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Las habilidades motrices básicas se trabajan mucho en la etapa de educación primaria. Tal y como indica
Lucea (1999), el aprendizaje comienza desde que nacemos y dura toda la vida.
Del estudio de numerosas definiciones (Knapp, Singer, Sheashore) podemos decir que las habilidades
motrices básicas son acciones motrices que permiten ejecutar una tarea motriz con eficacia.
También podemos entender las habilidades motrices genéricas como el grado de competencia motriz que ha
de poseer una persona para realizar correctamente una determinada actividad.
Cabe mencionar que se han desarrollar a la vez que las capacidades motrices, ya que la eficacia en la
ejecución del movimiento depende tanto de factores cuantitativos como cualitativos.
Éstas evolucionan de manera natural, siguiendo los procesos de desarrollo y maduración, tal y como ocurre
con las capacidades motrices.
Por otra parte, el último autor mencionado realiza otra clasificación en función del grado de implicación
cognitiva. Las habilidades motrices genéricas pueden ser:
Perceptivas: dentro de las mismas existe una gran demanda de los mecanismos del procesamiento de
la información. Por ejemplo, pasar la pelota a un compañero.
Habituales: en éstas hay un bajo grado de implicación cognitiva. Por ejemplo, nadar.
Tomando como referencia el grado de regulación del sujeto, Singer (1986) las clasifica en:
Autoreguladas: son aquellas en las que la persona tiene un control total sobre la acción. Decide
cuando empezar y terminar. Por ejemplo, el fitness.
Regulación externa: en este caso es otro el que toma esas decisiones. Por ejemplo, carrera de 100 m
lisos.
Regulación mixta: son autoreguladas y de regulación externa.
Otra clasificación es la de Fihs, que atendiendo a la posición del sujeto y del objeto, distingue los siguientes
tipos:
El sujeto y el objeto pueden estar en una posición estática.
Ambos en movimiento.
El objeto en dinámico y el sujeto en estático.
El sujeto en movimiento y el objeto en estático.
Por su parte, Roob opina que las habilidades motrices genéricas se pueden dividir en: manipulaciones,
golpeos, lanzamientos y recepciones.
Desplazamientos
Esta habilidad motriz genérica implica un cambio de posición del cuerpo de un punto a otro del espacio. Su
realización conlleva una mejora de la coordinación dinámico general y de la percepción y estructuración
espacio-temporal.
Giros
Esta habilidad motriz genérica implica realizar una rotación sobre cualquiera de los ejes del cuerpo humano.
Los giros mejoran: la percepción y estructuración espacio-temporal; el control postural; la conciencia
corporal; la organización del esquema corporal; y la coordinación neuromuscular.
En función del eje, nos encontramos con los siguientes tipos de giros:
Longitudinal: rodar de lado.
Transversal: vuelta pineta.
Sagital: hacer una U o rueda lateral.
Lanzamientos
La habilidad motriz básica del lanzamiento supone enviar algo a alguien sin llevarlo. Su desarrollo esta ligado
al de la recepción.
Los lanzamientos mejoran: la coordinación segmentaria y la percepción y estructuración espacio-temporal.
Desde un punto de vista estructural, existen 2 tipos de lanzamientos:
Con una sola mano.
Con las 2.
Atendiendo a la función que persiguen, podemos diferenciar los siguientes propósitos:
Precisión: acertar un blanco que puede ser fijo o móvil.
Llegar lejos: ya sea en longitud o altura.
Precisión + velocidad: alcanzar un objetivo con fuerza.
Recepciones
Esta habilidad motriz básica implica coger lo que el otro ha enviado. Cabe mencionar que lanzamientos y
recepciones son habilidades motrices genéricas que se trabajan conjuntamente.
Por tanto, su realización implica los mismos beneficios que los lanzamientos, además de un incremento de los
reflejos.
Cabe mencionar que, si son específicas de una actividad deportiva, reciben el nombre de habilidades
deportivas especializadas.
En educación física se presentan en los juegos que realizamos, como por ejemplo, el “pelota contacto”. En
esta actividad lúdica el niño que se la queda tiene que intentar dar a algún compañero lanzando una pelota.
Siguiendo a Sánchez Bañuelos (1984), las habilidades motrices específicas se orientan hacia la mejora de la
condición física y en torno a la búsqueda de una mejor ejecución del movimiento.
El momento más adecuado para trabajarlas es en educación secundaria y bachillerato, de los 13 a los 17
años. Para ello se recomienda emplear una gran variedad de tareas motrices.
Evolución de las habilidades motrices
Sanchez Bañuelos distingue 4 fases en la evolución de las habilidades motrices básicas, las cuales vamos a
desarrollar a continuación:
Algunas de las acciones motrices que se llevan a cabo en esta fase son: caminar, correr, agacharse, levantarse,
presiones y distensiones, entre otras.
Cabe mencionar que durante esta fase se trabajan algunas habilidades motrices específicas a través del juego
modificado. Por ejemplo, con juegos en los que tengan que lanzar en carrera.
Por tanto, esta fase transcurre entre los 14 y los 17 años. En el desarrollo de la misma se enseñan diferentes
actividades deportivas.
Entre ellas se encuentran el baloncesto, el voleibol y el bádminton. No obstante, en cada centro se trabajan
diferentes disciplinas.
Asimismo, esta mejora en el componente cualitativo del movimiento va acompañada de una incremento de la
condición física, la cual constituye la parte cuantitativa.
Juegos de desplazamiento
Stop
Organización: gran grupo.
Desarrollo: se la queda un niño que tiene que intentar pillar a alguno de sus compañeros. Los
últimos, para evitar ser dados, pueden decir “stop” y pararse con las piernas abiertas. Éstos podrán
ser salvados cuando otro alumno pase por debajo de sus piernas.
Variantes:
Aumentar el número de niños que se la quedan.
Virus A
Organización: gran grupo.
Desarrollo: un estudiante tendrá que intentar dar al resto. Cuando pilla a otro niño, lo contagia con el
“virus A”. Éste último se la quedará también. Así hasta que no quede ninguno por pillar. Para
identificar a los alumnos que han sido tocados, deberán de llevar siempre una mano encima de su
cabeza.
La araña
Organización: gran grupo.
Desarrollo: se la queda un niño, que tendrá que pillar al resto. Cuando un alumno es dado, se
convierte en “tela de araña”; éstos podrán pillar, pero sin moverse del sitio. El juego termina cuando
todos los participantes han sido dados.
Variantes:
Incrementar el número de jugadores que se la quedan.
Incluir una “araña trampa”; ésta será el profesor. Cabe mencionar, que no podrá correr, solo
caminar.
Juegos de salto
La rayuela
Organización: en grupos. Para ello pintar varias rayuelas.
Desarrollo: se pinta la rayuela, con números del 1 al 10. Cada niño contará con una piedra y se
establecerá un orden de actuación. Tendrán que lanzar la piedra al número que les toque. De modo
que, el primer número al que deben de tirar es el 1. Si el que empieza acierta, realizará los saltos
correspondientes hasta llegar al número 10. Después volverá y cogerá la piedra para lanzar al
siguiente número. Si falla, será el turno del siguiente niño. En el caso de que la piedra caiga en la
línea de la casilla del número al que se lanza, hay que volver a tirar. El primero en llegar a 10 será el
ganador.
Observaciones:
En los números 1,2,3,6 y 9 hay que saltar a la pata coja.
Para el 4 y 5, 7 y 8, y 10 con los pies juntos.
Variantes:
Una vez que se llega al 10, hay que realizar la rayuela en sentido inverso hasta llegar al 1.
La comba
Organización: en grupos de 6.
Desarrollo: 2 alumnos dan la comba y el resto la salta. Cada cierto tiempo se irá cambiando a los
niños que están en los extremos.
Formas de saltar:
Desde parado.
Entrando.
Con la comba en movimiento, entrar y salir.
Carrera de canguros
Organización: en grupos de 4 o 5.
Desarrollo: los niños tienen que llegar hasta un cono y volver saltando con los pies juntos.
Variantes:
En parejas, dados de la mano.
A la pata coja.
Rollito de primavera
Organización: en grupos de 5.
Desarrollo: se enrolla a un estudiante dentro de una colchoneta y después se le desenrolla.
Troncos
Organización: en grupos de 6.
Desarrollo: 5 niños se colocan boca bajo. Uno pasará rodando por encima del resto y se pondrá boca
abajo el primero; el segundo hará lo mismo y así sucesivamente.
Variantes:
Hacer el juego competitivo. El grupo que antes llegue al cono gana.
Cinta transportadora
Organización: en grupos de 6.
Desarrollo: los participantes se colocan boca abajo. Un niño se pondrá encima del primero y los otros
tendrán que rodar hasta que el que está encima se encuentre sobre el último.
Balón prisionero
Organización: 2 equipos, uno en frente del otro. Cada uno en un cuadrado.
Desarrollo: los participantes de cada conjunto tienen que intentar eliminar a los componentes del
otro. Si consiguen dar con una pelota a un niño, sin bote previo, queda descalificado. En el caso de
coger el balón en el aire, se consigue una vida. Ésta podrá ser usada para salvar a un compañero. El
juego termina cuando se eliminan a todos los rivales.
Variantes:
Establecer el cementerio, lugar al que van los niños eliminados de un equipo, detrás del equipo
adversario. Éstos seguirán jugando en lugar de ser descalificados. Cuando les llegue la pelota,
podrán pasársela a un compañero o tirar a dar.
Pies quietos
Organización: gran grupo, todos dentro de un círculo.
Desarrollo: un alumno lanza la pelota hacia arriba y dice el nombre de otro; el resto escapa lo más
lejos posible. Si el niño con ese nombre coge el balón en el aire, podrá volver a lanzarla y nombrar a
otro compañero. En caso de que la pelota bote en el suelo, tendrá que decir “pies quietos”. Cuando se
pronuncie esta frase, nadie podrá moverse del sitio en el que se encuentre. El que tiene el balón dará
3 pasos y le lanzará la pelota para dar con ella a algún jugador. Si lo alcanza, el que ha sido dado
suma 1 punto negativo y será el siguiente en decir el nombre de otro niño. En el supuesto de que el
lanzador fallase, será el quien obtenga el punto y el estudiante que hubiera dicho su nombre volverá
a decir el de otro. Cuando un participante alcanza los 3 puntos, es eliminado.
Coordinación
Le Boulch define la coordinación como: “la actuación conjunta de las propiedades del SNC y de la
musculatura esquelética con el objetivo de dar respuesta de manera eficaz a las demandas presentes en una
tarea motriz”.
Está presente en todas las habilidades motrices básicas y su desarrollo depende de factores genéticos. Por
tanto, un incremento de la capacidad coordinativa depende de:
1. El entrenamiento de las habilidades genéricas.
2. Los procesos de maduración que tienen lugar en el SNC.
Además, cabe señalar que un niño bien coordinado aprende más rápido; realiza movimientos con mayor
eficacia y fluidez; y estará más relajado, entre otras cuestiones.
Existen numerosas clasificaciones de la coordinación, entre ellas destaca la de Le Boulch, que distingue
entre:
Coordinación dinámico-general: implica el movimiento de todo el cuerpo, generalmente se presenta
a través de desplazamientos. Por ejemplo, la carrera.
Coordinación segmentaria: supone afianzar la destreza en alguno de los segmentos corporales. En
función de los mismos, distinguimos entre:
Óculo-cabeza. Por ejemplo, rematar un balón con la cabeza.
Óculo-manual. Por ejemplo, Lanzar una pelota con la mano.
Óculo-pédica. Por ejemplo, golpear un balón con el pie.
Equilibrio
Mouska Moston define el equilibrio como “la capacidad de sostener cualquier posición del cuerpo pese a la
acción de la fuerza de la gravedad”.
Por otra parte, Blanquez la entiende de la siguiente manera: “facultad de mantener el centro de gravedad del
cuerpo sobre la base de sustentación”.
El equilibrio es una cualidad coordinativa que depende de la maduración del sistema nervioso central. De
modo que, depende de la mielinización de las ramificaciones nerviosas.
Este proceso se encuentra prácticamente terminado hacia los 10 o 12 años. Por tanto, el mejor momento para
trabajarla es a partir de 5º y 6º de primaria.