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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DE OCCIDENTE

DIVISIÓN DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES


CUNOC – USAC

Nombre del Estudiante: JAQUELIN MISHELL AJTUN SACALXOT

Número De Carné: 202132755

Curso: DERECHO INDIGENA

Docente: Lic. ARNOLDO MARCIAL CIFUENTES GRAMAJO

CUARTO SEMESTRE 2023

Sección: “E”

“RESUMEN DEL LIBRO CONTRATO SOCIAL DE JEAN JACQUES ROUSSEAU”

QUETZALTENANGO, 19 DE SEPTIEMBRE 2023


INTRODUCCIÓN

A lo largo del tiempo hemos tenido la percepción de la familia como la base para
una sociedad y de sociedad se desprenden contratos realizados por el hombre para
que prevalezca el bien común dentro los habitantes y estos con el Estado, pero a
veces se es violado por el ciudadano que se niega a obedecer órdenes del gobierno
o al contrario desde el gobierno. Con un mal manejo, hace que el pueblo tenga ideas
contrarias y haya desacuerdos entre pueblos. Es difícil luchar un Estado contra otro
sin tener que involucrar a sus hombres, y que además estos no trabajen ni
produzcan. Es absurdo creerlo porque la producción está basada en la forma como
se maneje la sociedad de consumo.
En la actualidad parece que se hubiera olvidado algunas partes de este Contrato
Social, porque todos los días vemos violaciones de los derechos que como hombres
nos corresponde, y que a veces hay hechos donde la ley es nula porque todo queda
en la impunidad. A esto se le debería dar un buen manejo desde el criterio político,
social actuando bajo medidas de justicia y soberanía. Si hacemos esto le podríamos
dar un valor actual al contrato social de autenticidad y se lograría la armonía total
para la sociedad.
Al contrato social le podemos dar un valor personal siempre y cuando estemos
regidos por él, y si en nuestro gobierno se le ha dado ese valor que contiene. Con
el contrato social se han cumplido sus ideas y con él se han creado instituciones de
poder político social. Es importante saber que nacemos libres, pero podemos llegar
a perder nuestra libertad cuando otros la toman. El pueblo puede ser representado
por sus lideres ante un Estado y tomar iniciativas dentro de su propia autonomía. Es
por ello que en el presente trabajo contiene los aspectos más importantes sobre la
interpretación literaria del libro el contrato social una obra política en Donde
Rousseau expone su forma de entender el proceso de convivencia social basado
en un principio democrático. En donde según el autor debe hacerse una estrecha
relación entre el pueblo y el poder soberano que es el Estado en donde se busca de
manera precisa una igualdad y conformidad social y jurídica.

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Para desarrollar el análisis de este libro es importante recalcar que el mismo cuenta
con cuatro libros, cada uno con distintos apartados, haciendo un total de cuarenta y
seis temas, y se desarrollan de la siguiente forma:

Contrato social o principios de derecho político


LIBRO PRIMERO

I. ASUNTO DE ESTE PRIMER LIBRO:


En este primer capítulo el autor indica que el hombre nace libre pero no es libre, si
no que nace encadenado por los demás y muchas veces por sí mismo. Es decir que
el hombre ha nacido libre. Pero es esclavo. “En tanto que un pueblo obedece hace
bien, sacude el yugo hace mejor aún, recobra su libertad, prueba que fue creado
para disfrutar de ella”. El orden social, un derecho sagrado está fundado en
convenciones (acuerdos), que por lo general son dictados por personas
mandatarias que no están sabidas de la realidad del país y dictan las normas
conforme a un beneficio personal o que beneficie a un solo grupo de personas, a
eso es lo que se refiere el autor cuando hace mención que los habitantes de la
sociedad están encadenados.

II. DE LAS PRIMERAS SOCIEDADES.


A lo largo del tiempo hemos formado un concepto referente a la familia como un
ente importante y pieza fundamental de la sociedad y es así como el autor nos
confirma ese concepto pues; menciona que la familia es como el primer modelo de
sociedad, ya que el jefe es la imagen del padre y el pueblo la de los hijos, pues la
especie humana está dividida por una persona superior, que en este caso es el jefe,
y un grupo de personas inferiores, el pueblo. Menciona también al filósofo Aristóteles
y al Jurista Grocio, con un concepto de lo que es la sociedad y lo explica de la
siguiente manera:
Para el Filosofó Aristóteles los hombres no son naturalmente iguales, pues unos
nacen para la esclavitud y otros para la dominación, en lo que llevaba razón, ya que

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hay esclavos por naturaleza porque los ha habido contra ella. La más antigua de las
sociedades es la familia. Pero ella no subsiste más que por convención.
Para el Jurista Grocio: el género humano pertenece a una centena de hombres o si
esta centena de hombres pertenece al género humano. Adán y Noé padre de tres
monarcas que se repartieron el imperio del mundo. Adán fue soberano del mundo.

III. DEL DERECHO DEL MÁS FUERTE


El autor indica que la fuerza que poseemos es una potencia física, y que la moralidad
no es uno de los efectos que causa la fuerza física. Explica que, si es preciso
obedecer por fuerza, no es necesario obedecer por deber. Es decir que la idea que
tenemos del más fuerte consiste en que este no lo va a poder ser siempre, a no ser
que convierta la fuerza en derecho y la obediencia en obligación, pues la fuerza no
constituye derecho y solo hay obligación de obedecer a los poderes legítimos.
(actualmente el Estado Guatemala cuenta con tres organismos o poderes:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial)

IV. DE LA ESCLAVITUD
En este capítulo el autor manifiesta que la guerra no es una relación de hombre a
hombre, sino de Estado a Estado, en la cual los individuos son enemigos
accidentalmente, no como hombres, ni como ciudadanos, sino como soldados. Las
declaraciones de guerra son advertencias dirigidas a los ciudadanos más que a las
potencias. No hay derecho de matar al enemigo más que cuando no se le puede
convertir en esclavo.
Estableciendo el derecho de vida o muerte sobre el derecho de esclavitud. Así
desde cualquier punto de vista, el derecho de esclavitud es nulo. Las palabras
esclavo y derecho se excluyen y son contradictorias mutuamente. Enajenar es ceder
o vender. Ahora, un hombre que se hace esclavo de otro, no cede su libertad; la
vende. Decir que un hombre se da a otro gratuitamente, es afirmar una cosa absurda
e inconcebible. Renunciar a su libertad es renunciar a su condición de hombre a los

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derechos de la humanidad y aun a sus deberes. No hay resarcimiento alguno
posible para quien renuncia a todo.

V. DE CÓMO ES PRECISO ELEVARSE A UNA PRIMERA CONVENCIÓN


El autor indica que por lo general siempre apresará una gran diferencia entre
someter una multitud y regir una sociedad. Jamás un pueblo y su jefe: representaran
si se quiere una agrupación más no una asociación, porque no hay ni bien público
ni cuerpo político. Antes de examinar el acto por el cual el pueblo elige un rey, sería
conveniente estudiar el acto por el cual un pueblo se constituye en tal. En efecto, si
no hubiera una convención anterior.

El pueblo elige a un rey, se debería estudiar por qué un pueblo es pueblo, aunque
muchas veces este proceso se produce por votación, y se da el hecho de que una
minoría debe sujetarse al elegido por la mayoría.

VI. DEL PACTO SOCIAL


El autor indica que los hombres llegan a un punto en que los obstáculos impiden la
conservación en el estado natural. Entonces perecería sino cambia su manera de
ser. Esta dificultad puede enunciarse en los siguientes términos: “encontrar una
forma de asociación que defienda y proteja con la fuerza común la persona y los
bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca
sino a sí mismo y permanezca tan libre como antes. En pocas palabras para poder
conservar el Pacto Social, los hombres deberían unir sus fuerzas para así formar
una asociación que proteja sus bienes y derechos.

VII. DEL SOBERANO


Se forma un grupo de personas que quieren dar con un bien común. Este grupo es
liderado por un Soberano y la finalidad es que este haga leyes beneficiosas y que
puedan ser cumplidas. Debido a que el beneficio es como, si alguna persona no

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cumple su parte es obligada por el resto del grupo a cumplirla, y de esta forma todos
se prestan ayuda.

El soberano no puede imponer una ley y quebrantarla. Violar el acto por el cual
existe, sería aniquilarse y lo que es nada, no produce nada. Así, el deber y el interés
obligan igualmente a las dos partes contratantes ayudarse mutuamente. El
soberano no puede tener interés contrario al de ellos. Cada individuo puede tener
una voluntad contraria su interés particular puede aconsejarle de manera distinta de
la que le indica el interés común.

VIII. DEL ESTADO CIVIL


El hombre pierde su libertad natural y el derecho ilimitado a todo cuanto desea y
puede alcanzar ganando en cambio la libertad civil y la propiedad de lo que posee.
Se recalca que el Estado Civil es aquella condición que tienen los ciudadanos dentro
del Estado, y en este se podría añadir la libertad moral, que por si hace al hombre
verdadero dueño de sí mismo. Por el contrato social, el hombre pierde su libertad
natural, mientras que lo que gana es la libertad civil y la propiedad de todo lo que
posee. Mientras que la libertad natural solo reconoce las fuerzas del hombre, la
libertad civil se halla limitada por la libertad general.

IX. DEL DOMINIO REAL


El hombre tiene naturalmente derecho a todo cuanto le es necesario; pero el acto
positivo que le convierte en propietario de un bien cualquiera, le excluye el derecho
a los demás. Este capítulo habla del dominio de las personas sobre las propiedades
y que los habitantes ocupen el espacio necesario, y que se consiga mediante el
esfuerzo y el trabajo. Para finalizar el libro primero Rousseau nos afirma que
cualquier hombre tiene derecho a todo lo que necesite.

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LIBRO SEGUNDO

I. LA SOBERANÍA ES INALIENIBLE
Rousseau explica que la soberanía es inalienable (que no se puede vender o ceder).
Es el ejercicio de la voluntad general. El poder se transmite, pero no la voluntad. El
soberano puede muy bien decir: “yo quiero lo que quiere actualmente tal hombre o
al menos lo que dice querer”; pero no podrá decir: “lo que este hombre querrá
mañana yo lo querré” Es absurdo que la voluntad se encadene para el futuro.
Rousseau comienza mencionando que la sociedad es inalienable, no puede ser
cedida a otra nación, aunque el Soberano quiera. También habla del cambio que se
puede producir de Soberano a amo, y que destruiría el cuerpo político.

II. LA SOBERANÍA ES INDIVISIBLE.


La soberanía es indivisible por la misma razón que es inalienable. Los políticos no
pudiendo dividir la soberanía en principio lo dividen en sus fines y objeto. Después
de desmembrar el cuerpo social, con una habilidad y prestigio ilusorias (irreal,
ficticio), unen las diferentes partes no se sabe cómo. Además de inalienable, la
soberanía es indivisible, pues la voluntad o es general, o no lo es. En el primer caso
la voluntad es acto de soberanía y hace ley, en el segundo es solamente una
voluntad particular. Al no poder ser dividida la soberanía en su principio, los políticos
intentan dividirla en su objeto, y hacen del Soberano un ser quimérico.

III. SOBRE SI LA VOLUNTAD GENERAL PUEDE ERRAR


El autor indica que la voluntad general siempre es recta, pero las deliberaciones del
pueblo no. Mientras se cree que la voluntad general siempre va encaminada al bien
común, pero en la realidad es que muchas veces se engaña al pueblo para que
decida querer algo malo. La solución sería que cada ciudadano opine según el solo
piensa La voluntad general es siempre recta y tiende constantemente a la utilidad
pública. Pero a menudo se le engaña y es entonces cuando parece querer el mal.
Cuando el pueblo informado delibera, resultaría la voluntad general y la deliberación

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sería buena. Cuando se forman intrigas y asociaciones; desaparece la voluntad
general y la opinión que impera es una opinión particular.

IV. DE LOS LÍMITES DEL PODER SOBERANO.


El autor en este capítulo indica que la naturaleza ha dado al hombre un poder
absoluto sobre todos sus miembros, el pacto social da al cuerpo político un poder
absoluto sobre todos los suyos. Este poder tomar el nombre de soberanía. Tan
pronto como el cuerpo soberano lo exija, el ciudadano está en el deber de prestar
sus servicios al Estado, trabaja para los demás, pero a la vez por sí mismo.
Esto prueba que la igualdad de derecho y la noción de justicia que la misma produce,
se derivan de la preferencia que cada uno se da. Así como la voluntad particular no
puede representar la voluntad general, esta a su vez cambia de naturaleza si tiende
a un objeto particular, y no puede en caso tal fallar sobre un hombre ni sobre un
hecho. El pacto social establece entre los ciudadanos una igualdad tal, que todos
se obligan bajo las mismas condiciones y todos gozan de idénticos derechos. Se
debe de entender que lo que constituye a la soberanía no es un convenio del
superior con el inferior, sino del cuerpo con cada uno de sus miembros; convención
legítima porque tiene como base el contrato social.

V. DEL DERECHO DE VIDA Y DE MUERTE.


El hombre tiene el derecho de arriesgar su propia vida para conservarla. El que
quiere conservar su vida a expensas de los demás, debe también exponerla por
ellos cuando sea necesario. La pena de muerte dado a los criminales puede ser
considerada desde este punto de vista. El malhechor atacando el derecho social
conviértase por sus delitos en rebelde y traidor a la patria. Es preciso que uno de
los dos perezca, y al aplicarle la pena de muerte al criminal, es más como a enemigo
que como a ciudadano. Tal enemigo no es una persona moral, sino un hombre, y
en ese caso el derecho de la guerra establece matar al vencido. En cuanto al
derecho de gracia, en un estado bien gobernado hay pocos castigos, no porque se
concedan muchas gracias, sino porque hay pocos criminales.

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VI. DE LA LEY.
En este capítulo el autor hace hincapié que toda clase justicia procede de Dios, él
es la única fuente; pero si nosotros supiéramos recibirla de tan alto, no tendríamos
necesidad ni de gobierno ni de leyes. Es preciso, pues, convenciones y leyes que
unan y relacionen los derechos y los deberes y encaminen la justicia hacia sus fines.
Pero cuando todo el pueblo estatuye (establece, determina, ordena) sobre sí mismo,
no se considera más que a sí mismo y se forma una relación: la del objeto entero
desde distintos puntos de vista, sin ninguna división. La materia sobre el cual se
estatuye es general como la voluntad que estatuye, porque estos emanan de la
voluntad general. Así lo que un hombre ordena particularmente es un decreto, no
un acto de soberanía, y es por ello que nace la necesidad de un legislador.

VII. DEL LEGISLADOR.


El legislador es el mecánico que inventa la máquina, el príncipe, el obrero que la
monta y la pone en movimiento. El que se atreve a emprender la tarea de instituir
(fundar, establecer algo nuevo) un pueblo, es preciso, que despoje al hombre de
sus fuerzas propias dándole otras extrañas. Mientras más se aniquilen las fuerzas
naturales, mayores serán las adquiridas y más sólida y perfecta la institución. Así el
legislador es, bajo todos los conceptos, un hombre extraordinario (excelente) en el
estado.
Encuéntrase con dos cosas aparentemente incompatibles: una empresa
sobrehumana y para su ejecución una autoridad nula. Así, pues, no pudiendo el
legislador emplear ni la fuerza ni el razonamiento, es de necesidad que recurra a
una autoridad de otro orden que pueda arrastrar sin violencia y persuadir sin
convencer. Incluso recurren a la intervención del cielo, en la formación del hombre,
para que soporten dócilmente el yugo de la felicidad pública.
Esto no quiere decir que la política y la religión tengan entre nosotros un objeto
común, pero sí que, en el origen de las naciones, la una sirvió de instrumento a la
otra.

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VIII. DEL PUEBLO.
El autor indica que la mayor parte de los pueblos, así como los hombres, solo son
dóciles en su juventud; en la vejez háchense incorregibles. La juventud no es la
infancia. Hay naciones como en los hombres un periodo de juventud, o si se quiere
de madurez, que es preciso esperar antes de someterlas a la ley; pero ese período
de madurez en un pueblo, no siempre es fácil de reconocer, y si se le anticipa, la
labor es inútil.
Ósea que la libertad no está al alcance de todos los pueblos. En cada lugar donde
hay una forma de gobierno, la persona publica consume sin producir nada, y es más
grande la distancia de apatía entre gobierno y Estado.

IX. CONTINUACIÓN.
Realmente es más fuerte un pequeño Estado que uno grande. Mil razones
demuestran este principio. Primeramente, la administración se hace más difícil
cuantos mayores son las distancias. Háchese también más oneroso (que ocasiona
gasto), que el pueblo paga. Así tantas cargas agotan a los súbditos quienes lejos de
estar bien gobernados lo están peor. Además, no sólo la acción del gobierno es
menos vigorosa, sino que el pueblo tiene menor afección (impresión afecta) por sus
jefes, por la patria, y por sus conciudadanos. Los jefes cargados de negocios, no
ven nada por sí mismos; El Estado está gobernado por subalternos. Es por esto que
una nación demasiado grande se debilita y perece aplastado por su propio peso.
Por otro lado, los pueblos débiles corren el riesgo de ser engullidos. Una sana y
fuerte constitución (formación, organización) es lo primero que debe buscarse.

X. CONTINUACIÓN.
El autor indica que es de suma importancia recalcar que un cuerpo político se puede
medirse de dos maneras, a saber: por su extensión territorial y por el número de
habitantes, Así el estado lo forman los individuos y éstos se nutren de la tierra. No
es posible calcular con precisión la relación entre la extensión territorial y el número
de habitantes. A estas condiciones cuando se trata de instituir un pueblo se debe

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agregar el goce de abundancia y de la paz. Si la guerra, el hambre la sedición surgen
en condiciones tan críticas, el Estado queda inevitablemente arruinado. También
indica que el pueblo que es apto para una legislación es aquel que no tiene aún
leyes, el que no perece, el que no participa en las querellas de sus vecinos, y donde
el hombre no está obligado a soportar cargas superiores a sus fuerzas el que, sin
ser rico ni pobre, se basta a sí mismo. Estas condiciones se encuentran difícilmente
juntas: por esto se ven pocos Estados bien constituidos.

XI. DE LOS DIVERSOS SISTEMAS DE LEGISLACIÓN.


Todo sistema de legislación tiene dos objetos principales: la libertad y la igualdad.
En este sentido la libertad no puede subsistir sin la igualdad. L a fuerza de las cosas,
tiende siempre a destruir la igualdad, la fuerza de la legislación debe siempre
propender a mantenerla. Se debe asignar a cada pueblo un sistema particular de
institución que sea el más apropiado al Estado al cual se destina. Por ello cada
pueblo encierra en sí una causa que la dirige de una manera particular y que hace
de su legislación una legislación propia y exclusiva de él.

Pero si el legislador equivocándose en su objeto toma un camino diferente. Se verán


las leyes debilitarse insensiblemente, la constitución alterarse y el estado no cesar
de estar agitado. La constitución del hombre es obra de la naturaleza, la del Estado
es obra del arte. La responsabilidad de darle constancia a este Estado es el hombre,
pero el Estado al final acabara muriendo. Rousseau da importancia al poder
legislativo comparándolo con el corazón, y al poder ejecutivo con el juicio.

XII. DIVISIÓN DE LAS LEYES.


El Soberano solo tiene el poder legislativo, obrando así por medio de leyes y se
dividen de la siguiente manera:
- Leyes políticas o leyes fundamentales
- Leyes civiles,
- Leyes penales,

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A estas tres clases de leyes hay que agregar, la más importante de ellas, que nace
del corazón de los ciudadanos. Que es la fuerza de la costumbre a la autoridad.

LIBRO TERCERO

I. DEL GOBIERNO EN GENERAL.


Realmente en el cuerpo político, distingue la fuerza y la voluntad; ésta, bajo el
nombre de poder legislativo, la otra, bajo el de poder ejecutivo. Nada se hace o nada
debe hacerse sin su concurso. El gobierno viene a ser el agente que sirve de
comunicación entre el estado y el soberano, el mismo cuenta con suprema
administración al ejercicio legítimo del poder ejecutivo, y el magistrado al hombre o
al cuerpo encargado de esta administración. Así el gobierno recibe del cuerpo
soberano las órdenes que transmite el pueblo. Soberano, gobierno y súbditos, esta
relación no se debe alterar, sino el Estado disuelto cae en el despotismo o en la
anarquía. Sin embargo, cuanto más el Estado crece en población, más la libertad
disminuye. Por ello el gobierno para ser bueno debe ser relativamente más fuerte a
medida que la población crece. Así el gobierno debe disponer de mayor fuerza para
contener al pueblo, a la vez el cuerpo soberano para contener al gobierno. Esto
demuestra que no hay un sistema de gobierno único y absoluto, sino tantos
diferentes por su naturaleza como Estados desiguales por su extensión. El gobierno
es en pequeño, lo que el cuerpo político que lo contiene es en grande. Por ello el
Estado existe por sí mismo y el gobierno por el soberano. Sin embargo, para que el
gobierno tenga una existencia, una vida real, que lo distinga del Estado, necesita de
una fuerza, voluntad propia que supone asambleas, consejos poder de deliberar, de
resolver, derechos, títulos y privilegios. Siempre se debe sacrificar el gobierno al
pueblo y no el pueblo al gobierno. Del gobierno en general, la voluntad de poder
está basada en los poderes legislativo y ejecutivo. Legislativo perteneciente al
pueblo y Ejecutivo a una gran generalidad, estas acciones se convierten en leyes
por cumplir. El gobierno como un legítimo poder ejecutivo debe de ser valeroso para
poder manejar un pueblo numeroso.

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II. DEL PRINCIPIO QUE CONSTITUYE LAS DIVERSAS FORMAS DE
GOBIERNO.
Rousseau indica que cuando el cuerpo magistrado se halla compuesto por uno o
más miembros, la soberanía es mayor en cuanto más grande sea el pueblo cuando
hay una fuerza compuesta por personas; le queda menos al gobierno para obrar
sobre el pueblo. En una legislación perfecta. La voluntad individual o en particular
pasa a ser nula, ya que reina el sentido de soberanía dominante, de acuerdo al
orden natural, si estas voluntades están unidas, existe más actividad.

III. DIVISIÓN DE LOS GOBIERNOS.


Es necesario recalcar que cuando el soberano entrega las funciones de su gobierno
a todo un pueblo, a esto se le da el nombre de democracia. Si el número de
ciudadanos es mayor al del magistrado, se les denomina aristocracia. Si el poder
está dirigido por un solo representante se llama monarquía, Siempre en cada época
se ha hablado de cualquiera de estas formas de manejo del, pero sin poder llegar a
una sutil conclusión de cuál sea la mejor. Cada una de ellos es la mejor en ciertos
casos y la peor en otros. Así el gobierno democrático conviene a los pequeños
estados. El aristocrático a los medianos y el monárquico a los grandes.

IV. DE LA DEMOCRACÍA.
El autor indica que la persona quien ejecuta la ley es quien la hace constituyendo al
poder legislativo con el poder ejecutivo. No es buena la idea la anterior, porque se
pueden imponer, intereses particulares sobre los públicos, el pueblo debe armarse
de valor constante para luchar por sus objetivos. Recalcando que la democracia es
una forma de gobierno justa y conveniente para vivir en armonía. En una
democracia ideal la participación de la ciudadanía es el factor que materializa los
cambios, por lo que es necesario que entre gobernantes y ciudadanos establezcan
un diálogo para alcanzar objetivos comunes.

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V. DE LA ARISTOCRACIA.
Según la historia las primeras sociedades se gobernaron aristocráticamente. Se
distinguen tres tipos: la natural, la selectiva, y la hereditaria. De todos ellos la
segunda (electiva) es la mejor, es la aristocracia propiamente dicha. Ésta tiene la
elección de sus miembros, tiene todas las garantías de que se estará sabiamente
gobernado, lo mejor y lo más natural es que los más sabios gobiernen a las
multitudes.
Exige la moderación en las riquezas y el contento o satisfacción en los pobres. Una
igualdad rigurosa no tendría en ella cabida. El gobierno popular da exigencias de
moderación a los ricos un sentido de igualdad, pero a los pobres los conlleva a una
conformidad quedando sin ningún valor lo que es la igualdad.

VI. DE LA MONARQUÍA.
Rousseau indica que al príncipe lo consideramos como como una persona moral y
colectiva, unida por la fuerza de las leyes y depositaria del poder ejecutivo. En esta
administración un individuo representa a un ser colectivo. Así la voluntad del pueblo
y la voluntad del príncipe y la fuerza pública del Estado y la fuerza particular del
gobierno, todo responde al mismo móvil, toda marcha hacia el mismo fin.
Mas si no hay gobierno que tenga más vigor, no hay otro en el que la voluntad
particular tenga tanto imperio y domine más fácilmente a los demás; toda marcha al
mismo fin, es cierto, pero ese fin no es el de la felicidad pública. Para que un Estado
monárquico pueda ser bien gobernado, necesita que su grandeza o extensión esté
en relación con las facultades del que gobierna. Por ello la corona se ha hecho
hereditaria.

VII. DE LOS GOBIERNOS MIXTOS.


El autor recalca que es necesario saber que no existe ningún gobierno simple ya
que está formado por magistrados y en el popular hay un jefe, pero si el poder
ejecutivo no está unido dependientemente, aparece la división del gobierno Es

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necesario dividir el gobierno. Evitando el inconveniente nombrando magistrados
intermediarios. Entonces el gobierno no es mixto sino templado.

VIII. DE CÓMO NO TODA FORMA DE GOBIERNO ES PROPIA A TODO PAÍS.


El autor de la obra indica que la monarquía no conviene, pues, sino a las naciones
opulentas, la aristocracia a los estados mediocres en riqueza, y la democracia a los
pequeños y pobres. Se ve, pues, que en cada clima existen causas naturales que
pueden servir de norma para establecer la forma de gobierno adecuado y hasta para
decir que clase de habitantes debe tener. Esto se debe a que los pueblos no logran
encontrar sus principios de libertad, ya que el estado publico consume, pero los
hombres trabajan para la subsistencia del Estado.
También depende de la productividad que de sus tierras de acuerdo a la democracia
se cree como el medio menos dañado, que puede perjudicarle a un pueblo, porque
al contrario les da validez a sus derechos.

IX. DE LOS SIGNOS DE UN BUEN GOBIERNO.


El autor expresa que para decir si existe un buen gobierno, hay que observar el
manejo con el pueblo así desciframos si está mal o bien gobernado. Si hay
asociación constante hay crecimientos prósperos y natural y esto hace que los
ciudadanos puedan producir mejor.

X. DEL ABUSO DEL GOBIERNO Y DE SU INCLINACIÓN A DEGENERAR.


En este capítulo el autor indica que existen dos vías o medios generales por los
cuales un gobierno degenera: cuando se concentra o cuando el Estado se disuelve.
El gobierno se concentra cuando pasa del gran número al pequeño, es decir, de la
democracia, a la aristocracia y de esto a la monarquía.
La disolución del Estado se da de dos maneras: primeramente, cuando el príncipe
no administra el Estado de acuerdo con las leyes y usurpa el poder soberano. En
segundo lugar, cuando los miembros del gobierno, usurpan por separado el poder

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que deben ejercer en conjunto. Así la democracia degenera en oclocracia, la
aristocracia en oligarquía y la monarquía en tiranía.

XI. DE LA MUERTE DEL CUERPO POLÍTICO.


El principio de la vida política reside en la autoridad soberana. El poder legislativo
es el corazón. El ejecutor, el cerebro que lleva el movimiento a todas partes. El
cerebro puede paralizarse y la vida continuar, pero tan pronto como el corazón cesa
en sus funciones aquella se extingue. Si se debilitan en el transcurso del tiempo, es
prueba de que no hay poder legislativo y de que el Estado ha dejado de existir. No
existe esperanza alguna que nos pueda señalar que un gobierno pueda durar
eternamente. Se puede comparar con el cuerpo del hombre que cuando empieza a
nacer, crea la destrucción a la estructura de alargar la vida. Todo principio de vida
política está en la autoridad de la soberanía.

XII, XIII, XIV. COMO SE SOSTIENE LA AUTORIDAD SOBERANA,


CONTINUACIÓN, CONTINUACIÓN.
El autor indica que el soberano solo puede proceder cuando el pueblo está reunido.
Así Roma subsistía, porque el pueblo romano se reunía casi todas las semanas y
en ocasiones más de una vez. Trataba y conocía de ciertos asuntos, juzgaba ciertas
causas, y todo el pueblo era, ya magistrado, ya ciudadano. El soberano consta del
poder legislativo para poder. Surgir por medio de leyes.
Para obrar, pero el pueblo, debe de estar reunido, en antiguas civilizaciones, se
cuenta que no pasaba mucho tiempo sin que el pueblo se reuniera a expresar sus
causas, de ambos lados debe haber tiempo para asambleas. Poner en igual y
buenas condiciones a cada rincón del territorio, así se puede ver un Estado muy
bien gobernado.
Cuando los jefes son avaros, viles o pusilánimes, más amantes del reposo que de
la libertad, no resisten mucho tiempo las fuerzas redobladas del gobierno, siendo
así como la fuerza resistente, que aumenta sin cesar, hace al fin desaparecer la
soberanía y caer y perecer la mayor parte de las ciudades prematuramente.

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XV. DE LOS DIPUTADOS O REPRESENTANTES.
El autor indica que la soberanía no puede estar representado, pero debe y puede
serlo en el poder ejecutivo. Tan pronto como un pueblo se da representantes deja
de ser libre y deja de ser pueblo; Si deja que el interés privado prevalezca sobre el
público los ciudadanos se dan la tarea de servir con el bolsillo. Mas no de mostrar a
la persona que es.
Él puede sufrir gobierno una ruina cuando hay abuso y no se quiere a la patria
cuando hay desacuerdos. Aquí aparecen los diputados, la soberanía debe estar
representada por voluntad general, pero es difícil llegar a ser demostrada.

XVI. LA INSTITUCIÓN DEL GOBIERNO NO ES UN CONTRATO.


El autor indica que, si fuese posible que el soberano mantuviese el poder ejecutivo,
el derecho y el hecho estarían confundidos de tal modo que no se sabría decir lo
que es ley y lo que no lo es; y el cuerpo político se desnaturalizaría. Muchos han
querido hacer ver que este contrato es un pacto entre el pueblo y sus
representantes, por el cual, unos se obligan a mandar y la otros a obedecer. Pero
la autoridad suprema no puede modificarse ni enajenarse; limitarla es destruirla. No
hay más que un contrato en el Estado, el de asociación.

XVII. DE LA INSTITUCIÓN DEL GOBIERNO.


Manifiesta el autor que el soberano establece un cuerpo de gobierno o sea la ley.
Pero como puede haber un acto de gobierno antes de que esta exista. Es
contradictorio. Los ciudadanos, convertidos en magistrados, pasan de actos
generales a los particulares y de la ley a la ejecución.
Es la ventaja propia del gobierno democrático la de poder ser establecido por un
simple acto de voluntad general. El pueblo nombra jefes que lo representaran ante
el gobierno, donde surge la democracia como una gran voluntad.

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XVIII. MEDIOS DE PREVENIR LA USURPACIÓN DEL GOBIERNO.
El autor establece que el fundamento del gobierno no es un contrato, sino una ley.
Por tanto, no es un compromiso el que adquiere: de una forma provisional a la
administración hasta tanto que le plazca cambiarlo. La institución que instruye a un
gobierno no es un "Contrato" solo es la ley en el poder ejecutivo que no puede ser
dueño del pueblo, solo quienes les sirven a reuniones, asambleas generales son los
que lo ayudan a prevenir abusos de gobierno, y ayudan a legitimar el acuerdo de
los ciudadanos.

LIBRO CUARTO.

I. LA VOLUNTAD GENERAL ES INDESTRUCTIBLE.


El autor recalca que varios hombres reunidos, como un solo cuerpo. Así los resortes
del Estado son vigorosos. La paz, unión, la igualdad son enemigos de las sutilezas
políticas. Los hombres rectos y sencillos son difíciles de engañar. Un Estado así
gobernado necesita pocas leyes. En cambio, cuando los vínculos sociales, el interés
común, la voluntad general es tocada surgen contradicciones. Para el logro de un
bienestar social, debe haber hombres unidos con una gran voluntad de expresión,
para obtener un bien común sin permitir que el Estado prevalezca. Si el interés
privado o común llegara a encontrar oposición, el estado no sobre vive, iría a la total
ruina, aunque la voluntad general no está constancia, porque existen otras actuando
por encima de ellas.

II. DEL SUFRAGIO.


Cuánto más concierto reina en las asambleas, más dominante es la voluntad
general, son anuncios del ascendiente de los intereses particulares y, por
consiguiente, de la decadencia del Estado. De estas consideraciones nacen los
principios sobre las cuales debe reglamentarse la manera de computar los votos.
Así la voz de la mayoría se impone siempre. Cada cual, al dar su voto, emite su

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opinión, y del cómputo de ellos se deduce la declaración de la voluntad general. Así
la diferencia de un solo voto rompe la igualdad, la unanimidad. Por ello el excedente
de un solo voto es bastante. En pocas palabras si hay unidad unilateral existe una
libertad de expresión hacia la voluntad general. La Asociación civil es el acuerdo
más común al pacto social voluntario. Deben coincidir las ideas de voluntad general,
con el pluralismo de lo contrario se pierde la libertad.

III. DE LAS ELECCIONES.


Respecto a los nombramientos el autor indica que el príncipe y los magistrados se
proceden por elección o por suerte. Cuando la elección de jefes es una función del
gobierno, solamente la ley puede imponer a quien la suerte designe. En la
aristocracia el príncipe elige al príncipe. Las elecciones por suerte tendrían pocos
inconvenientes en una verdadera democracia. Pero ya he dicho que éste no existe.
El sufragio y el sufragio combinados el primero llena los puestos de talentos propios,
el segundo los cargos de judicatura. En la monarquía ni la elección ni la suerte tienen
cabida. En cuanto a ellas todo es cuestión de elección y suerte, así en nuestra
democracia se manejen principios de orden, justicia y lealtad ya que se pudo haber
elegido por fortuna y aún hay términos de diferencia, a esto se le puede agregar: si
hubo o no una buena democracia.

IV. DE LOS COMICIOS ROMANOS.


El autor indica que, en Roma, el más libre y poderoso pueblo de la tierra ejercía el
poder supremo. Después de su fundación, fue dividida en tres clases, que tomaron
el nombre de tribus, en vista del crecimiento de los extranjeros se dividió ya no en
tres sino en cuatro, las cuales ocupaban cada una de las colinas de Roma. Los
romanos se dieron a la vida campestre que a la urbana. Fue honrado por todo el
mundo, los libertos entraban en las tribus urbanas, jamás en las rurales, durante el
tiempo de la república. Pero esto se degeneró y produjo un cambio y abuso en la
administración. Las costumbres y la censura contribuyeron a corregir el vicio en
Roma. Eso fue la división de Roma. Ahora en cuanto a sus asambleas cuando eran

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convocados se llamaban comicios. Así ningún magistrado era elegido sino en los
comicios. Posteriormente se distribuyó tabletas en las cuales uno podía votar sin
que conociesen su opinión. Pero al fin, la ambición venció todas las dificultades y
¡cosa increíble! En medio de tanto abuso el pueblo elegía sus magistrados con
facilidad como lo hubiera hecho el Senado mismo. En los pueblos Romanos
existieron tribus organizadas de igual manera, pero al dividirse tomaron el nombre
de comicios.

V. DEL TRIBUNADO.
Es importante recalcar que el autor indica que el tribunado no es una parte
constitutiva de la ciudad. Es más sagrado y más reverenciado como defensor de las
leyes busca el equilibrio. Degenera en tiranía cuando usurpa el poder ejecutivo. El
tribunado, como el gobierno se debilita por la multiplicación de sus miembros.
Cuando no hay un establecimiento proporcional de gran exactitud por el cual está
constituido el estado, puede causar alteraciones en esta relación. Aquí nace una
nieva institución llamada tribunado, esta ayuda a conservar derechos de ley al poder
legislativo.

VI. DE LA DICTADURA.
En este punto el autor indica que la inflexibilidad de las leyes, causa la pérdida del
Estado en momentos de crisis. Así en casos de gravísimo peligro se atenta contra
el orden público, pues no debe jamás ponérsele trabas al sagrado poder de las
leyes. Sino cuando así lo exija la salud de la patria. Más si el peligro es tal que el
aparato de las leyes constituye un obstáculo para dominarlo, entonces se nombra
un jefe supremo que haga callar las leyes y suspenda temporalmente la autoridad
soberana. En los comienzos de la república, se recurrió a menudo a la dictadura.
En Roma un dictador podía, en ciertos casos, defender la libertad pública sin poder
jamás atentar contra ella. En las crisis en las cuales la dictadura se impone, el
Estado perece o se salva en breve tiempo. Pasada la necesidad urgente, la

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dictadura conviértase en tiránica o inútil. Si existe inflexibilidad de leyes, esto
perjudica y causa la crisis a un Estado.

VII. DE LA CENSURA.
El autor indica que realmente la manifestación del juicio se hace mediante la
censura. No se puede distinguir las costumbres de una nación de los objetos de su
cariño. Las opiniones de un pueblo nacen de su constitución. Aunque la ley no
regula las costumbres, la legislación le da el ser, cuando la legislación se debilita las
costumbres degeneran. La censura sostiene las costumbres impidiendo que las
opiniones se corrompan, conservando su rectitud por medio de sabias
explicaciones. Dado a que la voluntad general está regida por leyes, el juicio público
se da hacer por censura. El pueblo presenta sus opiniones dando nacimiento a una
constitución. La ley no corrige las costumbres solo la legislación las hace nacer.
pero si esta sufre debilitación, hay un degenero de costumbres, pero el juicio de
censura no podrá hacer lo que la voluntad de fuerza de ley ha hecho.

VIII. DE LA RELIGIÓN CIVIL.


Como se abordaba en los primeros capítulos, los primeros reyes de los hombres
fueron los dioses y su primera forma de gobierno la teocrática. Así ha habido tantos
dioses como naciones. La guerra política era a la vez teológica. El dios de un pueblo
no tenía ningún derecho sobre los otros pueblos. Estando, pues, cada religión ligada
únicamente a las leyes del Estado que las prescribe, no había otra manera de
convertir a un pueblo sino esclavizándolo. En este sentido los romanos siendo
conquistadores natos se encontraron con una multitud de dioses y de cultos. En
tales circunstancias vino Jesucristo y estableció un reino espiritual del otro mundo,
era una sumisión hipócrita que los paganos no comprendían y se convirtió en el más
violento despotismo sobre la tierra. En la antigua sociedad encontramos hombres
que al comienzo no tuvieron sino reyes, dioses y gobierno teocrático. Aquí se
necesita de valerosas ideas para acogerse a un señor y tomarlo como signo de

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alabanza sin perder aquella libertad de pensamiento, y decir que de esa manera se
vive feliz.

IX. CONCLUSIÓN.
Después de haber expuesto los principios del derecho político y de tratar de fundar
el Estado, faltaría apoyarlo por medio de sus relaciones exteriores. Pero todo esto
forma una nueva materia demasiado extensa para mis escasas facultades.
Al haber constituido todos los principios políticos bajo la libertad de expresión. para
formar un Estado en armonía y teniendo en cuenta las necesidades básicas de sus
gentes internas y externas, aunque todo comprende para llegar a un objetivo común
muy grande y concluir la sana idea de llegar a cumplir todas las metas, basadas en
proyectos de ley legisladas por poderes y dándole un gran valor al derecho que nos
pertenece como ciudadanos naturales de un Estado, cuyas ideas están organizadas
en fundamentos esenciales para un manejo social digno, dando cumplimiento a los
deberes y derechos que nos corresponden como legitimas personas.

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CONCLUSIÓN

Para poder hacer un análisis más profundo es necesario tomar las palabras del autor
de este libro: Roseau, y nos da la seguridad de poder sentirnos libres, aunque
tengamos que cumplir normas, deberes, con el Estado y gobiernos. Esto nos
conlleva a encontrarnos con nuestras propias, y también cumplir y expresar su
inconformidad. También como ciudadanos podemos ser partícipes en las
concepciones organizadas a un logro común. La república es un Estado regido por
leyes de un gran interés público y generalizados por justicia para todos.

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Glosario
Convención: Norma o práctica admitida tácitamente, que responde a
precedentes o a la costumbre
Primitiva: es aquel o aquello que no tiene ni toma origen de otra cosa. Se
trata, por lo tanto, de alguien o algo que está vinculado a los orígenes o a los
primeros tiempos.
Esclavo: es una persona que es privada de libertad y de sus derechos
humanos, siendo tratada como una mercancía.
Apresará: Asir, hacer presa con las garras o con los colmillos.
Resarcimiento: implica la acción y efecto de resarcir, se trata de la
indemnización, la compensación, la reparación de un daño, perjuicio o
agravio que alguien debe realizar para con otro, ya sea porque así lo decide
o porque la justicia que intervino lo dispone.
Dominación: la consecuencia de la acción de dominar, que implica que
alguien se adueñe de las actitudes ajenas para que haga lo que otro desee y
no ejerza su voluntad en forma plena.
Imperio: es una organización política en el que un Estado o Nación impone
su poder en otros países, la máxima figura de autoridad en un imperio es el
emperador, aunque en ocasiones recibe otro nombre.
Perecería: acabar, fenecer o dejar de ser, padecer un gran daño, trabajo,
fatiga o molestia de una pasión
Mutuamente: refiere a una relación o acción de correspondencia recíproca
entre dos o más elementos o sujetos. Este término se utiliza comúnmente en
el contexto de relaciones personales, interacciones sociales o acciones
colaborativas, en las cuales ambas partes se benefician de forma recíproca.
Aconsejarle Decir a alguien que algo es bueno o beneficioso para él,
Soberanía; es la independencia, es decir, un poder con competencia total.
Este principio señala que la Constitución es el fundamento o la base principal
del ordenamiento jurídico, por lo que no puede existir norma que esté por
encima de esta

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Inalienable; no se puede enajenar, cuyo dominio no se puede pasar o
transmitir de un individuo a otro. Lo inalienable, por lo tanto, no puede
venderse o cederse de manera legal.
Indivisible: aquello que no se puede dividir. Este verbo, por su parte, hace
referencia a partir o separar en partes y a distribuir o repartir entre varios.
Quimérico: algo que existe solo en la imaginación, término utilizado para
describir las economías estrechamente entrelazadas de China y Estados
Unidos
Errar: No acertar algo. Errar el blanco, la vocación.
Convención: es un término con origen en el vocablo latino conventĭo. Puede
tratarse de la reunión de una organización que se lleva a cabo para
establecer las pautas a seguir, nombrar delegados o representantes
Extraordinario: Fuera del orden o regla natural o común. Añadido a lo
ordinario
Incompatibles: No compatible con alguien o algo
Aniquilen: Destruir o arruinar una cosa completamente
Dócilmente: Suave, apacible, que recibe fácilmente la enseñanza.
Yugo: Armazón de madera unida a la campana que sirve para voltearla. Ley
o dominio superior que sujeta y obliga a obedecer.
Háchense: Conocido, importante, reputado; sentido de una palabra o de una
frase, cosa que se significa de algún modo.
Incorregibles: No corregible. Dicho de una persona: Que por su dureza y
terquedad no quiere enmendarse.
Apatía: es la falta de emoción, motivación o entusiasmo. Es un
término psicológico para un estado de indiferencia, en el que un individuo no
responde a aspectos de la vida emocional, social o física
Oneroso: es un tipo de contrato en que ambas partes tienen obligaciones y
ventajas económicas recíprocas. Los contratos onerosos más comunes son
la compraventa, el arrendamiento, la sociedad, la permuta, el transporte y
el contrato de trabajo.

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Continuación: Es una palabra se refiere como la acción y resultado
de continuar o de continuarse, en proseguir, reanudar, insistir, repetir,
permanecer y perpetuar lo que esta comenzado, así de durar, extender y
prolongar
Súbditos: Sujeto a la autoridad de un superior con obligación de obedecerle.
Usado, usada o usadas también como sustantivo
Vigorosa: Fuerza o actividad notable de las cosas animadas o inanimadas.
Viveza o eficacia de las acciones en la ejecución de las cosas. Fuerza de
obligar en las leyes u ordenanzas.
Subalternos: usado para referirse en las ciencias sociales a sectores
marginalizados y a las clases inferiores de las sociedades
Engullidos: Tragar la comida atropelladamente y sin mascarla. Usado
también como intransitivo
Instituir: Crear o establecer algo que han instituido un nuevo premio literario.
En Derecho significa establecer un derecho o una obligación. Es fundar un
organismo de interés público instituir un albergue de indigentes.
Sedición: es un delito el cual es cometido por aquellas personas que se
aglutinan de forma pública para poder impedir por la fuerza o fuera de la
legalidad, que las leyes se apliquen o que las instituciones no puedan tomar
resoluciones administrativas o judiciales.
Infaliblemente: no puede fallar o cometer errores.
Sucumbe: morir en una guerra o catástrofe Los pasajeros del avión
sucumbieron en el accidente.
Inmiscuye: Inmiscuir significa poner una sustancia en otra para que resulte
una mezcla.
Súbditos: Sujeto a la autoridad de un superior con obligación de obedecerle.
Usado, usada o usadas también como sustantivo
Democracia; es una forma de organización del Estado en la cual las
decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de

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participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus
representantes.
Aristocracia: sistema político sugerido por Platón y Aristóteles encabezado
por gente que sobresale por su sabiduría intelectual.
Monarquía: gobierno de uno solo. La monarquía es un sistema político que
tiene un monarca como líder o jefe de Estado.
Cabida; Capacidad que tiene una cosa para contener otra. Extensión
superficial de una finca o terreno.
Degenera; Dicho de una persona o de una cosa: Decaer, desdecir, declinar,
no corresponder a su primera calidad o a su primitivo valor o estado.
Oligarquía: forma de gobierno en la cual el poder político es ejercido por un
grupo minoritario; y grupo reducido de personas que tiene poder e influencia
en un determinado sector social, económico y político.
Tiranía: Gobierno ejercido por un tirano. Abuso o imposición en grado
extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad. Dominio excesivo
que un afecto o pasión ejerce sobre la voluntad.
Subsistía: Dicho de una cosa: Permanecer, durar o conservarse. Mantener la
vida, seguir viviendo.
Pusilánimes: es un espíritu mezquino.
Viles: es ser una persona que se considera que es indigna, despreciable o
infame
Avaros: individuo que se caracteriza por acumular dinero y cualquier tipo de
riqueza y no lo emplea, aunque sea necesario o alguien que realmente lo
necesita le pida dinero prestado.

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