Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ILÍCITO DE DROGAS
INDICE
Titulo.
Resumen
I. Introducción
II. Delitos de tráfico ilícito de drogas
III. El correo de drogas contemplado en el artículo 296 del código penal
IV. Modalidades de acondicionamiento
1. Maleta.
2. Ingesta de capsulas.
3. Momia
V. Perfilamiento de los correos de drogas.
VI. Correos de drogas y cuestiones problemáticas
1. Aspecto sustantivo
2. Aspecto procesal
3. Aspecto de ejecución
VII. Prueba indiciaria en el delito de tráfico ilícito de drogas
VIII. El correo de drogas en la jurisprudencia
1. A nivel nacional.
1.1. Ingesta de capsulas
1.2. Maleta/productos de belleza y comestibles/huacos
1.3. Momia
2. A nivel internacional (España)
2.1. Ingesta de capsulas.
2.2. Caso: maleta doble fondo
IX. Conclusiones
Referencias bibliográficas
RESUMEN
El aeropuerto internacional Jorge Chávez del Callao es una de las principales rutas de
salida de drogas tóxicas al mercado de consumo internacional europeo, asiático,
norteamericano, brasileño, entre otros, a través de los denominados “correo de
drogas”. Los “correos de drogas” son aquellas personas que realizan el traslado de las
drogas ilícitas de un lugar a otro, por encargo de un tercero, a cambio de una
retribución económica, entre ellas tenemos: maleta, ingesta de cápsulas y momia.
La ruta de la droga vía aérea más frecuente a la que se dirigen los correos de drogas
son España, México, Francia, Italia, Holanda, Brasil, entre otros. En el año 2022 se
registraron 250 casos de correo de drogas de nacionalidad peruana de un total de 180
detenidos. Las organizaciones criminales utilizan los vuelos de conexión nacional,
previo al viaje con destino final al extranjero como, por ejemplo, los correos humanos
que reciben las drogas tóxicas en Lima, luego viajan a provincia para luego retornar
nuevamente a Lima en un vuelo de conexión con destino final en el territorio
extranjero, con la única finalidad de desviar la atención del personal policial y de
aduanas.
Cada uno de los Estados Partes adoptará las medidas para tipificar como
delitos en su derecho interno cuando se cometa intencionalmente la
producción, la fabricación, la extracción, la preparación, la oferta, la
distribución, la entrega en cualquiera de sus condiciones, la importación o la
exportación, la posesión o la adquisición de cualquier estupefaciente o
sustancia sicotrópica.
Sobre los correos de la droga, queda claro que se trata de actos de transporte,
donde el destino predeterminado por la organización delictiva (que el correo de
la droga contribuye factualmente pose- yendo la droga para transportarla) es la
introducción de la misma en el mercado internacional (o eventualmente
nacional), descartándose de plano cualquier intención de comercialización
directa de la misma al consumidor final, siendo subsumidos estos hechos en el
párrafo 1 del artículo 296 del Código Penal, transporte de drogas entendido
como actos de tráfico. (p. 284)
Para desplazar la droga se utilizan medios de transporte como los correos de drogas,
los cuales vienen a ser personas con necesidades económicas, consumidores de
drogas, jóvenes, adultos, desempleados, familiares con alguna enfermedad, etc. En
muchas ocasiones se valen de intermediarios que forman parte de su entorno familiar
o social (hermanos, primos, cuñados, vecinos, amigos, etc.) para concretar los actos
de reclutamiento o captación. El intermediario es una persona que ha realizado
diversos viajes transportando drogas y jamás fue descubierto su trama criminal, y
cuenta al aspirante a correo de drogas que nunca ha sucedido nada, a fin de poder
convencerlo de realizar el transporte de drogas. En suma, el correo de drogas realiza
los actos de tráfico-transporte en la modalidad de favorecimiento para el consumo
ilegal.
La mula ha sido muy utilizada en tareas que requieren de fuerza o resistencia como
medio de transporte, estos son los denominados muleros, correos de las drogas. Su
nombre nació en la década de 1970, cuando los narcotraficantes utilizaban estos
anima- les para el transporte de las drogas tóxicas, después fueron cambiados por
personas con necesidades económicas, sin otra opción, generalmente engañadas y
que no conocían a los miembros de la organización criminal que estaban detrás del
reclutamiento, a cambio de una retribución económica mínima a comparación del valor
de la mercancía ilícita que trasladaban de un lugar a otro.
La ruta de la droga vía aérea más frecuente al que se dirigen los correos de drogas es
España, México, Francia, Italia, Holanda, Brasil, entre otros. Las organizaciones
criminales utilizan los vuelos de conexión nacional previo al viaje al extranjero, como,
por ejemplo, los correos humanos que reciben las sustancias ilícitas en Lima, luego
viajan a provincia entre ellos, Cusco, Trujillo, Chiclayo y Piura, para posteriormente
retornar a Lima en un vuelo de conexión con destino final el extranjero, con la única
finalidad de desviar la atención del personal policial y de aduanas.
Así, por ejemplo, un correo de drogas fue captado en México por un sujeto conocido
como “chivo”, moreno, de un metro setenta de estatura, cabello lacio, de contextura
delgada, de treinta años de edad. Ellos se conocieron por el consumo de la marihuana
y en esas circunstancias es que le propone transportar droga de Perú a México,
ofreciéndole a cambio la suma de $ 2000. Otro correo de drogas fue captado por un
sujeto conocido como “Maycol”, un ciudadano peruano. El primer acercamiento se dio
en la loza depor tiva en el distrito de San Martín de Porras de la ciudad de Lima, fue al
término del partido que Maycol le explica cómo ganar dinero ($ 1300) a cambio de
llevar droga a Brasil. En ambos casos aceptaron.
1. Maleta
2. Ingesta de cápsulas
Esta modalidad consiste en que la persona (correo de drogas) realiza el transporte de
droga, acondicionada con cápsulas en dos presentaciones: compactas o semilíquidas,
que son suministradas por vía bocal, alojándose en el estómago, intestinos delgado y
grueso. Al llegar al destino final son evacuados vía rectal. Esta modalidad de
transporte de drogas, utilizando el cuerpo, implica un gran riesgo para la vida del
“correo de drogas”, en razón de que si los envoltorios de látex llegan a reventarse la
persona podría morir en forma inmediata, por sobredosis; es decir, exponen al máximo
sus vidas.
El perfil del ingestado presenta los ojos rojos medio sangrosos, lengua blanca, aliento
fuerte como a látex y no quieren ingerir ningún alimento sólido o líquido. Con relación
a los imputados extranjeros, muchas veces vienen desde tan lejos para conocer solo
el centro histórico de Lima, estas personas usan como cuartada el viaje por turismo,
sin conocer ningún lugar, sin bolsa de viaje y medios económicos. Además, reciben
remesas de dinero por agencias de envíos de dinero para solventar los gastos de
estadía (alojamiento y alimentación) en nuestro país.
3. Momia
Las respuestas incoherentes y las expresiones de los signos visuales (ejemplo, coger
cualquier punto físico: la maleta, el mostrador, la silla, el carrillo de equipaje) o
auditivos (ejemplo, repetición de la pregunta, responde con otra pregunta, voz baja,
etc.), que demuestran preocupación. Además, las actitudes excesivamente tranquilas
o el exceso de colaboración son también sospechosas.
1. Aspecto sustantivo
El transporte del bien ilícito al mercado del consumo por lo general se da mediante el
reclutamiento de los pasajeros para realizar dicho transporte, quienes aparentemente
desconocen la cantidad de la droga, pero asumen ese riesgo. Esto tiene una
consecuencia jurídica, si la cantidad excede de 10 kilogramos de clorhidrato de
cocaína, 20 kilogramos de pasta básica de cocaína, 100 kilogramos de cannabis
sativa, su conducta se adecua al tipo agravado señalado en el artículo 297, inciso
7, del Código Penal, cuyo marco punitivo es no menor de quince a veinticinco años
de pena privativa de libertad.
En ese sentido, los órganos de persecución del delito deberán identificar las
circunstancias precedentes que determinaron la ejecución del transporte de drogas en
la modalidad agravada, mediante los indicios objetivos, para luego valorarlos a través
de las reglas de la lógica, ciencia y máximas de la experiencia. Por ejemplo, si el
pasajero ingresó a nuestro país con una maleta pequeña y al retornar a su país
pretende viajar con una maleta grande, con doce ladrillos camuflados en el interior de
la misma, con ropa usada que no es de su propiedad; entonces, las máximas de las
experiencias indica que cada ladrillo pesa un kilogramo y que se trataría de clorhidrato
de cocaína.
Por otro lado, en el supuesto caso que el correo de drogas esté acompañado de una
persona con la finalidad de fingir un viaje de turismo, sin que este último sepa que la
finalidad del viaje no es otra que transportar las drogas tóxicas. En ese contexto,
ambos se alojan en el mismo hotel, el correo de droga recepciona la maleta con droga
sin que su acompañante se diera cuenta, para luego dirigirse al aeropuerto y en el
momento de la intervención solo encuentran drogas tóxicas en la maleta del correo de
droga, pero no en la maleta del acompañante de viaje. Por el principio de confianza, la
conducta del acompañante sería atípica.
Así como el caso del viajero que reside en el extranjero, quien ingresa a nuestro país a
visitar a sus familiares y en su retorno al extranjero, a pedido de una persona de su
distrito, encargan unos productos comestibles que llevará a un familiar que reside en el
extranjero, siendo descubierto en el aeropuerto transportando droga. Sin embargo, del
reporte de mensajes de texto se logró verificar que la persona que entregó el encargo
habría coordinado con otra persona para que reciba dicho paquete; es decir, sin que el
viajero tenga conocimiento de las actividades ilícitas. Para este supuesto la conducta
también resultaría atípica por error de tipo.
Otro caso es el de aquel taxista que realiza el traslado de una persona al aeropuerto,
encontrándose drogas tóxicas en la maleta del viajero. Durante las diligencias
preliminares se cita para su declaración testimonial, verificándose que se trata de un
taxista formal, además de no existir comunicaciones telefónicas con su cliente antes
de su embarque, por lo que la conducta del taxista sería atípica por prohibición de
regreso.
2. Aspecto procesal
En tal sentido, se deberá analizar las conductas externas que desplegó el imputado
que transporta drogas, como el proceso de reclutamiento, el viaje no programado, sin
bolsa de viaje, entre otros. La prueba indiciaria es de gran utilidad cuando estamos
frente a estos delitos clandestinos o complejos, a fin de describir en primer lugar la
trama criminal del correo de drogas, y luego identificar a los demás miembros que
están detrás del reclutamiento, como captadores, intermediarios, financistas,
coordinadores, entre otros.
El imputado durante las diligencias preliminares delata a las personas que habrían
participado en la entrega de los bienes delictivos, con la única finalidad de obtener
beneficios procesales de reducción de la pena. En primer lugar, no está en la
obligación de brindar la información, pues la declaración indagatoria es un elemento
de descargo (principio de autoincriminación), salvo la confesión sincera, sin embargo,
no se aplica en los supuestos de flagrancia; y en segundo lugar, la sindicación de su
coimputado debe basarse en prueba periférica que acredite su versión desde el inicio
de la investigación preliminar y evaluar el requerimiento de la medida detención
preliminar judicial.
Quiroz Salazar (2019) sostiene que: “la policía y la fiscalía deben apartarse de aquella
vieja práctica errada de aguardar la declaración del imputado y, en ocasión de ella,
lograr su confesión” (p. 113). Asimismo, Montero Aroca (2016) refiere que: “el acu-
sado no tiene la obligación de declarar ni en procedimiento preliminar ni en el juicio” (p.
156). En tal sentido, el imputado no es objeto de prueba, sino que su declaración sirve
como un elemento de descargo frente a la imputación recaída en su contra revestida
del principio de inocencia hasta que no se demuestre lo contrario. La carga de la
prueba es única y exclusiva del Ministerio Público.
3. Aspecto de ejecución
Los correos humanos de la droga que han sido sentenciados con una pena privativa
de libertad pueden solicitar los beneficios penitenciarios de Semilibertad y liberación
condicional, entre otros, sin distinción de si es interno peruano o extranjero.
Al respecto, Milla Vásquez (2019) sostiene:
La naturaleza jurídica de los beneficios penitenciarios corresponde a la de
incentivos, esto es, constituyen instrumentos motivacionales para los internos,
quienes, en aras de obtener su más pronta libertad, activan su predisposición
para trabajar, estudiar, seguir el tratamiento individualizado asignado de
manera voluntaria, etc. (p. 254)
En tal sentido, no es un derecho sino un acto discrecional que debe cumplir ciertos
requisitos formales y de fondo, como, por ejemplo, la correcta conducta del interno
durante su permanencia en el centro de reclusión.
Al respecto, Milla Vásquez (2019) sostiene que: “estas medidas premiales actúan, por
ello, como combustible necesario que encamina al motor penitenciario a la
consecución del fin primordial de la pena privativa de la libertad” (p. 264). En tal
sentido, el interno en su tratamiento resocializador, el Estado de alguna manera en
forma de retribución a esas ganas de seguir con su tratamiento penitenciario intra o
extramuros, les otorga los incentivos que son la Semilibertad, liberación condicional y
beneficio especial de salida de país para extranjeros.
En el Distrito Fiscal del Callao es una práctica recurrente que los internos extranjeros
paguen el 10 % del monto total de la reparación civil al Estado peruano, representado
por la Procuraduría Pública a cargo de asuntos en tráfico ilícito de drogas, para así
solicitar la exoneración del pago de la reparación civil y los días multa, conforme así lo
con- templa en la parte in fine del artículo 6 de la ley antes mencionada.
Según Devis Echandía (2015) “En la prueba indiciaria aparecen, como un todo
indivisible, el hecho y el argumento probatorio que de él puede obtenerse, en virtud de
la operación lógica” (p. 588). Concordamos con el autor al indicar que la prueba
indiciaria requiere el hecho y el argumento para su nacimiento y crecimiento, si faltara
uno sería un mero indicio o conjetura. De acuerdo con García Cavero (2010), afirma
que: “los elementos constitutivos de la prueba indiciaria son: el indicio, la inferencia
lógica y el hecho inferido” (p. 46).
a) este hecho base ha de estar plena- mente probado –por los diversos medios
de prueba que autoriza la ley–, pues de lo contrario sería una mera sospecha sin
sustento real alguno, b) deben ser plurales, o excepcionalmente únicos, pero de
una singular fuerza acreditativa, c) también concomitantes al hecho que se trata
de probar los indicios deben ser periféricos respecto al dato fáctico a probar, y
desde luego no todos lo son– y d) deben estar interrelacionados, cuando sean
varios, de modo que se refuercen entre sí y que no excluyan el hecho
consecuencia– no solo se trata de suministrar indicios, sino que estén
imbricados entre sí– (…).
En el caso analizado por la Corte Suprema se puede apreciar que el delito de tráfico
ilícito de drogas se desarrolla en la clandestinidad, y las personas que se dedican a
este negocio ilícito se cuidan muchísimo, a fin de no verse descubiertos por las
autoridades policiales y fiscales. Las técnicas de investigaciones tradicionales habrían
quedado en desventaja frente a los avances tecnológicos de las organizaciones
criminales, y el Estado no puede quedarse atrás. Es así que las técnicas especiales de
investigación como, por ejemplo: los informantes y confidentes, video- vigilancia,
interceptación telefónica, agentes encubiertos y especiales, entregas vigiladas, etc.,
resultan importantes en la investigación por el delito de tráfico ilícito de drogas. En el
caso en concreto, las diligencias de Ovise permitieron identificar a los demás
involucrados (distintos a los tres “burriers”) en esas actividades de tráfico ilícito de
drogas, determinar sus movimientos, ubicar la droga y, finalmente, detenerlos.
V. (…) el propio procesado pudo fácil- mente darse cuenta de que las maletas
que recibió no contenían los huacos que le dijeron, y a través de dicha
constatación de que el sobrepeso que tenían las maletas necesariamente se
debía a la cantidad de droga que llevaba. VI. (…)
1.3. Momia
Declaramos probado que durante los meses previos a mayo de 2008 los
responsables policiales del aeropuerto del Prat de Llobregat, en Barcelona,
detectaron la frecuencia con que se introducía droga en España en vuelos
procedentes de países sudamericanos y empleando para ello a personas que
se conocen como “muleros”, que no son sino individuos contratados para
realizar el viaje de ida y vuelta a uno de aquellos países, en este caso
concretamente Argentina, con el encargo de ingerir una serie de pequeños
envoltorios de formas cilíndricas que debían mantener en el interior de sus
organismos hasta hallarse ya alojados en el domicilio en España que les
indicaban los organizadores de los viajes.
Que respondiendo a esa forma de pro- ceder, fue detectada la entrada próxima
en el aeropuerto del Prat de Llobregat del acusado Torcuato Donato, mayor de
edad y sin que le consten en España ante- cedentes penales, quien
efectivamente llegó a la terminal de dicho aeropuerto sobre las 18:00 horas del
día 19 de mayo de 2008, en vuelo procedente de Buenos Aires (Argentina), de
donde era natural, siguiendo un itinerario que le obligó a efectuar una escala en
el aeropuerto de Madrid-Barajas, siendo interceptado por agentes del Cuerpo
Nacional de Policía en control de pasajeros, descubriendo entonces que
portaba dentro de su organismo un total de setenta y dos (72) cilindros en cuyo
interior se contenía cocaína en peso neto de 992 gramos y una pureza del
83,25 %, que supone un peso en cocaína pura de 736,7 gramos, una vez
descontado ya el margen de error estimado en el ± 3,31 %. La sustancia así
intervenida hubiere alcanzado en el mercado ilícito, tomado el peso neto y el
valor asignado por la Oficina Central Nacional de Estupefacientes, un total de
55.320 euros.
IX. Conclusiones
Llegados hasta este punto, conviene precisar lo que se ha comprendido del tema
objeto de estudio y lo que queda hacer con respecto al análisis del correo de las
drogas en sus diversas modalidades de transporte.
Referencias bibliográficas.
Devís Echandía, H. (2015). Teoría general de la prueba judicial. (T. II. Reimpr.
de la 6ª ed.). Bogotá: Temis.
García Cavero, P. (2010). La prueba por indicios en el proceso penal. Lima:
Supergráfica.
Iberico Castañeda, L. (2016). Material auto instructivo. Curso: tráfico ilícito de
drogas. Lima: Academia de la Magistratura.
Joshi Jubert, U. (1999). Los delitos de tráfico de drogas I. Un estudio analítico
del artículo 368 del CP. Barcelona: Bosch.
Milla Vásquez, D. (2019). Beneficios penitenciarios y otras instituciones
penitenciarias. Historia, teorías y resoluciones de casos. Lima: Pacífico.
Miranda Estrampes, M. (2012). La prueba en el proceso penal acusatorio.
Lima: Jurista.
Montero Aroca, J. (2016). Principios del pro- ceso penal. Una explicación
basada en la razón. Buenos Aires: Astrea.
Peña Cabrera Freyre, A. (2013). Tráfico ilícito de drogas y delitos conexos.
Perspectivas dogmáticas y políticas criminales. (2ª ed.). Lima: Rodhas.
Quiroz Salazar, W. (2019). La prueba del dolo en el proceso penal acusatorio
garantista. (2ª ed. ampliada). Lima: Imsergraf.
Rosas Castañeda, J. A. (2019). Los delitos de tráfico ilícito de drogas. Aspectos
sustantivos y política criminal. Lima: Pacífico.
Talavera Elguera, P. (2017). La prueba penal.
Lima: Pacífico.
Villegas Paiva, E. A. (2019). La prueba por indicios y su debida motivación en
proceso penal. Lima: Gaceta Jurídica.