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4.1 Fuentes.
Como influencias para la formación del Amparo, podemos citar las siguientes:
▪ Norteamericana.
- “Habeas corpus” (“exhibición personal como garantía para la tutela de la vida e integridad
personal”). Instrumento procesal que tiene por finalidad el proteger la libertad personal de los
individuos; primero procedía contra detenciones de autoridades no jurisdiccionales sin orden ni
autorización de tribunal alguno y después se amplió contra órdenes de aprehensión dictadas por
jueces incompetentes.
▪ Española.
- El centralismo judicial en Nueva España, con las Audiencias de México y de Guadalajara, donde
se concentraban los asuntos judiciales, como ahora en los Tribunales Federales.
- La casación, por la cual se impugnaban las resoluciones de los jueces (una especie de tercera
instancia).
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▪ Francesa.
- Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (4 Ago. 1789). Modelo universal para
la proclamación de un catálogo de derechos en las Constituciones escritas.
En la época precolonial no se encuentran antecedentes del juicio de amparo, siendo hasta la Época Colonial,
cuando, según nos informa Juventino V. Castro, aparece el “amparo colonial”, “institución procesal que tiene
por objeto la protección de las personas en sus derechos, cuando éstos son alterados o violados por
agraviantes, que realizan actos injustos de acuerdo con el orden jurídico existente, y conforme al cual una
autoridad protectora, el virrey, conociendo directamente, o indirectamente como presidente de la Real
Audiencia de México, de la demanda del quejoso agraviado, sabe de la responsabilidad del agraviante y de
los daños actuales y/o futuros que se siguen para el agraviado, y dicta el mandamiento de amparo para
protegerlo frente a la violación de sus derechos, sin determinar en éste la titularidad de los derechos violados,
y sólo con el fin de protegerlos de la violación”.
La primera Constitución que tuvo vigencia, si bien sólo en el territorio de los insurgentes que luchaban por la
Independencia, fue el “Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana” (Apatzingán, Mich.,
22 Oct. 1814), influida por la Constitución española de Cádiz de 1812, la cual ofrece antecedentes de garantías
constitucionales, pues estableció un juicio de responsabilidad de los altos funcionarios por delitos oficiales,
entre ellos las violaciones de carácter constitucional. Asimismo, facultó a los ciudadanos para reclamar las
infracciones a la Constitución, pero sin referir ante qué autoridad podían hacerlo, si bien puede inferirse que
podía hacerse ante el Congreso o el Poder Ejecutivo.
La Constitución Federal de 1824 (Art. 137-V), inspirada en la Constitución Federal de los Estados Unidos,
confiere a la Suprema Corte la facultad de conocer de las violaciones a la Constitución y leyes federales, pero
este precepto no se reglamentó y no tuvo aplicación; asimismo, plasmó las “controversias constitucionales”
y el juicio político de los altos funcionarios de la Federación y de los Estados.
Con las Siete Leyes Constitucionales de 7 Dic. 1835 y 30 Dic. 1836, se estableció el modelo centralista de
inspiración francesa, que estableció un instrumento procesal denominado “reclamo”, para tutelar la
propiedad privada cuando fuera expropiada por causa de utilidad pública; asimismo, instituyó el Supremo
Poder Conservador, facultándolo para declarar la nulidad de los actos, resoluciones o leyes de cada uno de
los tres órganos del poder, a petición de uno o de los otros dos.
El 23 Dic. 1840, en el Estado de Yucatán, desconociendo el sistema centralista que prevalecía en la época, se
elaboró un “Proyecto de Constitución presentado a la Legislatura de Yucatán por su Comisión de Reformas,
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para la administración del Estado”, cuya autoría se atribuye a Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá, que
contenía un catálogo de derechos fundamentales y creó un sistema defensa de la constitucionalidad de las
leyes y de esos derechos por vía jurisdiccional llamado “amparo”. Dicho proyecto fue aprobado por el
Congreso del Estado de Yucatán el 31 de marzo de 1841.
Durante la vigencia de dicha Acta se promovieron los primeros juicios de amparo, cuya mayoría no pudo
resolverse por falta de la ley reglamentaria que debió emitirse conforme al Art. 5 del Acta; no obstante, según
nos informa Héctor Fix Zamudio, el 13 Ago. 1849 se dictó la primera sentencia de amparo por el Juzgado de
Distrito de San Luis Potosí, contra el acto de destierro de Manuel Verastegui, ordenado por el gobernador de
dicha entidad federativa, Julián de los Reyes.
La Carta Federal de 1857 consagró el predominio de la revisión judicial para el control constitucional,
estableciendo en sus Arts. 101 y 102, los lineamientos fundamentales del juicio de amparo, algunos de los
cuales han llegado hasta la actualidad.
En los años 1861, 1869 y 1882 se expidieron las primeras leyes de amparo, institución que se incorporó en los
Códigos de Procedimientos Civiles Federales de 1897 y 1908. En esta época, el amparo sirvió para proteger
preferentemente la vida y la libertad de los gobernados; asimismo, se introdujo el juicio de amparo contra
sentencias judiciales por la incorrecta aplicación de la ley secundaria, llevándose así al Poder Judicial Federal
los asuntos judiciales de los tribunales locales.
Los Arts. 103 y 107 de la Constitución de 1917 recogen la evolución del juicio de amparo y regulan las bases
de la institución, cuya esfera tutelar se ha ampliado a todo el orden jurídico nacional, lo cual ha derivado en
una mayor acumulación de los juicios de amparo en los tribunales federales, cuestión que llevó a crear los
Tribunales Colegiados de Circuito para el auxilio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 1951 y a
incrementar sucesivamente su número, privilegiándose que la Suprema Corte se transformara en un
organismo jurisdiccional especializado en la resolución de conflictos constitucionales, a la vez que en 1994 se
crea el Consejo de la Judicatura Federal, como órgano de administración, vigilancia y disciplina del Poder
Judicial, excepto de la propia Suprema Corte.
La reforma constitucional en materia de derechos humanos del 10 Jun. 2011 modificó las reglas del juicio de
amparo y la organización del Poder Judicial; además, dio lugar a que el 4 Oct. 2011 diera inicio la Décima
Época de la jurisprudencia, conforme al Acuerdo General 9/2011 de 29 Ago. 2011, emitido por la propia
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Suprema Corte de Justicia de la Nación, siendo el primero de mayo de 2021 cuando inicia la Undécima época
del Semanario Judicial de la Federación.
Es de destacar que la estructura del amparo ha permeado a diversos países que han adoptado esta institución,
como son: El Salvador (1886), Nicaragua (1893), Honduras (1894), Guatemala (1921), España (1931), Brasil
(1934), Panamá (1941), Costa Rica (1949), Venezuela (1941), Argentina (1966), Bolivia, Ecuador y Paraguay
(1967).
Además, el amparo mexicano ha trascendido en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, al haber
influido en las Declaraciones Americana (Art. 18) y Universal de los Derechos Humanos (Art. 8/o.), que
establecen la necesidad de que los países reconozcan en sus ordenamientos un procedimiento sencillo y
breve que ampare a los particulares contra la violación de los derechos fundamentales, además de que se
han visto influencias de esta institución, en tanto recurso efectivo ante una autoridad nacional competente,
en el Pacto Internacional de las Naciones Unidas sobre Derechos Civiles y Políticos (Art. 2/o., Frac. Tercera),
la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Art. 25.1), la Convención Europea para la Protección de
los Derechos y las Libertades Fundamentales (Art. 13) y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión
Europea (Art. 45).