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Un estudio analiza los motivos


que inhiben la denuncia de
abusos sexuales

Foto: Flickr / Omer Unlu (CC)

10/03/2016
Anna Sánchez-Juárez

Un estudio analiza los motivos


que inhiben la denuncia de
abusos sexuales
Un estudio analiza los motivos que inhiben la denuncia de
abusos sexuales
Un estudio ha examinado los motivos que llevan a
las víctimas de abuso sexual infantil a denunciar
su situación o no hacerlo. Los resultados confirman
que los factores personales e interpersonales,
especialmente la influencia del entorno familiar de
la víctima, y la visión que tiene el afectado del
sistema de justicia penal (SJP) son determinantes
para la interposición de una denuncia. La
investigación, además, identifica las buenas
prácticas para permitir reducir la
revictimización (victimización secundaria) de los
afectados cuando entran en contacto con el
sistema judicial.

Para Josep M. Tamarit, investigador principal de la


investigación y catedrático de derecho penal de la
UOC, «una de las cuestiones más problemáticas
relacionadas con la respuesta penal al abuso
sexual de menores es la baja tasa de denuncia,
menos de un 10 % de las víctimas de abusos
denuncian los hechos». A este problema hay que
añadir «la experiencia negativa y traumática que
para muchas víctimas representa su contacto con
los diversos operadores del SJP», explica el
experto.

Por ello, Tamarit, presidente de la Sociedad


Catalana de Victimología, junto con Judit Abad,
investigadora del grupo de investigación en
Victimización Infantil y Adolescente (GReVIA) de la
Universidad de Barcelona, y Patricia Hernández-
Hidalgo, profesora de criminología de la UOC, han
querido conocer en su estudio, «Las víctimas de
abuso sexual infantil ante el sistema de justicia
penal: estudio sobre sus actitudes, necesidades y
experiencia» (2015), cuáles son los factores que
intervienen en la decisión de las víctimas de
denunciar o no denunciar los hechos y su actitud
ante el SJP.

Motivos principales que inhiben a las víctimas a


presentar una denuncia

Diversos estudios internacionales alertan que una


de cada cinco personas ha sufrido abusos sexuales
cuando era menor de edad, de entre las cuales el
número de víctimas niñas es superior al de niños.
Estos datos remarca Tamarit "son similares sobre
España". En el estudio que acaba de publicar este
experto, los factores personales aparecen entre a
lo motivos predominantes que influyen a la hora de
iniciar o no una denuncia:

 No ver sentido al hecho de denunciarlo. Hay


víctimas que tienden a minimizar los hechos
para evitar vivirlos como algo grave y para
evitar la estigmatización inherente a la
condición de víctimas.

 La represión del recuerdo y la experiencia


negativa en revelaciones anteriores durante la
infancia.

 No sentirse emocionalmente preparado.


Muchos afectados sienten que la situación de
abuso es un asunto íntimo y personal o tienen
un sentimiento de culpa y vergüenza.

En un contexto en el cual diversas investigaciones


apuntan a que la mayor parte de casos el abusador
es una persona conocida y casi en la mitad es un
familiar (entre los que figuran sobre todo el
padrastro, el padre o el tío), los aspectos
interpersonales también provocan en la víctima
reticencia a denunciar:

 El vínculo personal con el abusador. Es uno de


los principales motivos que impide la
revelación del abuso. Si el abuso se perpetúa
por parte de un miembro de la familia, la
víctima suele resistirse más a denunciar por
tratarse de un familiar cercano.

 Temor a la reacción negativa y a las


represalias del agresor o del entorno familiar.
Por ejemplo, la víctima sufre por si será
marginado por el grupo que quiere evitar la
vergüenza.

 La negación de la existencia del abuso por


parte del entorno familiar. A menudo los
padres o las personas del entorno niegan el
hecho o apoyan al abusador o prefieren no
enfrentarse a ellos que apoyar a la víctima.

 Miedo a ser juzgado o culpabilizado por otros.


El sentimiento de culpa y el miedo a la
reacción del entorno son un freno para muchas
víctimas cuando se plantean denunciar el
abuso.

La relación de las víctimas con el sistema de


justicia penal (actitud ante el sistema, visión que
tienen, etc.) también influye:

 Desconocimiento del sistema de justicia. A


menudo las víctimas no han recibido
información sobre el funcionamiento del
sistema de justicia, sobre sus derechos o los
plazos de prescripción.

 Desconfianza en el sistema. Las víctimas


tienen una percepción negativa del sistema de
justicia y tienen miedo al estigma que este
puede ocasionar. La sensación de que se las
escucha poco y que no les permiten dar
explicaciones más allá de negar o afirmar las
preguntas efectuadas, lo que contribuye a
incrementar su desconfianza.

 Algunas víctimas creen que acudir a la policía


resultará inútil o que no se les creerá.

 Prescripción. Muchas víctimas se plantean


denunciar cuando han pasado ya muchos años
y se encuentran con que el delito ya ha
prescrito.

 La dificultad de aportar pruebas.

Guía de buenas prácticas para reducir la


revictimización de los afectados en el sistema
judicial

La identificación de los factores que desmotivan la


denuncia ha permitido presentar unas
recomendaciones dirigidas a las instituciones y a
los profesionales del sistema judicial penal:

 Desvincular la atención y el apoyo a las


víctimas de la denuncia. Ante todo se
recomienda ofrecer a las víctimas atención
psicológica gratuita. La conveniencia de
denunciar se puede valorar después de haber
abordado el malestar emocional y de haber
recibido asesoramiento jurídico.

 Adoptar y promover prácticas que informen y


sensibilicen a los profesionales del SJP, en los
centros sociales, educativos y sanitarios,
sobre las necesidades de las víctimas para
favorecer su revelación. Una vez se produzca
la revelación, ofrecerles apoyo y, en su caso,
instarles a denunciar los hechos.

 Impulsar actividades de formación de los


profesionales que toman declaración a las
víctimas sobre sus necesidades, con el
objetivo de asegurar la máxima calidad del
relato y disminuir el malestar que genera una
situación de por sí estresante.

 Adoptar buenas prácticas que tengan en


cuenta la opinión de la víctima, es decir,
durante la declaración dar el adecuado
cumplimiento del derecho de la víctima a estar
acompañada de una persona de su elección.

 Evitar prácticas generadoras de


revictimitzación como poner en duda el relato
de la víctima, culpabilizarla o mostrar
insensibilidad, sin olvidar la importancia de
darle voz, para que pueda explicar los hechos
sin tener que ceñir sus respuestas a un «sí» o
un «no».

 Evitar el contacto de las víctimas con el


abusador o sus familiares indistintamente de
la edad que tengan. Es necesario poner los
medios para evitar la confrontación visual y el
contacto en la sala con el inculpado o con los
familiares de este, tal como prevé la Directiva
2012/29/UE y en España la Ley 4/2015.

 Preparar a las víctimas ante el juicio y las


declaraciones previas. Es importante que la
víctima conozca sus derechos, entienda el
funcionamiento del proceso penal, el papel del
juez, del fiscal y del abogado de la defensa. A
su vez, informarle del riesgo de un posible
sobreseimiento del caso por falta de pruebas
y, por tanto, ayudarla a desvincular una posible
sentencia absolutoria de sus sentimientos de
credibilidad y culpa.

 Promover actividades dirigidas a sensibilizar a


los abogados sobre las necesidades de las
víctimas, tanto si estos van a ejercer la
acusación particular como si van a actuar
como abogados defensores: el ejercicio del
derecho de defensa del acusado debe poder
llevarse a cabo sin desatender a las
necesidades y derechos de las víctimas.

 Adoptar buenas prácticas por parte de la


Fiscalía, desarrollando lo previsto en la
Circular 3/2009, de 10 de noviembre, sobre
protección de los menores víctimas y testigos.
Además de una mayor implicación de esta
institución, se debería facilitar el
nombramiento de un abogado de oficio, dada la
contribución que con ello puede hacerse a que
la víctima esté informada y se sienta más
protagonista del proceso.
 Diseñar buenas prácticas que tengan en
cuenta las características de la victimización
intrafamiliar y las necesidades específicas de
las víctimas en estos casos.

Metodología

En este estudio cualitativo se entrevistaron a 23


víctimas de abuso sexual infantil (20 mujeres y 3
hombres) de edades comprendidas entre 17 y 50
años a las que se contactó mediante un centro de
atención a víctimas especializado en este tipo de
abuso. De ellas, 19 estaban en tratamiento
psicológico y 4 habían sido dadas de alta. El 82,6 %
de los participantes tenían como país de origen
España.

En cuanto a los abusos sexuales sufridos por las


personas entrevistadas, la media de edad de inicio
del abuso es a los 8,13 años. Sobre la duración, se
trata generalmente de casos de abusos repetidos y
en el 30,4 % de estos duraron más de 4 años.

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