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ÉXITO, DINERO

Y ABUNDANCIA
INTRODUCCIÓN
En este curso aprenderás los Órdenes de la Abundancia y cómo esta
fluye a través de la vida, de nuestros ancestros y de nosotros mismos.

A lo largo del curso hablaremos de Dinero y de Abundancia como si


hablásemos de la misma cosa, aunque el segundo término abarca
mucho más. La abundancia no es otra cosa que disponer de aquello
que necesito y, a veces, no es necesariamente tener dinero, sino dejar
simplemente que la vida nos provea.

Como veremos, la abundancia está muy ligada a nuestra capacidad


de amar y de agradecer de manera incondicional, sin juicios ni
expectativas. Esto es algo complicado de hacer en una sociedad
como la nuestra, llena de una competitividad voraz por ser el mejor
y comprar todo aquello que se desee. Desde ahí cuesta aceptar lo
que la vida nos trae y asumir que nosotros estamos resonando con
aquello que no nos gusta y que, por el motive que sea, hemos atraído
en nuestra vida.

La vida es abundancia, y la abundancia es la


energía de agradecimiento que tenemos hacia la
vida. Si estamos en sintonía con la vida, nuestra
respuesta solo puede ser de agradecimiento a todo
tal y como es y a todos tal y como son, atrayendo
irremediablemente la abundancia a nuestras vidas.

Como veremos, este agradecimiento se traduce, primero, por nuestro


amor y respeto a nuestros padres, pues ellos nos dieron lo más grande:
nuestra vida. Y después, por nuestro amor a las personas difíciles de
nuestra vida, a los excluidos o rechazados de nuestro sistema, y, en
definitiva, a todas aquellas personas juzgadas de ser incorrectas.

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Este agradecimiento que es la clave de que la abundancia fluya, es
proporcional a mi capacidad de amar a todos, inclusive aquellos que
hicieron daño. Porque, tal y como se vive en las Nuevas Constelaciones
Familiares, el Espíritu no entiende de juicios, solamente entiende de
amor.

Este curso pretende volver a los orígenes de la Abundancia, aquella


que, pudiendo ser también material y física, es sobretodo interna e
intangible. Porque la vida no puede contabilizarse, sino sentirse y
experimentarse.

ÉXITO, DINERO Y ABUNDANCIA


LOS ÓRDENES DE LA
ABUNDANCIA

1) Sí a todo tal y como es y a todos tal y como son. Esta actitud


implica la conexión con algo más grande. Nos quita de la necesidad
de querer comprender y nos lleva simplemente a un lugar de
agradecimiento: Gracias a todo como es, a cada uno como es y a mí
como soy. Gracias a las vida como es, gracias a mi vida como es.

2) Equilibrar el dar y el recibir. Implica dos acciones:

a) Tomar a la madre y al padre incondicionalmente.


b) Tomar a los excluidos, rechazados, perpetradores de
mi sistema y, en general, gente difícil de mi propia vida.
Agradecerles ser como son.

3) Respetar el orden o jerarquía natural.

Respetar el orden de llegada en cada sistema, de manera que yo me


quedo en mi lugar y no me pongo en el lugar de otro.

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Sí a todo tal y como es
y a todos tal y como son.
Asentir a todo como es y a todos como son y agradecer todo como es
y a todos como son, aunque todavía no entendamos. Puede que más
adelante comprendamos el para qué de todo lo vivido y de cómo lo
vivimos, o puede que nunca lleguemos a tal comprensión.

No sabemos si tenemos que saberlo todo o realmente el objetivo es


más bien amar y aceptar la vivencia de cada momento vital.

La abundancia es la respuesta del universo, del sistema familiar y del


espíritu que está al servicio de la vida, agradeciéndola como es, con
la muerte y con el sufrimiento también.

Nuestras vidas forman parte de grandes movimientos de


compensación y de reconciliación, inalcanzables para nuestra mente.
Es a lo que tenemos que asentir.

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Equilibrar el dar y el recibir.
Este orden nos habla de «tomar», tomar todo como es, tomar a
todas las personas como son, es decir, nos habla de recibir. Cuando
empezamos por tomar, inevitablemente luego podremos dar, y de
esta manera iniciamos el ciclo del dar y el recibir, y podemos empezar
a equilibrarlo a medida que vamos jugando la vida.

Lo primero que voy a tomar es mi propia vida, porque sin ella no puedo
empezar a dar. De forma natural, cuando yo tomo la vida que me ha
sido entregada, mi respuesta instintiva es la de girarme a la vida y dar,
de manera que devuelvo lo que se me ha dado.

¿Y cómo voy a devolver lo recibido? Pues dándole a mi pareja, a mis


amigos, a mi trabajo, a mis hijos, etc. Y así, continuamente, seguiré
recibiendo (tomando) y dando, equilibrando continuamente el flujo
de la abundancia.

A los únicos que no les puedo devolver es a mis padres, porque por
mucho que lo intente nunca podré devolverles la vida que me han
dado. Ellos son los grandes, y por jerarquía, son ellos los que me dan
y yo quien recibo (eso no quita que no podamos ayudarles pero en
términos vitales ellos siempre nos habrán dado más).

La manera de honrar la vida que me han dado y de agracederla es


teniendo una buena vida, y esto empieza por tomarla al completo. Sin
reproches, sin críticas, sin juicios.

Cuando tomo completamente mi vida, entonces me surge


espontáneamente el dar (que sería ese devolver). Por eso es tan
agradable dar, porque empiezo a sentirme en paz y en equilibrio con
lo que me dieron.

Cuando no tenemos ese instinto de devolver, es porque no tomamos


completamente la vida que nos dieron nuestros padres. O la tomamos
a medias.

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Equilibrar el dar y el recibir.

El buen dar empieza con los padres: primero tomamos lo que nos
dieron (con lo agradable y lo no tan agradable) y al girarnos a la vida
para dar, indirectamente les estamos devolviendo. Y es cuando los
padres se sienten colmados como padres, cuando sienten que han
cumplido con su función de padres.

Esto es el buen dar. Y el entorno nos lo compensa y agradece con la


abundancia. El dinero que recibimos es la compensación a nuestro
buen dar. Y con ese dinero podremos seguir dando. Así que el objetivo
no es tanto el dinero, sino el dar y ofrecer aquello que tengo. Mis
dones y talentos.

Tomar solo un poco a la madre, “sí, pero...” tiene como consecuencia


no ser capaz de dar mucho a los demás, y por lo tanto la respuesta
del universo será también pobre y mezquina hacia nosotros.

Cuando tomamos pero nos quejamos estamos dando un NO a


todo y a todos. Es una manera de no querer aceptar mi parte de
responsabilidad por la situación en la que estoy. Hellinger dice “el
que se queja lo pierde todo”. El que va de víctima quejándose es un
perpetrador disfrazado, puesto que la queja constante es una forma
de agredir indirectamente a los demás haciéndolos responsables de
nuestra suerte.

Por otro lado, cuando hablamos de tomar a todos como son nos
referimos a tomar a todos los excluidos, rechazados, perpetradores y
despreciados, de nuestra familia o vida en general, ya sean conocidos
o desconocidos. De esta manera, hacemos la complicada tarea de
renunciar a las lealtades ideológicas, religiosas, morales o sociales
que nos conforman, y con las que nos sentimos cómodos juzgando y
separando.

Tomar a todos como son significa entonces agradecerles ser como


son aunque hicieran daño.

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Respetar el orden o
jerarquía natural.
Por último, la abundancia fluirá si respetamos el orden o jerarquía
natural.
A nivel individual, la abundancia fluye del respeto a los
anteriores, y especialmente de las esposas que respetaron a sus
maridos (veremos más adelante que esto es así por la relación que
tiene la madre con la abundancia).

A nivel de sistemas, el sistema de los anteriores hará sitio a los


nuevos sistemas de sus hijos. Así estos cobrarán más fuerza. Si esto
no se cumple se bloquea el fluir. Por ejemplo, los padres que ayudan
y sobreprotegen a su hijos adultos, no respetan el nuevo sistema
creado por esos hijos, y esos hijos no podrán florecer. De alguna
manera quedan como niños.

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EL DINERO Y LA MADRE

En Constelaciones Familiares se dice que el dinero viene de la madre,


puesto que vida, madre y dinero son energías equivalentes.


La madre es quien nos lleva durante 9 meses en su vientre y ahí


es donde conocemos la abundancia absoluta en su forma natural.
Tenemos alimento, calor, protección, cariño, de manera ilimitada
como si fuera un buffet libre.

Cuando hacemos el ejercicio de tomar a nuestra madre, iniciamos el


camino de equilibrar el dar y el recibir, de forma que activamos el fluir
de la abundancia en nuestra vida. Por eso, como tratamos a la madre,
así nos trata la vida y el dinero. Porque así tratamos nosotros al dinero.

El dinero es una energía de agradecimiento, que permite el
mantenimiento de la vida y la creatividad. El dinero llega a nuestra vida
para compensar algo que estamos dando al servicio de los demás, y
así nosotros podemos seguir desplegando nuestros dones y talentos.

Más allá de si lo hacemos mediante nuestro trabajo o a través de


cualquier otra actividad.

El dinero que recibimos en compensación a algo que hemos hecho


es el que más fuerza tendrá, es decir, es el que tendrá más capacidad
para crear algo nuevo en nuestra vida. En contraposición, el dinero
robado o regalado suele escaparse muy pronto de nuestras manos,
porque este siempre está en movimiento y va allí donde hay más
fuerza.

Para que el dinero crezca y florezca también necesita ser agradecido


y honrado, ya que de alguna manera, si lo extrapolamos a la madre,
es el fruto del amor a todo y a todos.

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Obviamente, hay muchas personas que tienen mucho dinero y no
están para nada en sintonía con los órdenes de la abundancia. Esto
puede suceder en aquellas personas que utilizan el dinero como
sustituto de la madre no tomada. Por ello, también será un sustituto
de la vida no tomada. El dinero para comprar la vida que no hemos
logrado integrar y agradecer.

En estos casos, la necesidad de compensar estos desequilibrios


se manifestará en las generaciones posteriores en forma de ruina,
quiebra o fracaso de todo tipo. Observamos que en los últimos años
esta compensación se manifiesta cada vez más rápido, afectando más
al responsable de la transgresión de los órdenes de la abundancia.

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DAR Y RECIBIR.
EQUILIBRIO EN LAS RELACIONES.

Es necesario equilibrar el dar y recibir amor


y equilibrar el hacer y recibir daño.

Equilibrar el dar y recibir amor: devolver el amor recibido, y un poco


más de lo que se ha recibido. Por otro lado, es importante dar amor
solo en la medida que el otro sea capaz de devolver.

Equilibrar el hacer daño: por parte de la víctima reconociendo sus


ganas de venganza del daño recibido, y diciendo «soy igual que tú»,
en vez de creerse mejor por perdonar. Por parte del perpetrador,
asumiendo y reparando el daño hecho, en vez de caer en la expiación
(que se hace para tener buena consciencia y no por amor al otro).

El que solo da se siente superior -no debe nada a nadie y le deben a


él- y acaba ejerciendo el derecho de exigir que le compensen.

El que solo recibe se siente inferior, tiene mala conciencia por tener
una deuda, y se siente dependiente de la persona que le ha dado.
Además, siente la obligación de la exigencia del otro para que le
devuelva. Estos son los que suelen terminar con la relación, ya que
no soportan más la carga de la deuda y acaban marchándose. El que
suele dar se queda solo y encima siente que le han engañado porque
él ha dado mucho y el otro no le ha dado nada.

En la pareja lo que crea amor es que cada uno tome activamente lo


que el otro le da.

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LAS REGLAS DEL BUEN DAR LAS REGLAS DEL BUEN TOMAR

Solo dar lo que tengo.


Valorar lo que el otro me da,

sabiendo que siempre será
Solo dar lo que el otro
distinto de lo que he dado o de
puede recibir.
lo que espero.


Solo dar lo proporcional
Agradecer, dándole un
a lo que el otro puede devolver. 

poco más, para marcar mi
reconocimiento, y un poco más
cerca de sus necesidades o
expectativas.

La persona que da demasiado, que lo da todo, pone la relación en


peligro, porque en su fuero interno quiere que el otro le dé también
TODO, o sea que se transforme en su madre, haciéndose cargo de
todas sus necesidades.

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LAS HERENCIAS

A nivel sistémico, las herencias responden a dos principios:

1) La abundancia fluye a través de la madre.

Si el que creó la herencia fue una mujer, esa mujer necesita ser
honrada y agradecida.
Si es un hombre casado el que reunió una serie
de bienes, el regalo de la herencia se moverá hacia los descendientes
solo cuando la esposa del que creó la fortuna sea respetada y amada
por esos mismos descendientes.

2) Solo el que esté en su lugar de hijo recibirá su parte.

Hasta que los hijos excluidos sean reincluidos, la herencia no fluirá


para nadie.
A veces uno recibe el doble de los demás. Es porque
inconscientemente está vinculado a un excluido y recibirá entonces
su parte y la del excluido. Este excluido puede ser tanto un ancestro
como alguien que no llegó a nacer o que murió pronto (aborto o
recién nacido).

Por otro lado, hay que tener en cuenta que una herencia no se puede
exigir, sino que es un regalo. Un padre no tiene ninguna obligación de
dar algo a sus hijos. El hijo no tiene ningún derecho de exigir algo de
sus padres.

Los padres dan siempre a todos sus hijos por igual, a todos los que
estén en su lugar de hijo (si un hijo está identificado con un tío o abuelo,
no recibirá nada ya que no está en su lugar de hijo).
Si un hermano
recibe más que otros, es decisión de los padres. Los otros hijos no
pueden decir nada. Después, si este hijo quiere podrá repartirlo entre
sus hermanos. Pero tampoco estará obligado.

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LAS DEUDAS

Tener deudas o hipotecas es un modo de pagar un daño, de equilibrar


una culpa no asumida. Puede ser nuestra (como un aborto no asumido)
o, más frecuentemente, pertenecer a un ancestro con quien tenemos
una fidelidad o una intrincación.

ADICCIÓN AL JUEGO

Desde la sistémica, la adicción al juego, es una lucha para no suicidarse:


mejor perder el dinero antes que perder la vida.

AVARICIA

El significa de la avaricia sería: <<Tengo muy poca energía para vivir, no


la tengo que malgastar>>. Recordemos que hacemos la equivalencia
de dinero igual a vida: <<siento que mi soplo de vida se apaga, tengo
que ahorrar al máximo mi dinero-energía>>.

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LAS CREENCIAS

La necesidad de pertenencia asegura la


supervivencia del clan.

Debido a esta necesidad, sentimos, por un lado, el amor hacia los


nuestros y, por otro, el miedo a ser rechazado.

Hellinger llama “amor primario o amor de los orígenes” a ese amor que
el niño siente incondicionalmente hacia su sistema familiar. Es una
fidelidad que el niño promete para con sus padres y que le asegurará
la pertenencia al clan.

Para que esa fidelidad se materialice surgen las creencias. Ellas


justifican y dan sentido a nuestro clan. Por ello, cuando crecemos
y queremos renunciar a ciertas creencias familiares que ya no nos
aportan nada positivo, nos sentimos culpables. Es la mala consciencia
que aparece cada vez que ponemos en riesgo nuestra seguridad y
pertenencia.

No obstante, cuando sentimos culpabilidad podemos pensar que es


porque estamos rompiendo con barreras que nos estaban limitando.
Entonces, es bueno pararme a pensar a qué estoy renunciando
y hacerme responsable de ello, y así es cuando la culpabilidad se
convierte en fuerza y madurez.

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CÓMO NACEN LAS CREENCIAS

Cada sistema familiar posee un bagaje de creencias que se transmiten


en forma de mandatos u órdenes. A veces, fueron transmitidos por
un ancestro poderoso para que nadie pudiese sospechar del daño
que había causado (por ejemplo, “hay que trabajar duro”, y con esa
creencia justifica la explotación de sus trabajadores). En este caso
puede suceder que, al no ser reconocido el daño del ancestro ni a
sus víctimas, los descendientes vivirán intrincados con este hecho,
generando todo tipo de problemas (unos se identificarán con las
víctimas sufriendo por ellas, y otros con el ancestro generando más
daño a través de esa creencia).

Para saber que estamos frente a una creencia, podemos ver si genera
algún tipo de exclusión o juicio, y si nos sentimos culpables cuando
dejamos de ser fieles a ella. En cambio, cuando una familia transmite
una actitud generosa, hay un respeto a la libertad de sus descendient
es.

No solamente existen las creencias de nuestra familia, también


podemos ir más allá y encontrarnos con los llamados campos
mórficos. Estos campos, representan la vivencia de miles de personas
que vivieron una determinada creencia, y nosotros resonamos con
ella y con este campo.

Además, nosotros también nos creamos nuestro propio sistema de


creencias, puesto que cada vez que tenemos un conflicto queremos
comprenderlo mentalmente y clasificarlo para quedarnos con la
consciencia tranquila.

Cuando evolucionamos y sentimos que crecemos interiormente


suele suceder lo contrario: dejamos atrás las antiguas creencias.

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Las creencias más frecuentes respecto al dinero son:

El dinero es sucio, los ricos son despreciables, seguro que


han quitado el dinero a alguien, o simplemente son unos
egoístas.

Estas creencias hacen que no me sienta responsable de mi pobreza.


En vez de asumir que el dinero es el resultado de un trabajo productivo,
de un dar y del respeto a la madre, desprecio a los que sí lo asumen y
me vuelvo incapaz en cuanto a mi prosperidad y abundancia.

Solo los pobres entrarán en el cielo. Es bueno sufrir, cuanto


peor lo paso, más cielo voy a tener.

Esta creencia convierte a Dios en un gran perpetrador que exige


pobreza y sufrimiento.
La expiación desaparece cuando decidimos
reparar el daño que hemos hecho, o cuando elegimos la alegría de
vivir en lugar del castigo redentor.

No me lo merezco

El concepto de merecer es un concepto infantil, que nos viene de


la infancia y de la escuela, donde nos castigaban cuando éramos
“malos”. Y ahora, una vez adultos, transformamos al Universo, a Dios
o a la Vida en este papá o mamá que nos dice si merecemos o no.

Desde las Constelaciones Familiares empezamos a descubrir que lo


que vivimos es porque nos toca vivirlo, no porque lo merezcamos
o no. Todos merecemos ser queridos por igual. No hay nadie que
merezca más o menos que otros.

Cada vida es distinta y cada uno agradecemos la vida que nos ha


tocado. Esta actitud es la fuente de la abundancia.

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