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COMENTARIO 2: Fábula

Nos encontramos ante un texto lírico titulado Fábula, escrito por Octavio Paz. Es un
fragmento en el que habla de la Torre de Babel, una edificación mencionada en el
Génesis que explica por qué en el mundo se hablan distintas lenguas.
Según Coseriu, «Una lengua no es más que el conjunto de los actos lingüísticos
prácticamente idénticos de una comunidad (o de un mismo individuo en distintas
épocas), un sistema de isoglosas convencionalmente establecido, que abarca lo común
de las expresiones de una comunidad».
A primera vista, podemos ver cómo con referencias a la naturaleza («palabra como un
sol») describe un tiempo ideal en el que hay colectividad y calma. Así, «palabra» sería
un sinónimo de lengua y con ello el autor pretende recalcar la globalización de su uso,
tal es su magnitud que la compara con un sol. Esto se «rompe en fragmentos», lo que
entendemos como una metáfora que significa la aparición de las distintas lenguas y
con ello también los dialectos y subdialectos (patois). Así mismo, esos fragmentos se
pueden interpretar como las distintas unidades de una palabra como son los fonemas
(unidad mínima) o los morfemas, a partir de las cuales se forman infinitas expresiones
de jerarquía superior como son las oraciones y textos. En lingüística esto es lo que se
denomina dualidad o doble articulación, una de las características del lenguaje
humano según Faber & Jiménez.
Efectivamente, al hablar un solo idioma todos se entendían, pero el hecho de que se
originaran nuevas lenguas acabó con uno de los pilares de la comunicación entre las
personas. No obstante, no todo es negativo, pues esto también supone diversidad de
culturas. Aquí destacamos el binomio lengua-cultura del que habla Faber & Jiménez:
cada lengua divide y codifica el significado según la experiencia, necesidades y
creencias compartidas de la comunidad de hablantes, lo que hace que la lengua sea un
reflejo de su forma de vida.
Ferdinand de Saussure tiene una posición parecida. Considera el lenguaje como un
fenómeno de dos fases, una individual y otra social: por una parte, el habla (parole),
que se trata de la actividad de hablar y constituye el dominio absoluto del individuo;
por otra parte, la lengua (langue) constituye la norma, el sistema lingüístico que se
realiza al hablar, y pertenece a la sociedad («Nada existe en la lengua que no haya
existido antes en el habla»)

COMENTARIO 2: Ceci n’est pas une pipe


Nos encontramos ante un cuadro de René Magritte, titulado Ceci n’est pas une pipe (o
Esto no es una pipa, si lo traducimos). El tema principal es la oposición entre la imagen
y su leyenda. La obra muestra una imagen de una pipa acompañada de una frase que
niega tal realidad.
En primer lugar, enfocaremos este comentario desde el punto de vista de Muñoz
Martín sobre el significado. Afirma que «el significado es la relación convencional entre
los símbolos lingüísticos y sus conceptos correspondientes». Esto muestra el carácter
arbitrario del lenguaje humano (Faber & Jiménez, 2004), pues realmente somos las
personas quienes nos ponemos de acuerdo para dotar las palabras de significado; esto
es, relacionar el referente (el objeto en sí) y el significante (la cadena de sonidos
determinada, como en este caso /pipa/) con el significado (utensilio para fumar).
Entonces, ¿significan las palabras o son las personas las que las hacen significar?, pues
bien, según Faber & Jiménez, las dos cosas, porque aunque las palabras tienen un
significado central, también las personas pueden variar el significado según sus
intenciones o según el contexto de la situación o del discurso.
Sin embargo, en el caso de esta imagen no se nos da ningún dato extralingüístico, no
se encuentra bajo ningún contexto, por lo que su explicación queda a juicio de cada
persona: es subjetiva. Podemos interpretar que el autor se refería a que la imagen sí es
una pipa pero la leyenda («ceci» o «esto») es simplemente un texto escrito. También
que tanto la imagen como el texto son dibujos, líneas trazadas, y no el objeto real y
tangente.
Si retomamos el tema de los signos (y añado la definición de signo según Faber y
Jiménez: «todo elemento perceptible por los sentidos que está en lugar de algo»),
encontramos dentro de los distintos tipos que distingue C.S.Peirce los símbolos. Estos
son inventados y no guardan semejanza entre el referente y el significante, por lo que
solo pueden usarlos quienes sepan previamente su valor. Tal vez este sea su caso y
Magritte asocie la imagen con otro concepto que el resto desconocemos, por lo que
tendría sentido decir que no es una pipa.

COMENTARIO 3: Soflama murciana


Nos encontramos ante un texto lírico, un fragmento escrito en verso de la canción de
Er Tabardillo, titulada Soflama murciana. El tema principal es el orgullo de su forma de
hablar, que es el murciano. El hecho de que el murciano sea un lecto no estándar (una
variedad específica del castellano) hace que se asocie con un nivel social menos culto y
se considere socialmente inferior, al igual que el andaluz, provoca una reacción
negativa en el resto de personas que no forman parte del grupo de hablantes de este
lecto o dialecto. A esto se hace referencia en la segunda estrofa cuando dice « manque
los salvapatrias e los espelecha-curturas dimprecien nuestros raijos», entendiendo
«espelecha-curturas» como que si se erradica el uso de un dialecto, se pierde una
cultura.
El autor manifiesta su orgullo escribiendo tal como habla, lo que hace que, sobre todo
si no somos murcianos, no reconozcamos ciertas palabras o expresiones. Por ejemplo
«regomello» y «desprese». Sin embargo, aunque no sepamos el contexto en el que se
da esta declaración, entendemos cuál es la intención del autor y de qué se habla. Esto
se debe a una de las características del lenguaje humano, la productividad. Según
Faber & Jiménez, los hablantes de una lengua podemos comprender una cantidad
indefinidamente grande de enunciados, incluso los que nunca han sido previamente
considerados. Así, podemos comunicar mensajes mediante señales nuevas y
adecuarnos en distintas situaciones.
Desde el punto de vista morfosintáctico, el texto tiene cohesión y coherencia, pues se
usan los conectores correctamente y en su totalidad tiene sentido. El autor realiza una
transcripción fonética de su habla, escribiendo por ejemplo «buenos» como «güenos».
Además, podemos ver que aunque haya cambiado la consonante labial [b] por la
gutural [g], mantiene las reglas de acentuación del español cuando añade la diéresis.
COMENTARIO 4: Rayuela
Nos encontramos ante un texto narrativo que pertenece a Rayuela, la novela del autor
Julio Cortázar, concretamente al capítulo 68.
A primera vista, probablemente no entendamos el texto ni cuál es el tema que trata,
pues está en su gran mayoría formado por palabras inventadas o bien derivadas de
otras que sí existen, o al menos están recogidas en el Diccionario de la Real Academia
Española. Por ejemplo «amalar» o «hidromurias». Este conjunto de vocablos es el
«Gíglico», inventado por el propio Julio Cortázar para crear un juego de sonidos, lo que
puede captar la atención del lector o también confundirlo, en el caso de la primera
lectura del fragmento. En relación al Gíglico, encontramos en la lingüística los signos
lingüísticos, que Saussure dividió en significado y significante. El significado es el
concepto que asociamos al significante, esto es, a la cadena de sonidos determinada
de una palabra. La relación entre significante y significado es arbitraria y convencional,
es decir, necesita ser compartida por los demás para que se comprenda (por eso si no
conocemos las distintas palabras del texto nos costará más).
Sin embargo, una lectura más detallada permite ver que en realidad se comprende.
Esto se debe a una de las características del lenguaje humano: la productividad. Según
Faber & Jiménez, los hablantes de una lengua podemos comprender una cantidad
indefinidamente grande de enunciados, incluso los que nunca han sido previamente
considerados.
Además, desde el punto de vista morfosintáctico, el texto está bien cohesionado y se
mantienen las reglas de puntuación y acentuación del español, lo que contribuye a una
mejor comprensión. Otra de los motivos por los que tras varias lecturas entendemos el
texto, es porque tenemos información pragmática, esto es, sabemos el contexto en el
que se da el texto (aunque en un principio no lo parezca). Entendemos por contexto
cualquier aspecto extralingüístico como puede ser, en este caso, conocimiento de lo
que ocurre durante el acto sexual. Así, entendemos que se trata de un relato erótico.

COMENTARIO 5: Lolita
Nos encontramos ante un texto narrativo, un fragmento de la novela Lolita del escritor
Vladimir Nabokov, concretamente el principio del primer capítulo. El texto está escrito
desde el punto de vista del protagonista, Humbert, quien usa distintos recursos que
analizaremos más adelante para convencer al jurado y justificar sus sentimientos hacia
quien él llama Lolita, su hijastra de doce años.
Primero hace uso de la fonética al describir el recorrido que hace su lengua para
pronunciar el nombre de la niña y hay aliteración del mismo («Lo-lee-ta» […] «Lo. Lee.
Ta»). Continúa para indicar las distintas variaciones de su nombre dependiendo de la
situación o de la persona con la que hable. Así, deducimos que su madre la llama Lo,
pues dice que eso ocurre por la mañana, y lo más habitual es que su madre la
despierte para ir a la escuela. También es un hipocorístico, un acortamiento de forma
cariñosa. En el día a día, la llaman Lola; esto lo suponemos cuando dice «She was Lola
in slacks». Slacks son pantalones de vestir en la vida cotidiana. En la escuela, le llaman
Dolly, que es el diminutivo de Dolores en inglés, Dolores en los asuntos formales y
administrativos como por ejemplo en su DNI, y por último para él «Lolita».
De esta forma, podemos ver las variables contextuales del lenguaje de las que habla
Halliday. En el campo, tenemos que el propósito es, como hemos mencionado al
principio, justificar sus actos; el modo, es decir, el medio de intercambio, es un texto
escrito y en cuanto al tenor, esto es, la relación de poder entre los interlocutores, es de
formalidad. El protagonista trata de cuidar la forma en la que se expresa para
maquillar de amor y algo bello lo que realmente es una enfermedad mental, pedofilia.
El lector siente a la vez empatía y rechazo.

COMENTARIO 6: Advertencia
Nos encontramos ante un texto lírico, un poema escrito por Felipe Benítez Reyes que
se titula Advertencia y que pertenece a la obra Los vanos mundos (1982-1984). Está
estructurado en dos estrofas: la primera compuesta de once versos y la segunda por
nueve.
A primera vista, podemos ver que la intención comunicativa el autor es aconsejar a
alguien para afrontar una ruptura amorosa, la que presupone que experienciará el
lector. Si analizamos el texto desde la pragmática, advertimos la presencia de los actos
del habla. Según Ricardo Muñoz Martín «Siempre que hablamos decimos algo, pero
también hacemos algo, provocamos algo, esto es, realizamos un acto de habla».
J.L.Austin distingue tres tipos y en este poema aparecen todos: el locutivo porque se
hace referencia a una ruptura amorosa, informa; el ilocutivo porque, como hemos
mencionado anteriormente, el autor escribe con una intención concreta; y el
perlocutivo porque busca provocar un efecto en el receptor, en este caso,
afrontándolo con dignidad, no guardando rencor e incluso insinúa que tal vez es culpa
suya.
Así, se realiza un proceso onomasiológico en tanto que el autor expresa con signos de
la lengua un concepto que conoce gracias a que posee información pragmática, esto
es, conocimiento del mundo (en este caso sobre el amor); y un proceso semiológico
cuando el receptor lee el texto y lo comprende e interpreta.
Desde el punto de vista morfosintáctico, se hace uso de distintos recursos literarios
como es el paralelismo al principio de cada estrofa («Si alguna vez sufres -y lo harás-» y
«Así que cuando sufras -y lo harás-») y repetición de «por alguien que te amó». El
texto está bien cohesionado y tiene coherencia, pues se usan los conectores
correctamente y en su totalidad tiene sentido.

COMENTARIO 7: Advice from a Caterpillar


Nos encontramos ante un texto narrativo, un fragmento que pertenece a la novela de
fantasía Alice in Wonderland, cuyo autor es Lewis Carroll. El tema principal es la
conversación entre la Oruga y Alicia cuando esta llega al «País de las Maravillas». El
discurso está formado por pares adyacentes, esto es, una secuencia de turnos en la
que lo que dice el emisor influye en la forma en la que responde el receptor. En este
caso, es una secuencia de pregunta-respuesta.
Sin duda alguna, la mayor peculiaridad de este texto es que un ser humano (Alicia) esté
hablando con un animal («the Caterpillar» o si lo traducimos «la Oruga») en la misma
lengua, es decir, el mismo sistema de isoglosas.
Sin embargo, ambos tienen dificultades en entenderse porque uno de ellos no cumple
el principio de cooperación y con esto, tampoco las máximas de comunicación. En
pragmática, las máximas de comunicación son una serie de reglas que favorecen la
comprensión entre los interlocutores (H.P.Grice, 1975).
En este caso, Alicia incumple la máxima de modo, pues no se expresa con claridad («“I
can’t explain myself, I’m afraid, Sir,” said Alice, “because I’m not myself, you see.” “I
don’t see,” said the Caterpillar.»). Esta situación puede darse también porque para
Alicia el País de las Maravillas es algo que nunca ha visto antes, y se siente extraña,
sobre todo porque cambia de tamaño; mientras que la Oruga está acostumbrada y no
entiende por qué se siente así («Alice replied, very politely, “for I can’t understand it
myself, to begin with; and being so many different sizes in a day is very confusing.”
“It isn’t,” said the Caterpillar.»)
Por otro lado, podemos ver cómo a medida que avanza la conversación Alicia se
enfurece debido a la frustración que le genera no saber qué pasa y a las continuas
preguntas de la Oruga, que no pone de su parte e intenta entenderla. Así, una de las
unidades del discurso como es la cortesía, se va perdiendo. En lingüística, la cortesía se
refiere al conjunto de estrategias de desarrollo de la conversación por parte de los
hablantes. Esta se vale de las normas de relación: distancia, deferencia y camaradería.
Alicia rompe con la última al dejar de comportarse amistosamente. También podemos
apreciar el cambio de «Sir» a «you» que hace Alicia al referirse a la Oruga, mientras
esta se refiere a la niña todo el tiempo como «you». Esto muestra que la relación entre
los interlocutores es de desigualdad y que al principio Alicia también cumplía la norma
de distancia, de evitar imponerse.
Por último, Alicia decidió marcharse, lo que llamó la atención de la Oruga, que le pidió
que volviera. Esta vez, intenta comprenderla pero de nuevo acaba en un intento
fallido, pues Alicia comienza a recitar lo que le ordena la Oruga pero no era
exactamente a lo que se refería esta última; de nuevo hay una falta de comprensión
entre ambos («“Repeat, ’You are old, Father William,’” said the Caterpillar. Alice
folded her hands, and began: “You are old, Father William,” the young man said […]
“That is not said right,” said the Caterpillar»).

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