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Criterios para evaluar la información en Internet

Muchas personas vienen trabajando hace tiempo en la difusión de una serie de criterios para evaluar la
calidad de la información que se encuentra disponible en la web.
Existen varios modelos, por lo que recorreremos un resumen de algunas de las características recurrentes en
casi todos ellos:

El contenido, ¿tiene un autor que asume su responsabilidad? Puede ser una persona o una organización, pero
el criterio nos recuerda el hecho de verificar si hay datos sobre la persona/organización, e incluso formas de
comunicarse. También es necesario revisar qué tipo de dominio es y si coincide con el tipo de
organización/autor (.edu, .org u otros). La verificación derivada de la autoría es la autoridad de quien publica
el contenido: ¿es un experto reconocido en el tema?, ¿cuál es la fuente oficial?
¿Está claro y explícito quién o quiénes son los responsables del sitio? En caso de corresponder, ¿se describe
el propósito de la organización que promueve el sitio? Los responsables, ¿tienen prestigio en la temática
tratada? La información en este sitio, ¿es veraz? El sitio, ¿ha recibido algún premio o reconocimiento?, ¿tiene
un gran número de visitas?

Este criterio nos insta a preguntarnos por las motivaciones de quien publica, para poder tener en claro
posibles sesgos derivados de esos fines, sean estos explícitos o tácitos. Podemos pensar, por caso, que una
página comercial de un producto podrá tener información confiable sobre las especificaciones del producto
en cuestión (en tanto que es la fuente oficial de esos datos), pero no necesariamente encontraremos
referencias.
¿Con qué objetivo fue elaborado el recurso? ¿Fue pensado para fines didácticos, recreativos o laborales?

Si bien los buscadores poseen información de la publicación del sitio, será importante verificar si el contenido
está actualizado, si hay publicaciones o actividad reciente, y si todo funciona, con el objetivo de descartar
que el sitio esté falto de mantenimiento. También es importante contextualizar este criterio: en algunos
casos, la fecha de actualización es irrelevante en relación con el valor del contenido.
¿Se indica claramente la fecha de actualización? ¿Cuándo se realizó la última actualización? Además de una
mención explícita, ¿hay otros indicios de que la información está actualizada?

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El contenido, ¿es accesible? Esto se puede responder desde las cuestiones técnicas básicas de ser
interpretado de manera aceptablemente similar entre navegadores diversos, hasta cumplir con testeos de
accesibilidad web como los WAI (Web Accesibility Initiative), usando sitios al estilo de WAVE.

Pensamos en la precisión, objetividad y el cuidado editorial. Este criterio nos recuerda chequear si la
información publicada es precisa, “objetiva” (en la medida que tal cualidad sea posible), y si la publicación
está cuidada a nivel de la redacción, ortografía, las traducciones y otros detalles formales. Un dato importante
por revisar en este criterio es la presencia de citas a otros autores y fuentes de los datos, así como bibliografía
de referencia.
¿Es rigurosa la información que se ofrece? La información, ¿se presenta con claridad?, ¿posee relevancia?
¿Existe coherencia entre los objetivos, los contenidos y los procedimientos sugeridos?, ¿y entre texto, imagen
y sonido? La información, ¿está desarrollada con amplitud? El tema, ¿está desarrollado en profundidad? La
información, ¿está libre de errores gramaticales y ortográficos?, ¿se presenta de modo coherente y
consistente a lo largo de todas las páginas del sitio?

En este criterio evaluamos la usabilidad del contenido, especialmente en relación con la legibilidad del texto
(colores, tipografía, tamaño), y si el diseño se adapta a diferentes dispositivos para su óptima revisión en
cualquiera de ellos. Si bien este criterio no hace a la fiabilidad de la información, existe una correlación entre
la calidad del contenido y el cuidado de la presentación, al menos en aspectos básicos.
¿Es adecuado el tamaño de la fuente utilizada? La imagen de fondo, ¿ofrece un buen contraste con el tipo de
fuente? El texto y los gráficos, ¿están muy juntos?
Las páginas, ¿son excesivamente largas o sobrecargadas?
En este sentido, la capacidad para buscar y validar información en Internet es una competencia prioritaria
para los ciudadanos del futuro, que interpela a las instituciones educativas a incorporar la revisión sistemática
y crítica de algunas herramientas y estrategias básicas para buscar y verificar datos entre la inédita cantidad
de información a la que tenemos acceso en Internet. Esto requiere de un aprendizaje y comprensión de la

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lógica subyacente a las tecnologías involucradas, más allá de la experiencia personal o compartida en un
grupo de pares.
Además, cuando nuestras búsquedas tienen como objetivo encontrar recursos digitales para incorporar a
nuestras propuestas pedagógicas, podemos tener en cuenta otros indicadores, tales como:

Se trata de evaluar sitios que tengan una estructura clara y ordenada de sus componentes, temáticas,
servicios y demás recursos, y un diseño que facilite la orientación del usuario durante toda la navegación.
¿Se incluye un mapa del sitio? ¿Se puede identificar con rapidez la página que se quiere visitar? ¿Es fácil llegar
directamente a ella? ¿Está claramente indicado el nombre de la página que se está navegando en cada caso?
¿Hay un enlace a la página inicial desde cualquier otra página? ¿Se puede volver fácilmente a una página ya
visitada? Los enlaces, ¿son fáciles de identificar?, ¿se agrupan con algún criterio reconocible? Los íconos,
¿representan claramente su propósito?

Se espera que el sitio se encuentre ordenado lógicamente y que cada segmento de información se relacione
con los demás. Pensamos en el hecho de seleccionar sitios que presenten una adecuada organización de sus
contenidos y herramientas, con una secuencia clara y lógica, donde títulos, subtítulos e íconos cumplan una
función didáctica adicional para la consulta y exploración.
El sitio, ¿tiene títulos, encabezamientos o capítulos?, ¿son pertinentes o, por el contrario, excesivos, confusos,
engañosos? La información sobre el tema indicado, ¿es completa? La información, ¿está ordenada
lógicamente? ¿Existen herramientas de ordenamiento (índices, esquemas, etc.)?

Consiste en verificar que el contenido que se presenta sea adecuado respecto del destinatario a quien se
dirige.
El vocabulario, el lenguaje, los conceptos, ¿son adecuados para el destinatario previsto?

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