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Y ABUNDANCIA
INTRODUCCIÓN
En este curso aprenderás los Órdenes de la Abundancia y cómo esta
fluye a través de la vida, de nuestros ancestros y de nosotros mismos.
Lo primero que voy a tomar es mi propia vida, porque sin ella no puedo
empezar a dar. De forma natural, cuando yo tomo la vida que me ha
sido entregada, mi respuesta instintiva es la de girarme a la vida y dar,
de manera que devuelvo lo que se me ha dado.
A los únicos que no les puedo devolver es a mis padres, porque por
mucho que lo intente nunca podré devolverles la vida que me han
dado. Ellos son los grandes, y por jerarquía, son ellos los que me dan
y yo quien recibo (eso no quita que no podamos ayudarles pero en
términos vitales ellos siempre nos habrán dado más).
El buen dar empieza con los padres: primero tomamos lo que nos
dieron (con lo agradable y lo no tan agradable) y al girarnos a la vida
para dar, indirectamente les estamos devolviendo. Y es cuando los
padres se sienten colmados como padres, cuando sienten que han
cumplido con su función de padres.
Por otro lado, cuando hablamos de tomar a todos como son nos
referimos a tomar a todos los excluidos, rechazados, perpetradores y
despreciados, de nuestra familia o vida en general, ya sean conocidos
o desconocidos. De esta manera, hacemos la complicada tarea de
renunciar a las lealtades ideológicas, religiosas, morales o sociales
que nos conforman, y con las que nos sentimos cómodos juzgando y
separando.
El que solo recibe se siente inferior, tiene mala conciencia por tener
una deuda, y se siente dependiente de la persona que le ha dado.
Además, siente la obligación de la exigencia del otro para que le
devuelva. Estos son los que suelen terminar con la relación, ya que
no soportan más la carga de la deuda y acaban marchándose. El que
suele dar se queda solo y encima siente que le han engañado porque
él ha dado mucho y el otro no le ha dado nada.
Si el que creó la herencia fue una mujer, esa mujer necesita ser
honrada y agradecida.
Si es un hombre casado el que reunió una serie
de bienes, el regalo de la herencia se moverá hacia los descendientes
solo cuando la esposa del que creó la fortuna sea respetada y amada
por esos mismos descendientes.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que una herencia no se puede
exigir, sino que es un regalo. Un padre no tiene ninguna obligación de
dar algo a sus hijos. El hijo no tiene ningún derecho de exigir algo de
sus padres.
Los padres dan siempre a todos sus hijos por igual, a todos los que
estén en su lugar de hijo (si un hijo está identificado con un tío o abuelo,
no recibirá nada ya que no está en su lugar de hijo).
Si un hermano
recibe más que otros, es decisión de los padres. Los otros hijos no
pueden decir nada. Después, si este hijo quiere podrá repartirlo entre
sus hermanos. Pero tampoco estará obligado.
ADICCIÓN AL JUEGO
AVARICIA
Hellinger llama “amor primario o amor de los orígenes” a ese amor que
el niño siente incondicionalmente hacia su sistema familiar. Es una
fidelidad que el niño promete para con sus padres y que le asegurará
la pertenencia al clan.
Para saber que estamos frente a una creencia, podemos ver si genera
algún tipo de exclusión o juicio, y si nos sentimos culpables cuando
dejamos de ser fieles a ella. En cambio, cuando una familia transmite
una actitud generosa, hay un respeto a la libertad de sus descendient
es.
No me lo merezco