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• Samba landó. Esta danza también forma parte del folclore afroperuano.

Datos históricos
revelan que data del siglo XIX. Según Nicomedes Santa Cruz, derivaba del Londu o Lundu, una
danza practicada en Angola. Al igual que en el festejo, interviene aquí el cajón peruano; sin
embargo, el Landó posee un ritmo un poco más pausado. Según datos históricos, en la letra
de sus canciones se incluyen pregones de la época. El baile puede ser ejecutado por mujeres
–portando largas faldas con caída fluida, una blusa blanca y un turbante anudado en la cabeza
–, que cortejan a elegantes varones vestidos con pantalones remangados, un cinturón atado
en la cintura y camisa.

• Hatajo de negritos. Procedente del departamento de Ica, esta danza posee una fuerte
influencia religiosa. Su coreografía representa los pasajes bíblicos que hacen referencia a la
visita de los pastores y reyes magos al recién nacido niño Jesús. Es bailada únicamente
durante las fiestas de navidad. El hatajo de los negritos es interpretado por una comparsa de
varones, quienes, vestidos de blanco y portando coloridas contrabandas y bandas, zapatean
y recitan versos a ritmo de violín y campanillas.

• Las pallitas. Esta danza nació al sur de Lima, más precisamente en Ica. Al igual que el hatajo
de los negritos, hace alusión a las visitas que recibió el niño Jesús tras su nacimiento. Las
“pallitas”, término de origen quechua que hace referencia a las pastoras o doncellas, es
interpretada por un grupo de mujeres con elegantes vestidos de color blanco, celeste o rosado
y tul en la cabeza, quienes recorren las principales calles de la ciudad zapateando y entonando
villancicos. La comparsa dura hasta el seis de enero, día en que se celebra la Bajada de Reyes.

• Zamacueca: Esta danza se caracteriza por acentuar los movimientos de pelvis en una
especie de baile erótico que tiene lugar en la mitad de una gran fiesta. El mestizaje cultural
en Lima entre gitanos y mulatos a mediados del siglo XIX, originó este tipo de danza que
en un ritual amoroso destaca la obsesión de un hombre por una mujer. Durante el mismo
se hace un juego especial con pañuelos que adorna el cortejo.

• Festejo: Es conocido como «el baile de la cintura», por los movimientos acelerados y
eróticos que logra especialmente la mujer. Es uno de los géneros más antiguos llegados a
la costa peruana y parece ser el origen de danzas mencionadas anteriormente como el
alcatraz, el inga, lando y lavanderas.

• Vals Criollo: Se desarrolló en Lima en los siglos XIX en gran parte de la costa peruana. Se
representa la época de los montoneros, cuando las mujeres escondían a sus hombres
debajo de sus polleras debido a las persecuciones que sufrían. En la fiesta es costumbre
llevar canelazo (cañazo), la vestimenta está referida al campo y a su época y la presencia
de peregrinos que vienen de otros lugares a rendir culto a la santa imagen. La música
empieza con acordes propios del fervor religioso, luego se combina con música típica que
gusta mucho en los lares de Ayabaca.

• Lando: Hombres y mujeres realizan un baile con la contorsión de sus cuerpos, en los que se enfatiza
el movimiento del vientre, al ritmo de tambores y otros instrumentos de percusión. Los bailarines
danzan descalzos en una actitud festiva y alegre, vestidos con trajes sencillos y de colores.
Normalmente los hombres llevan sombrero. La Costa del Perú es una de las tres regiones
importantes del país, donde se gesta y se practica con alegría y fulgor importantes manifestaciones
culturales y artísticas que se caracterizan por sus diversas danzas.

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