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I. ANTECEDENTES
PRETENSIONES PRINCIPALES:
a) Que se declare que los señores Jairo y Jorge Uribe Jaramillo celebraron
válidamente un contrato de mutuo con el Banco de Colombia S.A. de
Panamá.
PRETENSIONES SUBSIDIARIAS:
1-a) Que se declare que los señores Jairo y Jorge Uribe Jaramillo
celebraron válidamente un contrato de mutuo con el Banco de Colombia
S.A. de Panamá.
1-c) Que como consecuencia se condene a los señores Jairo y Jorge Uribe
Jaramillo y a las sociedades anteriormente citadas a pagar al Banco de
Colombia S.A. de Panamá, la suma equivalente a US$90.575,20 a la tasa
de cambio vigente el día en que surgió la obligación, es decir, el 2 de
octubre de 1982, más los intereses de plazo de 3 puntos anuales sobre el
Prime Flotante a la tasa de cambio vigente el mismo día, y los intereses
moratorios comerciales sobre la deuda en pesos colombianos, desde el 28
de mayo de 1986 hasta el pago efectivo.
2-a) Que se declare que los demandados se han enriquecido sin causa, por
no haber realizado el pago de la obligación consagrada en el contrato de
mutuo y documentada en el pagaré mencionado, y como consecuencia el
Banco de Colombia S.A. de Panamá se ha empobrecido patrimonialmente.
PRIMER CARGO:
El censor acusa la sentencia por la vía directa, por falta de aplicación de los
artículos 1602, 2221, 2222, 2224, 2225, 2232, 2233 y 2513 del C.C., de los
artículos 822, 824, 831, 1163 y 1164 del Código de Comercio, y por
interpretación errónea de los artículos 882 y 869 del Código de Comercio.
Añade el censor, que si bien es cierto que a los títulos valores se les
concede la acción cambiaria para ejercitarla por medio del proceso
ejecutivo, esto no implica la inoperancia jurídica y procesal del negocio
causal, pues el pagaré puede servir de fundamento para un proceso
ordinario, bien de responsabilidad contractual, bien de enriquecimiento sin
causa, y con mayor razón si se tiene en cuenta que la demandante agotó la
posibilidad del proceso ejecutivo el cual terminó con sentencia inhibitoria y
por cuanto el contrato de mutuo existe con independencia de la existencia
o no de un título valor, por lo que, de conformidad con el artículo 1602 del
CC., continúa siendo una ley para las partes.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE:
1
Sent. 279 de 30 de julio de 1992.
particular la Corte ha dicho que “...de acuerdo con las normas generales, si
al acreedor le bastara con demostrar la existencia de la obligación
originaria o fundamental, esto es la nacida del contrato, y con afirmar que el
deudor no la ha satisfecho, para en tal virtud demandar la resolución, en el
caso especial del artículo 882 del Código de Comercio, ese acreedor como
tenedor del título valor que recibió en pago (..) bien podría exigir igualmente
que éste le fuera pagado. Mas aún, esa posibilidad de cobro del título valor
la tendría cualquier endosatario o tenedor del mismo, que sería tercero en
el contrato que le dio origen. Esta mera posibilidad debe precaverse y
evitarse a todo trance, porque comportaría nada menos que el ejercicio
simultáneo de dos derechos que en forma alternativa concede para los
contratos bilaterales el artículo 1546 del Código Civil, lo que es absurdo. La
única manera de impedir que se produzca esa ocurrencia a todas luces
inmoral e injurídica, es precisamente la de exigir al demandante en acción
resolutoria de contrato bilateral que presente el título valor que había
recibido en pago de la obligación a su favor (...) o que preste caución para
garantizar al deudor los perjuicios que pueda causarle, entre los cuales
está la posibilidad del ejercicio simultáneo de la acción resolutoria y de la
cambiaria derivada del título valor...”2.
2
G.J., Tomo CLVIII, pág. 268. Citada en Sent. 279 de 30 de julio de 1992.
acepta que tanto la acción ordinaria como la cambiaria han caducado o
prescrito, punto por lo demás pacífico en el presente trámite, dado que son
presupuestos de dicha acción, sin que esto signifique que se exija, por lo
demás sin norma expresa, un pronunciamiento judicial sobre dicha
prescripción, porque sería imponer un requisito que la ley no contempla.
Señala el demandante en la fundamentación del cargo que la prescripción
de la acción cambiaria no fue impetrada en el proceso ejecutivo, sin tener
en cuenta que esta defensa no podía ser esgrimida en dicho litigio, dado
que cuando éste se adelantó no había transcurrido el término fijado en la
ley para que pudiera declararse. En efecto, la demanda ejecutiva fue
presentada el 25 de abril de 1986 y el pagaré base de la acción vencía el 2
de octubre de 1983 por lo que prescribía el 2 de octubre de 1986; por lo
tanto no podía exigírsele a los demandados en dicho proceso ejecutivo una
conducta diferente a la asumida, y quienes en el presente proceso sí
propusieron esta excepción.
7.1. Sobre esta censura es preciso anotar que el recurrente en este mismo
cargo se refirió expresamente a la acción contemplada en la última norma
citada y expuso su criterio sobre su prescripción, aceptando que esta era la
invocada en la segunda pretensión subsidiaria. Como se trata de dos
acciones esencialmente distintas, no puede pretenderse que en un solo
proceso el fallador de aplicación a las dos, y el ad quem se apoyó en la de
enriquecimiento cambiario consagrada positivamente en el inciso final del
artículo 882 del C. de Co., dado que esta norma, a diferencia de la
establecida en el artículo 831, permite el ejercicio de la acción a pesar de
que el acreedor haya dejado caducar o prescribir el instrumento que ha
recibido pro solvendo de una obligación anterior, y por cuanto, como lo ha
sostenido esta Corporación “...se trata de una regulación normativa
específica, concerniente exclusivamente a los casos en que se paga una
obligación causal preexistente, como se dijo atrás, con uno o varios títulos
de contenido crediticio respecto de los cuales se produce la caducidad o la
prescripción; por lo que impónese afirmar que la norma da un tratamiento
particular a la actio in rem verso cuando ésta se apoya en tal tipo de
documentos crediticios.”3
7.2. En sentencia posterior, refiriéndose al inciso 3º. del artículo 882 citado
ha dicho igualmente la Corte: “Pero se trata en este evento, de una acción
de enriquecimiento especial no sólo por su consagración normativa de este
orden, sino también porque se estructura particularmente, con los
requisitos generales de aquel principio, establecidos por la doctrina y la
jurisprudencia y ahora consagrados en el artículo 831 del Código de
Comercio, pero concretados y especificados en dicha disposición, para la
caducidad o prescripción de los títulos valores. De ahí que aquel precepto
del inciso final del art. 882 citado (distinto en lo pertinente al
correspondiente en el proyecto INTAL), en armonía con sus incisos
precedentes, conceda expresa y claramente dicha acción al ‘acreedor’
específico de la obligación fundamental que ha sido cancelada por el título
valor que se ha dejado caducar o prescribir, y que, además, también haya
resultado empobrecido por este motivo, siempre que se encuentren
satisfechos todos los requisitos contemplados en el contenido integral del
artículo 882 C. Co. ...”.4
SEGUNDO CARGO:
3
Cas. Civil de 18 de agosto de 1989 reiterada en Sent. 038 de 31 de marzo de 1993.
4
Cas. Civil de 5 de octubre de 1989 reiterada en Sent. 038 de 31 de marzo de 1993.
b) Falta de apreciación de la prueba documental allegada al proceso: el
Tribunal apreció equivocadamente la sentencia que se dictó en el proceso
ejecutivo, dándole un alcance equivocado a su contenido, e igualmente al
pagaré suscrito por las partes, declaró una prescripción nunca alegada y
mucho menos decretada, y en consecuencia dejó de valorar otras pruebas,
como los interrogatorios de parte rendidos por los demandados, en los
cuales se encuentra de manera clara que éstos recibieron un dinero del
Banco de Colombia S.A. de Panamá en calidad de mutuo, el ingreso de
este a su patrimonio y el no pago de dicho dinero. Indica que si el Tribunal
hubiera analizado en su totalidad estas pruebas, hubiera declarado la
viabilidad de las pretensiones, bien las principales o bien las subsidiarias.
5
G.J., Tomo CXXX, pág. 63.
prescripción consagradas para esta acción, teniendo en cuenta las
consideraciones que se expusieron al analizar el primer cargo.
Expediente No.6550
Advirtiendo que, todavía, “es probable que la pereza del acreedor se vea
purgada por la actitud del obligado, dado el reconocimiento que éste haga
de la deuda”.
Por ese camino, llegaríase, pues, a consentir que quien no tuvo acción
cambiaria tiene no obstante la de enriquecimiento, contrariándose
subsecuentemente la filosofía que inspira a esta última. Para mejor
expresarlo, parecería que peligrosamente la de enriquecimiento acabaría
convirtiéndose en el refugio de los tenedores que están perjudicados, no
por la prescripción, sino por la deficiencia de sus títulos. Este tema, en mi
sentir, era necesario tocarlo, pues es tanta su ligazón con el que
concretamente se expuso en el cargo, que basta mirar que para determinar
la prescripción de la acción cambiaria, es de necesidad absoluta mirar que
ésta hubiese existido efectivamente; ni para qué decir, que sólo muere lo
que ha nacido.
Fecha ut supra