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Episodio 1:
"El juego, dicen que hay personas con madera para participar y otras sin ella, mi madre
era una de las mejores, yo en cambio la he cagado. Como decía la he cagado"
"No se me ocurre ninguna razón por la que quiera ser cirujana, pero se me ocurren miles
para pensar en dejarlo. Te lo ponen difícil a propósito, sus vidas dependen de ti, llega un
momento en que es mucho más que un juego. O das un paso adelante o te das la vuelta
y te marchas. Podría dejarlo pero pasa una cosa, que me encanta el terreno de juego".
Episodio 2:
"Todo se reduce a unos muros, el que debo saltar para acabar mis practicas, el que debo
sortear para poder entrar en un quirófano y luego esta el mas importante, el que te
separa de la gente con la que trabajas. No ayuda coger confianza, ni hacer amigos, debes
levantar un muro que te separe del resto del mundo, cierta gente es demasiado peligrosa,
todo se reduce a unos muros que levantas con arena rogando, que nadie los salte".
"En algún momento hay que decidirse, los muros no mantienen a los demás fuera, si no
a ti dentro. La vida es un caos, somos así. Puedes pasarte la vida levantando muros, o
puedes vivirla saltándolos. Aunque hay algunos muros, demasiado peligrosos para
cruzarlos. Lo único que se, es que si finalmente te aventuras a cruzar las vistas al otro
lado son fantásticas".
Episodio 3:
"Vivimos nuestras vidas en la unidad de cirugía, siete días a la semana, 14 horas al día,
estamos juntos mas de lo que estamos separados. Después de un tiempo, lo que ocurre
en ese periodo se convierte en tu vida, en primer lugar, mantente en guardia, en segundo
lugar haz lo que sea para burlar al enemigo, en tercer lugar no trabes amistad con el
enemigo, o claro! en cuarto lugar, todo, todo es una competición, quien dijo que ganar
no lo es todo, nunca tomó un bisturí".
"Hay otra forma de sobrevivir a la competición, una de la que nadie parece hablarte,
debes aprenderla por ti mismo, en quinto lugar no es una carrera en absoluto, no hay
ganadores ni perdedores, las victorias se cuentan por el numero de vidas salvadas. Y de
vez en cuando si eres listo podrás salvar tu propia vida".
Episodio 4:
"Intimidad es una palabra que significa, aquí están mi corazón y mi alma, pícalos hasta
hacer una hamburguesa y disfrútalos, es algo deseado y temido, es difícil vivir con ella,
e imposible vivir sin ella. La intimidad también esta ligada a tres cosas en la vida, los
parientes, el amor y los compañeros del piso. Hay cosas de las que no puedes escapar y
otras que no quieres saber".
"Ojala hubiera un reglamento para la intimidad, una guía donde se explique cuando se
traspasan los limites, estaría bien saber cuando lo haces, aunque no se si podrías
lograrlo, intimas cuando te lo permiten, y sigues mientras te dejan, en cuanto a las
normas quizá no haya ninguna, quizá sea uno mismo quien tenga que definirlas".
Episodio 5:
"Recuerdas cuando eras pequeño que tu única preocupación era si te regalarían una bici
para tu cumpleaños o si te dejarían desayunar galletas, ser adulto esta sobre valorado.
No te dejes engañar por unos zapatos bonitos o por el sexo, o por no tener a tus padres
diciéndote lo que debes hacer, ser adulto es una responsabilidad. La responsabilidad es
un verdadero asco, verdaderamente es un asco. Los adultos siempre tienen mucho que
hacer, ganarse la vida y pagar el alquiler, y si estas en practicas para ser un cirujano
tienes que coger un corazón con tus propias manos. Eh! Estamos hablando de
responsabilidades, esto hace que las bicis y las galletas sean muy apetecibles. Lo que
más miedo me da de la responsabilidad es cuando lo estropeas todo y dejas que resbale
de tus manos".
"La responsabilidad es un verdadero asco, por desgracia cuando has pasado la época de
los aparatos correctores, la responsabilidad se queda contigo, no puedes escapar, o
alguien nos lo hace comprender o sufrimos las consecuencias, aunque la madurez tiene
sus ventajas, me refiero a los zapatos bonitos, al sexo, a no tener padres diciéndote que
hacer, eso esta muy bien".
Episodio 6:
"Hace dos siglos Benjamín Franklin revelo al mundo el secreto de su éxito, nunca dejes
para mañana, dijo, lo que puedas hacer hoy. El descubrió la electricidad, la gente
debería prestar atención a las cosas que dijo, no se porque siempre posponemos todo
pero si tuviera que adivinarlo diría que tiene mucho que ver con el miedo, el miedo al
fracaso, el miedo al dolor, el miedo al rechazo. A veces es miedo a tomar una decisión,
porque y si te equivocas y si cometes un error sin solución. Sea lo que sea lo que nos da
miedo, una cosa es cierta cuando el dolor de no hacer algo es más insoportable que el
miedo a hacerlo es como si cargáramos con un tumor gigante".
"El pájaro mas rápido atrapara al gusano, una decisión a tiempo salvara vidas. Quien
duda esta perdido, no podemos fingir que no nos lo dijeron, todos hemos odio los
proverbios, a los filósofos, a nuestros abuelos advirtiéndonos sobre el tiempo perdido,
hemos oído los poetas malditos instándonos a vivir el momento, aunque a veces
debemos escucharnos a nosotros mismos. Debemos cometer nuestros propios errores,
debemos aprender nuestras propias lecciones, debemos dejar las posibilidades de hoy
bajo la alfombra del mañana hasta que no podamos mas, hasta que comprendamos por
fin lo que Benjamín Franklin quería decir, que es mejor saber que preguntarse, que
despertar es mejor que dormir y que fracasar o cometer un error enorme es mucho mejor
que no haberlo intentado".
"Puede que nos guste el dolor, quizás nazcamos con el, porque sin el, no se, quizás no
nos sentiríamos reales, porque siempre tropezamos con la misma piedra, porque uno se
siente bien cuando deja de hacerlo".
Episodio 8:
"Recuerdas cuando eras pequeña y creías en los cuentos de hadas, fantaseabas sobre
como seria tu vida, con un vestido blanco y tu príncipe azul llevándote a su castillo
sobre las colinas, por la noche te echabas en la cama cerrabas los ojos y te abandonabas
a tu fe. Santa Claus, el ratoncito Pérez, el príncipe azul estaban tan cerca que los
saboreabas, pero vas creciendo y un día abres los ojos y los cuentos de hadas han volado
la mayoría de la gente acude a aquellos en quien confía. La cuestión es que es difícil
dejar que los cuentos de hadas desaparezcan a casi todo el mundo le queda una mínima
esperanza de que un día abrirá los ojos y vera que se han hecho realidad".
Episodio 9:
"Los secretos no pueden esconderse ante la ciencia, la medicina es capaz de destapar las
mentiras, entre las paredes del hospital la verdad sale a la luz, como guardamos nuestros
secretos fuera del hospital eso es otra cosa. Algo es seguro sea lo que sea lo que
intentemos esconder nunca estaremos preparados para el momento en que la verdad se
desnude. Los secretos como las desgracias, nunca vienen solos se van acumulando hasta
que se apoderan de todo hasta que no queda lugar para nada mas hasta que tienes tantos
secretos que parece que vas a reventar".
"Algo que la gente olvida es lo bien que se siente uno cuando libera sus secretos, sean
buenos o malos, al menos han sido destapados te guste o no. Una vez que los has
destapado no tienes que esconderte tras ellos nunca mas, el problema con los secretos es
que incluso cuando crees tenerlo todo controlado, no lo esta".
SEGUNDA TEMPORADA
Para ser un buen cirujano hay que pensar como un cirujano, las emociones perturban
hay que tragárselas y entrar en una sala estéril donde el procedimiento es muy simple,
cortar suturar y cerrar. A veces te enfrentas a una herida que no cicatriza, una herida a la
que se le saltan los puntos.
Dicen que la practica conduce a la perfección, en teoría cuanto mas pienses como un
cirujano mas cirujano serás, cuanto mejor se te de ser neutral, clínico, cortar suturar
cerrar, mas difícil será cambiar el chip, dejar de pensar como un cirujano y recordar lo
que se siente cuando piensas como un ser humano
Tengo una tía que cuando te sirve cualquier cosa, te dice: “Dime cuando”. Mi tía decía
dime cuando, y nosotros no lo decíamos, no decimos cuando porque siempre existe la
posibilidad de que haya mas, mas tequila, mas amor, mas de lo que sea, mas es mejor.
Hay mucho que decir sobre el vaso medio lleno, sobre saber decir cuando, creo que es
una línea borrosa, un barómetro de necesidad y deseo. Depende por completo del
individuo y depende de lo que te estén sirviendo, a veces solo queremos probarlo otras
veces no hay suficiente, el vaso no tiene fondo y lo único que queremos es más.
Los cirujanos son unos obsesos del control, con un bisturí en la mano, te sientes
imparable no hay miedo no hay dolor, eres un gigante a prueba de balas, pero cuando
sales del quirófano, toda esa perfección todo eso control se van a hacer gárgaras.
Ha nadie le gusta perder el control, pero cuando eres cirujano no hay nada peor. Es un
síntoma de debilidad de no estar atento, aun así hay veces en que no puedes evitarlo
cuando el mundo deja de girar y te das cuenta de que tu pequeño bisturí no va a
ayudarte, da igual que lo intentes evitar caerás y da mucho miedo aunque hay una
ventaja en la caída libre, que tus amigos pueden agarrarte.
A veces la realidad entra a escondidas y nos muerde el culo, y cuando el dique revienta
solo te queda nadar, el mundo de los engaños es una jaula, solo podemos auto
engañarnos un tiempo determinado, nos cansamos tenemos miedo, negarlo no cambia la
realidad, antes o después tenemos que dejar de lado las negociaciones y enfrentarnos al
mundo cara a cara con todas nuestras armas, cuando el dique revienta te espera un
océano enorme, pero como logras no ahogarte.
El dolor adopta formas diversas, una punzada, una leve molestia dolor sin más, el dolor
con el que convivimos a diario, pero hay un dolor que no podemos ignorar, un dolor tan
enorme que borra todo lo demás, y hace que el mundo se desvanezca, hasta que solo
podemos pensar en cuanto daño hemos hecho, como enfrentarnos al dolor depende de
nosotros. El dolor anestesiarlo, aguantarlo, aceptarlo, ignorarlo. Para algunos la mejor
manera de enfrentarse a el es seguir viviendo.
El dolor solo hay que aguantarlo, esperar a que se vaya por si solo y a que la herida que
lo a causado cicatrice, no hay soluciones ni respuestas sencillas, solo hay que respirar
hondo y esperar a que se calme. La mayoría de las veces el dolor puede aliviarse, pero a
veces llega cuando menos te lo esperas, te da un golpe bajo y no te deja levantarte, hay
que aprender a aceptar el dolor, porque lo cierto es que nunca te abandona y la vida
siempre lo acrecienta.
Si eres cirujano, debes conocer muchos detalles, debes saber que tienes lo que se
requiere, saber como cuidar a los pacientes, y como cuidar los unos de los otros, a veces
tenemos que intentar cuidar de nosotros mismos. Como cirujanos tenemos que saberlo
todo, pero como seres humanos a veces es mejor no ver nada, porque cuando no ves
nada puede que sientas temor, pero te quedan esperanzas.
SEGUNDA TEMPORADA
Para ser un buen cirujano hay que pensar como un cirujano, las emociones perturban
hay que tragárselas y entrar en una sala estéril donde el procedimiento es muy simple,
cortar suturar y cerrar. A veces te enfrentas a una herida que no cicatriza, una herida a la
que se le saltan los puntos.
Dicen que la practica conduce a la perfección, en teoría cuanto mas pienses como un
cirujano mas cirujano serás, cuanto mejor se te de ser neutral, clínico, cortar suturar
cerrar, mas difícil será cambiar el chip, dejar de pensar como un cirujano y recordar lo
que se siente cuando piensas como un ser humano
Tengo una tía que cuando te sirve cualquier cosa, te dice: “Dime cuando”. Mi tía decía
dime cuando, y nosotros no lo decíamos, no decimos cuando porque siempre existe la
posibilidad de que haya mas, mas tequila, mas amor, mas de lo que sea, mas es mejor.
Hay mucho que decir sobre el vaso medio lleno, sobre saber decir cuando, creo que es
una línea borrosa, un barómetro de necesidad y deseo. Depende por completo del
individuo y depende de lo que te estén sirviendo, a veces solo queremos probarlo otras
veces no hay suficiente, el vaso no tiene fondo y lo único que queremos es más.
Los cirujanos son unos obsesos del control, con un bisturí en la mano, te sientes
imparable no hay miedo no hay dolor, eres un gigante a prueba de balas, pero cuando
sales del quirófano, toda esa perfección todo eso control se van a hacer gárgaras.
Ha nadie le gusta perder el control, pero cuando eres cirujano no hay nada peor. Es un
síntoma de debilidad de no estar atento, aun así hay veces en que no puedes evitarlo
cuando el mundo deja de girar y te das cuenta de que tu pequeño bisturí no va a
ayudarte, da igual que lo intentes evitar caerás y da mucho miedo aunque hay una
ventaja en la caída libre, que tus amigos pueden agarrarte.
A veces la realidad entra a escondidas y nos muerde el culo, y cuando el dique revienta
solo te queda nadar, el mundo de los engaños es una jaula, solo podemos auto
engañarnos un tiempo determinado, nos cansamos tenemos miedo, negarlo no cambia la
realidad, antes o después tenemos que dejar de lado las negociaciones y enfrentarnos al
mundo cara a cara con todas nuestras armas, cuando el dique revienta te espera un
océano enorme, pero como logras no ahogarte.
El dolor adopta formas diversas, una punzada, una leve molestia dolor sin más, el dolor
con el que convivimos a diario, pero hay un dolor que no podemos ignorar, un dolor tan
enorme que borra todo lo demás, y hace que el mundo se desvanezca, hasta que solo
podemos pensar en cuanto daño hemos hecho, como enfrentarnos al dolor depende de
nosotros. El dolor anestesiarlo, aguantarlo, aceptarlo, ignorarlo. Para algunos la mejor
manera de enfrentarse a el es seguir viviendo.
El dolor solo hay que aguantarlo, esperar a que se vaya por si solo y a que la herida que
lo a causado cicatrice, no hay soluciones ni respuestas sencillas, solo hay que respirar
hondo y esperar a que se calme. La mayoría de las veces el dolor puede aliviarse, pero a
veces llega cuando menos te lo esperas, te da un golpe bajo y no te deja levantarte, hay
que aprender a aceptar el dolor, porque lo cierto es que nunca te abandona y la vida
siempre lo acrecienta.
Se puede dividir a la gente en dos grupos, aquellos a los que les gustan las sorpresas y a
los que no, a mi no me gustan las sorpresas. Nunca e conocido a un cirujano al que le
gusten las sorpresas, porque en esta profesión hay que saberlo todo, cuando no es así la
gente muere y llegan las demandas, ¿estoy divagando? Creo que si. Lo que quería decir,
porque quería decir algo, no tiene que ver con las sorpresas, ni con las demandas, ni con
las muertes, ni con los cirujanos, esta es la cuestión quien dijo ojos que no ven corazón
que no siente, era un jilipollas, para la mayor parte de la gente que conozco no hay nada
pero que no saber lo que ocurre. Bueno, vale tal vez allá algo peor.
Si eres cirujano, debes conocer muchos detalles, debes saber que tienes lo que se
requiere, saber como cuidar a los pacientes, y como cuidar los unos de los otros, a veces
tenemos que intentar cuidar de nosotros mismos. Como cirujanos tenemos que saberlo
todo, pero como seres humanos a veces es mejor no ver nada, porque cuando no ves
nada puede que sientas temor, pero te quedan esperanzas.
Al final no puedes evitar hablar de ciertas cosas, hay cosas que no queremos escuchar, a
veces hablamos porque no podemos estar callados mas tiempo, hay cosas que exceden a
las palabras, son productos de la acción, a veces hablas porque no hay alternativa. Otras
cosas te las reservas y no siempre pero de cuando en cuando, algunas cosas hablan por
si solas.
En el instituto en clase de literatura tuvimos que leer Romeo y Julieta para subir la nota,
la Señorita Snaider nos hizo representar la obra, a Sam Scafarilo le toco Romeo y a mi
cosas del destino Julieta, las demás estaban celosas pero yo tenia otra opinión, le dije a
la Señorita Snaider que Julieta era idiota, se enamora del único que no puede tener a su
lado y después culpa al destino de su propia decisión, la Señorita Snaider me dijo que
cuando el destino se cruza en tu camino, a veces no tienes alternativa, a los 14 años ya
tenia muy claro que el amor como la vida es fruto de las decisiones y el destino no tiene
nada que ver. A todos les parece tan romántico Romeo y Julieta el amor verdadero que
pena, si fue tan tonta como para enamorarse del enemigo, tomar veneno e irse a dormir
a una cripta, se merecía lo que le paso.
Quizá Romeo y Julieta estuvieran destinados a unirse, aunque solo durante un tiempo,
luego pasó su momento, si lo hubieran sabido tal vez todo hubiera ido bien, le dije a la
Señorita Snaider que cuando fuera mayor tomaría las riendas de mi destino que no
dejaría a ningún hombre arrástrame al abismo, me respondió que si alguna vez sentía la
pasión podía considerarme afortunada y que si la encontraba no nos separaríamos
nunca. Yo sigo creyendo que el amor es una cuestión de decisiones. Ay que dejar a un
lado el veneno y la daga y buscar tu propio final feliz, casi siempre. Pero a veces a pesar
de decidir lo mejor que puedes y de tus intenciones, el destino termina por ganar.
La gratitud, el agradecimiento, dar las gracias, no importa las palabras que utilices todo
significa lo mismo, felices. Todos deberíamos ser felices dar gracias por los amigos por
la familia, alegrarnos de estar vivos, nos guste o no.
Puede que no tengamos que ser felices, puede que la gratitud no tenga nada que ver con
la alegría, puede que ser agradecido signifique estar contento con lo que tienes, apreciar
las victorias, admirar la lucha que implica seguir viviendo, quizás estamos agradecidos
por lo que nos resulta familiar y puede que por las cosas que no sabremos nunca. Al
final del día el simple hecho de tener el valor de no derrumbarnos, es suficiente motivo
para celebrarlo.
Episodio 10 – Más que demasiado
En la infancia eran los dulces de halloween, te escondías de tus padres y comías hasta
ponerte malo, en la universidad era la peligrosa combinación del tequila y bueno… ya
sabéis. En la cirugía hay que disfrutar de los buenos momentos, porque no suele haber
tantos como desearías, lo bueno no es siempre lo que parece, abusar de cualquier cosa
incluso del amor no es conveniente.
Hace 40 años los Beatles hicieron una pregunta muy sencilla al mundo. Querían saber
de donde procedía tanta gente sola, mi última teoría es que gran parte procede de los
hospitales, mas concretamente de la unidad de cirugía. Los cirujanos ignoramos
nuestras necesidades para atender las de nuestros pacientes, ignoramos a nuestros
amigos y a nuestras familias para poder salvar a los amigos y a las familias de los
demás, al final lo único que nos queda somos nosotros mismos y nada en este mundo
puede hacerte sentir más solo.
Hace 400 años otro ingles muy conocido dio su opinión sobre la soledad John Donne.
El pensaba que nunca estábamos solos claro que no puedo compararme a el. El hombre
no es una isla es un continente. Lo de la isla quería decir que todo el mundo necesita a
otra persona para apoyarse, para saber que no estamos solos y quien dice que ese
alguien no pueda tener 4 patas, alguien con quien jugar o con quien correr o con quien
simplemente estar.
Es una leyenda urbana pensar que el índice de suicidios aumenta durante las fiestas, en
realidad disminuye, los expertos creen que la gente piensa menos en suicidarse cuando
esta rodeada de su familia. Irónicamente se cree que esa unidad familiar es el motivo
por el que las depresiones aumentan durante las fiestas, bueno vale Izzie no cuenta.
Gracias al calendario volvemos a empezar todos los años solo hay que esperar a Enero.
La recompensa por sobrevivir a la navidad es el año nuevo que viene acompañado de
los tradicionales buenos propósitos, dejas a tras el pasado y vuelves a empezar. Es
difícil resistirse a la oportunidad de empezar de nuevo, de dejar tus antiguos problemas
a un lado.
Quien decide cuando acaba lo viejo y empieza lo nuevo, no es un día del calendario, ni
un cumpleaños, ni un nuevo año. Es un acontecimiento grande o pequeño algo que nos
cambia que nos da esperanzas. Una nueva forma de vivir y contemplar el mundo, para
dejar marchar los viejos hábitos, los recuerdos lo importante es saber que siempre se
puede volver a empezar, aunque también es impórtate recordad que entre todo lo malo
siempre hay cosas a las que merece la pena aferrarse
A los médicos se les enseña a ser escépticos, porque los pacientes casi siempre mienten.
La regla es que todos los pacientes mienten, mientras no se demuestre lo contrario.
Mentir esta mal, eso nos dicen constantemente desde que nacemos, la sinceridad es la
mejor cualidad la verdad te hará libre no mentiras y esas cosas, lo cierto es que a veces
hay que mentir. Nos mentimos a nosotros mismos porque la verdad es muy dolorosa.
Por mucho que intentemos ignóralas o negarlas, las mentiras caen por su propio peso
nos guste o no. Pero la verdad de la verdad es que duele, así que mentimos.
Temporada # 3
Capítulo 13: Nadie cree que su vida saldrá más o menos bien.
Todos creemos que vamos a estar bien. Y desde el día en el que
decidimos ser lo que queremos ser y hacer, nos llenamos de
esperanza. Esperanzas de los caminos que nos abriremos... La
gente a la que ayudaremos, lo que nos afectará... Grandes
esperanzas de quién seremos, adónde iremos. Y entonces,
llegamos ahí.
Todos pensamos que vamos a estar bien. Y nos sentimos un poco
engañados cuando no damos con nuestras esperanzas. Pero a
veces, nuestras esperanzas nos subestiman.
A veces lo esperado simplemente se queda en nada en
comparación con lo inesperado. Tienes que preguntarte por qué nos
aferramos a nuestras esperanzas... porque lo esperado es lo que
nos mantiene firmes, derechos... inmóviles. Lo esperado solamente
es el comienzo. Lo inesperado... es lo que cambia nuestras vidas.
Como ya dije, las desapariciones existen. El dolor se hace fantasma. La sangre deja de
correr. Y la gente… la gente se va apagando lentamente. Tengo mucho más que decir.
Mucho más. Pero… he desaparecido.
Hay milagros médicos. Siendo devotos del altar de la ciencia, no nos gusta creer que
existen los milagros. Pero existen. Ocurren cosas. No podemos explicarlas, no podemos
controlarlas… pero ocurren. En la medicina los milagros existen. Existen cada día. Sólo
que no siempre que necesitamos que existan.
Al final de un día como este, un día en el que muchas oraciones son respondidas y otras
muchas no… Tomamos nuestros milagros donde podemos. Cruzamos toda distancia, y
a veces… en contra de todas las excepciones, en contra de toda lógica… los tocamos.
La gente tiene cicatrices de toda clase en sitios recónditos, como mapas secretos de sus
historias personales. Diagramas de todas sus viejas heridas. La mayoría de nuestras
viejas heridas se curan, dejándonos solamente una cicatriz. Pero algunas no se curan.
Algunas heridas pueden ir con nosotros a todas partes, el dolor aún perdura.
Quizá nuestras viejas heridas nos enseñen algo. Nos recuerdan dónde hemos estado, y
qué hemos superado. Nos enseñan lecciones de qué evitar en el futuro. Eso es lo que
nos gusta pensar. Pero así no es como es, ¿verdad? Algunas cosas tenemos que
aprenderlas una, otra, y otra vez.
Los cirujanos siempre tienen un plan. Dónde cortar, dónde pinzar, dónde suturar. Pero
incluso con los mejores planes… pueden presentarse complicaciones. Las cosas pueden
ir mal. Y repentinamente, te pillan con las bragas bajadas.
Lo curioso de los planes es que no tienen en cuenta lo inesperado. Así que cuando nos
tiran la pelota, tenemos que improvisar. Por supuesto, algunos de nosotros somos
mejores en ello que otros. Algunos tenemos que llevar a cabo el plan B… y hacerlo lo
mejor que podamos. Y a veces… Lo que queremos es exactamente lo que necesitamos.
Pero a veces lo que necesitamos es un nuevo plan.
Cuarta Temporada
4.01: Algo va a Ocurrir
4.02: Amor/Adicción
En el hospital, vemos adicciones todos los días. Es impresionante ver las clases de
adicción que existen. Sería demasiado fácil si sólo fueran las drogas, la bebida y el
tabaco. Yo creo que la parte más dura de mandar a la mierda un hábito, es querer
mandarlo a la mierda. Es decir, nos hacemos adictos por un motivo, ¿verdad? A
menudo, demasiado a menudo, las cosas empiezan de cero como una parte normal de tu
vida y de algún modo cruzan la línea de la obsesión, compulsión, perder el control.
El caso es que la adicción nunca termina bien. Porque tarde o temprano, lo que nos haya
tenido drogados… deja de hacer sentir bien y empieza a doler. Pero dicen que no
mandas a la mierda al hábito hasta que caes en lo más bajo. ¿Pero cuándo sabes que has
caído? Porque no importa cuánto daño nos esté haciendo algo. A veces dejarlo marchar
nos duele más.
Los doctores dan a los pacientes muchas cosas. Les damos medicinas, les damos
consejo, y la mayoría del tiempo, les prestamos toda nuestra atención. Pero con
diferencia, lo más difícil que puedes decirle a un paciente es la verdad. La verdad es
difícil. La verdad es… complicada. Y muy a menudo la verdad duele. Quiero decir, las
personas dicen que quieren la verdad. ¿Pero en serio que la quieren?
En la vida, sólo hay una cosa segura aparte de la muerte y los impuestos… No importa
lo duro que lo intentes, no importa lo buenas que sean tus intenciones, vas a cometer
errores. Vas a hacer daño a la gente. Van a hacerte daño. Y si quieres recuperarte…
Sólo hay una cosa que puedes decir.
Perdonar y olvidar. Eso es lo que dicen. Es un buen consejo, pero no es muy práctico.
Cuando alguien nos hace daño queremos devolvérsela. Cuando alguien hace que nos
equivoquemos, queremos tener razón. Sin el perdón, nunca se ajustan las cuentas, las
viejas heridas nunca se curan. Y lo máximo que podemos esperar es que un día,
tengamos la suerte de poder olvidar.
Hay una razón por el que los cirujanos aprenden a agarrar un bisturí. Nos gusta
aparentar que somos científicos duros y fríos. Nos gusta aparentar que somos
arriesgados. Pero la verdad es que nos convertimos en cirujanos porque en algún sitio,
muy profundo, creemos que podemos deshacernos de lo que nos persigue. La flaqueza,
la debilidad, la muerte.
No sólo les pasa a los cirujanos. La verdad es que no sé de nadie que no haya
sido perseguido por algo o alguien. Y aunque intentemos cortar el dolor con un bisturí o
dejarlo metido en un armario, nuestros esfuerzos normalmente fracasan. Así que el
único modo de limpiar las telarañas es pasando página. O dejando que las viejas
historias descansen. Que por fin, por fin, descansen.
Algo pasa cuando se es cirujano. Quizás sea el orgullo, o quizás solamente sea hacerse
el duro, pero un verdadero cirujano nunca admite que necesita ayuda a menos que sea
absolutamente necesario. Los cirujanos no necesitan pedir ayuda porque son más duros
que todo eso. Los cirujanos son cowboys que pulen imperfecciones, son fuertes. Al
menos, eso es lo que quieren que pensemos.
La verdad es que a todo el mundo le gusta pensar que puede ser fuerte. Pero ser fuerte
no solamente se trata de ser duro. Se trata de asimilarlo. A veces tienes que darte a ti
mismo permiso para no ser fuerte por una vez. No tienes que ser duro cada minuto de
cada día. Está bien bajar la guardia. De hecho, hay momentos en los que es lo mejor que
podrás hacer. Siempre que escojas tus momentos con cabeza.
Antes de ser médicos, éramos estudiantes de medicina, lo que significaba que teníamos
que pasar mucho tiempo estudiando química. Química orgánica, bioquímica… Lo
aprendimos todo de eso. Pero en cuanto a la química humana, sólo importa una cosa. O
existe o no.
Llega un punto en la vida en el que oficialmente, eres adulto. De repente ya eres mayor
para votar, beber y tomar parte en actividades de adultos. De repente, la gente espera
que seas responsable, serio, un adulto. Crecemos, envejecemos. ¿Pero acaso maduramos
de verdad?
De cierta manera, crecemos. Formamos familias. Nos casamos, nos divorciamos. Pero
la mayoría de veces, seguimos teniendo los mismos problemas que cuando teníamos 15
años. No importa cuánto crezcamos, o cuánto envejezcamos… Siempre estamos
tropezando. Siempre estamos haciéndonos preguntas. Eternamente… jóvenes.
Al final del día, la experiencia de practicar la medicina, tiene cierta semejanza con los
sueños. Nos metemos en medicina porque queremos salvar vidas. Nos metemos en
medicina porque queremos hacer el bien. Nos metemos en medicina por las prisas, por
la importancia de ello, por la aventura. Pero lo que recordamos al acabar los días son las
pérdidas. Lo que nos repetimos cada noche despiertos, es el dolor que hemos causado,
las enfermedades que no hemos podido curar. Las vidas que hemos arruinado o hemos
fallado en salvar. Al final del día, la realidad es completamente diferente de lo que
esperábamos. La realidad está, al final del día, con más frecuencia que no lo está, al
revés y boca abajo.
Al principio, Dios creó el Cielo y la Tierra, –al menos eso es lo que dicen. Creó los
pájaros en el aire y las bestias en la tierra, y miró a su creación y vio que estaba bien. Y
entonces Dios creó al hombre, y la cosa está yendo de mal en peor desde entonces. La
historia sigue insistiendo en que Dios creó al hombre a su propia imagen y semejanza,
pero no hay mucha prueba de ello. Después de todo, Dios hizo el Sol y la Luna y las
estrellas, y hace que todo sea un problema. Y cuando el hombre se encuentra en
problemas, que es la mayoría de veces, se convierte en algo más grande que él mismo.
El amor o la fe o la religión dan sentido a todo. Pero para un cirujano, la única cosa que
tiene algún tipo de sentido es la medicina.
Como médicos, sabemos más sobre el cuerpo humano que en otro momento de nuestra
historia. Pero el milagro de la vida por sí mismo es; por qué la gente vive y muere, por
qué hieren y son heridos sigue siendo un misterio. Queremos saber el motivo, el secreto,
la respuesta en la contraportada del libro… porque el pensamiento de que estemos solos
aqui es demasiado para que lo afrontemos. Pero al final del día, el hecho de que
congeniemos el uno con el otro a pesar de nuestras diferencias… no importa lo que
creamos, es razón suficiente para seguir creyendo.
Nos gusta pensar que somos seres racionales: Humanos, conscientes, civilizados… Pero
cuando las cosas se desmoronan, aunque sólo sea un poquito, la situación se aclara; No
somos mejor que los animales. Tenemos pulgares… Pensamos… Caminamos erectos…
Hablamos… Soñamos… Pero en el fondo, seguimos atados a nuestras raíces primitivas,
mordiendo, sujetando, rasguñando la existencia en este frío y oscuro mundo como el
resto de los sapos de árbol y perezosos.
Somos los guardianes de nuestra propia humanidad. A pesar de la bestia que hay dentro
de todos nosotros… Lo que nos hace diferentes de los animales, si se puede pensar, el
sentir, soñar y amar. Y a pesar de todas las rarezas, contra todo instinto…
Evolucionamos.
Dar a luz puede ser algo mágico e intenso, ¿pero el acto en sí mismo? No es
exactamente placentero. Pero también es el comienzo… de algo increíble… algo
nuevo… algo impredecible… algo cierto… algo que merece la pena amar… algo que
vale la pena perder. Algo cambiará tu vida… para siempre.
4.14: Lo Apropiado
Hay una persona en mi cabeza. Es brillante, capaz… Puede insertar tubos en el pecho y
realizar craneotomías. Puede atender una urgencia sin asustarse. Es realmente una buena
cirujana… Incluso un gran cirujano. Ella soy yo, sólo que mucho mejor.
Ha sido un buen día. Igual hasta un grandioso día. He sido una buena médica… Incluso
cuando era difícil. Lo era, en mi cabeza. Hubo un momento en que pensé: no puedo
hacerlo. No puedo hacerlo sola. Pero cerré los ojos e imaginé haciéndolo. Y lo hice.
Obstruí mis temores… y lo hice.
El problema de ser residente es que te sientes loca todo el tiempo. Que no has dormido
en años. El pasar todo el tiempo rodeado de personas engrandece la locura. Nubla la
habilidad de diferenciar lo que es normal. En ti y en cualquier otro. Y la gente
constantemente pidiéndote que les digas cómo lo están haciendo. ¿Cómo diablos se
supone que lo sepa? Ni siquiera sabes cómo lo haces tú.
No te preguntes por qué la gente se vuelve loca. Pregúntate por qué no lo hacen.
Enfrentando todo lo que perdemos en un día… En un instante…. Pregúntate qué
demonios nos hace soportarlo.
4.16/17: Libertad
Mi madre solía decir que para el cirujano, un día sin muertes, es un regalo preciado.
Cada día enfrentamos la muerte. Cada día, perdemos vidas. Y cada día esperamos una
permanencia de ejecución. Estamos conectados con la muerte. Encadenados… como
prisioneros… Cautivos.
Quinta temporada
5.01/02: “Sueña Conmigo”
Todos recordamos los cuentos de antes de irnos a dormir de nuestra infancia. El zapato
de la Cenicienta, la rana que se convierte en príncipe, la Bella Durmiente que se
despierta con un beso. Érase una vez… y entonces vivieron felices y comieron
perdices… Cuentos de hadas, la base de los sueños. El problema es que los cuentos de
hadas no se hacen realidad. Son las otras historias, las que empiezan con noches oscuras
y tormentosas y terminan terriblemente. Son las pesadillas, que siempre parecen
volverse realidad. A la persona que inventó la frase “felices para siempre” deberían
darle una patada en el culo bien fuerte.
Érase una vez… fueron felices y comieron perdices… las historias que contamos son
materia de sueños. Los cuentos de hadas no se hacen realidad. La realidad es más
atormentante… más turbia… Da más miedo. La realidad es bastante más interesante
que vivir felices y comer perdices.
Como cirujanos, nos entrenan para arreglar lo que está descompuesto. Pero en nuestras
vidas, el límite es un símbolo de debilidad. Y haremos todo lo posible para evitarlo.
Los huesos se rompen, los órganos estallan, la carne se desgarra. Podemos coser la
carne, reparar el daño, calmar el dolor. Pero cuando la vida se desmorona… Cuando
nosotros nos desmoronamos… no hay ciencia, ni reglas exactas. Tan sólo tenemos que
dejarnos sentir así. Y para un cirujano, no hay nada peor ni mejor que eso.
En el año 6500 antes de Cristo, un tío vio a su amigo enfermo y dijo: “Tengo una idea.
¿Por qué no te hago un agujero en el cráneo? Haré que te encuentres mejor.” Y así
nació la cirugía. Suena a locura que se te ocurra una idea como taladrarle a alguien el
cráneo. Pero los cirujanos siempre han sido un colectivo confiado. Normalmente
sabemos lo que hacemos, y cuando no lo sabemos, actuamos como si lo supiéramos.
Caminamos audazmente hacia un terreno sin descubrir, plantamos una bandera y
comenzamos a mandar a la gente.
Nos gusta pensar que somos intrépidos, ansiosos por explorar terrenos desconocidos y
captar nuevas experiencias, pero el hecho es que siempre estamos aterrorizados. Quizá
el terror es parte de la atracción. Algunas personas van a ver películas de terror.
Cortamos cosas, nos zambullimos en aguas turbias. Al final del día, ¿no es eso lo que
prefieres escuchar, si tienes algo para beber, una amiga y 45 minutos? Los caminos
tranquilos hacen historias aburridas. Una pequeña calamidad… de eso vale la pena
hablar.
Soy una roca. Soy una isla. Ese es el lema de cada cirujano que he conocido. Nos gusta
pensar que somos independientes, solitarios, inconformistas que lo único que
necesitamos para hacer nuestro trabajo es un quirófano, un bisturí, y un cuerpo listo.
Pero la verdad es que ni con lo mejor de nosotros mismos, podemos hacerlo solos. La
cirugía, como la vida, es un deporte de equipo. Y finalmente, tienes que levantarte del
banquillo y decidir en qué equipo estás jugando.
Elegir equipos en la vida real no es como solía ser en clase de gimnasia. Ser el primero
que eligen puede ser terrorífico, y ser el último elegido es lo peor del mundo. Así que
miramos desde las afueras, aferrados a nuestro aislamiento. Porque sabemos que en
cuanto dejamos el banquillo… llega alguien y cambia el juego por completo.
Para un cirujano, cada paciente es un campo de batalla. Son nuestro territorio, donde
avanzamos, nos retiramos, tratamos de quitar todas las minas antipersona. Y, justo
cuando piensas que has ganado la batalla, haciendo del mundo un lugar seguro de
nuevo… a lo lejos viene otra mina antipersona.
Algunas guerras resultan una victoria completa y total. Algunas gueras terminan con
una ofrenda de paz. Y algunas guerras terminan en esperanza. Pero estas guerras no son
nada comparadas con la guerra más espantosa de todas, la que aún queda por luchar.
5.07: “Desenterrando”
Si eres una persona normal, una de las pocas cosas con la que puedes contar en la vida
es la muerte. Pero si eres cirujano, hasta esa comodidad se te despoja. Los cirujanos
engañan a la muerte. La prolongamos, la rechazamos. Nos colocamos y le mostramos el
dedo a la muerte desafiantemente.
Entonces, si la muerte no es el final, ¿con qué puedes contar? Porque no puedes contar
con todo en la vida. La vida es lo más frágil, inestable e impredecible que hay. De
hecho, sólo hay una cosa sobre la vida de la que podemos estar seguros: no se acaba
hasta que se acaba.
5.08: “Esos lazos que nos atan”
Los lazos que nos unen son en ocasiones imposibles de explicar. Nos conectan, hasta
cuando parece que los lazos deberían romperse. Algunos vínculos desafían la distancia,
y el tiempo, y la lógica… Porque algunos lazos simplemente están predestinados.
5.09: “A medianoche”
Cuando eres pequeña, la noche da miedo porque se esconden monstruos bajo la cama.
Cuando te haces mayor, los monstruos son diferentes. Falta de confianza en uno mismo,
soledad, arrepentimiento. Y aunque seas más mayor y más sabio, te sigue dando miedo
la noche.
Dormir es lo más fácil de hacer. Sólo cierras los ojos. Pero para muchos de nosotros,
dormir parece estar fuera de nuestro alcance. Queremos hacerlo, pero no sabemos cómo.
Pero una vez que nos enfrentamos a nuestros demonios nos enfrentamos a nuestros
miedos y nos entregamos a los demás para ayudar, la noche no da tanto miedo, porque
nos damos cuenta de que no estamos completamente solos en la oscuridad.
Entramos en el mundo solos y nos marchamos solos. ¿Y todo lo que ocurre entre
medias? Nos debemos a nosotros mismos encontrar algo de compañía. Necesitamos
ayuda, necesitamos apoyo. Si no, estamos solos. Desconocidos… incomunicados de los
demás. Y olvidamos lo conectados que estamos. Así que en vez de eso, elegimos el
amor. Elegimos la vida… y por un momento nos sentimos un poco menos solos.
Todos podemos pedir un deseo al año, al soplar las velas en nuestro cumpleaños.
Algunos pedimos más: con las pestañas, en las fuentes, al ver una estrella fugaz… y de
vez en cuando alguno de nuestros deseos se cumple. ¿Y qué pasa entonces? ¿Es tan
bueno como esperábamos? disfrutamos de nuestra felicidad o nos damos cuenta de que
tenemos una larga lista de deseos esperando a ser deseados.
Creo en el cielo y también en el infierno, no los he visto pero creo que existen. Tienen
que existir. Que sin cielo y sin infierno iríamos todos al limbo (Danny Duquette).
Cielo, infierno, limbo, nadie sabe a dónde vamos, ni lo que nos espera cuando
lleguemos. Pero lo que sí podemos decir, lo que sabemos a ciencia cierta es que hay
momentos que nos llevan a otro lugar, momentos celestiales en la Tierra… quizá por
ahora es cuanto necesitamos saber (Danny Duquette).
Parece que no controlamos nuestros propios corazones. Las cosas pueden cambiar sin
avisar, el romanticismo puede hacer que el corazón se salga del pecho, igual que el
pánico. Y el pánico puede pararlo de pronto. Es natural que los médicos pasen tanto
tiempo intentando estabilizar el corazón, bajar sus pulsaciones, intentar regularlo, evitar
que se salga del pecho por miedo a algo terrible o por el presagio de algo
completamente diferente.
Las historias de todos los pacientes comienzan igual, con ellos encontrándose bien.
Empiezan en el antes, se aferran a ese momento, al recuerdo de encontrarse bien, como
si hablar de ellos fuera a trasladarles a ese momento. Pero no se dan cuenta de que el
hecho de que nos lo estén contando a nosotros, sus médicos, significa que no hay vuelta
atrás. Cuando vienen a vernos ya están en el después, y aunque las historias de todos los
pacientes comienzan igual, su desenlace depende de nosotros, de que les
diagnostiquemos correctamente, sus historias dependen de nosotros, y todos queremos
ser héroes.
Es algo habitual cuando la gente se entera de que eres médico, dejan de considerarte
persona y comienzan a verte como algo más importante; tienen que vernos así como
dioses sino seríamos como los demás, inseguros, imperfectos, normales. Así que nos
hacemos los fuertes, nos comportamos estoicamente, ocultamos el hecho de que somos
humanos.
Los pacientes nos consideran dioses, y sí, o nos consideran monstruos, pero lo cierto es
que sólo somos personas. Nos equivocamos, perdemos la perspectiva. Hasta los mejores
tienen un mal día, pero debemos pasar página. No nos dormimos en los laureles ni
celebramos las vidas que hemos salvado porque siempre hay otro paciente que necesita
nuestra ayuda así que nos obligamos a seguir intentándolo, a seguir aprendiendo, con la
que esperanza de que tal vez, algún día, nos parezcamos un poco más a los dioses que
nuestros pacientes necesitan que seamos.
Todos los cirujanos que conozco tienen una sombra, una nube de temor y dudas que
sigue hasta a los mejores al quirófano. Fingimos que no tenemos esa sombra, creyendo
que si salvamos más vidas y mejoramos nuestra técnica, que si nos alejamos, se cansará
y dejará de perseguirnos, pero no puedes escapar de tu propia sombra.
Todos los cirujanos tienen una sombra. El único miedo de deshacerse de una sobra es
apagar las luces, dejar de huir de la oscuridad y enfrentarte a tus temores. Seguir.
Los cirujanos no son conocidos por su afabilidad, son arrogantes, impacientes y fríos.
Dicen que no tienen amigos, que no les aguantan. Los cirujanos son como un mal
catarro, desagradables, insistentes. Cirujanos, desagradables, agresivos, imparables; el
tipo de gente que necesitas a tu lado cuando estas jodido.
La práctica de la medicina no suele ser compatible con la amistad quizá porque la vida y
la muerte son parte de nuestro día a día, quizá porque ver la muerte a diario, nos obliga
a saber que la vida, cada minuto, es un regalo. Cada persona que nos permitimos querer,
no es más que otra futura pérdida. Por esa razón conozco a médicos que no se molestan
en hacer amigos, pero el resto nos empeñamos en retrasar ese momento, en desterrar
esas pérdidas lo más lejos posible.
Los cirujanos somos complicados, somos carniceros, carniceros ansiosos por coger un
bisturí. Abrimos a la gente, se nos mueren pacientes y seguimos con nuestra vida.
Provocamos traumas, sufrimos traumas, no tenemos tiempo de pensar en cómo nos
hacen sentir la sangre y la muerte (Alex Karev).
No importa lo fuertes que seamos, los traumas siempre dejan cicatrices, nos siguen
hasta casa, cambian nuestras vidas. Los traumas complican nuestras vidas pero quizás
sea su fin, el dolor, el miedo, la miseria, quizás pasar por eso nos hace seguir viviendo,
es lo que nos empuja. Quizás necesitemos complicaciones, para asumir
responsabilidades (Alex Karev).
Para hacer nuestro trabajo debemos creer que la derrota no es una opción, que por muy
mal que estén nuestros pacientes les queda una esperanza. Pero incluso cuando la
esperanza da paso a la realidad y tenemos que rendirnos sólo significa que hemos
perdido la batalla de hoy pero no la de mañana. Ocurre algo con la derrota si te dejas y
te rindes de verdad olvidas porque estabas luchando antes.
¿Recuerdas cuando eran pequeños y mordían a otro niño sin querer en el recreo? El
maestro decía ¡Pídele perdón! Lo decíamos pero no lo pensábamos porque el mocoso al
que habíamos mordido se lo merecía. Pero cuando creces disculparse no es tan fácil,
cuando acaban los días de recreo hay que decirlo en serio. Cuando eres médico perdón
no es una palabra bonita, significa te estás muriendo, no puedo ayudarte o que va
dolerte mucho.
Como médicos no podemos reparar nuestros errores y no nos perdonamos por ello,
aunque son gajes del oficio, pero como seres humanos podemos intentar hacer lo que
nos parezca lo mejor, reparar los errores aunque parezcan irreparables. Lo siento, no
siempre es suficiente, quizás porque se utiliza muchas veces, como arma, como excusa.
Pero cuando lo sentimos y lo utilizamos como es debido, cuando lo pensamos… cuando
nuestras acciones dicen más que las palabras… cuando lo hacemos bien, lo siento es
perfecto. Cuando lo hacemos bien, lo siento nos redime.
Nunca sabes que el mejor día de tu vida va a ser el mejor. Los días que crees que van a
ser grandes… nunca los son tanto como imaginaste. Los días normales, esos que
empiezan igual que otro cualquiera son al final los más importantes. Y hoy fue el día de
la boda, fue hermoso, perfecto (Izzie Stevens).
Nunca sabes que el mejor día de tu vida es el mejor… no hasta que está sucediendo. No
reconoces el mejor día de tu vida… no hasta que estas justo en medio de él. El día que
te comprometes con algo, o alguien; el día que te rompen el corazón; el día que conoces
a tu alma gemela; el día que te das cuenta que no hay suficiente tiempo… porque
quieres vivir para siempre. Esos son los mejores días, los días perfectos. (Izzie Stevens).
Cuando algo comienza normalmente no sabes cómo acabará, la casa que ibas a vender
se convierte en tu hogar, los compañeros de piso se convierten en tu familia, y la
aventura que ibas a olvidar se convierte en el amor de tu vida.
Los médicos pasan mucho tiempo pensando en el futuro, planeándolo, trabajando para
él. Pero en algún punto, empiezas a darte cuenta, de que tu vida está pasando ahora, no
después de la universidad o de la residencia, ahora mismo. Esta es tu vida, está aquí.
Parpadea y te la perderás.
¿Lo dijiste? Te amo… no quiero vivir sin ti… cambiaste mi vida… ¿Lo dijiste? Haz un
plan, fíjate una meta… trabaja por ella. Pero ahora y cada vez más, mira a tu alrededor,
vive a fondo… porque eso es todo… y podría desaparecer mañana.