el Mesías. Sin embargo, aunque esto no era algo fuera de lo común,
debido a lo exagerado del acto, llamó la atención de algunos aunque no de
manera positiva. Lejos de ser motivo de gozo para los que estaban presentes,
fue causa de disgusto. Si bien Juan solo menciona que fue Judas quien se enojó
con María, es muy posible que más de uno de los presentes hayan sentido enojo
al pensar que esta mujer estaba malgastando el perfume en vez de usarlo de una
manera más provechosa. Esto lo vemos en el relato paralelo de Mateo y Marcos.
(cp. Mt. 26:6-13: Mr. 14:3-9). Algunos intentan armonizar los relatos de los
sinópticos con el de Juan, aunque otros consideran que se trata de dos eventos
diferentes. Es posible que se trate del mismo evento y que las diferencias solo
complementen la historia. En cada uno de los relatos de los evangelios el
argumento en contra de este acto es que en vez de desperdiciar un producto de
tanto valor en los pies de Jesús se pudiese haber vendido para darlo a los pobres.
Juan, además, añade que Judas decía esto no porque le interesaran los pobres,
sino para robarse el dinero puesto que él era el encargado de las contribuciones
que se daban a Jesús. Durante el ministerio de Jesús había quienes contribuían
económicamente para su sustento y viajes. Parece que el mismo Jesús había
encargado a Judas la responsabilidad de estos aportes. Al saber de este
pensamiento Jesús insiste que dejen tranquila a María pues ella para su sepultura
lo ha ungido. Luego les enseña que a los pobres los tendrían siempre, pero que
a él no siempre le tendrían presente.
En este relato encontramos un marcado contraste entre la actitud de María y la
de Lázaro.
El espíritu de adoración de María
Si bien, el acto de María puede ser considerado como un acto de hospitalidad,
algo muy común en aquel entonces, la acción de María fue más que mera
hospitalidad. Fue un acto de adoración. La profundidad de la adoración de
María la vemos expresada al menos de dos formas:
a. En el derramamiento del perfume, lo cual para muchos resultó en un
desperdicio puesto que era muy costoso. El punto aquí es que fue un acto
extravagante el de María, hasta el punto de que toda la casa, así como los
cabellos de ella se impregnaron del perfume. Pudo haber tomado solo un
poco para ungir a Jesús, pero ella decidió derramarlo por completo sobre
Jesús. No importó el costo en comparación de expresar su adoración
hacia su Señor. Lo que para muchos resultó ser un completo desperdicio,
para María resultó ser una pequeña ofrenda que para nada era comparable
con quien es Jesús.
b. Cuando María decidió secar los pies de Jesús con sus cabellos. Ya de por
sí era un acto vergonzoso que una mujer estuviese presente en el banquete
donde no era permitido que mujeres estuviesen comiendo junto a los
hombres. Pero el que se descubriera su cabello para secar los pies de Jesús
es aún más vergonzoso ya que esto era algo mal visto. Una mujer solo
podía descubrir su rostro ante su marido o padre. La adoración de María
no solo implicaba un sacrificio a nivel material y económico, sino
también social. No solo estaba anteponiendo el valor de Cristo al de sus
bienes materiales, sino que prefirió la adoración a Cristo antes que su
estatus social.
La adoración de María implicó un sacrificio tanto a nivel material y económico
como también social. No solo estuvo dispuesta a entregar sus bienes materiales
como una expresión de su devoción y gratitud a Cristo, sino que, estuvo
dispuesta a exponerse al vituperio a causa de su fidelidad a Cristo. Tal vez,
muchos estuvieron con Jesús meramente por causa del milagro de la
resurrección de Lázaro, pero María estaba por Jesús. Lo que más importaba era
Jesús y adorarle. ¿Es Jesús lo más importante y preciado para tu vida hoy? ¿La
manera como inviertes tu tiempo y tus recursos hoy demuestra tu profunda
devoción a Jesús? ¿Los que te ven y oyen ven en ti una devoción sincera a
Cristo? Dos aspectos del carácter de María resaltan aquí:
1. Su deseo profundo de comunión con Jesús. Esto lo vemos también en el
relato de Marta y María Lc. 10:38-42. Mientras que Marta estaba afanada
en sus quehaceres María prefirió escuchar las enseñanzas de Jesús. Ella
eligió la mejor parte. ¿Cuál es tu mejor parte? ¿En qué te ocupas con más
dedicación? ¿En qué estás poniendo todo tu esfuerzo e interés hoy? Jesús
le responde a Judas a los pobres siempre los tendréis con vosotros, mas
a mí no siempre me tendréis. Por supuesto, Jesús no estaba
menospreciando la generosidad a los pobres. Pero algo sí era cierto, Él es
más importante. Tal vez, estemos sirviendo activamente en la obra del
Señor, pero ¿Es Dios lo más importante para nosotros? ¿Son nuestras
oraciones diarias una demostración de nuestra entrega fiel a Cristo? ¿Son
nuestras ofrendas regulares una demostración de nuestro profundo amor
por Jesús y de nuestra completa dependencia de Él? ¿Son nuestros
hobbys e intereses personales una expresión de su santidad? ¿Son
nuestras decisiones un reflejo de nuestro temor y anhelo por su voluntad
y gloria? ¿Es nuestra respuesta a la aflicción, a la escases y enfermedad
una demostración de cuanto confiamos a Cristo y de cuanto esperamos
en su venida?
2. Su disposición a entregarlo todo por amor a Cristo. ¿Qué cosas estás
dispuesto a sacrificar hoy en virtud de la gloria de Cristo? Jesús dijo que
aquel que pierda su vida por su causa la ganará y preservará para la
eternidad (Mt. 16:25). ¿Estamos invirtiendo toda nuestra vida para Cristo
hasta el punto de desperdiciar las cosas preciadas de este mundo a aras
de conocerle y ser resguardados en él hasta el día de su venida? Como
dijo Mathew Henry: “Todos cuantos de veras aman a Jesucristo más que
a todas las cosas de este mundo, no tendrán pereza ni vergüenza en poner
a los pies de Él lo mejor que posean y lo que más aprecien.”
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida
por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como
pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por
amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a
Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la
ley, sin la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de
sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en
alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. (Flp 3:7-
11)
El corazón materialista de Judas
La actitud de Judas contrasta drásticamente con la de María. De una manera
astuta finge estar más interesado en los pobres y por eso reprocha tal acto de
parte de María. Sin embargo, en su corazón solo había una actitud codiciosa y
avara. Estaba más interesado en su bienestar económico que no consideró el
valor de la adoración de esta mujer. Al final, este demostró la naturaleza de su
corazón traicionando a Jesús por 30 monedas de plata.
¿Cómo se encuentra tu corazón? Jesús dijo que donde esté nuestro tesoro allí
estará tu corazón. Alguien me dijo alguna vez que no se consideraba una
persona avara. Yo le respondí que hay al menos dos formas de comprobarlo. 1)
Por lo que daba para el Señor. Dijo alguien que la generosidad no se mide por
lo mucho que se da, sino por lo mucho que nos queda. Y 2) Por su actitud ante
la escases. Es en los momentos de escases que demostramos si nuestro corazón
está anclado en el Señor o en lo material.
¿Estamos hoy más preocupados por nuestra estabilidad financiera, por la
saludad o apariencia de nuestros cuerpos, por la realización de nuestras metas
que por servir a Dios y vivir para él? Un hombre me dijo que esta vida es muy
corta y no podemos gastarla solo en los demás. Que debemos preocuparnos por
nosotros mismos e invertir en nuestros sueños y deseos. Tal vez, no pienses así,
pero quizá estás actuando así hoy al anteponer tus afanes, tus metas, tu
economía o tu salud a aquello que en verdad importa. Incluso si estas sirviendo
a la obra del Señor, no te olvides que hay algo más importante y es tu devoción
a él. Podemos estar siendo muy activos en su obra y pésimos en su búsqueda.
Ya sea que estas muy ocupado en tus asuntos personales que no tengas tiempo
ni ganas de buscar a Cristo y servirle, o que estés muy ocupado sirviendo a la
obra de Cristo que no tengas tiempo para buscarle en sincera adoración, esta
palabra es para ti.
Judas consideró como desperdicio la adoración de María, pero al final terminó
desperdiciando toda su vida en el infierno. Por eso Jesús dice: Porque todo el
que quiera salvar su vida, la perderá.
Conclusión
Concluyo con este himno que nos invita a reflexionar.

Mi vida di por ti, mi sangre derramé.


Por ti inmolado fui, por gracia te salvé.
Por ti, por ti mi vida di, ¿qué has hecho tú por Mí?
Por ti, por ti mi vida di, ¿qué has hecho tú por Mí?

2. Mi celestial mansión, mi trono de esplendor,


dejé por rescatar al mundo pecador.
Sí, todo Yo dejé por ti, ¿qué dejas tú por Mí?
Sí, todo Yo dejé por ti, ¿qué dejas tú por Mí?

3. Reproches, aflicción y angustias Yo sufrí.


La copa amarga fue que Yo por ti bebí.
Reproches Yo por ti sufrí, ¿qué sufres tú por Mí?
Reproches Yo por ti sufrí, ¿qué sufres tú por Mí?

4. De mi celeste hogar te traigo el rico don


del Padre Dios de amor: la plena salvación.
Mi don de amor te traigo a ti, ¿qué ofreces tú por Mí?
Mi don de amor te traigo a ti, ¿qué ofreces tú por Mí?
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel
que murió y resucitó por ellos. (2Co 5:15)

También podría gustarte