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Construcción Participativa de la

Política Pública de Protección para Defensores y Defensoras de


Derechos Humanos

Ramiro Orias A.
Consultor

UNITAS
Informe final

La Paz (Bolivia), 31 de octubre de 2022


Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

INDICE

Presentación

1 Marco de referencia
1.1. Entorno para el trabajo de la Defensores y Defensoras
1.2. Marco jurídico nacional e internacional

2. Obstáculos y desafíos que enfrentan los defensore y defensoras de DDHH


2.1 Agresiones físicas, amenaza y uso abusivo de la fuerza pública.
2.2 Agresiones verbales, estigmatización y hostigamientos
2.3 Actividades de inteligencia, detenciones y otras injerencias arbitrarias.
2.4 La criminalización de defensoras y defensores de derechos humanos.
2.5 Restricciones al ejercicio de la libertad de asociación
2.6 Afectaciones a la libertad de expresión y acceso a la información.

3. Bases para una Política Pública para la Protección de Defensores de DDHH

3.1 Obligación de respetar y prevenir


• Creación de espacios democráticos participativos, plurales y abiertos
• Reconocimiento público de su labor
• Independencia judicial y debido proceso
• Capacitación de miembros de la fuerza pública.
• El rol de los servidores públicos
• Reformas legislativas e institucionales
3.2 Obligación de proteger
• Elementos de un mecanismo nacional de protección de defensores
3.3 Obligación de investigar, juzgar y sancionar

4. Hoja de ruta para la implementación de la Politica Pública para la Protección


de Defensores de DDHH

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Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

Construcción Participativa de la Política Pública de


Protección para Defensores y Defensoras de Derechos Humanos

Presentación

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe anual


2021 ha observado que se acentúa una tendencia regional hacia el debilitamiento y el cierre
de espacios democráticos; así como el acoso, intimidación, asesinato, criminalización y la
violencia contra personas defensoras de derechos humanos. A nivel nacional, siguiendo
esta tendencia regional, durante el último tiempo se han venido deteriorando gradual y
progresivamente el entorno y las condiciones de trabajo de los defensores de derechos
humanos en Bolivia. No solo porque persisten los casos clásicos de ataques directos a sus
labores, sino particularmente por la aplicación de un nuevo patrón de mecanismos
indirectos que afectan el ejercicio de los derechos a la libertad de asociación, reunión
pacífica, libertad de expresión y acceso a la información, fundamentales para garantizar un
ejercicio efectivo del derecho a defender derechos humanos.

Como ha señalado la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en


su jurisprudencia: “en una sociedad democrática, el cumplimiento del deber de los Estados
de crear las condiciones necesarias para el efectivo respeto y garantía de los derechos
humanos de todas las personas bajo su jurisdicción, está intrínsecamente ligado a la
protección y al reconocimiento de la importancia del papel que cumplen los defensores de
derechos humanos”1. Bajo este marco, los Estados están obligados a promover un ambiente
seguro en el cual personas defensoras de derechos humanos puedan llevar adelante su labor
sin represalias ni restricciones indebidas.
Los Estados también tienen el deber de adoptar un marco legal apropiado, que
permita a defensoras y defensores de derechos humanos llevar adelante su trabajo
libremente, tanto de afectaciones directas como de medidas indirectas que obstruyan sus
actividades. Definitivamente, solo un contexto democrático, plural y abierto, con
instituciones sólidas y vigorosas, constituye el espacio propicio para la acción de los
defensores, tal como lo reconocen los estándares internacionales de protección a las
personas defensoras, como la Declaración de Naciones Unidas sobre el derecho y el deber
de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos
humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos, aprobada en 19992.

1
Corte IDH, Caso Nogueira de Carvalho vs. Brasil, Sentencia de 28 de noviembre de 2006, párr. 74.
2
Asamblea General de las Naciones Unidas, Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los
grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales
universalmente reconocidos. A/RES/53/1994, adoptada el 8 de marzo de 1999.

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UNITAS en el marco del proyecto “Sumando Voces Multiplicando Acciones: las


OSC defensoras de derechos y redes de prevención y protección de grupos específicos en
Bolivia” busca que los derechos humanos y las libertades fundamentales sean protegidos y
promovidos por el Estado Boliviano en el marco de las obligaciones asumidas a nivel
nacional e internacional, garantizando su pleno disfrute y un entorno favorable para quienes
los defienden. Específicamente tiene el objetivo de reducir la vulnerabilidad de los/as
defensores/as de derechos, frente a políticas y prácticas estatales que afectan, en particular,
el ejercicio de derechos territoriales, ambientales, de los pueblos indígenas, derechos de las
personas LGBTI, personas con discapacidad, así como los derechos de asociación,
expresión y reunión pacífica, derechos que suelen tener mayor vulnerabilidad en contextos
de explotación y extracción de los recursos naturales.

UNITAS en sus actividades de monitoreo de derechos humanos en Bolivia, ha


constatado que defender los derechos humanos conlleva grandes riesgos para la integridad
y vida de las personas y comunidades y para la sostenibilidad legal, política y financiera de
las organizaciones de la sociedad civil defensoras de derechos; ya que es evidente la
vulneración al derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica contra
quienes suelen investigar y generar opinión en temas críticos de la gestión gubernamental.

Las políticas públicas pueden definirse como “un sistema de leyes, medidas
reglamentarias, cursos de acción y prioridades de financiación relativas a un tema
determinado promulgadas por una entidad gubernamental o sus representantes”3. Desde un
enfoque sistémico, Bolivia carece de una política específica de protección de defensores.
En este documento entenderemos como “política pública para la protección del derecho a
defender los derechos humanos” todas aquellas políticas estatales o institucionales, leyes,
decretos, o protocolos emitidos por los distintos niveles del Estado para responder a su
obligación de proteger a las personas defensoras de los derechos humanos. Esta premisa
implica que “el objetivo principal de una política pública no debería reaccionar solo ante
los ataques y agresiones, sino que, más bien, debería ser amplio, de manera que permita y
garantice el derecho de toda persona a defender los derechos humanos”4. Por ello,
consideramos que solo la vigencia de una democracia robusta garantiza en el sentido más
amplio el entorno favorable para el trabajo libre de los defensores de derechos humanos.

El principio básico de dicha política pública debe ser la consideración de las


personas defensoras de derechos humanos no solo como “objetos de protección”, sino
como “sujetos de derechos”. De igual forma, esta política pública no solo se debe centrar en

3
Véase: Protection International, El aumento de las políticas nacionales para la protección de personas
defensoras de derechos humanos en el mundo, agosto de 2022.
4
Protection International y CEJIL, Es tiempo ya: políticas públicas para el derecho a defender los derechos
humanos, Bruselas, Primera edición 2017.

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el defensor individualmente considerado, sino también en los colectivos, organizaciones y


comunidades. En ese sentido, la política pública que se busca promover constituye un
sistema coherente de normas, mecanismos y acciones institucionales encaminadas a que las
autoridades estatales promuevan y protejan a las personas y los grupos que se dedican a la
defensa de los derechos humanos.

De esta forma, una política pública debería abordar las causas profundas y
estructurales de la violencia contra las personas defensoras — previniendo las amenazas,
estigmatización y ataques, proporcionando un entorno favorable y espacios abiertos para
sus actividades, eliminando las barreras—, en lugar de reaccionar únicamente cuando se
produzca alguna agresión. Una política integral de protección parte del reconocimiento de
la interrelación e interdependencia de las obligaciones que tiene el Estado para posibilitar
que las personas defensoras puedan ejercer en forma libre y segura sus labores de defensa
de los derechos humanos. En este sentido, una política integral de protección hace
referencia a un enfoque amplio y comprensivo que requiere extender la protección más allá
de solo mecanismos o sistemas reactivos de protección física cuando atraviesan situaciones
de riesgo, implementando políticas públicas y medidas encaminadas a respetar los derechos
de las personas defensoras; prevenir las violaciones a sus derechos; investigar con debida
diligencia los actos de violencia en su contra; y, sancionar a los responsables intelectuales y
materiales de cualquier ataque en su contra.

Así, se plantea la necesidad de promover un proceso de construcción participativa


de una política pública para la protección de personas defensoras de derechos humanos, que
contribuya a asumir diversos desafíos pendientes. El primer reto tiene que ver con la
necesidad de ampliar la compresión del cierre del espacio cívico y democrático, y su
impacto en la labor de defensa de los derechos humanos. Al respecto, es necesario
identificar tendencias, visibilizar situaciones que se agudizan, generar propuestas y
recomendaciones de mejora, en relación a las condiciones estructurales que afectan de
manera general el ejercicio del derecho a defender derechos. Otro reto refiere a la urgente
necesidad de las personas defensoras de contar con plenas garantías y condiciones
especiales de protección para desarrollar sus labores, priorizando la ayuda a
colectivos/organizaciones/personas en riesgo, con especial la evaluación de riesgos,
generación de alerta temprana y mecanismos de respuesta rápida.

Entre julio y octubre de 2022 se desarrolló un proceso participativo orientado a


recoger las miradas y vivencias de las y los propios actores, en la construcción de una
propuesta de política pública de protección de defensores que se base, además, en los
estándares internacionales de los organismos de DDHH, como la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Defensores de los Derechos Humanos, así como las
recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

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Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

El método de trabajo para la elaboración de esta propuesta se basó en la recolección,


análisis y revisión de documentos pertinentes (Convenios internacionales, resoluciones e
informes temáticos del Relator de NNUU para Defensores y CIDH, y otro tipo de informes)
y reportes de las organizaciones de la sociedad civil boliviana. También se incluyó una
ronda de consultas y entrevistas virtuales con 45 expertos y organizaciones de DDHH para
identificar los patrones de vulneración, necesidades y buenas prácticas. Luego, durante el
mes de octubre, se procedió a facilitar talleres de validación con más de 100 actores y
representantes de organizaciones de la sociedad civil de los nueve departamentos del país;
encuentros presenciales realizados en las ciudades de La Paz, Cochabamba y Tarija. Este
documento es el resultado de este proceso de construcción participativa, que ha sido
nuevamente discutido en el Encuentro Nacional de Defensores y Defensoras de Derechos
Humanos realizado el 7 y 8 de noviembre de 2022.

1. Marco de referencia

1.1 Entorno seguro para el trabajo de la Defensores y Defensoras


De acuerdo con la Declaración de NNUU sobre los Defensores de los Derechos
Humanos el Estado tiene la obligación internacional de promover y proteger los derechos
humanos y las libertades fundamentales. Ello incluye garantizar el derecho de todas las
personas, individual o colectivamente, a promover y procurar la protección y efectividad de
los derechos humanos, tanto a nivel nacional como internacional. En consecuencia, los
Estados tienen la responsabilidad de adoptar las medidas necesarias en el orden interno, en
el ámbito político y jurídico, para garantizar un entorno en el que todas las personas puedan
ejercer de manera segura el derecho a defender los derechos humanos.

Conforme a la Carta Democrática Interamericana la democracia representativa es


indispensable para el ejercicio efectivo de las libertades fundamentales y los derechos
humanos (art. 7). Por lo tanto, el Estado debe propiciar las condiciones y mecanismos
democráticos para que dichos derechos puedan ser ejercidos de forma efectiva, respetando
el principio de igualdad y no discriminación, con oportunidades para todos.

Como ha señalado la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH): en una


sociedad democrática, el cumplimiento del deber de los Estados de crear las condiciones
necesarias para el efectivo respeto y garantía de los derechos humanos de todas las
personas bajo su jurisdicción, está intrínsecamente ligado a la protección y al
reconocimiento de la importancia del papel que cumplen los defensores de derechos
humanos5. Así, el derecho a defender derechos puede incluir amplias y diversas actividades
que las personas realizan individualmente u organizadas, con el propósito de intervenir en
los asuntos públicos, así como influir en la formación de la política estatal a través de

5
Corte IDH, Caso Nogueira de Carvalho vs. Brasil, Sentencia de 28 de noviembre de 2006, párr. 74

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mecanismos de participación directa o, en general, para intervenir en asuntos de interés


público, como por ejemplo la defensa de la democracia6.

Por su parte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha instado que:


la labor de defensoras y defensores es fundamental para la implementación de los derechos
humanos, así como para la existencia plena de la democracia y el Estado de Derecho;
subrayando que: Las y los defensores de derechos humanos son un pilar esencial para el
fortalecimiento y consolidación de las democracias7. Desde esta perspectiva amplia, el
Estado debe garantizar y promover el fortalecimiento de los espacios democráticos para que
los defensores y defensoras de derechos humanos cumplan adecuadamente su labor.

Recordemos que la Relatora Especial de las NNUU sobre la situación de los


defensores de los derechos humanos ha reiterado la necesidad de crear y consolidar un
entorno seguro y propicio para los defensores, señalando algunos de sus elementos básicos
e imprescindibles, como: un marco jurídico, institucional y administrativo propicio; el
acceso a la justicia y el fin de la impunidad en relación con las violaciones contra los
defensores; instituciones nacionales de derechos humanos sólidas e independientes;
políticas y mecanismos de protección eficaces que se ocupen de los grupos en situación de
riesgo; una atención específica a las defensoras; actores no estatales que respeten y apoyen
la labor de los defensores; un acceso seguro y sin trabas a los órganos internacionales de
derechos humanos; y una comunidad de defensores potente y dinámica8. Asimismo, esta
Relatoría ha hecho notar la presencia de nuevas tendencias que agravan el contexto de
trabajo para los defensores, que vienen de una trama compleja que entremezclan la
aplicación de técnicas avanzadas de represión, la opacidad gubernamental y unos contextos
nacionales que propician la corrupción y la impunidad9.

Como entorno propicio entendemos aquel contexto de trabajo para los defensores en el
que las instituciones, los procesos de gobierno y la sociedad apoyan y promueven su
seguridad y el desarrollo de sus objetivos y actividades, sin trabas ni interferencias
indebidas10. En este sentido -en clave de política pública-, el mejor entorno para las y los

6
Corte IDH, Corte IDH. Caso López Lone y otros Vs. Honduras. Sentencia de 5 de octubre de 2015, párrs.
163 y 181; Caso Petro Urrego vs Colombia, Sentencia de 8 de julio de 2020, párr. 93.
7
CIDH, Informe sobre la Situación de las Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos en las
Américas, (2006) párrs. 1 y 34, así como el Segundo Informe sobre la Situación de las Defensoras y
Defensores de los Derechos Humanos en las Américas (2011), párr. 13.
8
Informe de la Relatora Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos
(A/HRC/25/55), del 23 de diciembre de 2013, párr. 61.
9
Informe de la Relatora Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos
(A/HRC/34/52), del 23 de enero de 2017, párr. 23.
10
Informe del Relatora Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos
(A/HRC/31/55), del 1° de febrero de 2016, párr. 77.

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defensores será aquel basado en los valores e instituciones democráticas auténticas. Solo
una democracia robusta, con instituciones fortalecidas, separación de poderes, justicia
independiente y accesible, rendición de cuentas, espacios de diálogo plurales e inclusivos,
libertades públicas garantizadas y una sociedad civil empoderada, pueden asegurar un
entorno propicio y seguro para los defensores en los términos más amplios y holísticos.

Desde un enfoque holístico, el entorno seguro no debe entenderse exclusivamente como


seguridad física, sino como el resultado de múltiples dimensiones, como las de seguridad
económica, seguridad política, seguridad institucional, seguridad ambiental, seguridad
digital, salud y bienestar psicosocial de los defensores de derechos humanos11.

En Bolivia, a pesar del reconocimiento internacional que se da al rol de las y los


defensores de derechos humanos, el ejercicio de dicha labor continúa siendo una actividad
que significa riesgos y vulnerabilidad. La defensa de los derechos humanos en el país se
caracteriza por desarrollarse bajo un ambiente muchas veces hostil y restrictivo, con
garantías judiciales debilitadas, no exento de amenazas y actos de persecución y violencia
en contra de las personas defensoras de derechos humanos, así como del uso de medios
indirectos e ilegítimos para obstruir su importante rol en la democracia boliviana.

1.2 Marco jurídico nacional e internacional

La Constitución Política del Estado señala que entre las funciones y fines esenciales del
Estado está la seguridad y protección de las personas, pueblos y comunidades, debiéndose
fomentar el respeto mutuo y el diálogo (art. 9 - 2). Al efecto, se establece un marco amplio
y garantista para el ejercicio pleno de la ciudadanía y el respeto a los derechos
fundamentales (art. 15). El artículo 21° reconoce un conjunto de derecho civiles básico para
proteger el trabajo de las y los defensores de derechos humanos, como son el derecho a la
privacidad, la libertad de pensamiento, expresión y opinión, las libertades de asociación y
reunión pacífica, el derecho de acceso a la información pública, así como la libertad de
circulación por el territorio nacional y el exterior del país.

La constitución boliviana también garantiza el derecho a la libertad, integridad y


seguridad personal (art. 23), así como el derecho de petición (art. 24), la inviolabilidad de
las comunicaciones (art. 25), además del derecho de participar en el control de los asuntos
públicos (art. 26). Asimismo, el artículo 108 manda que constituye un deber de todos los
ciudadanos el conocer, respetar y promover los derechos constitucionales, así como
denunciar los actos de corrupción y defender el medio ambiente.

11
Ibid, párr. 44.

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A nivel institucional, si bien el deber de garantizar y proteger los derechos humanos


corresponde a la totalidad de los órganos públicos del Estado, algunas entidades tienen
responsabilidades específicas. La Defensoría del Pueblo, como institución autónoma, es
encargada de velar por la defensa de los derechos humanos. Al nivel del Órgano Ejecutivo,
el Ministerio de Justicia tiene la responsabilidad de formular y ejecutar políticas y planes de
defensa, protección y promoción de derechos fundamentales.

La constitución boliviana también establece que los tratados internacionales en materia


de derechos humanos que el país ha ratificado prevalecen en el orden interno (art. 13), se
aplicaran favorablemente (art. 256) y forman parte del bloque de constitucionalidad (art.
410–II). Además, la jurisprudencia vinculante del Tribunal Constitucional Plurinacional ha
señalado que forman parte del bloque de constitucionalidad boliviano no solamente dichos
instrumentos internacionales, sino también los estándares internacionales que emergen de
las interpretaciones, recomendaciones, observaciones y directrices emitidas por los órganos
de supervisión de los sistemas de protección internacional de derechos humanos (SC
0061/2010-R y SC 0110/2010-R).

Desde este enfoque pasaremos a describir y analizar los principales estándares


internacionales en materia de protección de defensores de los derechos humanos y las
recomendaciones de implementar políticas públicas al efecto, ante la ausencia de una
desarrollo legislativo e institucional especifico en materia de políticas nacionales de
protección de defensores de derechos humanos.

El 8 de marzo de 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la


Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de
promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente
reconocidos (A/RES/53/1994). Este instrumento internacional define que “toda persona
tiene derecho, individual o colectivamente, a promover y procurar la protección y
realización de los derechos humanos” (art. 1). Así, se entiende por persona defensora de
derechos humanos a toda aquélla que de cualquier forma promueva o defienda la
realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

En este sentido, las personas defensoras promueven y defienden tanto los los derechos
civiles y políticos, como de los derechos económicos, sociales y culturales (A/HRC/4/37).
Bajo esta categoría se incluyen activistas y miembros de organizaciones de derechos
humanos, ya sea que desarrollen de manera especializada estas labores, como las
defensoras y defensores de los derechos de las mujeres, delos niños, de las diversidades
sexuales o de las personas con discapacidad, tanto como voluntarios o profesionalmente, así
como comprende las labores de defensa de derechos que puedan realizar otros actores,
como los defensores del medio ambiente (A/71/281), pueblos indígenas, comunidad

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afrodescendientes, líderes sociales, así como periodistas (A/HRC/19/55), analistas de la


política pública, abogados y operadores de justicia, servidores públicos, así como quienes
investigan y denuncian actos de corrupción (A/HRC/49/49).

El artículo 2 de esta Declaración a tiempo de precisar la responsabilidad estatal de


proteger, promover y hacer efectivos todos los derechos humanos, establece el deber de
adoptar las medidas necesarias para crear las condiciones sociales, económicas, políticas y
jurídicas requeridas -tanto a nivel legislativo y administrativo- para asegurar que en el
orden interno los derechos establecidos en la Declaración estén efectivamente garantizados.

La Declaración de NNUU sobre los defensores y defensoras de los derechos humanos


desarrolla un conjunto de principios y derechos que se basan en las normas de derechos
humanos consagradas en otros instrumentos internacionales vigentes y jurídicamente
vinculantes; en ese sentido, no crea nuevos derechos, sino que condensa una serie de
derechos esenciales para garantizar las actividades de las y los defensores.

La Relatora Especial sobre la Situación de los Defensores de los Derechos Humanos


en sus comentarios anotados a la Declaración12, sintetiza los siguientes derechos de las y
los defensores:

1. A ser protegidos.
2. A la libertad de reunión pacífica.
3. A la libertad de asociación.
4. A acceder y a comunicarse con organismos internacionales.
5. A la libertad de opinión y de expresión.
6. A la protesta pacífica.
7. A debatir y desarrollar nuevas ideas en materia de derechos humanos.

En relación a las labores de las y los defensores se reconocen como actividades


legítimas y protegidas por la Declaración, las siguientes:

• a proteger la democracia, a promover los derechos humanos y las


libertades fundamentales y a contribuir al fomento y progreso de las sociedades,
instituciones y procesos democráticos;
• a formar organizaciones, asociaciones o grupos no gubernamentales, y a afiliarse a
ellos o a participar en ellos promover y proteger los derechos humanos y las
libertades fundamentales;

12
Véase Comentarios de la Relatora Especial sobre la Situación de los Defensores de los Derechos
Humanos, a la Declaración sobre el Derecho de Promover y Proteger los Derechos Humanos, OACNUDH,
junio de 2011.

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• a conocer, recabar, obtener, recibir y poseer información sobre todos los derechos
humanos y libertades fundamentales;
• a publicar, impartir o difundir libremente a terceros opiniones, informaciones y
conocimientos relativos a todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales;
• a estudiar y debatir si esos derechos y libertades fundamentales se observan, y a
formarse y mantener una opinión al respecto, así como a señalar a la atención del
público esas cuestiones por conducto de diversos medios;
• a tener la oportunidad efectiva, sobre una base no discriminatoria, de participar en el
gobierno de su país y en la gestión de los asuntos públicos y, dentro de este derecho;
• a presentar a los órganos y organismos gubernamentales y organizaciones que se
ocupan de los asuntos públicos, críticas y propuestas para mejorar su
funcionamiento;
• a llamar la atención sobre cualquier aspecto de su labor que pueda obstaculizar o
impedir la promoción, protección y realización de los derechos humanos y las
libertades fundamentales; y
• a solicitar, recibir y utilizar recursos con el objeto expreso de promover y proteger,
por medios pacíficos, los derechos humanos y las libertades fundamentales.

De forma particular subrayamos que la Declaración establece la obligación de proteger


a los defensores/as en su artículo 12:
El Estado garantizará la protección de toda persona, individual
o colectivamente, frente a toda violencia, amenaza, represalia, discriminación,
negativa de hecho o de derecho, presión o cualquier otra acción arbitraria
resultante del ejercicio legítimo de los derechos mencionados en la presente
Declaración. A este respecto, toda persona tiene derecho, individual o
colectivamente, a una protección eficaz de las leyes nacionales al reaccionar u
oponerse, por medios pacíficos, a actividades y actos, con inclusión de las
omisiones, imputables a los Estados que causen violaciones de los derechos
humanos y las libertades fundamentales, así como a actos de violencia perpetrados
por grupos o particulares que afecten el disfrute de los derechos humanos y las
libertades fundamentales.

Asimismo, el artículo 18 establece que:


A los individuos, los grupos, las instituciones y las organizaciones no
gubernamentales les corresponde una importante función y una responsabilidad en
la protección de la democracia, la promoción de los derechos humanos y las
libertades fundamentales y la contribución al fomento y progreso de las sociedades,
instituciones y procesos democráticos.

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Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

La obligación estatal de adoptar las medidas en el derecho interno que sean


necesarias para garantizar las condiciones sociales, económicas, políticas, jurídicas y
administrativas para asegurar que los derechos establecidos en la Declaración sean
efectivamente cumplidos, se ha ido concretando en la idea que este conjunto de
disposiciones debe conformar una política pública, de carácter integral, comprensiva y
multidimensional. Así, en el 2015 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la
resolución A/RES/70/161, que: “insta a los Estados a desarrollar y poner en práctica
políticas públicas sostenibles o programas que apoyen y protejan a los Defensores de los
Derechos Humanos de manera comprehensiva en todas las etapas de su trabajo”13.

En el ámbito regional, la CIDH en su primer Informe sobre la situación de los


Defensores de los DDHH en las Américas (2006), recomendó: Disponer de los recursos
humanos, presupuestarios y logísticos necesarios para garantizar la implementación de
medidas de protección adecuadas y efectivas cuando esté en riesgo la seguridad personal y
la vida de estas personas. Posteriormente, la CIDH en su segundo Informe sobre la
situación de los Defensores de los DDHH en las Américas (2011), llamó a los Estados a
que promuevan la Declaración de NNUU sobre defensores de DDHH e instó a que diseñen
un programa de medidas específicas para aplicar esta Declaración, recomendando:

“implementar, en forma prioritaria, una política global de protección de las


defensoras y defensores de derechos humanos, que incluya medidas para: a) la
promoción al trabajo de defensores y reconocimiento de su rol en las sociedades
democráticas, b) la protección a la vida de defensoras para evitar atentados en
contra de su vida e integridad, y c) la remoción de obstáculos y adopción de
medidas para garantizar el ejercicio libre de defensa y promoción de los derechos
humanos.

En el 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su Informe sobre


Criminalización de la labor de las defensoras y los defensores de derechos humanos
(OEA/Ser.L/V/II.Doc. 49/15), consideró como indispensable, que: “las políticas globales
de protección a defensoras y defensores contemplen el reconocimiento de la importancia
de la labor de defensoras y defensoras para la garantía de la democracia y el Estado de
Derecho” constituyendo esto “un componente esencial para asegurar la protección de las
defensoras y defensores en cualquier política nacional de derechos humanos ya que
contribuye a eliminar la estigmatización y a disminuir los riesgos de ataques al hacer ver a
la sociedad la importancia de su labor para dar efectividad a los derechos humanos de los
habitantes”.

13
AGNU. A/ 70/161. “Human rights defenders in the context of the Declaration on the Right and
Responsibility of Individuals, Groups and Organs of Society to Promote and Protect Universally Recognized
Human Rights and Fundamental Freedoms”. 17 de diciembre de 2015. P.5.

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Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

En el 2017, la CIDH en su Informe sobre Política integral de protección a personas


defensoras DDHH, recomendó, que:

El enfoque de protección debe estar institucionalizado y ser apoyado por la voluntad


política necesaria, incluyendo el desarrollo y consolidación de mecanismos nacionales
de protección con recursos suficientes, acompañados de legislación, políticas y
programas especializados en la situación de quienes defienden los derechos humanos.

La Asamblea General de la Organización de Estado Americanos (OEA), en su


Quincuagésimo segundo Período Ordinario de Sesiones realizado en la ciudad de Lima, en
fecha 7 de octubre aprobó una resolución sobre protección de defensores y defensoras de
Derechos Humanos (AG/CG/doc.10/22 rev. 1), señalando lo siguiente:

1. Instar a los Estados a que adopten las medidas necesarias para crear las
condiciones sociales, económicas, políticas para que las personas defensoras de
derechos humanos puedan ejercer libremente su labor y a que incorporen una
perspectiva integral de protección, incluidas protecciones diferenciadas y
colectivas, … y la creación de un ambiente propicio para la defensa de los
derechos humanos, otorgando las garantías jurídicas necesarias para que toda
persona, individual o colectivamente, pueda disfrutar de todos sus derechos y
libertades, sin ningún tipo de discriminación, en especial quienes defienden y
ejercen los derechos a la libertad de expresión, de asociación y de reunión pacífica
en contextos donde se cometen violaciones a los derechos humanos.

2. Alentar a los Estados Miembros a que, de manera conjunta y articulada con la


sociedad civil, adopten políticas públicas tendientes a reconocer la labor que
ejercen las personas defensoras de derechos humanos, así como su importancia en
la construcción de sociedades inclusivas y democráticas.

Por otra parte, el Estado Plurinacional de Bolivia ha ratificado el “Acuerdo Regional


sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en
Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe” conocido como “Acuerdo de Escazú”,
en el que se reconoce la importancia y las contribuciones fundamentales que las personas
defensoras del medio ambiente representan para el fortalecimiento de la democracia, los
derechos de acceso y el desarrollo sostenible. El artículo 9° del Acuerdo de Escazú obliga a
los Estados a garantizar “un entorno seguro y propicio en el que las personas, grupos y
organizaciones que promueven y defienden los derechos humanos en asuntos ambientales
puedan actuar sin amenazas, restricciones e inseguridad”.

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Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

Además, las medidas de protección a establecer con esta finalidad deben ser “adecuadas
y efectivas para reconocer, proteger y promover todos los derechos de los defensores de los
derechos humanos en asuntos ambientales, incluidos su derecho a la vida, integridad
personal, libertad de opinión y expresión, derecho de reunión y asociación pacíficas y
derecho a circular libremente, así como su capacidad para ejercer los derechos de acceso”.
Asimismo, establece que los Estados Parte tomarán medidas apropiadas, efectivas y
oportunas para prevenir, investigar y sancionar ataques, amenazas o intimidaciones que los
defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales puedan sufrir en el ejercicio de
los derechos contemplados en el presente Acuerdo.

En el caso específico de Bolivia, desde los órganos internacionales de protección de los


derechos humanos se han pronunciado recomendaciones concretas al Estado para que se
formulen y adopten políticas públicas de carácter integral en favor de la protección de los
defensores.

Así, por ejemplo, en el marco de Examen Periódico Universal (EPU) Bolivia 2019,
se registraron las siguientes recomendaciones al Estado Boliviano:

• 115.69 Avanzar en la aplicación de una política pública, un marco normativo y


mecanismos operativos de protección de los defensores de los derechos humanos y
dar reconocimiento público a su labor.
• 115.70 Adoptar medidas administrativas, judiciales y legislativas para proteger a
los defensores de los derechos humanos contra las agresiones, la intimidación y la
represión, en particular por parte de las autoridades.
• 115.71 Adoptar políticas gubernamentales que creen un entorno seguro y
respetuoso para la labor de los defensores de DDHH, especialmente las defensoras
mujeres y los defensores del medio ambiente.

De igual forma, en las Observaciones finales sobre el tercer informe periódico de


Bolivia del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, se recomendó:

“adoptar una política integral de protección de los defensores de derechos


económicos, sociales y culturales, que incluya medidas para prevenir ataques, en
particular, contra pueblos indígenas” (E/C.12/BOL/CO/3, par. 9 a).

A su vez, el Comité de Derechos Humanos en sus Observaciones finales sobre el cuarto


informe periódico de Bolivia, se recomienda al Estado:

14
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

• “redoblar sus esfuerzos para prevenir los actos de hostigamiento e intimidación


contra defensores de derechos humanos y periodistas, así como garantizar su
oportuna y efectiva protección”.
• “revisar la Ley núm. 351 a fin de eliminar cualquier disposición que pueda
restringir de manera desproporcionada la capacidad de las ONG de operar de
manera libre, independiente y efectiva con amplia participación de la sociedad
civil”. (CCPR/C/BOL/CO/4, pár. 31 a) y d)

En su Informe sobre la situación de derechos humanos tras las elecciones de


octubre de 2019, la OACNUDH en Bolivia, en relación a la agenda de espacio cívico y
democrático, recomendó:

7.1. Promover un ambiente seguro y propicio para las personas defensoras de


derechos humanos, líderes sociales, periodistas y otros actores de la sociedad civil,
incluyendo la condena sistemática y pública de todo acto de intimidación en su
contra y el establecimiento de un mecanismo de protección dotado de recursos
suficientes que garantice la seguridad de aquellas personas que se encuentren en
riesgo.

En relación a Bolivia en el Informe del Grupo Internacional de Expertos


Independientes (GIEI) de la CIDH, algunas recomendaciones sobre protección y seguridad
de las labores de los defensores pueden encontrarse en su contenido. Por ejemplo, ha sido
claro en recomendar que: “las autoridades políticas y la sociedad boliviana promuevan
actitudes y acciones que propicien: a) el empoderamiento de la sociedad civil y de sus
organizaciones independientes para que estas se mantengan fieles a su papel generador de
cambios sociales y dialogo; b) garantías efectivas para el ejercicio de la libertad de
expresión con mayor pluralismo y respeto de las ideas ajenas; c) la democratización del
espacio público mediático a través del fomento equitativo de todas las voces, especialmente
las de las diversas comunidades; d) el aliento a la reflexión sobre los alcances de la
responsabilidad en la circulación de la información; e) el rechazo a narrativas de odio
racial, religioso y de género, así como imágenes que potencian negativamente la
emocionalidad.

De forma particular el GIEI Bolivia, recomienda la Creación de un mecanismo no


estatal capaz de brindar apoyo y asistencia jurídica, administrativa y psicológica a
periodistas cuyos derechos fueron o están en riesgo de ser vulnerados. Este mecanismo
debe ser también responsable de monitorear y preparar informes públicos sobre
vulneraciones de los derechos de los/as periodistas, en particular, actos de hostigamiento,
intimidación y violencia, y por hacer el seguimiento de la implementación de medidas de
protección y prevención que deben ser adoptadas por el Estado.

15
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

Se propone la adopción de un protocolo interinstitucional sobre la investigación de


actos de intimidación, hostigamiento y amenazas que suelen ser ignorados o considerados
no prioritarios. Este protocolo debe resultar de un diálogo entre las instituciones
competentes y relevantes –incluyendo la Policía Nacional, el Ministerio Público, el
Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional, y representantes de la sociedad civil y
de periodistas– sobre cómo promover la prevención de dichos actos, y sobre cómo
desarrollar una investigación y procesamiento eficaces y exitosos de estos actos.

Como se ve el marco constitucional e internacional, así como estándares


internacionales y regionales de protección de los derechos humanos establecen claramente
la obligación de respetar, prevenir y proteger a los defensores de derechos humanos, y en su
caso la de investigar, juzgar y sancionar las vulneraciones y restricciones ilegitimas que
afecten su labor, recomendando al efecto la adopción de una politica pública integral y
sostenible.

2. Obstáculos y desafíos que enfrentan los defensores y defensoras de DDHH

En la presente sección, veremos -a pesar de todo el marco legal reseñando


anteriormente- como se acrecienta una brecha de implementación entre las normas y las
prácticas. En Bolivia, se mantienen algunas normas legales con efecto restrictivo para la
defensa de los derechos humanos, como las leyes que limitan la capacidad de las
Organización de la Sociedad Civil (OSC) de operar libremente, así como prácticas
administrativas discrecionales que interfieren con su labor. Asimismo, la utilización de
sistemas de seguridad hostiles, represión policial y violencia contra los y las defensores,
incluido el uso excesivo de la fuerza durante las protestas así como detenciones arbitrarias
de líderes. También, desde el poder, se suele acudir a campañas difamatorias de alto nivel y
estigmatización de los defensores para evitar la crítica publica, así como persisten actos de
hostigamiento y persecución judicial, especialmente contra los líderes indígenas, defensores
de la tierra y la naturaleza, periodistas y opositores políticos. Igualmente se constata que
estas amenazas y agresiones, no solo se incitan o vienen de las autoridades estatales, sino
que también por parte de actores no estatales, como ser organizaciones sindicales paralelas,
o desde quienes participan en actividades de explotación ilícita de minerales, avasalladores
de tierras, empresas y otros actores asociados a intereses económicos, que en el contexto de
las industrias extractivas suelen tener condiciones de mayor violencia e impunidad.

Según el Observatorio de Defensoras y Defensores de Derechos de UNITAS 14,


durante el año 2019 se registraron 2691 incidentes de vulneración a las libertades

14
Véase Observatorio de Defensoras y Defensores de Derechos de UNITAS (2019 – Primer semestre 2022) :
https://redunitas.org/observatorio/

16
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

fundamentales (derechos de asociación, expresión y reunión pacífica), a la institucionalidad


democrática del Estado y a los derechos de los defensores; la mayoría de estos se dieron en
el contexto de los hechos de violencia acaecidos en la crisis política, electoral y social de
octubre y noviembre de ese año. Para el año 2020, se reportaron 232 vulneraciones de este
tipo en el contexto de las severas medidas de cuarentena y emergencia sanitaria. Una vez
normalizada la vida institucional del país, llama la atención la persistencia de estas
violaciones a las libertades públicas; durante el año 2021 se registraron 666 casos y en el
primer semestre del 2022, se reportaron 284 incidentes de afectación a los derechos y
categorías analizadas por el observatorio.

Estas condiciones restrictivas que afectan al trabajo de los defensores, además, se


producen con un alto margen de impunidad. En los cuatro talleres de consulta realizados
con expertos y activistas de derechos humanos, así como con lideres de organizaciones de
la sociedad civil, existió unanimidad en establecer la existencia de un patrón generalizado
de permisibilidad, tolerancia e incluso incitación de autoridades estatales, lo que refuerza
las condiciones de impunidad de estos actos. También existió una alta coincidencia entre
los participantes en caracterizar la dimensión estructural de esta situación. La erosión
progresiva del Estado de Derecho y el debilitamiento de la institucionalidad democrática a
partir del proceso de concentración de poderes, ausencia de independencia judicial,
autoritarismo y falta de rendición de cuentas.

A continuación, describiremos en términos generales y breves los principales desafíos,


amenazas y obstáculos que enfrentar los defensores, identificados por los participantes en
los talleres de consulta realizados entre julio y agosto de 2022.

a. Agresiones físicas, amenaza y uso abusivo de la fuerza pública.

Los participantes consultados expresaron su preocupación por diversos casos de


represión violenta de manifestaciones públicas o actos de protesta social, haciendo uso
excesivo de la fuerza pública, sin considerar la protección de civiles ni los protocolos de
uso proporcional de la fuerza pública establecidos para los agentes del orden y la seguridad.
Llama cada vez más la atención el uso de grupos de choque para estatal, que incluso en
algunos casos fueron liderados por autoridades estatales y operaron con el apoyo de
servidores y bienes públicos. Asimismo, en situaciones de crisis social no se activan los
mecanismos necesarios de mediación social y transformación de conflictos, y el Ejecutivo
se abstiene selectivamente a cumplir su rol de preservar los derechos de las personas,
dejándolas vulnerables ante medidas de fuerza.

b. Agresiones verbales, estigmatización y hostigamientos.

17
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

En el país se evidencia una práctica bastante extendida de descalificación de líderes


sociales y defensores con el fin de desacreditar sus críticas, propuestas o reivindicaciones,
muchas veces en disidencia a las narrativas oficiales. UNITAS ha documentado de forma
particular la estigmatización de lideres indígenas y defensores de los derechos de la tierra y
el medio ambiente, así como los ataques reiterados a periodistas y medios independientes.
Este hostigamiento verbal además de atacar directamente a defensores, atiza la polarización
política en el país y constituye una barrera a los esfuerzos de reconciliación nacional.

c. Actividades de inteligencia, detenciones y otras injerencias arbitrarias.

En el contexto de conflictos, además se ha venido utilizando la infiltración de actores


encubiertos, tanto de grupos políticos como de las fuerzas de seguridad pública, en las
manifestaciones públicas, unas veces para atizar la confrontación y otras para realizar
acciones de vigilancia e inteligencia policial, lo que no guarda conformidad con los
estándares democráticos de la seguridad pública. De igual forma, se han constatado caso de
periodistas agredidos por elementos de las fuerzas del orden e incluso sus equipos
indebidamente retenidos.
También llama la preocupación la creciente vigilancia en el espacio digital, desde ciber
patrullajes a cargo de unidades policiales15, hasta la denuncia de antenas de vigilancia
telefónica establecidas en instalaciones militares (como las 17 antenas IMSI catchers
identificadas el año 2020 por la Red en Defensa de los Derechos Digitales) lo que plantea
nuevos retos a la ciberseguridad y las protección de las comunicaciones y los datos
privados de los defensores de derechos humanos en la normativa nacional.

d. La criminalización de defensoras y defensores de derechos humanos.

Asimismo, en el contexto de las protestas públicas se han dado repetidos casos de


detención de los manifestantes, incluso la aprensión de sus lideres o representantes de
organizaciones sociales, que son arbitrariamente puestos en prisión preventiva, en muchos
casos de manera prolongada, así como sin las evidencias suficientes que demuestren un
vinculo entre estos y los actos que se persiguen. Esta práctica ha sido calificada por la
CIDH como una forma de afectación al trabajo de los defensores, ya que al deslegitimar las
organizaciones, las entidades donantes se muestran renuentes a realizar contribuciones
económicas por miedo a que con esto se les pueda asociar con apoyar actividades ilegales
(OEA/Ser.L/V/II.Doc. 49/15).
Un caso emblemático y actual, resulta el caso Las Londras donde periodistas fueron
secuestrados por avasalladores de tierra en julio del año 2022, donde el sistema de justicia
no actúa con prontitud e imparcialidad en las investigaciones de estos delitos, donde los

15
Fundación INTERNET BOLIVIA, Ciberpatrullaje y desinformación durante la pandemia en Bolivia, 2021.

18
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

principales imputados lograron medidas sustitutivas16. A contramano, por ejemplo, en


septiembre de 2022 en el marco de la protestas lideradas por ADEPCOCA17, sus
principales dirigentes fueron perseguidos, aprendidos y detenidos preventivamente, por el
hecho de ser dirigentes, sin evidencias concluyentes que vinculen su participación en los
hechos delictivos perseguidos por el Ministerio Público.

e. Restricciones al ejercicio de la libertad de asociación

Las organizaciones de la sociedad civil se mantienen sometidas a los mecanismos de


control gubernamental establecidos por la Ley 3516 y el DS 1597 de 2013 que regula la
otorgación y registro de la personalidad jurídica a organizaciones sociales, organizaciones
no gubernamentales, fundaciones, entidades civiles sin fines de lucro. Este Decreto 1597 -
que excede en muchos ámbitos las previsiones de la propia Ley- fue abrogado por el DS Nº
4353 de 29 de septiembre de 2020; pero una vez instalado el gobierno del Presidente Arce
lo volvió a poner en vigencia plena, mediante DS 4636 del 8 de diciembre de 2021.

El marco legal boliviano establece la obligación que tienen las OSC de alinearse a las
políticas oficiales del Estado, lo que implica una prohibición de facto para trabajar en temas
que las autoridades consideran inapropiados, y en caso de incumplimiento permite la
revocación de su registro si realiza actividades diferentes de las que recoge su estatuto, a
sola denuncia de cualquier entidad pública, sin existir las suficientes garantías de defensa.

Además, las OSC bolivianas se han enfrentado a obstáculos burocráticos a la hora de


registrarse como ONG en el VIPFE, sin cuya inscripción no pueden recibir financiación ni
manejar cuentas bancarias. Se han registrados casos que la Autoridad de Supervisión del
Sistema Financiero (ASFI) ha congelado cuentas sin previa notificación de la autoridad
judicial. También se destaco el uso del sistema tributario para obstruir el trabajo de las
OSC, se identificaron diversos casos de persecución tributaria y demoras o rechazo
arbitrario en la otorgación de las exenciones impositivas de Ley.

Por otra parte, se ha evidenciado también una practica extendida de divisionismo y


creación de organizaciones sociales paralelas, el reconocimiento de directorios apócrifos
que buscan apoderarse de la representación legal y la toma física de sus oficinas o sedes,
que han debilitado de forma particular a las organizaciones indígenas, como es el caso de
CONAMAQ, CIDOB, e incluso las organizaciones de los productores de hoja de coca,
como ADEPCOCA en La Paz, pero también de entidades civiles como la APDH.

16
Página Siete, Juez ordena que siga libre con sustitutivas el acusado del secuestro de periodistas en Las
Londras, 30 de agosto de 2022.
17
ABI, Policía aprehende a tres dirigentes cocaleros de Adepcoca en La Paz, 28 de septiembre de 2022.

19
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

f. Afectaciones a la libertad de expresión y acceso a la información.

En materia de libertad de expresión, de acuerdo a los datos del Observatorio de


Defensores de DDHH, se constata un incremento creciente de los casos de afectaciones y
agresiones al ejercicio de la libertad de prensa. Recurrentes episodios de ataques a
periodistas y medios, especialmente en el contexto de conflictos sociales. Por otra parte, en
diversas regiones del país se ha venido dado un uso ilegitimo del sistema judicial, mediante
citaciones del Ministerio Publico a periodistas, con el fin de levantar la reserva de fuente,
protegida como secreto profesional conforme a la Ley de Imprenta.
Otra de las afectaciones al trabajo de los defensores radica en que Bolivia no cuenta
hasta el presente con una Ley de Acceso a la Información Pública, y de prácticas contrarias
a los estándares internacionales aplicables en esta materia, herramienta esencial para las
labores de vigilancia social y participación en los asuntos públicos. Asimismo, se ha
continuado usando la pauta o propaganda oficial de Estado para asfixiar económicamente a
los medios independientes, mediante un uso selectivo, diferenciado y discriminatorio.
También, de tiempo en tiempo, desde el año 2016 diversas autoridades públicas buscan
promover iniciativas legislativas para regular el uso de las redes sociales, que podrían
restringir la libre circulación de ideas críticas, buscando tipificar penalmente “delitos contra
la dignidad y la honorabilidad a través de redes sociales” .

3. Bases para una Política Pública para la Protección de Defensores de DDHH

Frente a este contexto adverso para el trabajo de los defensores, la necesidad de


construir una política pública de protección de defensores y defensoras de derechos
humanos, se propone afincar unas bases mínimas que debería comprender en la política
pública, desde un enfoque integral, holístico y participativo, con el fin de fortalecer las
condiciones estructurales, así como medidas legislativas e institucionales específicas, que
permitan preservar un espacio seguro y democrático para estas labores.

3.1 Obligación de respetar y prevenir

• Creación de espacios democráticos participativos, plurales y abiertos

Toda política pública orientada a garantizar un ambiente de trabajo propicio y


seguro para los defensores debe partir de la premisa del respeto genuino a las instituciones
democráticas, el cumplimiento de la ley, así como la inclusión de los diversos actores en el
debate de los asuntos públicos. En ese sentido, desde el más alto nivel de las autoridades
estatales se debe promover y generar espacios permanentes de diálogo abierto con las
organizaciones de derechos humanos para recibir su retroalimentación con respecto a

20
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

políticas existentes y la afectación de dichas políticas en su trabajo, así como sobre vacíos
legislativos. Las organizaciones de derechos humanos también deben ser consultadas sobre
políticas propuestas para recibir insumos y opiniones.

En ese sentido, se deberá recuperar ese espíritu democrático, plural y participativo


en el proceso de elaboración y concertación, con carácter quinquenal, del Plan Nacional de
Derechos Humanos. Asimismo, se deberá avanzar de manera genuina en la creación de un
Consejo Nacional de Derechos Humanos, de carácter interinstitucional y mixto, con
participación de las principales organizaciones de la sociedad civil y de las redes de
derechos humanos del país, como espacio institucionalizado de dialogo sostenido y
construcción de consensos para el avance de la politica pública de protección de defensores.

• Reconocimiento público

Resulta fundamental para la sostenibilidad de la política pública visibilizar y


reforzar el reconocimiento público de la labor de los defensores y de su importante rol en
una sociedad democrática. Al respecto el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, ha señalado que: “Si bien los Estados tienen la obligación de adoptar políticas
efectivas de prevención y protección para las defensoras y defensores a fin de que puedan
ejercer su trabajo en un ambiente seguro, y libre de ataques y hostigamientos, … es de
particular relevancia que no solamente funcionarios públicos reconozcan la importancia de
la labor de los defensores, sino que todos los sectores de la sociedad, incluidos dirigentes
políticos, sociales, religiosos, empresariales y medios de comunicación, contribuyan a
legitimar la labor de defensoras y defensores”18. En ese sentido, se debe desplegar
campañas educativas y de información pública, dirigidas a la ciudadanía y programas de
formación especial para funcionarios públicos.

Este reconocimiento y valoración debe incluir a los propios defensores y sus


organizaciones, que en muchos casos no se reconocen a si mismos como defensores,
reduciendo este concepto solamente a los activistas más visibles. Es importante fortalecer
en las organizaciones de la sociedad civil y otros actores, como periodistas, jueces y
fiscales esta auto identificación como defensores y la necesidad que conozcan la
Declaración de NNUU sobre defensores y las herramientas legales que amparan su trabajo.
En ese sentido, se hacen necesarias campañas de información y educación pública, así
como capacitaciones especializadas a diversos servidores públicos, funcionarios del sistema
de justicia, periodistas, universidades y actores políticos; además del reto de formar jóvenes
y nuevos lideres como actores de la sociedad civil, comprometidos con la defensa de los
derechos humanos y la democracia. Una forma de contribuir a reforzar ese reconocimiento

18
ONU, Asamblea General, Consejo de Derechos Humanos, Protección de los defensores de los derechos
humanos, A/HRC/22/L.13, Recomendación 18.

21
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

social del trabajo de los defensores, es aprobando y promulgando la Declaración de


Naciones Unidas sobre Defensores como ley interna del Estado, así el debate público
que se generará, la narrativa positiva y el carácter obligatorio de sus prescripciones
contribuirá a incrementar ese compromiso de los diversos actores.

• Independencia judicial y debido proceso

La CIDH en su primer Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de


los derechos humanos en las Américas, subrayó la importante labor de defensa de derechos
humanos que realizan las personas encargadas de administrar justicia e investigar las
violaciones a los derechos humanos. Asimismo, en su Segundo Informe sobre la situación
de las defensoras y los defensores de los derechos humanos en las Américas, la CIDH se
refirió a la labor de defensa de los derechos humanos realizada por jueces y juezas, fiscales,
procuradores, procuradoras, defensoras y defensores públicos y agentes de la
administración de justicia19, quienes cuando contribuyen a que se logre el acceso efectivo a
la justicia, realizan “un esfuerzo especial en un proceso para que se imparta justicia de
manera independiente e imparcial y garantizar así los derechos de las víctimas, puede
decirse que actúan como defensores de los derechos humanos”. Uno de los problemas
identificados, cuando se abre un proceso penal por vulneraciones a un defensor, no existe
un cabal tipificación del bien jurídico protegido, la fiscalía suele abrir investigaciones por
destrucción de equipo en vez de ataques a la libertad de prensa, o por lesiones leves, pero
no encuentro eventualmente un delito de odio. Por ello, se requiere un trabajo especial con
los operadores del sistema de administración de justicia.

La mejor garantía para que los jueces, fiscales y defensores públicos cumplan ese
rol de defensores de derechos humanos están en la construcción de un proceso de
institucionalización y profesionalización de la carrera judicial, así como de un Ministerio
Publico autónomo que contribuya con investigaciones objetivas e imparciales, así como al
acceso a una justicia independiente y accesible, sin discriminación. Son claves procesos
transparentes y basados en méritos para la designación de servidores públicos,
profesionalizados y comprometidos con los derechos humanos y los valores democráticos.
En ese sentido, se hace necesario que el país, mediante un proceso de dialogo plural e
inclusivo, avance hacia un gran acuerdo nacional para promover de forma genuina una
reforma integral del sistema de justicia, conforme las recomendaciones internacionales
recibidas en el último tiempo.

19
Véase CIDH. Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos en las
Américas, OEA/Ser.L/V/II.124, Doc. 5 rev.1, 7 marzo 2006, párr.110. y CIDH, Segundo informe sobre la
situación de las defensoras y los defensores de derechos humanos en las Américas, OEA/Ser.L/V/II, Doc. 66,
31 diciembre 2011, párr. 349.

22
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

• Capacitación de miembros de la fuerza pública.

Las fuerzas del orden público cumplen un rol critico en situaciones de conflicto, y
en muchas situaciones constituyen un elemento de riesgo y vulnerabilidad de los
defensores. En ese sentido, se tienen que trabajar en profundizar los programas de
formación de derechos humanos, reforzando el enfoque sobre el rol de las instituciones de
seguridad pública como garantes de los derechos humanos.

• El rol de los servidores públicos

Desde el mismo enfoque, es necesario informar y concientizar a las autoridades y


servidores públicos, que ese sus funciones están al servicio de la sociedad y no de
parcialidad política alguna, y por tanto, la política pública de protección de defensores debe
buscar que las instituciones del Estado cumplan con normalidad su obligación general de
respetar, promover y defender los derechos humanos, y en particular con sus deberes de
protección a los defensores. En el caso que existan mecanismos especiales de protección,
estos deben funcionar solo para las situaciones graves y excepcionales, donde la
institucionalidad fallo en cumplir con este rol. Esto significa un elevado nivel de
compromiso público y voluntad político, para avanzar en esta agenda de trabajo. En ese
sentido, por ejemplo, abstenerse de hacer declaraciones que estigmaticen a las defensoras y
defensores así como las organizaciones de derechos humanos contribuye de manera
sustantiva en expresar ese compromiso.

• Reformas legislativas e institucionales

El desarrollo de la política pública de protección de defensores requiere de un marco


legal e institucional sólido y apropiado que la soporte y haga efectiva. En ese sentido, se
hace necesario remover toda aquella normativa que hoy afecta la labor de los defensores y
sus organizaciones. En particular abrogar la Ley 351 de otorgación de personalidades
jurídica, tal como recomendó el Comité de Derechos Humanos en el 2014, mejorar y
simplificar los procedimientos administrativos de registro, así como de concesión de la
exenciones tributarias resulta fundamental.

Por otra parte, el objetivo de asegurar un ambiente seguro de trabajo para los
defensores también implica enfrentar variables estructurales que condicionan los factores
de riesgo, amenaza y violencia hacia los defensores. Como parte del Plan Nacional de
Derechos Humanos, se deberá avanzar en afincar una cultura de derechos en las políticas
públicas y el funcionamiento del Estado, que incluya la capacitación de los servidores
públicos, la revisión de los pensum de las instituciones de formación de los agentes del

23
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

orden público, llegando también a las reformas que en esta materia el sistema educativo
nacional requiere.

3.2 Obligación de proteger

El Estado tiene la obligación de proteger la vida, la integridad y la libertad de las


personas que defienden derechos humanos cuando se encuentran en una situación de riesgo,
Esto reviste especial importancia en el contexto de conflicto y polarización, cuando los
riesgos sobre los defensores provienen de diversos actores, tanto estatales como no
estatales.

En la región, en contextos difíciles, algunos Estados -como el Brasil, Colombia y


México- han establecido mecanismos de protección en respuesta a la situación concreta de
los defensores. En muchos casos esa medida se adopta a instancias de los propios
defensores y en consulta con ellos, con el fin de subsanar el problema de la falta de claridad
acerca de la institución pública a la que compete su protección. Esos mecanismos permiten
contar con una institución centralizada encargada de vigilar la situación de los defensores e
informar sobre ella y de coordinar la respuesta del Estado a las amenazas. Además, pueden
formular recomendaciones para la reforma de las leyes y políticas que no sean compatibles
con los derechos de los defensores o los pongan en peligro. En algunos casos, las leyes por
las que se establecen los mecanismos también contemplan intervenciones más amplias por
parte de otras entidades estatales con el fin de mitigar los riesgos (A/HRC/31/55, párr. 93).

Colombia: “Programa de protección de defensores de derechos humanos,


sindicalistas, periodistas y líderes sociales”
México: “Ley de Protección de Defensores de DDHH y Periodistas”
Brasil: Política de Protección Nacional de Defensores de DDHH
Honduras: “Ley de Protección para las y los Defensores de Derechos
Humanos, Periodistas, Comunicadores Sociales y Operadores de Justicia”
Guatemala: Unidad Coordinadora para la Protección de Defensores de
DDHH, Administradores de Justicia, Periodistas y trabajadores de los Medios.
Perú: “Mecanismo intersectorial para la protección de las personas
defensoras de derechos humanos” (DS N° 004-2021-JUS)

Desde esta perspectiva, la CIDH20 ha propuesto algunos elementos esenciales que


deben prever los mecanismos nacionales de protección de defensores, como ser:

a. Un marco legal sólido y recursos financieros y humanos sostenibles.


b. Colaboración con otras agencias e instituciones del Estado.

20
CIDH, Informe sobre Política integral de protección a personas defensoras DDHH (OEA/Ser.L/V/II. Doc.
20 7 /17), 2017

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Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

c. Independencia y autonomía de la institución que otorga medidas.


d. Activación del deber de protección.
e. Análisis de riesgo flexible e individualizado
f. Participación de los beneficiarios
g. Idoneidad y efectividad de las medidas de protección
h. Enfoques diferenciados para grupos en situación de especial
vulnerabilidad.
i. Relación entre las medidas de protección nacionales y las dictadas por
órganos internacionales.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su reciente sentencia del 30 de


junio de 2022 en el caso Sales Pimenta vs Brasil, en calidad de medidas de no repetición ha
señalado, que el Estado deberá adecuar sus mecanismos existentes de Protección a los
Defensores de Derechos Humanos, a efectos de que sea previsto y reglamentado por una
ley ordinaria y tenga en cuenta los riesgos inherentes a la actividad de defensa de los
derechos humanos, tomando en cuenta, al menos, los siguientes requisitos:

a) la participación paritaria de personas defensoras de derechos humanos,


organizaciones de la sociedad civil y expertos en la elaboración de las
normas que puedan regular un programa de protección;
b) contar con criterios flexibles de inclusión de beneficiarios, que respondan
a las consideraciones ya realizadas por este Tribunal respecto al concepto
de persona defensora de derechos humanos;
c) la creación de un modelo de análisis de riesgo que permita determinar el
riesgo y las necesidades de protección de cada defensor o grupo;
d) el diseño de planes de protección que respondan al riesgo particular de
cada defensor y defensora y a las características de su trabajo;
e) la promoción de una cultura de legitimación y protección de la labor de
las defensoras y los defensores de derechos humanos, y
f) la dotación de los recursos humanos y financieros suficientes que
responda a las necesidades reales de protección de defensores de ddhh, así
como una debida ejecución del presupuesto asignado (párr. 177).

En los talleres de consulta realizados, varios participantes expresaron su


preocupación sobre los riesgos de encargarle exclusivamente al Estado la gestión del
mecanismo nacional de protección de defensores, cuando la mayoría de las amenazas y
ataques suelen venir de las propias estructuras del Estado, o de actores no estatales que
actúan bajo su consentimiento. Asimismo, se recomendó la necesidad de establecer
diversos círculos o cinturones de protección a los defensores, así como de sus familias,
víctimas de persecución y violencia por su labor de defensor, garantizando siempre su

25
Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

independencia y autonomía frente a las decisiones políticas y gubernamentales. Ese ese


sentido, se recomendó una mayor articulación entre las redes y organizaciones de la
sociedad civil, a fin de realizar labores conjuntas de incidencia pública y defensa del
espacio cívico, así como en la prestación de servicios de asistencia legal, sicosocial,
cuidado y albergue entre defensores, particularmente en situaciones de emergencia, que
requieran acciones rápidas de protección. Junto a ello, las propias redes y organizaciones de
la sociedad civil deberán articular y fortalecer sus propios mecanismos de vigilancia,
incidencia conjunta y (auto) protección en la defensa de defensores bajo ataque, tanto a
nivel nacional como ante las instancias internacionales de protección de derechos humanos.
Por una parte, se sugirió el establecimiento de un mecanismo mixto, cuya
composición se integre a propuesta de una comisión de la sociedad civil, instancia en la que
se tendrán puentes de dialogo y coordinación para el avance y monitoreo de la política
pública, espacio donde se podrían discutir los elementos más generales o estructurales. Por
otra parte, se propone una instancia nacional, con autonomía de gestión técnica, economía y
administrativa, de protección de defensores, encargada de los procedimientos de evaluación
del riesgo, alerta temprana y respuesta oportuna en la disposición de una medida protectora
de calidad y efectiva. Sus miembros deberían ser designados a nominación de un Consejo
Consultivo de la Sociedad Civil, integrado por las redes y articulaciones nacionales de
organizaciones nacionales de Derechos Humanos siguiendo criterios de trayectoria,
integridad, independencia y compromiso con los derechos humanos.
Al efecto, se deberá contar con una ruta critica de denuncia y atención de los casos,
protocolos, además del diseño de planes de protección diferenciados, así como
herramientas disponibles on line, con las debidas condiciones de seguridad digital.
Asimismo, este mecanismo nacional deberá tener competencia para presentar peticiones y
denuncias de casos individuales ante los mecanismos internacionales de protección de los
derechos humanos.
Bajo las directrices o lineamientos que desarrolle el mecanismo nacional de
protección, a nivel de la estructura territorial del Estado se deberá prever la posibilidad de
implementar mecanismos descentralizados departamentales, municipales y comunitarios de
protección. Asimismo, se estableció la necesidad de una Ley para este sistema, con las
suficientes garantías para el trabajo de ambas instancias así como la dotación de un
presupuesto público suficiente para sufragar aquellas medidas que sean establecidas por el
mecanismos nacional de protección de defensores. Los Defensores protegidos deberán
gozar de todas las garantías y protecciones establecidas en favor de las víctimas, testigos y
los denunciantes de corrupción establecidos en la legislación nacional21.

21
La Ley 458 del 19 de diciembre de 2013, crea el Sistema de Protección de Denunciantes y Testigos, con la
finalidad de proteger a las personas particulares, servidores públicos, ex servidoras y ex servidores públicos, y
su entorno familiar cercano, susceptibles de sufrir una represalia, respecto a los delitos de crimen organizado,
terrorismo, corrupción y narcotráfico, en contra de niñas, niños y adolescentes, violencia contra la mujer, trata
y tráfico de personas y/o violación de derechos fundamentales, mediante medidas de protección de la

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Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

Finalmente, se subrayó la necesidad de recuperar la autonomía e institucionalidad


del Defensor del Pueblo, para que cumpla su papel en la protección eficaz de los defensores
de derechos humanos, conforme los lineamientos y medidas especiales establecidas por la
Relatora Especial de NNUU sobre la situación de los defensores de DDHH, en su informe
A/HRC/22/47 presentado el 16 de enero de 2013 ante el Consejo de Derechos Humanos.

3.3 Obligación de investigar, juzgar y sancionar

Como política pública, el Estados deben adoptar las medidas internas necesarias
para erradicar la impunidad por violaciones de los derechos de las personas defensoras,
llevando adelante investigaciones independientes de los ataques que sufran y sancionando a
sus autores materiales e intelectuales. Si bien en términos generales la realización de este
deber implica una profunda reformas del sistema de justicia, se ha identificado como un
punto critico el rol del Ministerio Publico en adelantar esas investigaciones de aquellos
casos de ataque a los defensores, que por lo general quedan en la impunidad por falta de
una perspectiva de derechos humanos en estas investigaciones. Con esta finalidad, se debe
adoptar un protocolo interinstitucional que asegure la debida diligencia en la investigación
de actos de intimidación, hostigamiento, amenazas y violencia a defensores de DDHH.

En diversos casos de conflictos social, la fiscalía ha jugado mas bien un rol de


persecución a los defensores y lideres sociales en vez de investigar a los agentes estatales
que produjeron esas violaciones. En ese sentido, se propone la creación de un Fiscalía
Especial de Derechos Humanos, que estaría a cargo de proseguir las investigaciones desde
esa perspectiva. Cumpliendo su rol con la debida diligencia conforme a los estándares
internacionales establecidos para la investigación y enjuiciamiento de violaciones a los
derechos humanos. Lo mismo, deberá trabajarse desde un enfoque de derechos humanos en
mejorar el desempeño del régimen disciplinario y de investigaciones internas de las fuerzas
del orden público, para casos en los que sus efectivos hayan participado en la vulneración
de los derechos de los defensores de Derechos humanos.

4. Hoja de ruta para la política pública de protección de defensoras y defensores


de DDHH en Bolivia.

Conforme a las necesidades y prioridades identificadas con los propios actores, los
estándares y las recomendaciones de los organismos internacionales de protección de los

identidad y la confidencialidad, preservación de sus derechos laborales, atención psicológica, seguridad y


custodia, alojamiento temporal en albergues, hasta que el peligro cese, u otras que se puedan adoptar para
preservar la seguridad de la persona protegida.

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Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

derechos humanos, se propone una hoja de ruta o agenda de trabajo para la implementación
de la politica publica de protecciones de defensores, desde un enfoque integral, holístico

4.1 Obligaciones de respetar y prevenir

De acuerdo a la Declaración, el Estado tiene la obligación de adoptar un conjunto de


medidas nacionales para generar un ambiente seguro para el trabajo de los defensores. En
ese sentido, desde un enfoque de política pública de protección integral, se debe fortalecer
un ecosistema político e institucional democrático en el que los defensores puedan actuar
libremente en su misión en el marco del Estado de derecho y el cumplimiento de la ley,
para lo cual se deben promover, de forma transversal con los distintos órganos del Estado,
allí donde fueren competentes, las siguientes acciones:
• Creación de un Consejo Nacional de Derechos Humanos, como espacio
institucionalizado de dialogo y consulta con la sociedad civil para el proceso
de formulación, implementación y evaluación de las políticas de protección
integral.
• Proceso de concertación social para la adopción de un nuevo Plan Nacional
de DDHH.
• Promover el reconocimiento público de la labor de los defensores y
organización de derechos humanos mediante campañas de información
pública, que contribuyan a desnaturalizar los discursos de odio,
discriminación, incitación a la violencia y estigmatización de los defensores,
tanto con autoridades del Estado, servidores públicos y actores no estatales.
• Creación del día nacional de los Defensores de DDHH, en una fecha
simbólica con el 12 de diciembre de cada año. Fecha en la que se puede
conceder el premio nacional de DDHH a un defensor que haya destacado por
su trayectoria de servicio a la sociedad.
• Sanción y promulgación de la Declaración de NNUU sobre Defensores
como Ley interna.
• Programas de sensibilización y capacitación de miembros de la fuerza
pública, funcionarios del Estado y autoridades de justicia con la finalidad de
evitar la criminalización de los Defensores mediante la utilización del
sistema penal para intimidar o impedir el trabajo u otros medios indebidos
que interfieran sus labores, como las actividades de inteligencia y vigilancia.
• Programas de capacitación y actualización de la fuerza pública en protocolos
de uso legítimo de la fuerza en situaciones de conflictos y respeto al derecho
a la protesta social.
• Establecimiento de un código de conducta para los servidores públicos que
incluya el deber de abstenerse de realizar declaraciones estigmatizantes y
ofensivas a los defensores.

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Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

• En el marco de la reforma del sistema de justicia, promover que los procesos


de institucionalización y profesionalización de la carrera judicial y fiscal,
incluya programas de formación en debido proceso y garantías judiciales.
• Recuperar el rol autónomo de la Defensoría del Pueblo, que puede jugar un
rol relevante con entidad nacional de derechos humanos, en la protección de
los defensores de DDHH, conforme los estándares internacionales.
• Remover obstáculos administrativos o restricciones legales
desproporcionadas al ejercicio al derecho a defender derechos conforme a
los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad que afecten a los
procedimientos de registro, establecimiento, financiamiento y operación de
organizaciones de derechos humanos, como las establecidas en la Ley 341
sobre personalidad jurídica de las entidades civiles sin fines de lucro.
• Aprobación de la ley de Acceso a la Información Pública y de la Ley de
Protección de Datos Personales.

4.2 Obligaciones de protección


 Creación de un Mecanismo Nacional de Protección de Defensores de
DDHH, reconocido por Ley, con autonomía de gestión, técnica y
presupuestaria, conformado por representantes de la sociedad civil, con la
suficientes competencias para recomendar a las entidades del Estado que
corresponda aquellas medidas urgentes de protección necesarias, que sean
inmediatas, efectivas, adecuadas y con los recursos suficientes, con enfoque
diferenciado, capaz de brindar apoyo y asistencia jurídica, administrativa y
psicológica, en su caso acogida o desplazamiento temporal a lugares seguros
en favor de defensores cuyos derechos fueron o están en riesgo de ser
vulnerados por amenazas, agresiones o represalias a su labor.
 Sus miembros serán designados a nominación de un Consejo Consultivo de
la Sociedad Civil, integrado por las redes y articulaciones nacionales de
organizaciones nacionales de DDHH siguiendo criterios de trayectoria,
integridad, independencia y compromiso con los derechos humanos.
 Este mecanismo desarrollará sus funciones en base a una metodología de
análisis y evaluación de riesgos, que incluya un sistema de alerta temprana y
respuesta oportuna conforme a sus propios reglamentos y protocolos de
protección que establezca para su trabajo, que incluirán la participación de
los beneficiarios y de las redes y organizaciones de derechos humanos.
 Este mecanismo podrá establecer delegaciones territoriales en los
departamentos y municipios del país que por situaciones de emergencia así
lo requieran, así como emitirá directrices para el establecimiento de
mecanismo departamentales, municipales y comunitarios.

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Documento de Trabajo: Construcción Participativa de la
Política Pública de Protección para Defensores de DDHH

 Fortalecimiento del observatorio nacional de defensores y defensoras, como


mecanismo especializado en monitorear la situación de los defensores de
DDHH en el país, generar reportes públicos y efectuar recomendaciones
para enfrentar situaciones estructurales que afecten el trabajo de los
defensores, las organizaciones y comunidades en la defensa de los derecho
humanos, que serán presentadas ante las autoridades públicas nacionales y a
los organismos internacionales y regionales de derechos humanos. Además,
desarrollará campañas educativas e informativas de promoción, programas
de capacitación e investigación.

4.3 Obligaciones de investigación, enjuiciamiento y sanción


• Adopción e implementación de un protocolo interinstitucional que asegure la
debida diligencia en la investigación de actos de intimidación, hostigamiento,
amenazas, violencia y delitos cometidos contra personas defensoras de DDHH, con
enfoque diferencial e intercultural.
• Creación de una Fiscalía Especial de Derechos Humanos en el Ministerio Público, a
cargo de un Fiscal seleccionado por concurso público, que asegure su idoneidad,
imparcialidad y compromiso con los derechos humanos, con las garantías
reforzadas para ejecutar acciones concretas, con la mayor autonomía, independencia
y objetividad, para la lucha contra la impunidad frente a agresiones de servidores
públicos y actores no estatales que vulneren el trabajo e integridad de los defensores
de derechos humanos.
• Control externo de los regímenes disciplinarios o de asuntos internos de las fuerzas
del orden público, para que procesen actos abusivos y arbitrarios que afecten a los
defensores de derechos humanos y se activen los mecanismos administrativos
sancionatorios.
• Institucionalización en la Defensoría del Pueblo de una adjuntaría o unidad
especializada en Protección de Defensores y Defensoras de DDHH, con
capacidades de presentar denuncias, visitar centros de detención, apersonarse
legalmente y pronunciarse públicamente en casos de defensores detenidos o
procesados.
• Fortalecimiento de las capacidades de documentación, seguimiento y denuncia de la
organizaciones de derechos humanos, así como de los servicios de apoyo técnico,
jurídico y económica para el acompañamiento y contención a las víctimas.
• Visibilizar los casos de ataque y vulneración a defensores de derechos humanos,
mediante acción de comunicación en medios de prensa y redes sociales, así como de
seguimiento de los procesos judiciales para determinar la responsabilidad individual
por estos hechos.

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