Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Las habilidades sociales son un conjunto de capacidades que nos permiten ejecutar
conductas que son necesarias para la comunicación y relación interpersonal permitiéndonos dar
respuesta a las exigencias y demandas propias de las situaciones del día a día de una forma
totalmente efectiva.
Las habilidades sociales no son propias de la personalidad de una persona, sino que pueden y
deben aprenderse a lo largo de la vida.
Las habilidades sociales tienen una fuerte relación con la autoestima, ya que a mayores y
mejores relaciones sociales nuestra autoestima se verá reforzada positivamente. Además de
esto, son necesarias para el desarrollo integral de las personas.
“Los lı́deres empresariales de hoy en día crecieron en entornos laborales del ayer,
donde el ú nico foco era la productividad material, sin tener en cuenta la dimensió n
humana de las personas. Pero esta gestió n materialista ya no es suficiente. O bien
los lı́deres cambian, o el proceso de destrucció n creativa del mercado se encargará
de cambiar a los lı́deres. Los dinosaurios de la era material han perdido su nicho y se
extinguirá n, liberando recursos para los nuevos empresarios de la era mental.
Estamos inmersos en una revolució n de tecnologı́a social y emocional” Fredy Kofman
Los entornos profesionales en los que operamos exigen una mayor y cada vez má s rá pida
adaptació n de los individuos y empresas por lo que, en este movimiento evolutivo, las
habilidades sociales se convierten en algo totalmente necesario.
Las denominadas “soft skills”, que son aquellas características personales que nos
facilitan la interacción con los demás, y consisten en una combinación de habilidades
sociales.
Las habilidades duras o “hard skills”, que determinan la experiencia laboral, datos
académicos y habilidades técnicas para una actividad específica. Es lo más parecido a un
Las “hard skills” son fundamentales para desempeñar un puesto de trabajo, pero lo son, de
igual manera, las “soft skills” o habilidades sociales de cualquier empleado en entornos
profesionales . Ambas son relevantes para crear un buen clima de trabajo que aumente la
productividad de sus trabajadores. Las habilidades sociales son los pilares de nuestra
comunicación El liderazgo y las habilidades sociales:
“Ahora mismo, para atraer, retener y motivar a los mejores profesionales (que
destacan por su entusiasmo, compromiso e imaginació n) ya no vale con ofrecer má s
dinero: a las empresas no les queda otro remedio que enfocarse hacia la satisfacció n
de necesidades superiores. Como describió Maslow, é stas incluyen el pertenecer a
una comunidad, el autoconocerse y el expresar valores trascendentes. Esa es la
razó n por la que cada vez má s compañ ı́as está n transformando sus entornos de
trabajo, de manera que fomenten relaciones humanas solidarias y espacios para el
crecimiento personal y profesional”. Fredy Kofman
Los líderes con habilidades sociales desarrollan e inspiran a otros a aumentar sus niveles de
compromiso con la empresa y a mejorar su productividad.
Cualquier profesional que tiene un equipo a su cargo debería tener presente que está
trabajando con personas, por ello sus habilidades sociales y de comunicación son de crucial
importancia. Estos líderes tienen que ser capaces de conseguir productividad a través de su
equipo, y aquellos con buenas habilidades sociales lo tendrán más fácil.
Hoy en dı́a, el estudio de có mo las habilidades sociales afectan a la formació n y vida de los
equipos de trabajo, ası́ como a su rendimiento, es fundamental, porque la mayor parte de
trabajos en la actualidad se sustentan en la interacció n con otras personas. Los trabajadores
necesitan ser capaces de comunicarse con otros, escuchar e influenciar a los demá s.
Ademá s de las habilidades comunicativas otras habilidades sociales como son la persuasió n, la
negociació n, la coordinació n, la cooperació n, la perspicacia social y saber pedir y proporcionar
ayuda, cobran especial relevancia dentro de las diná micas grupales. Todas esas habilidades
reflejan la capacidad para ajustar la conducta a las diferentes demandas situacionales que
El aná lisis de las habilidades sociales en los equipos de trabajo requiere su consideració n como
habilidad de grupo y no só lo individual. Un concepto interesante es el de asertividad del equipo
de trabajo. La asertividad del equipo ayuda a garantizar que los conocimientos, habilidades,
ideas u observaciones de cada uno de los miembros son reconocidos como recursos disponibles
para el equipo. Esto envuelve un amplio rango de conductas grupales que incluyen: darse
feedback entre los miembros, reconocer y valorar potencialidades dentro del grupo, evaluar
problemas o ambigü edades percibidas, manifestar y mantener opiniones grupales frente a otros
equipos, iniciar acciones como grupo y proporcionarse apoyo instrumental y emocional entre
ellos.
Tal y como hemos leído en los anteriores epígrafes son muchas las habilidades sociales que
pueden desarrollarse tanto en el liderazgo como en el trabajo en equipo. A continuación vamos
a desarrollar las que consideramos más importantes.
La Empatía:
El término empatía procede del inglés empathy, que a su vez es una traducción del término
alemán Einfühlung cuya raíz significa algo así como sentir en o sentir desde dentro. Es una
distinción del término simpatía o simpathy (sentir con), que se desarrolló a lo largo del siglo XX
en el ámbito de la psicología y, como otros términos propios de esta ciencia, acabó
popularizándose e incorporándose al lenguaje cotidiano.
Aunque existen distintas corrientes y líneas de investigación que definen la empatía de forma
En este sentido, se diferencia de la simpatía, que podríamos definir como la capacidad que nos
permite conectar con los sentimientos, emociones e ideas de los otros de manera espontánea
en la medida en que están alineados con los nuestros. Cuando decimos que simpatizamos con
una idea, estamos diciendo que la juzgamos adecuada, que estamos de acuerdo con ella.
Cuando decimos que empatizamos con una idea, estamos diciendo que podemos escucharla y
aceptarla en el otro, aun cuando no la compartamos.
La Escucha:
Peter Drucker
“La naturaleza nos dio dos ojos, dos orejas y una boca para que pudieramos observar
y escuchar el doble de lo que hablamos”
Epicteto de Frigia.
Verificar; Consiste en asegurarse de que la otra persona ha comprendido lo que hemos dicho,
para lo cual no es muy útil el clásico “¿has entendido?”, o “¿me he explicado?”. El interlocutor
podrá decirnos que sí y haber entendido, a pesar de todo, algo totalmente diferente de lo que
dijimos.
La mirada; A través de la vista percibimos muchos estímulos que nos dan una información muy
importante acerca de nuestro interlocutor y de lo que está diciendo: los movimientos gestuales,
las expresiones faciales, el tono de la piel, su mirada, la sonrisa, la postura corporal.
La atención; Nos permite escuchar lo que dice el interlocutor y también cómo lo dice, con qué
tono, desde qué emoción, bajo qué presupuestos para qué lo dice.
Respeto o aceptación; Escuchar con calidad exige respetar al otro, darle espacio para
expresar sus puntos de vista, ser humilde, no juzgar.
La Asertividad:
La persona asertiva transmite, de manera verbal o no verbal, mensajes como: “Esto es lo que
siento” “Esto es lo que opino” “Esto es lo que deseo”…, sin dominar, humillar o degradar al otro,
y con gran consideración y cortesía.
La conducta asertiva se basa en el respeto hacia uno mismo y hacia el otro, en la consideración
de los deseos, derechos propios y ajenos, en la predisposición a cumplir las reglas del juego y a
ceder parcialmente si surgiera un conflicto. Es también un hecho que esta asertividad
responsable y respetuosa suele facilitarnos el logro de nuestros objetivos, pues hay muchas
personas de buena voluntad dispuestas a colaborar si se las trata con el debido respeto.
La asertividad se entiende mejor cuando es vista en contraposición con otras dos posturas o
actitudes: la sumisión y la agresividad.
La persona sumisa, mediante conductas verbales y no verbales, transmite mensajes como: “Mis
opiniones no valen gran cosa”; “Mis sentimientos no cuentan”; “Tú eres más importante”;
“Puedes aprovecharte de mi”… La sumisión nace de una autoestima deficiente, de falta de
respeto hacia uno mismo. En ciertas ocasiones también implica una sutil falta de confianza en la
capacidad del otro para encajar frustraciones y solventar sus propios problemas como podría
ocurrir, por ejemplo, cuando el sumiso no se atreve a rehusar las peticiones que se le hacen.
Decir no
Quejarse y reclamar.
Reflexionar sobre el para qué les sirve mantener esa conducta agresiva.
Deben valorar porqué no compensa mantener esa conducta valorando los beneficios de
disminuirla.