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TEORÍA DE LAS IDEAS (PLATÓN)

La finalidad última de su filosofía es dar una respuesta a crisis de la polis, superar el


subjetivismo de los sofistas, que conducía al relativismo moral y a la demagogia en la
polis. Para esto, Platón busca una teoría general de la realidad (ontología),
fundamentar el conocimiento de la realidad (gnoseología) y hallar una idea de hombre y
de polis válida para todos los ciudadanos que piensen rectamente.

La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica y está presente en


todos los temas de su filosofía (ontología, gnoseología, teoría ético-política y paideia)
(educación). No se encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras, aunque
se empieza a gestar en los diálogos de juventud y transición. Es tratada en varias de
sus obras de madurez como “La República”, “Fedón” y “Fedro”, donde introduce
elementos muy novedosos para la mentalidad griega. En los diálogos de vejez, hará
autocrítica de las Ideas (en Las Leyes), consciente de que ha descubierto algo
nuevo, pero no ha sido capaz de darle una formulación adecuada.

Ontología platónica

Las ideas son formas o esencias y existen separadas de las cosas sensibles, son una
realidad en sí, existente al margen de las cosas materiales y de los seres humanos.
Son realidades eternas e inmutables, inteligibles, no sensibles. Existen con
independencia de las cosas materiales: aunque todo desapareciese, seguiría
existiendo ideas. Sitúa el mundo de las Ideas en el cielo.

Desde el punto de vista ontológico, esta doctrina de las ideas se resume en 4:

1) Las ideas son realidades en sí, al margen del conocimiento humano, las ideas
son esencias, arquetipos eternos, aquello por lo que las cosas son lo que son.
No son definiciones o características de las cosas éticas, sino realidades en sí,
más reales que las del mundo sensible. Constituyen un nuevo mundo: el mundo
inteligible (Kosmos noetós).

2) La realidad total se constituye en dos mundos separados: el sensible y el


inteligible. El mundo superior es inmutable, eterno, del sol y de la luz. El mundo
inferior es mutable, caduco, fugaz; de las sombras y de la oscuridad; siempre
está cambiando y nunca es. En el mundo inteligible, cada realidad es una y
única; hay una sola idea de Belleza, una sola idea de Bien, de Hombre, de
Caballo. La multiplicidad se da en el mundo sensible, donde hay muchas cosas
buenas, bellas, caballos, hombres, etc.

3) La relación entre las ideas y las cosas es la Teoría de la imitación, presencia


y participación: cada individuo particular es lo que es, porque participa de una
idea determinada. Ante la crítica de Aristóteles de la participación, diciendo que
“las ideas no mueven”, Platón introduce el mito del Demiurgo: un agente, que
mirando las ideas, toma materia y fabrica este mundo. De este modo, el mundo
sensible tiene una causa eficiente, un ser poderoso, el Demiurgo, y un modelo a
quien imitar, el mundo inteligible.

4) Dentro de su ontología, Platón se esfuerza en clasificar todos los tipos de


realidad. Habla de realidades intermedias entre ambos mundos: el alma y las
realidades matemáticas. Sin embargo, son tesis discutidas y complicadas.

Gnoseología platónica

Al dualismo ontológico le corresponde un dualismo gnoseológico:


A) la ciencia, que tiene por objeto las realidades inteligibles o ideas.

- El primer grado de episteme (ciencia) es la dianoia (razón discursiva), que


versa sobre objetos del mundo inteligible, ligados a la cantidad y pueden tener
tamaño y multiplicarse (matemáticas).

- El grado supremo es la noesis (pensamiento) que tiene como objeto las


ideas, las realidades inmutables y eternas.

B) la opinión, que estudia los seres sujetos al devenir.

- El grado ínfimo de opinión es la imaginación (eikasía), basado en copias de la


realidad, en las opiniones e interpretaciones de leyes de otros.

- Por encima está, la creencia (pistis), cuyo objetivo son las realidades
sensibles; conocimiento que tenemos si vemos un acontecimiento, o leemos y
entendemos una ley.

La doctrina de la dialéctica es la última elaboración de Platón de su teoría del


conocimiento. El problema planteado es cómo accedemos cognitivamente a las ideas,
si están separadas de lo sensible. Su respuesta inicial fue la reminiscencia
(anamnesis), descrita por primera vez en el Menón. El alma humana es eterna y ha
vivido en el kosmos noetos (mundo de las ideas). Allí ha contemplado la realidad, pero,
cuando es encerrada en un cuerpo, sufre el olvido de su patria. Ahora, dado que las
cosas imitan las ideas, el conocimiento de lo sensible sirve como ocasión para el
recuerdo de lo inteligible.

En diálogos posteriores es sustituida por la teoría de la dialéctica. Es ascendente:


asciende de idea en idea, hasta llegar a la idea suprema, y de allí desciende
encadenando todas las ideas, y así va estableciendo entre ellas una comunicación
(koinonia) y trabazón, hasta conseguir una visión completa del mundo inteligible.

Las Ideas son esenciales para la ética y la política, para dirigir nuestra conducta y la
sociedad no sólo constituyen ese mundo perfecto, son el modelo que nos permite llevar
una vida recta en lo privado y lo público. Platón siguiendo a Sócrates quiere fundar la
virtud en el saber. Para ser justo es necesario conocer qué es la justicia. Frente al
relativismo moral de los sofistas, Platón reclama la existencia de una Idea eterna e
inmutable de Justicia o cualquier otra virtud.

No se puede pensar que se puede gobernar la polis, por parte de aquel que no haya
visto, comprendido el Bien. Y esto, sólo lo hará quien haya recorrido el camino largo y
tortuoso de la educación filosófica. Concluido el proceso, el filósofo estará en
condiciones de explicar su saber a la polis. El mayor problema es cómo llegar y enseñar
estos conocimientos. El proceso educativo completo, según Platón, lleva media vida, y
no todos están preparados para recibirlo.

NOCIONES DE PLATON
Los prisioneros y las sombras

A) Los prisioneros simbolizan la naturaleza humana antes de recibir la educación.


El hombres es principalmente su alma, que pertenece al mundo inteligible, pero se
encuentra prisionera de los sentidos y el cuerpo. En el ser humano, según Platón,
se da la misma dualidad entre lo sensible y lo inteligible que se da en el conjunto de
lo real. Está formado por un cuerpo visible, sometido al tiempo y al devenir, y un
alma invisible, eterna e inmortal. El alma, ligada al cuerpo, se ve sometida a las
limitaciones del mundo físico, del mundo
sensible. El cuerpo resulta ser así la cárcel del alma.

B) Las cadenas y las sombras simbolizan esas limitaciones. Las sombras


simbolizan las cosas visibles. Éstas, según Platón, no tienen realidad propia,
sino sólo en relación con nuestros sentidos; dependen de nuestra visión, de la
luz, y de una realidad más alta (las
Ideas) de las que son sólo proyecciones. Además, no se pueden definir ni
conocer, porque son múltiples y cambiantes, carecen de identidad y son
contradictorias. Son, pues, tan relativas tan indefinidas y fugaces como la
sombra de la caverna. Las sombras, que los prisioneros ven reflejados en la
pared que tienen frente a sí, simbolizan el grado ínfimo de opinión, que es el tipo
de conocimiento que tienen las personas que no han recibido educación alguna,
y no poseen ciencia. No tienen un conocimiento directo del mundo sensible y
cambiante, sino copias de la realidad.

Conclusión. Vivimos en la ignorancia, pero nuestras opiniones y creencias nos


parecen conocimientos. Del mismo modo que los prisioneros no saben que son
cautivos, nosotros no podemos darnos cuenta de que no nacemos libres, sino que
es preciso conquistar la libertad a través de un difícil proceso de liberación (paideia.
educación).

El ascenso al mundo de arriba y el sol

A) El ascenso del prisionero por la áspera y escarpada subida y su posterior


adaptación a la luz representan las dificultades del proceso educativo,
especialmente, la educación del filósofo destinado a gobernar. Las diversas
etapas de la paideia están en conexión con los grados de conocimiento,
especialmente los dos grados de ciencia: el conocimiento discursivo y la
inteligencia. El proceso completo debe ser recorrido por el filósofo gobernante.

B) El sol produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región


visible. Las funciones del Bien en el mundo inteligible respecto del alma y las
ideas, es similar al comportamiento del Sol respecto de la percepción visible y
las cosas sensibles. La Idea del Bien es la causa de todo lo recto y lo bello que
hay en todas las cosas; en el mundo visible es la causa de la luz, en la
inteligible es la productora de verdad y conocimiento. Igual que los ojos
necesitan la luz del Sol para ver, el alma necesita la Idea de Bien, Verdad y
Justicia para aprehender los objetos del mundo inteligible. Tiene por fuerza que
verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.

El retorno a las cavernas y las tinieblas

A) En el regreso a la caverna predominan los matices políticos. El filósofo que ha


ascendido hacia las Ideas volverá a descender a la caverna para ayudar a los
hombres a salir del sueño en el que se hallan sumidos y aportar sentido y verdad a
la vida. No es extraño que se muestre torpe cuando tenga que discutir en los
tribunales. Es el proceso conocido como dialéctica descendente: el sabio
desciende a la polis para llevar a la práctica la justicia una vez contemplado el
Bien. El prisioner liberado se resiste a regresar movido por la compasión.

B) Las tinieblas son una oscuridad uniforme formada por las sombras y la luz de
la caverna que impide la visión. En el ámbito social y político estas tinieblas son el
mundo de las intrigas políticas y manejos demagógicos de la opinión pública, que
no buscan la reflexión profunda sobre las Ideas, sino la seducción y la persuasión
mediante lo aparente y no mediante lo real, cuya comprensión es siempre mucho
más difícil. Ahora, esas preocupaciones mundanas son insignificantes para el
prisionero que regresa. En
comparación con el Bien, todo son tinieblas. Por último, para Platón es preferible
que los ojos (alma) se ofusquen al pasar de la luz a la oscuridad pues eso
significa que el alma “… viniendo de una vida más luminosa, está cegada por
falta de costumbre”.

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