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EL ABC DE LA IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN

UNIDAD 1. LOS DERECHOS HUMANOS Y LA NO DISCRIMINACIÓN

Introducción
En México, la lucha contra la discriminación ha creado avances significativos. En en el año 2001, con la inclusión
de la cláusula discriminatoria en el texto constitucional, se logró el consenso político y social acerca de la
urgencia de combatir las restricciones y los obstáculos para acceder a derechos y oportunidades como
consecuencia de prejuicios y estigmas depositados de manera arbitraria sobre ciertas personas y grupos.

La creación de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED) y el Consejo Nacional para
Prevenir la Discriminación (Conapred), en 2003, la reforma constitucional en materia de derechos humanos del
año 2011 y la reforma a la propia LFPED para incluir medidas para la igualdad en 2014, pueden situarse en esta
línea. Las autoridades y la sociedad civil se han apropiado de estos contenidos normativos y los han incorporado
a sus tareas cotidianas, lo que ha sentado las bases del tejido social necesario para asumir con seriedad y
eficacia esta tarea de importancia nacional.

Este curso, “El ABC de la igualdad y la no discriminación”, constituye un aporte para construir la cultura de
inclusión y valoración positiva de las diferencias. Su público objetivo son las y los ciudadanos, incluidos quienes
ocupan posiciones públicas, para quienes el tema de la no discriminación constituye un universo por explorar,
así como cualquier persona interesada en el tema. Aquí se sientan las bases para comprender cómo el
reconocimiento del derecho a la igualdad y no discriminación ha generado responsabilidades y obligaciones que
involucran a toda la sociedad. Por supuesto, el actor principal es el Estado, quien debe crear las condiciones para
que todos y todas puedan ejercer este derecho, así como generar las competencias, sinergias y la voluntad
política para que las acciones legislativas y las intervenciones de política pública fortalezcan esta tarea. Pero, de
manera complementaria, la sociedad civil tiene que sumarse a estos esfuerzos y ser crítica respecto de los
discursos y las prácticas cotidianas con que se estigmatiza y demerita a personas que históricamente se les ha
impuesto un menor valor sólo por ser consideradas diferentes. Conjuntando acciones públicas y sociales se
estará en posibilidad de construir el tejido institucional que permita reconocer un país diverso, cuya fortaleza
radica en su pluralidad. Entonces, hay que cambiar las dinámicas institucionales, los marcos normativos, las
actitudes cotidianas hacia las demás personas y para ello se debe comenzar por un punto de partida en común.
Así, el propósito de este curso introductorio es brindar la información necesaria para conocer y comprender, de
manera general, el vasto fenómeno de la discriminación.

1.1 ¿Qué son los Derechos Humanos?

Como un breve preámbulo a este tema se sugiere ver el siguiente video. En éste se pueden identificar los
antecedentes, definiciones, características, tratados y leyes que sustentan la Declaración Universal de los
Derechos Humanos:

https://www.youtube.com/watch?v=PPeRECua5CQ&feature=youtu.be

Para la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, los Derechos Humanos
son derechos inherentes a todas las personas, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo,
origen nacional o étnico, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos y todas tienen los mismos derechos
y abarcan libertades, facultades, instituciones, prerrogativas o reivindicaciones que garantizan una vida digna
para las personas, grupos y sociedades.
Los derechos humanos han sido el medio para contraponerse a cualquier ideología o jerarquía que suponga que
los seres humanos merecen más o menos oportunidades y libertades dependiendo de su género, edad, posición
económica, condición social, nación, etnia, etcétera. Con base en el marco jurídico internacional y nacional, el
Estado mexicano tiene la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos. En el
plano individual, además de hacer respetar estos derechos, todas las personas deben respetar los de las demás.
Los derechos humanos abarcan todos los aspectos de la vida. Su ejercicio permite a hombres y mujeres
conformar y determinar su propia vida en condiciones de libertad, igualdad y respeto a la dignidad. En el
pasado, se pensaba que las personas eran dignas de consideración y respeto por su origen familiar, su posición
social, su riqueza o, incluso, en vista de las creencias religiosas que mantenían. El día de hoy, entendemos a la
dignidad como una característica inherente al hecho de existir una persona, y que tiene como resultado que
haya un conjunto de derechos humanos destinados a protegerla.

1.2 ¿Cuáles son las características de los derechos humanos?

Los derechos humanos de las personas presentan ciertas características que permiten identificarlos como tales.
Todos los derechos son universales, indivisibles, interdependientes y son obligatorios. La comunidad
internacional debe tratar a los derechos humanos de manera integral, justa y equitativa, en pie de igualdad y
dándoles a todos el mismo peso. Debe tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y
regionales, así como de las diversas tradiciones históricas, culturales y religiosas, pero los Estados tienen el
deber, sean cuales fueren sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los
derechos y las libertades fundamentales (Declaración y Programa de Acción de Viena, 1993). De hecho, la
historia de muchas sociedades revela cómo la protección de los derechos de ciertas personas, como ocurre con
las mujeres, implica posicionarse frente a la tradición o las costumbres que señalan jerarquías y establecen
restricciones a la libertad. No obstante, gradualmente se ha ido convenciendo más de la centralidad de los
derechos en democracia, y se han motivado cambios igualitarios en sociedades que anteriormente se resistían.

Los derechos humanos tienen cuatro características esenciales:

a) Universalidad: Los derechos corresponden a todos los seres humanos con independencia de cualquier
contexto temporal, espacial, político o cultural. Esto significa que son indispensables e inalienables; no
deben suprimirse, salvo en determinadas situaciones y según las debidas garantías procesales. 
b) Interdependencia: En su conjunto, los derechos humanos integran un cuerpo de protección y están
interrelacionados o interconectados; esto quiere decir que, el ejercicio de un derecho favorece el avance
de los demás derechos, de la misma manera que la privación de un derecho afecta negativamente en el
goce y ejercicio del resto. De ahí que el cumplimiento de unos incide en el cumplimiento de los otros.
c) Indivisibilidad: Todos los derechos tienen como origen común la dignidad humana, por lo que no puede
existir ninguna jerarquía entre ellos. Dado que los derechos humanos constituyen un bloque, quien quiere
exigir un derecho debe estar en disposición de respetarlos todos. Dicho de otro modo, no se puede, en
nombre de la reivindicación de unos derechos, sentirse autorizado a ignorar o quebrantar otro. Están
ligados entre sí formando un conjunto indisociable de derechos; todos deben ser respetados y garantizados
por el Estado, ya que merecen la misma atención y urgencia.
d) Obligatoriedad: Deben ser respetados tanto por los Estados como por las personas,
independientemente de sus creencias o de sus sistemas políticos, económicos y culturales. Esto quiere
decir que los Estados asumen obligaciones y deberes de respetar, proteger y adoptar medidas
compensatorias para facilitar el disfrute de los derechos, como consecuencia de su reconocimiento en la
Constitución, los tratados internacionales y la reglamentación secundaria. Si las sociedades y la comunidad
internacional se han puesto de acuerdo en dar a los derechos este estatus de obligatoriedad, es porque
existe un amplio reconocimiento de la importancia de volverlos exigibles en todo momento.
Ilustración 2 Características de los Derechos Humanos

1.2 ¿Cómo se clasifican los derechos humanos?


1.3
Los derechos humanos han sido clasificados de diversas maneras. En este curso se retoma una clasificación que
tiene carácter histórico y toma en cuenta su reconocimiento por parte de los órdenes jurídicos normativos de
cada país. Este criterio permite entender la evolución de los derechos y el incremento de su número, en vista de
la ampliación de la idea de justicia que lograron los movimientos sociales a partir del siglo XX. No obstante, debe
recordarse que, en última instancia, todos los derechos tienen el mismo estatus de obligatoriedad. Por esto se
dice que, aunque la evolución de los derechos humanos ha sido un proceso que ha ido desagregando
protecciones y libertades, en última instancia los derechos son interdependientes; es decir, que su ejercicio
tiene que ser simultáneo y la cancelación de alguno de ellos generalmente tiene consecuencias para el resto de
los derechos. Así, los derechos humanos se clasifican en:

1. Derechos civiles y políticos: Se refieren a las protecciones de la vida, la integridad física y moral, las
libertades individuales, la igualdad ante la ley y la participación política, entre otras, que son reconocidos
por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.Adoptado y abierto a la firma, ratificación
y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entrada en
vigor: 23 de marzo de 1976, de conformidad con el artículo 49 Lista de los Estados que han ratificado el
pacto.
2. Derechos económicos, sociales y culturales: Son derechos que disfrutan las personas para configurar
mínimos estándares de calidad de vida material que son deseables de universalizar, dado que constituyen
la condición para el ejercicio del resto de los derechos sin temor a experimentar pobreza o exclusión
extremas. Estos derechos demandan que el Estado implemente acciones, programas y estrategias para que
las personas tengan derecho a la seguridad social, al trabajo, a la educación, a la vivienda, a la salud, a
seguridad social, etcétera. Dichos derechos están reconocidos en el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de 1976. Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la
Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entrada en vigor: 3 de enero
de 1976.
3. Los derechos de los pueblos o derechos de solidaridad: Surgen como respuesta a la necesidad de
cooperación entre las nacionales y dentro de los distintos grupos que las integran. Entre ellos están los
relativos al medio ambiente, a la autodeterminación y desarrollo digno de los pueblos indígenas y de las
naciones del tercer mundo, al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

Conforme a su carácter histórico, esta clasificación irá aumentando de acuerdo con las necesidades de
reconocimiento y respeto de nuevos actores y movimientos sociales. Un ejemplo es el caso de los movimientos
de y para mujeres, quienes primero se organizaron para poder acceder a la educación, luego para conseguir el
voto y la participación política, posteriormente para exigir el castigo de la violencia de género y quienes ahora
están luchando por incrementar su presencia en todos los espacios con seguridad y en condiciones de igualdad.

Otro ejemplo es la evolución de las causales de discriminación prohibidas por el marco normativo mexicano. A
partir de la reforma que se hizo a la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación en el año 2014 se
incluyeron a las características genéticas y la situación migratoria como motivos de discriminación que no
pueden ser tolerados por el Estado mexicano, mismos que no estaban incluidos en el texto original del 2003.
Estos avances, en el primer caso, son resultado de la evolución de la ciencia médica que el día de hoy ya
permiten conocer los condicionamientos genéticos que pueden tener impacto en la manera en que las personas
interactúan con la sociedad (por ejemplo, en lo que se refiere a condiciones de salud de agravamiento
progresivo); pero, en el otro caso, son producto de una mayor sensibilidad social respecto de las dificultades y
vulnerabilidades que enfrentan las personas migrantes en su desplazamiento por el territorio nacional, y
también sobre las deudas de justicia que como sociedad se tiene frente a estas personas.

De acuerdo con lo expuesto, se puede concluir que los derechos humanos:

 Son libertades, prerrogativas y reivindicaciones universales, interdependientes, indivisibles y


obligatorias.
 Son inherentes a la naturaleza humana.
 Están inspirados en valores de dignidad, autonomía, justicia, igualdad y libertad.
 Implican obligaciones de promoción, protección, respeto y garantía por parte de los Estados.
 Se violan por acción, omisión o aquiescencia del poder público.
 Se clasifican históricamente en civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y de solidaridad,
aunque su ejercicio es interdependiente y universal.

1.4 ¿Por qué el derecho a la igualdad y la no discriminación es un derecho rector?

Los derechos humanos se asientan sobre el principio de igualdad y no discriminación, que se conforma por dos
conceptos complementarios, uno positivo y otro negativo. Primero, la igualdad, que enfatiza la forma en la que
las personas deben acceder al goce y ejercicio de derechos en condiciones que no excluyan a nadie. Y, en
segundo lugar, la no discriminación, que acentúa la necesidad de proteger a las personas frente a distinciones
arbitrarias.

La discriminación es el trato diferenciado, desfavorable e inmerecido, intencional o no, que se da a una persona
o grupo de ellas por la percepción de que sus identidades o rasgos, caracterizados como negativos, constituyen
un motivo para que se les dificulte o cancele el ejercicio de derechos. En este sentido, la no discriminación es un
derecho que, si se viola o no se respeta, inhibe el ejercicio de otros derechos. Por eso se dice que, dentro de los
derechos humanos, el derecho a la igualdad y no discriminación, es un derecho rector. Esto no quiere decir que
sea más importante que los otros, sino que es necesario su cumplimiento para poder ejercer todos los demás
derechos.

La igualdad y la no discriminación se ha incluido recientemente entre el catálogo de derechos humanos debido a


que visibiliza una relación entre la percepción del valor de una persona y el acceso que una sociedad le permite
a los otros derechos, las libertades y las oportunidades. Así, el derecho a la igualdad y no discriminación
establece las condiciones para la realización de los planes de vida individuales en condiciones de igualdad y
dignidad.

En el caso mexicano, este derecho se ha vuelto fundamental a partir del reconocimiento del valor de la
diversidad y, sobre todo, de que durante mucho tiempo se excluye a varias personas del acceso a los derechos y
oportunidades a causa de rasgos de su identidad o su adscripción grupal que no deberían ser relevantes para su
inclusión plena en el desarrollo y la cultura democrática nacionales. Así, la no discriminación, desde su
institucionalización en el año 2001 con la inclusión de la cláusula que la reconoce en el Artículo 1º constitucional,
se ha constituido como el medio para buscar la reconciliación con la pluralidad social y la riqueza del capital
humano que representa; pero también para reconocer que, como sociedad, se tienen deudas de justicia hacia
muchas personas y grupos a quienes se les ha dado un trato desigual, injusto y excluyente, y que no se puede
seguir tolerando o perpetuando. No es desproporcionado señalar que, a partir del reconocimiento del derecho a
la igualdad y no discriminación por las instituciones y la sociedad, se está mejor equipado para enfrentar los
retos que, en materia de salud, educación, empleo y acceso a la justicia –entre otros ámbitos fundamentales de
la acción pública–, se plantea el ejercicio de los derechos humanos en el siglo XXI.

A continuación, se revisará a qué se refiere cuando se habla de igualdad y de dignidad humana:

a) Igualdad
Cuando se habla de igualdad en relación con el derecho a la no discriminación se refiere al principio de que
todos los seres humanos tienen el mismo valor, como fundamento ético y político de una sociedad democrática.
Las personas no son iguales entre sí en cuanto a intereses, aptitudes, talentos, formas de vida y otros rasgos
individuales o sociales. No obstante, la igualdad como principio requiere que las personas tengan los mismos
derechos y las mismas oportunidades de acción y desarrollo; requiere también el respeto y la valoración positiva
de las diferencias de los grupos sociales y culturales para el logro de una justicia que distribuya entre todos y
todas las oportunidades, los derechos y las libertades. Precisamente por esas diferencias, y porque esa
diversidad es producto de vivir en democracia, es que los derechos definen aquellos bienes y oportunidades que
todas las personas necesitan para alcanzar los objetivos en el aprendizaje, el trabajo, la cultura, la vida familiar,
la participación política o el deporte.

La igualdad cobra una doble significación cuando se ubica en el terreno del derecho a la no discriminación:
La igualdad de trato se entiende como el derecho a un tratamiento igual, es decir, el derecho a una distribución
igual de oportunidades, recursos o cargas. En este sentido, la no discriminación es una protección legal
igualitaria porque obliga a no establecer diferencias de trato arbitrarias basadas en sistemas de privilegios o
sobre la base de prejuicios negativos y estigmas; dicho de otro modo, la igualdad de trato es el derecho de todas
las personas, por el hecho mismo de serlo y de poseer una dignidad, de ser tratadas sin excepciones ni
exclusiones. (Rodríguez, 2011: p. 91).

La igualdad de trato no significa una homogeneización en la manera en que se relacionan las personas sino, más
bien, una igualación en derechos y oportunidades que garanticen y fomenten la manifestación de las diferencias
y la diversidad que hay entre todas ellas. Es decir, tratar de manera igualitaria a alguien no significa en
convertirlo en un amigo o amiga de manera inmediata; sino más bien en actuar –incluso si no se tiene una
relación cercana con esa persona– a partir de comprender que ella es igual a mí y merece el mismo trato que se
exigiría para uno o una misma. Así, se busca equiparar la no discriminación con la igualdad de trato.

El derecho a no ser discriminado es el derecho de una persona a ser tratada de manera igualitaria, sin exclusión,
distinción o restricción arbitraria, con el fin de ser capaz de aprovechar plenamente el conjunto de derechos,
libertades fundamentales y el libre acceso a oportunidades socialmente disponibles, siempre y cuando un
tratamiento preferencial temporal no sea necesario para compensar el daño histórico y la situación de
vulnerabilidad causado por prácticas discriminatorias previas. (Rodríguez, 2011: p. 90)

Lo anterior significa que el tratamiento igualitario puede ser suspendido temporalmente a favor de las personas
o grupos de personas que han sido víctimas históricas de la discriminación. La intención de esta acción es nivelar
las condiciones en las que personas puedan acceder a las oportunidades formalmente accesibles a todos y
todas, pero desde el mismo punto de partida real. Por ejemplo:
 Cuando todas las personas mexicanas tengan la primaria, secundaria y el bachillerato concluido,
entonces, estarán en igualdad de condiciones para competir por un trabajo.
 Cuando a las personas con discapacidad se les incluya en los ámbitos educativo, laboral y recreativo,
entonces, estarán en condiciones de igualdad para competir por una beca en el extranjero.
 Cuando las niñas y las mujeres vivan una vida libre de violencia, entonces, estarán en igualdad de
condiciones para competir por un lugar en alguna universidad.

Para lograr esta nivelación, se requiere que el Estado instrumente acciones afirmativas que favorezcan sólo a los
grupos que se encuentran en desventaja histórica. Algunas acciones afirmativas que el Estado podría
implementar son:
 Estímulos económicos para los padres y madres que inscriben y llevan a sus hijos e hijas a la escuela.
 Dar preferencia de contratación a las personas con alguna discapacidad o a las mujeres.
 Otorgar becas para estudios a mujeres que son madres solas o jefas de familia.
 Habilitar ventanillas especiales para la atención de personas mayores o con alguna discapacidad que
realizan trámites gubernamentales.

Por definición todas las acciones afirmativas son temporales. Una vez que todas las personas partan de la misma
base, la acción afirmativa debe desaparecer y darse un trato igualitario, sin distinción ni exclusión. Es importante
mencionar que las acciones afirmativas no constituyen un privilegio o una arbitrariedad, sino un intento de
lograr que todas las personas gocen de los mismos derechos por igual.

b) Dignidad humana
La dignidad es un término complejo que hace referencias a muy distintos temas, según la cultura y el ámbito en
el que se defina. En términos generales, la dignidad hace referencia al valor esencial e intransferible de todo ser
humano, independientemente de su condición social o económica, de su origen familiar o ingresos, raza,
religión, edad, sexo, etcétera, y constituye la base de todos los derechos. Este valor singular se nos presenta
como una llamada al respeto incondicionado y absoluto hacia todos los seres humanos. El concepto de dignidad,
en este sentido, está asociado a la titularidad de derechos fundamentales que todas las personas tienen; todas
ellas pueden y deben exigir sus derechos y todo gobierno democrático tiene la obligación de garantizarlos sin
excepción.

1.5 ¿Qué significa violar un derecho humano?

Una violación a los derechos humanos es aquella que se comete cuando el Estado, ya sea por acción, omisión o
aquiescencia (consentimiento o licencia), incumple sus obligaciones de garantizarlos, protegerlos, respetarlos y
realizarlos.

1. Las violaciones por acción se refieren a aquello que el Estado hizo y no debía hacer, por ejemplo:
 Las detenciones arbitrarias, tortura, tratos crueles, inhumanos y/o degradantes.
 Las desapariciones forzadas de una persona por parte de grupos o individuos de corporaciones policíacas.
 El uso indebido de la fuerza en la detención de personas extranjeras que transitan por territorio nacional y la
suspensión de su derecho de audiencia y al debido proceso.
2. Las violaciones por omisión se refieren a lo que el Estado no hizo y tenía la obligación de hacer, por ejemplo:
 La falta de prestación de servicios de salud a poblaciones indígenas.
 No sancionar a quienes no otorgan el periodo de descanso por maternidad a las mujeres trabajadoras.
 Falta de una investigación y procuración de justicia en los homicidios y desapariciones de mujeres y niñas, en
distintos estados de la República Mexicana.
 Incumplimiento de la supervisión de las condiciones de operación y seguridad de guarderías e instancias
infantiles, que puedan poner en riesgo la vida e integridad de niñas y niños.
3. Las violaciones por aquiescencia son las acciones que realizan terceros que violan los Derechos Humanos de
alguna grupo o persona y que además tiene consentimiento o protección del Estado, por ejemplo:
 La exclusión de niños o niños con discapacidad en escuelas privadas de educación básica. 
 El uso de los medios de comunicación para la difusión de mensajes de odio e incitación a la violencia.
 La existencia de regulaciones, al interior de las empresas, que permiten pagar menos sueldo, restringir su
promoción a puestos de mayor responsabilidad o despedir a las mujeres embarazadas.

Como puede verse a partir de estos ejemplos, aunque las violaciones a derechos humanos generan afectaciones
para muchas personas y en contextos diversos, la discriminación es una condición que potencia sus efectos
negativos. La razón es doble. Por una parte, porque quienes históricamente han sido excluidos y excluidas de las
oportunidades y el desarrollo a causa de la discriminación, generalmente desconocen sus derechos y las vías
para hacerlos justiciables y exigibles; también porque carecen de los recursos para hacerse de asistencia legal o
psicológica para superar las afectaciones como consecuencia de las violaciones a sus derechos. Pero, por la otra,
las personas y grupos en situación de discriminación pueden enfrentar procesos de revictimización cuando la
justicia se les procura, de nuevo, de manera diferenciada y excluyente en relación con el resto de las personas.

Por ejemplo, el caso de las trabajadoras del hogar, muchas de ellas experimentan violaciones a su derecho al
trabajo y la seguridad social porque desconocen que su empleo les debe significar los mismos beneficios y
prestaciones que los de las demás personas; también porque carecen de la asesoría legal para establecer
contratos con quienes les emplean que especifiquen las jornadas laborales, los períodos vacacionales, el
aguinaldo y la seguridad social en general que ellas deberían recibir, así como las penalizaciones por el
incumplimiento de éstos. Hasta hace no mucho tiempo, cuando las trabajadoras del hogar se atrevían a
denunciar abusos laborales, malos tratos o hasta violencia de todo tipo (incluida la sexual), frecuentemente eran
ignoradas por quienes procuran justicia en México o hasta se las criminalizaba y culpaba por daños al patrimonio
de las familias empleadoras.

Precisamente, la no discriminación hace consciencia de que las violaciones a derechos humanos no se depositan
igual sobre todas y todas y que, por tanto, se necesita crear las condiciones de asesoria legal y acompañamiento
psicológico que permitan el empoderamiento y la acción oportuna de las personas y grupos en situación de
discriminación frente a estos hechos injustos y contrarios al Estado de derecho.

UNIDAD 2. ¿POR QUÉ HABLAR DE DISCRIMINACIÓN?

2.1 ¿Qué se entiende por discriminación?

La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, reformada y decretada el 20 de marzo del 2014,
estipula que por discriminación se entenderá:

“[…] toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin ella, no
sea objetiva, racional ni proporcional y tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir,
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades, cuando se base
en uno o más de los siguientes motivos: el origen étnico o nacional, el color de piel, la cultura, el sexo, el
género, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, de salud o jurídica, la religión, la
apariencia física, las características genéticas, la situación migratoria, el embarazo, la lengua, las opiniones,
las preferencias sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación familiar, las
responsabilidades familiares, el idioma, los antecedentes penales o cualquier otro motivo.

También se entenderá como discriminación la homofobia, misoginia, cualquier manifestación de xenofobia,


segregación racial, antisemitismo, así como la discriminación racial y otras formas conexas de intolerancia”.
La discriminación, en un sentido sociopolítico, es una limitación injusta de las libertades y derechos
fundamentales de las personas que anula la autonomía y aumenta la desigualdad (Rodríguez Zepeda; 2004).
La ley, a partir de su reforma, nos proporciona cuatro ejes de análisis:    

a) Nivel de acción
La discriminación es un acto que se basa en la percepción de la identidad del grupo o la persona, y en cómo se
reacciona frente a ella cuando se la caracteriza de manera negativa; por ello cuando existe una negación de
derechos puede existir por distintas formas de acción: distinción, exclusión, restricción o preferencia.
 La exclusión de la población afrodescendiente de los beneficios de los programas sociales por no ser
reconocida como una población específica en situación de pobreza o discriminación.
 La preferencia de contratación a hombres en menoscabo de la contratación de mujeres bajo pretextos de
“mayor eficiencia debido a que los hombres no se embarazan.”
 La restricción de oportunidades laborales a las y los jóvenes porque se piensa que son poco confiables o que
no pueden desarrollar competencias en el corto plazo o no tienen suficiente experiencia.

b) Modalidad
El acto de discriminación, además, ocurre si la persona que lo realiza tiene o no conciencia del daño que
provoca; es decir, si se discrimina por acción directa u omisión. Se le suma a esto el grado de posibilidad de que
lo haga con o sin intención. En cualquier caso, para efectos del combate institucional de la discriminación, el
Estado tiene que centrarse en sus consecuencias y no en la intencionalidad.
 Si una persona oficial de migración niega la atención a una joven hondureña simplemente por no reconocer
que cualquier persona tiene derecho a la atención humanitaria, independientemente de su nacionalidad,
estará cometiendo una acción con intención discriminatoria.
 Si a una persona mayor le niegan la entrada a un hospital debido a que no viene acompañado por un
“familiar que se responsabilice de él”, se le está negando intencionalmente el derecho a la salud.
 Si un funcionario considera, por sus creencias religiosas, que lo mejor es que un niño sea criado en una
familia tradicional, y en consecuencia niega la adopción a parejas de personas del mismo sexo, su acción es
discriminatoria, aunque su intención sea seguir los preceptos de su credo.

c) Objetivo del acto


Es importante reconocer un acto de discriminación cuando se obstaculiza, restringe, impide, menoscaba o se
anula el reconocimiento de los derechos humanos, las libertades y las posibilidades de tener igualdad de trato.
 Se impide la obtención de un crédito para comprar un departamento a una madre soltera alegando que por
su “condición no hay seguridad de que pueda pagar en tiempo y forma”, lo cual viola su derecho a la
vivienda.
 Al criminalizar la protesta social se está obstaculizando el derecho a la partición política, al tiempo que se
afectan los valores democráticos al asumir que las personas que marchan se comportan de manera violenta
en general.
 Cuando se impide el acceso a un restaurante o cine a una pareja de personas del mismo sexo, no sólo se
restringe su derecho a la cultura o el esparcimiento a causa de la discriminación; sino que también se
refuerza la homofobia y los prejuicios sociales que conducen a agresiones y crímenes de odio.

d) Tipos o factores discriminatorios (desglosados)


Existen diversos factores identitarios que hacen que una persona sea discriminada. Es importante recordar que
no están aislados y que una persona puede reunir varios al mismo tiempo. A esto se le llama interseccionalidad ,
ya que toda persona tiene más de un elemento de identidad (sección) relacionado con el resto que la conforma
como persona:
 Origen étnico o nacional.
 Tono de piel (en la legislación se sigue utilizando color, pero con una perspectiva educativa se recomienda
usar el término tono).
 Cultura
 Sexo
 Género
 Edad
 Discapacidades
 Condición social
 Condición económica
 Condición de salud
 Condición jurídica
 Religión
 Apariencia física
 Características genéticas
 Situación migratoria
 Embarazo
 Lengua
 Opiniones
 Orientación sexual (en la legislación se sigue utilizando preferencia, pero con una perspectiva educativa se
recomienda usar el término orientación).
 Identidad política
 Estado civil
 Situación familiar
 Responsabilidades familiares
 Antecedentes penales

Es de vital importancia recordar lo que dice la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación donde se
señala la total prohibición de todo acto discriminatorio en el país:

Queda prohibida toda práctica discriminatoria que tenga por objeto o efecto impedir o anular el
reconocimiento o ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades en términos del artículo 1o.
constitucional y el artículo 1, párrafo segundo, fracción III de esta Ley.
2.2 ¿Cuáles son las dimensiones en que se materializa la discriminación?

La discriminación es un proceso que inicia nombrando de manera peyorativa las identidades y adscripciones
grupales de ciertas personas, que se materializa en representaciones negativas de ellas en la cultura, el espacio
público y los medios de comunicación, y que termina cancelándoles derechos y oportunidades, pero también
situándoles en espacios de violencia, empobrecimiento e impunidad. Entonces, ¿cómo es que algo inmaterial y
hasta sutil como un prejuicio o un estigma se concreta en violaciones a derechos humanos? A este respecto se
podría apuntar que las conductas discriminatorias se manifiestan en diferentes dimensiones, que van de lo
personal a lo estructural. Aunque la discriminación está prohibida por nuestro marco normativo en todos los
niveles, debemos reconocer la magnitud, localización y consecuencias de cada acto discriminatorio para poder
dar una respuesta institucional y un acompañamiento adecuado a la víctima. Distinguir esta diversidad de
niveles permite la acción pública diferenciada. Porque no es lo mismo que, por ejemplo, las autoridades
sensibilicen y frenen las conductas de un estudiante que ejerce acoso escolar sobre otro a causa del tono de su
piel o de hablar una lengua indígena, que intervenir cuando las y los directivos de la escuela lo califican como un
hecho menor que solo corresponde a los jóvenes resolver y que no amerita ninguna protección o atención
especial para la víctima.
Los factores que producen y reproducen la discriminación involucran cuatro niveles principales: el estructural, el
institucional, el cultural y el personal, mismos que se apoyan y refuerzan recíprocamente para articular un orden
que sistemáticamente niega oportunidades y derechos a ciertas personas y grupos.

a) La dimensión personal
Se da cuando el acto discriminatorio se origina en una relación entre dos o más personas. Una persona concreta
trata de manera desigual a otra persona sin tener una causa justificada para ello. Las diferencias que existen
entre las personas se constituyen en las causas por las que se discrimina. Otros factores que pueden provocar
discriminación son las relaciones de poder y control político que generan relaciones asimétricas entre las
personas, las inercias culturales o los aprendizajes sociales, es decir la trasmisión de conocimientos e ideas de
una generación a otra. Esto ocurre, por ejemplo, con el machismo en la sociedad mexicana. La ignorancia es otra
causa por la cual se puede originar un acto de discriminación. Por ejemplo:
 Una familia se encuentra en una situación económica desfavorable, y por ello se tiene que tomar la decisión
de sacar de la escuela a uno/una de sus hijos/hijas. La familia decide que la niña dejará la escuela para que
ayude a la madre en la preparación de alimentos para vender.
En este caso, el padre y la madre le están dando a su hija un trato diferenciado y le están negando el derecho a
la educación por motivos de género. La elección se fundó en la creencia de que los varones son los que deben y
tienen que mantener a su familia.

b) La dimensión cultural
Se trata de ideas constitutivas acerca de cómo debe ser la sociedad, cómo se debe vivir, quiénes son unos y
quiénes los demás. En una sociedad discriminatoria, las perspectivas culturales de los grupos dominantes se
imponen explícita e implícitamente a las personas y a las instituciones, quienes difícil o raramente las
cuestionan, justificándolas. Tales perspectivas abarcan la concepción de la vida, el lenguaje, los estereotipos, los
mitos, las definiciones de lo bueno, lo normal, lo raro, así como las reacciones de la gente ante esos
comportamientos. En términos generales, esta dimensión de la discriminación se caracteriza por un rechazo a lo
diferente y por una negación sistemática de derechos a quienes no se sujetan a los valores y pautas de
comportamiento de la mayoría, abrigando fuertes componentes de misoginia, racismo, xenofobia y homofobia.
Estas formas del odio y la exclusión poseen el peso de la costumbre al ser transmitidas y afianzadas por la
familia, la escuela, las asociaciones y comunidades, las normas legales, los medios de comunicación y por las
políticas públicas. Por ejemplo:
 Expresar rechazo o no reconocimiento de las comunidades afrodescendientes.
 Rechazo a costumbres y tradiciones de grupos étnicos como adversos u obsoletos de la cultura “moderna”.
 Sentir temor frente a las personas migrantes porque no conocemos sus costumbres o la historia de los
lugares de donde provienen.

c) La dimensión institucional
Se refiere al funcionamiento de los órganos y estructuras del Estado y de instituciones privadas cuyo actuar en
relación con determinados grupos sociales y minorías se lleva a cabo sobre la base de criterios sexistas, étnicos,
socioeconómicos, entre otros, que permiten caracterizar a estos grupos como inferiores o distintos respecto de
la norma institucional hegemónica. Se presenta en contextos en que el acto discriminatorio se produce de
manera regular debido a que su origen no solo reside en el prejuicio de una persona concreta, sino en criterios
de conducta previamente establecida en textos o documentos –tanto informales como con rango legal–, así
como en acuerdos no explícitos que rigen el funcionamiento de una determinada institución. Por ejemplo:
 Ausencia de páginas web accesibles para lectores de pantalla para personas ciegas en un Institución en
específico.
 En algunas congregaciones religiosas, las mujeres no pueden ser pastoras, sacerdotisas o guías espirituales
por el sólo hecho de ser mujer.
 Empresas cuya política de contratación se basa en la apariencia: "buena presentación".
 Falta de intérpretes de lengua de señas o traductores/traductoras de lenguas indígenas en procesos
judiciales. 
 Ausencia de facilidades institucionales para las y los empleadores que desean afiliar a la seguridad social a
las empleadas del hogar que les apoyan.

d) La dimensión estructural
Se refiere a las formas desiguales en las que el acceso a los bienes está distribuido dentro de la sociedad, desde
las estructuras físicas, políticas y jurídicas. Se caracteriza en razón de que el acto discriminatorio se presenta de
manera sistemática, lo cual se debe a que el orden social está dispuesto de manera tal que, casi sin excepción,
ciertas personas o grupos de personas experimentan la limitación o la negación de sus derechos o libertades. En
esta dimensión la discriminación se torna objetiva, en el sentido de que no depende directamente de los sujetos
evitarla o revertirla, sino del orden objetivo de las cosas condicionado por las estructuras sociales. Se da
discriminación estructural contra un colectivo cuando las posiciones consideradas inferiores se mantienen
durante un largo período de tiempo, que puede incluso alcanzar a varias generaciones. Dicho período es tan
extenso que esta discriminación llega a considerarse un comportamiento normal. Este tipo de discriminación
genera una distinción y exclusión a permanente y cotidiana en la vida de las personas (mujeres, indígenas,
personas con discapacidad, etcétera) La “normalidad” de este tipo de discriminación radica principalmente en su
enraizamiento en las conductas y códigos sociales de muchas culturas alrededor del mundo. Recordemos cómo,
durante muchos años, a las mujeres se les negó el acceso a la educación; a las parejas del mismo sexo, el
derecho a formar una familia; a las y los indígenas, el derecho a conservar su lengua a través de la educación
bilingüe, etcétera.

Dentro de la dimensión estructural, existe la discriminación jurídica que se fundamenta en la existencia de leyes,
ordenanzas, reglamentos y/o decretos de tipo discriminatorio, los cuales norman un tratamiento diferenciado
para ciertos grupos, colocándolos en una situación de desventaja legal en relación con el resto de la población.
Por ejemplo:
 Las parejas del mismo sexo no pueden darse muestras de cariño en público por temor a experimentar
agresiones.
 El maltrato hacia niños y niñas, afianzado en la idea de que sólo entienden a golpes y no con razones.
 La desatención y falta de respeto hacia las opiniones de las personas jóvenes, dada la idea extendida de la
falta de racionalidad en sus decisiones.
 Los reglamentos de las instituciones de seguridad pública que no permiten proporcionar servicio de
guardería a los/las derechohabientes que son madres y padres y que requieren de esta prestación.
 Ausencia de páginas web accesibles en todo el mundo.
2.3 ¿Por qué es importante hablar de discriminación?

La discriminación deja profundas huellas en las personas que la han experimentado y en muchas ocasiones no se
dimensiona su afectación, por ello se tiene que hacer visible las consecuencias de los actos discriminatorios:

 Las personas discriminadas se perciben ellas mismas como indefensas frente a los procesos estructurales de
exclusión y dejan de ver sus cualidades, pues se deteriora su sentido del respeto propio. Éste tiene bases
sociales, en la medida que las personas pueden reconocer o no que sus semejantes y las instituciones
políticas constituyen medios y no obstáculos para la realización de sus propios planes de vida. Si la sociedad
y las instituciones dan un trato excluyente y hacen sentir a quienes experimentan la discriminación que no
tienen valor, entonces estas personas carecerán del impulso para exigir respeto y combatir la injusticia. Por
otro lado, las personas discriminadas pueden llegar a creer que merecen o son responsables de esto, ya que
han internalizado como legítimos los estereotipos y prejuicios de la sociedad dominante.
 Las personas discriminadas tienden a aislarse para evitar ser agredidas, y por este temor a la violencia
suelen abandonar sus espacios de crecimiento y las oportunidades de desarrollo. Ellas pueden dejar de
estudiar, solicitar atención médica, buscar mejores puestos de trabajo, asistir a lugares de esparcimiento,
etcétera.
 Las personas discriminadas adoptan el papel que la sociedad les ha atribuido, es decir, reproducen el
comportamiento prejuiciado. Llegan incluso a renegar de sus características y adoptan las del grupo
dominante; ocultan su pertenencia al grupo discriminado y ya no se identifican con la realidad a la que éstos
se enfrentan. Además, y de manera paradójica, afectan a personas en su misma situación y a otras que
están en grupos de mayor desventaja, contribuyendo a mantener al grupo dominante y a la discriminación.
 Las personas discriminadas reconocen como injusta la situación en la que están y utilizan su fuerza para
hacer válidos sus derechos y así establecer condiciones de igualdad. Esta es una reacción que, aunque se
presenta con menos frecuencia en las personas que experimentan discriminación, realmente genera
cambios a favor de la igualdad y la eliminación de estereotipos y prejuicios.

En lo social y económico la discriminación también tiene efectos devastadores. Entre ellos, por ejemplo:

 Muchas personas y grupos utilizan a la discriminación para mantener privilegios económicos y sociales en
detrimento del resto de la sociedad.
 La discriminación permite la manipulación de las diferencias con el propósito de eliminar y señalar a ciertos
grupos como “chivos expiatorios”, lo que genera odio, división y ruptura de los lazos de solidaridad y
comunidad que permiten el desarrollo de cualquier sociedad.
 La discriminación naturaliza las relaciones desiguales entre particulares y permite que la falta de regulación
o intervención del Estado pase desapercibida como injusta por la sociedad.

En el aspecto político, la discriminación obstaculiza y niega los derechos fundamentales, el ejercicio de las
libertades y el libre acceso a las oportunidades socialmente disponibles; también establece relaciones
asimétricas entre las personas, pues provoca que unas personas tengan acceso efectivo a derechos y otras no.
Todo esto obstaculiza la construcción y fortalecimiento de un régimen democrático capaz de alcanzar sus metas
de libertad, progreso, desarrollo y bienestar para todos los seres humanos. 
UNIDAD 3. LAS FUENTES DE LA DISCRIMINACIÓN

3.1 ¿Qué son los prejuicios, los estereotipos y los estigmas?

En muchos casos, la discriminación es una forma de la desigualdad que no tiene su origen en las diferencias de
ingresos sino, más bien, en las representaciones culturales y/o prácticas sociales (creencias, patrones de
conducta o representaciones socioculturales de un determinado grupo) que se dan en los procesos de
identificación y demarcación de los grupos sociales. En este sentido, por ejemplo, la discriminación hacia
personas homosexuales, lesbianas, trans e intersexuales es el común denominador, independientemente de que
algunas de ellas tengan mayor poder adquisitivo que otras.

Así pues, se puede hablar de una forma de desigualdad, con efectos precisos sobre los derechos y calidad de
vida de las personas, cuyo origen está en el terreno de las representaciones subjetivas de la sociedad y que
identificamos con los conceptos de prejuicio, estereotipo y estigma. Por eso conviene detenerse brevemente en
éstos.

a) Estereotipo:
Son creencias, valores, juicios y suposiciones, tanto positivas como negativas, asignados a miembros de un grupo
basados en información incompleta que generaliza las características de algunos individuos hacia todos los
demás. Se comparten socialmente.

El problema más obvio con los estereotipos es que se aplican de forma indiscriminada e injusta a las personas
con base en su pertenencia (real o supuesta) a un grupo; con frecuencia se recurre a ellos para injuriar y dañar
moralmente. Por ejemplo:

o “Todas las personas musulmanas son terroristas”


o “Todas las personas alemanas son nazis”
o “Las y los indígenas son dóciles e ignorantes”
o “Las y los rockeros son drogadictos”
o “Las mujeres sólo les interesa ir de compras y al salón de belleza”
o “Las personas migrantes quitan puestos de trabajo a la población nacional”
o “Hay que vigilar a las trabajadoras del hogar para que no se roben la comida”

b) Prejuicio: (opinión de una persona)


Son creencias aprendidas y juicios previos de valor positivo y negativo, que se formulan sin ningún sustento real.
Pueden ir dirigidos a un solo sujeto o a grupos. Y a diferencia del estereotipo, no son necesariamente
compartidos por la sociedad. Por ejemplo:

o “Son centroamericanos, ten cuidado”


o “La Dirección General será ocupada por una mujer, seguro es lesbiana”
o “Juan es indígena, no sabrá manejar estos programas de computación”
o “Rosa es una anciana, seguro no sirve para nada”
o “No quiero que mi hijo vaya a una escuela donde también van niños discapacitados”.

c) Estigma:
Es la desacreditación, culturalmente establecida, que se considera negativa hacia una persona o grupo de
personas por sus características físicas o simbólicas. Quién posee un atributo estigmatizado ya ha sido rechazado
de antemano porque existe, con anterioridad, en la sociedad un conjunto de prejuicios que lo ponen en
desventaja. Por ejemplo:

o “Si tiene tatuajes y piercings seguro es un delincuente”


o “Laura estuvo en la cárcel, seguro no es de fiar”
o “No te juntes con él, tiene SIDA”
o “No voy a dejar ir a mi hijo a la fiesta de Rodolfo, porque su papá es ministro protestante”
o “No podemos dejarle toda la responsabilidad laboral a Luis, acuérdate que fue alcohólico”

Estos elementos, de manera aislada, no se consideran discriminación, pero son la antesala a posibles actos
discriminatorios, ya que al estar inmersos en la sociedad éstos pueden llegar a materializarse en acciones que
niegan la igualdad, acceso y goce de los derechos humanos consumando así un acto de discriminación.

3.2 ¿Cómo Se Forman Los Prejuicios, Estereotipos Y Estigmas?

¿Qué lleva a los seres humanos a tratarse como desiguales, inferiores, sujetos de desprecio y de odio? Varios
factores pueden responder esta pregunta. Pero para este curso, se centrará en uno de estos: los prejuicios,
estereotipos, estigmas y su proceso de formación.

Etapa 1: En primer lugar, se genera la supuesta comprobación de una diferencia que distingue a una persona de
otra y que se basa en un rasgo físico y cultural, ejemplo:
 Yo hablo español, tú una lengua indígena.
 Yo soy adulto, tú una persona joven.
 Yo no tengo una discapacidad, tú sí.
 Yo no soy moreno, tú sí.
Por lo tanto, en esta primera etapa, se genera la diferencia como factor de oposición entre un “tipo” de persona
y otra.

Etapa 2: Posteriormente, en esta nueva etapa, se genera un sistema de evaluación positiva de un rasgo
considerado como “superior” y la consecuente consideración de que es un rasgo esencial y valioso para ser una
persona supuestamente “verdadera y superior”. Esta fase también implica la evaluación negativa de quienes
carecen de él (son “inferiores”).
 Las personas que hablamos español somos mejores, quienes no pueden son inferiores.
 Es mejor que sólo contratemos a personas católicas, porque las de otra religión son conflictivas.
 Incrementemos los requisitos para conceder visados para la entrada en nuestro país, así sólo lo harán
quienes más se parezcan a nosotros.
En esta etapa la diferencia normaliza conductas que se traducen en la existencia de jerarquías, como una forma
de interpretar la diversidad humana.

Etapa 3: El juicio de inferioridad-superioridad se transforma en legitimación del derecho de los “superiores” a


dominar, anular, ignorar, utilizar y maltratar a los/las pretendidamente inferiores. El supuesto de que hay “gente
superior e inferior” promueve la justificación de acciones discriminatorias. En esta etapa se van estableciendo
los parámetros de lo que se considera “normal” y, por tanto, bueno y deseable.
 “Dado que yo entiendo todo muy rápido porque soy más grande y tengo más experiencia, entonces soy más
fuerte, superior y mejor y yo decido lo mejor para las personas jóvenes inferiores”
 “Ojalá que las mujeres candidatas a diputadas pierdan en la elección. Porque siempre es más difícil ponerse
de acuerdo con ellas: son emocionales y todo lo toman personal. Solo los hombres sabemos hacer acuerdos
políticos”
 “Como las trabajadoras del hogar no saben leer ni escribir, no es necesario que les expliques que tienen
derechos. Así te ahorras el aguinaldo y el seguro social. Ese dinero mejor gastarlo en algo que valga la pena,
como unas vacaciones”
Los prejuicios, estigmas y estereotipos se convierten en elementos que identifican a las personas y les otorga
una identidad colectiva como “superiores o inferiores”. Sin embargo, este tipo de posturas no pueden, o podrán,
pasar la prueba de la validez lógica y/o científica, es decir, resulta insostenible e indemostrable asegurar que,
por ejemplo:
 Ninguna mujer puede ser presidenta de un país.
 Ninguna persona joven puede hacer una aportación valiosa a un procedimiento o sistema.
 Una persona indígena es incapaz de aprender física nuclear.
 Las personas migrantes no aportan nada al desarrollo nacional.

Es este nivel, las jerarquías finalmente se normalizan a un grado en el que de manera personal, cultural,
institucional o estructural se genera la discriminación como un acto “presuntamente necesario” para la defensa
de los valores, los derechos o las vidas de las personas.
Los prejuicios, estereotipos y estigmas resultan muy difíciles de combatir porque éstos dan orden el mundo
social, reducen la complejidad, proporcionan certidumbre y sitúan a las personas y acontecimientos en un
esquema cultural que da sentido y orientación. Por ejemplo:
 Un hombre, desde el momento de su nacimiento, se sitúa en un mejor lugar que la mujer; por el simple
hecho de ser hombre, tiene garantizados una serie de privilegios y libertades que irán modelando su actuar
en el mundo.
 Lograr el matrimonio igualitario no es una prioridad en materia de derechos humanos. Importan más otras
cosas, como la pobreza o la violencia. Además, las parejas de personas del mismo sexo son inestables, no
duran, por las constantes infidelidades de quienes las integran. No pasa nada si no se les concede el derecho
al matrimonio.
 Pensemos cómo, socialmente, es más aceptado que un hombre sostenga, al mismo tiempo, relaciones con
varias mujeres; salga a divertirse de noche; exprese sus opiniones y/o salga a trabajar, en lugar de quedarse
en casa cuidando a los/las hijos/as. En contraparte, la mujer no goza aún de la misma certidumbre, libertad
y aceptación social para realizar las mismas actividades.
Con este ejemplo, se ve claramente como un prejuicio puede orientar y hasta definir un comportamiento que da
ventajas u orienta los beneficios de los derechos humanos que deberían ser universales a un colectivo particular
o sujetos específicos.
Otros ejemplos podrían ser:
 Las personas jóvenes no saben qué es lo que les conviene, así que debemos exigirles una vestimenta
adecuada, quitarles piercings y cortarles el cabello.
 Las personas jóvenes sólo entienden a gritos y con amenazas; razonar con ellos/ellas es una pérdida de
tiempo.
 Un niño o niña es incapaz de saber si tiene frío o calor, así que, aunque no quiera le voy a poner una
chamarra de invierno.

En concreto, se puede señalar que desde niño/niña el padre, madre, hermanos y/o hermanas, amigas y amigos,
diversas instituciones y/o los medios de comunicación enseñan que hay grupos de personas que pueden tratar
mejor o peor de manera directa o indirecta. Muchas veces, este trato coincide con el nivel socio-económico de
la persona, con la edad, la orientación sexual, con el aspecto físico, con la pertenencia o no a un grupo religioso,
étnico, etcétera.

Analizando a mayor detalle, estas diferencias de trato también están basadas en relaciones de dominio y abuso
de poder que unos grupos de personas tienen sobre otros. Por ejemplo:
 Las personas pobres aprenden a respetar a las ricas, pero sólo algunas personas ricas aprenden a respetar a
las pobres.
 Los hijos e hijas aprenden a respetar a su papá y mamá, pero sólo algunos papás y mamás son recíprocos.
 El alumnado aprende a respetar a sus docentes, pero no todos los maestros y maestras aprenden a respetar
a sus alumnas y alumnos.

Todos estos tratos diferenciados y relaciones de poder tienen como base y sustento un estereotipo, prejuicio o
estigma hacia el “dominado”, mientras que por otro lado mantienen un trato preferencial, exclusivo o de
favoritismo hacia los “dominadores”. En este contexto, una persona joven se sitúa socialmente en una condición
de desventaja que, en algunos casos, puede orientar su conducta a la autoexclusión, a la dependencia y al
aislamiento social.

3.3 ¿Cuáles son los grupos más discriminados en México?

¿Qué personas o grupos de la sociedad pueden ser propensos a enfrentar alguna situación discriminatoria? 
Lejos de ser un problema marginal o aislado, la discriminación afecta a amplios sectores de la población que
pertenecen a grupos con características o atributos que no son valorados positivamente dentro de la sociedad,
situación que los coloca en desventaja respecto del ejercicio efectivo de sus derechos y la igualdad de
oportunidades. Esta desventaja o vulnerabilidad no es atribuible a dichas personas, sino al contexto social que
les causa perjuicios específicos.

La vulnerabilidad es una situación permanente o pasajera que se caracteriza por:


a) Ausencia o carencia de los elementos básicos para la subsistencia y el desarrollo personal, por ejemplo: falta
de alimentos balanceados, agua, educación, servicios de salud, vivienda, trabajo que genere algún ingreso
económico, etcétera. 
b) Insuficiencia de herramientas o estrategias para hacer frente a situaciones adversas, por ejemplo: apoyo
familiar, conocimiento de algún oficio, autocontrol, estabilidad emocional, acceso a la información, capacidad de
adaptación, redes de apoyo comunitario, etcétera.
La situación de vulnerabilidad se genera por diversas causas que se pueden aglutinar por el tipo de origen que
tienen estas condiciones: 

1. Factores identitarios: Son todas aquellas situaciones que no dependen de la voluntad de las personas, pero
que las colocan en situaciones de riesgo, por ejemplo: el sexo, la edad, la pertenencia étnica, tener una
discapacidad o alguna enfermedad. Otro tipo de diferencias pueden, en ocasiones, resultar imperceptibles a la
vista, pero provocan conflicto de valores y choque de creencias, como las confesiones religiosas, políticas e
ideológicas, la condición migratoria y las orientaciones sexuales. En este tipo de conflictos se trata,
frecuentemente, de imponer los valores y creencias de un grupo que se asume como el que tiene la voluntad
mayoritaria de imponer sus puntos de vista sobre los otros grupos. Por ejemplo:
 La mayoría heterosexual vs la población LGBTTTI (lésbico, gay, bisexual, transexual, transgenérico, travesti e
intersexual)
 La mayoría católica vs congregaciones protestantes (cristianos, testigos de Jehová, mormones, luteranos,
etcétera.)
 El poder de los roles masculinos vs los roles femeninos.
 La minoría rica y mestiza vs la mayoría pobre e indígena.

2. Factores socioeconómicos: Hacen referencia a las estructuras y procesos socioeconómicos de desigualdad y


pobreza como causantes de la vulnerabilidad y, de manera colindante, de discriminación. Es en este tipo de
causas discriminatorias se pueden encontrar el efecto de las consecuencias de ciertos modelos económicos y de
desarrollo cuyos resultados son el aumento de la pobreza, la segregación y el aislamiento de ciertos colectivos
sociales. Por otra parte, a nivel cultural se pueden encontrar el dominio histórico y geográfico que muchas
comunidades o grupos han generado sobre otros. Es en este nivel de causas de discriminación donde se puede
ver la negación de “diversos modelos de vivir” que son anulados, suprimidos o conquistados lo que provoca que
unas sociedades terminen exterminando o dominando a otras.
A pesar que lo económico juega un rol muy importante en este tipo de causas, existen aspectos no económicos
que se vinculan a la vulnerabilidad. Algunos de estos son los siguientes: poder político, relaciones intrafamiliares,
estrategias de afrontamiento de la crisis, redes sociales de ayuda mutua entre otras.

3. Factores situacionales: Hay causas discriminatorias que surgen de situaciones contextuales o coyunturales.
Estas situaciones que ponen en riesgo o en situación de vulnerabilidad a una persona en particular pueden
vincularse con: percepciones subjetivas, bagaje cultural, creencias religiosas, control de las redes sociales y
capacidad de decisión y actuación. Bajo este enfoque, se puede apreciar que la pobreza no es el único generador
de vulnerabilidad o riesgo, o que pueda provocar discriminación. Así, se puede observar a personas de clase
media con un alto índice de vulnerabilidad que es provocada por situaciones muy específicas. Por esto mismo,
este nivel de causas discriminatorias advierte de la posibilidad latente de ser discriminados más allá de los
factores socio-culturales e identitarios.

No obstante, hay grupos o personas que son menos proclives a ser discriminadas o que no lo han sido
históricamente, pero que están en riesgo de estar en una situación de este tipo por las cambiantes relaciones
sociales y sobre todo por los mecanismos de ejercicio de derechos (mayor acceso a servicios básicos, educación
más o menos inclusiva, modelos de desarrollo, entre otras). Por esto mismo se puede hablar que hay grupos que
son y han sido discriminados, pero hay otros que más bien están en riesgo o proclives a serlo. Este es el caso de
las personas que están envejeciendo y que, de continuar la inercia en la discriminación hacia las personas
mayores, experimentarán la discriminación cuando lleguen a edades avanzadas.
En México, los grupos más discriminados son los siguientes:
3.4 ¿Cómo percibimos la discriminación las y los mexicanos?

El consenso social y político que permitió la creación del marco normativo e institucional para prevenir la
discriminación futura y combatir la presente, requirió el reconocimiento previo de que este fenómeno existe en
el país. Parece algo evidente, pero durante mucho tiempo dominó la visión del mestizaje triunfante, según la
cual las diferencias identitarias, culturales e ideológicas estarían superadas a causa de la fusión de todas ellas en
el crisol de lo que el filósofo mexicano denominó en la primera mitad del siglo XX como raza cósmica. Entonces,
si a partir de este punto de vista la identidad como nación no era ni indígena ni española sino una mezcla
equilibrada de ambas, la discriminación no fue reconocida como un problema social y como una fuente de
desigualdad de la que las instituciones tuvieran que hacerse cargo. No obstante, gracias a algunos instrumentos
estadísticos se demostró la contundencia de la discriminación en la vida pública en pleno siglo XXI.

En este sentido, la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010 (ENADIS 2010), fue realizada por el
Conapred y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, para conocer lo que opinan quienes sufren, y
han sufrido históricamente, las consecuencias directas de la discriminación y que han permanecido invisibles
ante las autoridades y la sociedad. Asimismo, recoge la percepción sobre la discriminación en todo el país,
explora las opiniones de las personas en su doble papel de discriminadas o discriminadoras y ofrece una visión
amplia acerca de las percepciones sobre el tema entre la población en general y desde distintos grupos sociales.

Datos más importantes de la ENADIS


 Arriba del cincuenta por ciento de la población encuestada a nivel nacional, piensan que la mayoría de las y
los jóvenes son irresponsables. Siendo Michoacán, Guerrero, Sinaloa, Nayarit y Colima, los estados con los
porcentajes más altos.
 Alrededor del cuarenta y cinco por ciento de la población encuestada afirman que mientras se permita el
ejercicio de más religiones, se crearán muchos más conflictos sociales.
 Cuatro de cada diez mexicanas y mexicanos no estarían dispuestos a permitir que en su casa vivieran
personas homosexuales y tres de cada diez afirman lo mismo en el caso de personas que viven con VIH o
SIDA.
 Una tercera parte de las personas encuestadas manifiestan que convivir con personas con VIH o SIDA, nunca
dejará de ser un riesgo. Misma población que afirma, no estarían dispuestos a rentar un cuarto de su
vivienda a una persona con VIH o SIDA.
 Alrededor del veinte por ciento de la población nacional encuestada piensa que las mujeres deben ayudar
en los quehaceres domésticos más que los hombres. Siendo Chiapas, Michoacán, Campeche y Tabasco los
estados con mayor porcentaje.
 Un alto porcentaje de la población encuestada opina que las personas con bajos recursos económicos se
esfuerzan poco por salir de su pobreza; y que la pobreza de las personas indígenas se debe principalmente a
su cultura.
 Una de cada diez personas opina que las autoridades deben reubicar a los protestantes en otra parte y uno
de cada veinte que deben obedecer lo que decidió la mayoría y sacar a los protestantes. En contraste, más
de la mitad afirma que se deben defender los derechos de los no católicos.
 Casi una cuarta parte de las personas encuestadas afirman que las personas con alguna discapacidad son de
poca o nula ayuda en cualquier ambiente laboral. Mientras que alrededor del treinta por ciento de las
personas con discapacidad encuestadas, opinan que las principales problemáticas a las que se enfrentan, es
la falta de accesibilidad en vialidades, calles e instalaciones, y la falta de oportunidades laborales.
 El 87.7% de las personas trabajadoras del hogar, declararon que han desempeñado sus labores, sin contar
con ninguna prestación de ley.
 Alrededor del 10% de las personas encuestadas asegura que algunas de las mujeres que son violadas, es a
causa de que provocan a los hombres. Mientras que una tercera parte de las mujeres encuestadas aseguran
que el principal problema que viven es la violencia directa hacia ellas.

Algunos datos de interés por grupo discriminado o en posibilidad de serlo. Para consultar el contenido completo
de la encuesta da clic aquí.
UNIDAD 4. ¿QUÉ HACEMOS PARA ERRADICAR LA DISCRIMINACIÓN?

4.1 ¿Cuáles son los mecanismos de protección y defensa del derecho a la igualdad y no discriminación?

El no discriminar “no es asunto de buenos modales, caridad o beneficencia, sino una cuestión de derechos".
Todas las personas tienen garantizado este derecho en diversos instrumentos jurídicos nacionales e
internacionales.

La lucha por la igualdad y la no discriminación debe darse en varios terrenos: en el de la educación, en la cultura,
en la familia, en las prácticas institucionales y en el ámbito del derecho. Es importante saber que hasta el año
2001 se incorporó el derecho a la no discriminación como un derecho fundamental a todas las personas,
mediante la adición del tercer párrafo al artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Este Artículo experimentó una modificación importante como consecuencia de la reforma constitucional en
materia de derechos humanos del año 2011, en tres sentidos que resultan relevantes para el ejercicio del
derecho a la igualdad y no discriminación: en primer lugar, se afirma que el Estado no otorga sino que reconoce
derechos que son inherentes al hecho de existir las personas, y que por tanto aquél tiene como obligación
protegerlos y tutelarlos sin restricciones, en condiciones de universalidad, interdependencia y progresividad; en
segundo lugar, se afirma que la interpretación de las normas que incidan sobre el ejercicio de los derechos
humanos deben ser interpretadas conforme a lo dispuesto en la propia Constitución y los tratados
internacionales aplicables, con el objetivo explícito de dar a la persona la protección más amplia y otorgarle los
mayores beneficios en este rubro; y, finalmente, el reconocimiento de las preferencias sexuales como aquéllas
que constituyen una categoría sospechosa de discriminación y que se vuelve relevante visibilizar como motivo
de exclusión, violencia y limitación de derechos. Cabe señalar que, sobre todo después de esta reforma del
2001, al convertirse la no discriminación en una de las primeras y más importantes tareas del Estado, se sientan
las bases para crear una sociedad más igualitaria, que está en posibilidad de revisar críticamente los prejuicios y
estigmas heredados y que, además, se hace cargo de las deudas de justicia histórica hacia ciertas personas y
poblaciones. Así, ningún marco normativo, código institucional o regla de convivencia que tenga como
consecuencia la limitación o restricción de derechos u oportunidades a causa de prejuicios y estigmas
discriminatorios, debe ser tolerado a la luz de lo dispuesto por la Constitución y, de paso, por los tratados
internacionales en materia de derechos humanos. 

La efectividad de estas herramientas jurídicas depende, en gran medida, del conocimiento que todas las
personas tienen, en su calidad de servidora o servidor público o como particular; considerando el cuándo, ante
quién y cómo, los alcances y limitaciones de cada una de ellas. Los mecanismos e instrumentos jurídicos
constituyen un conjunto de acciones que facilitan la relación entre las personas residentes en México y la
administración pública federal, estatal y municipal; porque permiten a las personas conocer lo que hace la
administración pública y las razones que la sustentan, manifestar sus recomendaciones o exigencias frente a ella
y alertar sobre los posibles riesgos de la gestión pública.

En 2011 se llevó a cabo una reforma constitucional para la protección efectiva de los Derechos Humanos, la cual
eleva a rango constitucional todos los Derechos Humanos protegidos por los tratados internacionales y
ratificados por México (Constitución Federal). A la fecha, en el marco del Sistema de Naciones Unidas, México ha
ratificado el Pacto Inernacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (ambos de 1966), así como tratados sectoriales para la protección y promoción de derechos
específicos o de grupos sociales históricamente vulnerados, entre otros factores, por la discriminación: La
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (1965), la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979), la Convención
contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes (1984), la Convención sobre los
Derechos de la Niñez (1989), la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los
trabajadores migratorios y de sus familiares (1990), la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad y la Convención Internacional para la protección de todas las Personas contra las Desapariciones
Forzadas (ambas de 2006).

Adicionalmente, se han signado instrumentos similares provenientes del Sistema Interamericano, que han
hecho consciencia de los recursos institucionales que los países tienen que desplegar y, en muchos casos, crear
para garantizar el derecho a la no discriminación para personas y grupos específicos. 

La arquitectura jurídica del derecho a la igualdad y no discriminación, es decir, la relación de éste con los
diversos marcos normativos que rigen la vida pública, señala que existen mecanismos jurisdiccionales y no
jurisdiccionales para que las personas puedan hacer efectivo un derecho, buscar justicia en caso de que le haya
sido violado, así como promover medidas de reparación del daño y garantías de no repetición. 

4.1.1 Mecanismos jurisdiccionales

Son aquellos que se llevan a cabo ante el Poder Judicial, a través de un procedimiento detallado y riguroso
donde las y los jueces se encargan de escuchar a las partes en conflicto, analizar las pruebas presentadas y dar
una resolución mejor conocida como sentencia. Entre dichos mecanismos está principalmente el juicio de
amparo (además del juicio de amparo, la protección de los derechos fundamentales se puede hacer por medio
de las acciones de inconstitucionalidad y las controversias constitucionales, mecanismos sumamente técnicos
que se llevan ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que no serán abordados en este curso),
como instrumento protector de los Derechos Humanos contra leyes y actos de autoridad.

Si alguna autoridad administrativa, judicial o legislativa viola los derechos o produce daño o agravio por
descuido, inexperiencia o mala fe se puede solicitar que una o un juez de amparo ordene la restitución de los
derechos. Si el daño causado no se puede reparar, el juicio de amparo sirve para solicitar que se pague una
indemnización al agraviado o agraviada, y que se sancione al servidor o servidora pública que cometió la
violación. 

Para el año 2017, el Congreso del Estado de Nuevo León promulgó su propia ley antidiscriminatoria, con lo que
actualmente todas las entidades federativas cuentan con un marco normativo para combatir la discriminación
en el ámbito local. Asimismo, es importante mencionar que algunos estados, como la Ciudad de México, han
tipificado el delito de discriminación en sus códigos penales que sancionan con la imposición de penas de
prisión, trabajo comunitario y multas. A pesar de que esto significa un avance importante en materia de la
defensa del derecho a la igualdad y no discriminación, son escasas las denuncias por este delito. La explicación
puede ser entre otras, la falta de conocimiento de dicha legislación.

4.1.2 Mecanismos no jurisdiccionales

mecanismos no jurisdiccionales se refieren a las denuncias de las acciones discriminatorias que se pueden hacer
en las comisiones públicas de Derechos Humanos (La Comisión Nacional de Derechos Humanos atiende los casos
de violación de derechos por autoridades del nivel federal y las comisiones estatales se enfocan a la violación a
los Derechos Humanos realizada por autoridades de los propios estados) y en el Consejo Nacional para Prevenir
la Discriminación (Conapred), organismos que, sin depender del poder judicial, tienen competencia para atender
violaciones de derechos. Estas instituciones no están facultadas para emitir sentencias obligatorias, sino que
hacen recomendaciones para que cese la violación de derechos o aplican medidas administrativas para reparar
el derecho afectado.

De manera esquemática, dicha arquitectura puede presentarse de la siguiente manera:  

4.2 ¿Cuáles son las facultades del Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación?

El Conapred es un organismo descentralizado sectorizado a la Secretaría de Gobernación, con personalidad


jurídica y patrimonio propios, además contar con autonomía técnica y de gestión, que tiene por objeto:
 Contribuir al desarrollo cultural, social y democrático del país.
 Realizar acciones para prevenir y eliminar la discriminación.
 Formular y promover políticas públicas para la igualdad de oportunidades y de trato a favor de las personas
que se encuentran en el territorio nacional.
 Coordinar las acciones de las dependencias y entidades del Poder Ejecutivo Federal en materia de
prevención y eliminación de la discriminación.

Para cumplir dicho objeto, y de manera resumida, el Consejo tiene las siguientes atribuciones:
 Fungir como el organismo coordinador de la política del Estado mexicano en materia de igualdad y no
discriminación, a partir de la creación del Programa Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación
conforme a la legislación aplicable, del cual emanen los objetivos generales y específicos, estrategias y líneas
de acción que permitan a las distintas dependencias de gobierno diseñar, operar y evaluar políticas públicas
contra la discriminación.
 Brindar asesoría y acompañamiento a las entidades públicas, privadas y sociales para que desarrollen sus
propios planes institucionales antidiscriminatorios, con la inclusión de medidas de nivelación, de inclusión y
acciones afirmativas que redunden en la creación de espacios seguros y libres de discriminación.
 Desarrollar, fomentar y difundir estudios, tanto de carácter cualitativos como cuantitativos, sobre las
prácticas discriminatorias en los ámbitos político, económico, social y cultural.
 Analizar el estado del marco normativo nacional, estatal y local que incide en el ejercicio del derecho a la
igualdad y no discriminación, para verificar su adecuación con los estándares internacionales más altos en la
materia y, en su caso, sugerir vías para acortar la distancia entre uno y otros.
 Desarrollar estrategias de vinculación con los medios de comunicación, la academia y la sociedad civil para,
en cada uno de estos ámbitos, desarrollar estrategias contra la discriminación que deriven en la
construcción de una cultura política democrática, incluyente y que valora positivamente la pluralidad.
 Investigar presuntos actos y prácticas discriminatorias, en el ámbito de su competencia, así como brindar
asesoría y orientación entre las personas y grupos en situación de discriminación para promover la
presentación de denuncias por actos que puedan dar lugar a responsabilidades previstas en diversas
disposiciones legales.

4.2.1. ¿Qué es una queja por discriminación?

El ejercicio pleno del derecho a la igualdad y no discriminación requiere cambios en las normas y en las
instituciones, pero también en la cultura. Un hecho que abona a la realización de este derecho es la cultura de la
denuncia. Para esto, el Conapred cuenta con un área dedicada a la recepción, análisis y seguimiento de quejas
presentadas por las y los ciudadanos.

A partir de la reforma a la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED) del año 2014, se unificó
el procedimiento de queja y reclamación en uno solo. Las personas particulares, como personas servidoras
públicas y los poderes públicos federales, se obligan a auxiliar al personal del Consejo en el desempeño de sus
funciones y a rendir los informes que se les soliciten en los términos requeridos. En este sentido, la lucha legal e
institucional contra la discriminación, a diferencia de la protección convencional de los derechos humanos como
libertades negativas, también ejerce su acción en el terreno privado, pues se parte de la evidencia de que los
actos discriminatorios no son exclusivos de la esfera pública. Esta es una diferencia crucial entre las atribuciones
del Conapred y las de las Comisiones de Derechos Humanos, cuya acción fundamental se da en relación con
organismos públicos. El Conapred, tal y como lo establece la LFPED, puede conducir procedimientos de denuncia
y queja por actos de discriminación y, si es el caso, establecer las medidas administrativas pertinentes. Esto
convierte al Conapred una autoridad administrativa federal, estatuto distinto al de cualquier Comisión de
Derechos Humanos.

El Conapred tiene como una de sus principales tareas poner a disposición de las personas los medios para
defender su derecho a no ser discriminadas. Para ello, toda persona que considere que ha sido objeto de un
acto discriminatorio puede acudir a la Dirección General Adjunta de Quejas y Reclamaciones para denunciarlo.
En Conapred se puede poner una queja si el presunto responsable de la conducta discriminatoria es un
particular y una reclamación si se trata de un servidor público federal. Con objeto de eliminar la conducta
discriminatoria, el Conapred iniciará un proceso conciliatorio entre el agraviado y el presunto responsable. De
no lograrlo, el Consejo orientará a la parte agraviada sobre las alternativas correspondientes.

Conclusión

En términos de los tiempos que requieren los consensos sociales, la lucha contra la discriminación es
relativamente reciente. Apenas fue a partir del año 2001, con la inclusión de la cláusula antidiscriminatoria en el
texto constitucional, que inició una reflexión colectiva acerca de lo que implica crear marcos normativos,
instituciones y modalidades de vinculación entre los sectores público y privado desde esta perspectiva que se
había convertido en obligatoria. De manera particular, la discusión se ha centrado en el terreno de las políticas
públicas y, en general, sobre las acciones que el Estado tendría que realizar para acortar la brecha entre los
principios normativos abstractos y los contextos reales de desigualdad en que se accede a las oportunidades y al
desarrollo.

La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED) señala que las obligaciones del Estado en
materia de promoción de la igualdad no sólo consisten en regular las relaciones de la ciudadanía con la
autoridad, sino también en vigilar el cumplimiento de la no discriminación en los vínculos entre particulares.
Esta premisa legal tiene consecuencias para un proyecto integral de política pública antidiscriminatoria, porque
permite establecer un arco de continuidad entre la protección de las personas frente a actos de discriminación
que ocurren en el espacio público y el privado. Las políticas públicas con esta perspectiva tendrían que
encaminarse a garantizar que las personas y los grupos de adscripción ejerzan sus derechos, sus libertades y que
accedan a las oportunidades como ciudadanas, pero también como participantes en espacios laborales,
educativos y culturales que –aunque privados– el Estado no puede dejar de regular para que éstos sean libres de
discriminación y, también, de la violencia, la pobreza, la inseguridad y la impunidad que se le asocian.

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