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UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN

FACULTAD DE PSICOLOGÍA Y HUMANIDADES


POSTÍTULO EN PSICOLOGÍA JURÍDICA EN EL PROCEDIMIENTO DE FAMILIA Y
DERECHOS DE LA INFANCIA

ANÁLISIS COMPARATIVO DE
MODELOS DE PREVENCIÓN DE LA
VICTIMIZACIÓN SECUNDARIA
BASADO EN UNA REVISIÓN
BIBLIOGRÁFICA
“UN DESAFÍO PARA LA SALUD MENTAL EN CHILE”

Autores:
Melissa Aliste Zúñiga
Claudia Huenapal Chepillo
María Eugenia Moulia De León

Valdivia, 01 de marzo de 2023


PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:

Las prácticas utilizadas en nuestro proceso penal para acceder al testimonio de niños, niñas
y adolescentes (NNA) victimas de violencia sexual, han producido un aumento
significativo en el desarrollo de la victimización secundaria a lo largo de la historia.

Es por este motivo que varios países anglosajones, han evolucionado hacia la creación de
modelos de intervención, que se basan en técnicas de entrevistas a las víctimas a través de
un abordaje multidisciplinario, con el fin de obtener relatos de mejor calidad y de una
forma menos dañina.

El presente trabajo, es una revisión bibliográfica de la literatura internacional y nacional, de


tipo exploratoria-descriptiva, que busca analizar y comparar los métodos de prevención de
la victimización secundaria en las víctimas de abuso sexual, basados en el modelo de los
centros Children’s Advocacy Centers (CAC) o Centros de Defensa de los Niños en los
Estados Unidos y El modelo Barnahus o Casa de los Niños en los países nórdicos con la
implementacion de la ley 21.057 en Chile.

Si bien se los procedimientos de estos modelos utilizan técnicas que se ajustan a las
prácticas basadas en la evidencia, existen entre ellos algunas diferencias en relación al
abordaje de las víctimas que no contempla la ley 21.057, implementada recientemente en
nuestro país, ya que esta no contaría con el abordaje de las víctimas, desde una
intervención con mirada integral. Por lo que se espera que a partir de esta revisión,
podamos abrir nuevas discusiones en el campo de la prevención de la victimización
secundaria mediante lineamientos que vayan más allá de el evento circunscrito netamente a
la entrevista investigativa videograbada.
MARCO TEÓRICO:

ABUSO SEXUAL INFANTIL:

El abuso sexual infantil es una grave vulneración a los derechos de las niñas, niños
y adolescentes (en adelante NNA), algunos autores plantean que es un quebrantamiento a la
dignidad, la integridad física y emocional, siendo una forma de maltrato que implica la
imposición de actos sexuales contra la voluntad del NNA; el cual lleva a cabo a través de la
manipulación, el engaño, las amenazas, la intimidación o la violencia física. (García-Piña,
Loredo-Abdalá, Trejo, 2013). El abuso sexual infantil ocurre cuando el acto tiene lugar
entre un niño y un adulto, o bien entre un niño y otro niño o adolescente que por su edad o
su desarrollo físico tiene con él una relación de responsabilidad, confianza o poder (OMS,
2020).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al abuso sexual infantil como


“la participación de un niño en una actividad sexual que no comprende plenamente y en la
que no es capaz de dar su consentimiento”, ya que no cuenta con los repertorios para
hacerlo, y porque está en una situación de desventaja o indefensión (OMS, 2020).
Las estadísticas revelan que el 82% de las personas registradas en el sistema de
apoyo a fiscales son víctimas de delitos sexuales y tienen menos de 18 años. La población
más victimizada se concentra en niñas entre 7 a 13 años de edad, seguidas de las
adolescentes entre 14 a 17 años de edad (Ministerio público 2016).

Este tipo de abuso puede darse en el ámbito intrafamiliar o de conocidos, así como
también en el ámbito extra familiar. De las muestra clínicas un cuarto a un tercio de los
abusadores lo constituye una figura paterna (Ministerio público 2016; de la Maza. et al.,
2008)

Las consecuencias de la violencia sexual pueden, manifestarse a corto, mediano y/o


largo plazo, pudiendo afectar tanto la salud física como mental de los sobrevivientes,
muchas de estas podrían continuar hasta la edad adulta. Los efectos físicos incluyen
enfermedades de transmisión sexual, molestias somáticas como trastornos
gastrointestinales, dolor crónico, etc. También se han descrito consecuencias psíquicas,
incluido el trastorno de estrés postraumático, trastornos del sueño, ansiedad, depresión,
trastornos de la alimentación, trastorno de disociativos, trastorno de personalidad
(limítrofe), disminución de la autoestima, disminución de la satisfacción con la vida e
intentos de suicidio (Glaser, 2015; Almonte 2019; Lee. et al., 2021).
A nivel conductual se destaca un mayor riesgo de fumar, dependencia al alcohol y de
sustancias ilícitas; comportamiento delictivo y conductas sexuales de riesgo (Almonte
2019; Lee. et al., 2021; Gutiérrez de Piñeres Botero, Coronel,, & Pérez, 2009)
También se asocia a profundas consecuencias socioeconómicas, provocadas por el estigma
que implica ser víctima de violencia sexual, baja condición socioeconómica, y violencia
transgeneracional (García-Piña, et al., 2013; Norma técnica ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE
VIOLENCIA SEXUAL EN UNIDAD CLÍNICO FORENSE, 2016), por lo que se
considera una grave vulneración de los derechos con importantes consecuencias sociales y
para la salud de las víctimas, constituyéndose por esta razón, además, en un problema de
salud pública (García-Piña, et al., 2013; Norma técnica ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE
VIOLENCIA SEXUAL EN UNIDAD CLÍNICO FORENSE, 2016).

PROCESO DE VICTIMIZACIÓN:

Es frecuente que la víctima demore a la hora de develar una situación de abuso sexual, las
razones pueden ser infinitas, sin embargo, dentro de las causas más habituales, esta el temor
a una reacción negativa de su entorno o amenazas del abusador, temor a no ser creídas, les
preocupa ser estigmatizados o les asusta hacer frente a un proceso que en su mayoría es
extenso y victimizante en sí mismo (Pereda, Bartolomé, & Rivas, 2021).

El abuso sexual infantil se lleva a cabo habitualmente en la intimidad, por lo que no hay
testigos ni pruebas externas de lo ocurrido. Por ello, cuando estos casos se denuncian en los
tribunales, a menudo el testimonio de la víctima es la única prueba (Pereda, Bartolomé, &
Rivas, 2021).

En el pasado, los niños víctimas de los presuntos abusos fueron cuestionados por
profesionales de las distintas áreas involucradas (policía, trabajadores sociales, médicos y
abogados) y, por lo tanto, se les pidió que volvieran a contar sus historias una y otra vez.
(Bonach, Mabry & Potts-Henry, 2010).

La victimización sexual durante la infancia en el proceso judicial constituye un problema


de elevada frecuencia en nuestro país. Se ha constatado que el entorno judicial clásico es
intimidante para la víctima que debe declarar. Algunos autores han defendido las
similitudes entre la experiencia de victimización sexual, caracterizada por la falta de
control, el sentimiento de indefensión de la víctima ante el victimario, y el sistema de
evaluación y justicia que, en ocasiones, reconstruye estas características al tratar a la
víctima. Así, la evaluación de las víctimas de abuso sexual infantil puede conllevar daños
adicionales a su estado emocional. Este fenómeno, es conocido como victimización
secundaria (Pereda, Bartolomé, & Rivas, 2021).

La victimización es el proceso por el que una persona sufre las consecuencias de un hecho
traumático, observándose algunos factores que intervienen en la precipitación del hecho
delictivo o traumatizante, este proceso comprende el periodo de tiempo que va desde el
momento en el que una persona es víctima de un delito hasta que logra superar el mismo,
incorporándose a su historia como una vivencia más (Gómez, Hernández & Febles, 2020).

Dentro del estudio de la victimización a la hora de analizarlo desde el proceso penal, este
trae consigo no sólo una adecuación de las normas del procedimiento, sino que también el
estudio exhaustivo, en lo dogmático y científico, de los diversos procesos que experimenta
una persona cuando se convierte en víctima de un delito. Estos son denominados por la
doctrina mundial como “procesos de victimización” en razón de ser diversos estadios por
los que atraviesa la persona, de manera sucesiva, una vez que es sujeto pasivo del ilícito y
se clasifican en (Leytón Jiménez, 2008):

- Victimización Primaria. Es la etapa más estudiada, y está en relación con el momento


mismo en que la víctima sufre el daño a raíz de la comisión de un delito teniendo a ésta
como sujeto pasivo de aquel (Leytón Jiménez, 2008)

-Victimización Secundaria. Está referida al sentimiento vivido por las víctimas del delito en
razón de lo experimentado durante la tramitación del procedimiento, a los posibles traumas
que podrían experimentar debido a la demora del sistema burocrático judicial y a que la
investigación, sea fiscal o judicial, está más centrada en buscar la culpabilidad del imputado
que de salvaguardar la indemnidad de las víctimas. En otras palabras se refiere a la
victimización que ocurre no como resultado directo de la acción criminal, sino que debido a
la respuesta que las instituciones e individuos dan a la víctima. Con esto se agregan nuevos
daños a los ya sufridos con el mismo delito (Leytón Jiménez, 2008)
El principal factor de victimización secundaria es la sobreexposición a distintas
evaluaciones-entrevistas que le suponen una reexperimentación continuada de emociones
negativas y una sensación de descrédito o desconfianza, si se pone en cuestión su
testimonio, que afecta a su autoestima y puede crearle sentimientos de culpa (Subijana &
Echeburúa 2018).

-Victimización Terciaria. Es el estadio ya posterior al de la comisión del ilícito y al del


juicio o proceso penal. Es la victimización sufrida por la víctima no cuando el victimario
está cumpliendo su condena, sino más bien es aquel estado por medio del cual la víctima
pasa a reinsertarse en su entorno social, laboral o familiar, luego de haber ya experimentado
los dos escenarios anteriores. Este paso es de una trascendencia mucho mayor, casi tan
importante como el primero, que da origen a los siguientes, ya que es realmente aquí
cuando el Estado a través de sus diversas instituciones, no sólo jurídicas, debe ser capaz de
entregar respuestas satisfactorias para proporcionar vías de sanación y reparación (Leytón
Jiménez, 2008).
Durante los últimos años ha habido un cambio con respecto al trato hacia la infancia por
parte del sistema judicial. Estas mejoras se han visto reflejadas con la implementación de la
ley 21.057, con la finalidad de minimizar el riesgo de victimización (Subijana & Echeburúa
2018).
Si bien esto ha generado un impacto positivo en el proceso judicial ante las situaciones de
abuso sexual y maltrato infantil, en la practica aún falta mayor especialización y formación
de programas que permitan un abordaje integral a las víctimas y sus familias (Pereda,
2021).

SITUACIÓN EN CHILE E IMPLEMENTACIÓN DE LA LEY N° 21.057:

La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) establece que los Estados deben
adoptar una serie de medidas en lo legislativo, administrativo e institucional con el objeto
de que niñas, niños y adolescentes (NNA) alcancen el mayor potencial de desarrollo y goce
de sus derechos (http://biblioteca.digital.gob.cl/handle/123456789/1127, 2017). En el año
1990 en dicha convención, Chile asume una serie de compromisos y obligaciones con el
objeto de garantizar los derechos de todos los NNA y sean considerados sujetos de
derechos (http://biblioteca.digital.gob.cl/handle/123456789/1127, 2017; Galindo, 2021).

Entre los años 2008 y 2010, en el marco de una Mesa de Trabajo Interinstitucional
convocada por la Fundación Amparo y Justicia y de la cual emanó el documento
“Propuesta de Acciones para Disminuir la Revictimización de NNA Víctimas de
Agresiones Sexuales en Chile”, se desarrolló un arduo debate sobre las medidas que se
debían adoptar para mejorar los procedimientos existentes, esta fue conformada por el
Ministerio Público, el Poder Judicial, el Ministerio de Justicia, la Defensoría Penal Pública,
en aquel entonces el Servicio Nacional de Menores (SENAME), Carabineros de Chile, la
Policía de Investigaciones, el Servicio Médico Legal y el Ministerio de Salud (Amparo y
Justicia 2016).

En ese mismo año (2008), se realiza un segundo Seminario Internacional sobre “Delitos
Sexuales Infantiles”, en el cual asisten destacados especialistas de Israel, Inglaterra, Bélgica
y España quienes compartieron exitosas experiencias de entrevistas investigativas
videograbadas a NNA abusados sexualmente (Amparo y Justicia 2016).
Como resultado de todas estas acciones, la Fundación Amparo y Justicia identificó la
imperiosa convicción de que es urgente implementar en Chile el Sistema de Entrevistas
Investigativas Videograbadas (Amparo y Justicia 2016).
Generando nuevas instancias a través de seminarios con la participación de expertos
internacionales durante los años 2011, 2013 y 2015, para favorecer cambios en la forma de
abordar este tema con mayor experticia (Amparo y Justicia 2016).
En el seminario del año 2011 se redacta el “Anteproyecto de Ley que establece un Sistema
de Entrevistas Videograbadas para NNA víctimas de delitos sexuales”, el cual fue
entregado al Ejecutivo en octubre de 2012 y en enero de 2014 el Ministerio del Interior y
Seguridad Pública lo ingresó al Congreso (Amparo y Justicia 2016). En el 2013 la campaña
de redes sociales “No Me Pregunten Más”, lanzada por la Fundación Amparo y Justicia, la
cual hace alusión a la necesidad de terminar con el excesivo número de entrevistas a las que
son sometidos los NNA víctimas de delitos sexuales durante su paso por el sistema penal,
se sumó a la colaboración de la comunidad por medio de más de 21 mil personas que
firmaron para exigir que se aprobara la ley (Amparo y Justicia 2016).
No es hasta el 22 de enero de 2014 que ingresa el Proyecto de Ley, el cual fue
fundamentado tanto en el reconocimiento de la particular gravedad y connotación social de
las situaciones de abuso sexual contra NNA, como especialmente en “que las
consecuencias de la experiencia primaria de victimización muchas veces se ven agravadas
por el efecto nocivo de las reacciones inadecuadas del entorno a la situación de la victima”,
apuntando a regular “la realización de la entrevista investigativa video grabada y la
declaración judicial con el objeto de prevenir la victimización secundaria de NNA víctimas
de delitos sexuales, entre otros delitos, en las etapas de denuncia, investigación y
juzgamiento (http://biblioteca.digital.gob.cl/handle/123456789/1127, 2017). El proyecto
además, consagra medidas de protección para su declaración judicial, las que serán de
aplicación obligatoria tratándose de niños y niñas y de adjudicación potestativa para el caso
de adolescentes (http://biblioteca.digital.gob.cl/handle/123456789/1127, 2017)
La aprobación de la Ley 21.057, provocó un cambio de paradigma que pasa de considerar a
los niños, niñas y adolescentes como meros objetos de pericia y de protección, a ser
considerados sujetos de derechos, mediante este sistema de entrevistas videograbadas y
entrevistadores calificados que asisten a jueces, fiscales y otros actores del sistema judicial,
con el objeto de brindar una justicia eficaz y humana que reconoce su dignidad (Galindo,
2021).

La Ley N° 21.057 Entrevista investigativa videograbada (EIV) fue publicada el 20 de enero


de 2018 y su vigencia ha sido gradual, siguiendo la experiencia de la Reforma Procesal
Penal, comenzando en regiones extremas para terminar en la Región Metropolitana. Dicha
Ley regula la forma en la que se registra el testimonio de niños, niñas y adolescentes
(NNA), con el objeto de priorizar sus derechos y protegerlos de la victimización a la que
están expuestos en el proceso penal (Duran, 2021).
Este objeto obliga la modificación de ciertas prácticas sobre el acceso al testimonio del
NNA, su registro y reproducción, respecto de delitos en los que, en muchos casos, no existe
otra prueba de cargo para decidir sobre los hechos (Duran, 2021).

La entrevista investigativa constituye una diligencia de la investigación penal cuyo


principal objetivo es obtener, a través del relato de un NNA, información precisa, detallada
y completa sobre un presunto delito, buscando afectar lo menos posible a quien entrega la
declaración. El propósito es reunir antecedentes suficientes que permitan poder presumir si
se ha cometido un delito, junto con recopilar información que posibilite tomar decisiones
efectivas para proteger al NNA y evitar que el proceso penal le genere más daño (Amparo y
Justicia 2016).

Es importante destacar que esta diligencia implica el desarrollo de una técnica específica
desarrollada en nueve protocolos del artículo 31, que van desde la a) a la i) (Amparo y
Justicia 2021), basadas en el el protocolo de la National Institute of Child Health and
Human Development (por sus siglas en inglés NICHD), este es un protocolo de entrevista
investigativa estructurado, basado en evidencia científica, y elaborado para obtener la
declaración de NNA víctimas de delitos; basado en una guía de 18 pasos para los
entrevistadores durante las distintas fases de la entrevista, ayudándoles a evitar preguntas
que puedan contaminar el relato. A la fecha existen cerca de 25 versiones en distintos
idiomas que son utilizadas en múltiples naciones (https://nichdprotocol.com/Spanish.pdf,
Versión en español, 2011).
El entrevistador especializado, facilita la voz del NNA, permitiéndole describir en sus
propias palabras y con precisión sus experiencias y la naturaleza del presunto delito, por
medio del recuerdo libre y sin inducirlo, a fin de minimizar el riesgo de incorporar
información errónea, además permite a los actores del Sistema de Justicia accedan a la
información obtenida, evitando a su vez nuevas intervenciones con las víctimas, por lo que
la entrevista investigativa debe registrarse íntegramente a través de una videograbación,
pudiendo ser utilizada en diversas instancias del proceso (Amparo y Justicia 2016).

Para el año 2020, y según el cronograma de entrada en vigor progresiva de la Ley 21.057 y
su Reglamento, debía entrar en vigor el 3 de octubre de ese año en las regiones de Atacama,
Coquimbo, Ñuble, Biobío, La Araucanía y Los Ríos, sumándose a las regiones de Arica y
Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Maule, Aysén, Magallanes y Antártica Chilena, que ya
habían iniciaron su implementación el 3 de octubre de 2019. El resto de país se incorporaría
finalmente el 3 de octubre de 2021. Sin embargo, La Ley 21.226, del 21 de septiembre de
2020, prorrogó la entrada en vigor de la entrevista videograbada para su segunda etapa,
extendiéndose a 26 meses contados desde su publicación en el Diario Oficial, y la tercera
etapa a su vez extendiéndose a 42 meses desde la misma fecha, como consecuencia de la
pandemia por Covid-19, que afectó no solo a nuestro país sino al mundo entero, retrasando
su implementación a nivel nacional, ya que dificultó el proceso por no contar con los
medios tecnológicos idóneos para cumplir lo prescrito en la ley (Galindo, 2021).

¿EN QUÉ CONSISTE LA LEY N° 21.057? (Amparo y Justicia 2020):


Las disposiciones de esta ley son aplicables a todas las víctimas niños, niñas y adolescentes,
al momento de su participación en las distintas etapas del proceso penal.
Para estos efectos, deberá comprenderse por víctima a la persona ofendida por el delito,
según lo dispuesto en el artículo 108 inciso primero del Código Procesal Penal.

Se entenderá por "niño" o "niña" a las personas menores de catorce años de edad, y por
"adolescente" a quienes hayan cumplido los catorce años de edad, y sean menores de 18
años (artículo 1° inciso tercero de la Ley N° 21.057).

Por su parte, en el caso de niños, niñas y adolescentes testigos, se establecen medidas de


protección que regulan la forma en que declararán judicialmente (artículos 4° inciso octavo
y 26° inciso segundo de la Ley N° 21.057).

OBJETIVOS DE LA LEY N° 21.057 Amparo y Justicia 2020):

La Ley N°21.057 regula las entrevistas grabadas en video y otras medidas de resguardo a
menores de edad, víctimas de delitos graves, teniendo por objetivo la prevención de la
victimización secundaria de niños, niñas y adolescentes durante su interacción con el
sistema penal.

-Prevención de la victimización secundaria de niños, niñas y adolescentes víctimas de


delitos graves.

-Evitar las consecuencias negativas, por las que en su calidad de víctimas, deben interactuar
con el sistema judicial.

-En conformidad al respeto de sus derechos asegurados en la Convención de los Derechos


del niño y en estándares internacionales para la protección de víctimas y/o testigos de
delitos.

PRINCIPIOS DE LA LEY N° 21.057


(http://biblioteca.digital.gob.cl/handle/123456789/1127, 2017; Amparo y Justicia 2020):

1. Interés superior: Los niños, niñas y adolescentes (NNA) son sujetos de derecho, por lo
que las personas e instituciones que deban intervenir en las etapas de denuncia,
investigación y juzgamiento, procurarán generar las condiciones necesarias para que
aquéllos puedan ejercer plenamente sus derechos y garantías, conforme al nivel de
desarrollo de sus capacidades, dando preeminencia a estas consideraciones por sobre otras
contingencias.

2. Autonomía progresiva: Los niños, niñas y adolescentes son sujetos dotados de


autonomía progresiva, por lo que en las etapas de denuncia, investigación y juzgamiento,
tendrán derecho a ser oídos y participar en los asuntos que les afecten, atendiendo a su edad
y el grado de madurez que manifiesten, idioma o situación de discapacidad, entre otras,
todo ello con el objeto que puedan comunicar efectivamente sus opiniones, peticiones o
parecer.
El derecho a ser oído implica que todo/a funcionario/profesional/personal y personas
particulares que tengan interacción con los NNA para los efectos de la ley, deberán
escuchar de manera activa lo que expresen libremente (opiniones, peticiones, pensamientos,
creencias y sentimientos) y, poniendo también atención a sus manifestaciones no verbales
especialmente para la adopción de cualquier decisión que les pueda afectar.

3. Participación voluntaria: La participación de niños, niñas o adolescentes en las etapas


de denuncia, investigación y juzgamiento será siempre voluntaria, y no podrán ser forzados
a intervenir en ellas por persona alguna ni bajo ninguna circunstancia. Todo NNA tiene
derecho a expresar su negativa para participar en la entrevista investigativa videograbada o
en cualquier otra diligencia del proceso penal, y que esta sea acogida adecuadamente, sin
que puedan ser forzados a la diligencia. El incumplimiento de esta manifestación del
principio de participación voluntaria, generará responsabilidades administrativas, civiles o
penales que correspondan.

4. Prevención de la victimización secundaria: Constituye el principio rector de la Ley N°


21.057 y consiste en reducir al máximo aquellos daños o perjuicios psicológicos, sociales,
judiciales o económicos que se producen en un momento posterior al delito. Para este
propósito, las personas e instituciones que intervengan en las etapas de denuncia,
investigación y juzgamiento, deberán adoptar las medidas necesarias para proteger la
integridad física y psíquica, así como la privacidad de los NNA, en los términos
establecidos en la Ley.
Asimismo, procurarán la adopción de las medidas necesarias para que las interacciones
descritas en la ley sean realizadas de forma adaptada al NNA, en un ambiente adecuado a
sus necesidades y teniendo en cuenta su madurez intelectual y la evolución de sus
capacidades, asegurando el debido respeto a su dignidad.
Asimismo, todo funcionario/profesional/personal de cada programa que reciba el
relato/develación de un niño, niña o adolescente, no podrá cuestionar, ni efectuar preguntas,
sobre los hechos ni de sus partícipes, escuchando el relato espontáneo que entregue el
NNA, velando que ello se produzca en un espacio adecuado que permita la privacidad y
restrinja toda posible interacción con otras personas.

5. Asistencia oportuna y tramitación preferente: Las personas e instituciones que


intervengan o tengan interacción con NNA ante una develación o en las diversas etapas del
proceso penal, deberán adoptar las medidas necesarias para favorecer su asistencia oportuna
y celeridad en la gestión de las actuaciones que les involucren o afecten.
6. Resguardo de su dignidad: Todo NNA es una persona única y valiosa y, como tal, se
deberá respetar y proteger su dignidad, sus necesidades particulares, sus intereses y su
intimidad. No podrá afectarse la dignidad de NNA, por consideraciones como raza, color,
sexo, idioma, origen nacional, étnico o social, impedimentos físicos, de nacimiento,
privación de libertad o cualquier otra condición del NNA. Asimismo, deberá evitarse la
divulgación de antecedentes asociados a la develación o denuncia de un delito, a otros
integrantes del equipo u otras personas del entorno cercano, sólo deberán entregarse dichos
antecedentes a las instituciones que por ley reciben las denuncias.

DELITOS CONTEMPLADOS EN LA LEY N° 21.057 Amparo y Justicia 2020):

La Ley N° 21.057 tiene aplicación en el siguiente catálogo de delitos, el cual tiene un


carácter taxativo:

1. Delitos Sexuales:
a) Violación, artículos 361 y 362 del Código Penal.
b) Estupro, artículo 363 del Código Penal.
c) Sodomía, artículo 365 del Código Penal.
d) Abuso sexual, artículos 365 bis, 366, 366 bis, 366 ter y 366 quáter del Código Penal.
e) Producción, distribución, adquisición y almacenamiento de material pornográfico;
artículos 366 quinquies y 374 bis del Código Penal.
f) Promoción o facilitación de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes,
artículos 367 y 367 ter del Código Penal.
g) Violación con homicidio, artículo 372 bis) del Código Penal (Delitos de ejecución
imperfecta: tentativa o frustración).

2. Trata y Tráfico de personas:


a) Tráfico de migrantes, artículo 411 bis del Código Penal.
b) Promover o facilitar la entrada o salida de personas del país para la prostitución, artículo
411 ter del Código Penal.
c) Trata de personas para explotación sexual, artículo 411 quáter del Código Penal.
d) Trata de personas para trabajos forzados, servidumbre o esclavitud o prácticas análogas a
ésta, o con fines de extracción de órganos, artículo 411 quáter del Código Penal.

3. Secuestro y Sustracción de NNA:


a) Secuestros agravados (con homicidio, violación o lesiones), artículo 141 incisos 4° y 5°
del Código Penal.
b) Sustracción de menores, artículo 142 del Código Penal.
4. Delitos Violentos:
a) Parricidio, artículo 390 inciso primero del Código Penal. (Cuando el delito se encuentre
en un grado de ejecución imperfecta: tentativa o frustración).
b) Homicidio simple, artículo 391 N° 2 del Código Penal. (Cuando el delito se encuentre en
un grado de ejecución imperfecta: tentativa o frustración )
c) Homicidio calificado, artículo 391 N° 1 del Código Penal. (Delito de ejecución
imperfecta: tentativa o frustración).
d) Castración, artículo 395 del Código Penal.
e) Lesiones graves gravísimas, artículo 397 N° 1 del Código Penal.
f) Robo con violencia o intimidación con resultado de homicidio, artículo 433 N° 1 del
Código Penal. (Cuando el delito se encuentre en un grado de ejecución imperfecta: tentativa
o frustración).
g) Robo con violencia o intimidación con resultado de violación, artículo 433 N° 1 del
Código Penal.

Si bien desde el punto de vista práctico, la ley aún presenta brechas y vacíos desde su
implementación, nos invita a que esta, se someta a constante supervisión y reformulación,
sin embargo, es relevante destacar que desde su puesta en marcha, ya asienta un avance sin
retroceso en lo que respecta a los derechos de los NNA, otorgando por fin un
reconocimiento, y un espacio adecuado, a las víctimas y testigos de estos delitos tan graves,
y que el sistema judicial no se convierta en otro espacio de vulneraciones, sino de
protección, respeto y consideración (Galindo, 2021).

EXPERIENCIA INTERNACIONAL EN RELACIÓN A MODELOS DE


INTERVENCIÓN A VÍCTIMAS DE DELITOS SEXUALES EN LA PREVENCIÓN
DE LA VICTIMIZACIÓN SECUNDARIA

En la literatura internacional se han publicado múltiples estudios en relación a distintos


modelos de abordaje en esta temática (Bonach, Mabry & Potts-Henry, 2010).

CHILDREN’S ADVOCACY CENTERS (CENTROS DE DEFENSA DE LOS


NIÑOS)

A mediados de los años ochenta del siglo pasado, surgieron los centros llamados Children’s
Advocacy Centers (CAC) en los Estados Unidos que buscaban reducir la victimización
secundaria, es decir, como se ha mencionado anteriormente, es aquella derivada del
contacto de la víctima con el sistema de evaluación, notificación y denuncia, que no se
encuentra siempre adaptado a las necesidades que presenta el niño, niña y adolescente
(Codina, 2020; Bonach, Mabry, & Potts-Henry, 2010).

Desde sus comienzos, estos centros planteaban un modelo alternativo a seguir para dar una
respuesta adecuada al niño o niña víctima de la violencia y a sus necesidades. Este modelo
americano pronto se trasladó al contexto europeo en 1998 con la creación de la primera
Barnahus (casa de los niños en islandés) en Reikiavik (Islandia) (Codina, 2020).

Los Centros de Defensa de los Niños (CAC), fue desarrollado para crear una respuesta más
coordinada y, en consecuencia, una experiencia menos estresante para los niños y sus
familias, mediante el uso de entrevistas por forenses capacitados y equipos
multidisciplinarios, estos incluyen equipos de bienestar infantil, la oficina del fiscal de
distrito, de salud mental y médica (Bonach, Mabry, & Potts-Henry, 2010). El enfoque de
estos equipos multidisciplinarios supone que la colaboración profesional mejora la
protección, el tratamiento y los servicios legales que reciben los niños que son víctimas de
abuso y sus familias; basada en evidencia con más de dos décadas de estudios, que sugieren
que un mayor apoyo a los padres y familiares de las víctimas, se correlaciona con una
mejor adaptación en los niños víctimas de dichos delitos (Bonach, Mabry, & Potts-Henry,
2010).

Su principal objetivo es mejorar la experiencia de los niños y las familias victimas de abuso
sexual a través de la coordinación multidisciplinaria y proporcionar un ambiente
independiente y amigable para los niños para dichas entrevistas, así como también mejorar
la capacitación de los entrevistadores y aumentar el acceso de los niños a los servicios
médicos y sus tratamientos correspondientes. (Bonach, Mabry, & Potts-Henry, 2010).

Este programa se desarrolló rápidamente y en 2007 se fundaron alrededor de 650 centros,


brindando servicios integrales de investigación e intervención para miles de niños cada año.
En general suelen ser organizaciones independientes sin fines de lucro, pero a veces pueden
ser parte de un programa de la oficina del fiscal, hospital u otra agencia. El requisito es que
se establezcan en un alojamiento especial para niños, en un entorno y con un diseño que sea
física y psicológicamente seguro para los mismos (Bonach, Mabry, & Potts-Henry, 2010).

Para ello debe estar acreditado, siguiendo un conjunto de estándares de práctica


desarrollados por la National Children's Alliance (NCA). Estos estándares abordan distintas
áreas caracterizadas por: un equipo multidisciplinario, que cuente con competencia y
diversidad cultural, permite espacios para entrevistas forenses, apoyo y defensa de las
víctimas, evaluación médica y de salud mental, reuniones de revisión y seguimiento de los
casos, capacidad de organización y un entorno centrado en el niño (Bonach, Mabry, &
Potts-Henry, 2010)

Los profesionales que conforman esta organización deben contar con un equipo de
investigación que incluye un entrevistador forense especializado en niños, un investigador
policial y un trabajador social. A veces, el oficial de investigación o el trabajador social
tiene la capacitación especializada para realizar la entrevista forense infantil y esas dos
funciones serán realizadas por una sola persona. A menudo también participan fiscales,
defensores de testigos de víctimas y profesionales médicos (Bonach, Mabry, & Potts-
Henry, 2010)

Mientras el entrevistador forense entrevista al niño, el equipo de investigación


multidisciplinario generalmente observa la entrevista a través de un espejo unidireccional o
un circuito cerrado de televisión. Después de la entrevista, el equipo es responsable de
coordinar un plan de respuesta integral con las intervenciones que realizan los distintos
profesionales (Bonach, Mabry, & Potts-Henry, 2010)

Luego se llevan a cabo reuniones periódicas de revisión de casos para compartir


información y discutir lo que se debe hacer. De acuerdo con los Estándares NCA, el
proceso de revisión de casos realiza las siguientes funciones, dependiendo de las
necesidades del caso (Jones, Cross, Walsh, & Simone, 2007):

1. Revisar los resultados de la entrevista.

2. Discutir, planificar y monitorear el progreso de la investigación.

3. Revisar las evaluaciones médicas.

4. Discutir la protección infantil y otros temas de seguridad.

5.Brindar información para las decisiones de enjuiciamiento y sentencia.

6. Discutir las necesidades de tratamiento y apoyo emocional del niño y de los miembros de
la familia no agresores y las estrategias para satisfacer esas necesidades.

7. Evaluar las reacciones y la respuesta de la familia a la develación del niño.

8. Revisar la disposición de los casos de dependencia penal y civil.

9. Hacer provisiones para la educación y el apoyo judicial.

10. Discutir temas transculturales relevantes para el caso.

El equipo de investigación generalmente acompaña a la familia durante los procedimientos


penales y de protección infantil, brindando apoyo a estos siempre y cuando el caso llegue a
los tribunales y el niño necesite participar (Jones, Cross, Walsh, & Simone, 2007).

En el caso de los profesionales de la salud mental, la mayor distinción de este modelo, es


que a veces un profesional de la salud mental participa en un equipo multidisciplinario
porque es el terapeuta que atiende al niño, pero en otras ocasiones participa únicamente
como consultor, sin relación terapéutica, y estos nunca participan en el equipo de
investigación inicial. Su principal papel es en el proceso de revisión de casos Cross, et al.,
2016)

Los estándares de los centros de defensa de niños establecen un límite entre la entrevista
forense y la terapia, que en la mayoría de los centros son realizadas por profesionales
separados y nunca por el mismo profesional para cada niño (Cross, et al., 2016)

En algunos CAC existen consultores de salud mental en el equipo de investigación, pero la


mayoría no cuentan con este recurso. La experiencia de un consultor de salud mental en
áreas como el desarrollo infantil y la respuesta al trauma puede ayudar a un entrevistador
forense a formular preguntas al niño en la entrevista o ayudar al equipo, por ejemplo a la
hora de comprender las respuestas del niño o evaluar las necesidades de salud mental de los
miembros de la familia (Jones, Cross, Walsh, & Simone, 2007).

La participación del consultor de salud mental y/o del terapeuta del niño en un equipo
multidisciplinario puede promover legítimamente los mejores intereses de la víctima. Estos
profesionales suelen ser los mejor calificados para asesorar a otros miembros del equipo
sobre el impacto emocional de sus acciones en los niños y las familias. En ocasiones
pueden ser llamados a testificar en un tribunal penal o civil, pero esto no sería una función
de su participación del CAC, si no que pueden declarar como testigos expertos sobre
asuntos tales como los efectos del abuso en el comportamiento (Jones, Cross, Walsh, &
Simone, 2007).

La evidencia aportada en múltiples estudios que compara el abordaje de programas


tradicionales con el CAC, ha destacado mejoras no sólo en relación a una mayor eficiencia
de los servicios tanto de investigación como de intervención a las víctimas y sus familias,
sino también en términos de costo-beneficio donde hubo mayores ahorros para el modelo
de investigación CAC en comparación con el modelo tradicional (Atoro, et al., 2014)

MODELO BARNAHUS:

Como se mencionó anteriormente, el modelo Barnahus tomó en su origen el modelo CAC


como inspiración, adaptándolo a la realidad europea, pero con el objetivo común de dar una
respuesta efectiva y respetuosa en el bienestar de los niños y niñas en los casos de abuso
sexual (Codina, 2020)

El modelo Barnahus o Casa de los Niños, se lanzó en Islandia en la ciudad de Reikiavik,


capital de dicho país, como adaptación de los CAC en 1998, dirigido por el sistema de
protección para evaluar a los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual infantil y
posteriormente se extendió a todos los países nórdicos Johansson & Stefansen 2020).
Es un modelo que trabaja con casos de violencia y abuso contra los niños, que aborda dos
preocupaciones vitales: procesar los casos a través del sistema legal y ofrecer apoyo y
tratamiento a las víctimas.
Suecia y Noruega siguieron su ejemplo en 2006 y 2007, y Dinamarca y Finlandia
implementaron el modelo en años posteriores 2013 y 2014 respectivamente (Johansson &
Stefansen 2020).

Este nuevo modelo incluía una nueva herramienta mediante la realización de una entrevista
forense con el niño víctima, por medio de un circuito cerrado de televisión ante un
representante del ámbito judicial, lo que garantiza que la prueba resultase válida para el
juicio y se configurara como prueba preconstituida (Martínez García, 2019).

En los siguientes años más países han implementado sus propias Barnahus, creando una red
de centros que, al compartir características y objetivos comunes, siempre respetando la
realidad legal, social y cultural de cada uno, darían lugar a un modelo común: el modelo
Barnahus. Este modelo se crea en torno al interés superior del niño y tiene como objetivo la
reducción de la victimización secundaria, así como la creación de un contexto en el que el
niño o la niña sea atendido de forma integral y por un equipo multidisciplinar de
profesionales expertos coordinados entre sí (Martínez García, 2019).

Hoy por hoy existen más de 50 Barnahus en todo Europa, y la Red Barnahus cuenta con 22
países miembros y la participación de 39 contextos nacionales distintos (Codina, 2020).
Actualmente, el modelo en la mayoría de los países abarca tanto los casos de abuso sexual
como los de otros tipos de violencia (Codina, 2020).

Se promueve actualmente como una innovación y una solución de “buenas prácticas” a


nivel europeo, y varios países lo han implementado a modo de prueba o están en proceso de
establecimiento (Johansson & Stefansen , 2020).

El modelo combina una vía penal y una asistencial relacionada con los casos de violencia y
maltrato infantil. Por lo tanto, representa una “organización híbrida”, puede describirse
como un modelo interinstitucional y multiprofesional. Se basa en ideas sobre el principio de
"bajo un mismo techo" o "ventanilla única". El objetivo clave del modelo es reunir a todas
las agencias profesionales involucradas en casos denunciados de violencia y abuso de niños
para garantizar una respuesta coordinada. Las agencias involucradas son la policía, fiscales
y salud y bienestar, integrando el modelo de los sistemas de protección infantil y justicia
penal (Johansson & Stefansen, 2020; Martínez García, 2019).

Se cree que la respuesta coordinada reduce las tensiones que soporta el niño al participar
en el proceso penal, mejora la calidad de las investigaciones y posiblemente conduce a una
mayor tasa de casos enjuiciados y condenados. Otro objetivo clave es garantizar que los
niños y las familias reciban el apoyo necesario. Las tareas incluyen la coordinación de los
procesos relacionados con la entrevista forense y el examen médico del niño, para evaluar
las necesidades y brindar apoyo psicosocial. El personal de Barnahus suele ser trabajadores
sociales o psicólogos (Johansson & Stefansen, 2020)
Para facilitar la divulgación y evitar la victimización secundaria, las instalaciones de
Barnahus están diseñadas para ser amigables con los niños. Por lo tanto, el modelo también
tiene una dimensión material-estética, ya que la obra se desarrolla en un espacio concreto
(Johansson & Stefansen, 2020).
Estas deben estar ubicadas en un área residencial. No tiene que estar cerca de un hospital,
puesto que estos niños no están enfermos, ni tampoco tiene que estar vinculada a un
tribunal, porque tampoco son delincuentes (Martínez García, 2019).
En general la casa cuenta con cuatro estancias. Juntas, estas estancias ofrecen a los niños y
niñas y sus familias todo el apoyo que necesitan, desde la develación hasta la recuperación:
investigación policial y judicial, protección del niño, salud física (que incluye el examen
médico forense), salud mental (que incluye la entrevista forense), bienestar y apoyo para la
víctima y su familia (Martínez García, 2019).

Pero además de la estructura física, la fortaleza del modelo Barnahus reside en la formación
de sus profesionales y en el trabajo en equipo, garantizado por protocolos de
coordinación eficiente y estandarizados (Martínez García, 2019).

Así pues, los elementos centrales del modelos podrían resumirse en (Codina, 2020):
• Se trata de un enfoque multidisciplinar, que contempla todas las agencias y
profesionales involucrados en el proceso legal y el apoyo y el tratamiento necesarios para
los niños y niñas víctimas de violencia.
• Se rige por el principio de “una única puerta”, que significa que en un único entorno los
profesionales deben estar disponibles para el niño y no al revés.
• Se describe como una casa con cuatro habitaciones que representan las áreas que abarca:
la investigación criminal, la protección, la salud física y la salud mental.
• Tiene como objetivo principal evitar la victimización secundaria, creando
espacios amigables para los niños y niñas, centrados en ellos, y sensibles, lo que significa
que la interacción de los profesionales y el entorno no causará daño adicional en las
víctimas.
• El centro debe ser un lugar seguro y neutral para que el niño o niña relate su experiencia y
sea atendido por los profesionales sin riesgos para su bienestar.
• El niño o niña no acude a los tribunales de justicia, si no que su testimonio es tomado en
el mismo centro y utilizado en el proceso penal, con todas las garantías legales, evitando
que tenga que comparecer personalmente ante el tribunal.
Otros de los puntos clave, es el resguardo y prevención de la sintomatología traumática
secundaria, que pueda presentar el equipo profesional derivada de la intervención, al estar
expuestos constantemente a los detalles aversivos del abuso, ya que la estabilidad y estado
de salud óptima de los mismos, es relevante, puesto que puede repercutir en la atención que
brindan a las víctimas y esta puede verse afectada si los profesionales no son a su vez
debidamente asistidos y cuidados (Codina, 2020).

En función del país, las Barnahus pueden depender de diversas administraciones (Martínez
García, 2019; Kaldal, 2020).

• Gobierno municipal y servicios sociales.


• Área de protección de la infancia.
• Área de Interior.
• Área de Justicia.
• Área de salud.

Además, pueden atender exclusivamente a niños y niñas víctimas de abuso sexual o,


también, a víctimas de maltrato, de violencia de género o de otros tipos de abuso físico y
emocional (Martínez García, 2019).
El modelo nunca es estático ni fijo, y depende de las particularidades del país donde se
aplica (Martínez García, 2019). En general, el modelo Barnahus incluye (Martínez García,
2019).
• Un equipo formado por profesionales de los departamentos involucrados en el proceso de
evaluación, notificación y denuncia: profesionales de servicios sociales, del ámbito
educativo, policial o del sistema judicial que son consultados antes de decidir si se tiene que
realizar la evaluación forense del niño (Codina, 2020).

• Un equipo de exploración forense: un psicólogo forense y un médico forense. El


psicólogo efectúa la entrevista que puede constituirse en prueba preconstituida en caso de
ser necesario. El médico forense hace una exploración del niño y de los posibles
indicadores físicos derivados del abuso sexual (Codina, 2020).

• Un equipo de profesionales de la salud mental que ofrecen orientación y tratamiento


completo al niño víctima y a su familia (padres, madres, tutores, hermanos y hermanas).

El concepto mismo de Barnahus contempla una cierta flexibilidad y variabilidad, pero con
la intención de definir basados en estándares de calidad Barnahus, que se han formulado
para garantizar la transferencia y adaptabilidad del modelo a los distintos contextos
nacionales que forman la red Barnahus (Codina, 2020; Martínez García, 2019).
Siguiendo las indicaciones de las Naciones Unidas y del Consejo de Europa, el modelo
Barnahus propone diez estándares de calidad para fomentar su implementación en
diferentes contexto (Martínez García, 2019):

Estándar 1: PONER EL INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO Y DE LA NIÑA EN EL


CENTRO DE LA INTERVENCIÓN (Martínez García, 2019)
El interés superior del niño tiene que regir todas las decisiones que se tomen sobre
el y su familia, y este se concreta en (Martínez García, 2019):
• Respetar el derecho del niño, la niña y el adolescente a ser escuchados y a recibir
información.
• Evitar situaciones que puedan conducir a la victimización secundaria.
• Evitar retrasos innecesarios en el proceso de evaluación y valoración.

Estándar 2: TRABAJAR DESDE UN MARCO REGULADOR FORMAL


MULTIDISCIPLINARIO E INTERDEPARTAMENTAL (Martínez García, 2019)
Los equipos profesionales del modelo Barnahus son multidisciplinarios e incluyen,
mediante un acuerdo formal, todos los departamentos implicados en el proceso de
detección, notificación, evaluación y denuncia (Martínez García, 2019)

Estándar 3: INCLUIR A TODOS LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS COMO POSIBLES


USUARIOS DEL CENTRO (Martínez García, 2019)
Las Casas Barnahus tienen que regirse por el principio de no discriminación y no pueden
excluir ningún niño, niña o adolescente presunta víctima de la violencia.
Además, han de tener una especial consideración por los niños y las niñas que estén en una
situación más vulnerable debido a su edad, país de origen, orientación sexual o
Discapacidad (Martínez García, 2019)

Estándar 4: PROPORCIONAR UN ENTORNO AMIGABLE PARA NIÑOS, NIÑAS Y


ADOLESCENTES (Martínez García, 2019)
Los centros tienen que:
• Ser accesibles tanto en transporte público como en vehículo privado.
• Estar adaptados a los niños y jóvenes con discapacidad o necesidades especiales.
• Estar situados en zonas residenciales y no ser identificables como espacios específicos
para víctimas de violencia.
• Disponer de una decoración adaptada tanto a los más pequeños como a los adolescentes
Resultan indispensables dos salas de entrevistas y, en algunos casos, también dos salas de
espera, adaptadas a las diversas edades.
• Garantizar la privacidad del niño en todas las salas.
• Evitar en todos los casos el contacto entre víctima y presunto agresor.
Estándar 5: GESTIÓN INTERDEPARTAMENTAL DEL CASO (Martínez García, 2019)
La gestión y la planificación de los pasos a seguir en cada caso debe estar coordinada entre
todos los departamentos implicados en el proceso de detección, notificación, evaluación y
denuncia (Martínez García, 2019)

Para evitar repetir exploraciones y pruebas, y reducir así la victimización secundaria,


hace falta que exista un acuerdo previo entre los departamentos respecto a las tareas y
funciones que llevarán a cabo cada uno (Martínez García, 2019)
Además, debe existir un profesional referente que realice un seguimiento del caso, valore
las necesidades del niño en cada momento y ejerza de vínculo con el equipo (Martínez
García, 2019)

Estándar 6: ENTREVISTA FORENSE


Dentro del modelo Barnahus, la entrevista forense es efectuada por un psicólogo
experto en evaluación de víctimas de abuso sexual, siguiendo protocolos y prácticas
basadas en la evidencia para garantizar así la cantidad y calidad de las pruebas que
se han de obtener (Martínez García, 2019)

Un profesional realiza la entrevista, pero todos los miembros del equipo que necesiten
asistir pueden hacerlo por circuito cerrado de televisión o, posteriormente, visualizando
la grabación (Martínez García, 2019)
La grabación de la entrevista permite realizar la prueba preconstituida, la cual evita que el
niño tenga que acudir posteriormente a juicio. Para que se constituya como prueba válida
asisten a la entrevista, a través de un espejo bidireccional, todas las personas que
normalmente están presentes en un juicio: juez, fiscal, abogado de la defensa y de la
acusación, etc. Durante la entrevista, la defensa puede sugerir preguntas que el
entrevistador hará a la víctima y el acusado puede observar el testimonio del niño, si lo
requiere, mediante transmisión audiovisual (Martínez García, 2019)

Estándar 7: EXAMEN MÉDICO


Los exámenes y tratamientos médicos se hacen dentro de las Barnahus, excepto los que
necesiten de tratamiento hospitalario y son realizados profesionales especializados en
evaluación de víctimas de abuso sexual (Martínez García, 2019)

Estándar 8: SERVICIOS TERAPEÚTICOS


El centro Barnahus ofrece tratamientos en salud mental a todos los niños que lo
necesiten. También hay profesionales de apoyo para atender al niño y a los adultos que lo
acompañan en momentos de crisis (Martínez García, 2019)
Estándar 9: FORMACIÓN CONTINUADA Y DESARROLLO DE COMPETENCIAS
Regularmente los miembros y los profesionales de los departamentos implicados en el
modelo Barnahus reciben formación específica para atender de manera adecuada a los
niños víctimas de violencia y a sus familias (Martínez García, 2019)

Estándar 10: PREVENCIÓN: COMPARTIR INFORMACIÓN, SENSIBILIZAR Y


CONSTRUIR COMPETENCIA EXTERNA
Los centros Barnahus obtienen datos y estadísticas de las intervenciones y las comparten
con profesores e investigadores académicos, con profesionales de la protección de la
infancia, con políticos y con la población general, con el objetivo de sensibilizar sobre la
violencia contra la infancia y el rol de la sociedad en su prevención, así como de facilitar
estudios e investigaciones que apoyen políticas e intervenciones basadas en la evidencia
(Martínez García, 2019)

Los profesionales de las Barnahus siguen el protocolo NICHD, que es una guía de
entrevista para niños y niñas víctimas con una alta validez empírica. Este equipo también
trabaja con otras herramientas para el tratamiento, igualmente basadas en la evidencia,
como la Terapia Cognitivo-Conductual Centrada en el Trauma (TF-CBT), que resulta de
gran utilidad para tratar a las víctimas que presentan sintomatología postraumática y otros
trastornos como resultado de la victimización (Codina, 2020)

En relación a resultados de la implementación del modelo, existen algunas publicaciones de


revisión comparada entre los países que utilizan estos programas y que cuentan con datos
(Miklič, 2021, Chamberlin, Newlin, & Steele, 2010):

Noruega estableció Barnahus en 2007, y actualmente hay 11 centros operando en el país. El


grupo central son los niños de entre 3 y 16 años. Está administrado por el Ministerio de
Justicia y es parte integral de la policía (Miklič, 2021; Kaldal, 2020).
Al examinar la evolución de sus seis primeras Barnahus, la conclusión general es que los
niños que fueron intervenidos, recibieron mejor atención que los niños que son
entrevistados por la policía o en los tribunales. Aumentando también la coordinación entre
el sistema judicial y los servicios de apoyo y tratamiento (Codina, 2020).

En Islandia el modelo interviene a niños entre 3 años y medio a 18 años que son víctimas
de abuso sexual, violencia física y violencia doméstica. En este país el modelo Barnahus es
coordinado por los Servicios de Protección a la Infancia del gobierno. Antes de la entrevista
forense en sí, se lleva a cabo una reunión preparatoria. La entrevista forense está
documentada en video y la realiza un experto especialmente capacitado en una sala
diseñada y equipada. También ofrece la posibilidad de un examen médico al niño y
asistencia terapéutica tanto al niño como a su familia. Además trabaja para la formación de
profesionales involucrados en la protección de la infancia (Miklič, 2021):
Barnahus emplea directamente a psicólogos, trabajadores sociales y criminólogos (Miklič,
2021; Kaldal, 2020).

En Suecia el modelo se introdujo en el año 2005. Actualmente hay 30 Barnahus autónomos


que operan en el país. Atienden a niños menores de 18 años que son víctimas de violencia
sexual y física por parte de personas cercanas o conocidas. También se incluyen en el
tratamiento los niños de víctimas de la mutilación genital femenina, las víctimas directas e
indirectas de los denominados delitos de honor así como los niños autores de actos sexuales
cometidos contra otros niños (Kaldal, 2020).
Las entrevistas forenses son realizadas por agentes de policía específicamente capacitados
para realizar este tipo de entrevista. Se realiza por la mañana antes del almuerzo. Todas son
supervisadas desde la habitación contigua por un fiscal del estado, un trabajador social, un
defensor del niño, otros policías y empleados de Barnahus. Cualquier examen médico del
niño es realizado por médicos especialmente capacitados inmediatamente después de la
entrevista forense. El mismo día se lleva a cabo un interrogatorio policial con el sospechoso
en la comisaría y al niño se le ofrece asistencia terapéutica Miklič, 2021; Kaldal, 2020).
En este país, el modelo presenta resultados positivos evidentes, como por ejemplo mejoras
en la investigación y reducción de los tiempos de espera del proceso. Además, al comparar
el modelo Barnahus con los modelos tradicionales éste ha demostrado que evita la excesiva
exposición de los niños y niñas a las distintas agencias y que la sensación de seguridad del
niño aumenta cuando todo el proceso tiene lugar en un mismo espacio (Codina, 2020).
OBJETIVO GENERAL:

Describir y comparar modelos de prevención de la victimización secundaria de niños, niñas


y adolescentes que han sido víctimas de violencia sexual, mediante la revisión bibliográfica
de la literatura internacional y nacional especializada.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

1. Describir el Modelo de Children’s Advocacy Centers (CAC) o Centros de Defensa de los


Niños en los Estados Unidos.

2. Describir el Modelo Barnahus o Casa de los Niños en los países Nórdicos.

3. Describir la implementación de la ley 21.057 en Chile.

4.Comparar y contrastar los componentes que se utilizan en los protocolos de intervención


de los Modelos Children’s Advocacy Centers (CAC) o Centros de Defensa de los Niños en
los Estados Unidos y el Modelo Barnahus o Casa de los Niños en los países Nórdicos con
la Ley N° 21.057 en Chile, para la prevención de la victimización secundaria de niños,
niñas y adolescentes que han sido víctimas de violencia sexual.

5. Comparar y contrastar resultados en relación a la prevención de la victimización


secundaria entre el método de entrevista investigativa tradicional previo a la Ley N° 21.057
en Chile, y la entrevista investigativa videograbada posterior a dicha Ley, en la literatura
local.
METODOLOGÍA:

El tipo y diseño de la investigación de la presente monografía, se puede clasificar como un


estudio de revisión bibliográfica, ya que su objetivo es hacer un análisis descriptivo y
comparativo sobre un tema específico, en el que se recopila, analiza, sintetiza y discute
información publicada en diversas fuentes de una manera sistemática y crítica.
Presenta un diseño no experimental, con un alcance descriptivo, ya que pretende investigar
la temática tal como se presenta en la actualidad, para luego analizarla sin manipular
variable alguna.
El alcance descriptivo del presente estudio, se relaciona con que su objetivo general busca
describir y comparar un fenómeno, a saber de los distintos protocolos de los modelos que
se utilizan en los procesos judiciales para prevenir la victimización secundaria en los niños,
niñas y adolescentes víctimas de delitos sexuales con la implementación de la ley 21.057 en
Chile.
RESULTADOS

A partir de la literatura consultada se puede inferir que el desarrollo de la teoría en temas de


modelos de intervención en el extranjero, para prevenir la victimización secundaria en
NNA victimas de violencia sexual, se encuentra bastante avanzado con una vigencia de mas
de cuatro décadas, constituyendo además, aportes a la evidencia científica con bastante
regularidad.

Esta revisión nos permite visualizar cómo en algunos países, estos modelos de intervención
de carácter multidisciplinario para el abordaje de víctimas de delitos sexuales impacta de
manera positiva en la prevención de la victimización secundaria, destacando los modelos
Children’s Advocacy Centers (CAC) o Centros de Defensa de los Niños en los Estados
Unidos y el Modelo Barnahus o Casa de los Niños en los países Nórdicos , que si bien
separa a los equipos investigativos de los terapéuticos, ambos cuentan con protocolos bien
establecidos, adecuándose a las necesidades de los usuarios de manera coordinada,
permitiendo una mayor cobertura y accesibilidad, con mirada inclusiva y sistémico
ecológico.
Ahora bien si comparamos estos estudios con el análisis de la literatura local en relación a
la implementación de la Ley N° 21.057, encontramos que no existe en la actualidad
estudios que permitan comparar el método de entrevistas investigativas tradicionales vs las
entrevistas investigativas videograbadas bajo la Ley N° 21.057, que nos promocionen
información relacionada a si ha habido una disminución de cuadros de victimización
secundaria. Sin embargo, desde el punto de vista empírico y basándonos en la práctica
diaria, impresiona que sí han habido avances en relación a esta temática, ya que se percibe
una disminución de casos relacionados al desarrollo de la misma, generando además mayor
sensibilización de los profesionales que reciben los relatos de delitos sexuales, evitando
exponer a las víctima a innumerables narrativas posterior a la develación.

Otro punto que es relevante de señalar, es que en la actualidad existen múltiples programas
de intervención asociadas a la reparación en víctimas de maltrato grave y abuso sexual,
pertenecientes al Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia
del Ministerio de Desarrollo Social y Familia del Gobierno de Chile, conformadas por
equipos multidisciplinarios, como por ejemplo, los Programas de Protección Especializada
en Maltrato y Abuso Sexual Infantil (PRM) y los Centro de Atención Integral a Víctimas
(CAVI), a pesar de ello, dichos programas, no se relacionan de manera directa con la
implementación de la Ley N° 21.057, ya que no existe dentro de los protocolos diseñados
en dicha ley, un nexo que permita la coordinación entre los distintos profesionales y
programas a los cuales los NNA son derivados por el sistema judicial, lo cual genera en
cierto punto, desfases entre la citación a la entrevista investigativa videograbada y los
procesos de reparación, donde se ha visto que habría un aumento en la sintomatología
postraumática de aquellos que han sido victimas de abuso sexual y desarrollan
psicopatología asociada, así como también en casos opuestos, se genera mayor
patologización en individuos que no necesariamente por presentar el antecedente de haber
sido victimas de un delito sexual deban desarrollar un cuadro de salud mental asociado al
evento traumático.

Otras de las preocupaciones que se evidencia a diario y que tampoco existe información en
la literatura ni aparecen de manera normada en las guías ministeriales, es la importancia de
la coordinación entre los establecimientos que componen los programas de salud mental del
servicio de salud, con los programas de la red de infancia en el ámbito proteccional e
investigativo, generando en un número no menor de NNA sobre intervenciones que
plantean distintos objetivos terapéuticos.

Esto nos muestra además, que no es posible comparar la implementación de la Ley N°


21.057 con los protocolos de los modelos Children’s Advocacy Centers (CAC) o Centros
de Defensa de los Niños en los Estados Unidos y el Modelo Barnahus o Casa de los Niños
en los países Nórdicos, a pesar de que todos apuntan a un fin común, que es la prevención
de la victimización secundaria.
Si bien identificamos como un avance importante que a nivel país se implemente en todo el
territorio el acceso a la Ley N° 21.057 para la prevención de la victimización secundaria,
aún estamos lejos de contar con programas como los descritos en los Modelos Children’s
Advocacy Centers (CAC) o Centros de Defensa de los Niños en los Estados Unidos y el
Modelo Barnahus o Casa de los Niños en los países Nórdicos, que puedan brindar a las
víctimas las prestaciones correspondientes, con el fin de lograr prevenir de manera exitosa
el desarrollo de este cuadro que tanto impacta en la calidad de vida de los NNA y sus
familias.

CONCLUSIONES:

La cantidad de denuncias por delitos sexuales de niños, niñas y adolescentes ha ido


creciendo en nuestro país en los últimos años, con un aumento exponencial durante y
posterior a la pandemia por COVID-19, y desde la puesta en marcha de la reforma procesal
penal.

Si bien se percibe una mayor sensibilización de los profesionales en relación a la


prevención de la victimización secundaria, apoyada además por la implementación de la
Ley N° 21.057, aún se denota un vacío en el conocimiento respecto de los distintos
protocolos y técnicas que existen tanto a nivel nacional como en el extranjero.

Para esto, en el presente trabajo hemos querido aportar con la búsqueda bibliográfica de
estudios que han demostrado, tanto en los Estados Unidos, como Europa, la efectividad de
las Casas de los Niños en la reducción de la victimización secundaria y en un mejor trato
hacia los NNA y sus familias.
La necesidad de crear un servicio de atención especializado para los niños y adolescentes
víctimas de abuso sexual basada en la coordinación, creemos que debería ser obligatorio
desde el punto de vista legal.

Sería interesante poder incorporar los modelos de atención que ya existen en los programas
de reparación de maltrato y abuso sexual como los PRM, dentro de Ley N° 21.057, para
poder entre todos los organismos implicados en esta temática aportar un mejor servicio a
las víctimas, a través de una mejor coordinación interdisciplinaria, evitando así la
sobreintervención y el desgaste tanto emocional como económico a los afectados.

Como pudimos observar el Modelo Barnahus busca reducir la victimización secundaria


basando sus principios en recursos y técnicas basadas en la evidencia.
Esta base teórica que lo sustenta, cuenta indudablemente con avales científicos y parece
que apunta hacia la dirección correcta a seguir, ya que los estudios muestran resultados
satisfactorios.

Siendo un desafío para los investigadores continuar aportando a la literatura nacional y


latinoamericana centradas en la diversas cultural y social que esta presenta de manera
particular, ya que habría una tendencia a comprar con poblaciones anglosajonas.

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