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Modalidades de evaluación.
ARTÍCULO DE OPINIÓN.
La evaluación también cumple una función formativa, ya que brinda retroalimentación continua a
los estudiantes sobre su aprendizaje. A través de la retroalimentación constructiva, se propicia el
desarrollo de la metacognición, es decir, que los estudiantes sean conscientes de su propio proceso
de aprendizaje. Esto les permite autorregularse, reconocer sus fortalezas y debilidades, y tomar
decisiones para mejorar su rendimiento.
Asimismo, la evaluación tiene una función regulativa, ya que motiva a los estudiantes a alcanzar
metas y objetivos establecidos. Al establecer criterios claros y expectativas realistas, se genera un
ambiente de aprendizaje en el que los estudiantes se sienten desafiados y motivados a superarse a
sí mismos.
En cuanto a las modalidades de evaluación, existen diversas estrategias que pueden emplearse
para recopilar información sobre el aprendizaje de los estudiantes. Algunas de las modalidades
más comunes incluyen la evaluación escrita, que abarca exámenes, pruebas y trabajos escritos; la
evaluación oral, que implica preguntas y respuestas en clase o presentaciones orales; y la
evaluación práctica, que se centra en la realización de proyectos, experimentos o actividades
prácticas.
En conclusión, las funciones de la evaluación van más allá de la simple medición de conocimientos.
A través de la evaluación, se promueve el autoconocimiento, la autoestima y la autovaloración de
los estudiantes, fomentando así un aprendizaje significativo y el desarrollo de habilidades
necesarias para construir un proyecto de vida exitoso. La elección adecuada de las modalidades de
evaluación garantiza un proceso de evaluación integral que realza el potencial de cada estudiante y
les ofrece oportunidades para crecer y alcanzar su máximo nivel de desarrollo.