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Introducción
¿Te consideras un verdadero discípulo de Cristo? Si es así ¿Cómo responde
tu corazón cuando escuchas el mensaje del evangelio? Hemos llegado al final
del discurso de Jesús sobre el pan de vida y hoy hablaremos de cómo
responden ante el evangelio los verdaderos y falsos discípulos. ¿Con cuál de
estos nos identificamos?
Jesús ya ha dado su discurso a la multitud y a los líderes religiosos acerca de
su verdadera identidad como el Mesías, aquel que había descendido del cielo
cual maná, para proveer vida eterna a todo el que creyera en él. Algunos
(posiblemente líderes judíos) murmuraron de él y Jesús les reprende e insta
a que crean en él, a que estén dispuestos a comer su carne y beber su sangre
para tener vida eterna.
Después del discurso de Jesús algunos de sus discípulos (no los doce, sino
otros de sus seguidores) cuestionaron la dureza de sus palabras. Jesús
reprende la incredulidad de ellos diciendo que aun si ellos vieran al Hijo del
Hombre ascender nuevamente al cielo no creerían. Y la razón de esto era la
carnalidad de ellos. Mientras que sus enseñanzas han de interpretarse de
manera espiritual, ellos por ser carnales no podían entenderlas ni creerlas.
Tenían un entendimiento oscurecido. Pero Jesús explica además que esta
incredulidad terca de estos aparentes discípulos solo demostraba que
«ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre». Esto causó que
muchos de ellos abandonaran a Jesús. A pesar de haber caminado con Jesús
y haber visto muchas señales, fueron obstinados y tardos para creer las
palabras que él hablaba porque estaban más centrados en sus intereses
personales que no pudieron ver a Cristo más allá de un simple cumplidor de
milagros.
No obstante, mientras que muchos abandonaron a Jesús, los doce
permanecieron con él y afirmaron su fe en él, aunque no todos.
En estos últimos versículos vemos la reacción que ocasionó en la gente las
palabras de Jesús. Mientras que unos sí creyeron en él, otros fueron duros de
corazón. El Señor responde a qué se debe esta incredulidad terca y con ello
deja ver quienes en verdad son sus discípulos.
Lo que quiero que veamos aquí son algunas de las características de los
verdaderos y falsos discípulos, y lo que el verdadero mensaje del evangelio
produce en cada uno.
Conclusión
¿A que Dios te llama hoy? Te llama a responder a Cristo como verdadero
discípulo, como un discípulo que ha preferido el manjar celestial que proviene
de Cristo en lugar de las migajas del mundo y el pecado. Si has estado
cuestionando la verdad de Dios y sus promesas, Si tu corazón se ha enfocado
últimamente en intereses puramente personales, si has estado enfrentando
tentaciones y te sientes seducido a sucumbir a tus pasiones pecaminosas y
vivir de acuerdo a las demandas del mundo, recuerda: El Señor te llama hoy a
responder a él como un verdadero discípulo. Uno que ve a Jesús como el
único pan que sacia el alma, uno que reconoce su completa necesidad de
Cristo, uno que está dispuesto a dejarlo todo por causa de Cristo y a
perseverar en la fe aun a pesar de toda contrariedad y tentación.